LA BATALLA DE CHACABUCO:
LA
CONTRAOFENSIVA INDEPENDENTISTA
Por Sergio Daniel Aronas – 31 de mayo de 2015
ORDEN TEMÁTICO
1) Introducción
2) El cruce de la
Cordillera de los Andes
3) La estructura de
mandos del Ejército de Los Andes
4) Organización del
Ejército Libertador a Chile
5) Estructura de
las fuerzas realistasg
6) El desarrollo de la batalla
7) Anexo documental
8) Bibliografía consultada
7) Anexo documental
8) Bibliografía consultada
1) Introducción
El 12 de febrero se
cumplieron 198 años de la batalla de Chacabuco, el enfrentamiento militar que
dio inicio al contraataque de las fuerzas libertadoras de la América del Sur y
que no sólo significó la recuperación del territorio chileno sino que se puso
en marcha la primera etapa del plan maestro continental del Gral. San Martín
para terminar con el dominio colonialista del reino de España y cuya segunda
etapa sería la liberación del Perú que se daría siete años más tarde en la
batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824.
Chacabuco
representó para la historia de Chile la revancha del desastre de Rancagua que
permitió a los invasores españoles reconquista el país transandino entre
octubre de 1814 y febrero de 1817 sembrando el terror, la represión y un baño
de sangre contra toda la oposición patriótica. Para la historia argentina,
Chacabuco fue el desquite de la durísima derrota de Sipe Sipe en noviembre de
1815 y que las monarquías de la vieja y podrida Europa fortalecida en la Santa
Alianza, celebraron jubilosamente con sendos Te-deum en todas las Iglesias
siguiendo el mensaje del Vaticano en su odio hacia los insurgentes americanos
porque estaban contaminados de Revolución Francesa. Esta postura la hizo
conocer la Iglesia Católica mediante la encíclica Etsi longissimo de Pio VII
(su papado fue de 1800 a 1823) publicada el 13/04/1816. Este festejo tan masivo
porque pensaron que con Sipe Sipe había llegado el fin de la utopía
emancipadora del único país que los españoles no pudieron reconquistar. De ahí
la formidable importancia que tuvo la batalla de Chacabuco en las fuerzas
revolucionarias que hizo volar por los aires aquel documento papal y muy
especialmente los sueños de recuperar las colonias perdidas. Políticamente
fortaleció la alianza entre San Martín y O´Higgins, provocó una crisis en el
sistema colonial español que a pesar de conservar poderosas unidades para
resistir, el camino a la victoria de los ejércitos independentistas era
irreversible.
El 12 de febrero de
1817 el Ejército de los Andes formado por unidades de las Provincias Unidas del
Río de la Plata y de Chile, bajo la conducción del general José de San Martín
se enfrentaron a las tropas españolas que defendían la causa de la monarquía
borbónica en América en la cuesta de Chacabuco, en cuyo desarrollas las fuerzas
independentistas obtuvieron una resonantes victoria en el campo de batalla,
logrando la reconquista de Chile, el afianzamiento de la alianza entre ambos
países y sobre todo porque marcó el principio del fin del colonialismo español en
Sudamérica.
2) El cruce de la cordillera de los Andes
El 17 de enero de
1817 se inició la contraofensiva estratégica del Ejército Unidos con el cruce
de la cordillera de Los Andes, en una operación en la que el General San Martín
aplicó todas las formas de la labor de inteligencia, de zapa, de velo y engaño,
de modo que el enemigo no pueda saber por dónde pasarían los principales
contingentes libertadores hacia Chile. De ese modo, obligó al mando realista a
dividir sus fuerzas para hacer frente a la invasión que se le venía encima. Y
esa división jugó favorablemente para el Ejército Patriota quien logró llegar
al inicio de la batalla con una superioridad numérica de fuerzas necesarias
para el ataque.
El cruce de Los
Andes fue realizado en total por seis pasos que de norte a sur la disposición de las
fuerzas que traspasaron la cordillera
fueron las siguientes:
1) Por el Paso de
Comecaballos en la provincia de Catamarca a 4.460 metros de altura, marchó el
Teniente Coronel Francisco Zelada con 130 hombres. Zelada partió de San Miguel
de Tucumán llegando hasta Catamarca, luego siguió hasta Aimogasta para unirse a
las fuerzas del Coronel Nicolás Dávila en Guandaco de la que partieron el 5 de
enero de 1817. Por este paso el objetivo era llegar Copiapó hasta tomar Huasco
en territorio chileno, donde sorprendieron a las avanzadas realistas y es
tomadas por las fuerzas independentistas el 13 de febrero. Este destacamento
fue el único que no partió del campamento base del Plumerillo en Mendoza. El
coronel Nicolás Dávila que se une a Zelada, había partido del pueblo de
Chilecito en la actual La Rioja. Este fue el aporte que hizo el Geneal Manuel
Belgrano en su calidad de Jefe del Ejército del Norte al Ejército Libertador.
2) Por el Paso de
Pismanta o la Guana, a 4.850 metros de altura, marchó el Teniente Coronel Juan
Carlos Cabot con 65 hombres, de los cuales 20 eran Granaderos a Caballo. El
recorrido de Cabot fue desde el Plumerillo hasta la ciudad de San Juan y desde
ahí llegó hasta el río Jáchal en Talacasto girando hacia la izquierda hasta
llegar al paso que fue el punto más alto de todas las que atravesaron la cordillera para llegar a
Chile. Su objetivo arribar a La Serena y Coquimbo, ciudad en la que entra
triunfante el 15 de febrero.
3) Por el paso de
las Yaretas a 3.361 metros de altura sobre el nivel del mar, yendo por el
camino de Los Patos, en su calidad de columna principal, marcharon el
General Miguel Estanislao Soler, Jefe de
la Vanguardia que era la Primera División, que incluía a los Escuadrones 3º y
4º de Granaderos a Caballo; el General Bernardo O´Higgins, Jefe del Grueso del
Ejército y que en la batalla de Chacabuco fue la Segunda División; y el General
San Martín, a la Retaguardia, con la Reserva que incluía al 1er y 2do Escuadrón
de Granaderos a Caballo, cerraba el dispositivo. Además completaron esta
fuerza: el Estado Mayor; el Escuadrón Escolta del General en Jefe integrado por
100 Granaderos a Caballo; los Batallones de Infantería Nº 1, 7 y 8; además de 9
piezas de Artillería; el Hospital Móvil de Campaña; el Parque y la Maestranza.
4) Por el paso de
Iglesias y Bermejo a 3.800 metros de altura y por el paso de Uspallata, marchó
la división secundaria del grupo principal bajo la conducción del Coronel Juan
Gregorio de Las Heras, en la que iban el Batallón de Infantería Nº 11; 30
Granaderos a Caballo y 2 piezas de Artillería. También cruzó la cordillera en
esta columna secundaria como escalón
aparte: los Escuadrones de Milicianos y 9 piezas de Artillería.
5) Por el Paso del
Portillo y el paso de los Piuquene, marcjhjó el Capitán José León Lemos con 55
hombres desde el campamento de El Plumerillo dirigiéndose hacia el sur hasta
Tunuyán. Cruzando por los dos pasos indicados llegando directamente hacia Maipo
del lado chileno. Le cupo a esta expedición una labor de distracción y de velo
y engaño con el fin de hacer creer a Marcó del Pont que el grueso del Ejército
cruzaría la cordillera por el paso de Portillo.
6) La última
columna con la que San Martín organizó el cruce de Los Andes se realizó por el
paso del Planchón, a unos 2.755 metros de altura, bajo el mando del Teniente
Coronel Ramón Freire con 80 soldados de infantería y unos 30 Granaderos a
Caballo. Partió de El Plumerillo hacia el sur pasando por Tunuyán hasta llegar
a San Rafael, dirigiéndose hacia el Planchón entrando en Chile hasta tomar la
ciudad de Talca.
Merece destacarse
dentro de la planificación del cruce de la cordillera y como parte de las
previsiones tomadas por el General San Martín, es el papel preponderante que
desempeñaron en el trabajo del cuerpo de ingenieros a las columnas de la travesía.
Ya en noviembre de 1816, San Martín había propuesto la organización de una
compañía de zapadores, considerada imprescindible para esta operación por los
obstáculos que implicaban las altas montaña con sus nieves, temperatura de bajo
cero, pese a realizarse en pleno verano, angostos caminos y la presencia de los
destacamentos realistas que podían desplegar. La propuesta fue rechazada,
aunque sí se autorizó a dar de alta a plazas de gastadores (las necesarias por
cada columna). Finalmente se creó un cuerpo de Barreteros de Minas. También
contaban entre el material que portaban, con puentes colgantes.
Resulta muy
importante recordar la misión que en solitario le encomendó el General San
Martín a Álvarez Condarco para que atravesara la cordillera y trazara en su
memoria todos los caminos, pasos, hondonadas, precipicio, ríos, lagunas y el
clima riguroso para tener todo bien asegurado para el avance de todo el
ejército, Cuando se analizan todos los elementos que participaron, no siempre
se lo recuerda y realmente debe mencionarse porque el mapa topográfico que dibujó
en el mapa gracias a su memoria prodigiosa, fue determinante a la hora de las
decisiones finales sobre los pasos por donde iba a llevarse a cabo el cruce de
las columnas principales.
El siguiente cuadro muestra la composición de las fuerzas militares libertadores que realizaron el cruce. Fue elaborado por el General Williams Miller en sus Memorias con datos que el propio General San Martín le proporcionó para su libro dedicado a las campañas sanmartinianas:
El siguiente cuadro muestra la composición de las fuerzas militares libertadores que realizaron el cruce. Fue elaborado por el General Williams Miller en sus Memorias con datos que el propio General San Martín le proporcionó para su libro dedicado a las campañas sanmartinianas:
Estado que manifiesta el número de hombres, caballos y
mulas de sillas y de carga,
que llevaba el Ejército de Los Andes que salió de Mendoza para Chile en 1817
De los 1.600 caballos llegaron a Chile unos 500 (el 31%) y de las 9.821 mulas, arribaron alrededor de 4.600 (casi el 50%). También cargaron 700 bueyes como parte de la provisión para el cruce que se estimaba que iba a durar 15 días. Un detalle poco conocido del cruce es la precaución que tuvo el Gral. San Martín de dejar depósitos de provisiones cada 12 leguas, es decir casa 60 kilómetros en términos redondos, a cargo de una escolta de milicia en caso de sufrir una derrota durante la travesía. Es muy probable que si se consulta a otras fuentes los datos pueden variar, pero no en grado sumo porque San Martín era estrictamente meticuloso en la administración y organización del Ejército de los Andes y llevaba todo registrado y puntillosamente anotado y no se le escapaba el más pequño detalle.
que llevaba el Ejército de Los Andes que salió de Mendoza para Chile en 1817
HOMBRES
|
CABALLOS
|
MULAS
|
||
Total
|
Descripción
|
De
Silla
|
De
Carga
|
|
2.800
|
Infantes a mula por hombre y una más de repuesto por cada cinco
|
3.360
|
150
|
|
200
|
Jefes y oficiales de
infantería, a razón de 3 mulas de silla para cada dos oficiales, una de carga
cada dos oficiales y dos de carga para
cada jefe
|
300
|
140
|
|
900
|
Hombres de caballería y artillería a razón de tres mulas de silla
para cada dos hombres, inclusas cinco mulas de carga por compañía
|
1.350
|
60
|
|
60
|
Jefes y oficiales de caballería
y artillería en la misma proporción que la infanteria
|
90
|
40
|
|
Estado Mayor
|
71
|
46
|
||
Hospitales y sus encargados
|
47
|
75
|
||
Compañía de obreros con los útiles correspondientes
|
74
|
30
|
||
120
|
Trabajadores con las herramientas necesarias para hacer transitables
los pasos más difíciles de la montaña
|
180
|
10
|
|
1.200
|
Hombres de milicias encargados de las mulas de repuesto y el
transporte de artillería
|
1.800
|
||
Provisiones para quince días para cinco mil doscientos hombres
|
510
|
|||
113 Cargas de vino para suministrar a cada individuo una botella
diaria
|
113
|
|||
Un equipaje de puente de maromas con sus caballetes, agarraderos, etc
|
65
|
|||
Un paquete de artillería de campaña
a razón de 120 disparos por pieza,
900.000 cartuchos de fusil y 180 cargas de armas de repuestos
|
87
|
683
|
||
Caballos de repuestos para caballería
|
1.600
|
|||
TOTAL
|
1.600
|
7.539
|
1.922
|
De los 1.600 caballos llegaron a Chile unos 500 (el 31%) y de las 9.821 mulas, arribaron alrededor de 4.600 (casi el 50%). También cargaron 700 bueyes como parte de la provisión para el cruce que se estimaba que iba a durar 15 días. Un detalle poco conocido del cruce es la precaución que tuvo el Gral. San Martín de dejar depósitos de provisiones cada 12 leguas, es decir casa 60 kilómetros en términos redondos, a cargo de una escolta de milicia en caso de sufrir una derrota durante la travesía. Es muy probable que si se consulta a otras fuentes los datos pueden variar, pero no en grado sumo porque San Martín era estrictamente meticuloso en la administración y organización del Ejército de los Andes y llevaba todo registrado y puntillosamente anotado y no se le escapaba el más pequño detalle.
3) La estructura de mandos del Ejército de Los Andes
La dirección
militar del Ejército de Los Andes comprendía dos niveles el cuartel general y
el estado mayor de las fuerzas patriotas. Es interesante conocer los nombres de
quienes tuvieron las mayores responsabilidades en la preparación y conducción
del más formidable ejército de las guerras de la independencia americana.
Además no es fácil encontrar estos datos porque no figuran en la mayoría de los
libros de historia, salvo en trabajos muy especializados y con poco alcance
para el público interesado. Ahora gracias a interne, tenemos la posibilidad de
acceder a nuevas fuentes de información y llegar a esos trabajos que nos
permiten tener muchos más conocimientos de este momento cumbre de nuestra
historia.
a) Constitución
del Cuartel General
Comandante en jefe del
ejército: General José de San Martín
Comandante del
Cuartel General: General Bernardo O¨Higgins
Secretario de
Guerra: Teniente Coronel José Zenteno
Secretario
Particular: Capitán Salvador Iglesias
Auditor de Guerra:
Dr. Bernardino de Vera
Capellán General
Castrense: Dr. Lorenzo Güiraldes
Edecanes: Coronel
Hilarión de la Quintana, Teniente Coronel Diego Paroissien y Sargento Mayor
Álvarez Condarco.
b) Constitución
del Estado Mayor:
Jefe del Estado
Mayor: General Miguel Estanislao Soler
Segundo Jefe del
Estado Mayor: Coronel Antonio Luis Berutti
Ayudantes: Sargento
Mayor Santiago Arcos; Capitán José María Aguirre y Teniente Vicente Ramos.
Oficiales
Ordenanzas: Alférez Manuel Mariño; Tenientes Manuel Saavedra y Francisco
Meneses
Oficial de 1ª
Comisaría: Valeriano García
Proveedor
Principal: Domingo Pérez
Agregados al Estado
Mayor: Tenientes Coroneles Antonio Martínez; Ramón Freire y José Samaniego y
Sargentos Enrique Martínez y Lucio Mansilla (el mismo que fue el héroe de la
Vuelta de Obligado del 20 de noviembre de 1845 con el grado de General y que
emocionó y conmocionó a General San Martín desde su residencia en Francia).
4) Organización del Ejército Libertador a Chile
La fuerza
expedicionaria libertador a Chile que cruzó la cordillera tuvo esta composición;
a) Unidades de
Línea
Batallón Número 1
de Cazadores………………… 560 Hombres
Batallón Número 7
de Línea………………………. 769 “
Batallón Número 8
de Línea……………………… 783 “
Batallón Número 11
de Línea…………………….. 683 ·
Batallón de
Artillería ……………………………… 241
Regimiento de
Granaderos a Caballo ……………… 747
Total
………………………….. 3.783
b) Servicios y
tropas auxiliares
Cuerpo de Barretero
de minas ……………………… 120
Destacamentos de
baqueanos ………………………. 25
Escuadrones de Milicianos
(custodia de bagajes) ….. 1.200
Sanidad (hospital
volante) …………………………… 47
Total
………………………….. …1.392
Sumando los dos
grupos da un total de 5.175 hombres, a los que debemos agregar 207 oficiales,
25 jefes, 3 generales (San Martn, O’Higgins y Soler) y 15 empleados civiles.
Todo esto da un total de 5.425 hombres que iniciaron el cruce de Los Andes en
la contraofensiva libertadora como parte del plan continental para terminar con
el dominio español que ya llevaba más de tres siglos de conquista.
Los días previos a la batalla
Luego de una serie
de derrotas en la zona cordillerana, el banco realista bajo la conducción del
Gobernador del Reino de Chile, el Mariscal Francisco Marcó del Pont, reunió a
su estado mayor para organizar la defensa ante la inminente batalla que se
aproximaba. El coronel mayor español Miguel de Atero, que estaba al frente de
sus vanguardias se vio obligado a
retroceder y armar un nuevo repliegue en el camino hacia Santiago en la cumbre
de la cuesta de Chacabuco, pues pareció compenetrarse que la fuerza principal
del Ejército de Los Andes vendría por esta dirección. De modo tal que dispuso
desplegar a sus 400 hombres del Batallón de Talavera junto a 300 jinetes del
Regimiento de carabineros y 2 piezas de artillería de campaña. Al norte de la
bifurcación de caminos que se unen en el valle del Aconcagua. El camino de la
derecha se llamaba “Cuesta Vieja” al este y hacia la izquierda con orientación
oeste está la “Cuesta Nueva”.
Ese mismo 8 de febrero,
las fuerzas libertadoras de las dos columnas principales, las que vinieron por
los caminos de los Patos y de Uspallata se encontraron en San Felipe de
Aconcagua a 85 Km al norte de Santiago). El Regimiento de Granaderos a Caballo
reunió de inmediato a sus Escuadrones. Habían atravesado cuatro cordilleras,
transpuesto alturas de 5.000 metros cuando atravesaron El Espinacito y
recorrido entre 500 y 800 Km de marcha.
Los días 10 y 11 de
febrero, loa ingenieros Arcos y Álvarez Condarco presentaron a San Martín un
croquis del lugar con todas sus características para darle al General de Jefe
la mayor y mejor información del lugar a presentar el combate decisivo. El día
11 convoca al estado mayor en junta de guerra con los jefes y oficiales del
Ejército de Los Andes para decirles el plan para la batalla, la que pensaba dar
el 14 de febrero. Sin embargo, decide adelantarla para el 12, pese a no contar
con todo el parque de artillería, sino porque prefiere aprovechar la diferencia
numérica a su favor, dado la dispersión de las fuerzas enemigas. El plan de San
Martín consistía en organizar a su ejército en dos divisiones que debían atacar
en forma simultánea y convergente por el frente y por el flanco para cortarles
la retirada, rodeándolo por retaguardia y aniquilarlos al encerrarlos y no
dejarles escapatoria.
Los servicios de
inteligencia de San Martín penetraron hasta la secretaría de Marcó Del Pont por
lo que estaban al tanto de la órdenes impartidas a los jefes españoles y ante
la posibilidad de que nuevos refuerzos aumentaran la fuerza realista, es que
adelantó el ataque. El Ejército marchó con este orden de batalla (presentamos
unidades, jefes y hombres):
Segunda División
– Ala Izquuerda: Jefe de la División: Brigadier Bernardo
O’Higgins:
I) Infantería:
1) Batallón Nº 7 de Línea: Jefe: Teniente Coronel
Pedro Conde: 663 hombres
2) Batallón Nº 8 de Línea: Jefe: Teniente Coronel
Ambrosio Crámer: 683 hombres.
II) Caballería del Regimiento de Granaderos: Jefe
Coronel: José Matías Zapiola
1er. Escuadrón de Granaderos: Jefe: Teniento Coronel
José Melían: 85 hombres.
2do Escuadrón de Granaderos Jefe: Teniente Coronel Manuel Medina: 85 hombres.
3er. Escuadrón de Granaderos: Jefe Nicasio Ramallo:
85 hombres
5) Sección de Artillería de Montaña: 2 piezas de a
dos: Jefe: Oficial Fuentes, 25 hombres
Total de la División O´Higgins: 1.500 hombres.
Las órdenes para la columna al mando del Brigadier
Bernardo O’Higgins consistían en atacaría frontalmente buscando de entretenerlo
con combates simulados. Esta columna marcharía por el Camino de la Cuesta
Vieja.
La otra columna que iría al mando del Brigadier
Miguel Estanislao Soler, caería sobre el flanco izquierdo y su retaguardia, buscando la
destrucción del ejército realista. Sus efectivos y composición eran los siguientes::
Primera División – Ala Derecha: Jefe de División:
Brigadier Miguel Estanislao Soler.
I) Infantería de Línea:
1) Batallón Nº 11: Jefe: Coronel Juan Gregorio de
Las Heras, con 683 hombres.
2) Batallón Nº 1 de Cazadores: Jefe: Teniente
Coronel Rudecindo Alvarado: 560 hombres.
3) 4ta. Compañías de Granaderos y Cazadores de los
Batallone: Nº 7 y 8: Jefe: Teniente Coronel Anacleto Martínez, 360 hombres
aproximadamente.
II) Caballería del Regimiento de Granaderos
4) Escuadrón Escolta del Gral en Jefe: Comandante:
Sargento Mayor Mariano Necochea.
5) 3er Escuadrón de Granaderos a Caballo:
Comandante: Teniente Coronel José Melián.
6) 4to
Escuadrón de Granaderos a Caballo: Comandante: Teniente Coronel Manuel
Escalada.
7) Batería de Artillería de Montaña: 7 piezas de a
cuatro): Jefe: Capitán Domingo Frutos: con 90 hombres aproximadamente.
Entre los tres escuadrones de los granaderos a
caballería de esta división había alrededor de 570 hombres.
Total de la División Soler: 2.100 hombres.
Por la mañana del 11 de febrero, se organizaron las
Divisiones de O’Higgins y Soler comenzando la aproximación hacia el campo de
batalla. A las 18:00 Hs se ordenó que se reviste el abastecimiento y el equipo
para la batalla. Antes de la medianoche se impartió la orden de avance y se
adoptó el dispositivo para el ataque.
Se había apreciado erróneamente que se libraría la
batalla en la cumbre de la serranía...
5) Estructura de las Fuerzas Realistas
El 5 de febrero de 1817, el Capitán General de Chile, Francisco Casimiro
Marcó del Pont, ordenó la reunión de todas sus fuerzas en proximidades de
Santiago. Esto obligó a que se abandonen las guarniciones de Colchagua, Talca y
Curicó (2.000 hombres).
Marcó del Pont estaba convencido de que el ataque principal del Ejército
de Los Andes se llevaría a cabo por la ruta más corta que une Mendoza con
Santiago, ésta es la que cruza por el paso del Portillo, que a la sazón, venía
siendo utilizada por las tropas a cargo del Capitán León Lemos. Sin duda, la
estrategia de San Martín estaba produciendo sus frutos y sumía en la incertidumbre
a la conducción enemiga.
Seguidamente cuando se le presentó el informe del Coronel Atero, terminó
de comprender la maniobra patriota. Estratégicamente estaba derrotado. Ya no
podía contar con el tiempo necesario para reunir más hombres en derredor de
Santiago. La batalla era inminente. En la tarde del día 10, Marcó del Pont,
nombró al Brigadier Rafael Maroto (Jefe
del Batallón “Talavera”), Comandante en Jefe de las Fuerzas Realistas, con
órdenes precisas de tomar contacto con el Ejército del General San Martín. Esa
misma noche del 10, Maroto marchó a la hacienda de Chacabuco con los batallones
“Talavera” y “Chiloé”, más 50 húsares.
Al atardecer del día 11, Maroto arribó al sector de Chacabuco y encontró
destacamentos (fracciones de distintas Unidades) de los Batallones
“Concepción”, “Valdivia” y “Chiloé”, llegados de Coquimbo a órdenes del Coronel
Idelfonso Elorreaga. También es probable que se hallaran tres Regimientos de
Caballería (“Carabineros de Abascal”, “Dragones de la Frontera” y “Húsares de
Abascal”) y 120 artilleros con 5 cañones, que ganaron protagonismo con sus
certeros fuegos, al día siguiente durante la batalla…
El Coronel Maroto se adelantó a la Cuesta de Chacabuco para reconocerla.
En la misma se hallaba el Coronel Atero, ahora, con 4 Compañías de infantería
(Sargento Mayor Miguel Marqueli); 3 Compañías de Caballería y los dos cañones
(530 hombres en total). Inferimos que Maroto y Atero intercambiaron opiniones
sobre la próxima batalla que a no dudarlo, iba a ser defensiva. Se resolvió
reforzar a este Destacamento con 200 hombres a órdenes del Capitán Mijares, los
cuales ascendieron a la cumbre a última hora del mismo 11.
Antes de replegarse hacia la Hacienda, el Brigadier impartió órdenes al
Jefe del Destacamento de que en caso de ser atacado, permanezca en la cima de
la cuesta, indicándole que resista cualquier avance enemigo hasta perder la
mitad de sus hombres.
La estructura de mandos del Ejército realista previo a la batalla era el
siguiente:
Capitán JoséEjército Real de Chile - Regimientos
Realistas
Comandante en Jefe:
Coronel Rafael Maroto
Oficialidad
Teniente Coronel
Ildefonso Elorreaga, Segundo Jefe
Capitán Vicente San
Bruno, Cuartel Maestre
Unidades y
Comandantes
4 compañias del Real Regimiento de Talavera
de la Reina ,
Coronel Rafael Maroto
2 compañías del batallón Chiloé: Teniente
Coronel José Piquero
2 compañías del batallón Valdivia, Teniente
Coronel José Arenas
Caballería
Carabineros de la Concordia , Teniente
Coronel Antonio de Quintanilla
Húsares de Abascal,
Teniente Coronel Manuel Barañao
Piezas de
artillería: 2 cañones de montaña
A las dos de la
mañana del 12 de febrero de 1817 el Ejército de los Andes marcha hacia su
primera Batalla en territorio chileno. Llegados a Manantiales las fuerzas son
divididas en dos columnas de ataque; a saber:
La del Oeste bajo
el mando de Soler (1), la cual estaba integrada por los Batallones de
Infantería Nº 1 “Cazadores de los Andes” y el Nº 11 (2), dos compañías de
Granaderos y Volteadores de los Batallones Nº 7 y Nº 8, el Escuadrón Escolta,
el 4º Escuadrón de Granaderos a Caballo de los Andes y siete piezas de montaña,
fuerte de 2.100 hombres, fuerzas que avanzarían por el camino conocido como de
la Cuesta Nueva. Estas fuerzas se ubicarían frente al Morro de Chingue,
atacando la posición realista por el flanco y retaguardia.
La del Este bajo el
mando de O´Higgins, integrada por el resto de los efectivos del Batallón Nº 7 y
Nº 8, los Escuadrones 1º, 2º y 3º de Granaderos a Caballo de los Andes y dos
piezas de artillería, fuerte de 1.500 hombres, fuerzas que avanzarían por el
camino denominado de la Cuesta Vieja, siendo su misión amenazar con un ataque
frontal a la posición enemiga, lo cual sólo debía producirse en el momento en
que la columna de Soler terminara su maniobra.
El Ejército
realista, tenía la intención de ocupar la cumbre que domina el valle de
Aconcagua, pero viendo imposibilitada esta acción, la única esperanza de
equilibrar la superioridad de los patriotas, era la de ejercer una defensa
extendiendo su línea de resistencia al norte de la hacienda de Chacabuco, entre
el Cerro Guanaco y el Morro de Chingue, cubriendo perfectamente de esta forma
el camino de la Cuesta Vieja, pero no así el otro camino, el de la Cuesta
Nueva, por lo cual permitía el envolvimiento de su posición por este camino,
justamente la acción que se proponía realizar la columna de Soler.
El Brigadier español10 había resuelto ocupar las alturas de la Cumbre de
Chacabuco, con todo subejército durante la mañana del día siguiente. El 12 de
febrero...
La composición y los efectivos del Ejército Realista habían quedado
organizados para la batalla, así:
Comandante en Jefe de las Fuerzas Realistas: Brigadier Rafael Maroto.
Jefe de Estado Mayor: Coronel Manuel María Atero.
- Batallón “Valdivia” (560 hombres): Jefe: Teniente Coronel Piquero.
- Batallón “Veteranos de San Carlos de Chiloé” (560 hombres): Jefe:
Teniente Coronel Arenas.
- Batallón “Talavera”11: (560 hombres): Jefe: Teniente Coronel Miguel
Marquiegui.
- Regimiento de Caballería “Carabineros de Abascal” (370 hombres): Jefe:
Teniente Coronel Quintanilla.
- Regimiento de Caballería “Húsares de Abascal” (320 hombres): Jefe:
Teniente Coronel
Barañao.
- Regimiento de Caballería “Dragones de la Frontera” (600 hombres).
Jefe: Teniente Coronel
Antonio Morgado.
- 512 Piezas de Artillería: Jefe: Teniente Moxó, con 200 hombres.
Con un total de 2.080 hombres se prepararon
para recibir al Ejército de Los Andes-
6) El desarrollo de la batalla
Conforme al plan de
ataque las dos columnas patriotas iniciaron su movimiento en busca de los
enemigos. Como dijimos ya, el asalto de la posición realista debía ser al mismo
tiempo y coordinada.
La mejor descripción de la batalla de
Chacabuco la tomamos del excelente trabajo: “La batalla de Chacabuco: El Regimiento de Granaderos a Caballo en
tiempos de la emancipación hispanoamericana 1812 – 1826”, del que extraemos el
desarrollo de la gran batalla:
“Mientras la
División Soler marchaba lenta y penosamente por los desfiladeros que bordeaban
el Cerro de las Cabras, Almendro y Morillo, el avance de la División O´Higgins
se efectuó con mayor rapidez, por ser mejor y más corto el camino de la Cuesta
Vieja y ante el inexplicable abandono de las posiciones adelantadas realistas
confiadas al capitán Mijares; de tal forma que al mediodía, O´Higgins y sus
hombres habían alcanzado el Morro de las Tórtolas Cuyanas.
Al comprobarse la ausencia del enemigo en la
Cuesta, San Martín modificó rápidamente sus planes:
- A la División O´Higgins, se le ordenó que persiga el repliegue
realista por el camino de la
Cuesta Vieja, entreteniendo el frente enemigo sin sobrepasar el Morro de
las Tórtolas Cuyanas;
una vez que se concretara el ataque de Soler por el flanco, continuaría
el ataque sobre las posiciones enemigas. Complementariamente, el 3er Escuadrón
de Granaderos se agregó a la División de O’Higgins.
- A la División Soler, se le ordenó que avance por el camino de la
Cuesta Nueva, atacando por el flanco oeste a las tropas realistas posicionadas
más al sur y con los Escuadrones de Granaderos y la Escolta, envolver por el
flanco y la retaguardia el remanente del dispositivo realista. Segregaría a la División O´Higgins,
el 3er Escuadrón de Granaderos a Caballo.
Ambas Divisiones se dividieron en Manantiales, como estaba acordado.
Finalmente el Batallón Nro 8 conquistó la Cumbre de la Cuesta de
Chacabuco. Luego de intercambiar unos disparos con los infantes patriotas,
Marqueli alcanzó a retirarse precipitadamente por el sureste, por la Quebrada
de las Raíces que conduce a la falda oeste del Cerro de Los Halcones,
perseguido de cerca por el 3er Escuadrón de Granaderos del Teniente Coronel
Melián.
Maroto recibió los desesperados mensajes de Marqueli sobre el avance del
ejército patriota y le volvió a repetir la orden de mantenerse en la cuesta de
Chacabuco. Sin embargo, cuando la vanguardia de Maroto alcanzó el Cerro
Chingüe, ya pudo divisar como eran sobrepasadas las fracciones de Marqueli y
perseguidas por la caballería independentista. De inmediato le ordenó al Teniente
Coronel Quintanilla que con sus Carabineros, bloqueara la penetración patriota.
Mientras que Melián con su 3er Escuadrón de Granaderos perseguía a
Marqueli y entraba en la Quebrada de la Nipa (retomando el Camino de la Cuesta
Vieja), el Batallón Nro 8 lo seguía un poco más atrás. Los Granaderos debieron
echar pie a tierra, dado lo abrupto del terreno, cuando se vieron bloqueados
por la caballería realista de Quintanilla. Entonces recibieron fuego concentrado
de los cerros Chingüe, Victoria, Quemado y Guanaco. Habían llegado hasta la 1ra
línea del dispositivo real, por lo que rápidamente se replegaron hacia el
norte, junto con el Batallón Nro 8.
Marqueli finalmente logró replegarse casi intacto y se posicionó sobre
el cerro Chingüe,
comandando un Destacamento (fracciones del “Talavera” y todo el Batallón
“Valdivia”). El
Coronel Elorreaga tomó el comando de la defensa de los cerros Victoria,
Quemado y Guanaco con los Batallones “Chiloé” y el grueso del “Talavera” y fue
el verdadero conductor de la tenaz resistencia
en este sector.
Con las primeras luces el General San Martín ocupó la cima de la cuesta,
observando la retirada del Destacamento de Marqueli y el dispositivo del
ejército (realista), apoyado sobre la meseta al norte de la Hacienda de
Chacabuco.
Pasadas las 10:00 Hs la División O´Higgins alcanzó el pie del Morro de
las Tórtolas Cuyanas.
Una hora después, el Comandante chileno ordenó desplegar a sus unidades
(el Regimiento de Granaderos a Caballo, el Batallón Nro 7 y el Batallón Nro 8)
por delante del Cerro Los Halcones, para ejecutar un ataque frontal sobre las
posiciones reales de los Cerros Guanaco y Quemado. No se había podido reconocer
previamente las posiciones realistas y además no se consideraba lo acordado por
el plan de San Martín, o sea, no se iba a poder coordinar el ataque suyo con el
de la División Soler...
El Regimiento de Granaderos (-) a órdenes del Coronel Zapiola, formó en
línea con el regimiento y recibió órdenes de atacar el ala izquierda y el
centro del Cerro Chingüe. Paralelamente lo hacían el Batallón Nro 7 (10) y a
continuación el Batallón Nro 8 (11) dando frente éstos a los cerros Victoria y
Quemado… Sin embargo toda la maniobra cayó en el vacío.
El Regimiento de Granaderos chocó con un zanjón al frente (Estero de las
Margaritas) y quedó detenido, recibiendo fuegos de los Cerros Chingüe y
Victoria. El Batallón Nro 8 fue el más castigado desde los cerros Guanaco y
Quemado y momentos después se dispersó hacia retaguardia. Se ordenó la retirada
y toda la División se replegó a cubierto detrás del morro de las Tórtolas
Cuyanas.
El Coronel Zapiola logró retirar a los escuadrones del certero fuego
realista, quedando el 1er Escuadrón a la izquierda del desemboque de la Cuesta
Vieja (puede que cubriendo el repliegue de los Batallones 7 y 8) y los
otros dos Escuadrones más atrás, a cubierto, detrás del Morro de Las Tórtolas
Cuyanas (como organizando una Reserva). Asimismo destacó al Teniente D.
Rufino Guido (Ayudante del Jefe del Regimiento de Granaderos) para que imponga
al General San Martín de la crítica situación…
San Martín al unísono, destacó a Álvarez Condarco al galope16, para que
le ordene al Brigadier Soler que acelere el ritmo de marcha, ante la situación
desfavorable.
O´Higgins reagrupó y encolumnó a los Batallones de Infantería (que se
habían refugiado también, detrás del Morro de Las Tórtolas Cuyanas) y los
lanzó a un segundo ataque frontal. Esta vez atacó en línea de Batallones y
columna de División. El Batallón Nro 7 a la cabeza y atrás el Nro 8.
Como en el ataque anterior a poco de aproximarse a la cadena de cerros
(12) recibieron otro
nutrido fuego, siendo dispersados y obligados a retroceder. El Batallón
Nro 8 fue el que mayores daños sufrió. Por su parte los realistas habiendo
conquistado una segunda victoria, empezaron a configurar un contraataque por el
flanco y el ala izquierda patriota.
San Martín resolvió intervenir personalmente en la batalla (la
situación parecía irreversible si triunfaba el ataque realista). Empuñando
la bandera de Los Ande, apareció al galope, por la retaguardia (seguramente
escoltado por sus edecanes) mostrando la bandera a los granaderos y a los
infantes de los batallones.
Este solo gesto bastó para que los granaderos a caballo, formaran con el
Coronel Zapiola detrás de su antiguo Jefe de Regimiento... San Martín entregó
la bandera nuevamente al
Portaestandarte del Ejército y desenvainó su sable corvo (15) mostrando
el dispositivo enemigo; el trompa de granaderos tocó a la carga…
Faltando 200 m para chocar con el enemigo, el fuego realista disminuyó y
se incrementó la lucha hacia el oeste. San Martín continuó el avance con el 1er
y 2do Escuadrón, y el 3ro cargó sobre un claro sableando a los artilleros
realistas en sus piezas.
Siendo las 13:30 Hs se observó que sobre el oeste había progresado la
vanguardia de la División Soler y que las Compañías del Batallón Nro 1 de
Cazadores patriotas asaltaban a la bayoneta al enemigo sobre el Morro del
Chingüe. El Comandante de la Escolta del General San Martín, Mariano Necochea y
el 4to Escuadrón de Granaderos, se lanzaron a la carga por el flanco izquierdo
y la retaguardia del dispositivo realista buscando a la caballería enemiga que
trató de escapar del campo de batalla. Ahora, todo enemigo que trataba de huir
era interceptado por la caballería de Necochea…
Luego de esto, el General San Martín entregó el mando del Regimiento de
Granaderos al Coronel Zapiola. Tras la conquista de todas las alturas, el
ejército patriota inició la persecución de los restos de la fuerza real hasta
la Hacienda de Chacabuco, donde los realistas formaron un cuadro17 (de cerca de
500 hombres) para resistir la última embestida patriota. Este combate apenas
duró unos quince minutos, produciéndose severas bajas, ocasionando que el mismo
se disperse. Otros realistas, se rindieron a discreción.
Los Granaderos a Caballo, persiguieron a los restos realistas hasta el
Portezuelo de la Colina Km de Chacabuco) y regresaron al campo de
combate”.
El desastre de
Rancagua en 1814, lo que produjo el aplastamiento de la Revolución Chilena
surgida en 1810 y el éxodo al que se vieron obligados a realizar los patriotas
trasandinos, seguramente influyó y mucho en la decisión que tomó O´Higgins.
Muchos dicen que él se propuso ganar solo la batalla de Chacabuco, sin la ayuda
de ninguna otra fuerza, pero esta decisión errada estuvo a punto de
desestabilizar todo el plan concebido con tanta maestría por San Martín. El
Jefe chileno avanzó con su columna de ataque hasta la distancia de tiro y luego
de hacer fuego contra el enemigo por cerca de una hora, dio la orden de pasar a
la bayoneta. Así lo puso de manifiesto el propio O´Higgins con su arenga a los
soldados para iniciar el ataque, saliéndose de las órdenes impartidas por el
General San Martín de no entrar en combate cuando todo el ejército esté
formación y así no comprometer el plan delineado que aseguraba la victoria. “Soldados:
¡Vivir con honor o morir con gloria! El valiente siga: ¡Columnas a la carga!”
Las mismas palabras
enunciadas en la Batalla de Rancagua, sin lugar a duda, buscaba venganza por
esa derrota.
“El atrevido
movimiento de O´Higgins fue una verdadera insubordinación, y aunque en sus
apuntes pretende hacer ver, que cuando divisó al enemigo volvió hasta donde
estaba San Martín para pedirle hiciera avanzar toda la caballería a fin de
continuarlo... O´Higgins ataca por su cuenta y riesgo con gran denuedo, pero
faltando abiertamente al plan de batalla. Se adelanta en dos columnas por el
camino real hasta pasar una acequia, luego de lo cual, los cañones del enemigo,
jugando ya sobre sus columnas, lo pusieron durante un momento en crítico
desorden.”
Mientras todo esto
ocurría en el campo, Soler todavía estaba a medio camino. San Martín al ver
comprometido a O´Higgins, manda a su Ayudante Alvarez Condarco a que inste a
Soler a que cargue cuanto antes el flanco realista. Soler puesto a la cabeza de
su división no cesaba de repetir ¡Al fuego muchachos! ¡Al fuego!, avanzando al
trote de su caballo, seguido de los batallones que, a toda prisa, corrían
también en la misma dirección por entre barrancos y precipicios.
A la cabeza de la
División Soler iban los integrantes del Batallón de “Cazadores de los Andes” y,
en el momento en que el Jefe de la División observa la situación en el campo de
batalla, manda al capitán de la primera compañía, don Lucas Salvadores, para
que se descuelgue sobre el flanco enemigo. En el acto, esta fuerza es seguida
por los demás cuerpos de infantería de la columna.
Acompañando esta
acción están las fuerzas del 4º Escuadrón de Granaderos de los Andes y el
Escuadrón Escolta, los cuales al mando del coronel don Mariano Necochea se
lanzaron sobre el enemigo para apoyar la acción de los infantes.
Al frente de los
Granaderos iba la sección del Teniente Eugenio Necochea, hermano del coronel,
el cual ataca con suma decisión a la caballería enemiga:
“... los sables de
los granaderos caen y vuelven a levantarse cada vez más rojos, pero un bravo
soldado español derriba a Eugenio de un bayonetazo en la tetilla izquierda.
Mariano presencia el episodio, sus ojos se enturbian y su voz suena a salvaje
alarido: “!Adelante, Granaderos!”, es el grito que electriza a aquellos criollos,
que ven a su jefe lanzarse a la carrera barranca abajo, sin apenas darles
tiempo a seguirlo. Espolean los granaderos y con una lluvia de piedras
desprendidas, se precipitan sobre la caballería realista cuatro veces superior,
que les sale al encuentro. Ya el sable del Comandante les está señalando el
camino con su sangrienta carnicería. La furia de Necochea se contagia a sus
hombres y el ímpetu de los argentinos doblega a los del Rey. Sigue un espantoso
entrevero en que sólo se escuchan golpes, ayes y maldiciones, y finalmente cede
el enemigo que es duramente perseguido. Mariano Necochea aumentados sus bríos
por lo que creía la muerte de su hermano, causó personalmente estragos en las
filas adversarias...”
El flanco derecho
del enemigo es abierto por la turbación que sufría en el izquierdo por la
acción de los Granaderos de Necochea y la infantería de los cazadores. Entonces
el coronel Zapiola con el resto de los Escuadrones penetra por esta posición
acuchillando a toda la caballería realista que se le interpone. El Escuadrón al
mando de Medina, por orden de Zapiola, pasa por un claro de la línea de la
infantería y cae sobre la izquierda del centro realista, acuchillando a los
artilleros sobre sus cañones, mientras que Zapiola con los otros escuadrones
penetra por el costado derecho.
En este momento,
los negros del 7 y el 8 al mando de O´Higgins recién pueden tomar la posición a
la bayoneta, gracias a la brillante carga de los Granaderos, mientras que
Necochea penetrando por la retaguardia, continuaba destrozando a la caballería
realista por la izquierda y Zapiola, en idéntica maniobra lo hacía por la
derecha.
“El empuje de los
Granaderos mandados por Zapiola y el concurso oportuno de Necochea, pusieron en
completo desorden al enemigo y lo obligaron a huir...” (Juan María Gutiérrez)
En unos pocos
minutos, gracias a la bravura de los Granaderos la batalla estaba decidía a
favor del Ejército de los Andes...
“La carga de los
granaderos fue muy eficaz, y esos sables de lata, como decían los españoles,
les hicieron terribles estragos. Los Granaderos de Zapiola, después que dieron
la primera carga, volvieron a rehacerse y dieron la segunda que fue definitiva.
Todo cedió al empuje de estas cargas y el enemigo se pronunció en derrota
después de haber hecho una resistencia extraordinaria. Los granaderos habían
hecho heroicidades en el campo, los infantes concluirían la obra”. (Alfredo G.
Villegas- “Memorias Inéditas del Coronel don Manuel Alejandro Pueyrredón”)
“Los españoles, más
numerosos, sostuvieron bravamente el choque y rechazaron la primera carga. La
lucha duraba desde hacía una hora, cuando una segunda división aparece en el
fondo de la infantería de Maroto. La caballería – los escuadrones 1, 2 y 3 de
granaderos -, aprovechando un instante de indecisión y conducida por sus
hábiles jefes Zapiola y Necochea, cargan con impetuosidad. Desde ese momento no
hubo más resistencia, los realistas desbandados emprenden la fuga sobre
Santiago y son vivamente perseguidos. Y aquella persecución, como ocurre siempre
en las guerras de América sobre todo, fue más mortífera que la batalla misma
...” (Santiago Arcos, “La Plata”, Pág. 352)-
“... su maniobra
tan feliz como atrevida, fue realizada como lo dice San Martín, del modo más
bravo y distinguido. Esta admirable carga de Zapiola a la cabeza de sus
escuadrones, fue de indiscutible peso para pronunciar la derrota enemiga...” (Vicuña
Mackena)
“El asombrado
General realista Rafael Maroto, había concentrado una parte de sus esparcidas
fuerza y esperaba ansiosamente en ataque de los independientes.
- Granaderos:
¡flanco derecho, carguen!, es la voz de mando vibrante del valeroso Zapiola,
que arremete a la cabeza de sus centauros, destruyendo cuanto se opone a su
paso...” (General Juan Gregorio de Las Heras)
7) Los resultados de la batalla
El éxito del
Ejército de los Andes fue total. Las pérdidas realistas se estimaron en 600
prisioneros, con 32 oficiales, entre ellos muchos de graduación; igual o mayor
número de muertos; su artillería, un parque y almacenes considerables y la
bandera del Regimiento “Dragones de Chile” y la del Regimiento “Talaveras”.
Las pérdidas patriotas fueron de 132 muertos y 174 heridos, los
realistas sufrieron 600 muertos y 550 prisioneros, 32 oficiales, todos los
Jefes (el Coronel Elorreaga y el Sargento Mayor Marqueli fueron muertos)
alcanzando a huir el Brigadier Maroto y el Teniente Coronel Quintanilla.
Se capturó todo el parque, 2.000 fusiles y la bandera del Batallón
Veterano de San Carlos de Chiloé. Quinientos hombres huyeron dispersos rumbo a
Santiago y cerca de 1.000 a Valparaíso.
En varios libros de
historia argentina y en biografías de San Martín se lee el dato donde el
Ejército de los andes tuvo apenas 12 muertos y 120 heridos, lo cual es absurdo,
si tenemos en cuenta que la división de O´Higgins sufrió fuertes estragos de la
artillería española en sus tres intentos de derrotar las divisiones realistas.
Por lo tanto, una cifra entre 132 y 200 muertos es la más acertada o cercana a
la violencia del combate disputado.
Entretanto, las
fuerzas realistas que no habían alcanzado a entrar en acción se retiraban
aprisa por los caminos que van al sur, al mando de Sánchez, de Quintanilla, de
Barañao y Morgado; Elorreaga y Marqueli quedaban muertos en el campo de batalla
con muchos oficiales subalternos.
Los cuerpos que
habían tomado parte en la batalla estaban deshechos; los “Talaveras” casi todos
prisioneros, y de sus oficiales sólo escapó su jefe, el cual sería luego capturado.
El feroz capitán San Bruno y su cómplice el capitán Villalobos del mencionado
Regimiento fueron encausados como facinerosos; y, destituidos de la calidad de
militares, en razón de la notoriedad de sus crímenes, fueron fusilados y
colgados en la horca, sin que el virrey ni los realistas hubiesen reclamado
jamás, ni ejercido represalia. Tal era el conocimiento que todos tenían de sus
infames atentados y de la justicia de la sentencia.
El parte de la
batalla que el Gral. San Martín dirigió al gobierno dice lo siguiente:
“Excelentísimo Señor
Una división de mil ochocientos hombres del Ejército de
Chile acaba de ser destrozado en los llanos de Chacabuco por el Ejército de mi
mando en la tarde de hoy. Seiscientos prisioneros entre ellos treinta
Oficiales; cuatrocientos cincuenta muertos y una bandera que tengo el honor de
dirigir, es el resultado de esta jornada feliz con más de mil fusiles y dos
cañones.
La premura del tiempo no me permite extenderme en
detalles, que remitiré lo más breve que me sea posible: en el entretanto debo
decir a Vuestra Excelencia que no hay expresiones como ponderar la bravura de
estas tropas: nuestra pérdida no alcanza a cien hombres.
Estoy sumamente reconocido a la brillante conducta, valor
y conocimientos de los Señores Brigadieres Don Miguel Soler y Don Bernardo O’Higgins.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Cuartel
General de Chacabuco en el campo de batalla, Febrero 12 de 1817.
Excelentísimo Señor
José de San Martín”
8) Conclusiones
Chacabuco puede ser
considerada como una batalla de aniquilamiento, la cual fue lograda con un
mínimo de bajas, al estilo sanmartiniano. Si se hubiese contado con la
caballada en mejores condiciones, sin lugar a dudas la persecución hubiera dado
más frutos. Pero también hay que tener en cuenta que los informes llegados a
San Martín, hablaban de fuertes efectivos realistas al mando del coronel
Barañao, los cuales en una acción arriesgada pero no por ello descabellada,
podían sorprender al Ejército patriota dislocado en plena persecución de los
fugitivos.
Sin embargo, al día
siguiente el teniente Aldao del Regimiento, tomó prisionero a Marcó del Pont,
con el auditor de Guerra Lazcano, el comandante general de la Artillería
coronel Fernando Cacho y otros personajes de renombre. Acto seguido se procedió
a ajusticiar al jefe del Regimiento de “Talaveras”, teniente coronel don
Vicente San Bruno, por los crímenes cometidos contra los civiles en Chile luego
de la batalla de Rancagua.
Las consecuencias
de Chacabuco fueron trascendentes para el éxito final de la revolución
americana. Desde el punto de vista militar se había logrado infligir una severa
derrota a los efectivos realistas, dejándolos en manifiesta inferioridad para
poder intentas recuperar de forma inmediata el territorio perdido.
Políticamente, las Provincias Unidas se veían afirmadas y por primera vez
parecía realmente amenazado el poderío español arraigado en el Perú. Pero no
cabe la menor duda, que lo más importante fue el espíritu de sacrificio y de
combate que se desprendió de esa máquina de guerra y que desde entonces hasta
Ayacucho se irradiara a los patriotas del continente para luchar por su
libertad y poner fin 300 años de opresión.
El triunfo de
Chacabuco había demostrado la razón del genial pensamiento de San Martín sobre
la factibilidad del cruce de los Andes para liberar a Chile como primer jalón
de la gran epopeya. Lo diría con espartanas palabras en el parte de la
victoria, que eleva el 22 de febrero desde su Cuartel General en Santiago al
director supremo. En el último párrafo dice:
“Finalmente, el
comandante Cabot sobre Coquimbo, Rodríguez sobre San Fernando y el teniente
coronel Freire sobre Talca tienen iguales sucesos; en una palabra, el eco del
patriotismo resuena en todas partes a un mismo tiempo y al Ejército de los
Andes queda para siempre la gloria de decir: en veinticuatro días hemos hecho
la campaña, pasamos las cordilleras más elevadas del globo, concluimos con los
tiranos y dimos la libertad a Chile...” General don José de San Martín
Chacabuco fue el
inicio de la contraofensiva de las fuerzas independentistas que fortaleció
alianza entre las Provincias Unidas del Río de la Plata con Chile, en la que
San Martín siguió al frente del Ejército de los Andes y Ô`Higgins se hizocargo
del gobierno político de su país. Pero no todo fueron rosas tras la batalla.
Las diferencias, discordias, rencillas y problemas personales entre los
generales Estanislao Soler y Bernardo O´Higgins por las impetuosas cargas del
jefe chileno que pusieron en peligro la victoria de las fuerzas dorasa,
significó el retiro del General Soler del Ejército de los Andes.
Anexo Documental
1) Mapa de los puntos del Cruce de la Cordillera de
Los Andes
2) Croquis de la batalla de Chacabuco
3) Parte de la batalla
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Miller John. Memorias
del General Miller. Editorial Emecé, Buenos Aires, 1997
Furlong Guillermo.
El paso de Los Andes. Instituo Nacional Sanmartiniano, Buenos Aires, 1996.
Lynch John. San
Martín: Soldado Argentina, Héroe Americano. Crítica Barcelona, 2010.
Lynch John. Las
revoluciones hisponoamericanas 1808-1826. Ariel. Barcelona, 1998
Galasso Norberto.
Seamos libres y los demás no importa nada. Vida de San Martín. Ediciones
Colihue. Buenos Aires, 2000.
Pasquali Patricia.
San Martín: La fuerza de la misión y la soledad de la gloria. Planeta. Buenos
Aires, 1999.
Galván Moreno
Carlos. Bandos y proclamas del General San Martín. Editorial Claridad, Buenos
Aires, 1947.
Rojas Ricardo. El santo de la espada. Vida de
San Martín. Editorial Eudeba, Buenos Aires, 1970.