El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)
El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

jueves, 24 de octubre de 2013

PREMIOS NOBEL DE ECONOMIA 2013


EL BOCHORNO DE LOS PREMIOS NOBEL DE ECONOMIA 2013

Por Sergio Daniel Aronas – 24 de octubre de 2013

“El fin de los estudios económicos no es la adquisición de respuestas
 prefabricadas a los problemas económicos, sino un aprendizaje
para evitar ser engañados por los economistas”

Joan Robinson (1908-1983) La más grande mujer economista de la historia,
injustamente no premiada con este galardón con  el que sí fueron beneficiados
muchos “artistas económicos de la tormenta”

La entrega de los Premios Nobel de Economía 2013 ha sido de una incongruencia tan increíble y absoluta porque los genios del Banco Central de Suecia intentaron conciliar el agua con el aceite; cuestión sobre la cual nos tienen acostumbrados cuando en 1974 cuando fueron premiados Gunnar Myrdal (que estudió y publicó importantes obras sobre los problemas del desarrollo y subdesarrollo económico mundial y a las ideologías que imperan en el pensamiento económico) y el ultra liberal Friedrich Von Hayek, un defensor de la libertad de empresa y mercado y declarado enemigo del estado en la gestión económica). Ahora se repite la historia donde los premiados si bien trabajaron en los métodos para la valuación de activos financieros (divisas, bonos, acciones, depósitos, opciones, fondos de inversión, préstamos hipotecarios, etc.), lo han hecho desde posiciones diametralmente opuestas en cuanto a su incidencia e importancia en la economía. Robert Schiller es un keynesiano que escribió sobre el origen de las crisis económicas y las burbujas  inmobiliarios con los que pronosticó la debacle de 2007 y 2008. Sus trabajos por lo menos hablan de los problemas acuciantes que afectan a la economía mundial: crisis, desigualdad, los desbarajustes del mercado, etc. Sus antítesis, en el otro lado del ring, está Eugene Fama, que tiene la triste fama de ser el paladín de la “teoría” según la cual los mercados financieros son eficientes a partir de la información que obtienen los inversionistas en la valuación de sus activos para la toma de decisiones. Schiller ha sido el padre ideológico y mentor de la desregulación financiera cuyos resultados han sido una catástrofe en todo el mundo. Sin embargo, lo premian con un regalito de un millón de dólares a quien declara abiertamente no tener idea de que son las crisis ni como se originan. Un Poncio Pilatos economicus. Esta es la manera con que interpreta el desastre financiero de la primera década del siglo XXI, con lo cual no está en condiciones de explicar porque estalló la crisis mundial precisamente en el sector donde este economista trabajó toda su vida y se expandió como reguero de pólvora por todo el mundo. No puede explicar porque se fue a la quiebra el gigante Lehmann Brothers  que traficaba con estos papeles financieros, a los que Karl Marx llamó con toda claridad “capital ficticio”. De ahí la incongruencia de premiar a alguien cuyas ideas han sido refutadas por los hechos porque esos mercados eficientes no existen y solo son instrumentos de análisis matemáticos y estadísticos de laboratorio que están destinados solo a un puñado de privilegiados de las finanzas para llenarse los bolsillos a costa del empobrecimiento de millones. El otro premiado está en la línea de Fama y es Lars Peter Hansen quien ha desarrollado el método econométrico de los momentos generalizados, que permite comparar los momentos teóricos de los datos con los observados para poder demostrar la “racionalidad” de los valores financieros. Se trata de  otro invento que apunta a mostrar las típicas justificaciones de los barones de la teoría neoclásica, principal ideología dominante de la economía capitalista, quienes consideran que los principales bienes y locomotora de su desarrollo son los activos financieros cuando en realidad son los  que engendran el germen de la ruina de millones en todo el mundo. Pero esto no importa porque lo verdaderamente importante es la “eficiencia de los mercados”, y que todos brindemos por el señor Don Dinero ¡Maravilloso!