RECOPILACION DE ARTICULOS DEDICADOS A LA MEMORIA DEL
PRESIDENTE
DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA COMANDANTE
HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRIAS EN EL SITIO REBELION (III)
5) ARTÍCULOS Y COMENTARIOS
PUBLICADOS EL DIA 10-03-2013
La
semilla de Chávez
Alfredo Serrano Mancilla - Página 12
El neoliberalismo nunca
trató con júbilo la existencia de Chávez. El capitalismo tampoco. En el año
1992, el 4 de febrero, Chávez encarnó el espíritu pleno del Caracazo, de
rebelión popular, de rechazo al modelo concentrador de riqueza garantista del
vivir mejor de unos pocos a costa del vivir bien de las mayorías. Chávez lo
intentó por la vía rápida; quizá fuera un error táctico pero, sin dudas, todo
un acierto estratégico. Este hecho le permitió ser el portavoz de un pueblo
azotado por las políticas emanadas de Washington en plena consolidación de las
décadas perdidas. En esos años, los desajustes estructurales y los programas de
desestabilización eran los ejes de las políticas impuestas desde los centros de
poder para construir periferias disponibles al servicio de la tasa de beneficio
de las grandes corporaciones. Mientras que la integración neoliberal de la
Unión Europea se iba tejiendo, América latina comenzaba a despertar –a modo de
nuevo topo– bajo el liderazgo de Chávez, quien ganó las elecciones contra
pronóstico en el año 1998. Su primera decisión fue respetar el poder emanado
del pueblo como sujeto constituyente: jamás habría cambio sin salir del yugo de
un poder constituido que institucionalizó sólidos mecanismos para excluir a las
mayorías. A partir de ese momento, las zancadillas fueron innumerables: golpe
de Estado, paro petrolero, intentos de desestabilización (interna y externa),
presión mediática internacional y amenazas de todas las fuerzas económicas
globalizadas.
Chávez sólo pensó en su
pueblo. Redujo la pobreza y la desigualdad tal como lo afirma la propia Cepal;
la pobreza pasó del 49,7 por ciento en 1999 al 27,8 por ciento; la pobreza
extrema bajó del 25 al 7 por ciento, el índice de desigualdad transitó de 0,49
a 0,39. Se alcanzaron niveles satisfactorios en seguridad alimentaria, como así
lo manifiesta la FAO, en el año 2012. Venezuela es ya una zona libre de
analfabetismo, según la Unesco. La tasa de matriculación universitaria es la
segunda más alta de América latina (después de Cuba) y la quinta del mundo,
según la misma Unesco. La inversión social llegó a ser más del 50 por ciento
del PIB. El índice de desarrollo humano también fue mejorado según el Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo. Se hicieron más viviendas en el año 2012
que en todos los Estados Unidos (tal como lo afirma el Centre for Economic
Policy Research). En el año 2012 se entregaron más de 200 mil viviendas; la
gran diferencia es que las viviendas venezolanas eran para el pueblo, sin
especulación, sin burbuja, y con un sentido fuertemente democrático, de
viviendas gratis para todos los que los necesitan. Además, hace días, y a pesar
de lo que dicen los medios hegemónicos, Venezuela conformó parte del Consejo de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Todo eso es Chávez. Los beneficios son
del pueblo; la deuda a saldar es la social; la soberanía e independencia es
defender los recursos estratégicos, y el mercado sólo sirve si es siervo del
ser humano. El poder ya no es el financiero, ahora es el popular. Chávez optó
por dejar a un lado los eufemismos y prefirió dedicarse a hacer política de
verdad, legitimado por el apoyo de las mayorías, bajo un modelo de democracia
real donde los procedimientos son importantes, pero más importantes son los
múltiples ámbitos donde el pueblo exige bienestar y justicia social.
No obstante, Chávez no
sólo es un líder para adentro, sino que es fundamental en términos
geoestratégicos para la región y, por qué no decirlo, para buena parte del
mundo. Siempre tuvo claro que sólo es posible cambiar hacia adentro, cambiando
las relaciones de poder hacia afuera. Con su “ALCA, ALCA, al carajo” rechazó el
Acuerdo de Libre Comercio para las Américas impulsado por los Estados Unidos y
creó otra forma justa de integrarse para los pueblos: el ALBA. Hasta inventó
una nueva moneda de compensación regional, el sucre, que refleja realmente el
poder visionario de este hombre de época que intuía el cambio de tendencia
sobre el uso monopólico del dólar como patrón de moneda internacional. Impulsó
la creación de Unasur. Y, por último, logró crear la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (Celac), mermando protagonismo a la OEA, que ya
deja de ser el único espacio ordenador en la región. El cambio de piezas no es
menor: Cuba por Estados Unidos. Chávez es, desde ya, el nuevo libertador del
siglo XXI.
Chávez cambió la historia
de Venezuela, fue fundamental en el nuevo rumbo de los caminos de América
latina y participó significativamente a favor de una nueva reconfiguración del
orden geoeconómico mundial. Puso el sur como norte en plena transición geopolítica.
Quizá sirva para la periferia europea: sí se puede. Esto en Venezuela nunca fue
un slogan, es la mismísima verdad. La semilla del chavismo ha echado raíces.
Gracias, comandante.
* Doctor en Economía. Coordinación América latina CEPS.
La
Importancia histórica y planetaria del prócer Hugo Chávez Frías
Leyde E. Rodríguez Hernández - Rebelión
Como expresó Chávez, el 4
de febrero de 1992: “(…) Es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones
y el país (Venezuela) tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino
mejor”
No por imaginado el
fatídico momento, después del desalentador comunicado sobre el estado general
delicado del presidente y comandante de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez
Frías, el 4 de marzo de 2013, la noticia de su fallecimiento, al día siguiente,
ha dejado de ser muy estremecedora, para sus admiradores y la opinión pública
mundial, que seguía día tras día, hora tras hora, la evolución de la salud del
dirigente más popular y carismático de América Latina.
Conocer su ausencia
física, es una novedad que conmueve a todas las personas de buena voluntad. El
presidente de los pobres, el que hizo más por ellos, el que más nutrió a
Venezuela de realizaciones sociales, culturales y democráticas, merece honor.
Nunca antes en la historia contemporánea, un hombre, un líder revolucionario de
un país del Tercer Mundo, había logrado tantos progresos, en tan corto tiempo,
para su pueblo, la América Latina y el Caribe, como hizo Hugo Chávez Frías.
Debe recordarse que,
cuando la historia parecía detenida y algunos teóricos de la política
desconfiaban de la viabilidad del socialismo, en aquellos días del fin de la
historia, de Francis Fukuyama, y terceras vías, de Anthony Blair, de
rendiciones en el ideal del socialismo “real” soviético y de Europa del Este;
en esos tiempos en que la humanidad caía en la confusión y el conformismo, por
la supuesta victoria del capitalismo frente al eurocomunismo, hubo un hombre,
que se llamó Hugo Chávez, dispuesto a luchar, desde el pensamiento Bolivariano,
por la construcción del socialismo.
Sólo una voz solitaria,
desde una isla en el Caribe, insistía en que el socialismo sí era posible en
aquella coyuntura de desarraigo de las ideas de izquierda y progresistas.
Entonces, un nuevo Quijote, Chávez, vino a acompañar a Fidel Castro, que no
cesaba de advertir sobre los peligros que amenazan a la especie humana, y el
fracaso rotundo de la política económica neoliberal. Cuando el campo socialista
se derrumbó y la URSS se desintegró, el imperialismo, con el puñal afilado de
su bloqueo se proponía ahogar en sangre a la Revolución Cubana; Venezuela, un
país relativamente pequeño de la dividida América, fue capaz de impedirlo.i
En ese ambiente mundial,
el 4 de febrero de 1992, un gobierno consagrado en elecciones burguesas, fue
desconocido e impugnado por un hecho de fuerza de carácter revolucionario: un
movimiento cívico-militar asumió el liderazgo de una protesta social iniciada
en el mismo mes, años antes, conocida como “El Caracazo”, ocurrido el 27 de
febrero de 1989. El líder militar Hugo Chávez, quien como pocos supo comprender
el sentimiento nacional de descontento, harto ya de tanta opresión y del
desconocimiento del pueblo, tomó posición y emprendió una arremetida no sólo
contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien fungía como presidente de la
República, sino también, contra las políticas que ignoraban el clamor y las
necesidades populares, contra la corrupción exacerbada de los funcionarios
estatales, contra la exclusión de los más desfavorecidos y la sumisión ante los
intereses económicos y financieros imperiales.ii
La rebelión cívico-militar
del 4 de febrero de 1992, fue el primer gran hecho histórico de gran relevancia
para la historia reciente de Venezuela, y para los pueblos latinoamericanos y
caribeños. Pronto Chávez, en 1998, convertido en un indiscutible Cristo
redentor de su pueblo, se erigió en candidato insumiso a las oligarquías,
ganando unas elecciones presidenciales diseñadas para impedir el triunfo de los
condenados de la tierra. ¿Podría esperarse una hazaña política mayor? A partir
de entonces, el gobierno bolivariano se declara antiimperialista,
anticapitalista y socialista. Esta postura de construir un nuevo socialismo en
el siglo XXI, es su principal legado esperanzador para la humanidad. La
Revolución Bolivariana liderada por Chávez constituyó un renacer para los
oprimidos de todo el mundo, en aquella etapa de apogeo del pensamiento único
impuesto por el imperialismo. Desde entonces, fueron numerosos los países de
las Antillas, Centro y Suramérica que Venezuela, además de sus grandes planes
económicos y sociales, fue capaz de ayudar.
El principal logro de la
Revolución Bolivariana se encuentra en su plena independencia y soberanía
nacional, lo que le ha permitido, a Venezuela, el fortalecimiento de la
democracia participativa, el incremento del gasto social, la alfabetización, el
aumento de los servicios de salud, viviendas, el incremento de la igualdad de
género, el acceso de la población a las nuevas tecnologías, el aumento de las
pensiones, la disminución de la pobreza, la inequidad, la desnutrición, el
desempleo y la reducción de la concentración de los medios de comunicación.
El mayor desafío, para la
Revolución Bolivariana, es el mantenimiento de la unidad entre todos los
componentes cívicos y militares del proceso político, hasta ahora victorioso
bajo la dirección de Chávez. Los mismos factores comprometidos en la
continuación del programa Bolivariano trazado por Chávez, con vistas al periodo
constitucional 2013-2019. Esta estrategia contiene cinco objetivos
estratégicos, que conforman el II Plan Socialista de la Nación “Simón Bolívar”,
entre los cuales se encuentran consolidar la independencia nacional, continuar
la construcción del Socialismo Bolivariano, convertir a Venezuela en una
potencia no solo económica, sino también social y política; contribuir al
desarrollo de una nueva geopolítica internacional que defienda la visión de una
configuración de fuerza anti-hegemónica, así como la preservación de la vida y
la salvación de la especie humana.
Hay que reconocer que la
estrategia internacional diseñada por la Revolución Bolivariana acercó las
relaciones con todos los países de América Latina y el Caribe. Los resultados
concretos en política internacional se encuentran en el despliegue de los
mecanismos de integración como PETROCARIBE, la Alianza Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR),
la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), y el ingreso al
Mercado Común del Sur (MERCOSUR). De carácter estratégico, en el interés de
lograr una nueva arquitectura financiera regional y mundial, es la creación del
Banco del Sur, que ha sido aprobado por la mayoría de los países de la región.
La política exterior
bolivariana también impactó a África. Entre los importantes avances en las
relaciones con esta región, se destacan las cumbres de los países de América
del Sur y África (ASA); y cada vez cobran más vitalidad los vínculos de Caracas
con China, Rusia, Vietnam, Corea del Norte, Irán, Bielorrusia y, en general,
con todos los países europeos, siempre en el marco del respeto a la soberanía y
la libre determinación de los pueblos. En ningún otro periodo de su historia,
Venezuela desarrolló una política exterior tan amplia, solidaria y diversa en
beneficio propio y de otras naciones.
Una breve mirada al
alcance y la contribución de los proyectos mencionados, demuestran la enorme
contribución de la Revolución Bolivariana, y del liderazgo de Hugo Chávez, a la
política internacional del siglo XXI. Comentaré aquí cada uno de ellos:
PETROCARIBE (Petróleo solidario para el Caribe). Esta organización fue
creada el 29 de junio del 2005, en la ciudad de Puerto La Cruz, suscrita
inicialmente por 14 países, como un acuerdo de cooperación energética.
PETROCARIBE es una respuesta a los abusos que los buques foráneos realizaban a los
países del Caribe con la venta del petróleo, imponiéndoles precios de
transportación excesivos. Por eso el acuerdo está basado en la eliminación de
todos los intermediarios, solo intervienen entidades dirigidas por los
gobiernos. Se busca la transformación de las sociedades latinoamericanas y
caribeñas, haciéndolas más justas, participativas y solidarias. La idea se
concibe con la finalidad de crear un proceso integral que promueva la
eliminación de las desigualdades sociales, fomenta la calidad de vida y una
participación efectiva de los pueblos.
ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Fue creada
en La Habana, el 14 de diciembre del 2004, por el acuerdo de Venezuela y Cuba,
como una iniciativa de los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro;
posteriormente ingresaron: Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y
las Granadinas, Antigua y Barbuda. Honduras abandonó la Alianza luego del golpe
de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya, el 29 de junio del 2009. Es
el resultado de la lucha contra los tratados de libre comercio (TLC), que
impone la estrategia de dominación de los Estados Unidos. Es uno de los más
importantes mecanismos de integración en el que se aprovechan las ventajas
cooperativas entre las diferentes naciones asociadas, para compensar las
asimetrías entre las mismas, lográndose mediante fondos compensatorios,
destinados a la disminución de las desigualdades intrínsecas de los países
miembros, y con la aplicación del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP).
El ALBA-TCP es un mecanismo de integración de nuevo tipo porque otorga
prioridad a la relación entre los propios países, en pie de igualdad y en el
bien común, utilizando el diálogo subregional y multiplicando las alianzas
estratégicas, para fomentar el consenso y el acuerdo entre las naciones
latinoamericanas. En fin, el ALBA ha simbolizado un nuevo amanecer político
para “Nuestra América”.
UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). Nació el 18 de diciembre del 2004
durante la III Cumbre Suramericana reunida en Cuzco, Perú. Los presidentes de
los 12 países de América del Sur firmaron la Declaración de Cuzco, mediante la
cual decidieron conformar la Comunidad de Naciones Suramericanas, que fue
evolucionando a través de la Cumbre de Cochabamba, celebrada el 9 de diciembre
del 2006. Los mandatarios de Suramérica, reunidos en la Cumbre realizada en la
isla de Margarita, el 17 de abril del 2007, decidieron renombrar a la comunidad
como Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), creada sobre una región con raíces
comunes.
Este esfuerzo regional dio
fundación a la Unión de Naciones Suramericanas en la Reunión Extraordinaria de
Jefes de Estado y de Gobierno en la ciudad de Brasilia, República Federativa
del Brasil, el 23 de mayo del 2008, donde se suscribió su tratado constitutivo,
que entró en vigor el 11 de marzo del 2011, por lo que la UNASUR se convirtió
en una entidad jurídica durante la reunión de Ministros de Relaciones
Exteriores en Ecuador, donde se puso la piedra fundamental de la sede de la
Secretaría. En octubre del 2011 UNASUR fue reconocida como miembro observador
de las Naciones Unidas (ONU). La UNASUR es un mecanismo de integración regional
sin el patrocinio de los Estados Unidos, lo que significa la preservación de la
independencia y la soberanía de las naciones suramericanas.
CELAC (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe). Fue creada el 2
y el 3 de diciembre del 2011 en Caracas, con la participación de 33 países, y
manifiestamente excluidos los Estados Unidos y Canadá, a pesar de los intentos
de sabotaje desde Washington y sus gobiernos subordinados en América Latina. La
CELAC es otro de los notables logros del proceso de integración bolivariano. Es
una respuesta estratégica a la inoperancia y obsolescencia de la Organización
de Estados Americanos (OEA), convertida en ministerio de colonias
estadounidenses, utilizada por los Estados Unidos como instrumento de
dominación y para justificar intervenciones militares en los países de América
Latina y el Caribe.
ASA (América del Sur y África). Iniciada en la Cumbre América del
Sur-África, celebrada en Margarita, el 25 de septiembre del 2009, contó con la
participación de 29 gobernantes africanos y ocho de Suramérica. Es un mecanismo
multilateral que busca trazar objetivos comunes, con espíritu de gran
solidaridad y por medio de colaboraciones estratégicas y de cooperación
Sur-Sur, para estimular la capacidad de desarrollo sostenible de los países
miembros. ASA busca mejorar el comercio exterior y la cooperación entre las dos
regiones, así como aumentar la inversión entre África y América del Sur, además
de favorecer el intercambio de tecnologías que sirvan para añadir valor a las
materias primas.
Asimismo, se propone promover la participación del sector privado en dichas
iniciativas a través de las asociaciones nacionales de negocios y la posible
creación de una Asociación de Negocios África-América del Sur, así como la
creación del Banco de Inversión Africano de la Unión Africana. ASA es el
acercamiento entre dos continentes similares, ubicados en el llamado Tercer
Mundo o la periferia del dominante centro capitalista. Procesos similares
Venezuela intenta extender a Asia y Medio Oriente.
Un importante éxito de la
política exterior bolivariana fue la entrada, como miembro pleno, de Venezuela
al MERCOSUR, considerada entre las primeras cinco economías más grandes del
sistema-mundo, que funciona con solidez ante la crisis por la que atraviesa el
modelo económico neoliberal en los Estados Unidos y la Unión Europea.
Las substanciales
contribuciones de la Revolución Bolivariana al orden, la paz y la
institucionalidad de las relaciones políticas y económicas internacionales del
siglo XXI, tienen como objetivo el mejoramiento de las condiciones de vida de
los pueblos del Sur. Cada uno de estos procesos, mecanismos e instituciones de
signo progresista y humanista en la política internacional, han podido
concretarse y consolidarse porque asistimos a una época de cambio en la
correlación de fuerzas en América Latina y el Caribe, a favor de los pueblos, aunque
todavía no sea así al interior de todas las naciones, y sin que sea todavía un
proceso irreversible, pues esta tendencia o movimiento favorable a la izquierda
seguirá enfrentando múltiples desafíos y amenazas provenientes de las
pretensiones de dominación capitalistas, generadas por las burguesías
latinoamericanas serviles a las viejas políticas coloniales y hegemónicas de
los Estados Unidos en la región.
En lo adelante, Venezuela
estará inevitablemente signada por el legado trascendental y el ejemplo
paradigmático del prócer Hugo Chávez Frías. Los continuadores de la Revolución
Bolivariana tienen la responsabilidad histórica de continuar el ciclo de
oportunidades progresistas en América Latina y el Caribe, que impulsan los
procesos y mecanismos unitarios hacia un sistema-mundo más equilibrado,
solidario, democrático, favorable a la cooperación económica entre los pueblos
y al respeto a la igualdad soberana entre las naciones.
Como expresó Chávez, el 4
de febrero de 1992: “(…) Es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones
y el país (Venezuela) tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino
mejor”.iii
iVéase el texto integro de la carta enviada por el compañero Fidel a Hugo
Chávez en ocasión de su regreso a la República Bolivariana de Venezuela. Diario
Juventud Rebelde, 19 de Febrero de 2013.
ii Véanse las interesantes crónicas de Toby Valdarrama: “La importancia
histórica de Chávez” y ¿Es posible el Socialismo”, en “Un Grano de Maíz”.
www.Ungranodemaiz.blogspot.com
iii Tomado de “A 20 años de la siembra de la patria nueva”. 4F. 1992-2012.
Boletín Informativo del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”.
Febrero 2012.
Hugo
Chávez, socialista y feminista
Natalia Rosetti - publico.es
Si hay algo innegable de
los procesos de transformación social en Latinoamérica es la inclusión de
sectores sociales históricamente excluidos. Aunque lo quieran vestir de
populismo, hasta la prensa conservadora tiene que reconocerlo. Es difícil
revertir siglos de historia colonial e imperialista, pero algunos países como
Bolivia, Ecuador o Venezuela han resuelto –están resolviendo- sus encrucijadas
de forma particular, pero también cuentan con un elemento en común: el
protagonismo de las mujeres.
Y lo debemos destacar en
estos días en que la revolución bolivariana pierde a Hugo Chávez. Hay personas
que resumen ideas, sintetizan programas, representan proyectos y esperanzas.
Aunque evidentemente una única persona no puede ejemplificarlo todo, Hugo
Chávez será recordado como el gran revolucionario que era, referencia mundial
de que sí existen alternativas al régimen capitalista y patriarcal. Un proyecto
alternativo tal y como él se definió: “socialista y feminista”.
La Constitución
bolivariana de 1999, en su artículo 88, establece que “ el Estado reconocerá el
trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado y produce
riqueza y bienestar social ”. Por primera vez se reconocía el trabajo invisible
e imprescindible de las mujeres y se les otorgaba el derecho a tener seguridad social
y un salario mínimo. Desde la Europa de los recortes, en un contexto en que las
políticas de igualdad han pasado a último plano, esto sin duda parece
revolucionario. En el plano simbólico, se incorpora el uso de un lenguaje no
sexista para referirse a hombres y mujeres.
Que las mujeres sufren
especialmente la pobreza está de sobras documentado. Por eso también era
importante empoderar a las mujeres y la creación del Banco de Desarrollo de la
Mujer (Banmujer) tenía y tiene como objetivo impulsar, a través de la concesión
de microcréditos y apoyo técnico, una economía basada en la solidaridad y la
ayuda mutua. Entendiendo el desarrollo desde la proximidad, desde el
diagnóstico participativo de lo que necesitan las comunidades para aportar lo
más necesario y hacerlo desde la cooperación. Un discurso y unos valores de
fondo que nada tienen que ver con la competitividad capitalista y que conciben
la economía a partir de las necesidades humanas.
En las zonas populares, en
las Misiones (los programas sociales impulsados por el Gobierno de Chávez) en
los Consejos comunales donde la gente se autoorganiza desde abajo, en los
movimientos sociales, las mujeres han tenido un papel protagónico. Sólo hay que
visitar los cerros y comprobar que mucho de lo que se ha logrado ha sido en
gran parte gracias a la fuerza y obstinación de estas mujeres que han visto,
por primera vez en su vida, que un gobierno las ha tenido en cuenta.
Por esto, aunque la
dimensión feminista del socialismo del siglo XXI no sea aún muy visible sobre
todo desde Europa, hay que reconocer que Hugo Chávez supo sumar e incorporar
diversas sensibilidades, también la feminista. Comprendió mejor que nadie que
sin igualdad de clase, sin igualdad de género, sin igualdad étnica, no se puede
avanzar hacia una sociedad realmente justa. Sin duda, aún queda mucho camino
por andar y una agenda pendiente de cambios en profundidad para acercarse a la
igualdad. Son muchos los retos en cada frente.
La revolución bolivariana
sería inexplicable sin la figura de Hugo Chávez, y será recordado al lado de
luchadores como Salvador Allende, o incluso el Ché Guevara, y de tantas mujeres
y hombres que han dado su vida por construir un mundo más justo. Recordemos al
presidente venezolano como el hombre que fue capaz, entre otras cosas, de dar
esperanza a los pueblos del mundo que luchan por su dignidad, pero también de
dar voz a las mujeres dentro de estas luchas. En definitiva, el 8 de marzo
reivindiquemos que el legado de Chávez también es y será feminista.
Fuente: http://www.publico.es/internacional/451777/hugo-chavez-socialista-y-feminista
Chávez:
la integración latinoamericana y la relación con el mundo
Maximiliano Sbarbi Osuna
El presidente venezolano
Hugo Chávez logró construir un espacio de integración en América Latina, a
pesar de las dificultades con Colombia y Estados Unidos y la rivalidad con el
poderoso Brasil. El fortalecimiento de la OPEP y su alianza con Rusia, China e
Irán le permitieron a Venezuela romper con el alineamiento automático con Washington.
Las relaciones
internacionales durante la presidencia de Hugo Chávez cambiaron no sólo la
forma de hacer diplomacia en Venezuela, sino que también los objetivos fueron
diferentes.
Chávez se distanció del
neoliberalismo encarnado por el ex presidente Carlos Andrés Pérez y de la
política pronorteamericana que caracterizó a la mayoría de los gobiernos
latinoamericanos de la década del 90.
Por supuesto, en sus años
de gobierno hubo vaivenes y hasta contradicciones en la forma de relacionarse
con la región y el mundo, pero el contexto internacional fue muy cambiante y
tuvo que adaptarse a las circunstancias que le tocaban.
CONSTRUCCIÓN DE UN LIDERAZGO REGIONAL
El gobierno de Chávez
profundizó el modelo petrolero histórico de Venezuela, hasta tal punto que casi
el 90 % de los ingresos provienen de las exportaciones de hidrocarburos. El
alza de los precios del crudo le permitió a Chávez incrementar su influencia
energética hacia otros países latinoamericanos y del Caribe a través de la
creación de Petrocaribe, Petrosur y Petroandina.
Venezuela intercambió
hidrocarburos por materias y recursos humanos faltantes como por ejemplo
médicos y maestros que le aportó Cuba, astilleros, insumos industriales,
alimentos y productos mineros procedentes de otros países de la región.
Aprovechando un vacío
dejado por Estados Unidos y su lucha contra el terror en Medio Oriente y Asia,
Chávez creó el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América) y
lideró un bloque de varios países que eran afines a sus intereses, como por
ejemplo Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y otros países caribeños, que fueron
beneficiados con el petróleo venezolano a precios inferiores a los del mercado,
a cambio de una alineación con las políticas venezolanas.
En tanto, la UNASUR fue
otro de los logros que Chávez impulsó con varios países de la región para
lograr una mayor integración y la resolución de conflictos internos sin la
desprestigiada injerencia de la OEA. El ingreso al Mercosur, trabado por el
Parlamento paraguayo, que dio un golpe express contra Fernando Lugo y que
defiende los intereses de los terratenientes, fue otro elemento positivo para
el bloque y para Venezuela.
Además, la creación de
Telesur, fue un espacio televisivo alternativo para disputarle a la CNN el monopolio
de la comunicación en la región.
RELACIONES AMBIVALENTES CON BRASIL
Sin embargo, esta
construcción del liderazgo se vio opacada por el crecimiento económico y
geopolítico de Brasil. A pesar de las múltiples diferencias, Washington
depositó en Brasilia la confianza para no perder América Latina a manos de
Chávez y su política abiertamente hostil hacia Estados Unidos.
Las fricciones con Brasil
se registraron principalmente por los préstamos del BNDES (Banco de Desarrollo
de Brasil), el cuestionable accionar de algunas compañías brasileñas en países
del ALBA y el expansionismo económico brasilero en el continente.
Aunque ambos países
coincidieron en varios puntos, como por ejemplo el acercamiento a Irán, los
múltiples acuerdos con Rusia y China, la creación del Banco del Sur y la
contribución al fracaso del ALCA, el área de Libre Comercio continental que
propiciaba el ex presidente norteamericano, George W. Bush.
El Gasoducto del Sur fue
otro de los proyectos que Chávez planeó con el ex presidente brasileño Lula da
Silva, el ex mandatario argentino Néstor Kirchner y el líder boliviano, Evo
Morales. Pero, Chávez reconoció en 2007 que el proyecto estaba estancado y que
las trabas en la infraestructura y en las inversiones lo demorarían por lo
menos dos décadas.
La injerencia de Chávez en
la política latinoamericana fue pujante. Un ejemplo fue su intromisión en la
campaña electoral peruana de 2006 a favor de Ollanta Humala. Este hecho fue uno
de los principales motivos por lo que los peruanos rechazaron al candidato.
Aunque, su mutuo alejamiento público permitió que en 2011 Humala accediera a la
presidencia.
CONFLICTOS CON COLOMBIA
La fructífera relación
comercial con Colombia comenzó a deteriorarse en 2002, durante la presidencia
de Andrés Pastrana, ya que Chávez acusó a Bogotá de asilar a dos instigadores
del fallido golpe contra el presidente venezolano el 11 de abril de ese año.
Por otra parte, Colombia acusó a Chávez de apoyar a la guerrilla FARC.
La captura en territorio
venezolano, en 2005, de un miembro de la guerrilla, Rodrigo Granda, ahondó la
crisis, ya que Chávez acusó al gobierno del presidente Álvaro Uribe de violar
las fronteras.
Luego, en 2007 la
exclusión abrupta de la mediación de Chávez para la liberación de la
secuestrada Ingrid Betancourt causó la ira del presidente venezolano, que
creció en marzo de 2008 con el bombardeo del Ejército colombiano a una base de
las FARC situada en Ecuador, y en el que murió el número dos de las FARC, Raúl
Reyes.
En tanto, el comercio se
vio interrumpido, perjudicando a ambos países. Pero, a mediados de 2010 la
ruptura de las relaciones se hizo efectiva cuando Uribe aportó supuestas
pruebas de la protección de Chávez a las FARC basándose en archivos encontrados
en la computadora secuestrada a Reyes.
Recién a fines de 2010,
con la asunción de Juan Manuel Santos como presidente colombiano, la búsqueda
mutua del diálogo y la captura por parte de Venezuela de varios integrantes de
las FARC, la confianza y las relaciones se restablecieron.
RELACIONES CON ESTADOS UNIDOS
A pesar de la retórica
antiimperialista de Chávez, la empresa petrolera venezolana PDVSA es dueña del
10 % de las estaciones de servicio en Estados Unidos, mientras que Caracas es
el quinto suministrador del petróleo que Washington importa.
Varias veces insultó
públicamente al ex presidente Bush y rompió relaciones diplomáticas con Estados
Unidos en 2008 al solidarizarse con Bolivia, que había echado al embajador
norteamericano en La Paz.
Luego del mandato de Bush,
el diálogo con el nuevo presidente, Barack Omaba, pareció retomarse. Aunque, el
golpe en Honduras de 2009 y la política norteamericana hacia América Latina,
que no varió sustancialmente con el nuevo presidente, disparó críticas de parte
de Chávez. Pero, las relaciones económicas bilaterales no se vieron
perjudicadas.
PROYECCIÓN INTERNACIONAL
Luego del intento de golpe
de abril de 2002, Chávez se volvió más agresivo con Estados Unidos y con el
gobierno español de José María Aznar, a quienes acusó de apoyar la
conspiración.
Sin embargo, logró
restablecer relaciones cordiales con la España de Zapatero y se reconcilió con
el Rey Juan Carlos, luego de la famosa frase pronunciada por el monarca “¿Por
qué no te callas” en un foro internacional.
El petróleo espeso, y poco
común, presente en la Franja de Orinoco le permitió a Chávez convertirse en un
actor de peso dentro de la OPEP (Organización de Países Exportadores de
Petróleo). El descubrimiento en 2011 de nuevos yacimientos posicionó a
Venezuela como el país con mayor cantidad de crudo, pero debido a la incompleta
infraestructura no llegó a convertirse en el principal exportador.
La crisis financiera
iniciada en 2008 fue un golpe duro para la economía venezolana, dado que el
barril de petróleo llegó a bajar hasta los 60 dólares, aunque luego
progresivamente fue incrementando su valor.
En tanto, las alianzas
energéticas y militares con Rusia y China le permitieron a Chávez crear un
espacio alternativo a dónde vender sus productos petroleros y por otro lado,
accedió a armarse y a pedir créditos de países emergentes y no de los
tradicionales organismos multilaterales.
Con Rusia, Venezuela firmó un contrato de los 4.400 millones de dólares en
armamentos y fue considerado un país estratégico para Moscú, en contrapartida
del apoyo norteamericano a Georgia en la guerra contra el gigante euroasiático.
Con Irán mantuvo un
estrecho acercamiento a pesar de las críticas de Israel y Estados Unidos.
Teherán es el país musulmán con mayor inversión en Venezuela y ha instalado
empresas ensambladoras de automóviles en el país.
La presencia de PDVSA en
África se fue expandiendo con el tiempo, lo que demuestra la visión de
proyección internacional que tuvo Chávez y que incrementó a partir de 2002.
Su política exterior
controvertida, aplaudida por muchos y repudiada por otros permitió a Chávez
revolucionar a Venezuela y situarla en una posición trascendente en América
Latina y en el mundo. Aunque, los problemas con la caída del precio el crudo y
la corrupción en PDVSA fueron los principales obstáculos de la política
exterior basada en los ingresos de hidrocarburos.
Pero, al no existir una
fuente energética que reemplace significativamente al petróleo en el mediano
plazo, Venezuela continuará beneficiándose de los requerimientos energéticos
regionales y mundiales.
Pintando
Venezuela de "rojo-rojito"
Pablo Stefanoni - perfil.com.ar
Pocos imaginaron a finales
de los 90 que el nacionalismo popular retornaría al continente de la manera en
que lo hizo en la década de 2000. Y sin duda Hugo Chávez fue el que, desde su
llegada al Palacio de Miraflores, en 1998, allanó el camino hacia el llamado
“giro a la izquierda” latinoamericano. Apelando a una metáfora gastronómica que
él mismo utilizó, no solamente sancochó a las elites tradicionales venezolanas,
sino que casi ninguna elección de la región –desde México hasta Argentina,
pasando por Perú o Colombia– dejó fuera al líder bolivariano, a menudo
transformado en un fantasma omnipresente. Como todos los grandes personajes,
Chávez fue ideológicamente complejo. Pero básicamente –apelando al cristianismo
popular, al antiimperialismo militar y a un igualitarismo socialista más o
menos genérico– reconstruyó una tradición antiimperialista muy cara a los
latinoamericanos. Si Chávez fue socialista, es porque era antiimperialista, no
al revés. De a poco, se fue sacando de encima a asesores ideológicos como el
argentino Norberto Ceresole –un nacionalista de derecha y antisemita– y dejó de
lado la faceta anticomunista propia del nacionalismo militar latinoamericano
clásico. Con todo, eso no le impidió conservar una visión bastante organicista
de la sociedad, sustentada en la pirámide caudillo-Ejército-pueblo. El
latinoamericanista Marc Saint-Upéry captó bien el lugar político-simbólico de
Chávez en su libro El sueño de Bolívar, al señalar que Chávez era una suerte de
Perón y Evita en una sola persona. Si era un militar con tintes mesiánicos y
salvadores, eso no le quitaba la cuota de rebeldía y “vulgaridad” plebeya.
Bastaba ver su programa Aló presidente para que estas dos dimensiones tomaran
la forma de una orden marcial de expropiación o de un show donde podía cantar,
repartir heladeras, besar niños, anunciar que tendría sexo con su esposa (antes
de separarse) y un largo etcétera que podía durar el domingo entero.
Más que comenzar a
“construir con la gente una sociedad alternativa al capitalismo” –como escribió
estos días Marta Harnecker–, lo que Chávez logró en 14 años fue romper el techo
de cristal que en la Venezuela saudita impidió la participación política,
económica y simbólica de gran parte de la población, buena parte de ella negros
y mestizos como él mismo, a quien las elites solían llamar “mono negro”. Eso es
más que clientelismo, como leen restrictivamente los antipopulistas.
Pero si el presidente venezolano
tuvo un enorme éxito en crear una identidad política popular en torno a su
liderazgo, el chavismo tuvo menos resultados a la hora de poner en pie un nuevo
modelo socioeconómico. O lo que en Venezuela suele sintetizarse en la expresión
del escritor Arturo Uslar Pietri: “Sembrar petróleo” (1936). Los sucesivos
experimentos de propiedad cooperativa, comunal y otras formas “socialistas”, se
toparon con numerosas dificultades que derivaron en nuevas experimentaciones.
Más que crear una burguesía nacional, su modelo benefició a la burguesía
brasileña. En parte, todo ello se enfrentó a una realidad sociológica: una
sociedad rentista e hiperconsumista. Chávez mismo predicó contra el consumo de
whisky escocés en enormes cantidades, operaciones de los senos como
popularizados regalos de 15 para las niñas venezolanas, la nafta casi gratuita
y otras costumbres “miamenses” con las que chocó el socialismo del siglo XXI. Y
en el propio chavismo surgió la llamada burguesía bolivariana o boliburguesía.
Tampoco los aliados tomaron tan apasionadamente sus ideas anticapitalistas.
“Hugo, dejate de joder con el socialismo. Eso es cosa del pasado”, dicen que le
dijo Néstor Kirchner en una oportunidad.
Chávez era un gigante
animal político y una máquina de tomar iniciativas. En ese sentido, si él mismo
se consideró la espada de Bolívar, Maduro será ahora la espada de Chávez,
sostenido en la legitimidad de haber sido nombrado su sucesor por el propio
comandante, pero lejos de ser el líder indiscutido y enfrentado a una compleja
situación económica. Chávez le dejó una inmensa base de chavismo popular
“rojo-rojito” –y activas estructuras de poder comunal–, que al parecer le
permitirá ganar cómodo las elecciones y desde ahí tratar de construir su propio
liderazgo.
50
verdades sobre Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana
Salim Lamrani
OPERA MUNDI, especial para ARGENPRESS.info
El presidente Hugo Chávez,
quien falleció el 5 de marzo de 2013 de un cáncer a los 58 años, marcó para
siempre la historia de Venezuela y de América Latina.
1. Jamás en la historia de América
Latina, un líder político alcanzó una legitimidad democrática tan
incontestable. Desde su llegada al poder en 1999, hubo 16 elecciones en
Venezuela. Hugo Chávez ganó 15, de las cuales la última el 7 de octubre de
2012. Siempre derrotó a sus rivales con una diferencia de 10 a 20 puntos.
2. Todas las instancias internacionales,
desde la Unión Europea hasta la Organización de Estados Americanos, pasado por
la Unión de Naciones Suramericanas y el Centro Carter, se mostraron unánimes al
reconocer la transparencia de los escrutinios.
3. James Carter, antiguo presidente
de Estados Unidos, incluso declaró que el sistema electoral de Venezuela era
“el mejor de mundo”.
4. La universalización del acceso a
la educación instaurada en 1998 tuvo resultados excepcionales. Cerca de 1,5
millones de venezolanos aprendieron a leer y escribir gracias a la campaña de
alfabetización denominada Misión Robinson I.
5. En diciembre de 2005, la UNESCO
decretó que se había erradicado el analfabetismo en Venezuela.
6. El número de niños escolarizados
pasó de 6 millones en 1998 a 13 millones en 2011 y la tasa de escolarización es
ahora de 93,2%.
7. La Misión Robinson II se lanzó
para llevar al conjunto de la población a alcanzar el nivel secundario. Así, la
tasa de escolarización en la enseñanza secundaria pasó de un 53,6% en 2000 a un
73,3% en 2011.
8. las Misiones Ribas y Sucre
permitieron a decenas de miles de jóvenes adultos emprender estudios
universitarios. Así, el número de estudiantes pasó de 895.000 en 2000 a 2,3
millones en 2011, con la creación de nuevas universidades.
9. Con respecto a la salud, se creó
el Sistema Nacional Público para garantizar el acceso gratuito a la atención
médica a todos los venezolanos. Entre 2005 y 2012 se crearon 7.873 centros
médicos en Venezuela.
10. El número de médicos pasó de 20
por 100.000 habitantes en 1999 a 80 por 100.000 en 2010, o sea un aumento del
400%.
11. La Misión Barrio Adentro I
permitió realizar 534 millones de consultas médicas. Cerca de 17 millones de
personas pudieron ser atendidas, mientras que en 1998, menos de 3 millones de
vidas tenían acceso regular a la salud. Se salvaron 1,7 millones de vidas entre
2003 y 2011.
12. La tasa de mortalidad infantil
pasó de un 19,1 por mil en 1999 a un 10 por mil en 2012, o sea una reducción de
un 49%.
13. La esperanza de vida pasó de
72,2 años en 1999 a 74,3 años en 2011.
14. Gracias a la Operación Milagro
lanzada en 2004, 1,5 millones de venezolanos víctimas de cataratas u otras
enfermedades oculares, recobraron la vista.
15. De 1999 a 2011, la tasa de
pobreza pasó de un 42,8% a un 26,5% y la tasa de extrema pobreza de un 16,6% en
1999 à un 7% en 2011.
16. En la clasificación del Índice
de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), Venezuela pasó del puesto 83 en el año 2000 (0,656) al
puesto 73 en 2011 (0,735), y entró en la categoría de las naciones con el IDH
elevado.
17. El coeficiente GINI, que permite
calcular la desigualdad en un país, pasó de 0,46 en 1999 a 0,39 en 2011.
18. Según el PNUD, Venezuela ostenta
el coeficiente GINI más bajo de América Latina, es el país de la región donde
hay menos desigualdad.
19. La tasa de desnutrición infantil
se redujo en un 40% desde 1999.
20. En 1999, el 82% de la población
tenía acceso al agua potable. Ahora es un 95%.
21. Durante la presidencia de
Chávez, los gastos sociales aumentaron en un 60,6%.
22. Antes de 1999, sólo 387.00
ancianos recibían una pensión. Ahora son 2,1 millones.
23. Desde 1999, se construyeron
700.00 viviendas en Venezuela.
24. Desde 1999, el gobierno entregó
más de un millón de hectáreas de tierras a los pueblos aborígenes del país.
25. La reforma agraria permitió a
decenas de miles de agricultores ser dueños de sus tierras. En total, se
distribuyeron más de 3 millones de hectáreas.
26. En 1999, Venezuela producía el
51% de los alimentos que consumía. En 2012, la producción es de un 71%,
mientras que el consumo de alimentos aumentó en un 81% desde 1999. Si el
consumo de 2012 fuera similar al de 1999, Venezuela producirían el 140% de los alimentos
consumidos a nivel nacional.
27. Desde 1999, la tasa de calorías
que consumen los venezolanos aumentó en un 50% gracias a la Misión Alimentación
que creó una cadena de distribución de 22.000 almacenes de alimentos (MERCAL,
Casas de Alimentación, Red PDVAL), donde se subvencionan los productos a la
altura de un 30%. El consumo de carne aumentó en un 75% desde 1999.
28. Cinco millones de niños reciben
ahora alimentación gratuita a través del Programa de Alimentación Escolar. Eran
250.000 en 1999.
29. La tasa de desnutrición pasó de
un 21% en 1998 a menos del 3% en 2012.
30. Según la FAO, Venezuela es el
país de América Latina y del Caribe más avanzado en la erradicación del hambre.
31. La nacionalización de la empresa
petrolera PDVSA en 2003 permitió a Venezuela recuperar su soberanía energética.
32. La nacionalización de los
sectores eléctricos y de telecomunicación (CANTV y Electricidad de Caracas)
permitió poner término a situaciones de monopolio y universalizar el acceso a
estos servicios.
33. Desde 1999, se crearon más de
50.000 cooperativas en todos los sectores de la economía.
34. La tasa de desempleo pasó de un
15,2% en 1998 a un 6,4% en 2012, con la creación de más de 4 millones de
empleos.
35. El salario mínimo pasó de 100
bolívares (16 dólares) en 1998 a 247,52 bolívares (330 dólares) en 2012, o sea,
un aumento de más del 2.000%. Se trata del salario mínimo más elevado de
América Latina.
36. En 1999, el 65% de la población
activa cobraba el salario mínimo. En 2012 sólo el 21,1% de los trabajadores
disponen de este nivel salarial.
37. Los adultos de cierta edad que
nunca trabajaron disponen de un ingreso de protección equivalente al 60% del
salario mínimo.
38. Las mujeres desprotegidas así
como las personas discapacitadas reciben una ayuda equivalente al 80% del
salario mínimo.
39. El horario laboral se redujo a 6
horas diarias y a 36 horas semanales sin disminución del salario.
40. La deuda pública pasó de un 45%
del PIB en 1998 al 20% en 2011. Venezuela se retiró del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial rembolsando con anticipación todas sus
deudas.
41. En 2012, la tasa de crecimiento
de Venezuela fue del 5,5%, una de las más elevadas del mundo.
42. El PIB por habitante pasó de
4.100 dólares en 1999 a 10.810 dólares en 2011.
43. Según el informe anual World
Happiness de 2012, Venezuela es el segundo país más feliz de América Latina,
detrás de Costa Rica, y el decimonoveno a nivel mundial, delante de Alemania o
España.
44. Venezuela ofrece un apoyo
directo al continente americano más importante que Estados Unidos. En 2007,
Chávez dedicó más de 8.800 millones de dólares a donaciones, financiaciones y
ayuda energética contra sólo 3.000 millones de la administración Bush.
45. Por primera vez en su historia,
Venezuela dispone de sus propios satélites (Bolívar y Miranda) y es ahora
soberana en el campo de la tecnología espacial. Hay Internet y
telecomunicaciones en todo el territorio.
46. La creación de Petrocaribe en
2005 permite a 18 países de América Latina y del Caribe, o sea 90 millones de
personas, adquirir petróleo subvencionado a la altura del 40% al 60%, y
asegurar su abastecimiento energético.
47. Venezuela brinda también ayuda a
las comunidades desfavorecidas de Estados Unidos proporcionándoles combustible
con tarifas subvencionadas.
48. La creación de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) en 2004 entre Cuba y
Venezuela asentó las bases de una alianza integradora basada en la cooperación
y la reciprocidad, que agrupa a 8 países miembros, y que ubica al ser humano en
el centro del proyecto de sociedad, con el objetivo de luchar contra la pobreza
y la exclusión social.
49. Hugo Chávez está en el origen de
la creación en 2011 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC) que agrupa por primera vez las 33 naciones de la región, que se
emancipan así de la tutela de Estados Unidos y de Canadá.
50. Hugo Chávez desempeño un papel
clave en el proceso de paz en Colombia. Según el presidente Juan Manuel Santos,
“si avanzamos en un proyecto sólido de paz, con progresos claros y concretos,
progresos jamás alcanzados antes con las FARC, es también gracias a la
dedicación y al compromiso de Chávez y del gobierno de Venezuela”.
Salim Lamrani es Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la
Universidad Paris IV-Sorbonne, es profesor titular de la Universidad de la
Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos. Su último libro se titula Etat de siège. Les sanctions économiques des
Etats-Unis contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de
Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade.
http://operamundi.uol.com.br/conteudo/babel/27651/50+verdades+sobre+hugo+chavez+y+la+revolucion+bolivariana.shtml
Los
próximos días en Venezuela
Alfredo Serrano Mancilla - eldiario.es
Aún Venezuela sigue
viviendo los días declarados de duelo. El pueblo sigue haciendo largas colas
para ver fugazmente el cuerpo de Chávez. Las mayorías desean despedirse de él
para agradecerle todo lo que ha hecho por ellos. El funeral de Estado no será
el último día que se permita seguir velando al presidente comandante Hugo
Chávez; en voz del propio Ejecutivo, habrá una ampliación a –por lo menos–
siete días para que el pueblo siga acercándose para hacerle, de frente, su
último saludo. Luego, será embalsamado en el Museo de la Revolución para que
quede ahí para siempre. Serán días duros, de más llanto, de más lagrimas, de
mucha emotividad, de épica, de recuerdos, y de tomar aire político para lo que
se podría venir en los próximos días.
El próximo martes acabará
el duelo, y se da el pistoletazo de salida para resolver institucional y
constitucionalmente esta situación de falta absoluta del presidente reelecto.
Cada fuerza política, representante de dos modelos antagónicos, se pondrán en
marcha para afrontar esta situación después de la muerte del presidente más
importante de la historia de Venezuela. La oposición desea hablar de
“transición” procurando crear en el imaginario que se pasará de un estadio a
otro, del chavismo a otro estadio donde no podría ser posible el chavismo sin
Chávez.
En esa misma línea,
Estados Unidos, en palabras de Obama en el momento de sus condolencias, ya
manifestó que “en Venezuela se inicia un nuevo capítulo en su historia, Estados
Unidos sigue comprometido con políticas que promuevan los principios
democráticos, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos”. De
esta forma, traduciendo, Obama fija el objetivo: comienza una nueva etapa
política posChávez. Los medios hegemónicos, nacionales e internacionales,
también dedican espacios a las dudas, a las especulaciones y a fomentar rumores
que vayan conformando la “tormenta perfecta” en aras de una profecía
autocumplida.
No obstante, estos
anhelos, tanto internos como externos, se quedan en esto, en deseos de cambio
sin contar con la voluntad popular. El pueblo, no hace mucho, el 7 de octubre,
quiso que Chávez ganara por goleada, con un apoyo del 55,14%, con diez puntos
de diferencia del candidato opositor, Capriles. A mitad de diciembre del año
pasado, el electorado volvió a mostrar su predilección por el proyecto
chavista: 20 de 23 gobernaciones fueron ganadas. Estos datos son votos a favor
de Chávez como proyecto político, del chavismo como nueva identidad política,
de una manera diferente de hacer política a favor de las mayorías. Y serán las
mayorías quien vuelvan a decidir qué pasará en Venezuela en este nuevo momento
donde la Carta Magna, en su artículo 233, fija nítidamente que ahora es momento
de elecciones.
No habrá transición, ni
capítulo nuevo, porque en Venezuela, Chávez ha ganado cuatro elecciones
presidenciales, con referendo revocatorio de por medio, con nueva Constitución
ampliamente aprobada, y además, con dos reformas constitucionales sometidas a
referendo, en las que en una de ella, ganó el No. Es por ello, que el chavismo
volverá a preguntarle al pueblo qué desea en este momento tal como así lo pidió
el mismo Chávez a la hora de su partida a La Habana cuando se fue a operarse
por cuarta vez: "Si algo ocurriera, que a mí me inhabilite, para continuar
al frente de la presidencia (…), mi opinión firme y plena, irrevocable,
absoluta, total, es que en ese escenario, que obligaría a convocar elecciones
presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente”.
Es la última petición de
Chávez, un nuevo alegato a la democracia, y así será, habrá elecciones en
breve. ¿Cuándo? Esa es la gran incógnita. La presidenta del Tribunal Supremo de
Justicia ya se pronunció ayer ratificando la convocatoria en los próximos 30
días. He aquí donde comienza la primera batalla jurídica: la oposición se
aferrará al párrafo segundo del citado articulo 233, que dice “Se procederá a
una nueva elección, universal, directa y secreta, dentro de los 30 días
consecutivos siguientes”.
Esto es cierto. Pero tan
cierto como que el propio poder electoral dicta tiempos para todas las etapas
de unas elecciones que requerirían más de este tiempo límite. No es fácil
conciliar todo el respeto por el proceso electoral, así como con la logística necesaria,
con el mandato constitucional. Sin embargo, bajo el escenario actual, las
elecciones cuanto antes beneficiarían mucho más al proyecto chavista que a la
posición, a quien le coge a pie cambiado y aún bajo la resaca de dos pérdidas
electorales consecutivas.
El momento actual es de
máxima emotividad, de máximo apogeo, de fuerte apoyo popular al chavismo en
este homenaje a Chávez. A pesar del posible coste político y electoral de la
devaluación, este efecto queda ciertamente eclipsado por una lógica del voto
donde es tan importante la estabilidad macroeconómica como los sentimientos de
apego a este líder de masas. Ahora también queda atrás la oposición económica
que fue el vehículo elegido por la derecha después de verse incapaz de disputar
desde la ortodoxa trinchera partidaria.
En los últimos meses, la
oposición optó por el flanco económico: el índice de escasez (20%, en enero),
la inflación (con repunte también en ese mismo mes) y la oferta limitada de
dólares. Aunque cierto es que las cifras macroeconómicas no pasan por el mejor
momento, los logros sociales compensan sobremanera este malestar: la pobreza se
redujo del 50% al 27,8% (según CEPAL), la desigualdad pasó de 0,49 a 0,39, la
FAO afirmó que Venezuela tiene garantizada la seguridad alimentaria, la Unesco
le declaró como país libre de analfabetismo, y en vivienda, el año pasado se
entregaron 200.000 viviendas para los más necesitados.
Todo esto explica que el
último barómetro (de GIS XXI) aseverara que el 70% de la población apoyaba la
gestión de Chávez durante el último año (como buena o muy buena), mientras que
la oposición presentó una valoración negativa (el 41% consideró que la gestión
opositora era mala o muy mala). Otro barómetro, Hinterlaces, ya hizo la primera
encuesta en intención de votos para una hipotética elección: Maduro obtendría
el 50% de los votos, Capriles, el 36%. Es importante resaltar que este último
dato es previo a este momento donde el chavismo vuelve a apropiarse de la
agenda política y mediática, y que así puede suceder en los próximos días, incluso
semanas.
La oposición es plenamente
consciente de esto, y no será fácil para ellos –representados en la actualidad
por la Mesa de Unidad Democrática– enfrentar esta nueva batalla electoral en
una fecha tan cercana a este momento histórico. La estrategia opositora será no
“golpear al mito Chávez” y dedicar todos sus esfuerzos a cuestionar la
sucesión, introduciendo bulos acerca de la división entre las filas chavistas,
preconizando disputas en el seno de las Fuerzas Armadas y retomando la arista
económica como eje para el desgaste.
Su otro reto, sin duda, es
volver al llamado de cerrar filas en torno a una pretendida unidad que quedó en
entredicho después de la derrota de octubre. De hecho, ya han dado algunos
pasos para ello, fundamentalmente dejando que sea Carriles quien leyera el
comunicado de condolencias con un perfil bajo, de respeto y sin el tono
agresivo de los últimos días.
En el otro lado, el
chavismo la tiene clara: Maduro es el candidato, todos lo saben porque así lo
dijo Chávez en su última presencia pública. En estos momentos, buscar fisuras
es no entender de política; el chavismo, más que nunca, está unido en todas sus
líneas, en lo cívico, en lo militar, y también en su Ejecutivo y Legislativo.
Las disputas internas, si vinieran, serán para más adelante. Ahora todos tienen
claro que la batalla es volver a ganar la legitimidad en las urnas para seguir
gobernando con un proyecto político socialista, revolucionario y boliviariano,
esto es, el chavismo.
Lula:
"Hay que entender el significado de Chávez en la política nacional e
internacional"
Gilberto Lopes - Rebelión
Cuando los ecos de la voz
del vicepresidente Nicolás Maduro apenas se apagaban, diciendo haber recibido
la información “más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo”,
mientras miles de personas y una treintena de jefes de Estado y de gobierno
rendían un último homenaje a Hugo Chávez, en Caracas, su colega, el expresidente
de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, en un artículo publicado en el New York
Times el 6 de marzo, advertía: “tenemos, primero, que entender el papel de
Chávez, tanto en el contexto político interno, como internacional. Solo
entonces podremos definir las tareas pendientes, solo así podremos consolidar
los avances hacia la unidad internacional logrados en la década pasada” en la
región.
El escenario
La dimensión del
acontecimiento quedó reflejado en la ceremonia oficial celebrada el viernes, 8
de marzo. El desfile de gobernantes latinoamericanos y del Caribe
(prácticamente todos), las delegaciones extra regionales, la presencia del
príncipe Felipe, así como la inexpresiva delegación de los Estados Unidos,
encabezada por su encargado de negocios en Caracas, mostraba una cara de ese
escenario político al que se refería Lula.
Argentina, Brasil,
Bolivia, Colombia, Chile, Cuba, Ecuador, México, Perú, Uruguay, República
Dominicana y Nicaragua se sumaron al luto que vive Venezuela. La presidenta de
Brasil, Dilma Rousseff decretó tres días de duelo nacional, igual que el
Gobierno de Uruguay, que en una resolución destacó que la muerte de Chávez
enluta a toda la comunidad internacional.
Esa gran excitación
parecía solo el reflejo de lo mucho que está en juego en este escenario de
crisis mundial, en el cual el proceso encabezado por Chávez, en Venezuela, no
es una pieza menor, como quedó en evidencia también en la reacción de los
medios de comunicación.
Una avalancha de
información copó, durante varios días, los espacios de prensa, no solo en
América Latina. Fue quizás en España donde los principales medios escritos y la
televisión arremetieron de forma más unánime contra el gobierno venezolano, de
la que la última afirmación del muy conservador diario ABC, sugiriendo que
Chávez habría muerto en La Habana, era solo una pieza más de una campaña bien
orquestada durante los tres meses finales de vida del presidente venezolano.
Apuesta conservadora
española que repite la otra, hecha hace ya algo más de diez años, en abril del
2002, por el gobierno de José María Aznar, cuando apoyó al golpe militar contra
Chávez (como puede verse en documentos de la época).
Vicenç Navarro, profesor
en universidades españoles y estadounidenses, apuntaba a los que critican la
calidad de la democracia en Venezuela, refiriéndose a la española: “Uno de los
indicadores de la escasa calidad de la democracia española es la limitadísima
diversidad ideológica” en sus medios de mayor difusión.
El codirector del Center for Economic and Policy Research, en
Washington, Mark Weisbrot, recordaba –a
respecto del tratamiento de algunos medios a Chávez– una frase del filósofo
inglés, Bertrand Russel, a respecto de Thomas Paine, uno de los “padres
fundadores” de los Estados Unidos: –No era perfecto, pero fue por sus virtudes
que lo odiaron y calumniaron con éxito.
Otro mundo (el escenario regional)
La Venezuela de Chávez
“fue un referente principal en el viraje político ocurrido en la última década
en América Latina, con el surgimiento de gobiernos que, con distintos matices y
actitudes –la Argentina de los Kirchner-Fernández, el Brasil de Lula-Rousseff,
la Bolivia de Evo Morales, el Ecuador de Rafael Correa, la Venezuela de Hugo
Chávez–, han resuelto hacer realidad el principio de soberanía y han emprendido
un realineamiento regional sin precedentes que busca la integración
latinoamericana con superación de la miseria y las desigualdades sociales
compartidas, y que han constituido un contrapeso necesario a la proyección
hegemónica Estados Unidos en la región”, señaló el diario mexicano La Jornada
en editorial.
Ese afán de unidad
regional que destacó Lula fue la impronta de la gestión de Chávez. En ese
camino hacia la unidad –afirmó– “hemos llegado a un punto de no retorno”
Lula recordó el papel de
Chávez en la creación de Unasur, en 2008, y de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y del Caribe (Celac), así como del Banco del Sur, institución
financiera independiente del Banco Mundial y del Banco interamericano de
Desarrollo (BID). Del mismo modo, en la Celac, no participan Estados Unidos ni
Canadá.
Ese cambio fue destacado
también por Vicenç Navarro, quien recordó que durante años América Latina ha
estado gobernada por gobiernos neoliberales “que expandieron la pobreza de sus
poblaciones de una manera muy notable”. Ello provocó una oleada de protestas
“que conllevó el establecimiento, por medios democráticos, de gobiernos
reformistas de izquierda, no sólo en Venezuela, sino también en Ecuador,
Bolivia, Argentina y Uruguay, entre otros (que aparecen como las bestias
negras), y que elección tras elección continúan siendo reelegidos”.
Casi todo lo auspiciado
por Bush “fue rechazado por Chávez”, como ocurrió con el Área de Libre Comercio
de las Américas (ALCA), descartada durante la Cumbre de las Américas de Mar del
Plata (Argentina) en 2005, sustituida después por la Alianza Bolivariana para
las Américas (ALBA).
Lula no mencionó
Petrocaribe, ni la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
(ALBA), quizás la iniciativa con el más claro sello de Chávez, que ha dado
asistencia a países como Cuba, Bolivia y Nicaragua, entre otros, e integrada,
además, por Ecuador, Antigua y Barbuda, Dominica, Santa. Lucia, San Vicente y
Suriname.
Pero la influencia de
Chávez no se hizo sentir solo en el contexto multilateral, sino que también fue
reconocida en las relaciones bilaterales. Por algo el presidente colombiano,
José Manuel Santos estuvo presente en Caracas, precisamente cuando se
desarrollan negociaciones de paz con las FARC en La Habana. El representante a
la Cámara, Iván Cepeda Castro, destacó, “entre sus grandes contribuciones, la
incansable búsqueda de paz en Colombia”.
La otra cara de ese
escenario regional es la de los críticos que han visto, en su muerte, una nueva
oportunidad para avanzar sus intereses.
La congresista
cubano-americana Ileana Ros-Lehtinen (R-FL), Presidente del subcomité del Medio
Oriente y África del Norte, afirmó que “la muerte de Chávez trae la oportunidad
a Venezuela para resurgir de este régimen opresivo y restaurar la democracia al
pueblo venezolano”. Y agregó: “Ahora está en manos del pueblo venezolano
redefinir y reconstruir su país cómo un estado pacífico, democrático, y
próspero; libre de la opresión de Chávez”, como si durante estos 14 años no se
hubiesen celebrado elecciones periódicas en Venezuela, en las que Chávez fue
siempre reelegido .
A su voz se sumaron otras.
El diario catalán La Vanguardia destacó la
representante demócrata por Nueva York, José Serrano, quien colgó el
siguiente mensaje en su cuenta de Twitter: "Hugo Chávez era un líder que
entendía las necesidades de los pobres. Su cometido era dar poder a los sin
poder. D.E.P. señor presidente".
Otros republicanos, como
el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Baja, el
congresista por California Ed Royce, emitió un comunicado en el que acusaba a
Hugo Chávez de ser un “tirano que forzaba al pueblo de Venezuela a vivir en el
miedo. Su muerte merma la alianza de líderes izquierdistas anti EEUU en
Sudamérica. ¡Qué alivio!", manifestó.
Lo cierto es que, en medio
de la crisis económica y de la otra, aun más profunda, de un modelo neoliberal
privatizador cuyas consecuencias se hacen cada vez más evidentes, la oposición
venezolana tendrá que buscar su propio camino, en una Venezuela donde el actual
gobierno tiene mayoría legislativa y controla 20 de las 23 gobernaciones.
En América Latina, esa
ofensiva conservadora se expresa en la línea de acusar a Cuba y Venezuela de
interferencia en los asuntos internos de los países, como lo hizo el exsenador
Filemón Escobar, en Bolivia. Fundador del Movimiento al Socialismo (MAS),
Escobar representa hoy otro punto de vista y afirma que la influencia
venezolana y cubana “está distorsionando la plataforma que obtuvo la primera
elección de Morales en 2006”. “Esto ya no es un proyecto boliviano. Es la
política de la división, de enfrentar a un boliviano contra otro boliviano.
Esto es lo que hemos aprendido de los modelos 'socialistas' cubanos y
venezolanos”, declaró Escobar, quien fue expulsado de MAS.
"Parecen exageradas
las noticias de que una ausencia de Chávez tendría reflejos en toda Suramérica,
donde casi todos los Gobiernos son de centroizquierda" y "fueron
elegidos por razones estrictamente nacionales, no por la influencia del líder
venezolano", opinó al respecto la analista brasileña Tereza Cruvinel, en
un artículo publicado en la prensa de su país.
Elecciones
La muerte de Chávez antes
de asumir su nuevo mandato obliga a elecciones dentro de 30 días, según la
constitución venezolana, lo que todos consideran como el primer desafío para
probar la solidez del proceso de cambios promovido por el mandatario fallecido.
La ausencia definitiva del
mandatario venezolano –dijo un editorial del diario mexicano La Jornada–
“plantea una disyuntiva entre la continuidad o no del proyecto de
transformación política, económica y social iniciado hace casi 14 años, que
marcó un parteaguas en la historia de ese país y de la región”.
Maduro, de 50 años, será
el candidato oficialista para estas elecciones presidenciales, probablemente
contra el líder opositor Henrique Capriles, de 40 años, derrotado por Chávez en
las elecciones del 7 de octubre pasado y actual gobernador del estado de
Miranda.
El candidato oficialista quedó definido por el mismo Chávez quien, antes de
partir para su último viaje a La Habana, en diciembre, dejó claramente
designado a Maduro como el representante del actual partido gobernante.
Pese a esto, algunos
medios promueven una permanente discusión sobre las relaciones entre Maduro y
el presidente de la Asamblea Legislativa, Diosdado Cabello, que les parece la
puerta de entrada más fácil para tratar de quebrar la unidad del Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV), hasta ahora sin éxito.
Por su parte, los
opositores de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) apuran su estrategia
electoral. Hay consenso de que Capriles es el único candidato posible, pero aún
quedan detalles por negociar, escribía, desde Caracas, Daniel Lozano, para el
diario La Nación, de Buenos Aires,
Pero la Mesa enfrenta también sus problemas.
La lectura, la semana pasada, de un comunicado de la organización “mostró la
intención de soldar, aunque sea momentáneamente, la fractura abierta entre
Capriles y su partido, Primero Justicia, y varias de las organizaciones de la
‘vieja’ Venezuela”, como los socialdemócratas y socialcristianos de AD y
Copei”.
La MUD espera el mejor
momento para presentar a su candidato para las elecciones, que deben realizarse
en abril. “Los partidos quieren más presencia en la campaña y también que
Capriles asuma un compromiso de no reelección”. También estarían negociando
presentarse en una boleta única, y no como en las pasadas elecciones, cuando
los electores tenían un solo candidato representado en varias tarjetas
electorales.
En el escenario militar
En enero se empezó a hacer
público el debate sobre el escenario militar en la política venezolana. Ya la
situación de Chávez se había complicado y los resultados de su cuarta operación
eran inciertos, de pronóstico difícil.
El 6 de enero, en un
artículo titulado “El partido militar: garante de la unidad revolucionaria
bolivariana”, Humberto Trómpiz, un académico venezolano, planteó el tema, sobre
el que volvió en artículos posteriores. En uno de esos artículos, publicado a
fines de febrero, recordó que, en el discurso de Angostura, Bolívar “dejó
claramente establecido que sería el partido militar patriota el que estaba
llamado a conducir el destino político de la naciente república”.
También en la oposición se
levantaron voces en el mismo sentido, expresadas en un editorial de la página
“Analítica” el mismo 6 de enero, titulado “La suerte está echada: el fin de la
República”.
Escrito después de la
abrumadora victoria del gobierno en las elecciones municipales, donde
conquistaron 20, de 23 gobernaciones, “Analítica” planteó que era “fundamental
organizar una nueva estructura política en la que las diversas fuerzas
existentes se unan bajo una sola dirección colegiada y designen al líder que ha
de conducirlas en larga y cruenta lucha por restablecer un orden democrático en
Venezuela”. Días después, en otro artículo, se preguntaba: “¿Qué más va a
esperar la MUD?”, la Mesa de Unidad Democrática en que se organizó la oposición
para enfrentar las elecciones. Ahí decía: “Hay que preparar desde ya un plan A,
B y hasta C que deba prever, entre otras, un esquema organizativo adaptado a
las circunstancias cambiables”
Las elecciones municipales
–decían– “son claramente importantes en un régimen democrático, pero ¿acaso
estamos viviendo en un estado de normalidad democrática?”
La oposición amenazaba con
ir a un “paro cívico” el 10 de enero (día en que Chávez debería asumir su nuevo
mandato). Finalmente, no lo pudo realizar, pero ya los planes “B” y “C” estaban
en marcha.
Fue en ese contexto que la
agencia de noticias AP fue a buscar al general retirado Raúl Baduel, exministro
de Defensa del gobierno de Chávez, de quien fue uno de los más cercanos aliados
desde los inicios políticos del presidente ahora fallecido, condenado en un
juicio en el que fue acusado de corrupción. Carismático, de larga trayectoria
dentro del ejército, donde recorrió todos los escalafones, el general Baduel
tendrá, sin duda, alguna influencia entre sus pares.
Desde la cárcel de Ramo
Verde, Baduel dio a conocer su punto de vista sobre la situación política del
país. La entrevista fue publicada por el diario “El Universal” el 21 de enero,
bajo el título “Baduel: Venezuela tiene un futuro incierto ante la salud de
Chávez”.
"Se acentúa cada vez
más en nuestro país la deplorable situación de degradación de la
institucionalidad democrática”, dijo en la entrevista. Y agregó que, a pesar de
los "dislates'' del Alto Mando, confía en que "no representan a la
mayoría'' de la Fuerza Armada, que está integrada por 134 mil uniformados.
La presencia militar
volvió a aparecer en el escenario el mismo día de la muerte de Chávez, cuando
el gobierno venezolano expulsó a un agregado militar de la embajada
norteamericana en Caracas, el coronel David Delmonico. El Pentágono confirmó
discretamente que el coronel ya estaba de regreso, pero no hizo comentarios. Un
segundo militar, David Kostal, fue también expulsado, ambos bajo la acusación
de haber contactado de forma irregular a militares venezolanos.
Maduro afirmó que el
agregado aéreo militar estadounidense se había dado a la tarea “de buscar
militares activos para, primero, investigar la situación de la Fuerza Armada y,
en segundo lugar, para proponerles proyectos desestabilizadores, para
conectarlos con los proyectos desestabilizadores". La Casa Blanca lo
desmintió.
Ese mismo 5 de marzo el
ministro de Defensa venezolano, almirante Diego Molero, expresó, en una cadena
de radio y televisión, que "la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, garante
de la Constitución, leyes y reglamentos, se hace eco a ese llamado de unidad,
empezando por nosotros mismos".
Quedaba claro que también
en este terreno se disputan posiciones.
Escenario económico
El otro escenario del
conflicto es el económico. Una afirmación que explica la naturaleza del
conflicto es la siguiente: –La promulgación de una ley de hidrocarburos en el
2001 obligó a todas las transnacionales interesadas en explotar crudo a
participar en calidad de socias minoritarias de la estatal Petróleos de
Venezuela (PDVSA).
CNN aseguró que “Chávez
hizo de las nacionalizaciones una marca registrada de su gestión. Desde que
asumió el poder en 1999, ordenó la adquisición forzosa de grandes empresas petroleras,
eléctricas, siderúrgicas, bancos y telefónicas, así como de pequeñas industrias
productoras de envases, sanitarios y tuberías”.
Pero no pueden ocultar la
otra cara de la moneda. “Con un Producto Interno Bruto (PIB) que creció 5,6% en
2012, de acuerdo con datos del Banco Central de Venezuela, el país mantuvo la
senda de expansión por 22 trimestres consecutivos, sólo interrumpido en 2009 y
2010 por la crisis mundial”.
Los críticos hacen énfasis
en que el hilo conductor de la política para abatir la inflación, diseñada por
el gobierno venezolano “ha sido una única: fijar el tipo de cambio para
abaratar las importaciones a costa de la destrucción del aparato productivo
interno”. En el 2003, tras un paro petrolero de dos meses que intentaba derrocarlo
y golpeó las finanzas del país, Chávez impuso un control de divisas que, dijo,
había llegado “para quedarse”.
La deuda neta del gobierno
aumentaría a 19% y 22% del PIB en 2012 y 2013, respectivamente, usando el tipo
de cambio oficial. La calificadora de valores Fitch estimó, luego de las pasada
elecciones de octubre, que el gobierno enfrentaba el desafío de ajustar su
política cambiaria y enfrentar un amenazante déficit fiscal, de aproximadamente
3,8% del PIB en 2012 y 2013 y ligeramente inferior al 4% en 2011.
Efectivamente, el 8 de
febrero pasado el gobierno devaluó un 32% el bolívar, que pasó a valer, de los
4,3 vigentes desde 2011, a 6,3 por dólar.
Argumentos sobre el
desempeño de la economía venezolana se pueden encontrar en páginas de internet,
con la opinión de los ya mencionados Vicenç Navarro y Mark Weisbrot, y de
Moisés Naím, “uno de los arquitectos de las políticas de austeridad en el
gobierno de Carlos Andrés Pérez durante el periodo 1989-1990, cuando, siendo
ministro de Industria en 1989, ocurrió el ‘Caracazo’”.
Moisés Naím “ha estado
promoviendo el punto de vista, también transmitido por el gobierno federal de
Estados Unidos, de que el gobierno Chávez ha llevado a Venezuela al desastre,
creando un déficit público que, según él, representa el 20% del PIB;
estableciendo un sector público hipertrofiado que ha ahogado a la economía
venezolana; ha generado una deuda pública que es diez veces superior a la que
existía en 2003; ha creado un sistema bancario que está colapsándose; y una
industria petrolífera nacionalizada (que es la mayor fuente de ingresos al
Estado) que está en claro declive, y un largo listado de “calamidades”, afirmó
Navarro.
Veamos los datos, señaló
Navarro. El déficit público de Venezuela representa, según el Fondo Monetario
Internacional, “no el 20% del PIB, sino el 7,4%. En cuanto a la supuesta
hipertrofia de la deuda pública en Venezuela, ésta representa el 51,3% del PIB,
un porcentaje que es menor que el promedio de deuda pública de la Unión Europea
(82,5% del PIB), y menor del objetivo al cual aspira la UE (el 60% del PIB). En
cuanto al colapso de la industria petrolera, la cota de producción de petróleo
es la que los países productores de petróleo, la OPEC, han acordado. Y su
disminución en las exportaciones de petróleo a EEUU responde a una decisión
política del gobierno Chávez que intenta diversificar sus exportaciones y no
centrarlas en un número reducido de países. Tal reducción en las exportaciones
a EUU no tiene nada que ver con ningún colapso”.
Semejante manipulación y
falsedad –agregó– “aparece también cuando Moisés Naím habla de la hipertrofia
del sector público. En realidad, y tal como muestra Mark Weisbrot (del cual
extraigo esta información), el porcentaje de empleo público en Venezuela es
aproximadamente un 18,4% de la población empleada, inferior al existente en
Francia, Finlandia, Dinamarca, Suecia y Noruega”.
Weisbrot se refiere a la
elevada inflación venezolana, pero recuerda que el gobierno Chávez ha podido
reducirla del 28,2% al 18%, sin reducir el gasto público social. Por el
contrario, durante los últimos diez años, el gobierno ha aumentado tal gasto un
60%”.
La pobreza ha pasado a ser
de un 71% de la población en 1996 a un 21% en 2010, siendo especialmente
acentuada la reducción en la pobreza extrema, que pasó de ser un 40% en 1996 a
un 7,3% en 2010.
Hugo
Chávez y yo
Tariq Ali - The Guardian - Traducido para Rebelión por LB
Una vez le pregunté si
prefería a los enemigos que lo odiaban porque sabían lo que estaba haciendo, o
a quienes rechinaban los dientes y echaban espumarajos por pura ignorancia. Él
se echó a reír. Le parecían preferibles los primeros, explicó, porque le hacían
sentir que estaba en el camino correcto. La muerte de Hugo Chávez no ha sido
una sorpresa, pero eso no la hace más fácil de aceptar. Hemos perdido a uno de
los gigantes políticos de la era post-comunista. Venezuela, con sus elites
enfangadas en una corrupción a escala masiva, estaba considerada como un seguro
puesto de avanzadilla de Washington y, en el otro extremo, de la Internacional
Socialista. Pocos pensaron en Venezuela antes de sus victorias. A partir de
1999 todos los grandes medios de comunicación occidentales se sintieron
obligados a enviar allá un corresponsal. Dado que todos decían lo mismo (el
país estaría al borde de una dictadura de tipo comunista) les habría salido más
rentable si hubieran compartido sus recursos.
Lo conocí en 2002, poco
después del fracaso del golpe militar instigado por Washington y Madrid, y
luego en muchas otras ocasiones. Pidió verme durante el Foro Social Mundial de
Porto Alegre, Brasil. Me preguntó: "¿Por qué no has ido a Venezuela? Ven
pronto". Así lo hice. Lo que atraía de él era su franqueza y su coraje. Lo
que a menudo parecía ser puro arrebato resulta que lo había meditado
cuidadosamente y después, dependiendo de la respuesta, lo ampliaba con sus
espontáneas erupciones. En un momento en que el mundo se había quedado mudo, en
el que el centro-izquierda y el centro-derecha tenían que luchar duro para
encontrarse algunas diferencias y sus políticos se habían convertido en
disecados hombres-máquinas obsesionados con hacer dinero, Chávez iluminó el
panorama político.
Surgió como un buey
indestructible, hablando durante horas a su pueblo con una voz cálida y sonora,
con una elocuencia ardiente que hacía imposible permanecer indiferente. Sus
palabras tenían una resonancia impresionante. Sus discursos estaban salpicados
de homilías, pasajes de historia nacional y continental, citas del líder
revolucionario del siglo XIX y presidente de Venezuela Simón Bolívar,
pronunciamientos sobre el estado del mundo y canciones. "A nuestra
burguesía le avergüenza que cante en público. ¿A ustedes les molesta?", solía
preguntar a la audiencia. La respuesta era un rotundo "¡No!".
Entonces les pedía que se unieran a su canto y decía: "¡Más alto, que nos
oigan al Este de la ciudad!". En cierta ocasión, justo antes de una
concentración de ese tipo, me miró y dijo: "Hoy pareces cansado.
¿Aguantarás hasta la noche?" Yo le respondí: "Depende de cuánto dure
tu alocución". Prometió que sería un discurso breve. Menos de tres horas.
Los bolivarianos, como se
llama a los partidarios de Chávez, presentaron un programa político que desafiaba
el consenso de Washington:
neoliberalismo en el país y guerras en el extranjero. Ésa fue la razón
principal de la descalificación de Chávez, y seguramente seguirá siéndolo mucho
después de su muerte.
Los políticos como él se
habían vuelto intolerables. Lo que él más odiaba era la indiferencia desdeñosa
de los principales políticos de América del Sur con respecto a sus propios
pueblos. La élite venezolana es notoriamente racista. Consideraban al
presidente electo de su país como un individuo inculto e incivilizado, un zambo
de sangre mixta africana e indígena en quien no se podía confiar. Las cadenas
de televisión privadas retrataban a sus partidarios como monos. Colin Powell
tuvo que reprender públicamente a la embajada de EEUU en Caracas por haber celebrado
una fiesta en la que Chávez fue representado como un gorila.
¿Le sorprendía aquello?
"No", me dijo con una expresión sombría en su rostro."Vivo aquí.
Los conozco bien. Una de las razones por las que muchos de nosotros entramos en
el ejército es que todas las demás vías están cerradas". Pero eso se
acabó. Tenía pocas ilusiones. Sabía que los enemigos locales no se agitaban y
conspiraban en el vacío. Detrás de ellos estaba el Estado más poderoso del
mundo. Durante algún tiempo pensó que Obama podría ser diferente. El golpe
militar de Honduras lo desengañó al respecto.
Tenía un puntilloso
sentido del deber para con su pueblo. Él era uno de ellos. A diferencia de los
socialdemócratas europeos, nunca creyó que de las corporaciones y los banqueros
pudiera venir ninguna mejora para la humanidad, y así lo dijo mucho antes de la
caída de Wall Street de 2008. Si tuviera que etiquetarlo de alguna manera,
diría que era un demócrata socialista ajeno a cualquier impulso sectario y
rechazado por el comportamiento auto-obsesivo de varias sectas de extrema
izquierda y por la ceguera de sus rutinas. Así me lo dijo cuando nos conocimos.
Al año siguiente, en
Caracas, le pregunté más sobre el proyecto bolivariano. ¿Hasta qué punto era
realizable? Fue muy claro, mucho más que algunos de sus más entusiastas
partidarios: ''No creo en los postulados dogmáticos de la revolución marxista.
No acepto que estemos viviendo en un período de revoluciones proletarias. Todo
eso debe ser revisado. La realidad nos lo está diciendo todos los días.
¿Perseguimos hoy en Venezuela la abolición de la propiedad privada o el
establecimiento de una sociedad sin clases? No lo creo. Pero si me dicen que a
causa de esa realidad no se puede hacer nada para ayudar a los pobres, las
personas que han hecho rico a este país con su trabajo — y no olvidemos nunca que parte de él fue
trabajo esclavo — , entonces yo digo: ‘Aquí nos separamos’. Nunca aceptaré que
no pueda redistribuirse la riqueza en la sociedad. A nuestras clases altas ni
siquiera les gusta pagar impuestos. Ésa es una razón por la que me odian. Les
dijimos: `Deben ustedes pagar sus impuestos’. Creo que es mejor morir luchando
que permanecer al margen agitando un estandarte muy revolucionario y muy puro,
pero sin hacer nada... Esa postura a menudo me parece muy conveniente, una
buena excusa… Intentad hacer vuestra revolución, pelead, avanzad un poquito,
aunque solo sea un milímetro, en la dirección correcta, en lugar de soñar con
utopías" .
En uno de sus mítines
públicos recuerdo haber estado sentado al lado de una mujer mayor vestida
modestamentea. La mujer me preguntó sobre él. ¿Qué pensaba yo? Lo que hacía,
¿estaba bien? ¿No hablaba demasiado? ¿No era demasiado temerario a veces? Yo lo
defendí. Ella se sintió aliviada. Era su madre, preocupada porque tal vez no lo
había criado tan bien como debería haber hecho: "Cuando era niño siempre
procurábamos que leyera libros”. Esta pasión por la lectura lo acompañó
siempre. La historia, la ficción y la poesía fueron los amores de su vida:
"Fidel padece insomnio, como yo.
A veces estamos leyendo la
misma novela. Me llama a las 3 de la madrugada y me pregunta: `Qué, ¿ya la
acabaste? ¿Qué te parece?’ Y seguimos discutiendo otra hora más ."
Fue el hechizo de la
literatura lo que en 2005 lo llevó a celebrar el 400 aniversario de la gran
novela de Cervantes de una manera única. El ministerio de cultura hizo imprimir
un millón de ejemplares de Don Quijote y los distribuyó gratis a un millón de
hogares pobres pero ya alfabetizados. ¿Un gesto quijotesco? No. La magia del
arte no puede transformar el universo, pero puede abrir una mente. Chávez
confiaba en que el libro sería leído, si no entonces más tarde.
Su cercanía a Fidel Castro
ha sido descrita como una relación padre-hijo. Eso es así solo parcialmente. El
año pasado una ingente multitud se congregó en el exterior del hospital de
Caracas donde Chávez intentaba recuperarse de su tratamiento anticáncer y los
cantos de la muchedumbre se fueron haciendo cada vez más fuertes. Chávez ordenó
que se instalara en la azotea un sistema de megafonía. A continuación, se
dirigió a la multitud. En La Habana , Fidel Castro observaba atónito la escena
a través del canal Telesur. Telefoneó al director del hospital: "Fidel
Castro al aparato. Debería usted ser despedido. Métalo de nuevo en la cama y
dígale que lo digo yo".
Más allá de su amistad,
Chávez veía a Castro y al Che Guevara en un marco histórico. Eran los herederos
en el siglo XX de Bolívar y de su compañero Antonio José de Sucre. Trataron de
unificar el continente pero fue como arar el mar. Chávez se acercó más a ese
ideal que el cuarteto que tanto admiraba. Sus éxitos en Venezuela desataron una
reacción continental: Bolivia y Ecuador obtuvieron victorias. El Brasil de Lula
y Dilma no siguió el modelo social [bolivariano], pero se negó a permitir que
Occidente los enfrentara entre sí. Los periodistas occidentales tenían una
coletilla recurrente: Lula es mejor que Chávez. El año pasado Lula declaró
públicamente que apoyaba a Chávez, cuya importancia para "nuestro
continente" nunca debería ser subestimada.
La imagen de Chávez más
difundida en Occidente fue la de un caudillo opresor. Si tal cosa hubiera sido
cierta me habría gustado que hubiera más como él. La Constitución Bolivariana ,
rechazada por la oposición venezolana, por sus periódicos y canales de televisión
y por la CNN local, amén de por sus partidarios occidentales, fue aprobada por
una amplia mayoría de la población. Es la única Constitución del mundo que
ofrece la posibilidad de desposeer de su cargo a un presidente electo mediante
un referéndum convocado a partir de la recogida de un número estipulado de
firmas. Coherente sólo en su odio a Chávez, la oposición intentó utilizar este
mecanismo en 2004 para destituirlo. Declinando ampararse en el hecho de que
muchas de las firmas recogidas pertenecían a personas fallecidas, el gobierno
venezolano decidió aceptar el reto.
Yo estaba en Caracas una
semana antes de la votación. Cuando me encontré con Chávez en el palacio de
Miraflores el presidente se hallaba estudiando detenidamente las encuestas de
opinión. El resultado era incierto. "Y si pierdes?", le pregunté.
"En ese caso renunciaré", respondió sin vacilar. Y ganó.
¿Nunca se cansaba? ¿Acaso
no se deprimía? ¿No perdía la confianza? "Sí", respondió. Pero no por
el intento de golpe de Estado o por el referéndum. Fue la huelga organizada por
los corruptos sindicatos petroleros y respaldada por las clases medias lo que
le preocupó, porque sus consecuencias afectarían a toda la población,
especialmente a los pobres: "Hay dos factores que me ayudaron a mantener
la moral. La primera fue el apoyo que conservamos en todo el país. Me harté de
estar sentado en mi oficina, así que con un guardia de seguridad y dos
camaradas salí a escuchar a la gente y a respirar aires mejores. La respuesta
me conmovió profundamente. Una mujer se acercó a mí y me dijo: 'Chávez,
sígueme, quiero mostrarte algo’. La seguí hasta su pequeña morada. Dentro, su
esposo y sus hijos estaban esperando a que cocinara la sopa. 'Mira lo que estoy
usando como combustible... el respaldo de nuestra cama. Mañana voy a quemar las
patas, al día siguiente la mesa, luego las sillas y las puertas. Vamos a
sobrevivir, pero no te rindas ahora’. Al salir, los chicos de las bandas se
acercaron y me estrecharon la mano. 'Nosotros podemos vivir sin cerveza. Usted
asegúrese de joder bien a esos hijos de puta'".
¿Cuál era la realidad
íntima de su vida? Para cualquier persona con un cierto nivel de inteligencia,
carácter y cultura, sus inclinaciones naturales, tanto emocionales como
intelectuales, van unidas y constituyen un todo no siempre visible para todos.
Él estaba divorciado, pero el afecto que sentía por sus hijos y nietos jamás
estuvo en duda. La mayoría de las mujeres que amó, y hubo unas cuantas, lo
describieron como un amante generoso, y lo hicieron mucho después de haberse
separado.
¿Qué decir del país que
deja detrás? ¿Un paraíso? Por supuesto que no. ¿Cómo podría serlo dada la
magnitud de los problemas? Pero deja tras de sí una sociedad muy cambiada en la
que los pobres sienten que tienen una participación importante en el gobierno.
No hay otra explicación para su popularidad. Venezuela está dividida entre sus
partidarios y sus detractores. Murió invicto, pero las grandes pruebas están
aún por llegar. El sistema que creó, una democracia social basada en la
movilización de masas, tiene que seguir progresando. ¿Estarán sus sucesores a
la altura de la tarea? En cierto sentido, ése es el test decisivo del
experimento bolivariano.
De una cosa podemos estar
seguros: sus enemigos no van a dejarle descansar en paz. ¿Y sus partidarios?
Sus partidarios, los pobres de todo el continente y de otras partes, lo verán
como un líder político que prometió y entregó derechos sociales en un escenario
completamente adverso. Lo verán como alguien que luchó por ellos y ganó.
Recordando
lo necesario: Hugo Chávez
Owen Jones - The Independent - Traducido para
Rebelión por LB
Si desea saber algo sobre
la situación de los derechos humanos en Venezuela antes de la llegada de Hugo
Chávez escriba "Caracazo" en Google y apriétese los machos. En 1989
el entonces presidente Carlos Andrés Pérez ganó las elecciones con un rotundo
programa de resistencia al dogma del libre mercado: el FMI era "una bomba
de neutrones que mataba a la gente pero dejaba los edificios intactos",
proclamó.
Pero tras acceder al
palacio presidencial dio un giro radical de 90 grados y desató un programa de
privatización y de terapia de choque neoliberal. Cuando eliminó los subsidios a
la gasolina los precios del combustible se dispararon y los venezolanos pobres
salieron a las calles. Los soldados segaron a tiros a los manifestantes.
Murieron cerca de 3.000 personas, un balance mortal horripilante y equiparable
al de la masacre de la Plaza Tiananmen (en un país con una población 43 veces
menor).
Fue su fallido intento de
golpe de Estado contra la rampante corrupción del gobierno asesino de Carlos
Andrés Pérez lo que lanzó a Chávez a la palestra en 1992. Aunque encarcelado,
Chávez se convirtió en un icono para los sufridos pobres de Venezuela. Para
1998, año en el que obtuvo una aplastante victoria con la promesa de emplear la
ingente riqueza petrolera del país a favor de los pobres, Venezuela ya era un desastre.
La renta per cápita había caído a los niveles de la década de 1960. Uno de cada
tres venezolanos subsistían con menos de 2 dólares al día. Los ingresos
petroleros habían sido dilapidados.
En los días venideros le
dirán repetidamente que Hugo Chávez era un dictador. Un curioso dictador, desde
luego: desde 1998 se han celebrado en Venezuela 17 elecciones y referenda.
Quizá piense usted que estuvieron manipulados. Cuando ganó por un amplio margen
en 2006, el ex presidente de EEUU Jimmy Carter fue uno de los que declararon
que Chávez había ganado "sin trampa ni cartón".
En las últimas elecciones,
celebradas en octubre del 2012, Carter declaró: "Creo que de entre las 92
elecciones que hemos supervisado el proceso electoral de Venezuela es el mejor
de todo el mundo". Yo estuve allí, aunque quizá se imaginen que estuve
como aquellos cándidos izquierdistas occidentales que visitaban las aldeas
Potemkin en la Rusia estalinista.
Me planté en Venezuela con
una comisión electoral genuinamente independiente integrada tanto por
simpatizantes como por opositores de Chávez (la oposición había invitado
previamente a estos últimos a que hicieran sus propias sus elecciones
internas). Nos reunimos con figuras destacadas de la oposición que
despotricaban contra Chávez pero que admitían vivir en una democracia. Cuando
perdieron las elecciones aceptaron los resultados.
Justicia social
De hecho, el propio Chávez
tuvo que aceptar la derrota unos años antes: en 2007 perdió un referéndum y no
se quejó de los resultados. Hasta que llegó al poder millones de venezolanos
pobres ni siquiera estaban registrados como electores, pero las enérgicas
campañas de registro han hecho que el cuerpo electoral casi se haya duplicado.
Actualmente hay 6.000 colegios electorales más que los que había antes de
Chávez.
Por otro lado, las
credenciales democráticas de muchos de sus oponentes son ciertamente dudosas.
En 2002 Chávez fue víctima de un golpe de estado de corte pinochetiano que fue
derrotado gracias a un levantamiento popular. Gran parte de los medios de
comunicación privados incitaron y apoyaron abiertamente el golpe de Estado: es
como si los generales británicos desalojaran a Cameron del nº 10 [de Downing
Street, residencia del primer ministro británico], apoyados y azuzados las 24
horas del día por las cadenas de noticias. Ahora bien, los medios de
comunicación de Venezuela están dominados por las cadenas privadas, algunas de
los cuales hacen que Fox News parezca un grupo de entrañables izquierdistas. La
televisión estatal [venezolana] puede ser acusada con justicia de parcialidad
pro-gubernamental, y es quizás por eso que tiene una ínfima cuota de audiencia
del 5,4%. De los siete principales diarios nacionales, cinco apoyan a la
oposición y sólo uno simpatiza con el gobierno.
Lo cierto es que Chávez
ganó democráticamente una elección tras otra a pesar de la hostilidad a menudo
viciosa de los medios de comunicación, y que las ganó porque sus políticas
transformaron las vidas de millones de venezolanos que habían sido ignorados
hasta entonces. La pobreza ha caído de casi la mitad de la población al 27,8%,
mientras que la pobreza absoluta se ha reducido a la mitad. Seis millones de
niños reciben diariamente comidas gratis; se ha instaurado la atención
sanitaria gratuita casi universal y el porcentaje del PIB dedicado a educación
se ha duplicado. Un programa de viviendas iniciado en el año 2011 ha permitido
construir más de 350.000 viviendas que han sacado a cientos de miles de
familias de las infraviviendas que ocupaban en los barrios. Algunos de sus
petulantes críticos extranjeros sugieren que Chávez compró los votos de los
pobres, como si ganar las elecciones ofreciendo justicia social fuera una
especie de soborno.
Alianzas
Todo eso no significa que
Chávez esté fuera de toda crítica. Venezuela ya tenía una criminalidad rampante
cuando Chávez llegó al poder, pero la situación ha empeorado desde entonces. En
2011 murieron a manos de la delincuencia violenta cerca de 20.000 venezolanos,
una cifra intolerable. La culpa la tiene, además de las drogas, la posesión
generalizada de armas y el impacto desestabilizador de la vecina Colombia, una
policía débil (y a menudo corrupta). Aunque el gobierno ha comenzado a desplegar
una fuerza de policía nacional, el crimen endémico constituye una auténtica
crisis. Cuando hablé con venezolanos en Caracas, la a veces aterradora ausencia
de ley y orden fue una cuestión que mencionaron por igual tanto los partidarios
como los opositores de Chávez.
Y luego está el tema de
algunas desagradables asociaciones extranjeras de Chávez. Aunque sus aliados
más cercanos fueron sus compañeros democráticamente electos de los gobiernos de
centro-izquierda de América Latina — casi todos los cuales defendieron
apasionadamente a Chávez de las crítica extranjeras — , también apoyó a las
brutales dictaduras de Irán, Libia y Siria. Sin duda, eso ha manchado su
reputación. Huelga decir que nosotros en Occidente no estamos en condiciones de
reprochar nada a Chávez por sus alianzas indeseables. Nosotros apoyamos y
proporcionamos armamento a dictaduras como Arabia Saudí. El ex primer ministro
británico Tony Blair cobra 13 millones de dólares al año por trabajar para la
dictadura de Kazajistán. Con todo, nuestra propia hipocresía no absuelve a
Chávez.
La llamada Revolución
Bolivariana dependía excesivamente de la reputación personal de Chávez y su
muerte plantea inevitablemente interrogantes sobre su rumbo futuro. Pero sobre
esta cuestión no tengan la menor duda: Chávez fue un campeón de los pobres
elegido democráticamente. Sus políticas rescataron a millones de personas de la
más abyecta pobreza y miseria. Chávez significó una ruptura con años de
regímenes corruptos y lastrados a veces por gravísimas violaciones de derechos
humanos. Sus logros los consiguió haciendo frente a un intento de golpe
militar, a unos medios de comunicación agresivamente hostiles y a críticas
extranjeras exacerbadas. Demostró que es posible resistir el dogma neoliberal
que impera sobre la mayor parte de la humanidad. Millones de venezolanos
llorarán su pérdida, y lo harán con razón.
Fuente:
http://www.independent.co.uk/voices/comment/hugo-chavez-was-a-democrat-not-a-dictator-and-showed-a-progressive-alternative-to-neoliberalism-is-both-possible-and-popular-8522329.html
6) ARTICULOS Y COMENTARIOS
PUBLICADOS EL DIA 11-03-2013
Entrevista
a la directora del Centro Nacional de Artesanía
No
hay revolución si no hay revolución cultural
Diego Olivera y Miguel Guaglianone - Barómetro
Internacional
Vamos a pedirte en primer
término que hagas una breve presentación, nos describas tu cargo y la institución
a la cual perteneces
Mi nombre es Aracelis
García, estoy presidiendo el Centro Nacional de Artesanía que está naciendo
dentro de lo que es todavía la estructura jurídica de la Red de Arte, una
fundación de ya siete años y que nació como una experiencia novedosa en el
país, porque no existía una red de tiendas que se encargase de la
comercialización de los productos de bienes culturales y las artes populares.
Durante el tiempo que ha durado, la Red de Arte ha sido un proyecto exitoso.
Sin embargo, la coyuntura de la Revolución te exige ir hacia nuevos estadios
del proceso. En este caso el nuevo estadio es conformar una institución que
genere las políticas públicas para todo el sector artesanal, con mucha más
coherencia y que comprenda además otras áreas como la formación, la
investigación, la distribución de los bienes culturales y sobre todo la
visibilización de la Artesanía. Todo un espectro de funciones que no existían
como competencias de la Red de Arte. Y vamos a desarrollarlas junto al sujeto
para el cual están destinadas las políticas públicas, en este caso los propios
artesanos. Esta no es una tarea fácil, aunque tampoco es una tarea imposible. La
revolución no es nunca tarea fácil, las revoluciones, más que difíciles, son
procesos altamente complejos, sobre todo la nuestra que es una revolución
pacífica, Ustedes saben que no existe en el mundo un proceso parecido a la
Revolución Bolivariana. Aquí hemos ensayado cambios ideloógico-políticos que
logramos llevar adelante en paz, por eso la mirada del mundo está puesta en
Venezuela. Y nosotros queremos direccionar todo lo que es la política pública
hacia la dinámica de la construcción del Socialismo del Siglo XXI, con la
participación –creo que es importante recalcarlo–de aquellos productores que
durante años se han desarrollado en estas áreas un poco aislados, porque nadie
se ha preocupado por las investigaciones que están realizando.
En ese marco, ¿cómo
piensan elevar el nivel organizativo de unos artesanos que pueden tener
distintas opiniones y distintos niveles de conciencia? ¿Es posible generar una
coherencia que permita la unificación de esfuerzos de lo que parecen ser
múltiples puntos de vista y de hacer las cosas, y sí es así, como planean
hacerlo?
Es cierto que la artesanía
tiene en Caracas y en general en las grandes ciudades como Valencia, Maracaibo,
Porlamar, unas características diferentes a las del resto del país donde se
practica sobre todo la artesanía tradicional. En las ciudades vas a encontrar a
ese artesano que trabaja en piezas pequeñas, que hace cosas como el trabajo en
cuero, bisuterías, etc., piezas que si bien es cierto son parte del componente
cultural, también es cierto que están permeadas por todo aquello hemos
adoptado, visiones exógenas a nuestra cultura. Sin embargo nosotros vamos
realmente hacia el rescate de nuestras propias tradiciones en materia de
artesanía y el rescate de aquellos maestros artesanos que se han visto hasta
ahora en la necesidad de realizar sus prácticas casi en solitario. Cuando tú me
preguntas si es fácil agrupar a todos los artesanos, la verdad no lo es,
tenemos ya varios años construyendo esta Revolución, y ninguno de sus procesos
ha sido fácil. Tenemos que lograr crear la unidad en la diversidad, respetando
las diferencias de todos los compañeros, respetando las diferencias de cada una
de las especialidades, pero manteniendo un propósito. Creo que lo más
importante es lograr que ese propósito sea lo más colectivo posible, que la
generación de políticas públicas se logre en conjunto. Creo que allí es donde
va a haber un éxito,
Hay grandes problemas de
la artesanía que tranversalizan a todas las especialidades. Por ejemplo el tema
de las materias primas, el tema de la organización para la producción, los
temas de la investigación y la formación y de la comercialización de las piezas
artesanales, estos son asuntos del interés tanto del artesano urbano de las
grandes ciudades, como del artesano tradicional de los distintos nichos en todo
el país. Atendiendo estas necesidades que son comunes a todo el sector, es que
creo que están las vías para ir poniéndonos de acuerdo. Tenemos además que
lograr una metodología de participación que permita que todos estén allí
construyendo ese propósito.
En el tema de la
dificultad del proceso y las cosas a corregir, muchas veces notamos el
desfasaje que se produce entre la concepción de lo que el presidente Chávez
define como la democracia participativa y protagónica y lo que a veces
lamentablemente nuestros funcionarios interpretan, intentando imponer criterios
desde arriba, cuando el proceso debe iniciarse desde abajo. Para este desafío,
¿cómo tienen planteado comenzar con el proceso de inclusión Con un proyecto piloto,
desde todas las regiones a la vez?
Durante todo el 2011 el
Ministerio para la Cultura estuvo ensayando con una instancia llamada Comisión
Coordinadora de Políticas Artesanales, la posibilidad y los vínculos para
reunirse con artesanos y otras instituciones para la construcción de una
política pública del sector artesanal. Esta comisión, ha trabajado con muchas
dificultades, ya que en un año no se construye en forma participativa una
política pública. Posiblemente si se hubiera encargado a unos técnicos pudieran
crear una política en muy corto tiempo, pero no se trata de eso, el tema de la
construcción colectiva requiere de tiempo, y como decía el maestro Simón
Rodríguez, ensayando y errando. Esta dialéctica que implica estar en un proceso
revolucionario nos ha dado el criterio de que no existen proyectos cerrados,
hay por supuesto un marco, el de generar una política de fomento, promoción,
divulgación, investigación de las artesanías en Venezuela, pero los logros se
prueban en forma abierta.
Dentro de lo estratégico
para este año, queremos plantearnos la recuperación de por lo menos tres
grandes ferias artesanales en el país que en su momento le dieron un entorno de
visibilización a nuestra artesanía. .El principal ejemplo es la Feria de
Tintorero, que como ustedes saben está ubicada en un Estado cuyo gobierno está
en manos de una persona adversa al avance de la Revolución. Sin embargo el
pueblo de Lara y sus artesanos son sumamente combativos. Estamos trabajando
este año para acompañar a los compañeros de Lara a recuperar la Feria de
Tintorero, que ha temido su impacto a nivel internacional desde el momento en
que se montó. Ha venido decayendo porque si bien existe una zona ferial donde
se exhibe artesanía, existen en las afueras del pueblo, propiciadas por el
gobernador, zonas de eventos que sirven como desviadores de la atención,
grandes shows que no dicen nada de lo que somos como pueblo, que banalizan lo
que era una gran potencialidad de la feria original. Creemos que el tema de las
ferias es fundamental para los artesanos, ellas son un contacto directo con la
gente, donde no solamente se vende, sino que se hacen demostraciones del
oficio. Allí no solo tienen la oportunidad de hablar y mostrar sus piezas sino
lo que ellos mismos son. Las ferias más que de comercialización, son entonces
un proceso de encuentro entre los artesanos (que son pueblo) y el resto del
pueblo. Queremos además preparar una gran Feria de Navidad, ya sea en Caracas o
en otro lugar del país que decidamos junto con los artesanos. Para esta feria
quisiéramos invitar a otro país a participar, y darle entonces un carácter
binacional. Sería la Feria Nacional de Artesanía, la más importante del país e
internacional, que se realizó durante muchos años por cuenta de la Dirección
Nacional de Artesanía que fuera fundada durante el período del extinto CONAC.
Queremos entonces recuperar esas ferias que tuvieron éxito.
Otro tema que queremos
dinamizar este año es el de formación, fundamental para cualquier proceso
cultural. La cultura debe estar hermanada con la educación. Queremos lanzar
para el mes de abril un Seminario Nacional que va a tener como locación a
varias universidades del país, para que los artesanos conversen acerca de las
situaciones de su área con gente que ha venido trabajando en el proceso de
investigación, hasta llegar a plantear inclusive un Plan Nacional de Educación
para la Artesanía. Intentaremos también un proceso educativo internacional con
Cuba y Ecuador, que es el diseño de un Diplomado, con locación en Venezuela
pero que pudiera trasladarse también a estos otros dos países,
El otro tema que creo
importante mencionar son los proyectos de investigación con el Ministerio de
Ciencia y Tecnología, con el objetivo de impulsar la protección de las piezas
artesanales, para manejar el tema del cuidado, la preservación y la protección
de nuestra producción. Estamos allí también en la investigación respecto a la
curagua, que es una de nuestras fibras naturales blandas con la cual se
elaboran chinchorros, hamacas, bolsos, etc. Hay un bosque muy importante de
curagua en el Estado Monagas que ha venido disminuyendo, precisamente porque no
se está preservando. Entonces queremos trabajar en el tema ambiental de
protección y procesamiento de la curagua. Los chinchorros de curagua son Patrimonio
de la Humanidad según la UNESCO.
Queremos además hacer otro
trabajo que tiene que ver con la organización de la producción artesanal, si
bien producimos artesanía en el país, no existe en ese rubro una organicidad,
no tenemos respuestas ante eventos internacionales e importantes como los nuevos
mercados del MERCOSUR. Recientemente fui a unas mesas de trabajo que se armaron
en la Cancillería para ir considerando los procesos de negociación para el
MERCOSUR y se quiere que la artesanía esté presente. Pero, ¿cómo damos nosotros
respuesta por ejemplo, a un pedido de 5.000 o 10.000 hamacas si no tenemos
organizada la producción? Podemos dar respuesta, pero con una producción
organizada, cosa que implica por ejemplo, el suministro de materias primas a
los artesanos. Allí queremos ir hacia la constitución de proveedurías
nacionales, regionalmente, para poder abastecer a los productores de una forma
segura, En principio planificamos convenios con Bolivia, con Ecuador, con
Brasil que son grandes productores de hilos para abastecer a nuestros artesanos.
Esto no iría en detrimento de la posibilidad de siembra de algodón en el país,
ni de otras formas artesanales de obtener la materia prima, como por ejemplo la
esquila de los ovejos para obtener el hilo. Tenemos, mientras trabajamos en la
construcción de un marco autosustentable, que ir proporcionando la materia
prima para que la producción no se detenga.
Y la otra área muy
importante es la organización política del sistema artesanal. La construcción
de un sistema que respete la voluntad política de los propios artesanos. Es una
obligación profundísima de nosotros como funcionarios revolucionarios,
estimular la generación de procesos políticos organizativos aguas abajo, de las
organizaciones populares. Esto no pasa si la gente no despierta la conciencia, difícilmente
nosotros pudiéramos estar elaborando políticas públicas eficientes si esto no
se diera, solo serían un pañito de agua caliente. Cuando tú quieres ir a la
profundización, a la verdadera aplicación de estas políticas para que tengan un
carácter liberador, es necesario que los receptores de esas políticas alcancen
un nivel de conciencia que les permita defender lo que somos como pueblo. Así
como hay grandes maestros artesanos en el país que han sido receptores y han
ido transmitiendo esa información cultural nuestra, existen también artesanos
de buena factura y buen acabado, pero que copian diseños exógenos que no son
nuestros. Esa es una lucha que tenemos que dar, con dulzura, con amor pero con
mucha fuerza revolucionaria. Lo que no puede ser es que nuestros artesanos se
conviertan en copiadores. Cuando realizas una artesanía, estás utilizando
técnicas propias, y debes utilizar también diseños propios, y para eso estás
utilizando memoria histórica, una memoria histórica que no queremos que se pierda
y para lo cual debemos facilitar procesos para despertar las conciencias a
nivel político.
En el fondo entonces están
enfrentando el proceso característico del neoliberalismo de la mercaderización
de los hechos culturales, que los convierte en mercancías y vuelve a los
artesanos en este caso, en meros maquiladores.
Efectivamente, hay una
forma del neocapitalismo de camuflajearse, vendiendo culturalmente un proceso
que no nos pertenece, haciendo creer al creador que ese proceso es bueno, hasta
llegar a convencerlos que es lo correcto. Cuando se construye por ejemplo,
siguiendo todas las técnicas y los procesos que definen un producto artesanal,
una manta con un Winnie Pu, que nos expliquen cómo llegamos allí a ese proceso
de transculturización que no le deja nada bueno al pueblo y lo aleja de sus
propios valores. Ese proceso que no permite que se transmita culturalmente lo
que sabemos de generación en generación, lo que nos ha permitido hacer
resistencia y que nos permite hoy emprender una Revolución bajo nuestras
propias guías. Cuando se lanza la Revolución Bolivariana, el Presidente Chávez
la lanza con nuestros creadores, con Simón Rodríguez, con Zamora. Vamos
entonces hacia la búsqueda de esos creadores artesanales que han construido
este proceso durante muchos años y que han permitido que hoy día podamos seguir
disfrutando de sus piezas en los mercados nacionales e internacionales.
Indudablemente hay un
vínculo indisoluble entre la revolución y el cambio de conciencia y
evidentemente ustedes están haciendo mucho en ese aspecto, ya que para poder
dar el salto en la construcción de esta nueva sociedad es necesario que el
pueblo logre llegar a la etapa de entender la cultura como parte integral del
proceso revolucionario.
No hay revolución sin
revolución cultural. Nosotros quisiéramos que durante esta gestión la artesanía
se convierta en un problema de Estado, ya que la cultura debe tener ese
carácter. Los pueblos que se han despojado de su cultura desaparecen. Lo que
nos está pasando hoy a nivel cultural no es casualidad ni culpa de nadie, hemos
sido el producto de la aplicación de un sistema que no nos pertenece. Estamos
en la búsqueda y en la conquista de nuestra propia forma de hacer las cosas.
Esto genera profundas contradicciones a nivel interno, inclusive dentro de los
propios revolucionarios, de gente que tiene resistencia al cambio porque cree
que lo que aprendió es lo correcto. Como el ejemplo de ese revolucionario que
llega a una playa y es capaz de dejar toda la basura allí, él no está contribuyendo
a la construcción de la revolución. Todo revolucionario que se precie debe
hacer transformaciones de su propio sujeto y reconocer las equivocaciones en el
camino.
Creo finalmente que el
ministro Pedro Calzadilla está haciendo grandes avances en todo esto. Uno lo ve
tranquilo, sin utilizar un discurso altisonante, pero ha generado aguas adentro
del propio ministerio unos cambios que pueden dar el resultado de que la
cultura se aproxime al proceso político desde sus propios objetivos
revolucionarios, como debió haber sido siempre en este proceso.
Chávez
por Siempre como el Che Guevara
Patricio Montesinos-Rebelión
Quizás algunos ilusos piensen que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez,
ha muerto definitivamente, y lo que no saben es que tras su desaparición física
el líder latinoamericano será más peligroso aun para sus adversarios
irrespetuosos, y quienes desean que la Patria Grande y la unidad de esta región
se desvanezca.
Chávez será a partir de
hoy un símbolo, como lo ha sido el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara,
además de un ejemplo a seguir por todos los pueblos de América Latina, que
estrecharán sus manos y sus fuerzas en defensa de su independencia, soberanía e
integración.
Desde donde quiera que
esté, el fundador de la Revolución Bolivariana guiará a los millones de hombres
dignos que actualmente enfrentan a los enemigos de las naciones del Sur,
encabezados por los regímenes de Estados Unidos, sus aliados europeos y las
derechas maltrechas latinoamericanas siempre sumisas, y pagadas por Washington.
A esos que públicamente o
escondidos, como roedores, festejan el fallecimiento de Chávez, el Comandante
en Jefe venezolano les continuará dando lecciones de firmeza y coraje, porque
sus ideas se multiplicarán y esparcirán por todo el universo.
A los pocos indignos que
cantan victoria no pueden imaginarse la carga de gigantes que les vendrá
encima, por la fortaleza que sembró el mandatario venezolano en su país, en
América Latina, y en cualquier rincón de nuestro planeta tierra.
Cierto es que por estos días
la tristeza dominará a todos los que sueñan y luchan, como lo hizo Chávez, por
un mundo mejor, pero esa desolación se transformará en más unidad entre los
desposeídos y los revolucionarios por la conquista de sus anhelos.
El Héroe Nacional de Cuba
y prócer latinoamericano José Martí dijo: “Ha muerto un justo, llorarlo sería
poco, sigamos su ejemplo”.
Esa frase martiana está
ahora más vigente que nunca, y de seguro el ideario del fallecido presidente
venezolano se transformará en bandera de todos los pueblos.
Vale recordarles a los
ilusos, que hasta después de muerto el Che ha sido temido por sus asesinos y
sus enemigos, los mismos que hoy se alegran, sin escrúpulo alguno, de la
desaparición física de Chávez.
Estados Unidos y sus
secuaces saben muy bien cuanto todavía le temen al Guerrillero Heroico, y a su
pensamiento, y de seguro así les ocurrirá con el mandatario venezolano: el Che
del siglo XXI.
Damos
gracias por tu luz, Hugo Chávez
Miguel Manzanera
La revolución bolivariana
es imparable. Ha puesto en marcha una dinámica de avance histórico y desarrollo
social, en Venezuela y en todo el continente americano, que no podrá ser
detenida porque representa la realización de las auténticas aspiraciones
humanas. Los impresionantes logros de esta revolución en materia de educación y
sanidad, la mejora en las condiciones de vida del pueblo, así como en la
protección de los derechos humanos, desarrollando al mismo tiempo la conciencia
de la clase obrera y la dignidad ciudadana, son el germen y la promesa de un
futuro más pleno para todos los americanos y toda la humanidad.
En la raíz de ese
grandioso proceso histórico está el carácter de un hombre humilde con una fe
inquebrantable en los valores humanos. Hugo Chávez. Recuerdo sus primeros meses
de gobierno, cuando a nivel mundial se producía la plena hegemonía neoliberal
sin apenas contestación: era el final de la historia. Por todas partes –excepto
Cuba-, se desmantelaban los últimos restos del socialismo real. La izquierda de
los cinco continentes sospechaba de ese personaje católico, populista, que se
había atrevido a presentarse como un militar golpista contra un gobierno
‘democrático’ homologado por la comunidad internacional. Su apelación a los
intelectuales críticos y los movimientos sociales cayó en el vacío. Estaba
descorazonado. De pronto llegó una delegación zapatista desde la sierra
Lacandona, y los acogió como si llegase a un oasis en el desierto. Fue el
principio: esos indígenas comprendieron que tenían un aliado en aquella revolución
mestiza mezcla de etnias y culturas variadas. Y la historia se puso de nuevo en
marcha: los pueblos originarios la reconocieron y apoyaron; llegaron los
cubanos con su experiencia y preparación, a quienes recibió como hermanos;
también vinieron los intelectuales europeos a observar y aconsejar. Y más tarde
sucedieron los triunfos revolucionarios de Argentina, Ecuador, Bolivia, Brasil,
etc. América Latina se convirtió en la vanguardia mundial contra el
neoliberalismo. Y entonces llegó la gloria.
Hay momentos decisivos en
el que se hace necesario que un hombre o una mujer se encuentren en el lugar
apropiado para que el proceso histórico cuaje y todo siga adelante. Hoy sabemos
que uno de esos momentos se situó en la década de los 90 en América Latina, y que
uno de esos hombres imprescindibles fue Hugo Chávez. En éste personaje se
conjugan el militar que se rebela contra la injusticia, imitando a los
capitanes de abril que en Portugal acabaron con la dictadura; el mandatario que
se enfrenta al imperio en nombre de la justicia en las relaciones
internacionales, sintonizando con la República de Cuba; el hombre admirable y
admirado que ha sabido recoger la tradición emancipadora de su patria,
encarnada en Bolívar, para darle proyección hacia el futuro; el político
incomparable, adorado por su pueblo, que gana una elección tras otra sin
tregua, dejando mudos a sus calumniadores… Su respeto escrupuloso por los
derechos humanos, iba más allá de la proclamación hipócrita que realizan tantos
políticos de las democracias consagradas, hacia la activa satisfacción de los
mismos en los hombres y mujeres de su pueblo y del mundo entero.
Y, sin embargo, me parece
que el rostro más verdadero de Chávez, el que demuestra toda la grandeza de su
carácter, se mostró aquel año en el que estaba solo con su revolución recién
iniciada, y nadie quiso enterarse de ello. Y solo llegaron hasta él unos
indiecitos pobres, que apenas tenían nada para ofrecer, salvo una revolución
fracasada de antemano. Le bastó ese pequeño apoyo para comprender que no se
había equivocado. Y siguió adelante.
No se nos pueden ocultar
las enormes dificultades que todavía tiene que afrontar la nación venezolana;
se deben reconocer las tareas que quedan pendientes. La revolución es el inicio
de un movimiento de humanización más completa, pero el movimiento aún tiene que
realizarse, alcanzando dimensiones universales, abrirnos el mundo nuevo.
Todavía hay mucha tarea por delante, y es gracias a la revolución bolivariana
que tenemos tarea por delante. Algo ha cambiado decisivamente en estas décadas
chavistas, cuando todo un pueblo ha sido rescatado desde las tinieblas de la
miseria y la ignorancia, hacia la esperanza y la luz. Ese hecho histórico
anuncia el futuro, invitándonos a darle continuidad. El mejor homenaje que se
le puede hacer al comandante Chávez es asegurar la perdurabilidad eterna de su
obrar humano.
Balance
matizado
José Natanson - Brecha
Un hombre es siempre
muchas cosas. En el caso de Hugo Chávez, beisbolista aficionado, lector voraz
aunque de gustos dispersos, militar habituado a ver el mundo en términos de
táctica y estrategia, cristiano cada vez más convencido, showman, self-made man,
cantor y pintor aficionado...
Podría haber sido,
también, un héroe. En la tarde del 11 de abril del 2002 las fuerzas armadas
rodeaban el Palacio de Miraflores, luego de que una manifestación antichavista
liderada por empleados de Pvdsa se desviara hacia la sede presidencial y se
enfrentara a un grupo de partidarios del presidente, con choques entre policías
y militares y francotiradores que dejaron dos docenas de muertos de ambos
bandos. Con un sector de los militares cercándolo, las comunicaciones con los
más leales interrumpidas y un panorama internacional confuso -Estados Unidos y
España apoyaban el golpe, la Argentina de Duhalde se oponía, Brasil aguardaba-,
Chávez decidió no combatir. Todavía no sabía que sus funcionarios le jurarían
lealtad, todavía los canales privados de televisión no transmitían dibujos
animados para ocultar a los miles y miles de chavistas que bajaban de las
laderas caraqueñas para respaldarlo, y todavía, decisivamente, no era
consciente de que una parte importante de las fuerzas armadas, sobre todo de la
Marina y el Ejército, se negaban a sumarse a la asonada.
En este contexto confuso,
Chávez ordenó a su guardia personal no enfrentar a los militares sublevados y
se entregó sin disparar un solo tiro. Al hacerlo, Chávez actuaba racionalmente,
midiendo relaciones de fuerza, calculando probabilidades y recurriendo a la
enorme astucia de no dejar nada por escrito: se rindió, por supuesto, pero se
negó a firmar la renuncia formal que los golpistas nunca pudieron exhibir en
público, en uno de esos gestos aparentemente menores pero que revelan la
intuitiva sagacidad del verdadero político. Porque renunciando sin combatir,
Chávez hacía algo más que evitar el destino trágico de Allende, que se pegó un
tiro con la ametralladora obsequiada por los cubanos cuando las tropas de
Pinochet entraban a La Moneda. En aquel momento, en una decisión que a la larga
se revelaría acertada, Chávez sí renunció a algo: renunció al destino de héroe
para ser, desde ahí y hasta el final de sus días, un político.
(Lo interesante es que el
consejero definitivo de esa decisión, según el mismo Chávez contaría después,
era, él sí, un héroe: Fidel Castro, al teléfono desde La Habana, le sugería que
no se inmolara, que se entregara mientras pudiera porque, intuía bien, todavía
había chances de un retorno al poder. En una de esas vueltas interesantes que a
veces nos trae la historia, el héroe le aconsejaba a Chávez que actuara como un
político.)
De entre todos los ángulos
posibles para analizar a Chávez, elijo entonces éste: Chávez podrá haber sido
un buen o un mal presidente, pero no fue un héroe ni un tirano. Por eso, aunque
la tan de moda comparación con Fidel resulte tentadora, también puede ser
engañosa: a diferencia del cubano, un exponente de la Guerra Fría que lideró la
epopeya de una revolución triunfante a 90 millas de La Florida, Chávez fue un
político del siglo XXI que llegó al poder por los votos y se mantuvo ahí 14
años gracias al apoyo popular evidenciado en una seguidilla de trece elecciones
impecablemente ganadas.
Y fue también el primer
gran líder de la etapa posneoliberal de América latina. Asumió la presidencia
en 1999, en plena hegemonía del Consenso de Washington, y comenzó a explorar un
camino por el que luego avanzarían otros países. No por una especial
clarividencia, o al menos no sólo por eso, sino porque el estallido económico,
la crisis social y el derrumbe del sistema de partidos (las marcas de fábrica
de la transición pos neoliberal) que en Argentina se produjeron en 2001, en
Bolivia en 2003/2004 y en Ecuador en 2004/2005, en Venezuela sucedieron en
1989, cuando el Caracazo cambió para siempre el paisaje de un país que, en la
tibieza de una socialdemocracia autocomplaciente, se había creído a salvo de
traumas sociales y golpes de Estado.
Desde su llegada al poder
y la asombrosa puesta en escena de su primer juramento ("juro por esta
moribunda Constitución", dijo para dejar bien clara su intención de
reformarla), Chávez maniobró hábilmente -siempre midiendo, calculando,
sopesando- hasta alcanzar, en sus últimos años, un ambicioso proyecto de
reforma política, social y en menor medida también económica.
Detengámonos un momento en
el balance. Desde el punto de vista social, el saldo es positivo: prácticamente
todos los indicadores mejoraron, se los mida como se los mida, en los 14 años
de chavismo. Desde el punto de vista económico, en cambio, el balance es más
matizado: Chávez no logró romper la monodependencia de un país que sigue
exportando básicamente un solo producto -petróleo- a básicamente un solo
destino -Estados Unidos-, aunque es lícito preguntarse si alguien podría
haberlo hecho con un barril que se obstina en ubicarse por encina de los 100
dólares. Como sea, Venezuela ha registrado un crecimiento desparejo, acumula
preocupantes tensiones macroeconómicas (alta inflación, déficit fiscal, un
mercado cambiario caótico) y sigue descansando en una estructura productiva más
parecida a la de Nigeria o Arabia Saudita que a la de Argentina o Brasil. Desde
el punto de vista político, el saldo del chavismo es un formato institucional
difícil de definir pero muy novedoso, una especie de hiperdemocracia
plebiscitaria en la que la evidente legitimidad del líder convive con no menos
evidentes esfuerzos por debilitar el componente republicano -y en menor medida
el liberal- propio de cualquier sistema democrático. En concreto: Venezuela es
el único país latinoamericano -a excepción de Cuba- que no contempla límites al
ejercicio permanente del poder por la misma persona, y al mismo tiempo celebra
periódicamente elecciones limpias en las que, cuando el líder pierde, como
sucedió en el referéndum del 2007, reconoce su derrota.
Y por último, desde el
punto de vista de las relaciones internacionales, Chávez fue el principal
impulsor de una integración latinoamericana concebida como una articulación
solidaria entre iguales, que no cayó en el típico esquema centro-periferia que
caracterizó a las relaciones con Gran Bretaña, Estados Unidos e incluso, por
momentos, Brasil, pero que a la vez encontró enormes dificultades para
cristalizar en acuerdos concretos y duraderos. Una integración presidencial que
aún no ha coagulado en procesos institucionalizados a la altura de sus
intenciones (no tenemos ni Banco del Sur ni moneda única ni aduanas armonizadas
ni un Parlamento), pero que de todos modos supone un desafío a Estados Unidos.
Pero un desafío contenido, administrado. Sucede que, pese a su prédica
antiimperialista, Chávez evitó jugar con los dos temas más sensibles en la
estrategia exterior de Washington (cooperó siempre en materia de lucha contra
el narcotráfico y no mantuvo con las FARC más contactos que los necesarios para
resguardar sus fronteras, como por otra parte también hace Brasil), en el
contexto de una relación comercial estable y mutuamente beneficiosa (la única
vez que Chávez dejó de enviar petróleo al imperio fue -paradojas de la
historia- cuando la oposición conservadora paralizó Pdvsa).
Resulta difícil, en medio
de la avalancha de análisis y tras 14 años en el poder, ensayar un balance del
chavismo. Lo central, creo, es evitar que las necesarias miradas panorámicas
oculten los matices y las contracciones de un régimen que podrá ser de trazo
grueso, pero al que el trazo grueso no alcanza para describir. Y que además
-aunque apenas se reconoce- fue mutando en el tiempo, de la fascinación inicial
con la tercera vía al socialismo del siglo XXI, por motivos totalmente
comprensibles: a diferencia de Evo Morales y Lula y al igual que Rafael Correa,
Chávez llegó al poder sin un partido, un movimiento social o una confederación
sindical que lo respaldara, y quiso emprender cambios profundos basándose sobre
todo en su voluntad y su carisma. Y ahí se encontró con la paradoja -otra más-
de intentar implantar el socialismo, aun el del siglo XXI, en una sociedad
amansada en una cultura económica rentista, con una estética que no es la
única, por supuesto -porque Venezuela también es cuna de escritores y pintores
geniales-, pero sí la dominante, de nuevo rico a lo Catherine Fulop; una
revolución en el país que consume más whisky escocés per cápita del mundo
(aunque no produce ni una gota y aunque sí fabrica un ron excelente), donde se
venden más Hammers (a 80 mil dólares cada una) que en Estados Unidos y cuya
capital se ha ido convirtiendo en la ciudad más insegura de Sudamérica (¡más
que Río!), a pesar de que los índices de desigualad han mejorado (en una de
esas contradicciones que ponen en crisis las verdades de los sociólogos,
Caracas es una ciudad más igualitaria pero más peligrosa).
Volvamos al principio.
Como el resto de los presidentes del giro a la izquierda latinoamericano,
Chávez supo combinar gobernabilidad económica con estabilidad política e
inclusión social, trípode en el que descansa la legitimidad de esta nueva
camada de líderes. Fue, de todos ellos, el que llevó más lejos su vocación
transformadora, aunque las reformas no siempre hayan funcionado y aunque muchas
de ellas tengan pies de barro. Manteniéndose dentro de las amplias fronteras de
la democracia y el capitalismo, Chávez tuvo la vocación de los grandes
políticos que quieren estirar la cuerda al máximo, y en el camino chocó, una y
otra vez, con la realidad de un país que lo quiso tanto como lo odió. Sin caer
en disquisiciones de hegelianismo para aficionados acerca del Hombre y la
Historia, si el sujeto o la estructura, digamos por último que Chávez fue la
expresión más potente de un proceso que lo trasciende, histórica y
geográficamente. Sus límites fueron los de Venezuela y los de las revoluciones
impuestas desde arriba.
* José Natanson es Director de Le Monde Diplomatique/El Dipló, Edición Cono
Sur.
Chávez
embalsamado
Pascual Serrano - Rebelión
Nuestra racional Europa
mercantilista no entendió la revolución bolivariana, no entendió a Chávez y
ahora tampoco entiende ni el dolor que ha provocado su muerte en los
venezolanos, ni su funeral, ni su duelo, ni su embalsamamiento. Se dice con
desprecio que estamos ante un rito faraónico, un culto a la personalidad típico
de religiones trasnochadas y regímenes totalitarios. Recuerdan los casos de
otros líderes de la izquierda como Lenin, Ho Chi Minh y Mao Tse Tung, cuyos
cuerpos también fueron embalsamados. El presidente venezolano en funciones lo
justificó de forma sencilla: “Se ha decidido preparar el cuerpo del comandante,
embalsamarlo, para que [...] pueda ser observado eternamente". De modo que
los que no dudaron en publicar ni criticaron la difusión de una foto [falsa] de
Chávez intubado en portada de un periódico, les pareció morboso que durante
siete días los venezolanos pudieran acercarse al cuerpo de su presidente.
Es curioso, los sistemas
que construyen auténticos templos en forma de centros comerciales, torres que
quieren llegar al cielo presididas por los logotipos de sus grandes firmas
empresariales y estadios olímpicos donde solo practicarán deportes las élites
que generan beneficios económicos, llaman faraónicos a los mausoleos
construidos para que los ciudadanos visiten el cuerpo de un líder político al
que admiran.
Sociedades cuyos programas
de televisión más exitosos se fundan en la presencia vacía y hueca de
individuos cuyo único mérito es ser famoso por haber salido en los programas donde
salen los famosos. Donde las publicaciones más demandadas son las que presentan
como exclusiva las fotos del dormitorio de la celebridad famoso y se pagan
cifras millonarias por las imágenes del bautizo del último vástago. Esas
sociedades ahora acusan a Venezuela de culto a la persona.
Los que han visitado las
tumbas de Lenin, Mao Tse Tung y de Ho Chi Minh saben que las colas -no de
turistas, sino de locales- sin kilométricas. Algo que no sucede con los
“líderes” del capitalismo, que a lo más que aspiran es a alguna estatua en un
parque cuyo texto del pedestal deben leer los viandantes para reconocerlos. Y
si alguno se atreve a un mausoleo, como Franco en España o Hassan en Marruecos,
ninguna visita se acerca por allí.
El ritmo trepidante del
capitalismo occidental no se caracteriza por buscar personajes que sean
referentes éticos a los que inmortalizar. No hay colas de ingleses visitando al
tumba de Churchill, ni de franceses la de De Gaulle, ni de estadounidenses la
de Washington, Lincoln o Roosevelt. El capitalismo no tiene necesidad de
inmortalizar con prestigio y devoción a las personas admiradas porque lo hace
con dinero en vida. Un héroe del capitalismo es Steve Jobs, el fundador de
Apple. Ocupó portadas y portadas en la prensa, su muerte fue un fenómeno
noticioso mundial, sus biografías fueron bestsellers de ventas. Pero, sobre
todo, el capitalismo le pago mucho, mucho dinero. Dentro de cinco años nadie se
acordará de él y, por supuesto, nadie se interesa por visitar su tumba. El
mercado hace lo mismo con los deportistas. Son deseados por patrocinadores y
empresas, y aunque son admirados por la ciudadanía, todos sabemos que la
mayoría terminan vendiéndose al mejor postor. Precisamente los deportistas más
queridos por los pueblos son los que no son succionados por el mercado, bien
porque triunfan en un deporte no comercial o porque se mantienen fieles a los
colores de su país renunciando al dinero que les ofrecen fuera. Es el caso de
los deportistas cubanos.
En el capitalismo la
aceptación social se paga con dinero, cuando el capitalismo está contento con
alguien le da mucho dinero para que tenga una gran casa, coma bien y viaje en
un lujoso coche. Cuando se muere ya no se le puede retribuir y el mercado te
olvida. El último homenaje es la esquela en la prensa, que también es mayor
cuanto más dinero se paga por ella. En cambio, los pobres no pueden reconocer a
sus mitos y admirados con dinero porque no lo tienen. Les pagan con la
inmortalidad del recuerdo, y con todos los sistemas que puedan para mantener
ese recuerdo. Y el embalsamamiento es uno de ellos. Una vez más los ricos se
burlan de los pobres porque no manejan dinero en sus relaciones y afectos. Los
ricos y su capitalismo no entienden que el amor de los pobres vale más que todo
su dinero y, sobre todo, es inmortal. Porque cuando el pobre visita la tumba de
su héroe, de su líder, está agradeciéndole lo que hizo en vida y recibiendo
fuerzas para seguir luchando por sus mismas causas. Mientras tanto, el rico
solo intercambia dinero con sus héroes. Y como no puede hacerlo cuando muere,
lo olvida, y se queda solo con su dinero, a la búsqueda de otro héroe al que
pagar.
* Pascual Serrano es periodista. Su último libro es “La comunicación
jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes” (Península) .
Disponible en librerías a partir del 12 de marzo
La
Venezuela que deja Chávez
Roberto Montoya - Viento Sur
Hay una Venezuela pre
Chávez y una Venezuela pos Chávez. Parece una frase hecha, de esas que se usan
para todo, como aquella de “hay un mundo antes 11-S y otro mundo después del
11-S”, como un antes y un después del cine mudo al sonoro, el antes y el
después al avión y así encontraremos aplicaciones en todos los órdenes de la
vida.
Y hay “antes” y “después”,
que sin embargo después vuelven al “antes”. ¿O no hubo en Alemania, en Europa
un “antes” y un “después” a la construcción del Muro de Berlín en 1961 y una
vuelta al “antes” con su caída en 1989, la posterior reunificación alemana y la
caída de los regímenes del mal llamado socialismo real que estaban detrás de
él?
Pero esa es la gran
diferencia con la Venezuela y la América Latina pre Chávez y pos Chávez. Ni
Venezuela ni América Latina pueden volver a ser las mismas tras el paso del Huracán
Chávez.
Muchos ingenuos políticos,
analistas y medios de comunicación de la derecha de España, EEUU y otros países
ya venían frotándose las manos desde hace tiempo ante el empeoramiento de la
salud de Hugo Chávez, oliendo como hienas la sangre. Y ahora, tras su muerte,
están excitadísimos. “Todo vuelve a la normalidad”, nos vienen a decir,
“Venezuela recuperará los 14 años perdidos”.
La variopinta oposición
venezolana nucleada alrededor de la llamada Mesa por la Unidad (MUD) y los
poderosos medios de comunicación que la respaldan, han utilizado política y
electoralmente desde 2010 la enfermedad de Chávez de una forma infame.
Al preparar sus elecciones
primarias en febrero de 2012, de las cuales surgiría Henrique Capriles como
candidato único de esa coalición compuesta por casi 20 partidos y movimientos,
la oposición bajó el tono, abandonó el tradicional discurso beligerante que la
caracterizaba y por primera vez se comprometió a mantener en pie “y
profundizar” las reformas sociales impulsadas por Chávez desde 1999.
Fue un cambio de suma
importancia para su estrategia. Lograron empezar a ser escuchados por algunos
de los sectores de clase media baja e incluso de trabajadores disconformes con
aspectos concretos de la política bolivariana que, a pesar de sus críticas,
hasta ese momento seguían votando a Chávez. Porque lo que ofrecía la hasta
entonces fragmentadísima oposición era una temible vuelta atrás, la anulación
de todas las reformas, de todas las reivindicaciones sociales obtenidas en esos
años.
Ese cambio de discurso,
esa cara amable de la oposición, hizo que la MUD saliera de esas primarias
fortalecida, por primera vez con un candidato único. Y la oposición creyó que
ya tenía el triunfo en sus manos, Capriles ya se veía como nuevo inquilino del
Palacio de Miraflores. Pero, para reforzar su candidatura, para intentar
arañarle votos al chavismo, utilizó la salud de Chávez en clave electoral, de
futuro.
Cada vez criticaba menos
el programa del PSUV y más el futuro de ese programa. “No pueden votar a
alguien que no podrá cumplir sus promesas, ni se sabe si llegará a las
elecciones”. Ese fue el mensaje subliminal de la oposición, razón última de la
cantidad de mentiras, rumores de médicos y enfermeras que supuestamente habían
estado al lado de la camilla del presidente. Había que crear ese clima, que la
gente se resignara a que Chávez no volvería y.que dado su carácter personalista
no habría nadie que lo pudiera sustituir dentro de su movimiento.
La MUD se presentaba así
como la verdadera opción, la tolerante, moderada, la que en sus propias filas
albergaba a partidos de la más rancia oligarquía con otros de corte
socialdemócrata. ¿Qué mejor garantía? Y además, EEUU y la UE recibirían con los
brazos abiertos a ese nuevo gobierno.
Pero los cálculos
fallaron. La MUD obtuvo 6,5 millones de votos, un indudable buen resultado,
pero Chávez consiguió más de 8 millones…después de 14 años en el poder.
Los cantos de sirena no
bastaron. A pesar de la incertidumbre que lógicamente se adueñó de gran parte
de la población ante la constante ausencia de Chávez durante la campaña
electoral y los indudables errores de sus colaboradores más cercanos y de la
dirección del PSUV para gestionar esa situación, los venezolanos acudieron
masivamente a las urnas para garantizar la continuidad del proceso iniciado en
1999. Apostaron por él, a sabiendas ya en ese momento de que muy posiblemente
no sería quien personalmente pudiera seguir conduciéndolo.
¿Qué Venezuela deja Chavez?
Una Venezuela muy distinta
a la que existía cuando llegó al Palacio de Miraflores a inicios de 1999,
arrasando en las urnas. Para ese entonces había madurado ideológicamente y
coherentizado su discurso político aquel Chávez joven teniente militar que en
1992 se había alzado contra el implacable plan de ajuste y privatización que el
socialdemócrata Carlos Andrés Pérez -el amigo de Felipe González venía
aplicando desde el mismo momento de llegar a su cargo en 1989. En ese mismo
1989 tuvo lugar el Caracazo, el levantamiento popular que fue reprimido
brutalmente. Según cifras oficiales murieron 300 personas, pero otras fuentes
elevan el número de muertos hasta 3.500.
Andrés Pérez fue depuesto
14 meses después de la asonada militar de Chávez y otros altos mandos, que
daría nacimiento al movimiento bolivariano. Chávez se asumió como el
responsable máximo de esa insurrección y fue encarcelado por ello.
A pesar de ese fracaso, el
pueblo llano no olvidaría a quien había intentado acabar con un gobierno
ultraliberal, elitista, corrupto y represivo y en 1998 le daría masivamente su
voto.
Chávez no salió de la
nada, hizo una verdadera revolución en su país. Contradictoria o limitada en no
pocos casos, especialmente en su modelo económico y productivo, con muchos
temas programáticos sin definir, pero revolución sin duda.
Catorce años son muchos
sí, pero no tantos para dar vuelta el país, para intentar sacarlos de décadas
de dictaduras militares ultraderechistas y gobiernos liberales y
socialdemócratas corruptos, represivos, en los que los grandes beneficios del
petróleo nunca llegaban al pueblo, sino a una pequeña élite dominante.
Mucho hubo que hacer para
sin tener un partido organizado y con historia detrás, poder desarticular el
arcaico sistema político, crear la Asamblea Nacional, dar voz a los movimientos
sociales y visibilizar a millones de personas.
Mucho esfuerzo también
costó lograr que la Unesco declarara pocos años después a Venezuela como el
segundo país de Latinoamérica libre de analfabetismo –después solo de Cuba-,
gracias en gran medida al intercambio con la isla de petróleo a bajo precio por
la ayuda de miles de experimentados educadores y médicos cubanos.
En las regiones más
postergadas tradicionalmente de Venezuela se crearon universidades populares. Y
los resultados empiezan a verse, como en zonas de Maracaibo de población
mayoritariamente indígena, donde ya se han licenciado numerosos alumnos en
ramas directamente ligadas a la actividad local, en Agronomía, Veterinaria,
Medicina, Educación.
Mucho trabajo también hubo
que hacer para llevar la atención sanitaria de todos los niveles hasta los
últimos rincones de Venezuela. Este país se puede enorgullecer de haber dado a
luz en 2004 junto con Cuba a la Operación Milagro, que ha permitido operar ya
gratuitamente de cataratas y otros problemas de la vista a millones de
latinoamericanos.
Según la Cepal, el índice
de pobreza en Venezuela ya había bajado en 2009 al 27,8%, desde el 49,7% que
tenía en 1999 y la desigualdad social se redujo en ese mismo periodo un 17,9%
En la Venezuela que Chávez
heredó, inundada en 1999 de chabolas alrededor de todas las grandes ciudades,
se combate diariamente para proporcionar una vivienda digna a la gente. Fueron
casi 146.000 las viviendas construidas en 2011, la última estadística
disponible.
La reforma agraria sigue
su curso, aunque seguramente mucho más lenta de lo que podría ser. En las
millones de hectáreas desocupadas confiscadas se intenta, a través del estímulo
de “la vuelta al campo” y la creación de cooperativas y sistemas de
distribución estatales, paliar uno de los graves problemas que tiene Venezuela,
como muchos países de la región, incluida Cuba: la gran dependencia de la
importación de productos, muchos de ellos de primera necesidad.
Una parte importante de
los beneficios obtenidos por el petróleo se utiliza para pagar los productos
importados. Venezuela parece en ese sentido ir a paso de tortuga en su intento
por diversificar la producción, por dejar de tener a toda la economía girando
alrededor de la industria del petróleo. La cultura del petróleo sigue omnipresente.
El proceso bolivariano
tiene el indiscutible mérito de repartir por primera vez en la historia de
Venezuela los ingresos del petróleo en beneficio de la población. Chávez ha
llevado una hábil estrategia en la OPEP para acordar con otros grandes productores
la reducción de la producción para mantener los precios y así multiplicar los
beneficios. Pero la política extractivista sigue siendo el gran maná del modelo
económico venezolano.
Aunque internamente en el
PSUV es motivo de discusión, la postura mayoritaria en él no parece entender
que el cuestionamiento a ese modelo es algo urgente y necesario para ser
coherente con un proceso progresista. La mayoría argumenta que ante las grandes
necesidades sociales que aún tiene Venezuela, todo lo que queda por hacer, es
imposible apostar todavía por una economía sostenible.
El movimiento bolivariano
pretende construir el “socialismo del siglo XXI” pero no se plantea el
ecosocialismo aunque haya sectores minoritarios internos que lo defiendan.
Tanto Chávez, como Morales
o Correa, han reivindicado en muchos foros la necesidad de la lucha por un
mundo sostenible, y han dado ciertos pasos en ese sentido, pero pocos y hasta
por momentos parecieran creer que su “grano de arena” a esa lucha pasa por la
defensa, nada menos, que de los agrocombustibles. Grano de arena a más
devastación medioambiental en realidad , más dependencia de los Monsanto y más
dificultad para garantizar el abastecimiento y el precio de los precios de
productos agrícolas de primera necesidad para la población.
Estos procesos
progresistas han chocado con ese gran problema: haber heredado países con unas
economías diseñadas para depender eternamente de sus riquísimas –pero finitas-
fuentes de energía. Y cambiar el modelo no es fácil. Pero sería un paso de
gigante reconocerlo así y fijarse un plan a corto, medio y largo plazo para
diversificarlo y revertirlo.
Rafael Correa lo sintetizó
así alguna vez, ante las luchas de indígenas y campesinos contra las devastadoras
exploraciones petrolíferas y mineras en zonas verdes de alto valor ambiental:
“No podemos ignorar que estamos sentados sobre un gigantesco mar de petróleo”.
Correa también visibilizó
a millones de indígenas y campesinos, les dio derechos políticos y sociales,
pero no tiene respuesta para ellos, que hoy se sienten protagonistas del
proceso y le exigen coherencia, que no perpetúe el destructivo modelo productivo
que heredó.
Con estas contradicciones,
con estas limitaciones, el movimiento bolivariano sigue su marcha y ahora
tendrá que demostrar que sigue vivo después de la muerte de Chávez, que pese a
su fortísima personalidad, a su omnipresencia en todos los aspectos de la vida
de Venezuela durante estos últimos 14 años, ha dejado un legado sólido.
En estos años se ha
construido un partido, el PSUV, con miles y miles de militantes y
simpatizantes, enraizados totalmente con los movimientos sociales, con los
consejos municipales, comunales, de campesinos, trabajadores, estudiantes, con
todas esas estructuras de las que se ha podido dotar la ciudadanía y que la
hace sentir orgullosa protagonista. Si la vida interna de todo partido da lugar
siempre a familias, a tendencias, a barones, no podía ser menos en el PSUV.
Contradiciendo muchos de
los pronósticos, Chávez, a último momento, cuando preveía sin duda su fatal
destino cercano, anunció oficialmente que su delfín era Nicolás Maduro y no
Diosdado Cabello, ese ex compañero de armas que lo había acompañado desde la
asonada contra Andrés Pérez en 1992 y el que lo había rescatado físicamente de
manos de sus secuestradores, cuando el golpe de Estado de 2002 y con el que
siguió evolucionando día tras día, a diferencia de otros ex camaradas de armas
que quedaron por el camino.
A pesar de esa sintonía
por momentos Chávez lo relegó, potenciando a otros de sus colaboradores pero
volvía luego a darle gran protagonismo. Muchos aseguraban que era el candidato
de Chávez y también el de las fuerzas armadas y posiblemente para salir al
frente de esa rumorología fue el inédito pronunciamiento de fidelidad a Maduro
y el proceso bolivariano que hizo ante las cámaras y puño en alto en nombre del
socialismo el alto mando militar.
Las fuerzas armadas
escenificaron así el apoyo a quien Chávez quiso como su sucesor, a Maduro, otro
estrecho colaborador de años, que fue asumiendo cargos de gran responsabilidad
en el gobierno y el partido, con fuerte respaldo de las bases y los
trabajadores del PSUV, más abierto ante los críticos internos. A pesar de que
Maduro tiene la ventaja de haber sido señalado por Chávez como su sucesor, de
ser quien realmente viene llevando las riendas del país en estos últimos tres
meses y que lo seguirá haciendo hasta las elecciones, todavía no está dicha la
última palabra sobre su candidatura.
En estos últimos meses
todo bulle en el PSUV y será importante ver el tipo de debate interno que se da
en él, las reflexiones que surgen, los proyectos que se planteen para reforzar
las reformas de fondo iniciadas y, sobre todo, para encarar las muchas
pendientes.
Y en cuanto a la
oposición, a pesar de que desde que se presenta unida a través de la MUD y que
su candidato Capriles desde hace un año no ha tenido prácticamente rival ante
los múltiples mítines que pudo dar en sus giras por todo el país debido a la
enfermedad de Chávez, sabe bien que sus posibilidades de victoria ante las
próximas elecciones son pocas.
La imagen de unidad que
pretendió y pretende seguir dando, se deteriora a pasos agigantados. La
Comisión de Estrategia para la Unidad Democrática, que eligió la propia
dirección, ha publicado hace pocas semanas un documento duro, autocrítico,
enumerando los numerosos errores cometidos durante la pasada campaña electoral.
Y cada vez hay más reproches públicos entre los líderes de las distintas
formaciones que conformar la coalición. Los dirigentes de partidos como las
tradicionales Copei, socialcristiana, o Acción Democrática, socialdemócrata (el
partido de Carlos Andrés Pérez) parecen ser los que hacen el balance más
crítico sobre la experiencia de la MUD.
Responsabilizan a Capriles
en buena medida por la derrota electoral, critican a los parlamentarios ante la
Asamblea Nacional de otros partidos de la MUD y, sobre todo, reclaman un
profundo debate interno para intentar hacer avances en el plano ideológico y
político, una de las grandes debilidades de la coalición para poder ofrecer una
alternativa al proyecto bolivariano.
Esas formaciones políticas
y otras como Un Nuevo Tiempo, una escisión de Acción Democrática de 1999 –el
partido de la oposición individualmente más votado en las tres últimas
elecciones- no aceptan sin más renovar la confianza en Capriles como candidato
de la MUD para las próximas elecciones y exigen abrir el debate. Temen, y no
sin razón, que a menos que el PSUV, los dirigentes del movimiento bolivariano o
las fuerzas armadas cometan algún error de peso en el periodo preelectoral o
muestren fisuras internas, la derrota de la MUD se puede dar como segura. El
chavismo seguirá sin Chávez, con matices, con cambios, con adecuaciones, con
avances y estancamientos por momentos, pero el proceso que Chávez logró poner
en marcha ha calado en el pueblo venezolano, es parte de él.
De la madurez no solo del
pueblo venezolano, sino fundamentalmente de los del PSUV y de las fuerzas
armadas, dependerá sin duda que Venezuela no pueda volver ya nunca más al
“antes” Chávez.
A pesar de los exabruptos
de Chávez, de su injustificada agresividad verbal con la oposición política y
mediática, de su dificultad para reconocer la genuinidad de los movimientos que
dieron origen a la primavera árabe y su erróneo apoyo a gobiernos autoritarios
y regímenes totalitarios, nada de eso tendría que impedir a la izquierda
revolucionaria reconocer que Chávez fue el más importante revolucionario de la
historia contemporánea de Venezuela. Y, sin duda, de los que más luchó y más
logró por la dignidad y la lucha de los pueblos de América Latina de todo el
siglo XX y lo que va del XXI.
* Roberto Montoya es miembro del Secretariado de Redacción de VIENTO SUR
Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article7758
"Yo
seguiré andando y caminando"
Ana Teresa Badía - Rebelión
Era 2005 y yo cubría la
toma de posesión de un nuevo presidente en Uruguay. Montevideo, la capital,
amanecía despacio y algo soleada. Aquella mañana desde la ternura, Hugo Chávez
me habló de la muerte. "Estoy en manos de Dios y de los pueblos y por
supuesto de mis compañeros que conmigo andan y de estos pueblos hermanos que
andan aquí, pero ciertamente no es un hombre la amenaza, la amenaza al
imperialismo son los pueblos, y no va a poder eliminar a los pueblos que han
despertado. Yo seguiré caminando y andando hasta que Dios quiera. El Ché lo
dijo una vez, yo lo repito con el Ché: donde quiera que nos sorprenda la muerte
bienvenida sea siempre que otros gritos se apresten a entonar nuestros cantos
de victoria".
Un año antes habíamos
hablado en otra mañana en la cual vinieron a las palabras Bolívar, Martí, la
vida, la América. Pero la conversación había comenzado por el periodismo.
Así me contó Chávez
aquella vez en entrevista exclusiva.
“Los medios de comunicación privados en Venezuela sobre todo la televisión
y los principales diarios escritos y cadenas radiales no sólo han aupado a la
oposición sino que se han erigido en la oposición. Eso tiene una explicación
histórica. Los partidos de la democracia falsa que gobernó en Venezuela cayeron
demolidos por la corrupción, la traición, el saqueo de un país y la hecatombe histórica
del pacto de Punto Fijo. Desde entonces no han podido levantar cabeza y mira
que lo han tratado. Han hecho intentos en los años 1999, 2000 y 2001. Como los
antiguos partidos no tienen liderazgo, ni proyecto alguno, ni militantes que
tengan una ideología con conciencia de rol, entonces ese espacio lo han ocupado
los medios y sus dueños que se han erigido en la oposición y de ahí, que puedan
dirigir golpes estados, buscar el descontento de las fuerzas armadas, luchar
contra el poder electoral e impulsar a la desobediencia civil.
Yo pienso que debe seguirse estudiando el caso de cómo los medios de
comunicación se convierten en los cañones fundamentales de una
contrarrevolución, en los cañones de la desestabilización y pierden toda la
ética.
Recuerdo que Bolívar fundó el periódico El correo del Orinoco en 1818, él
decía que la imprenta es la artillería del pensamiento, la batalla de las
ideas, la batalla ideológica”.
-¿Será que Hugo Chávez siente pasión por el periodismo y por la radio en
particular?
Oye tú estás bien enterada de todo. Desde muy niño me gustó la
comunicación. Yo soy campesino, nací en un campito llamado Sabaneta. Recuerdo
que mi padre, maestro de escuela, me ayudaba en todo.
Con doce años me tocó dar un discurso en la plaza Bolívar de mi pueblo en
el Día de la bandera, y me acuerdo clarito de la frase con la que cerré el
discurso "la bandera que Miranda trajo y que Bolívar condujo con gloria,
hoy ondea libre a los cuatro vientos de Venezuela". Después, otro día,
llegó un obispo a nuestro pueblo, por primera vez llegó un obispo a Sabaneta y
me tocó dar las palabras de bienvenida. Ya estando en el bachillerato me
gustaba estar en el equipo de muchachos que hacía un periodiquito. En esa época
aprendí a dibujar, a hacer letras de molde, buscando siempre como comunicar
ideas y pasiones. Luego de militar, de soldado, a los 22 años de subteniente,
tenía una columna en un periódico en Barinas, mi pueblo. La publicaba los
jueves y se llamaba La esperanza patriótica, y en ella escribía sobre todo de
historia. Yo ya tenía algunas ideas políticas, y en varias ocasiones los
superiores me mandaron algunas reprimendas preguntando por qué denunciaba cosas
como la pobreza. Mi idea central ya era estudiar a Bolívar, y lo hacía buscando
siempre las fuentes primarias, los documentos originales, y no las
interpretaciones de algunos historiadores amañados.
La oligarquía venezolana traicionó a Bolívar. Cuando regresó a Caracas, en
1827 (decía 1927 en el original – Un error de tipeo), luego de libertar a
Ecuador y Perú, y de fundar a Bolivia -pasó cinco años en el sur-, ya la
oligarquía había tomado el poder, y comprado a algunos caudillos. A Bolívar lo
echan de Venezuela, amenazaron con fusilarlo y se marcha a Bogotá. Lo trataron
de matar muchas veces, lo salvó la Manuela Sáenz, su mujer, "la libertadora
del Libertador" como él la llamaba. Ella salió con una espada a enfrentar
a los sediciosos, y él salvó milagrosamente la vida, pero para morir después.
Bolívar decía estoy muerto en vida, me acuchillean por tantas partes. Al final
terminó solo llorando su tristeza después de veinte años de lucha, después de
haber tocado la cima del Chimborazo. Había pensado libertar a Cuba y a Puerto
Rico, era un Quijote verdaderamente. Murió solo, en las costas de Santa Marta
en Colombia, diciendo "he arado en el mar", y dejando para el futuro
su angustia, sus sueños. Esa fue la verdad que yo me fui a buscar en los
documentos de los que te hablaba.
Yo tenía un programa de
radio que inventamos para captar muchachos para el ejército. Era por allá por
1975 y me iba a en un viejo autobús a dar charlas, yo quería que gente como yo
pobre, hijos de obreros se vinieran a la academia militar. Tiempo después hice
un curso de locutor, me gradué de locutor cuando ya tenía los grados de mayor,
y era maestro de ceremonia en los actos militares. Y ahora en esta batalla
mediática aquello me ha servido de algo. El programa Aló presidente nació como
una necesidad para enfrentar la campaña mediática en contra del gobierno
bolivariano. Yo dije como Bolívar inventó su periódico yo voy a armar mis
cañones y de esa idea surge Aló presidente. Actualmente me reportan audiencia
del mundo entero, ahora también por Internet, desde Pekín, Francia, México, en
fin, del mundo entero.
Fíjate hasta dónde llegan
los medios de comunicación que siendo yo candidato a la presidencia pasaron una
cuña en los medios en mi contra que para hacerla contrataron a un actor cómico
de televisión que me imitaba, de verdad que el tipo era como el eco mío, su voz
era idéntica a la mía, y él decía en un discurso voy a freír la cabeza de mis
enemigos en aceite. Cuando oigo eso, dije Dios mío pero si yo no dije eso, esa
es mi voz pero yo no dije eso. Entonces por fin al rato me di cuenta por unos
detalles en la inflexión que no era yo. Unos amigos me ayudaron a analizar la
cuña con una computadora y finalmente me dijeron mira Chávez ésta no es tu voz.
Yo estaba seguro que no había dicho eso, y te cuento que para buena suerte mía
resultó que el actor era un patriota, y cuando oyó la cuña convocó a una
conferencia de prensa admitiendo que él había hecho la grabación porque lo
engañaron diciéndole que era para un programa cómico.
-¿Si un día a través de los sueños pudiera hablar con Bolívar que le diría?
Mira me pararía firme,
enérgicamente, me cuadraría y le presentaría qué cosas han pasado. Le diría mi
general permiso que le voy a informar las novedades de los últimos 180 años,
como los cuentos que hace Fidel, de nunca acabar.
Con Bolívar se ha cumplido
esa profecía del inca, aquel líder que cuando lo estaban descuartizando los
españoles aseguró muero hoy pero algún día volveré hecho millones. Bolívar
murió igual descuartizado, destrozado. Si lees la última proclama, puedes ver
cuánta tristeza hay en ella. La escribió en 1830 cuando le faltaba una semana
para morir.
Dicen que en el camino
hacia la hacienda donde murió vio un perro callejero lleno de piojos, de
garrapatas y flaco. Dijo traigan a ese perro, métanlo en la caravana, y denle
comida. Uno de los muchachos que iba con él le preguntó mi general cómo le
ponemos y él respondió Bolívar.
Cuenta García Márquez en
El general en su laberinto que le dijo al general Mariano Montilla que era el
gobernador de Cartagena: Montilla de que nos sirvió esta mierda de
independencia. Lo dijo porque él se dio cuenta que se habían liberado del yugo
de España para caer en otros yugos, y entonces él decía de qué sirvió tanta
guerra, tanta sangre, y es por eso que se echó a morir. Ese es el momento en el
cual escribe la proclama. En ella deja también un legado positivo al hablar
cómo los pueblos deben liberarse de la anarquía.
Aquel hombre que un día se
fue, ha regresado ahora hecho millones, como también Martí. Esos hombres nunca
mueren, cierran los ojos y se quedan penando.
-¿Cómo Hugo Chávez define a Hugo Chávez?
Yo soy un soldado revolucionario y bolivariano.
- La virtud que más aprecia.
La humildad y el desprendimiento de lo material. Me deslumbra la persona
que se desprende de todo por amor al prójimo. Admiro a quienes batallan a
diario contra las adversidades. Durante aquellos días del paro petrolero, que
era también como sabes un sabotaje mediático, hubo una mujer que me dio una
lección. Una tarde fui a un cerro y ella me invitó a subir a la azotea de su
rancho y me dice Chávez ven acá, mira aquí estamos cocinando con leña y esa
leña que está ardiendo eran las patas de mi cama. Cocinaremos con lo que sea,
pero muchacho no te rindas, pelea. Y yo admiro eso. A esa gente yo le entrego
mi alma.
-Lo que más detesta Hugo Chávez.
Yo he sufrido en carne propia la
traición. Compañeros y compañeras que transitaron un camino, estuvimos juntos
hasta en la cárcel, después las ambiciones y la corrupción de los valores hizo
que me traicionaran. Eso me hace recordar una vez cuando tuve que perder a un
amigo de muchos años y cuando me dirigí al pueblo le dije entre un millón de
amigos y un principio, me quedo con un principio. Yo detesto la traición.
Chávez
y la Economía Política Venezolana
Luciano Wexell Severo - Rebelión
Aunque el escenario de los
últimos meses era previsible, pareciera que muy pocos estaban preparados para
la muerte de Hugo Rafael Chávez Frías. En este momento de consternación,
perplejidad y profundo dolor ante el desaparecimiento físico del líder bolivariano,
se consideró importante publicar este breve texto que contiene un resumen de la
evolución de la economía política venezolana desde el surgimiento del petróleo.
Las ideas centrales de este artículo salieron publicadas en otras ocasiones y
fueron trabajadas con mayor detalle en el libro “ Economía venezolana
1899-2008, la lucha por el petróleo y la emancipación ” , publicado en Caracas,
en 2009.
El texto fue dividido en
tres partes. La primera hace referencia a los antecedentes de la Revolución
Bolivariana, desde el inicio del siglo XX. La segunda trata de los primeros 14
años del gobierno actual. Por fin, se presenta una breve sección que trata del
fallecimiento de Chávez, donde se plantean algunas perspectivas de continuidad
para el profundo proceso de cambios.
Hace un siglo, el eje
central de la dinámica política y económica venezolana es determinado por la
contradicción existente entre los intereses nacionales y extranjeros sobre el
petróleo. No hay dudas que, por lo menos hasta 1999, los últimos han
prevalecido sobre los primeros. Aunque durante los años de Revolución
Bolivariana se haya revelado la gran dificultad de trascender el laberinto del
subdesarrollo y de destrabar los mecanismos de la dependencia, sin dudas,
Venezuela ha tenido mucho más conquistas que tropiezos.
100 años de
luchas por el
petróleo
“La planta insolente del
extranjero ha profanado el suelo sagrado de la Patria ” , afirmó el presidente
y General Cipriano Castro, en 1903, cuando Venezuela fue invadida por
embarcaciones anglo-alemanas, debido a la soberana posición gubernamental
frente a la intransigencia y los desacatos foráneos en busca de petróleo. En
1908, Castro fue depuesto de la Presidencia por el General Juan Vicente Gómez,
el "Patriarca" eternizado por García Márquez, que gobernó a nombre de
las compañías extranjeras hasta morir en 1935.
A seguir, habitaron el
Palacio de Miraflores los Generales Eleazar López Contreras (1935-41) e Isaías
Medina Angarita (1941-45), que aumentaron el poder interventor y planificador
del Estado sobre la economía, asumiendo posturas democráticas, progresistas y
nacionalistas en temas tan delicados como reforma agraria, recaudación de
tributos y control estatal sobre los hidrocarburos. Por este motivo, Angarita
fue destituido con apoyo del imperialismo norte-americano, vía golpe
promocionado por sectores conservadores de las fuerzas armadas, la Iglesia, las
compañías petroleras y la famosa Federación de Cámaras y Asociaciones de
Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras). Como resultado, se instaló
una Junta “ Revolucionaria ” de Gobierno (1945-1948).
En 1948, el escritor
Rómulo Gallegos, creador de "Doña Bárbara" y "Mr. Danger",
se tornó el primer presidente venezolano electo a través del voto popular.
Gobernó solamente 280 días: nuevo golpe emplazó una Junta Militar de Gobierno
(1948-1950), presidida por el Comandante Carlos Delgado Chalbaud y compuesta
por Marcos Pérez Jiménez. En 1950, Chalbaud fue asesinado a balazos. Se instaló
una nueva Junta de Gobierno (1950-1952), presidida por Germán Suárez Flamerich
y nuevamente integrada por Pérez Jiménez. En diciembre de 1952 el partido Unión
Republicana Democrática (URD) venció las elecciones, pero el resultado del
sufragio fue desconocido y Pérez Jiménez asumió la Presidencia de forma
provisional. En 1953, fue designado presidente de Venezuela por la Asamblea
Nacional Constituyente. Vinieron años de desenfrenadas concesiones petroleras a
las transnacionales y de brutal represión a los movimientos populares.
Pese a la postura del mandatario, continuó la
batalla, teórica y práctica, por el control del oro negro, en los campos
petroleros, en los nacientes latifundios, en las universidades, en los partidos
políticos clandestinos, en las nuevas fábricas y en los cerros que empezaban a
llenarse de gente. El 23 de enero de 1958 las fuerzas populares derrocaron a
Pérez Jiménez, pero a seguir fueron traicionadas: empezó el llamado pacto de
Punto Fijo, que marcó el inicio de la IV República y sus cuarenta años de
intercambio en el poder de dos partidos -el socialdemócrata Acción Democrática
y el socialcristiano COPEI.
En estas cuatro décadas
pasaron doce hombres por la Presidencia; casi todos asumieron posiciones
sumisas a las petroleras transnacionales, alejadas del pueblo y demoledoras de
la soberanía nacional. Se fortaleció e instituyó en la vida política venezolana
la cultura de la corrupción, del despilfarro, la improvisación, el oportunismo,
es decir, el rentismo económico y mental -anti-valores que, como vicios, todavía
continúan vivos. Para esto ha sido fundamental la contribución
político-ideológica de los grandes medios de comunicación y su permanente
trabajo en contra de la conciencia nacional, con el objetivo de quebrantar la
autoestima popular y perpetuar las distorsiones y privilegios.
Como respuesta al acúmulo
de insatisfacciones, ya en 1989, el bravo pueblo promovió el primer movimiento
continental de resistencia al neoliberalismo, el conocido Caracazo. Sin
embargo, el gran torbellino estalló años después, en la madrugada del martes 4
de febrero de 1992, con el levantamiento cívico-militar liderado por el
Teniente Coronel Hugo Chávez. Ya hace 21 años, pero nadie se olvidó del joven
rostro asumiendo completa responsabilidad por sus hechos en cadena nacional de
radio y televisión, y yendo a la cárcel por dos años. En diciembre de 1998,
sedienta por superar la aguda crisis financiera y moral del país, la mayoría
eligió a Hugo Chávez como presidente y líder del proceso de profundas
transformaciones estructurales de Venezuela.
Venezuela Bolivariana
Así como los demás países
latinoamericanos, durante 500 años se consolidó la inserción de Venezuela en el
sistema internacional como país satélite de los países centrales. Sin embargo,
desde el descubrimiento del petróleo, cerca de 1910, esa relación se
intensificó y la economía venezolana asumió un rol aún más fuerte como
proveedora segura de energía para el centro capitalista, sobre todo para
Estados Unidos. Dichas condiciones han restringido el desarrollo venezolano y
condicionado directamente la deformación de su estructura económica. Resultado
de ello, a lo largo del siglo XX, se presenta y se agrava la falta de conexión
entre los sectores productivos internos, la concentración de la renta, la
dificultad de conformar un mercado interno, la carencia de infraestructura y
las debilidades de la industria y la agricultura.
Con la llegada de la
Revolución Bolivariana y la recuperación del control estatal sobre el petróleo
se abrieron nuevas perspectivas para el país. Venezuela tuvo la posibilidad de
utilizar su estratégica riqueza, como notoriamente ha tratado de hacerlo, para
recuperar su identidad latinoamericana y para insertarse de forma más soberana
en las relaciones mundiales de poder. Desde 1999, se ha priorizado el impulso a
la construcción de un mundo multipolar, el fortalecimiento del eje sur-sur, la
integración de América Latina y la restructuración de la OPEP. Superadas las
primeras batallas por el rescate de Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima
(PDVSA) y por el efectivo control nacional sobre los hidrocarburos, el reto ha
sido aplicar de forma eficiente los recursos petroleros para promocionar la
diversificación de la economía, con base en una industrialización soberana y la
dinamización de las fuerzas productivas internas.
Desde mi punto de vista,
entre 1999 y 2012 la economía venezolana ha tenido por lo menos cinco etapas
distintas y claramente definidas. En cada una de las fases se han verificado
diferencias considerables en la dirección de los instrumentos de política
económica: no existió una forma única de adopción de esas acciones; fueron
cambiando conforme las circunstancias. Algunas veces fueron establecidas por
decisiones del propio gobierno, otras como respuesta a las reacciones de la
oposición.
Esas etapas son las
siguientes: 1) 1999 - la toma de posesión mediante un escenario económico,
político e institucional bastante desfavorable interna y externamente; 2) 2000
y 2001 - la adopción de medidas intervencionistas y políticas más
desarrollistas a partir del segundo semestre de 1999; 3) El golpe de Estado y
el sabotaje económico, llevados a cabo por la élite asociada a los intereses
transnacionales, entre el cuarto trimestre de 2001 y el tercero de 2003, como
respuesta al avance del Estado sobre la economía y la industria del petróleo;
4) La reactivación económica a partir del cuarto trimestre de 2003, desde un
nivel bastante superior al anterior: el Estado pasó a interferir de manera más
decisiva en los temas económicos (Banco Central, políticas públicas y, lo más
importante, PDVSA); 5) La llamada “ siembra del petróleo ” y el avance “ rumbo
al socialismo ” , el esfuerzo por un nuevo proceso de industrialización, el
pago de la deuda social y la expansión del poder estatal sobre los sectores
estratégicos de la economía. Esa última etapa fue temporalmente interrumpida
por la crisis internacional, que derrumbó el PIB venezolano en 2009 y 2010. En
2011, la actividad económica ya volvió a los niveles pre-crisis y en 2012
creció un 5,6%.
Aunque en términos de
renta petrolera per cápita el gobierno de Chávez haya contado durante muchos
años con menos recursos provenientes de las exportaciones que las
administraciones anteriores, el país estimuló un proceso de siembra petrolera.
Dicho proceso se hizo posible por medio de ocho mecanismos: 1) modificación de
la Ley de Hidrocarburos, aumentando la regalía cobrada por el gobierno a las
compañías petroleras (del 16,6% para el 30% y del 1% para el 16,6%, en el caso
de la Faja del Orinoco) y transformación de los convenios operativos en
empresas mixtas con participación mayoritaria de PDVSA; 2) adopción del control
de tipo de cambio en febrero de 2003, que aumentó las reservas internacionales
de US$ 14 mil millones para los actuales US$ 27 mil millones de dólares (marzo
de 2013) y creó las condiciones financieras para la aplicación de otras
medidas; 3) la nueva Ley del Banco Central y la creación del Fondo Nacional de
Desarrollo (FONDEN), que ya cuenta con un monto de casi US$ 48 mil millones
para el financiamiento de proyectos sociales, comunitarios y de inversión
productiva, con recursos provenientes de PDVSA y de las reservas
internacionales; 4) nuevo enfoque del máximo órgano de recaudación de tributos,
el SENIAT, que entre 1999 y 2012 ha aumentado las recaudaciones totales como
porcentaje del PIB – impactando especialmente sobre las grandes empresas
nacionales y las transnacionales, históricamente morosas y evasoras de
impuestos; 5) amplio plan de inversiones públicas en la plataforma de
industrias básicas, con su consiguiente efecto multiplicador y acelerador de la
inversión privada en sectores como el de transformación de insumos básicos en
productos de mayor valor agregado y suministrador de partes para la industria;
6) aportes anuales mil millonarios de PDVSA al desarrollo social del país,
abarcando Misiones Sociales, Núcleos de Desarrollo Endógeno y Financiamiento de
proyectos del FONDEN, como mecanismo de emergencia para pagar la inmensa deuda
social acumulada durante décadas, disminuir el desempleo y combatir
estructuralmente la inflación; 7) esfuerzos del Ministerio de Agricultura y
Tierras (MAT) para aumentar en más del 33% la superficie sembrada, activando
productivamente centenares de miles de hectáreas, con apoyo técnico,
financiero, logístico y la construcción de infraestructura (riego, almacenaje y
transporte); 8) intervención y estatización de empresas estratégicas, como las
de telefonía (Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela -CANTV, de la
estadounidense Verizon), energía (Electricidad de Caracas -EDC, de la
estadounidense AES; la planta compresora de gas PIGAP, de la estadounidense
Williams Companies; e industrias conexas del sector petrolero), siderurgia
(Siderúrgica del Orinoco – SIDOR y Sidetur, de capitales argentinos y
mexicanos), cemento (la mexicana CEMEX, la francesa Lafarge y la suiza Holcim),
minería (Las Cristinas, de la empresa canadiense Crystallex), alimentos
(plantas procesadoras de arroz y productoras de pasta de la estadounidense
Cargill, empresa de Lácteos Los Andes y centrales azucareras), pulpa y papel
(de la papelera irlandesa Smurfit Kappa),empresas metalúrgicas, además del
Banco de Venezuela, del grupo español Santander.
Desde el punto de vista de
la integración regional, Venezuela ha empujado propuestas tan avanzadas que
tensionaron la aplicación de iniciativas novedosas. El eje de las acciones está
direccionado hacia la promoción del intercambio basado en la cooperación y el
respeto a la autodeterminación. Los principales ejemplos de eso son los
acuerdos de suministro de petróleo a precios subsidiados con varios países
caribeños y sudamericanos, en el marco de la Alianza Bolivariana para los
pueblos de Nuestra América (ALBA). Con base en los insistentes planteamientos
venezolanos en los foros internacionales y regionales fueron constituidos el
Banco del Sur, la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Además de eso, el país ingresó
formalmente al MERCOSUR, estimulando que el bloque regional pueda trascender su
limitada perspectiva comercial hacia niveles más profundos de complementación .
Otra imagen nítida de la combativa postura venezolana fue el entierro de la
propuesta estadounidense de anexión, el ALCA, en Mar del Plata, en 2005.
La búsqueda por la siembra
del petróleo – con todas sus visibles limitaciones – expresa la audacia
venezolana de buscar la superación de su condición de colonia. El país, pese a
los problemas que persisten, demuestra que es posible romper cadenas y
emanciparse; sobre todo si se busca empujar la liberación nacional juntamente
con el proceso de integración regional. Por lo demás, se sabe que el actual
proceso de transformaciones estructurales representa más que un capítulo de la
guerra por el control del petróleo. En este momento de grandes definiciones,
Venezuela propone y promueve avances que pueden definir nuevas condiciones de
lucha en los países periféricos. Es una pelea por la independencia, que comenzó
hace por lo menos dos siglos y todavía está lejos de terminar.
Vale apuntar que el
problema venezolano es distinto de los demás países de la región: no sufre
tanto con la restricción externa y cuenta con abundancia de divisas. Su
principal desafío sigue siendo utilizar los recursos del petróleo de forma
eficiente, promocionando la diversificación productiva en una economía que vive
de la renta del subsuelo e importa todo lo que puede. Otra característica que
complejiza la acción transformadora es la falta de instituciones funcionales al
cambio, así como de técnicos capacitados comprometidos con el proceso. La
respuesta más acertada parece ser ampliar la industrialización bajo control del
Estado, profundizar la “ siembra del petróleo ” , fortalecer el aparato
planificador estatal e intensificar la participación popular en las tomas de
decisión.
Desaparición física
La
entrega incondicional de Chávez al proceso de transformaciones conmueve. Muchas
veces dijo que entregaría su vida al pueblo, que dejaría su alma y su sangre en
la lucha por la liberación de Venezuela y por la redención de los más humildes.
En los últimos meses, aunque estuviera con una enfermedad terminal, dedicó sus
días al trabajo incansable y a una campaña electoral presidencial. Habló,
saltó, bailó y cantó bajo sol y bajo lluvia. Las imágenes están disponibles,
los videos están al alcance de cualquiera que los quiera ver mil veces. Además,
están las denuncias que hace al imperialismo estadounidense, al trabajo sucio
de la Embajada yankee en Caracas y al esfuerzo permanente de los agentes de la
CIA para eliminarlo físicamente. Hace pocos días, el presidente encargado
Nicolás Maduro y la abogada Eva Golinger, autora del libro “ El código Chávez ”
, acusaron al gobierno de Estados Unidos de haber generado el cáncer de Chávez.
Un planteamiento de ese tipo puede parecer lunático solamente para los que no
conocen la historia de la injerencia de Washington en Latinoamérica.
No se trata de otro mundo
ser o no posible, sino de que otro mundo es urgentemente necesario. La obra
para transformarlo será diaria y de muchas generaciones, obviamente sin
cualquier garantía de que se pueda alcanzar la meta. Pero, como lo dijo el
maestro cubano José Martí, no hay otro camino: “La libertad cuesta muy cara, y
es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su
precio”. Son muy pocas las circunstancias de la historia en que la acción de
las individualidades puede contribuir de manera significativa para cambiar la
realidad. Extraordinariamente existen brechas, espacios y tiempos en los cuales
esa posibilidad de intervención se hace más realizable. Tiene razón Víctor Hugo
al afirmar que “ No hay nada más fuerte que una idea cuyo tiempo ha llegado” .
Chávez ha sabido conducir la apertura de una excepcional brecha; aquella que ya
había vislumbrado Ali Primera.
La línea trazada por las
luchas sociales en Venezuela, así como en cualquier otro país, no es una recta:
sus procesos están constantemente marcados por avances, retrocesos, momentos de
grandes cambios o de paralización aparente. Esos permanentes movimientos
cuentan con un gran número de variables, con sus vectores positivos y
negativos, con su interminable juego de fuerzas contrarias. La larga guerra por
el control de la mayor riqueza nacional está llena de grandes desafíos, buenos
y malos, repleta de seres brillantes y mediocres, de héroes y traidores, que
transcendieron su individualidad y escribieron la historia venezolana, con
espadas, pensamientos, bolígrafos, metralletas y sangre. En el campo nacional,
popular y antiimperialista, con sus encuentros y diferencias, han estado
hombres como Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José
Félix Ribas, Ezequiel Zamora, Cipriano Castro, Isaías Medina Angarita, Fabricio
Ojeda y miles de otros. No hay dudas que el presidente Hugo Chávez representó a
ese polo. Del lado contrario, la oligarquía parasitaria, las transnacionales,
el imperialismo y sus estructuras de poder global.
Feliz aquel que le ha
tocado el privilegio de vivir la Venezuela Bolivariana. Tuve la alegría de
pasar cuatro intensos años viviendo y trabajando por allá, plenamente metido en
el torbellino del gobierno de Chávez, junto a compañeros inolvidables y
situaciones indescriptibles. Son admirables la conciencia y la capacidad de
movilización del pueblo venezolano, que históricamente asume un papel de
vanguardia en las luchas por la liberación nacional y por la integración
regional. El historiador uruguayo Vivián Trías afirmaba que el nacionalismo
latinoamericano es popular, antiimperialista e integracionista. Y así es.
Bolívar fue así, Chávez fue así. Las expectativas para el futuro venezolano son
las mejores posibles. Es decir, que haya unidad en las fuerzas bolivarianas,
que Nicolás Maduro conduzca la continuidad del proyecto emancipador y que
Venezuela siga trasmitiendo ese aliento transformador por todos los rincones
del mundo.
* Luciano Wexell Severo es Profesor de
la carrera de
Economía, Integración y
Desarrollo de la
Universidad Federal de
Integración Latinoamericana (UNILA),
Foz do Iguazú,
Brasil. luciano.severo@unila.edu.br
Perdimos
nuestro mejor amigo
Fidel Castro Ruz
El 5 de marzo, en horas de
la tarde, falleció el mejor amigo que tuvo el pueblo cubano a lo largo de su
historia. Una llamada por vía satelital comunicó la amarga noticia. El
significado de la frase empleada era inconfundible. Aunque conocíamos el estado
crítico de su salud, la noticia nos golpeó con fuerza. Recordaba las veces que
bromeó conmigo diciendo que cuando ambos concluyéramos nuestra tarea
revolucionaria, me invitaría a pasear por el río Arauca en territorio
venezolano, que le hacía recordar el descanso que nunca tuvo.
Nos cabe el honor de haber
compartido con el líder bolivariano los mismos ideales de justicia social y de
apoyo a los explotados. Los pobres son los pobres en cualquier parte del mundo.
“Déme Venezuela en qué
servirla: ella tiene en mí un hijo.”, proclamó el Héroe Nacional y Apóstol de
nuestra independencia, José Martí, un viajero que sin limpiarse el polvo del
camino, preguntó donde estaba la estatua de Bolívar.
Martí conoció el monstruo
porque vivió en sus entrañas. ¿Es posible ignorar las profundas palabras que
vertió en carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado víspera de su caída en
combate?: “…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y
por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de
impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas
los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de
América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que
ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar
ocultas…”.
Habían transcurrido entonces 66 años desde que el Libertador Simón Bolívar
escribió: “…los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar
la América de miserias a nombre de la Libertad”.
El 23 de enero de 1959, 22 días después del triunfo revolucionario en Cuba,
visité Venezuela para agradecer a su pueblo, y al gobierno que asumió el poder
tras la dictadura de Pérez Jiménez, el envío de 150 fusiles a fines de 1958.
Dije entonces:
“…Venezuela es la patria de El Libertador, donde se concibió la idea de la
unión de los pueblos de América. Luego, Venezuela debe ser el país líder de la
unión de los pueblos de América; los cubanos respaldamos a nuestros hermanos de
Venezuela.
“He hablado de estas ideas no porque me mueva ninguna ambición de tipo
personal, ni siquiera ambición de gloria, porque, al fin y al cabo, la ambición
de gloria no deja de ser una vanidad, y como dijo Martí: ‘Toda la gloria del
mundo cabe en un grano de maíz.’”
“Así que, por tanto, al venir a hablarle así al pueblo de Venezuela, lo
hago pensando honradamente y hondamente, que si queremos salvar a la América,
si queremos salvar la libertad de cada una de nuestras sociedades, que, al fin
y al cabo, son parte de una gran sociedad, que es la sociedad de Latinoamérica;
si es que queremos salvar la revolución de Cuba, la revolución de Venezuela y
la revolución de todos los países de nuestro continente, tenemos que acercarnos
y tenemos que respaldarnos sólidamente, porque solos y divididos fracasamos.”
¡Eso dije aquel día y hoy, 54 años después, lo ratifico!
Debo solo incluir en
aquella lista a los demás pueblos del mundo que durante más de medio siglo han
sido víctimas de la explotación y el saqueo. Esa fue la lucha de Hugo Chávez.
Ni siquiera él mismo sospechaba cuán grande era.
¡Hasta la victoria siempre, inolvidable amigo!
El
hombre de la boina roja
Peter McLaren – Herramienta - (*) Traducido del
inglés para Herramienta por Hugo Casas.
Los debates históricos
acerca del legado de Hugo Chávez han comenzado. Tal vez algún día me sume a
esos debates. Pero no ahora. Los ataques a Chávez “el dictador” o Chávez el
carismático “oponente” de los Estados Unidos exigirán una fogosa defensa de la
izquierda. Quizás me una a tales esfuerzos en los meses y años por venir. Pero
no ahora. En este breve espacio, quiero hablar de Hugo Chávez como el líder que
inspiró a una generación a creer en que una alternativa al capitalismo puede
ser modelada desde la reinvención del estado por las mayorías populares.
La popularidad de Chávez
tiene un alcance mundial histórico y no sería equivocado analizar su
carismático liderazgo en el contexto de un culto a la personalidad como los de
Fidel, el Che o el subcomandante Marcos, por ejemplo. Esto no disminuye la
importancia de su rol como una figura capaz de inspirar a millones en la izquierda
y promover la fe en la posibilidad de una alternativa más humana al
capitalismo, una vez ganada la batalla contra el imperialismo de los EE.UU.
Chávez, cuyo padre era descendiente de indígenas y su madre de descendencia
africana, era objeto frecuente de burlas raciales por parte de la élite blanca
de la clase dominante, que no oculta su discriminación racial hacia el resto
del pueblo venezolano, cuyas cuartas quintas partes pueden ser descritas como
indígenas, mestizos, mulatos o africanos. Recuerdo que un día, luego de una
marcha particularmente larga por las calles de Caracas en apoyo al Presidente
Chávez, fui de negocio en negocio tratando de comprar como suvenir un popular
muñeco de Chávez. Pero no lograba encontrar ni un solo muñeco. Me comentaron
que podría encontrar alguno en Altamira, un próspero barrio de la parte este de
Caracas. Me sorprendí. Un camarada se rió ante mi expresión y me dijo que la
élite blanca dominante, los llamados “escuálidos”, tenían muchos muñecos de
Chávez a su disposición en todos lados: refiriéndose a Chávez como “ese mono”,
ataban los muñecos a los paragolpes de sus autos y los arrastraban por las
calles.
Metiéndose en nuestras
vidas cotidianas tanto como una ideología como una serie de prácticas de
acumulación y procesos de producción, el capitalismo neoliberal pretende ser el
trono de la construcción democrática pero en realidad ha apresurado su
defunción. El capitalismo tiene una coqueta, humilde e inmaculada apariencia de
consistencia atemporal, siempre inalterable, pero esa apariencia no es más
permanente que el lápiz labial en un espejo, los éxitos de Barry Manilow
tocados con vibráfono en los centros comerciales o uno de los famosos pedos de
cerveza de Charles Bukowski. Lo que hace que el capitalismo parezca indeleble e
imitable es el hecho de que hace muy rica a alguna gente; y estos ejemplares
exponentes de la clase capitalista son lo que los aparatos de estado exhiben en
sus estridentes medios de comunicación: estrellas de cine, magnates
corporativos, marcadores de tendencia, celebridades y agentes culturales.
Mientras las noticias acerca de la celulitis de las celebridades nos sacuden
para mantenernos despiertos en un estado de lucidez anfetamínica, los
aristócratas del chisme de Hollywood, equipados con la más profunda y
electrizante lucidez disponible nos informan qué estrella tiene el mejor cuerpo
en bikini. Al mismo tiempo, permanecemos emocionalmente insensibles al dolor y
el sufrimiento de la gente que lucha y se esfuerza contra la pérdida de poder
adquisitivo, el desempleo, la falta de comida y de atención médica. Y muy
raramente dirigimos nuestras miradas al sur de la frontera.
Hugo Chávez subió la
apuesta para los norteamericanos. Nos mostró que un Presidente podía ser
reelegido muchas veces y aún así dirigir la mayor parte de sus esfuerzos a
ayudar para que los pobres y los desprotegidos se ayuden a sí mismos. Nos hizo
conscientes de que el confort que disfrutábamos en los Estados Unidos era un
resultado directo de la forzada dependencia que los EE.UU. crearon con las
Américas. Mostró al mundo que la lucha de clases ya no está delimitada como
hombres vestidos de mameluco o pantalones ferroviarios versus dueños de
fábricas con sombrero de copa, corbatas continentales y sacos cruzados. O por
los sans-culottes versus los trajes de las clases dominantes. O por financistas
con capa y bastón con mango de plata explotando la fuerza laboral de zafreros,
zapateros y mineros del cobre acarreando sus viandas de sueños perdidos. La
lucha, como nos lo diría en su programa televisivo semanal, Aló Presidente, es
la lucha de la clase transnacional capitalista contra todos aquellos que
dependen de un salario por su trabajo. Nos hizo ver que necesitamos culturas
contestatarias de alcance transnacional para poner fin a la explotación del
capitalismo.
Los Círculos Bolivarianos
de Chávez (llamados así por Simón Bolívar), actúan como grupos de vigilancia
modelados según los Comités de Defensa de la Revolución en Cuba, funcionan como
enlace entre los barrios y el gobierno y fomentan el apoyo a Chávez. Fueron
importantes en el combate contra los líderes empresariales y los generales del
ejército disidentes, quienes, con apoyo de los EE.UU. intentaron derrocar el
gobierno de Chávez. Los miembros de los Círculos Bolivarianos pudieron tomar
los abandonados polos eléctricos, enfrentar la movilización de la oposición y
movilizar a los simpatizantes a través de la ciudad desde los barrios de la
clase trabajadora. Fueron un ejemplo de auto determinación por la soberanía
como lo evidencia la declaración bolivariana: “Nuestra América: una Sola
Patria”, que rechaza la lealtad ideológica a “América” en tanto una América
definida por el sistema capitalista con una carga de valores que favorecen al
imperialismo y la explotación para obtener mayores márgenes de rentabilidad.
Chávez creó una infraestructura para los consejos comunales, la autogestión de
fábricas y cooperativas y la participación en programas sociales. Este fue un
logro extraordinario pues nunca antes la gente que vivía en los barrios había
tenido alguna posibilidad real de participar en el gobierno. Que un líder asuma
la postura de trabajar con una opción preferencial por los pobres y
desprotegidos, sea reelecto más veces que cualquier otro líder en el hemisferio
occidental (en el mismo tiempo) –y sobreviva al golpe de estado apoyado por los
EE.UU. en 2002 y a las huelgas petroleras que deterioraron la economía- es toda
una proeza. Incluso Jimmy Carter elogió el proceso electoral en Venezuela como
uno de los más transparentes que haya podido observar.
Las políticas de Chávez
apuntan a la importancia del “desarrollo desde abajo” que podía lograrse a
través de la democratización de los lugares de trabajo por medio de consejos de
trabajadores y un cambio substancial en la propiedad de la producción, el
comercio y el crédito, con el objetivo de expandir la producción de comida y de
productos para satisfacer las necesidades básicas de los pobres, que
conformaban el “mercado interno”. Una vez que el presidente Chávez fue capaz de
controlar la industria petrolera, su gobierno pudo reducir la pobreza a la
mitad y la extrema pobreza en un 70 %. Chávez ayudó a que Venezuela pasara de
ser uno de los países más desiguales de Latinoamérica a ser el más equilibrado
(después de Cuba) en término de ingresos.
El capitalismo funciona a
través de un proceso de intercambio de valores, mientras que Chávez estaba más
interesado en un proceso de intercambio comunal. Esto es, por citar solo un
ejemplo, intercambiar petróleo por atención médica mediante un programa con
Cuba según el cual doctores cubanos fueron enviados a Venezuela y se
establecieron en muchos barrios. Recuerdo una vez que estaba muy enfermo, con
la fiebre por las nubes y tuve que llamar al doctor, pero antes que el doctor
llegara luché vanamente para ponerme una remera del Che sobre mí empapado
cuerpo para obtener algo de solidaridad con este gringo enfermo. Chávez seguía
el principio del “buen vivir” que podría ser traducido al inglés como “to live
well”. Pero la expresión que tiene raíces indígenas es muy diferente al dicho
norteamericano “the good life” [1] . El buen vivir requiere que los individuos
en sus diversas comunidades tengan real posesión de sus derechos y sean capaces
de ejercer sus responsabilidades en un contexto de respeto por la diversidad y
los ecosistemas. Se trata de riqueza social, no de riqueza material.
Recuerdo cuánto disfruté
enseñando en la Universidad Bolivariana de Venezuela -como parte de la Misión
Sucre que brinda educación superior gratuita a los pobres independientemente de
sus calificaciones académicas, educación previa o nacionalidad- ubicada cerca
de la Universidad Central de Venezuela, en las oficinas ultra lujosas de los
antiguos ejecutivos petroleros de PDVSA, a quienes Chávez despidió a causa de
sus intentos por derrocar al gobierno. La matrícula universitaria se duplicó
bajo el gobierno de Chávez. Los proyectos estudiantiles fueron enlazados de
manera indisoluble con la mejora de la comunidad local. En una ceremonia de
graduación en los primeros años de la universidad, Chávez pronunció la famosa
frase: “El capitalismo es machista y en gran medida excluye a la mujer, por
eso, con el nuevo socialismo, ustedes, señoritas, pueden volar libres”.
Chávez implementó una
estructura para ofrecer empleo a los graduados de la UBV a través de una
Comisión Presidencial que permitía a los nuevos graduados instalarse en
diversos puntos del país en proyectos de desarrollo. Los graduados recibirían
una beca ligeramente superior al salario mínimo. Algunos de estos proyectos
involucraban a la Misión Árbol, para recuperar el medio ambiente dañado por el
capitalismo, como el río Guaire. Cuando fui invitado por primera vez a
Venezuela por el gobierno para ayudar a apoyar la revolución bolivariana,
recuerdo haber hablado en la Universidad Central de Venezuela. Los estudiantes
que asistían a esta universidad eran en su mayoría hijos de la élite dominante.
No muchos eran chavistas o en todo caso no lo eran cuando hablé allí. Después
de anunciar a los estudiantes presentes que yo era chavista: “Soy Chavista!”
[2] , me contaron que algunos de ellos en represalia habían arrancado mi foto
de un mural de teóricos críticos que los estudiantes habían creado. Pero en los
años siguientes tuve la posibilidad de mantener muy buenas conversaciones con
algunos de los estudiantes de allí.
Tuve el privilegio de ser
invitado varias veces a Aló Presidente, en una de ellas estuve sentado al lado
de Ernesto Cardinal. Vi a Ernesto hablar elocuentemente sobre Chávez y su sueño
de unir a la humanidad mediante un profundo espíritu de amor. Participé en
reuniones de las Misiones: programas sociales de salud, educación, trabajo y
vivienda, instalados por Chávez cuando llegó al cargo en 1999, para ayudar a
los pobres en su alfabetización, terminar la secundaria, organizar sus
comunidades y conseguir atención médica.
En el 2005, cuando el
Presidente Chávez ofreció a los residentes del Bronx un nuevo programa para
calefaccionar sus viviendas, fue ridiculizado por los medios de EE.UU.
presentándolo como un barato ardid publicitario. Chávez estaba usando las
ganancias provenientes de las ricas reservas petroleras de su nación para
promulgar programas sociales, y ofrecía a los residentes del Bronx el mismo
trato, lo que implicaba proveer petróleo con grandes descuentos (a través de
Citgo) para calefaccionar los hogares de residentes con apremios económicos,
siempre que los ahorros obtenidos fuesen reinvertidos en programas que
beneficiaran a los pobres. Desde entonces el veterano congresista José Serrano
ha manifestado su gratitud a Chávez por instituir este programa en su distrito.
Si bien me encontré con el
Presidente Chávez una media docena de veces, solo conversé con él una vez.
Agradeció mi trabajo en pedagogía crítica y mi disposición a compartir mi
trabajo con la gente de la revolución bolivariana. Pero me recordó que yo tenía
mucho que aprender del pueblo venezolano y que debía mantener esa actitud en mi
trabajo. Y tenía razón.
Hugo Chávez Frías montó el
Ángel de la Historia como un potro salvaje a través del fogoso firmamento de la
revolución, descorriendo la cortina de la “estrategia para el sur” del
imperialismo y promoviendo la causa del socialismo del siglo veintiuno. Era un
soldado, esencialmente, uno con la suficiente humanidad como para mirar fija y
directamente al corazón del capitalismo y advertirnos que latía con derrames de
petróleo confiscado y que su preocupación por el “cap and trade” estaba
regulada por el mercado. Hugo Chávez fue coronado por la historia con una boina
roja y nos dejó el orgullo de ser guerreros de la justicia social, marchando hacia
un nuevo futuro.
(*) Peter McLaren. B.A., B.Ed., M.Ed., Ph.D., F.R.S.A., Ed.D (honoris
causa), Dip Tchg. Division
of Urban Schooling Graduate School of Education and Information Studies. University of California, Los Angeles. 3022C Moore
Hall mclaren@gseis.ucla.edu. El gobierno de Venezuela honró recientemente al
profesor McLaren con el Premio Internacional en Pedagogía Crítica.
NOTAS:
[1] N. del T.: La buena vida. [2] N . del T.: En español, en el original.
Las
últimas instrucciones de Chávez
Aram Aharonian - Rebelión
La misma noche de su
último triunfo electoral, el 8 de octubre, el presidente Hugo Chávez anunció
desde el balcón del pueblo el inicio de un nuevo ciclo en la construcción del
socialismo venezolano, con un llamado a la crítica y la autocrítica, a
multiplicar la eficiencia, terminar con el burocratismo –una nomenclatura que
acata pero no cumple- y, sobre todo fortalecer el poder comunal.
Doce días después, el 20
de octubre, en el primer consejo de ministros de este nuevo ciclo, Chávez dejó
sus instrucciones –El golpe de timón, lo llamó- para el período 2013-2019,
donde insiste en la necesidad de un poder popular que desarticule la trama de
opresión polpitica, la explotación del trabajo y dominación cultural. “ La
autocrítica es para rectificar, no para seguirla haciendo en el vacío, o
lanzándola como al vacío. Es para actuar ya, señores ministros, señoras
ministras”, señaló, instándolos a dar un golpe de timón.
Antes de iniciar el nuevo
ciclo, Chávez señaló la necesidad del debate de fondo para afrontar una lógica
de la llamada institucionalización de la revolución y sus efectos de
derechización y burocratización: “Alguien debe organizar un gran foro sobre la
vía al Socialismo. Allí se discutirá, por ejemplo: ¿Se puede ir al Socialismo
en conchupancia con el capitalismo? ¿Se puede separar la relación económica de
la formación de la conciencia del Deber Social, fundamento del socialismo? ¿Se
pueden construir nuevos empresarios capitalistas sin conciencia capitalista,
como proponen algunos? La ausencia de discusión nos lleva al fracaso”.
Chávez era consciente que en las bases –que
exigían participación y debate- había malestar por un reforzamiento de
sectores, prácticas e ideologías funcionales al capital en importantes voceros
políticos (ministros, diputados, gobernadores, candidatos a alcaldes, cuadros
de dirección partidista), orientados a sacarle el cuerpo a la teoría y práctica
del socialismo, situación que era comentada por analistas y voceros en medios
de comunicación (generalmente bolivarianos).
Chávez habló de configurar
una nueva socialidad desde la cotidianidad, con nuevos modos de planificar y
producir la vida material, basada en la solidaridad, pulverizar el viejo estado
burgués, inventar nuevas formas de gestión pública, e insistió en la
irreversibilidad de la transición socialista. Ya el Che Guevara había
denunciado los vanos intentos de “construir el socialismo con las armas
melladas del capitalismo: propiedad privada, mercado, dinero, mercancías,
competitividad”.
Transición al socialismo
“A veces podemos caer en la ilusión de que por
llamar, yo soy enemigo de que le pongamos a todo “socialista”, estadio
socialista, avenida socialista, ¡qué avenida socialista, chico!; ya eso es
sospechoso. Por allá alguien le quería poner a una avenida “socialista”,
panadería socialista, Miraflores socialista. Eso es sospechoso, porque uno
puede pensar que con eso, el que lo hace cree que ya, listo, ya cumplí, ya le
puse socialista, listo; le cambié el nombre, ya está listo.”, dijo a sus
ministros.
Chávez contextualizó la
lucha contra el viejo modelo que se niega a morir; “ No nos llamemos a engaño:
la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter
capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a
implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Éste es un programa
precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical
supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero
sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo” .
Insistió en la
radicalización de la democracia y de impedir la reproducción de la burocracia
tanto en el partido, gobierno, instancias
gremiales y sindicales, parlamento, movimiento social ; (el Plan de la Patria),
“es un programa de transición al socialismo
y de radicalización de la democracia participativa y protagónica .
Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por,
valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo.
El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es
insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo
XXI… ”
El Presidente destacó ante
sus ministros una frase del teórico István Mészáros; “El patrón de medición de
los logros socialistas es: hasta qué grado las medidas y políticas adoptadas
contribuyen activamente a la constitución y consolidación bien arraigada de un
modo sustancialmente democrático, de control social y autogestión general ”.
Repitió asimismo que la
“máxima felicidad posible”, pasa por discutir el consumo alienado y las
necesidades artificiales, superación del “tener” por el “ser”.
Estudio y formación política
Chávez
insiste en la necesidad de estudio y formación política para la alta dirección
del gobierno: “¿Cuántas horas le dedicamos al estudio nosotros cada día, a la
lectura, a la reflexión? Es necesario que le dediquemos, yo diría que varias
horas al día, por encima de todos nuestros compromisos, porque estamos hablando
de los elementos vitales de este proyecto. A veces creemos que todo debe
controlarse desde Caracas, no. Se trata de crearun conjunto de sistemas
paralelos coordinados y de ahí la regionalización, los distritos motores. Pero
no hemos creado ni uno todavía y tenemos la ley, decretamos uno, pero lo
decretamos y ya, y dentro de los distritos motores las comunas”
Y dentro de la necesidad
de una revolución productiva, habló de instaurar nuevos modelos productivos
socialistas, “Las fábricas construidas con fines capitalistas llevan las marcas
indelebles de su “sistema operativo”, la división social jerárquica del trabajo
en conjunción con la cual fueron construidas. Un sistema productivo que quiere
activar la participación plena de los productores asociados, los trabajadores,
requiere de una multiplicidad de procesadores “paralelos”, coordinados de la
manera adecuada, así como de un correspondiente sistema operativo que sea radicalmente
diferente a la alternativa operada de manera central, trátese de la economía
dirigida capitalista o de sus bien conocidas variedades poscapitalistas
presentadas engañosamente como “planificación”.”
“¿Dónde está la comuna?"
Chávez,
en tono de autocrítica, pone en la mesa la posibilidad de perder el rumbo de un
gobierno revolucionario, que parece olvidarse de la propia legislación sobre el
Poder Popular y el Sistema Económico Comunal, los Consejos de Trabajadores, la
Contraloria Social, sobre Empresas de Propiedad Social, Distritos Motores de
Desarrollo, Planificación Democrática.
“(…) La comuna, el poder popular, no es desde
Miraflores ni es desde la sede del ministerio tal o cual desde los que vamos a
solucionar los problemas. No creamos que porque vamos a inaugurar la fábrica de
Cemento Cerro Azul o la fábrica de fábricas en Guanare, o la fábrica de
computadoras, o la fábrica de satélites, o la fábrica ésta y aquella, o porque
nacionalizamos cementos, ya estamos listos, no; … Cuidado, si no nos damos
cuenta de esto, estamos liquidados y no sólo estamos liquidados, seríamos
nosotros los liquidadores de este proyecto. Nos cabe una gran responsabilidad
ante la historia a los que aquí estamos. Véanse las caras, véanse los ojos en
el espejo cada vez que vayan al baño o a donde haya un espejo. Yo de primero.”
“¿Acaso la comuna es sólo para el Ministerio
de las Comunas? (…) mucha gente cree que a ese ministerio es al que le toca las
comunas. Eso es un gravísimo error que estamos cometiendo. Revisemos. Firmé un
decreto creando algo así como ente superior de las comunas. ¿Dónde está? No ha
funcionado”
“(…) Y allá en Ciudad Belén, seguimos
entregando las viviendas, pero las comunas no se ven por ningún lado, ni el
espíritu de la comuna, que es mucho más importante en este momento que la misma
comuna: la cultura comunal. ¿Me explico? ¿Será que yo seguiré clamando en el
desierto por cosas como éstas? Todos aquí tenemos que ver con esto, todos,
desde mi persona, la Presidencia de la República; aquí en torno a Miraflores
debería existir ya una comuna. Todos y todas tenemos que ver con eso; es parte
del alma de este proyecto”.
“(…) Creo que tenemos unos nuevos códigos;
creo que tenemos una nueva arquitectura legal, jurídica, empezando por la
Constitución; tenemos leyes de consejos comunales, leyes de comunas, economía
comunal, las leyes de los distritos motores de desarrollo; pero no le hacemos
caso a ninguna de esas leyes; nosotros, que somos los primeros responsables de
su cumplimiento. Yo espero ver respuestas a estas reflexiones y a esta
autocrítica pública que estoy haciendo.”
Y, dirigiéndose a Maduro,
a quien 45 días después invistiera como su s ucesor, dijo: “Nicolás, te
encomiendo esto como te encomendaría mi vida: las comunas, el estado social de
derecho y de justicia. Hay una Ley de Comunas, de economía comunal. Entonces,
¿cómo vamos a estar nosotros haciendo…?”