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lunes, 13 de abril de 2015


LA GUERRA DE MALVINAS III: LOS ARCHIVOS BRITÁNICOS

Por Sergio Daniel Aronas – 12 de abril de 2015

"En la guerra moderna, los elevados costos en armas de fuego dan una clara ventaja a la nación que esté en mejores condiciones de permitírselas y, por consiguiente, a los pueblos ricos y civilizados. En la antigüedad, los ricos y civilizados tenían problemas para defenderse de los pueblos pobres y bárbaros. En los tiempos modernos, los pueblos pobres y bárbaros tienen dificultades para defenderse de los ricos y civilizados". (Adam Smith, Investigación sobre el origen de la riqueza de las naciones, Libro V, Cap. I, 1776)

 “Hay que explicar a la gente lo grande que es el secreto
que se esconde en el surgimiento de las guerras” (Vladimir Ilich Lenin)


Nota aclaratoria:

Hace una par de años publiqué este artículo y como resultado de nuevos análisis, he decido agregar algunos aspectos que permitan tener un mejor panorama de los secretos aun no revelados de la guerra de Malvinas. Para diferenciarlo del anterior, lo subo como tercera parte ampliada respecto del original y que espero sea del agrado de todos los lectores.

            Al cumplirse treinta y dos años de la guerra por las Malvinas que tuvo lugar desde el 2 de abril de 1982 cuando tropas argentinas desembarcaron sorpresivamente en las islas hasta el 14 de junio cuando terminaron los combates con la derrota de nuestro país, entre todos los análisis que se han estado haciendo existe particularmente uno que es muy llamativo y sobre el cual muy poco o casi nunca se habla. Se trata de la decisión del gobierno británico de declarar como secreto militar todos los archivos del conflicto bélico por el término de 90 años, de modo que recién podrán conocerse dichos archivos secretos de esta guerra el 14 de junio de 2072, es decir, cuando todos los protagonistas que participaron tanto del lado argentino como del británico ya no estarán vivos y ninguno de ellos podrá saber en qué consisten los grandes enigmas y misterios que aun el gobierno inglés mantiene tan rigurosamente vedado.

Este dato es muy importante porque es prácticamente desconocido. Nunca antes los británicos pusieron tanto celo en guardar por tantos años sus archivos militares sobre su participación en una guerra. En este sentido, podemos ver que durante la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña tuvo que lamentar la pérdida de más 400.000 personas, soportó bombardeos, la destrucción de ciudades y de su infraestructura básica, sus archivos militares entre 1939 y 1945 se mantuvieron guardados durante cuarenta años y cuando se hicieron público se pudo  conocer el plan Dropshot (Golpe Instantáneo), es decir, el programa que el Departamentos de Defensa de los Estados Unidos diseño para la destrucción atómica de la Unión Soviética con apoyo del Reino Unido. Aun así todavía están cerrados bajo cuatro llaves los documentos relacionados con la actividad de su Primer Ministro Winston Churchill mientras estuvo al frente de la dirección político y militar del gobierno de  Gran Bretaña durante la guerra. Los archivos de la inteligencia militar británica relacionados con el descifrado de la máquina de órdenes y códigos militares de la Alemania nazi conocida con el nombre Enigma estuvieron guardados por 25 años y recién  fueron conocidos en 1970.

            ¿Por qué el gobierno inglés decidió guardar por tanto tiempo todos los informes y documentos oficiales acerca de la actuación de sus Fuerzas Armadas en un conflicto que duró 74 días y a 12.000 kilómetros de distancia? ¿Cuál son los grandes secretos que aún no pueden develarse? O en todo caso ¿Cuál es el gran secreto que se esconde tras semejante medida y que ninguno de los que pelearon en los combates estará vivo para conocerlos? ¿Qué clase de crímenes y de aberraciones varias veces denunciados habrán cometido la fuerza de tareas inglesa? ¿Acaso tendrá con ver los sueños nucleares de la Thatcher?  ¿Tendrán que ver con la participación de Gran Bretaña en futuras guerras? ¿Tendrán relación con el tipo de operaciones militares que se llevaron a cabo, por errores cometidos como fue el caso del hundimiento del HMS Sir Galahad y HMS Sir Tristam? ¿Estarán relacionados con el tipo de armas desplegadas y que llevaron los navíos de guerra británicos? Acaso, sus buques ¿no llevaban armas nucleares? Y de los barcos ingleses hundidos, ¿cuántos tenían el arma nuclear y en qué proporciones? ¿Cuántos soldados británicos murieron realmente durante la batalla por las Malvinas pues nunca reconocieron oficialmente su número verdadero de bajas? ¿Fue tan grande la humillación que un país militarmente poco poderoso como la Argentina se atrevió a desafiar al gran coloso de la OTAN y que los daños infligidos a la flota británica por la Fuerza Aérea Argentina que no tenía experiencia de combate aeronaval fue de un magnitud que no faltó mucho para ser derrotada? Todos recordamos la espantosa rendición del grupo de lagartos en las islas Georgias del Sud al mando del represor y asesino Alfredo Astiz quien firmó su capitulación sin disparar un solo tiro. Fue detenido y llevado a Inglaterra ¿qué pasó con esta detención? ¿Si fue interrogado por la inteligencia militar inglesa, develó algún dato acerca del dispositivo argentino para la defensa de las islas? ¿Hizo alguna declaración acerca de su participación en la represión ilegal de la que ya se conocían sus siniestros antecedentes?

Vamos a tratar de dar algunas hipótesis sobre cuáles son las cuestiones que motivaron al gobierno inglés para mantener cerrados sus archivos de la guerra por las islas Malvinas por un período tan prolongado:

1) La urgente necesidad de reconquistar las islas Malvinas

Con relación a los grandes secretos o al gran secreto sobre la decisión británica de poner en acción la flota de tareas en la llamada Operación Corporate con la que enviaron casi 120 buques de todo tipo para movilizar a unos 30 mil soldados armados hasta los dientes con el armamento de infantería más moderno para una guerra de invierno como ser chalecos protectores térmicos, equipos infrarrojos, lentes especiales para la visión nocturna y toda una logística altamente planificada para tener a la tropa en condiciones de combatir aun en los climas más rigurosos, habría que analizar cuidadosamente que esta decisión se tomó teniendo en consideración la estrategia y la política de poder global del imperialismo en cuanto a la necesidad de conservar la fortaleza Malvinas por el hecho de que Estados Unidos en el marco de los Tratados Torrijos-Carter firmados en 1977 debía abandonar la zona del canal de Panamá y con el consiguiente desmantelamiento de todas las bases militares ahí instaladas.

La guerra por el control de la soberanía en las Islas Malvinas puso de manifiesto con gran fuerza la determinación de las fuerzas imperialistas de sostener a ultranza el sistema de alianzas entre los Estados Unidos y Gran Bretaña para mantener el control de las islas del Atlántico Sur (Malvinas, Georgias y Sandwich del Sud) y de esa forma incorporarlas a sus planes estratégicos de dominación mundial.

Si todavía existen dudas respecto al interés de los Estados Unidos por la región austral es importante poner en conocimiento de un párrafo del documento “Free Oceans Plan (Plan para el Océano Libre) elaborado por el Consejo Nacional de Seguridad en enero de 1980 durante la presidencia de James Carter donde se dice:
                 
“Aun cuando EE.UU. pueda contar con un apoyo efectivo y duradero de la Unión Sudafricana y de Chile, y eventualmente de la Argentina, que facilite la ejecución de sus planes para el extremo sur de los tres océanos, es indispensable contar con el apoyo de Gran Bretaña … Este debe ser nuestra principal aliada en el área, no sólo porque todavía ocupa diversas islas en el Atlántico Sur que, en caso necesidad, podrían convertirse en bases aeronavales, de acuerdo al modelo de Diego García en el Océano Indico, o en punto de apoyo logístico, como la isla de Ascensión (en el Atlántico entre América y África), las Islas Tristán da Cunha (al oeste del Cabo Buena Esperanza), Georgias, Sándwich del Sur y Falkland podrían servir de enlace entre las islas del Príncipe Eduardo (Canadá) y el Cabo de Hornos. Gran Bretaña deber ser alentada a mantener aquellas islas bajo su soberanía ante cualquier circunstancia, incluso en las islas que Argentina reivindica para sí, como las Falkland, Sándwich y Georgias del Sur. Debe persuadirse a Gran Bretaña de que su permanencia en las Falkland será de gran importancia estratégica para la seguridad del mundo libre”.

Esto quiere decir que el imperialismo de los Estado Unidos alentaba a su par británico a que mantuviera a toda costa el control de las Malvinas, prolongando indefinidamente cualquier clase de negociación con la Argentina en cuanto a la disputa por la soberanía e incluso si dada una hipotética circunstancia en la cual el imperio británico se retirara de ellas por las razones que fuera, debería facilitarle el camino para que el nuevo dueño de las islas no fuera la Argentina sino los Estados Unidos. De ahí puede venir la rápida movilización de la diplomacia estadounidense apenas estalló el conflicto para tratar de mediar entre la Argentina y Gran Bretaña, donde el Secretario de Estado, Alexander Haig, ex comandante en Jefe de la OTAN, cumplió dignamente su tarea de distraer a la dictadura para que en el momento propicio volcaran todo el peso de su condición de primera potencia mundial a favor del Reino Unido. Vale la pena traer este documento que se conoce desde junio de 1982 (aunque solo se conoce lo transcripto) porque es el antecedente a tener en cuenta sobre las razones que impulsaron al gobierno de los Estados Unidos a dar su apoyo total a Gran Bretaña, además de las razones de ser su aliado preferencial en la OTAN con el que comparten mutuos intereses y objetivos imperiales. Y no sólo le brindó asistencia militar sino que a nuestro país le aplicó sanciones punitivas económicas y financieras.

Y esta firme decisión de reconquistar las islas Malvinas queda evidenciado en este análisis realizado en un documento presentado en un seminario realizado en abril de 1984 dedicado al estudio de las guerras desde 1945 en adelante, en el que se puede leer lo siguiente referido al conflicto de abril y junio de 1982, donde pone relieve la importancia estratégica de las islas como vía de comunicación y como reserva de recursos energéticos de gas natural y petróleo:
 
 “Potencialmente, las islas Malvinas podrían contribuir más a una nación a quien las controle que a la lana que pudiera obtenerse. La distancia que cubre la ruta de navegación por el cabo de Hornos entre los océanos Atlántico y Pacífico, las islas podrían servir como una base para proteger o perturbar el envío de tráfico a lo largo de esta importante ruta marítima. También, puesto que una de las cuencas sedimentarias inexploradas más grandes del mundo se encuentra en el océano al este de las Islas Malvinas, las islas podrían proporcionar acceso a enormes cantidades de petróleo y gas natural. Así, las Malvinas podrían para ser estratégicamente valiosa en el futuro”. (Major Timothy J. Hannigan, USMC. British Triumph on East Falkland. War since 1945 Seminar, 2 April 1984).

El interés de los Estados Unidos por el Atlántico Sur ya estaba entre sus objetivos estratégicos de largo alcance. En un artículo publicado en la revista “Air Magazine” en su edición de Marzo/Abril de 1975, Richard Bisell, politólogo y uno de los cerebros del proyecto de la OTAS, es decir, una OTAN para la región con participación de Sudáfrica e Israel, escribía lo siguiente sobre la importancia de zona para los Estados Unidos:

“En lo que solía ser un rincón ignorado del mundo, se están produciendo cambios. El Atlántico Sur es el escenario de ambos a largo plazo y cambios inmediatos en fórmulas estratégicas. Los Estados Unidos, en adición a los países de la región, está mirando las cuestiones militares y de políticas exterior sobre esa área con gran cuidado. Los problemas que hay que afrontar tienen implicaciones para las próximas décadas, y las respuestas tendrán que incluir un poco de pensamiento a largo plazo sobre el futuro de esa región. Este artículo, por supuesto, sólo puede esbozar algunos de los escenarios alternativos, pero cualquier persona interesada en la política de defensa querrá explorar con mayor profundidad las implicaciones de la política estadounidense en el Atlántico Sur. Con esto en mente, vamos a considerar la política estadounidense en el pasado, el reto de presentar el desarrollo y el futuro posible.”

La clave de todo el entramado Malvinas para los intereses imperios criminales de Occidente es el mantenimiento y fortalecimiento de las islas como base militar como la garantía para la protección de la seguridad nacional de los Estados Unidos, de Inglaterra y de la OTAN en su conjunto porque en definitiva, toda la OTAN salió en defensa y apoyo de Gran Bretaña en su guerra contra la Argentina. Además en la estrategia global de los Estados Unidos, imaginarse unas islas Malvinas bajo soberanía argentina, le puede plantear serios inconvenientes a los planes expansionistas del imperialismo y también dilemas referentes con el poderío militar estadounidense en la región. Por tal razón, entre otras, relanzaron la IV Flota con amplio despliegue para controlar la región sudamericana que proyectado a las islas Malvinas es una zona de una tremenda importancia geoestratégica, geopolítica y geoeconómica de primer orden.  

2) La movilización de la diplomacia de los Estados Unidos.

La rápida movilización del Departamento de Estado de los Estados Unidos durante la guerra para intentar ser un mediador que evite el derramamiento de sangre, tuvo como fundamento principal la relación especial que siempre han tenido norteamericanos y británicos a lo largo de su historia y en esta guerra en particular obraron de modo tal para convencerlos de que no vayan a la guerra sino todo lo contrario: llevar a cabo un poderosa expedición punitiva y recuperar para la OTAN ese territorio tan apreciado, tan importante y tan vital para las vías de comunicación por su cercanía a la Antártida, otro territorio fuertemente en disputa, pese a la existencia de un tratado que fija las normas y la distribución geográfica de cada país. No olvidemos ni por un instante que el Secretario de Estado de los Estados Unidos durante la guerra de Malvinas venía de ser el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de la OTAN, es decir, un general con experiencia de combate en Vietnam y qué conocía muy bien las Fuerzas Armadas británicas que tenían asignadas la defensa del flanco Norte de la Alianza Atlántica en caso de un hipotético ataque de los países miembros del Pacto de Varsovia que encabezaba la entonces temible Unión Soviética. Y en su mediación nunca fue neutral ni mucho menos imparcial: jugó decididamente por la defensa de los intereses británicos y los alentó a que vayan a la guerra y no agotó las vías diplomáticas porque no confiaban en ellas..

El decidido apoyo de los Estados Unidos a Gran Bretaña durante la guerra de las Malvinas, brindándole asistencia de todo tipo de materiales y equipos que solicitaran, fue una clarísima venganza contra la dictadura militar argentina que en enero de 1980 rechazó adherirse al embargo cerealero proclamado por el entonces presidente Jimmy Carter contra la Unión Soviética debido a su incursión en Afganistán a finales de diciembre de 1979.  Esta decisión que el gobierno de Ronald Reagan anunció el 30 de abril, sorprendió a la dictadura argentina porque aun confiaban en la neutralidad estadounidense y en la imagen de “majestuosidad” de Galtieri cuando visitó los Estados Unidos en 1981. Un error de cálculo garrafal creer que se puede confiar en el imperialismo. Al día siguiente, la Fuerza Aérea británica inició la guerra con el bombardeo al aeropuerto y a las posiciones defensivas argentinas en Puerto Argentino.

3) Las relaciones de los Estados Unidos con América Latina

La guerra de Malvinas destapó para siempre quienes son los amigos y quiénes son los enemigos de la Argentina en particular y de América Latina en general. Los Estados Unidos, como la nación dominante en el continente y sin importarle la doctrina Monroe de 1823, sin importarle la existencia del Ministerio de la Colonias que fue la Organización de Estados Americanos, sin importarle los acuerdos defensivos del continente como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), ni el pacto de Río de Janeiro, no se obligó en cumplir con los artículos del TIAR que llamaban a defender a la Argentina por ser país americano que estaba siendo atacado por un potencia extracontinental. Lo único que le importaba y lo primero que saltó a la vista para la diplomacia de los Estados Unidos era la necesidad fundamental de recuperar las islas por y para el imperio británico sobre la base de la diplomacia de las cañoneras. Así como todo el sistema interamericano estalló por los aires y provocó una profunda crisis entre Estados Unidos y los países latinoamericanos del continente porque quedó en evidencia la complicidad del imperialismo estadounidense por sostener la agresión británica contra la Argentina.

El compromiso del gobierno de Ronald Reagan con su par británica de Margaret Thatcher fue total en cuanto al abastecimiento y ayuda técnica y material de todo tipo para asegurar la victoria colonial inglesa. Además de los medios militares, contó con la ayuda tecnológica que les brindaban los satélites espías para ubicar las posiciones de las tropas argentinas y en la información necesaria para llevar a cabo la guerra.

La guerra de Malvinas de 1982 provocó una profunda crisis en el sistema de relaciones interamericanas que hoy sigue vigente porque las naciones latinoamericanas se consideraron traicionados por su socio mayor por no respetar los tratados existentes que garantizaban la defensa mutual del continente frente a una agresión europea. Nunca en la historia los Estados Unidos movieron un dedo para ayudar a nuestros países agredidos, bombardeados o invadidos por los países europeos y tenemos montones de casos desde México en 1861, Perú en 1864, pasando por Venezuela en 1902 hasta llegar a Malvinas.

A partir de Malvinas, las relaciones con los Estados Unidos se hicieron complicadas porque se expandió por toda la región un sentimiento antiimperialista como pocas veces se vio por el fuerte protagonismo de los pueblos que apoyaron la causa Malvinas, no por la dictadura, sino por un sentimiento patriótico de casi 150 años de un enclave colonial irresuelto. Los gobiernos latinoamericanos en casi todos feroces dictaduras y la única que apoyó la guerra británica para recuperar las islas fue la sangrienta dictadura chilena del General Pinochet que hicieron todo lo posible para que Gran Bretaña derrote a la Argentina. La debilidad diplomática y política de la región fue una causa importante en la imposibilidad de concretar la ayuda militar que la Argentina necesitaba. Pero es culpa de la desastrosa Junta Militar argentina que rechazó el envió de tropas y armas de países hermanos como Cuba, Panamá, Perú y Nicaragua que estaban dispuestos a luchar por nuestras islas decidamente-

Los archivos británicos, en caso de revelarse, pueden dar información sobre cómo se movió la diplomacia inglesa y sus servicios de inteligencia para conocer las posiciones de los diversos  gobiernos de América Latina, algunos de los cuales integraron el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas cuando se voto la resolución 502/82 que pedía a la Argentina y a Gran Bretaña a que cesaran las hostilidades, que la Argentina desmovilización de las fuerzas argentinas en Malvinas, pero no decía nada a que los ingleses detuvieran en pleno mar, el envío de su flota de guerra equipada con armas nucleares.

4) La ayuda chilena a la fuerza de tareas británica.

También el tema de los archivos puede estar relacionado con el apoyo que la dictadura chilena de Augusto Pinochet brindó al imperio colonial británico durante la contienda, como se deprende del efusivo agradecimiento de Margaret Thatcher a Pinochet durante la detención de éste en Londres. Ahí se rompió un pacto de silencio entre estos dos gobiernos con las gracias de la ex Dama de Hierro al criminal y genocida general chileno. Por otra parte, en este video del sitio de internet “youtube” se puede ver al ex General de la Fuerza Aérea de Chile, Fernando Matthei, muy suelto de cuerpo y muy contento por haber ayudado a Inglaterra a ganar la guerra y por haber contribuido a la derrota argentina (http://www.youtube.com/watch?v=sEAX-Mofbrw). En ese mismo video, el Gral. Matthei confiesa que recibió a un importante jefe militar británico quien le solicitó ayuda de inteligencia sobre los movimientos y posiciones de las tropas argentinas. También está el incidente con el helicóptero Sea King que cayó en el sur chileno realizando no se sabe qué tipo de tareas: ¿reconocimiento? ¿Espionaje? ¿A quién, contra quién y para quién? Se cree que formó parte de una operación cuyo nombre en clave fue Mikado con el fin de destruir los aviones Super Etendard y los misiles Exocet, ambos de fabricación francesa que resultaron muy efectivos en el hundimiento de varios buques británicos como el HMS Scheffield y el HMS Atlantic Conveyor.
Se sabe que la dictadura chilena aprovechando la circunstancia de la guerra de la Argentina contra Inglaterra, movilizó parte de su ejército hacia la cordillera como forma de presionar a nuestro país y evitar que envíe sus mejores unidades al conflicto con Malvinas. Para la dictadura argentina, la verdadera hipótesis de guerra era con Chile contra el estuvo a punto de ir a la guerra a finales de 1978 por el diferendo de las islas Picton, Lennox y Nueva ubicadas al sur del canal de Beagle.  

5) El hundimiento del Crucero ARA General Belgrano.

Es un tema que no para de provocar polémicas, pero que de nuestra parte argentina no hay ningún lugar a dudas en calificarlo como un crimen de guerra, ya que el hundimiento del crucero General Belgrano, navegaba fuera la zona de exclusión, es decir, que ya había salido del círculo, que alrededor de las islas, había creado el mando británico y que determinaba que todo navío o avión que surcara dentro de dicha zona sería sometido a ataque inmediato por sus unidades de combate. El cambio de órdenes para autorizar la agresión al crucero argentino fue una decisión basada en cálculos estratégicos desde el punto de vista militar por la supuesta amenaza que representaba para la Royal Navy dado el poderío del alcance de fuego de sus cañones y porque formaba parte de un grupo de buques que esperaba la llegada a los navíos ingleses para rodearlos en un movimiento de pinzas con otro de grupo de barcos y atacarlos por los flancos. Ese movimiento estaba preparado para darse el 30 de abril que fue la gran oportunidad que tuvo el mando argentino de asestar un golpe demoledor con el apoyo de toda la fuerza aérea en una jugada donde pondría todo el potencial de ataque. Esta situación puede entenderse en su verdadera dimensión si se despliega un mapa del Atlántico Sur y se ubica la flota inglesa y los dos grupos de navíos argentinos ese 30 de abril. La orden de ataque nunca llegó ni el jefe de las fuerzas operativas argentinas tuvo la decisión de asumir por su propia iniciativa la responsabilidad de esta maniobra que pudo haber marcado otra historia en la guerra por las Malvinas. O quizás no, pero esa posibilidad se perdió y nunca más las fuerzas argentinas dispusieron de una situación para sorprender a la Royal Navy en plena travesía.

En cuanto a la diplomacia, el hundimiento del General Belgrano fue un hecho que frustró definitivamente el camino a una solución negociada del conflicto justo cuando el presidente peruano Fernando Belaúnde Terry hacía conocer su propuesta de paz. Esta paz se hundió junto con el Belgrano y quedó abierto el camino de la guerra que era precisamente lo que deseaban los imperialistas británicos y estadounidenses como un modo de escarmentar y castigar a un país que se atrevió a desafiar a una potencia mundial de primer orden.

6) Las armas nucleares en Malvinas

Entre las unidades navales que fueron enviados a la reconquista de Malvinas, se encontraban seis submarinos, de los cuales cinco eran nucleares como el Conqueror cuyos torpedos Mark 24 fabricados durante la Segunda Guerra Mundial hundieron al crucero General Belgrano argentino. Otros buques según denuncias hechas en su momento, como las fragatas HMS Brilliant y HMS Broadsword portaban armamento nuclear y la entonces primer ministro Margaret Thatcher había amenazado con bombardear el territorio continental argentino con armas atómicas si el presidente de Francia, Francois Mitterando no le daba los códigos secretos de los aviones Super Etendard y sus precisos misiles Exocet. Pero los sueños nucleares de la Thatcher no quedaban ahí porque había pensaba seriamente en bombardear la provincia de Córdoba con un misil atómico y a la ciudad de Buenos Aires con un misil bacteriológico. A esas ciudades se les sumaban Rosario y Mar del Plata (esta última por ser puerto y sede de los submarinos argentinos) como objetivos nucleares para ser bombardeadas. Si los mandos ingleses se atrevieron a violar sus propias reglas de combate cuando decidieron hundir al Belgrano, porque no iban a tomar otras diabólicas medidas quien gobernó su país como fuese una dictadura bajo la máscara democrática de un Parlamento y un sistema electoral en la que dos partidos hace siglos dirigen los destinos del imperio británico.

7) Los aviones franceses Super Etendard y sus misiles Exocet

Cuando la Argentina decidió ocupar las islas en abril de 1982, había encargado la compra de la versión más moderna de dicho misil, la versión AM39 que se dispara a casi la velocidad del sonido por encima de las olas y a una distancia de 30 millas cargando su poderosos explosivos. Gran Bretaña sabía de estas negociaciones pero no creyó que la Argentina podía tener listos en tan poco tiempo los aviones para el combate. El compromiso francés con Gran Bretaña no sólo fue acompañarlos en las medidas de embargo económico y financiero, sino que les proporcionó los aviones Mirages del tipo que tenía la Argentina, de modo realizar prácticas de ataque y así estar en condiciones para derribarlos cuando se enfrenten a ellos. Además les proporcionó todos los datos secretos de estos aviones. De acuerdo con el contrato que estipulaba el viaje de técnicos franceses para ayudar a los argentinos a acoplar los misiles a los aviones, el gobierno francés suspendió esta misión y debieron arreglarse solos en el armado final de los aparatos (Ver todo este tema en “Una cara de la moneda”. La guerra de las Malvinas, Versión completa del The Sunday times Insight Team, Londres. Editorial Hyspamérica, Buenos Aires, 1983. Páginas 248 a 250).

8) Las bajas británicas de la guerra.

Debe ser quizás uno de los secretos mejores guardados y cuyos verdaderos números no quieren que se conozcan porque la Argentina, en inferioridad de condiciones técnicas y de experiencia de combate, le produjo a la fuerza de tareas británicas una cantidad de bajas que aun no quieren reconocer. Sólo admiten que la cantidad de buques hundidos y/o averiados fue la más grande que le causaron desde la Segunda Guerra Mundial, pero no dicen nada acerca de los ataques realizados contra sus dos naves principales: los portaaviones Hermes e Invencibles. En cuanto a las bajas en sí el dato oficial del gobierno británico es que tuvieron 255 muertos y 777 heridos durante la guerra. Pero estas cifras para muchos son ridículas dado la violencia de los combates y la ferocidad de la lucha tanto en las acciones de Pradera del Ganso para la toma del Puerto Darwin entre el 28 y 30 de mayo como en las batallas terrestres siguientes. El capitán de Fragata Carlos Hugo Robacio que comandó al Batallón de Infantería de Marina Nº 5 en la defensa de los montes Williams, Tumbledown y Sapper Hill afirmó que los ingleses sufrieron el triple de bajas que los argentinos en dichos lugares y que no pueden declararlo públicamente ya que estos datos son secretos militares y que si se divulgan pueden ser sometidos a Corte Marcial.

Gran Bretaña tiene la obligación y el deber moral de informar las verdaderas bajas que tuvieron en la guerra y si no lo quieren a dar a conocer es porque deben sentirse avergonzados que un país subdesarrollado como la Argentina le haya infringido un daño tan grande y tan severo como para que recién en 2072 se revelen cuántos muertos y heridos tuvieron en la guerra. Es verdad que tuvieron que reconocer que si hubiese sido por la ayuda de los Estados Unidos y a las fallas mecánicas de las espoletas de las bombas de los aviones argentinos que no explotaron, corrían un grave riesgo su operación colonial de reconquista. Lo mismo sucede con relación a las pérdidas que tuvieron durante las operaciones aeronavales, es decir, cuántas naves fueron alcanzadas por los ataques argentinos y cuantos fueron los aviones y helicópteros que perdieron en la guerra. Todos concuerdan en que hubiesen sido muchísimos más grandes las pérdidas de buques ingleses si las bombas lanzadas hubiesen explotado en el punto de impacto ya que muchas atravesaron las naves y cayeron al mar. Esto lo reconocen los oficiales ingleses si uno mira los videos de la guerra. Pero el quid está en que el imperio inglés confirme plenamente los dichos por sus comandantes.

            Esperemos que algún día pueda conocerse la verdad de los desastres que causó esta guerra y que sólo sirvió para mostrar la podredumbre de una dictadura fascista argentina que se caía a pedazos por la lucha de los trabajadores que tres días antes salió con valentía a exigir cambios urgentes desafiando la represión sanguinaria de la policía y las miserias de un gobierno conservador británico sacudido por una ola de huelgas y por la crisis económica que la golpeaba duramente por las medidas de privatizaciones neoliberales, con las que quiso recuperar su vieja estirpe colonial e imperialista. Los muertos, heridos y mutilados los aportó y soportó como siempre los pueblos de ambos países.


ANEXO DOCUMENTAL

Texto completo de la resolución 502/82 del 3 de abril de 1982, del Consejo de Seguridad de la ONU:  

"EL CONSEJO DE SEGURIDAD: Recordando la declaración formulada por el Presidente del Consejo de Seguridad en la 2345a Sesión del Consejo de Seguridad, celebrada el 1o de abril de 1982 (S/14944), en la que se instaba a los Gobiernos de Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a que se abstuvieran del uso o la amenaza de la fuerza en la región de las Islas Malvinas (Falkland).

Profundamente preocupado por los informes acerca de una invasión por fuerzas armadas de la Argentina el 2 de abril de 1982. Declarando que existe un quebrantamiento de la paz en la región de las Islas Malvinas (Falkland).

1) Exige la cesación inmediata de las hostilidades.

2) Exige la retirada inmediata de todas las fuerzas argentinas de las Islas Malvinas (Falkland).
3) Exhorta a los Gobiernos de Argentina y el Reino Unido a que procuren hallar una solución diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas."

Fue aprobada por 10 votos a favor por los siguientes países: Estados Unidos, Francia, Guyana, Irlanda, Japón, Jordania, Reino Unido, Togo, Uganda y Zaire. Uno solo votó en contra: Panamá. Y cuatro se abstuvieron: China, URSS, Polonia, España.

domingo, 7 de abril de 2013

LA GUERRA DE LAS MALVINAS II


LA GUERRA DE MALVINAS II: LOS ARCHIVOS BRITÁNICOS

Por Sergio Daniel Aronas – 07 de abril de 2013

"En la guerra moderna, los elevados costos en armas de fuego dan una clara ventaja a la nación que esté en mejores condiciones de permitírselas y, por consiguiente, a los pueblos ricos y civilizados. En la antigüedad, los ricos y civilizados tenían problemas para defenderse de los pueblos pobres y bárbaros. En los tiempos modernos, los pueblos pobres y bárbaros tienen dificultades para defenderse de los ricos y civilizados". (Adam Smith, Investigación sobre el origen de la riqueza de las naciones, Libro V, Cap. I, 1776)

 “Hay que explicar a la gente lo grande que es el secreto
que se esconde en el surgimiento de las guerras” (Vladimir Ilich Lenin)

            Al cumplirse el año pasado los treinta años de la guerra por las Malvinas que tuvo lugar desde el 2 de abril de 1982 cuando tropas argentinas desembarcaron sorpresivamente en las islas hasta el 14 de junio cuando terminaron los combates con la derrota de nuestro país, entre todos los análisis que se han estado haciendo existe particularmente uno que es muy llamativo y sobre el cual muy poco o casi nunca se habla. Se trata de la decisión del gobierno británico de declarar como secreto militar todos los archivos del conflicto bélico por el término de 90 años, de modo que recién podrán conocerse los secretos británicos de esta guerra el 14de junio de 2072, es decir, cuando todos los protagonistas que participaron tanto del lado argentino como del británico estarán todos muertos y ninguno de ellos podrá saber en qué consisten los grandes secretos que aun el gobierno inglés mantiene tan rigurosamente vedado. Este dato es muy importante porque es prácticamente desconocido. Nunca antes los británicos pusieron tanto celo en guardar por tantos años sus archivos militares sobre su participación en una guerra. Así podemos ver que durante la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña tuvo que lamentar la pérdida de más 400.000 personas, soportó bombardeos, la destrucción de ciudades y de su infraestructura básica, sus archivos militares entre 1939 y 1945 se mantuvieron guardados durante cuarenta años y cuando se hicieron público se pudo por ejemplo conocer el plan Dropshot, es decir, el programa de EE.UU. para la destrucción atómica de la Unión Soviética con apoyo del Reino Unido. Aun así todavía están cerrados bajo cuatro llaves los documentos relacionados con la actividad de su Primer Ministro Winston Churchill mientras estuvo al frente de la dirección político y militar del gobierno de  Gran Bretaña durante la guerra. Los archivos de la inteligencia militar británica relacionados con el descifrado de la máquina de órdenes y códigos militares de la Alemania Nazi conocida con el nombre Enigma estuvieron guardados por 25 años y recién  fueron conocidos en 1970.

            ¿Por qué el gobierno inglés decidió guardar por tanto tiempo todos los informes y documentos  oficiales acerca de la actuación de sus Fuerzas Armadas en un conflicto que duró 74 días y a 12.000 Km. de distancia? ¿Cuál son los grandes secretos que aún no pueden develarse? O en todo caso ¿Cuál es el gran secreto que se esconde tras semejante medida y que ninguno de los que pelearon en los combates estará vivo para conocerlos? ¿Qué clase de crímenes y de aberraciones varias veces denunciados habrán cometido la fuerza de tareas inglesa? ¿Acaso tendrá con ver los sueños nucleares de la Thatcher?  ¿Tendrán que ver con la participación de Gran Bretaña en futuras guerras? ¿Tendrán relación con el tipo de operaciones militares que se llevaron a cabo, por errores cometidos como fue el caso del hundimiento del HMS Sir Galahad y HMS Sir Tristam? ¿Estarán relacionados con el tipo de armas desplegadas por la fuerza de tareas británicas? Acaso, sus buques ¿no llevaban armas nucleares? Y de los barcos ingleses hundidos, ¿cuántos tenían el arma nuclear y en qué proporciones?

Vamos a tratar de dar algunas hipótesis sobre cuáles son las cuestiones que motivaron al gobierno inglés  para  mantener cerrados sus archivos de la guerra por las islas Malvinas por un período tan prolongado:

1) La urgente necesidad de reconquistar las islas Malvinas. Con relación a los grandes secretos o al gran secreto sobre la decisión británica de poner en acción la flota de tareas en la llamada Operación Corporate con la que enviaron casi 120 buques de todo tipo para movilizar a unos 30 mil soldados armados hasta los dientes con el armamento de infantería más moderno para una guerra de invierno como ser chalecos protectores térmicos, equipos infrarrojos, lentes especiales para la visión nocturna y toda una logística altamente planificada para tener a la tropa en condiciones de combatir aun en los climas más rigurosos, habría que analizar cuidadosamente que esta decisión se tomó teniendo en consideración la estrategia y la política de poder global del imperialismo en cuanto a la necesidad de conservar la fortaleza Malvinas por el hecho de que Estados Unidos en el marco de los Tratados Torrijos-Carter debía abandonar la zona del canal de Panamá y con el consiguiente desmantelamiento de todas las bases militares ahí instaladas.

La guerra por el control de la soberanía en las Islas Malvinas puso de manifiesto con gran fuerza la determinación de las fuerzas imperialistas de sostener a ultranza el sistema de alianzas entre EE.UU. y Gran Bretaña para mantener el control de las islas del Atlántico Sur y de esa forma incorporarlas a sus planes estratégicos de dominación mundial.

Si todavía existen dudas respecto al interés de los Estados Unidos por la región austral es importante poner en conocimiento de un párrafo del documento “Free Oceans Plan (Plan para el Océano Libre) elaborado por el Consejo Nacional de Seguridad en enero de 1980 durante la presidencia de James Carter donde se dice:
                 
“Aun cuando EE.UU. pueda contar con un apoyo efectivo y duradero de la Unión Sudafricana y de Chile, y eventualmente de la Argentina, que facilite la ejecución de sus planes para el extremo sur de los tres océanos, es indispensable contar con el apoyo de Gran Bretaña … Este debe ser nuestra principal aliada en el área, no sólo porque todavía ocupa diversas islas en el Atlántico Sur que, en caso necesidad, podrían convertirse en bases aeronavales, de acuerdo al modelo de Diego García en el Océano Indico, o en punto de apoyo logístico, como la isla de Ascensión (en el Atlántico entre América y África), las Islas Tristán da Cunha (al oeste del Cabo Buena Esperanza), Georgias, Sándwich del Sur y Falkland podrían servir de enlace entre las islas del Príncipe Eduardo (Canadá) y el Cabo de Hornos. Gran Bretaña deber ser alentada a mantener aquellas islas bajo su soberanía ante cualquier circunstancia, incluso en las islas que Argentina reivindica para sí, como las Falkland, Sándwich y Georgias del Sur. Debe persuadirse a Gran Bretaña de que su permanencia en las Falkland será de gran importancia estratégica para la seguridad del mundo libre”.

Esto quiere decir que el imperialismo de los Estado Unidos alentaba a su par británico a que mantuviera a toda costa el control de las Malvinas, prolongando indefinidamente cualquier clase de negociación con la Argentina en cuanto a la disputa por la soberanía e incluso si dada una hipotética circunstancia en la cual el imperio británico se retirara de ellas por las razones que fuera, debería facilitarle el camino para que el nuevo dueño de las islas no fuera la Argentina sino los Estados Unidos. De ahí puede venir la rápida movilización de la diplomacia estadounidense apenas estalló el conflicto para tratar de mediar entre la Argentina y Gran Bretaña, donde el Secretario de Estado, Alexander Haig, ex comandante en Jefe de la OTAN, cumplió dignamente su tarea de distraer a la dictadura para que en el momento propicio volcaran todo el peso de su condición de primera potencia mundial a favor del Reino Unido. Vale la pena traer este documento que se conoce desde junio de 1982 (aunque solo se conoce lo transcripto) porque es el antecedente a tener en cuenta sobre las razones que impulsaron al gobierno de los Estados Unidos a dar su apoyo total a Gran Bretaña, además de las razones de ser su aliado preferencial en la OTAN con el que comparten mutuos intereses y objetivos imperiales. Y no sólo le brindó asistencia militar sino que a nuestro país le aplicó sanciones punitivas económicas y financieras.

Y esta firme decisión de reconquistar las islas Malvinas queda evidenciado en este análisis realizado en un documento presentado en un seminario realizado en abril de 1984 dedicado al estudio de las guerras desde 1945 en adelante, en el que se puede leer lo siguiente:
 
 “Potencialmente, las islas Malvinas podrían contribuir más a una nación a quien las controle que la lana que pudiera obtenerse. La distancia que cubre la ruta de navegación por el cabo de Hornos entre los océanos Atlántico y Pacífico, las islas podrían servir como una base para proteger o perturbar el envío de tráfico a lo largo de esta importante ruta marítima. También, puesto que una de las cuencas sedimentarias inexploradas más grandes de mundos se encuentra en el océano al este de las Islas Malvinas, las islas podrían proporcionar acceso a enormes cantidades de petróleo y gas natural. Así, las Malvinas podrían para ser estratégicamente vvaliosa en el futuro”. (Major Timothy J. Hannigan, USMC. British Triumph on East Falkland. War since 1945 Seminar, 2 April 1984).

2) La movilización de la diplomacia de los Estados Unidos. La rápida movilización del Departamento de Estado de los Estados Unidos durante la guerra para intentar ser un mediador que evite el derramamiento de sangre, tuvo como fundamento principal  la relación especial que siempre han tenido norteamericanos y británicos a lo largo de su historia y en esta guerra en particular obraron de modo tal para convencerlos de que no vayan a la guerra sino todo lo contrario: llevar a cabo un poderosa expedición punitiva y recuperar para la OTAN ese territorio tan apreciado, tan importante y tan vital para las vías de comunicación por su cercanía a la Antártida, otro territorio fuertemente en disputa. No olvidemos ni por un instante que el Secretario de Estado de los Estados Unidos durante la guerra de Malvinas venía de ser el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de la OTAN, es decir, un general con experiencia de combate en Vietnam y qué conocía muy bien las Fuerzas Armadas británicas que tenían asignadas la defensa del flanco Norte de la Alianza Atlántica en caso de un hipotético ataque de los países miembros del Pacto de Varsovia que encabezaba la entonces temible Unión Soviética.
El decidido apoyo de los Estados Unidos a Gran Bretaña durante la guerra de las Malvinas brindándole asistencia de todo tipo de materiales y equipos que solicitaran, fue una clarísima venganza contra la dictadura militar argentina que en enero de 1980 rechazó adherirse al embargo cerealero proclamado por el entonces presidente Jimmy Carter contra la Unión Soviética debido a su incursión en Afganistán a finales de diciembre de 1979.  

3) Las relaciones de los Estados Unidos con América Latina. La guerra de Malvinas destapó para siempre quienes son los amigos y quiénes son los enemigos de la Argentina en particular y de América Latina en general. Los Estados Unidos, como la nación dominante en el continente y sin importarle la doctrina Monroe de 1823, sin importarle la existencia del Ministerio de la Colonias que fue la Organización de Estados Americanos, sin importarle los acuerdos defensivos del continente como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, ni el pacto de Río de Janeiro, no se obligó en cumplir con los artículos del TIAR que llamaban a defender a la Argentina por ser país americano que estaba siendo atacado por un potencia extracontinental. Lo  único que le importaba y lo primero que saltó a la vista para la diplomacia de los Estados Unidos era la necesidad fundamental de recuperar las islas por y para el imperio británico sobre la base de la diplomacia de las cañoneras. Así como todo el sistema interamericano estalló por los aires y provocó una profunda crisis entre Estados Unidos y los países latinoamericanos del continente porque quedó en evidencia la complicidad del imperialismo norteamericano por sostener la agresión británica contra la Argentina.

4) La ayuda chilena a la fuerza de tareas británica. También el tema de los archivos puede estar relacionado con el apoyo que la dictadura chilena de Augusto Pinochet brindó al imperio colonial británico durante la contienda, como se deprende del efusivo agradecimiento de Margaret Thatcher a Pinochet durante la detención de éste en Londres. Ahí se rompió un pacto de silencio entre estos dos gobiernos con las gracias de la ex Dama de Hierro al criminal y genocida general chileno. Por otra parte, en este video del sitio de internet “youtube” se puede ver al ex General de la Fuerza Aérea de Chile, Fernando Matthei, muy suelto de cuerpo y muy contento por haber ayudado a Inglaterra a ganar la guerra y por haber contribuido a la derrota argentina (http://www.youtube.com/watch?v=sEAX-Mofbrw). En ese mismo video, el Gral. Matthei confiesa que recibió a un importante jefe militar británico quien le solicitó ayuda de inteligencia sobre los movimientos y posiciones de las tropas argentinas. También está el incidente con el helicóptero Sea King que cayó en el sur chileno realizando no se sabe qué tipo de tareas: ¿reconocimiento? ¿Espionaje? ¿A quién, contra quién y para quién? Se cree que formó parte de una operación cuyo nombre en clave fue Mikado con el fin de destruir los aviones Super Etendard y los misiles Exocet, ambos de fabricación francesa que resultaron muy efectivos en el hundimiento de varios buques británicos como el HMS Scheffield y el HMS Atlantic Conveyor. 

5) El hundimiento del Crucero ARA General Belgrano. Es un tema que no para de provocar polémicas, pero que de nuestra parte argentina no hay ningún lugar a dudas en calificarlo como un crimen de guerra, ya que el hundimiento del crucero General Belgrano, navegaba fuera la zona de exclusión, es decir, que ya había salido del círculo que alrededor de las islas había creado el mando británico y que determinaba que todo navío o avión que surcara dentro de dicha zona sería sometido a ataque inmediato por sus unidades de combate. El cambio de órdenes para autorizar la agresión al crucero argentino fue una decisión basada en cálculos estratégicos desde el punto de vista militar por la supuesta amenaza que representaba para la Royal Navy dado el poderío del alcance de fuego de sus cañones y en lo tocante a la diplomacia fue un hecho que frustró definitivamente el camino a una solución negociada del conflicto justo cuando el presidente peruano Fernando Belaúnde Terry hacía conocer su propuesta de paz. Esta paz se hundió junto con el Belgrano y quedó abierto el camino de la guerra que precisamente lo que deseaban los imperialistas británicos y norteamericanos como un modo de escarmentar a un país que se atrevió a desafiar a una potencia mundial de primer orden.

6) Las armas nucleares en Malvinas. Entre las unidades navales que fueron enviados a la reconquista de Malvinas, se encontraban seis submarinos, de los cuales cinco eran nucleares como el Conqueror cuyos torpedos Mark 24 fabricados durante la Segunda Guerra Mundial hundieron al Belgrano argentino. Otros buques según denuncias hechas en su momento, como las fragatas HMS Brilliant y HMS Broadsword portaban armamento nuclear y la entonces primer ministro M. Thatcher había amenazado con bombardear el territorio continental argentino con armas atómicas si el presidente de Francia, Francois Mitterando no le daba los códigos secretos de los aviones Super Etendard y sus precisos misiles Exocet. Pero los sueños nucleares de la Thatcher no quedaban ahí porque había pensaba seriamente en bombardear la provincia de Córdoba con un misil atómico y a la ciudad de Buenos Aires con un misil bacteriológico. A esas ciudades se les sumaban Rosario y Mar del Plata (esta última por ser puerto y sede de los submarinos argentinos) como objetivos nucleares para ser bombardeadas. Si los mandos ingleses se atrevieron a violar sus propias reglas de combate cuando decidieron hundir al Belgrano, porque no iban a tomar otras diabólicas medidas quien gobernó su país como fuese una dictadura bajo la máscara de un Parlamento y un sistema electoral en la que dos partidos hace siglos dirigen los destinos del imperio británico.

7) Los aviones franceses Super Etendard y sus misiles Exocet. Cuando la Argentina decidió ocupar las islas en abril de 1982, había encargado la compra de la versión más moderna de dicho misil, la versión AM39 que se dispara a casi la velocidad del sonido por encima de las olas y a una distancia de 30 millas cargando su poderosos explosivos. Gran Bretaña sabía de estas negociaciones pero no creyó que la Argentina podía tener listos en tan poco tiempo los aviones para el combate. El compromiso francés con Gran Bretaña no sólo fue acompañarlos en las medidas de embargo económico y financiero, sino que les proporcionó los aviones Mirages del tipo que tenía la Argentina, de modo realizar prácticas de ataque y así estar en condiciones para derribarlos cuando se enfrenten a ellos. Además les proporcionó todos los datos secretos de estos aviones. De acuerdo con el contrato que estipulaba el viaje de técnicos franceses para ayudar a los argentinos a acoplar los misiles a los aviones, el gobierno francés suspendió esta misión y debieron arreglarse solos en el armado final de los aparatos (Ver todo este tema en “Una cara de la moneda”. La guerra de las Malvinas, Versión completa del The Sunday times Insight Team, Londres. Editorial Hyspamérica, Buenos Aires, 1983. Páginas 248 a 250).


8) Las bajas británicas de la guerra. Debe ser quizás uno de los secretos mejores guardados y cuyos verdaderos números no quieren que se conozcan porque la Argentina, en inferioridad de condiciones técnicas y de experiencia de combate, le produjo a la fuerza de tareas británicas una cantidad de bajas que aun no quieren reconocer. Sólo admiten que la cantidad de buques hundidos y/o averiados fue la más grande que le causaron desde la Segunda Guerra Mundial, pero no dicen nada acerca de los ataques realizados contra sus dos naves principales: los portaaviones Hermes e Invencibles. En cuanto a las bajas en sí el dato oficial del gobierno británico es que tuvieron 255 muertos y 777 heridos durante la guerra. Pero estas cifras para muchos son ridículas dado la violencia de los combates y la ferocidad de la lucha tanto en las acciones de Pradera del Ganso para la toma del Puerto Darwin entre el 28 y 30 de mayo como en las batallas terrestres siguientes. El capitán de Fragata Carlos Hugo Robacio que comandó al Batallón de Infantería de Marina Nº 5 en la defensa de los montes Williams, Tumbledown y Sapper Hill afirmó que los ingleses sufrieron el triple de bajas que los argentinos en dichos lugares y que no pueden declararlo públicamente ya que estos datos son secretos militares y que si se divulgan pueden ser sometidos a Corte Marcial. Gran Bretaña tiene la obligación y el deber moral de informar las verdaderas bajas que tuvieron en la guerra y si no lo quieren a dar a conocer es porque deben sentirse avergonzados que un país subdesarrollado como la Argentina le haya infringido un daño tan grande como para que recién en 2072 se revelen cuántos muertos y heridos tuvieron en la guerra. Lo mismo sucede con relación a las pérdidas que tuvieron durante las operaciones aeronavales, es decir, cuántas fueron alcanzadas por los ataques argentinos. Todos concuerdan en que hubiesen sido muchísimos más grandes las pérdidas de buques ingleses si las bombas lanzadas hubiesen explotado en el punto de impacto ya que muchas atravesaron las naves y cayeron al mar. Esto lo reconocen los oficiales ingleses si uno mira los videos de la guerra. Pero el quid está en que el imperio inglés confirme plenamente los dichos de los comandantes.

            Esperemos que algún día pueda conocerse la verdad de los desastres que causó esta guerra y que sólo sirvió para mostrar la podredumbre de una dictadura fascista argentina que se caía a pedazos por la lucha de los trabajadores que tres días antes salió con valentía a exigir cambios urgentes desafiando la represión sanguinaria y que venía gobernando a sangre y fuego con miles de muertos, presos, exiliados y una economía en bancarrota. Por el otro lado, relucieron las miserias de un gobierno conservador británico sacudido por una ola de huelgas y por la crisis económica que la golpeaba duramente por las medidas de privatizaciones neoliberales, que aprovechando el regalito del "majestuoso general borracho", quiso recuperar su vieja estirpe colonial e imperialista. Los muertos, heridos y mutilados los aportó y soportó como siempre los pueblos de ambos países.

sábado, 6 de abril de 2013

LA GUERRA DE MALVINAS I


LA GUERRA DE MALVINAS I: UNA HISTORIA DE TRAICIONES

LA AYUDA DE LOS ESTADOS UNIDOS AL IMPERIO BRITANICO

Por Sergio Daniel Aronas - 06 de abril de 2013

“Lo que no puedo concebir jamás es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía, ni el sepulcro la puede hacer desaparecer” (Libertador José de San Martín, Carta a Juan Manuel de Rosas, 10 de junio de 1839)

            Este mes de abril al conmemorarse el trigésimo aniversario de la recuperación momentánea de las Islas Malvinas cuyo soberanía Gran Bretaña las recuperó en la guerra desatada entre el 1º de mayo con las operaciones aéreas de los aviones Vulcan y el bombardeo a la pista del aeropuerto y que culminarían con la rendición de las fuerzas argentinas el 14 de junio de 1982, lo dedicaremos a la publicación de varias notas de interés analítico político y militar de la guerra del Atlántico Sur.

           La guerra por las Islas Malvinas fue una guerra de traiciones que se evidenciaron en varios momentos y en varios hechos tanto por actitudes de países supuestamente amigos de la Argentina como por parte de los altos mandos de las fuerzas argentinas que recibieron el rechazo unánime tanto de los combatientes como del  público en general.

En primer lugar, mostró la increíble ingenuidad de la dictadura argentina de creer que los Estados Unidos permanecerían neutrales en el conflicto bélico con Gran Bretaña como creyó el General Leopoldo Galtieri ya que siendo considerado por su par norteamericano General Edward Meyer en 1980 como “el general majestuoso” y por los compromisos represivos asumidos para la liquidación de los movimientos guerrilleros en América Central, fueron motivos necesarios para evaluar que el gobierno de Ronald Reagan no intervendría en el conflicto y mucho menos que ayudaría a su histórico aliado.

En segundo lugar, está el papel desempeñado por la dictadura chilena del General Augusto Pinochet que en sus relaciones con Gran Bretaña prácticamente forjaron una alianza que fue reconocida por el Consejo de Asuntos Hemisféricos de Washington. Pero la más clara demostración de esta mancomunidad de intereses fue el terrible agradecimiento que Margaret Thatcher le dio a Pinochet cuando éste estuvo detenido en Londres por orden del juez español Baltasar Garzón que lo acusaba de crímenes de lesa humanidad. La inhumana confesión de la Thatcher dándole las gracias a Pinochet por toda la ayuda brindada a su expedición para reconquistar Malvinas, fue un claro ejemplo de esta guerra de traiciones. La alianza militar chilena-británica quedó consolidada con la venta de un reactor nuclear británico de la National Nuclear Co de 300 megavatios de potencia del tipo Magnus; con la provisión de uranio, de armamentos diversos para que aviones chilenos puedan despegar y realizar ejercicios de entrenamiento desde la base inglesa de Luton. 
Claro que en esa visita la Sra. Thatcher no dijo qué tipo de ayudas recibió de Chile. La más importante y decisiva ya que marcó para siempre el desenlace de la guerra fue dar la ubicación del crucero General Belgrano por medio de un mensaje del Comandante Naval chileno de Punta Arenas en la última semana de abril a partir de la cual se inició la persecución por medio del submarino nuclear Conqueror que lo llevaría al fondo del mar. La información precisaba que el Belgrano estaba saliendo de la zona de exclusión declarada por los propios británicos con el propósito de regresar a sus bases. Esto lo afirma el periodista inglés Robert Fox en su libro “Eyewitness Falklands, editado en Londres en 1982 en la página 346. También Chile ofreció su territorio a la fuerza de tareas inglesas para reaprovisionamiento como fue el caso del helicóptero inglés Sea King que descendió en Punta Arenas en la.operación Mikado, que consistió en destruir los aviones Super Etendard y sus misiles Exocet ambos de fabricación francesa, mediante una acción de infiltración. Finalmente esta operación fue abortada.

En tercer lugar, las actitudes de los países de la entonces Comunidad Europea de hacer lugar a la causa británica apoyando el envío su poderosa la flota a las islas Malvinas, declarando el bloqueo comercial con la Argentina e impidiéndole toda posibilidad de operaciones. Así es como la Argentina debió apelar a la triangulación para conseguir equipos, repuestos y material de guerra para sostener a sus fuerzas armadas en las islas australes. Ahora bien, los británicos por medio de su ministro de Defensa John Nott calificó y acusó a Francia de “traicionera” por venderle a la Argentino los aviones Super Etendard que mostraron una altísima eficacia en el combate aeronaval. El ministro inglés exigió al gobierno francés que deje de suministrar cualquier clase de ayuda a la Argentina y la presión fue tan grande que los Super Etendard llegaron sin los manuales de instrucciones para el armado, colocación y puesta a punto de los misiles. Los franceses se defendieron diciendo que la asistencia a la Argentina tenía como objetivo, obtener información de inteligencia para saber cómo trabajaban los argentinos, que estaban preparando y como pensaban a aplicarlos a la guerra naval. Y eso fue precisamente lo que hicieron, es decir, pasarle información de los aviones franceses que tenía la Argentina para que los ingleses supiera cómo los usaban los pilotos argentinos y así poder derribarlos o neutralizar al máximo posible su poder de fuego y la creciente combatividad del piloto argentino que por primera vez en la historia participaba en una guerra real y verdadera. De modo que se queden tranquilos los ingleses ya sus amigos franceses cumplieron cabalmente su papel de aliado entregándole detalles de primera mano sobre la actividad de la fuerza aérea argentina.

En cuarto lugar y no menos importante, fue el papel desempeñado por los Estados Unidos en el conflicto donde envió a su Secretario de Estado y ex Comandante Supremo de la OTAN, Alexander Haig a mediar entre las partes. Conociendo perfectamente el sistema militar británico dentro de la alianza atlántica para resguardo de la zona norte de Europa, hizo todo lo posible para contener a la Argentina y dejar las manos libres a los imperialistas ingleses para avanzar con su flota hacia Malvinas. Estados Unidos dejó de lado sus doctrinas de defensa continental en caso de ataque de una potencia extranjera contra un estado americano. 

En Malvinas murieron la doctrina Monroe, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, el pacto de Río de Janeiro y todo el sistema de la OEA (Organización de Estados Americanos) que como ministerio de las colonias norteamericanas en América Latina, no tuvo ninguna influencia en el desarrollo de la guerra. El gobierno de los Estados Unidos permitió y facilitó la recuperación de las islas por parte del Gran Bretaña cuando decidió enviar su poderosa flota de guerra de más de 110 buques de todo tipo en lo que ellos llamaron la “Operación Corporate”.  

Aquí va la lista de la ayuda que el imperialismo norteamericano, sacándose la careta de los verdaderos intereses que tiene que defender, le entregó al imperio colonial británico para la reconquista de las Malvinas en la guerra contra la Argentina, sin la cual no hubiesen podido vencer en la contiendo como los mismos funcionarios ingleses lo han reconocido. No se sabe si esto fue todo porque los archivos ingleses de la guerra de las Malvinas permanecen guardados en secreto absoluto hasta el 14 de junio de 2072 ya que el gobierno inglés ordenó mantener por 90 años toda la información sobre la guerra. Un hecho inédito para un acontecimiento de solo 74 días pero que seguro que está relacionado con esta historia de traiciones, con el armamento nuclear desplegado hacia las islas, con los errores de la Fuerza de Tareas inglesas y con la ayuda que le dio Chile como lo reconoció la Sra. Thatcher y los distintos gobiernos que sucedieron a la dictadura fascista de Pinochet emitieron alguna declaración sobre este comportamiento respecto de la Argentina.

La revista ultraconservadora inglesa The Economist en su edición del 3 de marzo de 1984, publicó el siguiente listado del material otorgado por Estados Unidos a Gran Bretaña durante su llegada a la Isla Ascensión y que le sirvió para que su gigantesca flota pueda arribar a Malvinas en su travesía de 10.000 kilómetros e iniciar la guerra de reconquista:

Ø  200 misiles aire - aire Sidewinder AIM-9L (Estos misiles diabólicos mataron a la mayoría de los pilotos argentinos, en un 80%). Fue el misil que ayudó al imperio británico a lograr el dominio aéreo.
Ø  Placas de adaptación (Harrier - Sidewinder)
Ø  8 sistemas de misiles tierra-aire Stinger antiaéreos
Ø  Sistemas de cañones de defensa aérea Vulcan Phalanx
Ø  Sistemas de armas, materiales críticos, repuestos de todo tipo
Ø  Misiles antibarcos Harpoon
Ø  Sistemas Snake de radar de rastreo de misiles aire - tierra
Ø  18 contenedores CTU-2A para ser arrojados desde el aire y para lanzamiento de paracaídas
Ø  4.700 toneladas de esterado para campos de aterrizaje
Ø  1 motor para helicóptero C-47
Ø  350 válvulas de exhausión para torpedos
Ø  12.500.000 galones de gasolina para aviones
Ø  Discos para satélites y sistemas de codificación
Ø  Equipos para la detección de submarinos
Ø  Cartuchos para cohetes de señales y sistemas M 130 de señales
Ø  Parque de munición para morteros de 60 mm trazadores
Ø  Parque de munición de 40 MM de alto poder
Ø  Parque de munición variado
Ø  Anteojos para visión nocturna
Ø  Calentadores para campaña
Ø  Raciones para patrullas de larga distancia
Ø  Parte de esta información fue dada a conocer el 14 de abril de 1982, por el Sr. Karl Bernstein, periodista, por la cadena norteamericana "ABC NEWS". Además, debemos incluir la información satelital.
Ø  57 millones de litros de combustible para la aviación
Ø  4.700 t de pistas desplegables metálicas para aeronaves
Ø  Radares para misiles “Sea Word”
Ø  Indicadores de objetivos “laser”
Ø  Misiles antirradar “Strike”
Ø  Facilidades de comunicaciones, criptográficos y de guerra electrónica
Ø  Repuestos para diversos sistemas de armas
Ø  Implementos diversos de campaña (carpas, calefactores, raciones, agua, etc.)
Ø  El 98% de la información de inteligencia que manejó el gobierno británico provino de los satélites de los Estados Unidos que puso a disposición del Alto Mando inglés-
Ø  El 11 de mayo fue puesto en órbita un satélite "Big Bird", equipado como elemento fundamental, con una gran cámara fotográfica con un poder de resolución de 15 centímetros... complementándose además de la acción de los satélites por los aviones de reconocimiento U-2 y SR-71. Se añade además, las facilidades para el uso de la Isla Ascensión (que hemos analizado en la cuestión geopolítica).

A Caspar Weinberger, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos al momento de estallar el conflicto bélico, el gobierno de la imperialista Margaret Thatcher le otorgó el título de "Caballero" el 1º de febrero de 1988, distinción que rara vez se otorga a personajes extranjeros, "por haber sido un amigo incondicional de Gran Bretaña, recordado por su apoyo y asistencia durante la Guerra de Malvinas". 

Por otra parte, en un programa de la BBC (TV) de Londres de 1988, titulado “An Ocean Apart”, y que se puede ver en el sitio de internet de www.youtube.com, el conductor del programa, D. Dimbleby, tuvo el siguiente diálogo con el ex Secretario de Marina de los Estados Unidos, John Lehman (1981-1987) al consultarlo sobre la ayuda de Norteamérica a Gran Bretaña durante el conflicto, con lo cual esto es una prueba irrefutable del compromiso del gobierno de los Estados Unidos para ayudar a los ingleses a sostener en su poder las Malvinas como parte de una estrategia global de dominación imperial. Aquí la entrevista:

Lehman. —Entregamos a los ingleses los nuevos misiles Sidewinder. Los ingleses sólo tenían a los pequeños Harriers sin ninguna capacidad de defensa aérea. Los Harriers sólo podían atacar desde corta distancia y cuando ya tenían a los argentinos a la vista. Con el nuevo Sidewinder podían dispa­rar de frente y eso hizo eficaz el accionar de los Harriers. También pudieron obligar a los argentinos a volar a baja altura, apenas sobre las cubiertas de los buques británicos y desde allí arrojar sus bombas. Por esa razón, la mayoría no detonaba. Más de 10 buques británicos fueron perforados por bombas argentinas que no detonaron como consecuencia de obligar a sus aviones a volar a muy baja altura.

Dimbleby: ¿Qué hubiese ocurrido si la administración norteamericana hubiera deci­dido ser estrictamente neutral y no dar más ayuda a Gran Bretaña mientras durara el conflicto?
Lehman: Pienso que Gran Bretaña hubiese tenido que retirarse de las Falklands.

Dimbleby: En otras palabras, sin ayuda de los Estados Unidos, ¿Gran Bretaña hubiese sido derrotada por los argen­tinos?.
Lehman: Sí, esa es mi opinión personal. Cualquiera puede es­pecular. Pero por todo lo que yo sé, esa es mi firme conclusión.

Dimbleby: ¿Por qué llega usted a esa conclusión?
Lehman: Porque dejó decaer su infraestructura durante las décadas de los 60 y 70. Al desatarse la guerra carecían de lo necesario para defenderse en un conflicto prolongado, aun contra una fuerza un tanto primitiva pero bien entrenada y altamente motivada como la de los argentinos.
Sucesivos gobiernos británicos se negaron a invertir dinero en medios de comunicaciones modernos, sistemas de defensa misilísticos, nuevos misiles Sidewinder y radares tridimen­sionales. Lo más estúpido que hicieron fue desarmar los por­taaviones más grandes, otros los vendieron y el Invencible fue salvado a tiempo, cuando navegaba rumbo a Australia. Los británicos no pueden pretenderlo todo. Por un lado, desempeñar el rol de una potencia seria, y por el otro, que ello les salga barato. Entonces compensamos lo que les faltaba.

Muy pocos países estuvieron dispuestos a acompañar a la Argentina en su guerra con Gran Bretaña: solo Perú y Panamá habían ofrecido enviar tropas y equipos para ayudarnos, pero la dictadura rechazó todas estas ofertas y prefirió enfrentarse solo ante la tercera potencia militar del mundo en aquellos años. Fuera del continente americano, solamente la Libia de Muamar Khadafi por medio de la triangulación comercial envió importantes materiales de guerra a la Argentina. Es dable pensar que si en 1982 hubiera habido otro gobierno en el país y no la dictadura secuestradora y torturadora de personas, quizás el apoyo a la Argentina hubiese sido diferente aunque nunca en los 150 años que siguieron a 1833 cuando el imperio británico se apodera por la fuerza bruta de las islas Malvinas, los gobiernos civiles argentinos nunca plantearon la opción militar como método para lograr la soberanía sobre las Malvinas.

Pero todas las traiciones mencionadas, la peor, la más terrible, humillante, inaceptable e inconcebible, fue la traición de los principales altos jefes militares de las fuerzas armadas argentinas que no cumplieron con su papel como comandantes de tropas en el campo de batalla, dejando a su suerte y abandonados a los soldados quienes lucharon como leones hasta agotar sus municiones y muriendo muchos de ellos como valientes en la defensa de las Malvinas. Esos jefes que se hicieron los guapos estaqueando y torturando a la tropa; que les daban alimentos para mantenerse en condiciones mínimas para combatir, siempre recibieron el odio de todos los combatientes porque no podían salir a la calle por temor a ser linchados. Esos fueron los auténticos mariscales de la derrota. Y ni siquiera fueron capaces de pegarse un tiro como es habitual en la tradición militar cuando un general rinde una plaza o todo un ejército para evitar el escarnio y la vergüenza pública de dar explicaciones sobre lo inexplicable, que como oficiales profesionales su lugar es estar junto a los soldados en todos los momentos y más a la hora luchar porque para eso estudió, se graduó y el estado le paga para defender la soberanía del país. En la primera y única vez que los militares argentinos tuvieron la oportunidad de ir a una guerra en el siglo XX, la conducción fue desastrosa. Y ahí está el informe Rattembach que pidió la pena de muerte para los responsables de la derrota de Malvinas.  

Claro que hubo excepciones y el mejor ejemplo lo dio el entonces jefe del Batallón de Infantería de Marina Nº 5, capitán de fragata Carlos Hugo Robacio, cuya conducción fue magistral y extraordinaria ya que siguieron combatiendo aun después que la Argentina se había rendido, defendiendo sus posiciones en los montes Williams, Tumbledown y Sapper Hill. No pudo ser derrotado por los batallones ingleses que reconocieron la destacada actuación de grupo de combate argentino que fueron obligados a replegarse hacia Puerto Argentino. Por sus méritos en la guerra Carlos Robacio fue condecorado con la Cruz de la Nación al heroico valor en combate. Fueron excepcionales los pilotos navales quienes sin ninguna experiencia de combate aéreo, infligieron demoledores ataques a la flota británica gracias a su arrojo, valentía sin límites y una temeridad a toda prueba que causa sorpresa y admiración al enemigo inglés. Por eso hay que recordar a estos héroes tanto los soldados como oficiales y suboficiales de todas las armas y reconocerles que si no hicieron más fue únicamente por falta de medios porque coraje lo tuvieron siempre.