El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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jueves, 31 de mayo de 2018

LA NUEVA CRISIS DE DEUDA Y LA "VUELTA" AL FMI

Por Sergio Daniel Aronas - 22 de mayo de 2018

“El sistema de crédito cuyo centro son las llamados bancos nacionales, y los prestamistas y usureros que gravitan en torno de ellos, representa una enorme centralización, y otorga a esta clase de parásitos un poder fabuloso, no sólo con diezmar  periódicamente a los capitalistas industriales, sino además el de intervenir en la forma más peligrosa en la producción. Y estos bandidos nada saben acerca de la producción y nada tiene que ver con ella”. Karl Marx, El Capital, Tomo III, Cap. XXXIII.

Introducción

Ningún programa de reestructuración o arreglo de deuda externa realizados desde 1982 hasta la fecha no resolvió nunca este problema sino que lo fue agravando, complicando y perjudicando seria y severamente toda la estructura del aparato financiero, económico y administrativo del estado argentino. El problema de la deuda externa fue la que terminó provocando violentos ajustes a lo largo de las décadas finales del siglo XX que culminaron  con la explosión de diciembre de 2001. Y la historia económica argentina muestra que cada diez años estalla una crisis de deuda con la particularidad que el nuevo ciclo de la crisis es más grave que el anterior cuando aun no finalizaron los efectos de la crisis desencadenante.

Breve reseña de las crisis de deuda de 1982 a 2010

Un breve resumen de esta historia de tragedias entre 1982 y 2016, son una muestra elocuente de que pagar los intereses no resuelve nada porque cuanto más se paga más debe conforme al método imperante de la deuda perpetua y que solo beneficia a las potencias imperialistas, a sus bancos, fondos de inversión y tenedores de bonos-

1982: La dictadura militar-empresaria decide la estatización de la deuda privada.
1984: El “amigo del pueblo” y criminal de guerra Henry Kissinger propone el sistema basado en la capitalización de la deuda por medio de la venta de empresas públicas. Viaja a nuestro país para abortar el único debate parlamentario sobre la deuda externa convocado por Raúl Alfonsín en ese año. Este es un hecho que nadie se acuerda ni el debate ni la presión del gendarme imperial.
1992: La Argentina bajo el gobierno de Carlos Saúl Menem ingreso al Plan Brady que produce la transformación de la deuda comercial en deuda financiera. Los bancos privados le pasan sus pasivos al gobierno federal de los Estados Unidos y la deuda se convierte en títulos y bonos del estado con la participación del Fondo Monetario Internacional que declara a la Argentina “alumno ejemplar” en la aplicación de los “ajustes estructurales”: privatización de empresas públicas, desregulaciones, apertura de la economía y para financiarse se recurre al endeudamiento externo.

2000: El gobierno de Fernando De la Rúa acuerda con el FMI un “blindaje” financiero que no hace más que echar más combustible al incendio que se avecina.
2001: Se firma con el FMI otro acuerdo llamado “Megacanje” por el cual se cambian bonos viejos por nuevos a largo plazo que hace aumentar la deuda en 50 mil millones de dólares tras el pago de 150 millones de dólares por comisiones. El acto de traición más abominable de esta historia fue la condecoración al agente imperial David Muldford con la Orden del Libertador General José de San Martín. La deuda externa llega a los 150 mil millones de dólares y el ciclo de endeudamiento termina con un terremoto político.

El 19 y 20 de diciembre de 2001: explota el modelo del endeudamiento masivo con movilizaciones en todo el país para que se vaya el gobierno más desastroso de la historia argentina. La represión en la ciudad de Buenos Aires provoca la muerte de 35 personas asesinadas por la acción combinada de la policía, la gendarmería y el cuerpo de la montada, especializados en reprimir y torturar. Hay miles de detenidos y el presidente renuncia huyendo en helicóptero desde la Casa de Gobierno. Es cuando la crisis política e institucional del país hace que en diez días sean presidentes de la Nación cinco personas.

A finales de diciembre de 2001, el presidente interino Adolfo Rodríguez Saa con el apoyo de todo el Congreso Nacional que lo aplaude de pie, declara la suspensión del pago de los intereses de la deuda externa que la prensa capitalista y proimperialista califica este acto como el “default más grande de la historia” lo cual no es cierto, porque el más grande e insuperable de todos fue el decretado por Nixon en agosto de 1971 por 500.000 millones de dólares al declarar la inconvertibilidad del oro al dólar, en un acto unilateral que desató nuevas crisis en el sistema capitalista mundial.

2005: Bajo la presidencia de Néstor Kirchner con Roberto Lavagna como Ministro de Economía y Alfonso Prat Gay como titular del Banco Central de la República Argentina, presentan el primer plan de restructuración de la deuda declarada en cesación de pagos mediante la emisión de toda una serie de bonos para canjearlos porque los que quedaron impagos desde finales de diciembre de 2001. Este plan que implicaba una quita en el monto total de la deuda fue aceptado por el 78% de los tenedores de títulos argentinos y para el Fondo Monetario Internacional fue un “programa modelo” para ser tomado en cuenta por otros países. A partir de esta medida de política económica internacional, el gobierno argentino comenzó a hablar del mito del “desendeudamiento”, una falacia completa porque lo que empezó a pagarse fueron los intereses devengados de los bonos conforme a la doctrina imperante de la deuda perpetua, por la cual siempre se pagan los intereses y nunca el capital. De modo que con este esquema colonial, la deuda siempre aumenta junto con los intereses que genera.

Este primer canje fue un conjunto de bonos agrupados en tres clases: par, con descuento y cuasi par cuyos vencimiento respectivamente se producirán en 2038, 2033 y 2045 y tienen un “premio” basado en el crecimiento del PBI en el sentido de que si éste llegara a tener un evolución superior a cierto nivel, el gobierno se comprometía a distribuir entre los titulares de estos el excedente del 5%. Este fue un negocio extraordinario para los tenedores de los nuevos títulos de deuda que convirtieron a la Argentina en un pagador serial de cumplimiento absoluto.

En 2010 ya bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se pone en marcha el segundo canje con una ley cerrojo por el cual ingresaron definitivamente a la restructuración de deuda casi el 97% de los tenedores de bonos con los que no lo hicieron en 2005. Los únicos que no ingresaron fueron los mercenarios fondos buitres que se dedicaron a comprar títulos de deuda de países en bancarrota a precios basura para luego iniciar demandas en tribunales internacionales para cobrarlos al 100% de su valor nominal. La Argentina se enfrentó durante cuatro largos e intensos años contra esta banda de delincuentes con fallos en contra, con embargo de propiedades y bienes del estado argentino en el exterior done el caso más resonante fue el bloqueo de la fragata Libertad cuando atracó en Ghana.
  .
El gobierno de Cristina Fernández resistió los embates de los fallos en contra del fallecido juez Thomas Griesa que incluso impidió a nuestro a realizar los pagos que puntualmente venía haciendo a los bonistas que estaban en los canjes de 2005/2010..

Lo que no se debe perder de vista es que entre 2003 y 2015 y a pesar de toda la propaganda en contra, es que la Argentina por más que no le haya pagado a los fondos buitres, nunca se “fue del mundo” porque los canjes de la deuda 2005/2010 se hicieron con supervisión del FMI; nunca dejó de pagarse los intereses de esta deuda y no solo eso, sino que superó a todos los gobiernos anteriores en el pago de intereses que se puede comprobar por fuentes directas de la ex presidente: primero, por su discurso ante las Naciones Unidas en septiembre de 2014 y en segundo término, por el último discurso que dio como mandataria de la Argentina el 1º de marzo de 2015 al inaugurar el período ordinario de sesiones del Congreso Nacional.  

La situación actual

¿Por qué puede surgir una nueva crisis de deuda? Por que las dimensiones de la deuda pública son colosales (vean los informes del FMI sobre Argentina y los del Ministerio de Hacienda y Finanzas del II y III Trimestre de 2017; y el estudio del INDEC sobre la situación del balance de pagos); porque la Argentina tiene compromisos de pagos de deuda hasta el año 2089, es decir, que pasará más de un siglo pagando y pagando.

Entre 1976 y 2018 la Argentina transfirió a la banca extranjera, financieras, gobiernos, fondos buitres y toda la progenie de instituciones capitalistas la cifra bestial de 540 mil millones de dólares por intereses y la deuda no sólo no se ha reducido (ni siquiera con los muy promocionados canjes de 2005 y 2010) sino que aumenta en forma constante por el carácter criminal del sistema colonial imperante de la deuda que cuanto más se paga más se debe.
Así funciona el muy respetable esquema de la deuda perpetua. La única solución es repudiar definitivamente todo el mecanismo que genera la deuda contra nuestro país. Sin embargo, nadie se atreve a dar ese paso ni aun teniendo todo el derecho internacional público y económico a nuestro favor.

Es hora de debatir no solo el repudio de la deuda con todas sus implicancias sino acabar con   

Sobre el brutal incremento de la deuda pública por los Macriboys en 81.000 millones de dólares en solo dos años de gestión, consultamos al Dr. Karl Marx, que algo sabe de estos temas:

"La deuda pública se convierte en una de las más poderosas palancas de la acumulación originaria. Es como unavarita mágica que infunde virtud procreadora al dinero improductivo y lo convierte en capital sin exponerlo a los riesgos ni al esfuerzo que siempre lleva consigo la inversión industrial e incluso la usuraria. En realidad, los acreedores del estado no entregan nada, pues la suma prestada se convierte en títulos de la deuda pública, fácilmente negociables, que siguen desempeñando en sus manos el mismísimo papel del dinero. Pero, aun prescindiendo de la clase de rentistas ociosos que así se crea y de la riqueza improvisada que va a parar al regazo de los financieros que actúan de mediadores entre el gobierno y el país –así como de la riqueza regalada a los rematantes de impuestos, comerciantes y fabricantes particulares, a cuyos bolsillos afluye una buena parte de los empréstitos del estado, como un capital llovido del cielo–, la deuda pública ha venido a dar impulso tanto a las sociedades anónimas, al tráfico de todo tipo de papeles negociables a las operaciones aleatorias como al agio; en una palabra, a la lotería de la bolsa y a la bancarrota moderna". Karl Marx. El Capital. Tomo I. Génesis del capitalista industrial. Cap. XXXI.

La supuesta vuelta al FMI

En el marco de la crisis cambiaria y financiera que ocurrió durante mayo de este convulsionado 2018, al gobierno de Macri –por iniciativa del mismo presidente, según sus propias confesiones- resolvió solicitar “ayuda” al Fondo Monetaria Internacional para resolver el catastrófico déficit de la balanza de pagos donde se verifica un rojo de 30 mil millones de la balanza comercial y como no tiene forma de cubrirlo, no tuvo mejor idea que recurrir a los lagartos impunes del terrorismo financiero internacional, cuyos vínculos con la Argentina están manchados de sangre por los 35 ciudadanos asesinados por las balas represivas de la burguesía defensora de la línea fondomonetarista.
Cuando el 18 de diciembre de 2000 la Argentina firmó el espantoso blindaje financiero con el FMI por 40 mil millones de dólares para el desastroso gobierno de la Alianza, este acuerdo colonial tenía estas condiciones para refrescar la memoria al desmemoriado ministro de Hacienda off shore Nicolás Duvojne: :
Reforma Previsional: eliminar la Prestación Básica Universal y elevar la edad jubilatoria de las mujeres.

Racionalización de la administración pública: es decir, achicar el Estado.

Reducción del gasto público: el objetivo era garantizar el equilibrio fiscal. Para eliminar el déficit promulgaron incluso una ley llamada de Déficit Cero. En el segundo semestre de 2001 el gobierno ajustaría el gasto en 4.000 millones de pesos, cifra equivalente al 1,5% del PBI. 2.100 millones de esos 4.000 serían recortados a las provincias. Las otras dos partidas ajustadas serían las prestaciones a la seguridad social (jubilaciones) y los salarios del sector público.

Reestructuración de la ANSES y del PAMI: se le agregaba la desregulación de las obras sociales.
Firma por parte de todas las provincias del Compromiso Federal para el Crecimiento y la Disciplina Fiscal: congelaría el gasto primario público de la Administración Nacional y Provincial

Si leen los actuales documentos del FMI para la Argentina, hoy veinte años después, exigen la misma y más feroces medidas antipopulares. ¿De dónde este ministro de la banca extranjera que este “es un nuevo FMI?

La Argentina no volvió al FMI porque nunca se fue, ni pateó el tablero ni rompió relaciones, ni se desvinculó del mundo, siguió pagando sus cuotas como miembro permanente ni renunció a su cuenta de derechos especiales de giro y la elaboración y presentación del balance de pagos mantuvo el sistema de cuentas que diseña el FMI. Nunca dejaron de ser socios- Consulten "Ámbito financiero" del 02/09/2009 y podrán ver que siempre se le consultó al FMI y cuando emitieron decretos sobre las cuestiones de la deuda soberana declaraban que los litigios se sometían a los tribunales extranjeros, nunca de la Argentina.

Todavía se cree que la decisión de pagarle la deuda al FMI fue una decisión tomada por iniciativa de Néstor Kirchner, cuando en realidad fue el FMI quien presionó a nuestro país para que le cancele dicha deuda de 10 mil millones dólares con las reservas del Banco Central en solo pago y por adelantado, orden que cumplieron en forma inmediata. Esta cancelación no significó ninguna ruptura ni hubo pedido de salir del FMI, cuyo ingreso bajo la dictadura de 1955 a 1958 fue la que incorporó a la Argentina a los organismos financieros internacionales fundamentales bajo la conducción del imperialismo: el FMI por Europa Occidental y el Banco Mundial por los Estados Unidos.

La Argentina siempre ha sido fiel cumplidora de las ideas y de los planes elaborados por el FMI y aun en los años de los Kirchner que despotricaban contra esta institución, nunca renunciaron a ella ni exigieron la devolución de la parte aportada por nuestro país.


martes, 29 de mayo de 2018


EL DIARIO “LA NACIÓN” CONTRA EL ESTADO

Por Sergio Daniel Aronas – 20 de mayo de 2018

El día domingo 20 de mayo el diario La Nación, tradicional defensor de la oligarquía terrateniente de la Argentina, publicó un terrorífico editorial de los que nos tiene muy acostumbrados con sus ataques contra el Estado por el “déficit” crónico e histórico que acumula en los últimos años. Esta forma beligerante de criticar al Estado por este diario no debe sorprendernos ya que los ideólogos del fascismo de mercado y del ultracapitalismo salvaje cuando encaran este tipo de análisis nada digan sobre los causantes de esta situación: la burguesía parasitaria, putrefacta y descompuesta que viene gobernando la Argentina desde 1853 (año de la sanción de la definitiva Constitución Nacional) que defienden y representan.

Nada dicen de los desastres que desde el 10 de diciembre de 2015 viene causando el gobierno de Macri contra ese Estado al que critican con singular violencia. No hablan de esa aristocracia terrateniente, industrial y financiera que evaden impuestos a lo bestia porque son los únicos que pueden hacerlo ya que cuentan con abogados, economistas, estudios jurídicos especializados en el fraude sin que el fisco lo detecte (la famosa elusión fiscal por la cual detectan agujeros o lagunas en la legislación tributaria para no declarar los impuestos que les corresponden); nada dicen estos nobles caballeros de los millones de dólares que tienen del país y depositados en cuentas off shore como el presidente de la Nación y sus ministros; nada dicen de los millones que su patriótica clase de lavadores de dinero tienen en el exterior y no son obligados a traerla al país; nada dice que al Grupo Macri ese Estado lo salvó de la quiebra en 1982 cuando asumió su deuda externa fraudulenta y que todavía no la devolvió.

La Nación no quieren que los jubilados ni los pensionados ni los ex combatientes de Malvinas ni personas con capacidades diferentes reciban sus haberes; no quieren que el estado brinde planes sociales a quienes lo necesitan; no quiere que el Estado le cobre impuesto a los nuestros buenos multimillonarios de la Argentina ni mucho menos a los “inversionistas” en operaciones del casino financiero. La política de subsidios a la energía en manos de monopolios y no de 20 empresas, es una mala política porque favorece a los más vulnerables, hecho que los muy impolutos de La Nación no pueden permitir. Dispara sus tiros contra las empresas públicas como si tuvieran que funcionar con los métodos de la “muy eficiente” empresa privada; arremeten contra los sindicatos y su sistema de obras sociales con fil de promover el fin del derecho laboral y volver a la esclavitud. Para los fantoches cavernícolas de este diario toda la culpa la tiene el gobierno anterior como si los que precedieron al período 2.003-2015 y el actual gobierno de ladrones y contrabandistas nada tuvieron que ver con este cuadro que presentan los oligarcas de La Nación. Se callan la boca y no comentan en solo dos años los Macriboys endeudaron al país en 81.000 millones de dólares. Eso no es problema. 

Pero la perlita mayor está en el primer párrafo de este abominable editorial sacada del basurero de la historia, donde solamente a mentes depravadas y enfermas de anticomunismo berreta se le puede ocurrir que Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia son “países socialistas”, cuando está más claro que el agua que ningunas de estas naciones no solo no abolieron el capitalismo sino que nunca tocaron su gran propiedad terrateniente y capitalista y nada que pueda asemejarse a una “revolución socialista”. Están muy nerviosos y desesperados los dueños de La Nación porque ve que se van al fondo y porque se metieron con el FMI y su peoncito presidente no aplica el ajuste con sangre que está reclamando la clase explotadora y expoliadora de siempre




VIGENCIA DEL GENIO DE ENGELS

Por Sergio Daniel Aronas – 20 de mayo de 2018

Friedrich Engels (1820-1895) el gran amigo, camarada y compañero de lucha de Karl Marx fue tan genio como él, pese a no reconocerlo y considerar a Marx como el verdadero genio con el cual construyó la teoría revolucionaria del socialismo desde que se conocieron en 1844 y empezaron a trabajar y a escribir las bases de la crítica a la filosofía, economía, la política y sociedad capitalista.

En este artículo –bastante conocido por cierto- no deja de llamar la atención que pone Engels en el análisis y la formulación de las consignas de la lucha del movimiento obrero, cuando éstas ya dejan de cumplir su efecto unificador o transformador y requiere que se replanteen sus enunciados conforme a la nueva situación política en función de la evolución del desarrollo de la sociedad con el paso del tiempo, en el sentido, de que aquella consigna que fue importante para una época ya no tiene la misma validez en la actualidad de una determinada época.

El planteo o la consigna a finales del siglo XIX sobre el salario justo para un trabajo justo, es para Engels imposible de ser aplicada en la lucha del movimiento obrero, porque no existen igualdad de condiciones entre el capitalista y el trabajador; solo existe la justicia para la clase dominante porque es la que crea las leyes, las normas e impone sus condiciones.

Engels parte de la base que en la sociedad capitalista, es decir, en el régimen basado en la propiedad privada sobre los medios e instrumentos de producción, no hay ninguna posibilidad de que los trabajadores alcancen su pleno desarrollo como personas ni puede existir la justicia para la clase trabajadora dado que no son iguales las condiciones bajo las cuales se desempeña el capitalista y el trabajador. Este vende su fuerza de trabajo al dueño de la fábrica quien le paga un salario y le da los medios para que pueda producir los bienes que la empresa venderá en el mercado, Si el capitalista no está conforme con su trabajador puede prescindir de él, dejarlo en la calle y tomar otras personas tan necesitadas de trabajar como quien fue expulsado de su puesto laboral. Y esta particular forma de ver la justicia está amparada por las leyes que garantizan el ejercicio de la explotación conforme a las modalidades del sistema capitalista.

En el “contrato” entre las partes que forman la relación laboral, el trabajador se ve sometido a una tripe forma de dependencia, que si bien Engels no lo dice con estas palabras, se entiende el contenido de su análisis. En la relación laboral se entrelazan tres formas  de subordinación que son las características esenciales de la dependencia: En primer lugar, tenemos la subordinación jurídica que se concreta en la obligación del trabajador de acatar las órdenes del empleador en la ejecución del trabajo. En segundo lugar, se verifica la subordinación técnica que se revela cuando el capitalista le da las directivas, órdenes y las maneras de realizar las tareas. En tercer lugar, tenemos la subordinación económica, donde el trabajador para emplearse vende su fuerza de trabajo por el salario que le paga el capitalista. Estas tres formas de subordinación le dan el contenido a la explotación del trabajo en la que el capital siempre lleva las de ganar.

Por palpitante actualidad presentamos este artículo de Engels sobre el salario justo por un trabajo justo donde puntualiza como se desenvuelve la relación en el trabajo que está oculta en la maleza de las costumbres y en la formas según la presenta la economía política burguesa y su sistema jurídico.



FRIEDRICH ENGELS: UN SALARIO JUSTO
POR UNA JORNADA DE TRABAJO JUSTA.

Publicado en The Labour Standard, Nº1, 7 de mayo de 1881

Este fue el lema del movimiento obrero inglés durante los últimos cincuenta años. Y hay que decir que prestó buenos servicios en el período de auge de las tradeunions, después de que en 1824 fueron abolidas las odiosas leyes anticoalicionistas; y aún rindió mejor servicio  durante los años del glorioso movimiento cartista, cuando los obreros ingleses iban a la cabeza de la clase obrera de Europa. Pero los tiempos cambian, y muchas cosas que pudieron ser buenas y necesarias hace cincuenta años o hace treinta años, para no ir más lejos, resultan hoy anticuado y fuera de sitio. ¿No ocurrirá lo mismo con aquella vieja y venerable consigna?

¿Un salario justo por una jornada de trabajo justa? Pero ¿qué hemos de entender por un trabajo justo y por una justa jornada de trabajo? ¿Cómo los determinan las leyes bajo las que la sociedad moderna existe y se desarrolla? Para poder contestar a esto pregunta no debemos atenernos a la ciencia de la moral o del derecho y la equidad, ni a los sentimentales de humanitarismo, caridad o justicia. Lo que para la moral o inclusive para el derecho es justo, puede hallarse muy lejos de serlo en el aspecto social. La justicia o la injusticia social vienen determinadas únicamente por una ciencia, por la ciencia que trata de los hechos materiales de la producción y el cambio, la ciencia de la Economía política.

Pues bien ¿a qué llama la Economía política salario justo y jornada de trabajo justa? Sencillamente, a la remuneración y a la duración e intensidad del trabajo realizado durante un día, tal como aparece determinados por la competencia entre el patrón y el obrero en el mercado libre. Veamos, pues, en qué consisten cuando se los define de ese modo.

Un salario justo, es en condiciones normales, la suma necesaria para procurar al obrero los medios de existencia que, con arreglo al nivel de vida de su clase y la de su país, mantenerse en condiciones de poder trabajar y de perpetuar su especie. Es posible que el salario real fluctúe por encima o por debajo de ese coeficiente, según las oscilaciones de la coyuntura, pero en condiciones normales ese coeficiente representará, sin duda, el promedio de las fluctuaciones del salario.

Una jornada de trabajo justa es la duración e intensidad de la jornada de trabajo efectiva en que el obrero emplea, invierte toda su fuerza de trabajo, de un día, sin menoscabar con ello, su capacidad para seguir rindiendo al día siguiente y en los días sucesivos la misma cantidad de trabajo.

La cosa podría describirse así: el obrero entrega al capitalista toda la fuerza total de trabajo de un día, es decir, la cantidad que puede dar sin hacer imposible la constante repetición de la transacción. A cambio de ello recibe los objetos justamente necesarios, y no más, para la vida, lo que se necesita para que la transacción pueda renovarse un día tras otro. El obrero da tanto y el capitalista da tan poco como la naturaleza de la transacción admite. Tal es esta peculiarísima justicia.

Pero examinemos el asunto algo más a fondo. Considerando que, según los economistas, el salario y la jornada los determina la competencia, la justicia parece exigir que ambas partes sean puestas, desde el principio mismo, en igualdad de condiciones. Pero no sucede así. Si el capitalista no ha podido entenderse con el obrero, se encuentra en condiciones de esperar, viviendo de su capital. El obrero no. No tiene otros medios de vida más que su salario, y por eso se ve obligado a aceptar el trabajo en el tiempo, el lugar y las condiciones en que lo pueda conseguir. Desde el principio mismo, el obrero se encuentra en condiciones desfavorables. El hambre lo coloca en una situación terriblemente desigual. Pero, según la Economía política de la clase capitalista, esto es el colmo de la justicia.

Pero esto no es aún sino simples minucias. El empleo de la fuerza mecánica y de las máquinas en las nuevas industrias, así como la extensión y el perfeccionamiento de las máquinas en las industrias en que ya se empleaban, quitan trabajo a un número mayor y mayor de “brazos”; y esto ocurre mucho más de prisa que los “brazos” desplazados puedan ser absorbidos y encontrar empleo en las fábricas del país. Estos “brazos” desplazados forman un verdadero ejército industrial de reserva, del que se aprovecha el capital. Si los asuntos de la industria van mal, pueden morirse de hambre, pedir limosna, robar o dirigirse a la casa de trabajo; si los asuntos de la industria van bien, siempre están a mano para ampliar la producción; y mientras el último hombre, mujer o niño de este ejército de reserva no encuentre trabajo —lo que ocurre sólo en los períodos de frenética superproducción—, su competencia hará descender el salario, y su sola existencia vigorizará la fuerza del capital en su lucha contra el trabajo. En la emulación con el capital, el trabajo no se encuentra únicamente en condiciones desfavorables, sino que debe arrastrar una bala de cañón sujeta al pie. Mas eso es lo justo según la Economía política de los capitalistas.

Examinemos, sin embargo, de qué fondo paga el capital este salario tan justo. Del capital, se entiende. Pero el capital no produce valor. Quitando la tierra, el trabajo es la única fuente de riqueza; el capital no es otra cosa que producto acumulado del trabajo. Por tanto, el trabajo se paga con trabajo, y el obrero es pagado con su propio producto. Según lo que podemos denominar justicia común, el salario del obrero debe corresponder al producto de su trabajo. Pero, según la Economía política, esto no sería justo. Al contrario, el producto del trabajo del obrero se lo queda el capitalista, y el obrero no recibe de él más de lo estrictamente necesario para la vida. Así, como resultado de esta competición tan desusadamente “justa”, el producto del trabajo de quienes trabajan se va acumulando inevitablemente en las manos de quienes no trabajan, convirtiéndose en una potentísima arma para la esclavización de los mismos que los produjeron.

¡Un salario justo por una jornada justa! Mucho podría decirse también de la jornada justa, cuya justicia es igual punto por punto a la justicia del salario. Pero habremos de dejarlo para otra ocasión. De lo dicho queda completamente claro que la vieja consigna ha cumplido su misión y que es difícil que se mantenga en nuestros días. La justicia de la Economía política, en la medida en que esta última formula acertadamente las leyes que dirigen la sociedad moderna, se halla toda a un lado: al lado del capital. Así, pues, enterremos para siempre la vieja consigna ysustituyámosla por otra:

LOS MEDIOS DE TRABAJO —MATERIAS PRIMAS, FÁBRICAS Y MÁQUINAS— DEBEN PERTENECER A LOS OBREROS MISMOS.

Escrito el 1-2 de mayo de 1881. 


domingo, 27 de mayo de 2018


KEYNES CONTRA LA REVOLUCIÓN RUSA

Por Sergio Daniel Aronas – 23 de Mayo de 2018

Al cumplirse un nuevo aniversario del nacimiento de Vladimir Ilich Lenin que, en casi todos los medios pasó totalmente inadvertido y completamente ignorado, nos vino la idea de tomar un escrito de John Maynard Keynes (1883-1946) porque sabíamos que había visitado la Rusia soviética interesado en conocer el nuevo experimento que estaban llevando a cabo Lenin sobre una forma de ejercer y desarrollar la política y la economía en condiciones y en un terreno totalmente desconocida en ese entonces tanto para los bolcheviques como para sus enemigos internos y externos..

Leyendo algunos de esos artículos de John Maynard Keynes, el más famoso y reputado economista británico burgués que fundó las bases de la teoría macroeconómica moderna con el fin de salvar al capitalismo que se batía en bancarrota debido a los golpes destructivos que sufrió durante la Gran Depresión, es necesario aclarar quién fue este hombre que en los últimos años, sus ideas reaparecen como la renovada panacea que nos sacará de la crisis y que hasta teóricos de izquierda lo levantan con inusitada e insólita fuerza para resolver los problemas económicos y sociales del mundo.

Keynes fue ante todo un economista burgués que defendió al capitalismo durante toda su vida y como él mismo lo dijo siempre estuvo del lado de la burguesía dominante y no ocultaba su repugnancia hacia el proletariado no solo el de su propio país sino de aquella nación que se atrevió a derrocar el eterno poder de los zares con cuya dinastía la casa Real británica estaba emparentada ya que el zar Nicolás II era nieto de la reina Victoria I y primo del rey Jorge V, también nieto de doña Victoria.

Y lo que debemos decir es que ya es hora de terminar con el falso argumento y la creencia general mal conceptualizada y que puede verificarse en los manuales de historia, es que el  mito que la política económica de Franklin D. Roosevelt del New Deal basada en las ideas keynesianas sacó a los Estados Unidos del pantano de la crisis de los años treinta del siglo pasado. La verdadera política que salvó al imperialismo estadounidense no fue la New Deal sino la Segunda Guerra Mundial, con la movilización de la maquinaria de guerra y el envío a los campos de batalla de Europa y Asia de miles de obreros desocupados que dieron su sangre no para salvarla del fascismo alemán y del militarismo japonés sino para que quebrada y fundida economía estadounidense retome el camino del crecimiento y la reactivación de sus fuerzas productivas. El mejor indicador que reflejó el potente impacto de la guerra en la economía de los Estados Unidos son las ganancias multimillonarias de sus empresas que en los años del conflicto bélico año tras año obtuvieron fabulosos beneficios y esto fue lo que dio origen años más tarde al llamado “Siglo de oro” de los años cincuenta y sesenta.

Volviendo a nuestro autor que estamos estudiando, veamos que decía Keynes sobre la revolución rusa en 1925 reproduciendo tres párrafos de su artículo “Breve sobre el cual vamos a reproducir sus siguientes opiniones así sacamos a la luz el verdadero contenido de su ideología anticomunista:

“Cómo puedo aceptar una doctrina que erige como su Biblia, por encima y más allá de la crítica, un libro de texto económico obsoleto, que sé es científicamente erróneo, sino sin interés o aplicación para el mundo moderno? ¿Cómo puedo adoptar un credo prefiriendo el tallo a la hoja, exalta al grosero proletariado por encima del burgués  y de la intelectualidad que, con los defectos que sean, posee la calidad de vida y siembra con seguridad la semilla de todo progreso humano? Incluso si necesitamos de una religión ¿cómo podemos encontrarlas en la túrbida basura de las librería rojas? Es difícil para un hijo educado, decente e inteligente de la Europa Occidental, encontrar aquí sus ideales, a menos  que hay sufrido antes algún extraño y horrible proceso de conversión que haya trastornado su escala de valores” (Breve panorama de Rusia, 1925. Ver Ensayos de persuasión, volumen II, página 262, Ediciones Folio, Barcelona, 1997)

Esta es su concepción sobre El Capital de Karl Marx que los soviéticos tomaron para construir su sistema de cuentas nacionales y para la medición de su producto bruto interno que le pusieron el mismo nombre que Marx: producto social global, dividiendo la estructuración de la nueva organización económica en medios de producción y medios de consumo. El tercer aporte que Keynes no vio fue la planificación centralizada de toda la economía del país conforme al programa elaborado por Lenin  primero para electrificar rusa en forma urgente y luego para aplicarlo como el sistema estatal de la gestión económica socialista.

Lenin impulsó con toda energía, precisamente en el Plan Nacional de Electrificación del País, dirigido por Comité Estatal de Electrificación para toda Rusia (GOELRO, por sus siglas en ruso). La puesta en marcha de este programa asombró al periodista estadounidense Herbert Wells que lo entrevistó a Lenin en el Kremlin en 1920. Así describió su semblanza de Lenin: “En cualquier espejo mágico que mire, no puedo ver la Rusia del futuro, pero este hombre de baja estatura que vive en el Kremlin posee ese don. Ve cómo en lugar de los ferrocarriles destruidos surgen otros electrificados; ve cómo nuevas carreteras cruzan el país, como se levantan, renovada y feliz, la comunista industrializada”. Este plan fabuloso que Keynes no vio, implicó la construcción de 1.500 empresas con la técnica más moderna y la puesta en marcha de la central hidroeléctrica sobre el río Dnieper que fue la obra más grande del mundo de ese tipo en aquellos años, sobre un total que variaba en 10 y 15 construcciones de centrales
 .  
El hecho decisivo que tuvo lugar en el otoño ruso de 1925 fue el XIV Congreso del Partido Comunista que debatió el problema de la industrialización y este fue el nombre que recibió este encuentro: el Congreso de la Industrialización que tanto necesitaba el poder soviético para consolidarse y crear la base material y técnica de la nueva sociedad con el fin de superar el desempleo, multiplicar los vastos recursos naturales rusos, dar nueva vida a los trabajadores y con todo ello fabricar el armamento necesario para defender a la revolución de las amenazas de invasiones militares imperialistas.

Pobre Keynes porque en todo su artículo muestra el temor de la clase política aristocrática británica y por ende de todos los países capitalistas, por la influencia de la naciente y triunfante Revolución de Octubre que estaba saliendo de los desastres causas por la guerra civil y la intervención militar de las potencias imperialistas. Advierte los peligros que puede suceder en su país si la clase obrera inglesa se radicaliza para avanzar por el camino de la revolución siguiendo el modelo soviético. Y no solo para Gran Bretaña sino para todos los países, en el sentido de que la burguesía vea peligrar seriamente su poder político y económico.

Keynes manifiesta su creencia de la imposibilidad de un desarrollo económico fuera del capitalismo por parte de los revolucionarios rusos. Por eso su agresivo comentario acerca de las nuevas medidas que el estado soviético estaba tomando para mejorar la calidad de vida de toda la población obrera y campesina.

Además se ve con claridad que nunca leyó El Capital para que pueda dar una afirmación tan categórica acerca de que es un “texto económico obsoleto” y agregando una sabiduría poco creíble según la cual el libro de Marx es “científicamente errónea”.

El entonces economista estrella del sistema capitalista mundial no comprendía que el principal aporte a la teoría económica que estaban poniendo los soviéticos era la planificación como un serio intento de regular la producción, los precios y el consumo de los habitantes y junto a ello evitar las crisis crónicas que afectaban a la economía en su conjunto. Keynes no advertía que el despilfarro de la economía capitalista que tanto defendía iba a estallar por los aires en octubre de 1929, cuatro años después de su visita a la Unión Soviética, un país que gracias a su nuevo sistema de alto valor científico no se vio sacudido por la depresión capitalista.

La planificación estatal en una economía capitalista era imposible de aplicar porque ahí rige la propiedad privada sobre los medios e instrumentos de producción; impera la ley de la ganancia como motor del funcionamiento del capitalismo y que al mismo tiempo encierra y esconde las causa del desencadenamiento de nuevas crisis cuyos efectos golpean en las amplias masas trabajadoras. Eso era lo de Keynes no podía ver, ni concebir ni admitir, ya que en lugar de estudiar los planes que el gobierno estaba discutiendo, en todo su artículo se refiere al comunismo ruso “como una religión”, como un dogma de los que figuran en la Biblia. En realidad muestra su odio de clase hacia el poder soviético poniéndose del lado que lo ubica desde las posiciones de abanderado de la burguesía lanzando dardos contra la naciente República Soviética que salía de la terrible guerra civil que le impusieron las potencias imperialistas, una invasión que además de estar motivada por el hecho de derribar al régimen criminal del zarismo, significaba para los países europeos y para los Estads Unidos la pérdida de importantes negocios vinculados con los préstamos que le habían concedido a los Romanov. La declaración irreversible del repudio de la deuda imperial rusa fue la causa principal de la agresión armada contra la Revolución bolchevique.

En otra parte de su escrito sobre la Rusia Soviética, Keynes afirma que el comunismo ruso no puede aportar nada a la economía mundial tanto a nivel teórico como a nivel de contribuir a la solución de los problemas económicos. Así escribía Keynes sobre este asunto:

“Por el lado de la económico no puedo percibir que el comunismo ruso haya hecho ninguna contribución a nuestra problemática económica, que sea de interés intelectual o tenga valor científico. No pienso que contenga, o puede contener, ningún interés de técnica económica útil que pudiéramos aplicar, si lo eligiéramos, con igual o mayor éxito en una sociedad que conservase todos los signos, no diré del capitalismo individualista del siglo XIX pero sí de los ideales burgueses británicos. Por otra parte, lo tenemos todo que perder por los métodos de cambío violento. En las condiciones industriales occidentales, las tácticas de la revolución roja precipitarían a toda la población en un foso de pobreza y muerte”. (Breve panorama de Rusia escrito en 1925. Ver Ensayos de persuasión, Volumen II, página 270, Ediciones Folio, Barcelona).

Keynes no podía concebir que la Rusia soviética encabezada por Vladimir Lenin pusiera en marcha una nueva y verdadera economía política: la economía política del socialismo basada en la abolición de la propiedad privada de los medios e instrumentos de producción que pasaban a manos del Estado en forma centralizada tanto las fábrica como las tierras, los puertos, los caminos, los transportes y el sistema bancario y financiero, al cual la revolución le dio un golpe demoledor con la confiscación de todos los bienes de la dinastía zarista. Lenin sabía muy bien que el problema fundamental a resolver estaba en el terrero económico y que la construcción de una nueva sociedad no había sido encarado por ninguna experiencia anterior y el documento que prueba todo este debate dentro del partido bolchevique fue el trabajo de Lenin “Las tareas inmediatas del poder soviético” donde planteaba llevar a cabo la aplicación de una contabilidad para todo el país y un control riguroso de la producción y de la distribución de los productos con el fin de aumentar la productividad del trabajo que para Lenin era el factor decisivo en la instauración del nuevo poder obrero y campesino y de esa forma logar la socialización de la producción en la práctica concreta.

Los debates dentro del partido fueron intensos, durísimos, llenos de polémicas y discusiones de alto vuelo porque estaba en juego la construcción de la nueva sociedad. Keynes se alarma porque el ejemplo de la Revolución Rusa se expanda por su muy burguesa sociedad británica y teman perder todas sus posesiones. De ahí el infundio de que si ello llegara a ocurrir, su muy querida sociedad capitalista entraría en un inevitable estado de “pobreza y muerte”. Esto solo podría darse por la resistencia de las clases dominantes al nuevo poder revolucionario. De modo que Keynes con su advertencia del “peligro rojo” asume su incondicional defensa del capitalismo y lo eleva como política de estado.
 La planificación de la economía nacional soviética fue el aporte más importante, singular y extraordinario que aportó la economía política del socialismo en el siglo XX aun con sus defectos, problemas y dificultades.
La puesta en marcha del método de los planes quinquenales para la programación y ejecución del desarrollo de la economía soviética fue el segundo elemento distintivo de la gestión planificada  de la economía socialista soviética y que muchos países capitalistas como la Argentina durante la presidencia de Juan Domingo Perón, tomaron como ejemplo a seguir para el beneficio de sus países.
Keynes no pudo evitar su furia contra los soviéticos porque con el paso de los años, la URSS superó en todos los órdenes a Gran Bretaña como potencia industrial. Quizás muchos puedan decir que en realidad triunfó Keynes desde una perspectiva futurista porque la URSS ya no existe más y sí el Reino Unido. Aun admitiendo que tengan a razón porque es evidente que la URSS como estado ya no está en el mapa, en vida Keynes debió morder su ira por el hecho de que mientras el capitalismo se derrumbaba con la crisis económica de 1929-1933, la Unión Soviética con su economía planificada por el estado no tuvo ninguna secuela ni daño alguna durante la Gran Depresión y continuó desarrollando su economía a pasos agigantados. Viendo el envidiable éxito soviético, es posible que a Keynes se le haya prendido la lamparita al ver al nuevo estado de la URSS como actuaba en la dirección de la economía del país que se le ocurrió analizar este modo de participación estatal para aplicarlo al capitalismo y sacarlo del fango de la crisis.

Para los que deseen conocer material sobre el origen de los órganos de la dirección y de la gestión planificada soviética pueden consultar los siguientes libros:

R. Bielousov. Gestión planificada de la economía socialista: su experiencia histórica. Editorial Progreso, Moscú, 1984.

V- Drobizhev. Cómo surgieron los órganos de gestión de la economía nacional. Editorial Fundamentos, Buenos Aires, 1983.


HIMNO SOVIÉTICO EN PARTIDO DE RUBGY

Por Sergio Daniel Aronas – 20 de mayo de 2018

El partido entre Alemania y Rusia, del Seis Naciones B de Rugby, dejó una imagen insólita cuando en el momento de los himnos desde la megafonía del estadio se escuchó el himno de la Unión Soviética, que tiene la misma música que el actual, pero distinta letra. Los jugadores, una vez superado el asombro, reaccionaron cantando con emoción y casi de manera íntegra el himno (en su versión de 1977).

Justamente contra Alemania le ponen el himno de la Unión Soviética que aun sigue recordando no olvidando y nunca perdonando los brutales crímenes cometidos por los nazis contra los pueblos soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial.

Yo me formé con cuatro himnos: el nacional argentino, la Marsellesa, La Internacional y el himno de la Unión Soviética- Estos cuatro son para musicalmente y por su letra de alto contenido revolucionario, los más hermosos y espectaculares que jamás se hayan escrito. Cada vez que escucho estas músicas gloriosas se me hace un nudo en la garganta por la emoción que me produce.

Recuerdo a mi abuela nacida en Odessa pronunciar con orgullo y alegría el nombre completo de la 
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en su ruso natal que no se olvidó y que me “obligaba” a repetirlo o si era capaz de decir, en un juego que siempre me recordaba.

Quienes vivieron la época gloriosa de la Unión Soviética no pueden olvidarse de este pasado donde el socialismo les garantizaba los servicios esenciales a toda la población: salud, educación, trabajo, vivienda, deporte, esparcimiento, libros, teatro, cine, conciertos, seguridad en la niñez y en la vejez y muchas cosas más que se perdieron por la traición de una camarilla infame que se vendió al imperialismo regalando y entregando sos riquezas.

Ponemos este video que refleja el notable sentimiento que aun perdura en muchos pueblos de la Rusia actual y que desean el regreso de la Unión Soviética.










GRAN DESFILE POR LA GRAN VICTORIA 9 DE MAYO DE 2018

Por Sergio Daniel Aronas 

Como todos los 9 de mayo, Día de la Gran Victoria de las Fuerzas Armadas Soviéticas sobre el fascismo hitleriano alemán en la Segunda Guerra Mundial, que la historiografía soviética y la rusa actual sigue llamando "La Gran Guerra Patria", dedicamos a todos los pueblos de la antigua Unión Soviética, de gloriosa memoria, en particular y a todos los antifascistas del mundo, este notable y formidable parada militar, en la que el gobierno de Vladimir Putin no puede esconder ni tapar los símbolos soviéticos de la victoria.

En la Segunda Guerra Mundial vencieron los pueblos unidos soviéticos, venció la extraordinaria económica socialista planificada para producir y abastecer de todo el armamento que necesitaban las fuerzas combatientes en todos los frentes, venció la estrategia y la táctica de la ciencia militar soviética, venció la tenacidad y la resistencia de todos los hombres y mujeres de la URSS dirigidos por su Partido Comunista. 

Por mucho que la historiografía occidental se esfuerce en minimizar el papel desempeñado y el lugar que ocupó la Unión Soviética en la derrota de la Alemania nazi y el Japón imperial, nada ni nadie podrá ocultar el gran mérito histórico universal del triunfo soviético en la guerra, una victoria que cada año que transcurre se pone de manifiesto con gran fuerza la trascendencia de esta hazaña que aun muchos se siguen preguntando cómo pudieron derrotar a un ejército invasores de 5 millones de hombres, integrados por 14 naciones agresoras y en un frente de 1600 km del Báltico al Mar Negro?. No hubo ni milagro ni general invierno: hubo consciencia política e ideológica, patriotismo y heroísmo de todos los defensores soviéticos y una decisión de no rendirse jamás y luchar hasta el final.

Gloria eterna a los pueblos de la URSS!!
Gloria eterna a las fuerzas armadas soviéticas!!
Gloria eterna los millones de héroes y heroínas artífices de la victoria!!
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DÍAZ CANEL NUEVO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA

Por Sergio Daniel Aronas – 20 de abril de 2018-05-27

En el aniversario de la gran victoria en la Playa Girón, ahí en la Bahía de Cochinos, donde los cochinos mercenarios apoyados, entrenados y financiados por el imperialismo de los Estados Unidos, la Asamblea Nacional del  Poder Popular de la República de Cuba eligió a Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez como nuevo presidente del país, sucediendo en el cargo a Raúl Castro, el segundo líder histórico de la triunfante Revolución iniciada el 1º de enero de 1959. De ese modo, asume el cargo de Presidente del consejo de Estado, de Ministros y el de Jefe de Estado.


Según informa el sitio Cubadebate: “Miguel Mario Díaz- Canel, de 57 años, fue electo Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba por la recién constituida Asamblea Nacional del Poder Popular en su Novena Legislatura, que sesiona desde este miércoles en el Palacio de Convenciones de La Habana. Díaz-Canel obtuvo 603 votos de 604 posibles, el equivalente al 99,83 por ciento.

Los miembros del parlamento eligieron como Primer Vicepresidente a Salvador Valdés Mesa, de 72 años, quien hasta el momento se desempeñaba como vicepresidente del Consejo de Estado, luego de haber ocupado importantes responsabilidades partidistas y sindicales.

El máximo órgano de poder del Estado cubano eligió además, por voto secreto y directo a  cinco vicepresidentes, el secretario y 23 miembros del Consejo de Estado, de ellos 11 de nueva elección y 15 mujeres. Ocupan las vicepresidencias Ramiro Valdés Menéndez, Roberto Tomas Morales Ojeda, Gladys María Bejerano Portela, Inés María Chapman Waugh y Beatriz Jhonson Urrutia. Homero Acosta fue reelecto como Secretario.
Los restantes 23 integrantes del Consejo de Estado representan a la generación histórica, dirigentes del Estado, cuadros principales de la UJC y las organizaciones de masas, representantes de los órganos del Poder Popular, directivos de empresas, científicos, deportistas e intelectuales.

Al presentar la propuesta, Gisela Duarte Vázquez, presidenta de la Comisión de Candidaturas Nacional, resaltó la víspera la calidad de su composición, conformada, a partir de la más amplia e intensa consulta a los diputados y  bajo la premisa de garantizar continuidad y renovación del máximo órgano de dirección del Estado cubano.”

Dada la importancia de este acontecimiento, presentamos el discurso completo de asunción del nuevo presidente cubano:

Compatriotas:
    Vengo a hablar en nombre de todos los cubanos y las cubanas que hoy iniciamos un nuevo mandato al servicio de una nación cuya historia enorgullece, no sólo a los nacidos en esta tierra, sino a millones de hijos de América y del mundo que la aman y respetan como propia.
Lo hago con toda la responsabilidad que un acto de esta naturaleza entraña y con la conciencia de que no estamos inaugurando una legislatura más.
    Decía Martí que: “las palabras pomposas son innecesarias para hablar de los hombres sublimes”.  Y de eso se trata ahora, cuando cumplo, con honor y emoción, el mandato de nuestro pueblo de dedicar el primer pensamiento a la generación histórica que, con ejemplar consagración y humildad nos acompaña en esta hora de apremiante desafío en que Cuba espera de nosotros que seamos como ellos, capaces de librar victoriosamente todos los combates que nos esperan.
La presencia de Raúl, Machado, Ramiro, Guillermo y otros Héroes de la República, como diputados de la legislatura que hoy toma posesión, no se debe al homenaje, más que merecido, por la obra hecha.  El General de Ejército y Primer Secretario del Partido fue el candidato con más votos en las elecciones generales, como también están entre los más y mejor votados el Segundo Secretario y los Comandantes de la Revolución, también ellos Héroes del Trabajo de la República de Cuba.
 Ellos ennoblecen esta sala y nos dan la oportunidad, al abrazarlos, de abrazar la historia viva.
 Más de medio siglo de calumnias y de convites oscuros a la ruptura generacional y al desaliento frente a las dificultades, no han podido derribar las columnas del templo de nuestra fe:  la Revolución de Fidel y de la Generación del Centenario de Martí, transita por su año 60 con la dignidad de sus fundadores, intacta y engrandecida por haber sabido hacer en cada momento lo que cada momento demandaba.
 Con la constitución de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular culmina el proceso electoral revolucionario que en los  últimos meses ha protagonizado el pueblo cubano, reafirmando su carácter eminentemente democrático y, al mismo tiempo, consciente de su elevada significación histórica.
El pueblo, ejerciendo su derecho ciudadano, ha propuesto, nominado y elegido a sus representantes en las diferentes instancias de gobierno atendiendo a su identificación con ellos, al mérito y a la capacidad de representar comunidades, sectores sociales, intereses colectivos, sin que mediaran campañas publicitarias sometidas al poder del dinero, sin politiquería ni fraude, corrupción o demagogia.
La elección ha sido fruto de los anhelos colectivos sin que ninguno de los elegidos haya aspirado en lo personal a ello.  Los ciudadanos han distinguido a personas humildes, trabajadoras y modestas como sus genuinos representantes.
 Se trata de una elección que emerge desde el pueblo, el que a la vez controlará su gestión, participando así en la toma de decisiones y en la implementación de las políticas aprobadas.  Y aunque lo hemos hecho muchas veces en los últimos 40 años, podemos afirmar que este proceso de elecciones que concluye hoy ha devenido contundente victoria de la unidad del pueblo cubano y expresión de compromiso en la defensa de la obra revolucionaria en momentos de incertidumbre para la mayoría de los habitantes del planeta, cuyas voluntades no cuentan a la hora de aplicar políticas que reducen sus derechos y cercenan sus conquistas.
A esa confianza que el pueblo nos entrega con su voto, hay un solo modo de corresponder: actuando, creando y trabajando sin descanso, por responder a sus demandas y necesidades, en vínculo permanente y estrecho con nuestra gente humilde, generosa y noble.
 Si alguien quisiera ver a Cuba en un conjunto de ciudadanos, por su composición etaria, racial, de género y ocupación, bastaría con que mire y estudie la integración de nuestra Asamblea y la representación de mujeres, negros y mestizos, jóvenes y personas de la tercera edad que ocupan cargos decisorios en las instancias superiores del gobierno, casi en la misma proporción en que las estadísticas definen a la nación.
    Lo más importante no es, sin embargo, cuánto nos parecemos al país que somos.  Lo que no podemos olvidar ni un segundo, a partir de este instante, es el compromiso que adquirimos con el pueblo y con el futuro.  Todos los diputados, la dirección de la Asamblea, los miembros de los Consejos de Estado y de Ministros, tenemos nuestra primera razón de ser en la vinculación sistemática con la población, lo que nos obliga a profundizar en el análisis de los problemas que atañen a la sociedad en su conjunto y a la vida cotidiana de cubanas y cubanos, propiciando el debate amplio y sincero sobre ellos y alentando todas las maneras posibles de solucionar o atenuar su impacto con la participación de los involucrados, sea porque los aquejan o porque tienen la posibilidad de resolverlos.
  Compatriotas:
Hace hoy dos años, en la clausura del 7mo. Congreso del Partido, el General de Ejército nos dijo que su generación entregaría y cito: “...a los pinos nuevos, las banderas de la Revolución y el Socialismo, sin el menor atisbo de tristeza o pesimismo, con el orgullo del deber cumplido, convencida de que sabrán continuar y engrandecer la obra revolucionaria por la cual entregaron las mejores energías y la vida misma varias hornadas de compatriotas".
 Esto significa, entre muchas razones, que el mandato dado por el pueblo a esta Legislatura es el de dar continuidad a la Revolución Cubana en un momento histórico crucial, que estará marcado por todo lo que logremos avanzar en la actualización del modelo económico y social, perfeccionando y fortaleciendo nuestra labor en todos los ámbitos de la vida de la nación.
 Asumo la responsabilidad para la que se me ha elegido con la convicción de que todos los revolucionarios cubanos, desde la posición que ocupemos, desde la labor que realicemos, desde cualquier puesto de trabajo o trinchera de la patria socialista, seremos fieles al ejemplar legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de nuestra Revolución y también al ejemplo, el valor y las enseñanzas del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder actual del proceso revolucionario (Aplausos).
    Los nombro a ellos y evoco a Martí en su semblanza de Céspedes y Agramonte: “El extraño puede escribir estos nombres sin temblar, o el pedante, o el ambicioso: el buen cubano, no.”  Fidel y Raúl, unidos por la sangre, los ideales y la lucha, nos muestran en su más alto grado el significado de la palabra hermano, tan valorada en las relaciones afectivas del ser nacional.
Más aún.  Ellos, junto a los hombres y mujeres que trajeron la Revolución hasta aquí, nos dan la clave de una hermandad nueva, forjada en la resistencia y los combates compartidos que nos transformaron en compañeras y compañeros.  La unidad, tan necesaria  mientras se forjaba la nación, es desde 1959 su más valiosa y sagrada fuerza; que se ha hecho extraordinaria e invulnerable en el seno de nuestro único Partido, que no nació de la fractura o atomización de otros, sino de la integración de todos los que se proponían hacer un mejor país
 Para nosotros está totalmente claro que solo el Partido Comunista de Cuba, fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado, garantiza la unidad de la nación cubana y es el digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en sus líderes, como sentenció el compañero Raúl Castro Ruz en su discurso por el aniversario 45 del Ejército Occidental, el 14 de junio de 2006.
 Por eso Raúl, quien ha preparado, conducido y liderado este proceso de continuidad generacional con firmeza, sin apego a cargos y responsabilidades, con elevado sentido del deber y del momento histórico, con serenidad, madurez, confianza, firmeza revolucionaria, con altruismo y modestia, se mantiene por legitimidad y  mérito propio al frente de la vanguardia política (Aplausos).
Él sigue siendo nuestro Primer Secretario, como el referente que es para cualquier comunista y revolucionario cubano.  Y porque Cuba lo necesita, aportando ideas y propósitos a la causa revolucionaria,  orientando y alertando sobre cualquier error o deficiencia, enseñando y siempre presto a enfrentar al imperialismo ante cualquier intento de agresión al país, como el primero, con su fusil en la hora del combate.
 Raúl, como cariñosamente le llama nuestro pueblo, es el mejor discípulo de Fidel, pero también ha aportado innumerables valores a la ética revolucionaria, a la labor partidista y al perfeccionamiento del gobierno.
La obra emprendida bajo su liderazgo en la última década es colosal.  Su legado de resistencia ante las amenazas y agresiones y en la búsqueda del perfeccionamiento de nuestra sociedad es fundamental.  Asumió la dirección de la nación en una difícil coyuntura económica y social.  Al dolor humano antepuso el valor revolucionario y el sentido del deber y dirigió el país sin descanso, consagrado, con certeza, con ímpetu, con entrega y devoción.  En su dimensión de estadista, forjando consenso popular, ha encabezado, impulsado y estimulado profundos e imprescindibles cambios estructurales y conceptuales como parte del proceso de perfeccionamiento y actualización del Modelo Económico y Social cubano.
Con paciencia, inteligencia y decisiones firmes que al mismo tiempo debían darse calladamente, logró la liberación de nuestros Cinco Héroes, dando cumplimiento así a la promesa de Fidel de que ellos volverían (Aplausos).  Ha signado con su estilo afable y propio una amplia y dinámica actividad en las relaciones internacionales.  Con firmeza, dignidad y temple dirigió las conversaciones y negociaciones que tuvieron como fin el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos.  Encabezó la presidencia Pro tempore de la CELAC defendiendo la unidad dentro de la diversidad y logrando que la comunidad latinoamericana y caribeña declarara la región como zona de paz.
    Contribuyó de manera decisiva al éxito de las conversaciones para la paz en Colombia y ha defendido  a los países caribeños y en particular a los siempre olvidados, Haití y Puerto Rico, en todos los escenarios de diálogo regional y hemisférico.
 Todavía nos estremecen su voz emocionada y el contundente discurso en la Cumbre de Las Américas en Panamá, exaltando la verdadera historia de nuestra América y las razones de la espartana resistencia y la invariable solidaridad del pueblo cubano con las causas justas en la región y el mundo, contra viento y marea, amenazas y agresiones.
 Ese es el Raúl que conocemos, admiramos, respetamos y queremos.
 El Raúl estudiante y rebelde que en enero de 1953 participó en la primera Marcha de las Antorchas y que en marzo del mismo año acudió a la Conferencia Internacional sobre los Derechos de la Juventud y a la preparación del Cuarto Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes; el Raúl combatiente que, en medio del combate, asumió el mando en el Palacio de Justicia de Santiago de Cuba, como parte de las acciones del asalto al Cuartel Moncada, cumplió prisión en Isla de Pinos, se preparó para la lucha contra Batista durante el exilio en México, desembarcó en el Granma, se reencontró con Fidel en Cinco Palmas, emprendió la lucha en la Sierra Maestra y por méritos y valor fue ascendido a Comandante.
    El Raúl jefe militar que en el II Frente Oriental Frank País, en plena guerra de liberación, desarrolló experiencias organizativas y de gobierno en bien de la población, que serían después multiplicadas en todo el país al triunfo revolucionario.
 El Raúl que al frente del Ministerio de las Fuerzas Armadas durante 48 años propició que se alcanzaran resultados en la preparación del país para la defensa y en el desarrollo de la doctrina de la Guerra de Todo el Pueblo, convirtiéndolo en el más disciplinado y eficiente órgano de la administración del Estado, en cuyo seno se desarrollaron experiencias que posteriormente sirvieron al país.
El Raúl dirigente político que constantemente ha promovido el debate para el perfeccionamiento de la  labor partidista, vinculado al pueblo, con los oídos bien pegados a la tierra, y el que en momentos muy difíciles, nos convocó con entereza a probar que “Sí se puede” y, entonces, se pudo salvar la patria y la Revolución.
 Conozco de las preocupaciones y las expectativas que un momento como este lógicamente provoca en los compatriotas, pero contamos con la fuerza, inteligencia y sabiduría del pueblo, con la experiencia y liderazgo del  Partido, con las ideas de Fidel, con la presencia de Raúl, acompañado también por el valioso dirigente y ser humano, consagrado trabajador, compañero José Ramón Machado Ventura (Aplausos) como Segundo Secretario de la organización política de los comunistas cubanos y con la fuerza, el prestigio, la lealtad y la ejemplaridad de un ejército fundado por ellos que jamás dejará de ser el pueblo uniformado.
Conociendo el sentir popular, le afirmo a esta Asamblea, órgano supremo del poder del Estado, que el compañero General de Ejército Raúl Castro Ruz como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación (Aplausos prolongados).
Vivimos en una coyuntura mundial caracterizada por crecientes amenazas a la paz y la seguridad, guerras de intervención, peligros para la sobrevivencia de la especie humana y un orden económico internacional injusto y excluyente.
 En tal contexto, ratifico que la política exterior cubana se mantendrá inalterable y reiteramos que nadie logrará el propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, porque Cuba no hace concesiones contra su soberanía e independencia, no negociará principios ni aceptará condicionamientos. Jamás cederemos ante presión o amenaza; los cambios que sean necesarios, los seguirá decidiendo soberanamente el pueblo cubano
  Consciente estoy de que la tarea que se nos encarga entraña una enorme responsabilidad ante el pueblo, por eso reclamo el apoyo de todos los que ocupan responsabilidades de dirección a los diferentes niveles y en las diversas instituciones de la Revolución, pero más que todo, confío en el apoyo decisivo del pueblo cubano, sin el cual es imposible avanzar con éxito en nuestra sociedad y en medio de amenazas y desafíos que nunca serán pocos para un país empeñado en hacer Revolución.
    Tendremos que ejercer una dirección y conducción cada vez más colectiva, como siempre en permanente vínculo con la población y facilitando la participación del pueblo en las tareas revolucionarias y en la toma de decisiones a través de procesos ampliamente democráticos que ya son parte inseparable de la política nacional.
 No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo la Revolución en todos estos años. Vengo a entregar el compromiso de trabajar y exigir por el cumplimiento del programa que nos hemos dado como gobierno y como pueblo en los Lineamientos de la política del Partido y la Revolución, a corto, mediano y largo plazos. Solo el trabajo intenso, abnegado y eficiente de cada día dará paso a resultados y realizaciones concretas que constituirán nuevas victorias de la patria y el socialismo, sin abandonar jamás la disposición combativa de nuestras invictas Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Así será como enfrentaremos las amenazas del poderoso vecino imperialista. Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos años de lucha. En Cuba, por decisión del pueblo, sólo cabe darle continuidad a la obra, unidas las generaciones nacidas y educadas en la Revolución y la generación fundadora, sin ceder ante las presiones, sin miedo y sin retrocesos, defendiendo nuestras verdades y razones, sin renunciar a la soberanía e independencia, a los programas de desarrollo y a nuestros sueños.
 Siempre estaremos dispuestos a dialogar y a cooperar con quienes a su vez lo estén desde el respeto y el trato entre iguales.
En esta Legislatura no habrá espacio para los que aspiran a una restauración capitalista; esta Legislatura defenderá a la Revolución y continuará el perfeccionamiento del socialismo.
 Para enfrentar las dificultades que vivimos en el plano interno es oportuno enfatizar que las prioridades están definidas en los documentos aprobados en el 7mo. Congreso del Partido, respaldados por el Parlamento, después de ser sometidos a un amplio proceso de consulta popular. En ellos se reconoce que la labor político ideológica, la lucha por la paz, la unidad y la firmeza ideológica, vinculada íntimamente con el desarrollo de la economía nacional, asegurando la participación consciente, activa y comprometida de la mayoría de la población en el proceso de actualización del modelo económico y social, es la misión fundamental. Nos corresponde sencillamente hacerla cumplir y llevarla adelante.
 Atentos a esas prioridades, nos toca perfeccionar su implementación, corregir errores, sacar experiencias, evitar improvisaciones, superficialidades y demoras e incumplimientos que irritan a la población y siembran pesimismo y desaliento, alejándonos de nuestras metas en el tiempo.
En todos los organismos, organizaciones e instituciones debemos actuar en defensa permanente de la unidad, la disciplina, el análisis integral y la exigencia para lograr que las enormes potencialidades y posibilidades presentes en nuestra sociedad sustenten y se expresen en resultados concretos de crecimiento, desarrollo y prosperidad.
A nombre de las compañeras y compañeros elegidos en la dirección de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, les expresamos con sentida responsabilidad que no fallaremos jamás a la confianza depositada en nosotros.
    Y a los que por ignorancia o mala fe dudan del compromiso de las generaciones que hoy asumimos nuevas responsabilidades en el Estado cubano, tenemos el deber de decirles con claridad que la Revolución sigue y seguirá viva, con sentido del momento histórico, cambiando todo lo que deba ser cambiado; emancipándonos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; desafiando poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; defendiendo los valores en los que creemos al precio de cualquier sacrificio; con modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo, luchando con audacia, inteligencia y realismo. Comprometidos con no mentir jamás ni violar principios éticos y con la profunda convicción, que nos transmitió Fidel con su concepto de Revolución, de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y de las ideas.  Ni por un segundo olvidamos que la Revolución es unidad, independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.
   Continúa la Revolución su curso sin una sola ausencia, porque hasta nuestros muertos nos acompañarán en las horas cruciales, como jamás dejaron de estar Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez, Martí, entre otros tantos, en las más duras batallas.
 Acomodarnos en la gloria que nos precede para vivir a su sombra, sería traicionarla. Los miembros de este Parlamento hemos nacido, crecido y aprendido con los fundadores de la Revolución que todo lo que el ser humano sueña es posible lograrlo, incluso donde la razón parece adversa. “No hacen falta alas para hacer un sueño. Basta con las manos, basta con el pecho, basta con las piernas y con el empeño”, diría el poeta.
    Valga la cita para recordar que el esfuerzo y el sacrificio de los revolucionarios cubanos siempre han estado abrazados por la poesía y el canto, el arte y la crítica. Somos una Revolución que puede presumir de haber sido contada y cantada, desde sus orígenes, con el talento y la originalidad de sus artistas y creadores, intérpretes genuinos de la sabia popular y también de las insatisfacciones y esperanzas del alma cubana.
 Y así seguirá siendo. Intelectuales, artistas, periodistas, creadores, nos acompañarán  siempre en el empeño de que este archipiélago que la Revolución puso en el mapa político del mundo siga siendo reconocido también por su singular modo de pelear cantando, bailando, riendo y venciendo. Somos Cuba, que es decir resistencia, alegría, creatividad, solidaridad y vida.
   Ningún país ha resistido por tantos años sin rendirse el asedio económico, comercial, militar, político y mediático que ha enfrentado Cuba. Pero no hay milagro en la proeza. Hay, en primer lugar una Revolución auténtica, que emergió de las entrañas del pueblo, un liderazgo consecuente que jamás se puso por encima de ese pueblo, sino al frente en las horas de mayor peligro y riesgo y un ejército nacido en medio del monte con y para los pobres de la tierra, cuyo valor y pericia trascienden nuestras fronteras y ha lucido tan bravo en la guerra como creativo en la paz. Es decir, necesidad, originalidad, imaginación, coraje, o creación heroica, según Mariátegui
    “Crear es la palabra de pase de esta generación”, escribió Martí y la generación de Fidel la hizo suya, como nos corresponde hacerla nuestra a quienes tenemos la responsabilidad de enaltecer su legado.
Afuera hay un mundo que nos mira con más interrogantes que certezas. Por demasiado tiempo y de las peores maneras ha recibido el mensaje equivocado de que la Revolución termina con sus guerrilleros
   En la era de las comunicaciones nuestros adversarios han sido hábiles para mentir, tergiversar y silenciar la obra revolucionaria. Y ni aun así han podido destruirla. Nos corresponde ser más creativos en la difusión de nuestras verdades. En tiempos en que las tribunas no son sólo las abiertas y multitudinarias que en otra época fueron el altavoz de la Revolución, debemos aprender a emplear más y mejor las posibilidades de la tecnología para inundar de verdades los infinitos espacios del planeta Internet donde hoy reina la mentira.
    Digámoslo con todas sus letras: la Revolución cubana sigue de verde olivo, dispuesta a todos los combates.  El primero, para vencer nuestras propias indisciplinas, errores e imperfecciones. Y al mismo tiempo para avanzar, “sin prisa pero sin pausa”, sabia advertencia del compañero Raúl, hacia el horizonte, hacia la prosperidad que nos debemos y que tendremos que conquistar más temprano que tarde, en medio de las turbulencias de un mundo minado por la incertidumbre, la injusticia, la violencia de los poderosos y el desprecio a las naciones pequeñas y a las empobrecidas mayorías.
 Compañeras y compañeros:
Un día como hoy, simbólico, pleno de emociones y significados, en el que hemos compartido compromisos y convicciones, pensemos en Fidel, en sus ideas, en su imponente, fecundo e imprescindible legado, como una manera de alimentar ese genuino sentimiento de perpetuar por siempre su presencia entre nosotros.
 Que cada fibra de nuestra estirpe revolucionaria vibre cuando proclamamos: ¡Yo soy Fidel!
     Y juremos defender hasta el último aliento: “esta Revolución socialista y democrática de los humildes, por los humildes y para los humildes”, que la generación histórica nos ganó de pie en las arenas de Playa Girón hace 57 años y nos entrega invicta ahora, confiados en que sabremos honrarla llevándola tan lejos y colocándola tan alto como ellos lo hicieron, lo hacen y lo harán todavía (Aplausos).
Imprescindible es exclamar hoy:
¡Patria o muerte!
¡Socialismo o muerte!
¡Venceremos! (Aplausos.)