EN EL CENTANARIO DE OCTUBRE
DE 1917
Por Sergio Daniel Aronas – 20
de noviembre de 2017
En el
marco de las celebraciones mundiales por el Centenario del triunfo de la Gran
Revolución socialista de Octubre de 1917, presentaremos trabajos y ponencias de
los partidos comunistas actuales para conmemorar este extraordinario evento de
carácter internacional.
La
Revolución Rusa fue una gran revolución que no solo conmovió al mundo sino que
puso al capitalismo contra las cuerdas y cuyo núcleo dirigente principal, el de
los gobiernos de los países imperialistas, entendieron rápidamente hacia adónde
apuntaban los bolcheviques dirigidos por Vladimir Lenin tras el derrocamiento
de la dictadura zarista, el derrumbe de su sistema represivo y su aparato
económico destinado al saqueo de las riquezas del país por las empresas
capitalistas.
Estos
trabajos que publicaremos, como así también cualquier análisis que se pretenda
realizar sobre este glorioso centenario debe aplicar sin dudas el método
leninista de la historia (ver el discurso de Lenin “Sobre el estado”) que
consiste en primer lugar en determinar históricas que le dieron origen; en
segundo lugar, establecer las distintas etapas de su desarrollo y por último,
sobre la base del punto anterior, inferir en que se ha convertido hoy con sus
conclusiones correspondientes.
Creemos
profundamente en que el socialismo es la salida y única alternativa a la
humanidad y sigue siendo válida la lucha por reivindicar la experiencia de aquellos
países que emprendieron la construcción de una nueva sociedad.
El
fin de la Unión Soviética y del sistema socialista mundial fue una durísima
derrota no solo para el movimiento comunista y revolucionario mundial, sino
para todas las fuerzas de izquierda en todos los continentes, hecho que puede
comprobarse en la disolución y cambio de nombre de muchos partidos comunistas
como si tuvieras miedo, temor o quizás peor vergüenza de llamarse “comunista” y
prefieren subirse a la ola capitalista en violenta ofensiva para denominarse “socialista”
o “democrático”. Una lavada de cara que esconde una lavada ideológica y el
entierro de la ideología marxista leninista como herramienta de análisis, estudio
y organización para la lucha de los pueblos.
La Unión
Soviética que nació de las ruinas de la guerra imperialista, supo resistir el
ataque de 14 naciones capitalistas y la intervención militar de ejércitos que
intentaron derrocar a la revolución desde su cuna; que derrotada la
intervención inició un proceso de industrialización masivo en la ciudad y el
campo que permitió crear la base material de la nueva sociedad socialista,
garantizar la independencia política y la plena soberanía económica en todo el
país gracias a planificación centralizada y el aprovechamiento de sus vastos
recursos naturales y energéticos; resolver el problema de las nacionalidades en
un territorio poblado por cien grupos étnicos diferentes, cada uno con su
historia, idiomas y cultura; garantizar plenamente los intereses y derechos
civiles y políticos de los ciudadanos: alfabetizando a todos los habitantes, darle
estudio y salud gratuito junto con vivienda y trabajo pleno para todos a punto
tal que el último desempleado soviético fue en 1930 y nunca más existió el
desempleo en la URSS; los derechos de la mujer fueron consagrados con políticas
que hoy se siguen debatiendo en nuestras sociedades como el derecho al aborto,
la maternidad, la licencia por embarazo, la creación de jardines para la mujer
trabajadora para que sus hijos estén protegidos mientras ella cumple con su
tareas laborales. Todo eso lograron las soviéticas en pocos años de conquistado
el poder por los trabajadores dirigidos por el Partido Comunista.
El
imperialismo ha subvertido y alterado el carácter revolucionario del socialismo
por los crímenes cometidos por Stalin durante sus años, que si bien es cierto,
lo utilizan como tapadera para ocultar los grandes logros de la sociedad soviética.
Discurso del KKE en la Conferencia Teórica
Internacional de Partidos Comunistas y Obreros “100 años de la Gran Revolución
Socialista de Octubre, las enseñanzas y las tareas para los comunistas hoy”
Una Conferencia Internacional se celebró
entre 11 y 13 de agosto en Leningrado organizada por el Partido Comunista
Obrero de Rusia (PCOR) bajo el lema: “100 años de la Gran Revolución Socialista
de Octubr, cye. Las enseñanzas y las tareas para los comunistas hoy”
El Partido Comunista de Grecia (KKE) fue
representado por Giorgos Marinos, miembro del BP del CC y Eliseos Vagenas,
miembro del CC y Responsable de la Sección de Relaciones Internacionales del CC
de KKE.
A continuación publicamos el discurso del
KKE.
Discurso del KKE en la Conferencia Teórica
Internacional de Partidos Comunistas y Obreros “100 años de la Gran Revolución
Socialista de Octubre, las enseñanzas y las tareas para los comunistas hoy”
(Leningrado 11-13/8/2017)
Estimados camaradas:
En nombre del Comité Central del KKE
agradecemos el PCOR por esta iniciativa y la celebración de la Conferencia de
hoy.
El Comité Central del KKE rinde honor al
centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre. Rinde honor al
acontecimiento transcendental del siglo XX que demostró que el capitalismo no
es invencible, que podemos construir una
sociedad con organización superior, sin explotación del hombre por el
hombre.
La Revolución de Octubre ha demostrado la
fuerza de la lucha de clases revolucionaria, la fuerza de los explotados y de
los oprimidos, cuando pasan enérgicamente a primer plano y giran la rueda de la
Historia hacia delante, hacia la dirección de la liberación social. La clase
obrera rusa a través de la Revolución de Octubre materializó el ideal de
millones de personas, de las masas obreras y populares por una vida mejor.
La Revolución de Octubre demostró la validez
del pensamiento leninista de que la victoria del socialismo es posible en un
país o en un grupo de países, como consecuencia del desarrollo desigual del
capitalismo.
Al mismo tiempo, la Revolución de Octubre
destacó el papel irreemplazable de la vanguardia política revolucionaria, del
Partido Comunista, como dirigente no sólo de la revolución socialista, sino
además de toda la lucha por la formación, el fortalecimiento, la victoria final
de la nueva sociedad comunista.
La contribución de Lenin y la experiencia de
los bolcheviques en la lucha contra el oportunismo (como vehículo de la
ideología y de la política burguesa) tiene gran y decisiva importancia política
y practica.
En la práctica se demostró que la
confrontación bien documentada contra los economistas, los mencheviques y los
eseristas fue el elemento principal para la formación de las condiciones para
la formación del partido revolucionario, del partido de nuevo tipo, fomentado
sobre los principios leninistas.
El esfuerzo sistemático para limpiar el
partido bolchevique del oportunismo, fortaleció a las fuerzas revolucionarias y
(dentro de dos años a partir del II Congreso en 1903) permitió al partido
prepararse y desempeñar un papel decisivo en la revolución de 1905 y en los
años de la reacción que siguieron, ajustando la línea revolucionaria en las
nuevas condiciones.
“El estallido de la insurrección fue
reprimido una vez más. Exclamaremos entonces, ¡Viva la insurrección!”, escribió
Lenin en septiembre de 1905 respecto a la insurrección de Moscú y a
continuación, en 1906, destacó que “así, pues, nada podía ser menos perspicaz
que la opinión de Plejánov, que hacen suya todos los oportunistas, de que la
huelga era inoportuna y no debía haberse iniciado, que ʻno se debió empuñar las
armasʼ. Por el contrario, se debió empuñarlas más decididamente, con mayor
energía y combatividad; se debió explicar a las masas que era imposible
limitarse a una huelga pacífica y que una lucha armada intrépida e implacable
era necesaria”.
Desde 1905 hasta la victoriosa revolución
socialista de octubre de 1917 se hizo clara la diferencia en la calidad, el
abismo entre la estrategia de la corriente revolucionaria y el oportunismo de
los mencheviques y de los eseristas que fomentaron el fatalismo y difundieron
ilusiones parlamentarias, apoyaron el gobierno burgués provisional que se formó
en 1917, atraparon los Soviets durante un período crucial e intentaron
neutralizarlos.
Los mencheviques y los eseristas trataron de
impedir la revolución de Octubre y llevarla a la derrota, lucharon contra el
nuevo poder obrero y socavaron de manera planificada la construcción socialista
y estas fuerzas oportunistas en los años siguientes corroyeron el PCUS y jugaron
un papel primordial en la contrarrevolución y en la restauración del
capitalismo en la Unión Soviética.
Hoy día, cuando las consecuencias de la
contrarrevolución atacan a la clase obrera en todo el mundo de manera dura y se
ha demostrado en la práctica de que el capitalismo da lugar a guerras
imperialistas, a crisis económicas, al desempleo, a la pobreza y a los
refugiados, fuerzas oportunistas hablan descaradamente para la revolución de
Octubre y, en todo caso, tratan de socavar, de eliminar el carácter socialista
de la revolución de Octubre y su enorme contribución histórica.
De hecho, las fuerzas oportunistas llevaron
a cabo una campaña antisoviética anticomunista organizada durante todo el curso
de la construcción socialista, bajo el manto del eurocomunismo o de sus
variantes en muchos países.
Las y los comunistas deben recordarlo y
aprender de ello.
El oportunismo cambia de nombre y de formas
de organización y de expresión, pero en cada momento sigue siendo un gran
peligro para el movimiento comunista, un factor de corrosión y de asimilación
en el sistema de explotación capitalista.
Camaradas:
La llama de la Revolución de Octubre condujo
y aceleró la creación de varios Partidos Comunistas, de partidos obreros
revolucionarios de nuevo tipo, en contraste con los partidos socialdemócratas
de aquella época que habían traicionado a la clase obrera y la política
revolucionaria.
Durante décadas, la existencia y los logros
de la sociedad socialista, que fue inaugurada por la Revolución de Octubre,
demostraron que es posible una sociedad sin patrones, sin capitalistas que
poseen los medios de producción. Esta conclusión no se puede refutar por el
hecho de que en aquel período particular no logró derrotar definitivamente la
propiedad capitalista y la ganancia capitalista.
La necesidad y la vigencia del socialismo,
la posibilidad de abolir la propiedad privada en los medios concentrados de
producción derivan del desarrollo capitalista que conduce a la concentración de
la producción. La propiedad capitalista es un freno para el carácter social de
la producción. La propiedad capitalista cancela la posibilidad de que todos los
trabajadores vivan en mejores condiciones organizadas a nivel social que
satisfagan las necesidades crecientes humanas: Que todos tengan trabajo sin la
pesadilla del desempleo, que trabajen menos horas disfrutando una calidad de
vida mejor y servicios de educación, de sanidad y de bienestar de alto nivel,
exclusivamente públicos y gratuitos.
En el capitalismo, la clase obrera crea
estas oportunidades con su trabajo que se amplían con el desarrollo de las
ciencias y de la tecnología. Sin embargo, en una sociedad donde todo lo que se
produce y el modo de producción se determinan sobre la base de la ganancia
privada, capitalista, las necesidades de la clase obrera y de las capas
populares están suprimidas. La esencia del problema radica en el hecho de que
unos producen mientras que otros deciden los objetivos y la organización de la
producción. Las crisis económicas cíclicas están en el DNA del capitalismo y se
hacen más profundas y sincronizadas; consecuentemente se aumenta bruscamente el
desempleo, se expande de nuevo el trabajo mal pagado y sin seguridad social, la
vida con derechos aplastados, con guerras imperialistas para el reparto de los
mercados y de los territorios.
A pesar del aumento de la productividad del
trabajo las condiciones de trabajo y de vida se deterioran en todo el mundo
capitalista, incluso en los Estados capitalistas más desarrollados. Los propios
Estados capitalistas, sus centros de investigaciones, afirman que se reducen
los ingresos de los trabajadores, mientras que se aumentan las ganancias de los
capitalistas.
El hecho de que se han creado las
condiciones previas para la construcción de la sociedad socialista-comunista no
significa que esto sucederá automáticamente. Una razón importante es el hecho
de que, a diferencia de las leyes de la naturaleza, el desarrollo social
requiere la actividad humana, en este caso la lucha de clases para la abolición
de la vieja sociedad y la construcción de la nueva sociedad.
El estallido de la revolución socialista
(así como de todas las revoluciones sociales en la Historia de la humanidad)
implica una situación en la cual se debilita la capacidad de la clase dominante
de asimilar, suprimir y aplacar al pueblo.
Lenin formuló el concepto de la situación
revolucionaria e identificó las características
principales objetivas y subjetivas de la sociedad en la víspera de la
revolución. Sin embargo, como señaló Lenin acertadamente, no toda situación
revolucionaria desemboca en una revolución. Ni la reacción de los de
"abajo" ni la crisis en los de "arriba" provocarán un
derrocamiento, a menos que exista un levantamiento revolucionario planificado
de la clase obrera, dirigido por su vanguardia consciente.
Dicho de otro modo, para que se estalle la
revolución obrera se requiere la
presencia de la vanguardia política revolucionaria, del Partido Comunista,
armado con elaboraciones teóricas y con la predicción de los acontecimientos
basada en la cosmovisión marxista-leninista, capaz de dirigir el levantamiento
revolucionario de la clase obrera.
Desgraciadamente, la experiencia positiva de
la Revolución de Octubre no fue asimilada y no prevaleció a lo largo de toda la
existencia de la Internacional Comunista. En cambio, a través de un curso
contradictorio, prevaleció en gran medida el concepto estratégico que, en
general, planteaba como objetivo un poder o un gobierno de tipo intermedio
entre el poder burgués y obrero, como poder transitorio hacia el poder
socialista.
Hoy día podemos ver mejor que el esfuerzo
complejo de la política de asuntos exteriores de la URSS para retrasar lo más
posible el ataque imperialista y utilizar las contradicciones entre los centros
imperialistas en esta dirección, está relacionada con importantes alteraciones
y cambios en la línea de la Internacional Comunista que desempeñaron un papel
negativo en el curso del movimiento comunista internacional en las décadas
siguientes. Las alteraciones tenían que ver con la confrontación de la
corriente fascista, la actitud respecto a la socialdemocracia, así como a la
propia democracia burguesa. Surgió entonces la distinción política de las
alianzas imperialistas de aquel período en agresivas, en las que se
clasificaban las fuerzas fascistas y en las alianzas defensivas en las que se
clasificaban las fuerzas democrático-burguesas.
En particular, la evaluación respecto a la
existencia de un ala izquierda y un ala derecha en los partidos
socialdemócratas en la década de 1930, de la que surgía la alianza con estas
fuerzas, estaba equivocada, lo cual menospreciaba su transformación completa en
partidos de la burguesía. Esta distinción equivocada fue mantenida incluso
después de la II Guerra Mundial.
Estos cambios, objetivamente, atrapaban la
lucha del movimiento obrero bajo la bandera de la democracia burguesa.
Respectivamente, la distinción de los centros imperialistas entre los a favor
de la paz y los a favor de la guerra, escondía el verdadero culpable por la
guerra imperialista y el ascenso del fascismo, el capitalismo monopolista. Es
decir, no señalaba la tarea estratégica imperativa de los Partidos Comunistas
de combinar la concentración de fuerzas por la lucha por la liberación nacional
o por la lucha antifascista, con la lucha por el derrocamiento del poder
burgués, utilizando las condiciones de la situación revolucionaria, que se habían
formado en varios países.
En general, la Internacional Comunista en
sus elaboraciones estratégicas subestimó el carácter de la época y predominó la
definición del carácter de la revolución teniendo como criterio la posición de
un país capitalista en el sistema imperialista internacional. Es decir, se
adoptaron erróneamente como criterios para la definición del carácter de la
revolución el nivel mínimo de desarrollo de las fuerzas productivas de un país,
en relación con el nivel superior alcanzado por las potencias líderes en el
sistema imperialista internacional, así como la correlación de fuerzas negativa
a expensas del movimiento obrero revolucionario.
Sin embargo, el desarrollo desigual de las
economías capitalistas y las relaciones desiguales entre los Estados no se
pueden abolir en el marco del capitalismo. En última instancia, el carácter de
la revolución en los países capitalistas se determina objetivamente por la
contradicción básica que debe resolver, independientemente de los cambios
relativos en la posición de cada país en el sistema imperialista. El carácter
socialista y las tareas de la revolución surgen de la agudización de la
contradicción básica entre el capital y el trabajo en los países capitalistas
en la época del capitalismo monopolista.
En varias elaboraciones de Partidos
Comunistas, el enfoque del objetivo del poder obrero se basaba en el criterio
de la correlación de fuerzas y no en la definición objetiva de la época
histórica en que vivimos en base a la clase cuyo movimiento está en la
vanguardia del desarrollo de los acontecimientos sociales, es decir de la
actividad por la liberación social.
Sin embargo, estos errores en la estrategia
del movimiento comunista internacional así como los errores cometidos por el
PCUS en la elaboración de su política interna, junto con la esperada labor del
imperialismo y de la contrarrevolución para socavarlo, afectaron los
acontecimientos a continuación.
La Revolución de Octubre puso de manifiesto
una organización superior de la sociedad, que fue radicalmente diferente de
todos los sistemas que precedieron históricamente y cuyo rasgo común era la
explotación del hombre por el hombre.
En aquel período se desarrollaron las nuevas
instituciones de participación obrera, cuyo núcleo inicialmente era el centro
de trabajo, una relación política que fue posteriormente violada, retrocediendo
ante las dificultades objetivas existentes así como ante presiones subjetivas.
Bajo la presión de preparación para la contribución activa de todo el pueblo
ante la guerra inminente, la Constitución Soviética de 1936 generalizó el
derecho a voto mediante una votación secreta universal en base al lugar de
residencia. Las asambleas de delegados en cada unidad de producción como
núcleos de organización del poder obrero fueron degradadas. En la práctica, se
aumentó la dificultad de revocación de delegados de los órganos estatales
superiores.
Se interpretaron como debilidades
inevitables de la planificación central y no como resultado de las
contradicciones de la supervivencia de lo antiguo, como resultado de los
errores de un plan que no había sido científicamente elaborado. Así que en vez
de buscar una solución a la expansión y el fortalecimiento de las relaciones
comunistas de producción y de distribución, se buscó mirando hacia el pasado a
la utilización de herramientas y de relaciones de producción del capitalismo.
La solución se buscó en la expansión del mercado, en el "socialismo de
mercado".
Como punto de viraje se destaca el 20o
Congreso del PCUS (1956), porque entonces, utilizando como vehículo el llamado
"culto a la personalidad", se adoptó una serie de posiciones
oportunistas sobre cuestiones de la estrategia del movimiento comunista, de las
relaciones internacionales, y, en parte, de la economía. En general, se debilitó
la administración central de la planificación. En vez de planificar la
transformación de los koljoses en sovjoses y sobre todo de iniciar el paso de
toda la producción cooperativa-koljosiana bajo control estatal, en 1958 los
tractores y otras máquinas pasaron a ser propiedad de los koljoses, una
posición que había sido rechazada en el pasado.
Pocos años más tarde, a partir de la llamada
“reforma Kosyguin” (1965), se adoptó la categoría burguesa del “beneficio
empresarial” de cada unidad de producción individual y la vinculación de este
con los sueldos de los administradores y de los trabajadores. La evaluación de
la productividad de las unidades de producción socialistas teniendo como
criterio el volumen de la producción fue sustituida por la evaluación del valor
de su producto. El proceso de acumulación de cada unidad socialista fue
desconectado de la planificación central lo cual tuvo como consecuencia el
debilitamiento del carácter social de los medios de producción y de la reserva
de productos. Al mismo tiempo, hasta el 1975, todas las granjas estatales, los
sovjoses, habían pasado al régimen de auto-gestión completa.
Todas estas medidas llevaron a la creación
de las condiciones previas para la apropiación y propiedad privada, unas
relaciones que estaban prohibidas por la ley.
Aproximadamente en el mismo período fue
revisada además la percepción marxista-leninista sobre el Estado obrero. El 22o
Congreso del PCUS (1961) describió el Estado de la URSS como Estado “de todo el
pueblo” y el PCUS como un “partido de todo el pueblo”. Estas posiciones
condujeron a un rápido debilitamiento y, a continuación, a la mutación de las
características revolucionarias y de la composición social del Partido. La
degeneración oportunista del PCUS se transformó en una fuerza abiertamente
contrarrevolucionaria que se manifestó en 1987, mediante la aprobación de la
ley que consolidaba institucionalmente las relaciones capitalistas bajo el
pretexto de la variedad de relaciones de propiedad, de la notoria política de
"perestroika" y de "glasnost". Este evento señala el
comienzo formal del período de la contrarrevolución.
Estimados camaradas:
El KKE pretende sacar conclusiones
necesarias para el presente tanto de las victorias como de las derrotas amargas
y la retirada del movimiento comunista. A través de un gran esfuerzo colectivo
duro el KKE ha desarrollado una estrategia revolucionaria contemporánea que
mejora su capacidad de organizar focos de resistencia y de contraataque
avanzados en cada sector de la economía, en cada región del país.
El fortalecimiento del KKE en todos los
niveles, un tema que fue discutido en el reciente 20o Congreso del Partido, es
una condición previa para la promoción de su política revolucionaria.
Al mismo tiempo, el KKE lucha por el
reagrupamiento del movimiento comunista internacional, de acuerdo con los
principios del internacionalismo proletario y la solidaridad internacionalista
de los pueblos contra el capitalismo y la guerra imperialista que se expresan a
través de la consigna "Proletarios de todos los países, uníos". Ya se
han dado algunos pasos pequeños en el esfuerzo de crear un polo distintivo en
base a los principios del marxismo-leninismo, a través de la "Revista
Comunista Internacional" y la Iniciativa Comunista Europea.
Un componente de la estrategia contemporánea
del KKE es su percepción programática del socialismo. La construcción
socialista empieza con la conquista revolucionaria del poder por la clase
obrera. El Estado obrero, la dictadura del proletariado, es el instrumento de
la clase obrera en la lucha de clases que continúa en el socialismo con otras
formas y medios.
Se utiliza para el desarrollo planificado de
las nuevas relaciones sociales, lo cual tiene como condición previa la
frustración de los intentos contrarrevolucionarios, así como el desarrollo de
la conciencia comunista de la clase obrera. El Estado obrero, como mecanismo de
dominación política, es necesario hasta que todas las relaciones sociales se
conviertan en comunistas, hasta que se desarrolle la conciencia comunista en la
inmensa mayoría de los trabajadores, así como hasta que se consiga la victoria
de la revolución, al menos en los países capitalistas más poderosos.
Estimados camaradas:
Hace 100 años, en esta ciudad, el VI
Congreso del partido bolchevique tomó la decisión que significó un hito, que
trazó la línea de la insurrección armada. La implementación de la decisión
condujo dentro de pocos meses a que sonaron los cañones de “Aurora”. Hoy, 100
años después, los comunistas en todo el mundo están llamados a profundizar en
esta trayectoria histórica, a sacar conclusiones valiosas, a trazar la
estrategia revolucionaria contemporánea en sus países y a nivel internacional.
Esta es la respuesta necesaria para la
confrontación del trabajo corrosivo del oportunismo, para la superación del
repliegue ideológico, político y organizativo del movimiento comunista, su
reagrupamiento revolucionario.
El ajuste de la estrategia de los partidos
comunistas para corresponder con el carácter de nuestra época, la época de
transición del capitalismo monopolista-imperialismo, al socialismo, que fue
inaugurado por la Revolución Socialista de Octubre y, consiguientemente, la
superación de las etapas de transición que existían en los programas de los
partidos comunistas y la definición del carácter de la revolución como
socialista, es objetivamente necesaria y exigible.
Esta dirección puede contribuir
significativamente a la liberación de opciones políticas que operan en el marco
de la gestión del capitalismo, como son los llamados “gobiernos de izquierda” y
la alianza con la socialdemocracia, dar un impulso a la lucha
antimonopolista-anticapitalista, a elaboraciones que se basan en las exigencias
de la lucha de clases y pueden contribuir significativamente en la preparación
del factor subjetivo, en la concentración de fuerzas obreras y populares en la
lucha por el derrocamiento del capitalismo y la construcción del
socialismo-comunismo.