El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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domingo, 19 de agosto de 2012

EL LIBERTADOR SAN MARTIN FUSILA


SAN MARTIN APLICA LA JUSTICIA REVOLUCIONARIA 

Por Sergio Daniel Aronas - 19-08-2012

            La guerra de la independencia latinoamericana fue una extraordinaria obra titánica y gigantesca que cada vez que uno se interna en su estudio, el sentimiento de admiración hacia quienes tuvieron la misión histórica de realizarla, florece con mayor respeto.
            Uno de esos acontecimientos donde sale a la luz toda la fuerza y la tenacidad del nuevo jefe militar el entonces Coronel José de San Martín, que se vislumbraba como el nuevo conductor de los ejércitos de las Provincias Unidas del Río de la Plata, es el ajusticiamiento del coronel español Antonio Landívar que aun sigue dando polémicas entre los estudiosos de la historia. Luego de la derrota del general Manuel Belgrano en las batallas de Vilcapugio (1º de octubre de 1813) y de Ayohuma (30 de noviembre de 1813) la provincia del Alto Perú volvió a caer en manos de los colonialistas españoles cerrando un año que, habiéndose iniciado con los importantes triunfos en el combate de San Lorenzo (3 de febrero de 1813) y la batalla de Salta (20 de febrero de 1813), terminó con una dura derrota para el Ejército del Norte de las Provincias Unidas del Río de la Plata ante la pérdida de los territorios altoperuanos.
            El Segundo Triunvirato decide reemplazar a Belgrano por el  Coronel Mayor José de San Martín quien asume el mando el 30 de enero de 1814 hasta que renuncia al cargo en mayo de 1815 para asumir la dirección política de la Intendencia de Cuyo desde donde construirá el Ejército de los Andes, realizando una obra de gobierno con la movilización de recursos económicos y financieros desde donde no los había.
             Durante su estadía en el Alto Perú toma nota y analiza la situación estratégica militar de la zona a proteger de las invasiones realistas. Conoce y establece una profunda amistad con el General Manuel Belgrano a quien defiende en todo momento frente a las maquinaciones del gobierno de Buenos Aires que pretendió iniciarle una corte marcial por sus derrotas y comparten los mismos ideales en la lucha por sostener la guerra de la independencia en Sudámerica contra los ejércitos españoles quienes no renunciaban a ningún tipo de método para someter a los pueblos sublevados contra el absolutismo monárquico de los Borbones. También se hace amigo y compañero de armas del Teniente Coronel Martín Miguel de Güemes cuya defensa de la frontera Norte lo convirtió en el más formidable combatiente que mantuvo a raya todos los intentos de invasión de los españoles a los que se enfrentó en más de sesenta batallas y combates. 
            Estando ya al frente del Ejército del Norte se entera de la existencia de una banda de criminales realistas dirigidos por el coronel Antonio Landívar, quien era partidario de la represión violenta y sanguinaria al movimiento independentista en la región del Alto Perú conforme a estrictas órdenes recibidas de sus mandos superiores. En su Historia de San Martín y de la Independencia Americana, el general Bartolomé Mitre realiza un extenso análisis de las fechorías y salvajadas cometidas por las tropas de este jefe español (Ver Historia de San Martín y de la independencia Americana, Tomo I, páginas, 141 a 143, Edición Eudeba, Buenos Aires, 1977). Mitre así relata los hechos:
            "Durante la permanencia de San Martín al frente del Ejército del Norte, tomóse prisionero en Santa Cruz de la Sierra al coronel español Antonio Landívar. Había sido éste uno de los agentes más despiadados de las venganzas de Goyeneche, y en consecuencia el general le mandó formar causa 'no por haber militado con el enemigo en contra de nuestro sistema (dice en su auto), sino por las muertes, robos, incendios, saqueos, violencias, extorsiones y demás excesos que hubiese cometido contra el derecho de la gue­rra'.
            "Reconocidos los sitios en que se cometieron los excesos y levantados los cadalsos por orden de Landívar, se compro­bó la ejecución de 54 prisioneros de guerra, cuyas cabezas y brazos habían sido cortados y clavados en las columnas miliarias de los caminos. El acusado declaró que sólo había ajusticiado 33 individuos contra todo derecho, alegando en sus descargos haber procedido así por órdenes terminantes de Goyeneche, las que exhibió originales.

            "He aquí en extracto algunas de las órdenes de Goyeneche: `Potosí, diciembre 11 de 1812. Marche Ud. so­bre Chilón rápidamente y obre con energía en la persecución y castigo de todos los que hayan tomado parte de la conspiración de Valle Grande, «sin más figura de juicio» que sabida la verdad militarmente.' Otra: `Potosí, diciem­bre 26 de 1812. Tomará las nociones al intento de saber los generales caudillos y los que han seguido de pura voluntad, «aplicando la pena de muerte a verdad sabida sin otra figura de juicio». Defiero a Usted todos los medios de pur­gar ese partido de los restos de la insurrección que «si es posible no quede ninguno». En 5 de diciembre de 1813 se reitera la misma orden, y a 11 del mismo mes y año, contes­tando a Landívar, le dice Goyeneche: `Apruebo a Ud. la energía y fortaleza con que ha aplicado la pena ordinaria a unos y la de azotes a otros, y le prevengo que a cuantos aprehenda con las armas en la mano, que hayan hecho oposición de cualquier modo a los que mandan, convocado y acaudillado gente para la revolución, sin más figura de juicio que sabida la verdad de sus hechos y convictos de ellos, los pase por las armas. Apruebo la contribución que acordaba imponer a todos los habitantes que han tomado parte en la conspiración, o la han mirado con apatía o indiferencia'. Por último, en varios otros oficios tanto Go­yeneche como su segundo el general Ramírez, escriben a Landívar: `Sólo creo prevenirle que no deje un delincuente sin castigo a fin de fijar el escarmiento en los ánimos de esos habitantes'.

            "En vista de esos descargos, la defensa fue hecha con toda libertad y energía por un oficial de Granaderos a caballo, quien refutó con argumentos vigorosos las conclusiones del fiscal de la causa, invocando el principio de fidelidad que debía a sus banderas aun cuando fuesen ene­migas, y la inviolable obediencia que debía a sus jefes, tratando de ponerlo bajo la salvaguardia de los prisioneros de guerra.

            "Tal es la causa que con sentencia de muerte fue eleva­da a San Martín el 15 de enero de 1813, y que él con la misma fecha mandó ejecutar, escribiendo de su puño y letra `cúmplase', sin previa consulta al gobierno, como era de regla".

            Hasta aquí la cita de Mitre donde describe con claridad las represión de los realistas. Sin embargo, hay un error importante que vamos a dilucidar. Dicho error está en la fecha de la sentencia y este es un fallo que repiten varios historiadores que al reproducir este pormenorizado conjunto de hechos de la obra de Mitre, no se dan cuenta de la fecha ya que no es un detalle menor. Este yerro lo he verificado en dos versiones de la biografía sanmartiniana de Mitre: en la segunda edición en tres tomos de Eudeba de 1977 en el tomo I (página 142) y en la edición de Anaconda de 1950 en la página 118 de un solo tomo de 988 páginas. ¿En qué consiste el error? En que el proceso y fusilamiento del coronel Landívar sucedió justamente un año después de la fecha indicada por Mitre. El 15 de enero de 1813 San Martín estaba con sus granaderos a caballo persiguiendo por tierra a una flota española que estaba buscando una playa para desembarcar. Por lo tanto, es imposible que en esa fecha estuviese en dos lugares al mismo tiempo. Además el Ejército del Norte seguía avanzando firmemente en profunda persecución contra los españoles para expulsarlos de nuestros territorios que quedarían plasmados en la gran victoria de la batalla de Salta para la que faltaban veinticinco días, ya que tuvo lugar el 20 de febrero de 1813. El tercer hecho es que no se habían dado las lamentables de derrotas del Belgrano que iba a producir su destitución y su reemplazo por el Coronel Mayor San Martín. Esto iba a suceder un año después. Es muy raro que alguien tan puntilloso con el manejo de los documentos y las fechas como Bartolomé Mitre cometa un error semejante y muy pocos historiadores profesionales reparan en esta confusión. Los acontecimientos en que ocurrieron los hechos que analizamos fue en abril de 1814 a los tres meses de ser nombrado jefe del Ejército del Norte, donde la orden de fusilar a Landívar se cumplió el 16 de abril de 1814 sin previa consulta al gobierno central como era la norma para proceder en estos casos. (Ver Patricia Pasquali, San Martín: la fuerza de la misión y la soledad de la gloria, Editorial Planeta, 1999, página 187) 
            La justificación de la orden de fusilamiento aplicada contra el coronel Landívar, quien fue tomado prisionero por las tropas del General Belgrano, fue escrita por San Martín con las siguientes expresiones que evidenciaban que con los españolas no podía haber otra respuesta que la justicia revolucionaria porque la guerra en la que estaban comprometidos debía dar ejemplos de severidad, rigor y tener una actitud implacable contra los asesinos que no respetaban los códigos de la guerra de aquella época. Así escribía el Coronel Mayor Jose de San Martín: 
            “Aseguro a V.S. que a pesar del horror que tengo a derramar la sangre de mis semejantes, estoy altamente convencido de que ya es abso­luta necesidad el hacer un castigo ejemplar de esta clase. Los enemigos se creen autorizados para exterminar hasta la raza de los revolucionarios, sin otro crimen que reclamar éstos los derechos que ellos les tienen usurpados. Nos ha­cen la guerra sin respetar en nosotros el sagrado derecho de las gentes y no se embarazan en derramar a torrentes la sangre de los infelices americanos. Al ver que nosotros tratábamos con indulgencia a un hombre tan criminal como Landívar, que después de los asesinatos cometidos aún gozaba de impunidad bajo las armas de la patria, y en fin, que sorprendido en un transfugato y habiendo hecho resis­tencia, volvía a ser confinado a otro punto en que pudiese fomentar, como lo hacen sus paisanos, el espíritu de oposi­ción al sistema de nuestra libertad, creerían, como creen, que esto más que moderación era debilidad, y que aún tememos el azote de nuestros antiguos amos'.
            A continuación dice atinadamente el mismo Mitre: “Este grito vibrante del criollo americano debía resonar por largos años en los campos de Salta y repercutir en las montañas del Alto Perú, obligando a los antiguos amos a reconocer a los partidarios como a soldados regulares y a tratar a los revolucionarios como a individuos amparados por el derecho de gentes” (B. Mitre. Historia de San Martín y de la Independencia Americana, Tomo I, página 143, Ed. Eudeba).

            San Martín escribió estas palabras a los treinta y seis años y expresaba con suma claridad el carácter, la forma y el contenido con que se desarrollaba la guerra de la independencia. Una guerra que revestía un carácter bestial por todas los asesinatos cometidos, en primer lugar, por los ejércitos españoles para quienes la pena de muerte no tenía distinción de sexo ni de calidad o condición social o actividad del imputado. La insurrección de los pueblos americanos que tuvieron un efecto dominó hasta abarcar todo el continente. Y esta insurrección recibió como respuesta la feroz represión de monarquía borbónica en decadencia, enviando 17 expediciones que movilizaron más de 100 mil soldados armados hasta los dientes y dirigidos por generales que venían de participar en las guerras contra Napoleón Bonaparte, gracias a la cual contaba con vasta experiencia en el manejo de tropas.

            San Martín exigía la aplicación del derecho de gentes para garantizar el respeto a los soldados y que el estado de revolución en que se hallaban, era el producto de más de 300 años de colonialismo y servidumbre con el que había que terminar. El Libertador creía firmemente en que la ciega obediencia y la subordinación son el alma del sistema militar como escribía en sus cartas. Sin embargo, para él esto tenía una delimitación precisa más allá de la cual no podía traspasarse y eso consistía en que nunca debía utilizarse a la fuerza militar en contra del pueblo. Y así lo dejó establecido: “Un ejército es un león al que hay que tenerlo enjaulado para soltarle el día de la batalla. Y esa jaula es la disciplina y los barrotes son las ordenanzas y los tribunales militares y sus fieles guardianes, pues ese día se habrá convertido esa institución en un verdadero peligro y en una amenaza nacional”. Y también decia con el mismo tenor: "Ni la más estricta obediencia militar puede transformar la espada del soldado en cuchillo de verdugo". Por eso jamás se entremetió con su ejército para reprimir a los caudillos y a los pueblos del interior. Sólo lo movilizó para derrocar al Primer Triunvirato en octubre de 1812 con justas razones porque la política de ese gobierno conspiraba con el sostenimiento de la guerra de la independencia. Y quien quiera conocer detalladamente por documentos de la época el significado de los trescientos años de yugo español en América, nada mejor que leer uno de los mejores escritos que produjo nuestra historia y que es (y no fue porque sigue vigente) el “Manifiesto hace a las Naciones el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, sobre el tratamiento y crueldades que han sufrido de los españoles y motivado la declaración de la independencia” publicado el 25 de octubre de 1817 por encargo del Congreso de  Tucumán en cuya declaración de la Independencia hay un pequeño párrafo final donde expresa que un manifiesto se darán a conocer los motivos que obligaron a estas Provincias declararse libres, soberanos e independientes. Este documento es otro de los grandes escritos prácticamente ignorado por la gran mayoría de los historiadores argentinos por la terrible crítica que hace de la dominación de los Reyes de España por estas tierras. Es muy probable que los historiadores lo conozcan al pie de la letra, pero el ciudadano común nunca oyó hablar de él en ningún tipo de libro o en algún momento de su vida escolar. El propio Sarmiento lo calificó de aborrecible y rechazó su contenido con duras críticas afirmando que nunca debió escribirse semejante documento.
            Los ejércitos españoles que vinieron a destruir el nuevo sistema de libertad e independencia lo hicieron con una furia incontrolable que no trepidaron en liquidar a la población civil a quienes ignoraban por completo y esa exigencia de los ejércitos libertadores a ser reconocidos como cuerpo combatiente implicaba el respecto a las normas de guerra vigente en aquella época.   
            Este acto de justicia revolucionaria vino a mostrar que el camino hacia la independencia no tenía vuelta atrás y que el carácter de la lucha armada contra el colonialismo español era una guerra sin cuartel porque las masacres cometidas por los ejércitos realistas era de una magnitud tan espeluznantes que para cortar con esta violencia desenfrenada había que tomar medidas extremas para detenerlas. Por esta razón, no es casual que coincida en con el Decreto de Guerra a Muerte que Simón Bolívar emitiera el 15 de junio de 1813 y con su posterior bajo el nombre de “Manifiesto a las naciones del mundo sobre la guerra a muerte” del 24 de febrero de 1814, donde puede leerse las inenarrables acciones de los españolas en las ciudades donde entraban. Los dos bandos tienen el mismo sentido condenar los métodos criminales de jefes realistas y poner en claro que la lucha era contra los enemigos exteriores, que invadieron nuestras tierras y creían con derecho a borrar del mapa a todas las poblaciones por donde pasaban,  
            A los historiadores que reivindican su origen español les resulta muy difícil aceptar y reconocer la existencia de este tipo de documentos porque consideran que los trescientos años de colonialismo fueron muy importantes para el nuevo continente y también porque criticar duramente a la monarquía española es un tiro por elevación a su Santísima Majestad Católica, ya que fue la Iglesia la que asumió la defensa y la protección de su larga dominación política, económica y social. En este sentido, no debemos olvidar que los papas Pío VII y León XII se opusieron tenazmente a la emancipación latinoamericana con la publicación de  sus respectivas encíclicas Esti loggisimo terrarum del 30 de enero de 1816 por el primero y Etsi quam diu del 24 de septiembre de 1824, ambas contra el derecho y la legitimidad de la revolución antiabsolutista contra el reino de España.
            Es lógico que los Papas reaccionaran de esta manera porque la guerra de la independencia que era la única salida que tenían los pueblos americanos para terminar con la dominación de los reyes de España, se inspiró en la ideología de las revoluciones de los Estados Unidos de 1776 y sobretodo en la francesa de 1789 y no en la que profesaba el Vaticano. Y todos los que dirigieron las dos revoluciones eran integrantes de Logias masónicas, a las que también combatía la Iglesia Católica, prohibiendo su difusión al quedar bajo la estricta vigilancia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Recordemos que los libros de los autores de la Enciclopedia estaban prohibidos y que el propio Manuel Belgrano antes de la batalla de Tacuarí llevaba entre sus papeles su traducción del discurso de despedida de George Washington. Por su parte, Mariano Moreno cuando escribe el prólogo de la edición de “El Contrato Social” de Jean Jacques Rousseau, decide eliminar el capítulo religioso, debido –según sus propias palabras- a que “tuvo la desgracia de delirar en materia religiosa”. Otro dato interesante es que cuando llegó a Roma la noticia de la derrota del Ejército del Norte en la batalla de Sipe Sipe, el papa Pío VII dictó un Te Deum por la victoria de las armas españolas.
            Gracias a la existencia de jefes valientes que se formaron con los métodos militares que venían de la colonia y que conocían el sistema de los ejércitos españoles, gracias a los pueblos que aportaron sus hijos a la integración de los primeros cuerpos hasta que el General San Martín le imprimió una nueva organización como lo reconoce el General José M. Paz en sus memorias y gracias a que pudieron superar todo tipo de dificultades, la lucha por la emancipación latinoamericana, terminó como debía terminar: con la derrota total del imperio español, lo que dio origen al nacimiento a la vida independiente de las nuevas naciones que pelearon y murieron por ella.

viernes, 17 de agosto de 2012

EL LIBERTADOR GENERAL JOSE DE SAN MARTIN

 
A 162 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DEL
LIBERTADOR GRAL. SAN MARTIN
                       
“Los hombres en general juzgan de lo pasado según
su verdadera justicia y de lo presente según sus intereses”

Carta a Tomás Guido, Bruselas, 18 de diciembre de 1826

            El  nombre del Libertador Gral. José de San Martín está indisolublemente ligado a la lucha por la independencia americana porque hizo un aporte sustancial para terminar con trescientos años del dominio colonialista de la decadente monarquía del Reino de España. Cada nuevo aniversario de su muerte surgen nuevos temas relacionados con su vida, su personalidad que desatan polémicas sin sentido. Una de ellas es la vieja cuestión acerca de si era espía inglés, agente francés o enviado de la corona española. Este problema comenzó desde que llegó a Buenos Aires en marzo de 1812 por la desconfianza y los temores que encendió Bernardino Rivadavia en su calidad de Ministro de Guerra del Primer Triunvirato y lo siguió hasta su deceso en 1850. Con Rivadavia tuvo peligrosas relaciones y de enemistad manifiesta ya que San Martín encabezó el movimiento que derrocó al Primer Triunvirato en octubre de 1812 provocando su salida del gobierno. En 1819 se niega a obedecer al gobierno para que baje con el Ejército de los Andes para reprimir a los caudillos provinciales, hecho que la historia denomina a este suceso como la desobediencia de San Martín y en 1824 cuando Juan Gutiérrez de la Fuente intenta realizar una gestión para solicitar ayuda a la campaña del Perú, Rivadavia le niega todo tipo de apoyo, siendo el único que vota favorablemente por San Martín es Esteban Agustín Gascón. Con todos estos antecedentes Rivadavia juró vengarse y cuando El Libertador regresa a Mendoza luego de retirarse de la campaña libertadora del Perú, comienza sus operaciones contra San Martín enviándoles espías para conocer sus movimientos, interceptando su correspondencia y con toda esa información disponible, pode organizar un acto criminal que termine con su vida. Las fuerzas de Estanislao López le advierten que su vida corre peligro y que es necesario que tome recaudos y cuidados imprescindibles para impedir algún atentado en ciernes. En una carta escrita a Bernardo O´Higgins del 20 de octubre de 1827, le dice que “Rivadavia me ha hecho la guerra de zapa sin oro motivo que minar mi opinión suponiendo que mi viaje a Europa no tenido otro objeto que el establecer gobiernos en América” y termina diciendo que depreciaba sus “groseras imposturas como su innoble persona”. Este es el motivo fundamental por el cual el General San Martín abandona las Provincias Unidas del Río de la Plata y decide instalarse en Europa en un exilio de veintiséis años y del que jamás renunció a su condición de argentino y americano. Y aún así estando que estando los dos en Londres tiene lugar un encuentro el 22 de marzo de 1825 donde parece ser que Rivadavia trató muy mal a San Martín y éste a través del médico Diego Paroissien le lleva una carta a Rivadavia desafiándolo para resolver las controversias y castigarlo por su trato descortés para con San Martín.

            De ahí que volviendo al debate inicial acerca de las causas que motivaron el regreso de San Martín a su país natal, es una polémica que nunca cesó y que quizás nunca deje de debatirse. Esta cuestión fomentó grandes polémicas en todo el siglo XX y vuelve a plantearse con nuevos bríos en pleno siglo XXI, gracias a las nuevas investigaciones históricas que profundizan el interés y el estudio de la figura más emblemática y también más enigmática de la historia argentina por que todavía la vida de general San Martín todavía sigue rodeada de un gran halo de misterio.  

            En estos poco más de 160 años que han pasado son suficientes como para que las academias de historia de los países donde El Libertador José de San Martín vivió, revelen toda la documentación desconocida – si es que la hay - sobre sus actividades en España, Inglaterra, Bélgica y Francia para terminar con todas las dudas.

            Los que todavía no creen en los objetivos y  propósitos que se trazó San Martín son los que aun no le perdonan haber vencido e intentan minimizar el papel que desempeñó y el lugar que ocupó en toda la emancipación americana. Sin embargo, cada año que transcurre se pone de manifiesto con mayor fuerza la grandeza de la victoria libertadora, su influencia sobre la evolución de todo el proceso revolucionario que terminó con el colonialismo español, sobre los destinos de los pueblos liberados. Y para entender firmemente la envergadura de la hazaña lograda a sangre y fuego, la magnitud del poderío de las fuerzas derrotadas y todo el sistema político y jurídico que lo sostenía, es imperioso leer el casi desconocido documento “Manifiesto que hace a las Naciones el Congreso General Constituyente de las Provincias de Sud América, sobre el tratamiento y crueldades que han sufrido de los españoles y motivado la declaración de la independencia”, del 22 de octubre de 1817 en el cual se “detallan los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración”, tal como lo exigía el Acta de la Independencia del 9 de julio de 1816 in fine.
           
            A la idea de no ver a San Martín como ídolo, ícono, Dios u hombre iluminado debemos verlo como actuaba: en los campos de batalla: marchando con valor y bravura al frente de sus granaderos como en San Lorenzo; como jefe militar: enseñando y entrenando a sus soldados en los cuarteles; lo vemos preparando el ejército de Los Andes, dirigiendo el cruce de la cordillera, organizando la defensa de la ciudad de Santiago de Chile después de la derrota de Cancha Rayada y para vencer concluyentemente en la batalla de Maipú, quizás el enfrentamiento militar más violento, más sangriento y más terrible de la guerra libertadora de la América del Sur. Lo vemos conduciendo la campaña libertadora al Perú en medio de circunstancias nacionales e internacionales difíciles y complicadas por la falta de apoyo del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata metido en graves conflictos internos; en la actividad política: ahí está  vemos fomentando la industria y el comercio, fundando escuelas y bibliotecas, como lo hizo en el Protectorado del Perú, promoviendo una movilización económica buscando recursos desde lo imposible; en la acción de gobierno: renunciando al lujo y a las comodidades, garantizando la salud del pueblo al obligar a aplicarse la vacuna antivariólica cuando fue gobernador intendente de Cuyo (Bando del 17 de diciembre de 1814); en la prensa escrita: publicando bandos y proclamas convocando al pueblo a la construcción del “nuevo sistema de libertad e independencia”, como decían los revolucionarios de Mayo de 1810; en la acción diplomática: defendiendo a la América desde el exilio obligado contra las injustas pretensiones invasoras de las potencias extranjeras encabezadas por Francia e Inglaterra tanto en 1839 como en 1845. Por eso el gran cubano José Martí (1853-1895) decía que “donde estaba San Martín siguió siendo libre la América”. El chileno Francisco Bilbao (1823-1865) así definió la importancia de la emancipación americana: “Es la revolución a la que debemos el orgullo del hombre dueño de sí misma; es a ella a la que debemos no vivir ni haber vivido bajo castas, bajo reyes, bajo aristocracias del terruño, bajo señores de horca y cuchillo, de pendón y caldera; es a ella a la que debemos la conciencia de la igualdad, el bautismo de la soberanía, el entusiasmo por lo heroico, el amor a las virtudes patrias y sociales...” (El Evangelio Americano, 1864). Nuestro Álvaro Yunque (1890-1982) escribió en el segundo tomo de su Historia de los Argentino: “Feliz la tierra que da un hombre de semejante tamaño moral! Su ejemplo se extiende por ella como el Sol. Podrán nubes efímeras ocultarlo a la vista de los descendientes, pero a él volverán sus ojos, ansiosos, a buscar la luz y el calor que solo brinda la libertad, imprescindible del ser humano. “Los hombres actuales que luchan por la independencia económica de América, complemento indispensable de su libertad política, son los únicos herederos de San Martín.”

            No debemos olvidar que la monarquía española, con el apoyo y sostén de las potencias europeas encolumnadas en la tristemente célebre Santa Alianza, envió 16 expediciones con 100.000 hombres armados hasta los dientes dirigidos por avezados generales fogueados y con gran experiencia de combate por su participación en las guerras napoleónicas para reprimir la insurrección sudamericana, "exterminar hasta la raza de los revolucionarios" y purificar a sus colonias rebeldes a las que consideraban infestadas de revolución francesa y porque aun soñaban que podían reconquistar los territorios perdidos.

            El Libertador San Martín no entraba ni en agachadas ni en andaba en pequeñeces cuando el objetivo supremo - la independencia de los pueblos de América - exigía el mayor de los esfuerzos y todo tipo de sacrificios. El Gral. San Martín no sólo descolló como un gran militar profesional, sino como un hombre de elevadas virtudes políticas y morales que muchos de nuestros actuales gobernantes deberían aprender como el ser y tener patriotismo sin máculas, responsabilidad, disciplina, austeridad, espíritu de sacrificio, amor a la familia, elevado culto a la amistad y un alto concepto del honor y por sobre estas cualidades fue un revolucionario con todas las letras, y ese carácter es el quieren ocultar los supuestos dueños de su figura y los escribas de la historia oficial porque las guerras de la independencia formó parte integrante de las luchas anticolonialistas que dejaron como saldo la muerte de 900.000 personas entre 1810 y 1826.

            El Libertador sabía perfectamente a qué clase de guerra se enfrentaba como lo demuestra su carta al gobierno de abril de 1814 donde justifica el fusilamiento del coronel español Antonio Landívar, y todos los que publicó en su calidad de gobernador intendente de Cuyo. Como pueden llamar espía a San Martín que proclamaba “libres o muertos jamás esclavos” y que exigía a sus compañeros del ejército de Los Andes a “no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje”. Con que derecho pueden llamar al Libertador agente cuando su único objetivo fue la lucha por la independencia sudamericana.

            El interés por conocer la vida y obra del Libertador José de San Martín lo demuestra las nuevas biografías que se editan como así también sendos artículos, comentarios, análisis, ensayos y todo tipo de publicaciones que desde distintos enfoques políticos e ideológicos enriquecen el debate para terminar con la figura del bronce que durante décadas se le ha dado y no creo que el propio San Martín hubiera aceptado una caracterización de ese tipo.

            Si hubo una época en la que la historia la escribían los que ganan, ha llegado la hora de poner bien en claro que la cuestión es precisamente al revés: la historia la ganan los que la escriben. Y San Martín escribió su historia y salió vencedor por que no necesita de un tribunal que lo defienda sino que él se defiende así mismo.

            Para terminar, aquí van algunos de sus pensamientos más importantes, algunos conocidos y otros no tanto que conforman el cuerpo de ideas por las que luchó toda su vida.

            “En fin, a nombre de vuestros propios intereses os ruego que aprendáis a distinguir los que trabajan por vuestra salud de los que meditan vuestra ruina; no os expongáis a que los hombres de bien os abandonen al consejo de los ambiciosos: la primera de las almas virtuosas no llega hasta el extremo de sufrir que los malvados sean puestos al nivel de ellas: y desgraciado del pueblo donde se forman impunemente tan escandaloso paralelo”. Proclama a los Pueblos de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Valparaíso, 22 de julio de 1820.

            “Yo no aprobaré jamás que ningún hijo del país se una a una nación extranjera para humillar a su patria”. Carta a Gregorio Gómez, 1839.
           
            “Habrá muchos que no nos perdonarán haber vencido”. San Martín al Coronel Las Heras en la preparación del informe sobre la batalla de Maipú, 05 de abril de 1818.

            “Es preferible una muerte honrosa en el campo del honor que a sufrirla en manos de nuestros verdugos”. De las instrucción a los jefes y oficiales para la batalla de Maipú, Abril de 1818.

           “Así que basta de ser egoístas para empeñar el último esfuerzo en este momento único que para siempre fijará nuestra suerte. A la idea del bien común y de nuestra existencia, todo debe sacrificarse. Desde este instante el lujo y las comodidades deberán avergonzarnos como un crimen de traición a la patria y contra nosotros mismos. Los jefes somos responsables de nuestras operaciones con especialidad en el presente conflicto. la pobreza de la caja de esta provincia no alcanza a sus primeras atenciones al paso que ellas deben multiplicarse. Desde hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad”. Bando para la suscripción de donativos al Ejército de Los Andes, Mendoza, 5 de junio de 1815

            “Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se una al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro la podrá hacer desaparecer” Carta a Juan Manuel de Rosas, 10 de Junio de 1839.

            El tiempo de la fuerza y de la opresión ha pasado: yo vengo a poner término a esta época de humillación. Yo soy un instrumento de la justicia, y la causa que defiendo es la causa del género humano" (Proclama al Ejército Expedicionario del Perú, 1821)

            "La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de esas ventajas, ofendiendo a los ciudadanos con cuyo sacrificio se sostiene". Del Reglamento sobre Deberes Militares y sus Penas, Provincia de Mendoza, 4 de septiembre de 1816.

            “Para defender la libertad y sus derechos se necesitan ciudadanos, no de café, sino de instrucción, de elevación de alma y por consiguiente, capaces de sentir el intrínseco y no el arbitrario valor de los bienes que proporciona un gobierno representativo.” Carta a Tomás Guido, 1827.

            “Es inconcebible que las dos más grandes naciones del universo, se hayan unido para cometer la mayor y más injusta agresión que pueda cometerse contra un estado independiente” (…) Ud. sabe que yo no pertenezco a ningún partido; me equivoco: yo soy del partido Americano; así que no puedo mirar sin el menor sentimiento los insultos que se hacen a la América”. Carta al Brigadier Gral. Tomás Guido, París, 20 de septiembre de 1845.

            “Aseguro a V.S. que a pesar del horror que tengo a derramar la sangre de mis semejantes, estoy altamente convencido de que ya es abso­luta necesidad el hacer un castigo ejemplar de esta clase. Los enemigos se creen autorizados para exterminar hasta la raza de los revolucionarios, sin otro crimen que reclamar éstos los derechos que ellos les tienen usurpados. Nos ha­cen la guerra sin respetar en nosotros el sagrado derecho de las gentes y no se embarazan en derramar a torrentes la sangre de los infelices americanos. Al ver que nosotros tratábamos con indulgencia a un hombre tan criminal como Landívar, que después de los asesinatos cometidos aún gozaba de impunidad bajo las armas de la patria, y en fin, que sorprendido en un transfugato y habiendo hecho resis­tencia, volvía a ser confinado a otro punto en que pudiese fomentar, como lo hacen sus paisanos, el espíritu de oposi­ción al sistema de nuestra libertad, creerían, como creen, que esto más que moderación era debilidad, y que aún tememos el azote de nuestros antiguos amos". Carta al Gobierno justificando el fusilamiento del coronel español Antonio Landívar, 16 de abril de 1814.


BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Bilbao Francisco. El Evangelio Americano. Buenos Aires, 1864. Edición Electrónica en pdf.

Coloquio Internacional. El General San Martín en Bélgica: un destino, una época. Ponencias y Comentarios. Publicación de Página 12, Buenos Aires, 1998.

Galasso Norberto. Seamos libres y lo demás no importa nada. Vida de San Martín. Ediciones  Colihue. Buenos Aires, 2000.

Galván Moreno Carlos. Bandos y proclamas del General San Martín. Editorial Claridad. Buenos Aires, 1947.

Mitre Bartolomé. Historia de San Martín y de la emancipación americana. Editorial Eudeba, Buenos Aires. 1970.

Pasquali Patricia. San Martín confidencial. Correspondencia personal del Libertador con su amigo Tomás Guido (1816-1849). Editorial Planeta. Buenos Aires, 2000.

Pasquali Patricia. San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria. Editorial Planeta. Buenos Aires, 1997.

Rojas Ricardo. El Santo de la Espada. Vida de San Martín. Editorial Eudeba. Buenos Aires, 1970.

Yunque Álvaro. Historia de los Argentinos. Tomo II, Ediciones Ánfora, Buenos Aires, 1970.

jueves, 16 de agosto de 2012

JUEGOS OLIMPICOS LONDRES 2012-NOTA III


LA ACTUACION ARGENTINA EN LONDRES 2012

            La delegación argentina que participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 logró en total 4 medallas (1 de oro, 1 de plata y dos de bronce) y 10 diplomas por llegar a las instancias finales de determinados deportes.

            La medalla dorada lograda por el correntino Sebastián Crismanich en la categoría de hasta 80 kg en taekwondo, fue la primera lograda en competencia individual desde el legendario triunfo de Delfo Cabrera en el Marathon de Londres de 1948. La de plata fue lograda por el equipo femenino de hockey sobre césped tras caer en la final frente a Holanda por 2-0 y es la cuarta vez consecutiva que este gran equipo le da una medalla a la Argentina ya que obtuvo la de plata en Sidney 2000 y bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008. Las medallas de bronce las aportaron Juan Martín del Potro en tenis y la dupla Juan de la Fuente y Lucas Calabrese en la clase 470 del yachting.           

            Los diez diplomas, en tanto, fueron los siguientes:

Ø      Germán Lauro (atletismo, lanzamiento de bala, sexto puesto),
Ø      Seleccionado de básquetbol masculino (cuarto puesto),
Ø      Yamil Peralta (boxeo, eliminado en cuartos de final),
Ø      Paula Pareto (judo, hasta 48 kilos, quinta),
Ø      Emanuel Lucenti (judo, hasta 81 kilos, séptimo),
Ø      Seleccionado de vóleibol masculino (eliminado en cuartos de final),
Ø      Miguel Correa-Rubén Rézola (canotaje, K2 200 metros, quintos),
Ø      Cristian Rosso-Ariel Suárez (remo, doble par masculino, cuartos),
Ø      Federico Molinari (gimnasia, anillas, octavo)
Ø      Juan Martín del Potro-Gisela Dulko (tenis, doble mixto).

            Nuestro país viajó a Londres con una delegación de 137 atletas que compitieron en 23 deportes cuyos resultados fueron los siguientes:

ATLETISMO

Ø      Jennifer Dahlgren (lanzamiento de martillo): eliminada en la rueda de clasificación.
Ø      Miguel Bárzola (maratón): 35°.
Ø      Braian Toledo (lanzamiento de jabalina): eliminado en la rueda de clasificación.
Ø      Germán Lauro (lanzamiento de bala y disco): diploma olímpico en bala (sexto) y eliminado en primera rueda de disco.
Ø      María de los Angeles Peralta (maratón): 82° puesto.
Ø      Juan Manuel Cano (marcha 20km): 22° puesto.
Ø      Javier Carriqueo (5000 metros): eliminado en primera fase.
Ø      Rocío Comba (lanzamiento de disco): eliminada en primera fase.
Ø      Juan Cerra (lanzamiento de martillo): eliminado en primera fase.

BASQUETBOL

Seleccionado masculino: cuarto. Diploma olímpico. Perdió con Rusia 81 a 77.

BOXEO

Ø      Alberto Melián (-56kg): eliminado en primera fase.
Ø      Yamil Peralta (-91kg): diploma olímpico, eliminado en cuartos.

CANOTAJE

Ø      Miguel Correa-Rubén Rézola (K2 200m): quintos. Diploma olímpico.
Ø      Sebastián Rossi (slalom): eliminado en primera fase.

CICLISMO

Ø      Catriel Soto (mountain bike): 26°.
Ø      Walter Pérez (pista–prueba Omnium): 14° puesto.
Ø      Maximiliano Richeze (ruta-pelotón y contrarreloj): eliminado en pelotón, no se presentó en contrarreloj.
Ø      Ernesto Pizarro (BMX): eliminado en primera rueda.

EQUITACION

Ø      Alejandro Madorno (saltos individual): eliminado en primera fase.
Ø      José Larocca (saltos individual): 13°.

ESGRIMA

Ø      María Belén Pérez Maurice (sable): eliminada en primera rueda.

GIMNASIA ARTISTICA

Ø      Federico Molinari: octavo en anillas, diploma olímpico.
Ø      Valeria Pereyra: fue eliminada en la fase de clasificación.

HANDBALL

Ø      Seleccionado masculino: eliminado en primera fase.

HOCKEY SOBRE CESPED

Ø      Seleccionado masculino: eliminado en primera fase (décimo).
Ø      Seleccionado femenino (Las Leonas): MEDALLA DE PLATA.

JUDO

Ø      Paula Pareto (48 kg): quinta, diploma olímpico.
Ø      Emmanuel Lucenti (81 kg): séptimo, diploma olímpico.
Ø      Cristian Schmidt (100 kg): eliminado en primera rueda.
Ø      Héctor Campos (90 kg): eliminado en primera rueda.

LUCHA

Ø      Patricia Bermúdez (48 kilos): eliminada en primera fase.

NATACIÓN

Ø   Cecilia Biagioli (aguas abiertas 10km y 800 metros libre): 17ma en aguas abiertas. Eliminada en primera fase de 800 libre.
Ø      Etel y Sofía Sánchez (dueto en nado sincronizado): 22°.
Ø      Juan Martín Pereyra (400 y 1500 metros libre): eliminado en ambas pruebas clasificatorias.
Ø      Georgina Bardach (400 metros medley): eliminada en primera fase.
Ø    Federico Grabich (50 libre y 100 espalda): eliminado en la ronda preliminar.

REMO

Ø      Ariel Suárez-Cristian Rosso (doble par masculino): cuartos, diploma olímpico.
Ø      Miguel Mayol–Mario Cejas (doble par ligero): quintos en la final C, 16tos. en la tabla general.
Ø      Milka Kraljev–Clara Rohner (doble par ligero): terceras en la final C (15as. en la general).
Ø      Santiago Fernández (single scull): fue cuarto en la final B, con lo que no alcanzó al diploma.
Ø      Lucía Palermo (single scull): fue tercera en la final D, equivalente al puesto 21 en la tabla general.
Ø      María Gabriela Best–María Laura Abalo (dos largos sin timonel): fueron terceras en la final B, con lo que no alcanzaron a obtener un diploma.

TAEKWONDO

Ø      Sebastian Crismanich (hasta 80kg): MEDALLA DE ORO.
Ø      Carola López (hasta 49kg): eliminada en primera rueda.

TENIS

Ø      Juan Martin Del Potro (singles): MEDALLA DE BRONCE.
Ø      Juan Mónaco (singles): eliminado en segunda ronda.
Ø      Carlos Berlocq: eliminado en la primera ronda.
Ø      David Nalbandian: eliminado en primera ronda.
Ø      David Nalbandian-Eduardo Schwank: eliminados en primera ronda.
Ø      Gisela Dulko-Paola Suárez: eliminadas en primera rueda.
Ø   Juan Martín Del Potro-Gisela Dulko (dobles mixto): eliminados en cuartos de final. Diploma olímpico.

TENIS DE MESA

Ø      Liu Song (individual hombres): quedó eliminado en segunda ronda.

TIRO

Ø      Juan Angeloni (rifle tendido 50 metros): finalizó en el puesto 50.
Ø      Alex Suligoy (rifle tendido 50 metros): se ubicó en el puesto 20.

TRIATLON

Ø      Gonzalo Tellechea: se posicionó 38° en las posiciones finales.

VOLEIBOL

Ø      Seleccionado masculino: eliminado en cuartos de final. Diploma.

VOLEIBOL DE PLAYA

Ø  Pareja femenina: Ana Gallay-Virginia Zonta. Perdieron sus tres partidos de la zona y fueron eliminadas.

YACHTING

Ø      Julio Alsogaray (clase Laser): se quedó afuera de la carrera por las medallas, al ubicarse undécimo.
Ø      Cecilia Carranza (clase Laser Radial): finalizó en el 21° puesto de la general.
Ø      Mariano Reutemann (clase RS:X): no logró entrar a la "medal race" por apenas tres puntos. Quedó 11° en la general.
Ø      Lucas Calabrese-Juan De la Fuente (clase 470): MEDALLA DE BRONCE.
Ø      María Fernanda Sesto-Consuelo Monsegur (clase 470): no lograron acceder a la "medal race".
Ø      Jazmín López Becker (clase RS:X): 23° puesto.

miércoles, 15 de agosto de 2012

JUEGOS OLIMPICOS-LONDRES 2012-NOTA II

En esta segunda nota de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, presentamos la distribución de las medallas
agrupadas por continentes donde se observa una abrumadora superioridad los países de Europa sobre los 
demás conglomerados geográficos.


JUEGOS OLIMPICOS DE LONDRES 2012 - DISTRIBUCION DE MEDALLAS POR CONTINENTE











CUADRO I: TOTAL POR CONTINENTE

CUADRO II: PORCENTUAL DE MEDALLAS GANADAS
POR CADA CONTINENTE











CONTINENTE
ORO
PLATA
BRONCE
Total

CONTINENTE
ORO
PLATA
BRONCE
Total
EUROPA
139
154
176
469

EUROPA
29,6%
32,8%
37,5%
100,0%
ASIA
74
64
80
218

ASIA
33,9%
29,4%
36,7%
100,0%
AMERICA
67
56
73
196

AMERICA
34,2%
28,6%
37,2%
100,0%
OCEANIA
12
19
17
48

OCEANIA
25,0%
39,6%
35,4%
100,0%
AFRICA
10
11
10
31

AFRICA
32,3%
35,5%
32,3%
100,0%
TOTAL
302
304
356
962

TOTAL
31,4%
31,6%
37,0%
100,0%






















CUADRO II: TOTAL POR CONTINENTE

CUADRO III: MEDALLAS SOBRE EL
TOTAL GENERAL EN PORCENTAJE











CONTINENTE
ORO
PLATA
BRONCE
Total

CONTINENTE
ORO
PLATA
BRONCE
Total
EUROPA
139
154
176
469

EUROPA
46,0%
50,7%
49,4%
48,8%
ASIA
74
64
80
218

ASIA
24,5%
21,1%
22,5%
22,7%
AMERICA
67
56
73
196

AMERICA
22,2%
18,4%
20,5%
20,4%
OCEANIA
12
19
17
48

OCEANIA
4,0%
6,3%
4,8%
5,0%
AFRICA
10
11
10
31

AFRICA
3,3%
3,6%
2,8%
3,2%
TOTAL
302
304
356
962

TOTAL
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%











En los cuadros I y II se resumen las medallas ganadas por cada Continente formado por los países que
participaron en los Juegos. Se evidencia un claro dominio de los países europeos que lograron casi el
50% del total de las medallas en disputa. De ellas ganaron el 46% en oro, el 50% en plata y el 49% en
bronce. Con estos datos, Europa ganó en total más del doble que Asía que le siguió en medallas conse-
guidas.