HILLARY CLINTON, FALSA ARREPENTIDA DEL IMPERIO
Por Sergio Daniel Aronas – 21 de mayo de 2015
La Sra. Hillary
Clinton, ex Secretario de Estado de la presidencia de Barack Obama, ha
declarado con inusitado cinismo que se equivocó al apoyar la guerra de los
imperios criminales de Occidente que en marzo de 2003 invadieron Iraq,
destruyendo por completo ese país, provocando una matanza generalizada al mejor
estilo de la Wehrmarcht hitleriana por el desaforado uso de los bombardeos
masivos con los misiles Tomahawk y la artillería de bombas cargadas con uranio
empobrecido, derrocando su gobierno, instalando una dictadura fantoche y que en
doce años de ocupación no hay resuelto ninguno de los problemas que la agresión
imperialista ha provocado. ¿A quién pretende embaucar esta señora que ahora se
presenta como candidata a la presidencia por el partido Demócrata y soñando con
llegar a la Casa Blanca tomando el lugar que va a dejar Barack Obama?
Este acto de
arrepentimiento es tan falso, tan mentiroso y tan increíble como toda la
historia de las armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Saddam
Hussein en sus ocultos arsenales de armas químicas y biológicas y cuando las
tropas iraquíes se rindieron, se comprobó que no había nada de nada, algo que
se sabía desde siempre porque el embargo y el bloqueo impuesto por las Naciones
Unidas a Iraq no le dio ninguna capacidad financiera para desarrollar
semejantes tipos de armamentos y por la guerra de 1991, dejó a las fuerzas
armadas iraquíes completamente destruidas y sin reservas para recuperarse de la
demoledora derrota sufrida por la colación internacional quienes el 28 de febrero
de 1991 terminaron la liberación de Kuwait y la rendición del ejército iraquí.
De esa derrota, no se recuperaron jamás.
La invasión
imperialista a Iraq fue un acto unilateral de los Estados Unidos al margen de
las normas de las Naciones Unidas y del derecho internacional. La desesperación
del complejo militar-industrial-científico-universitario por desatar la guerra
evidenció que tienen que aplicar métodos criminales para poner en práctica
políticas criminales como fue esa guerra de conquista y saqueo como en los
viejos tiempos del siglo XVIII y XIX.
¿Se arrepentirá
alguna vez la plutocracia dirigente estadounidense de los bombardeos nucleares
a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki?
¿Se arrepentirá la
dirigencia estadounidense de los criminales bombardeos incendiarios de Tokio,
Dresden durante la Segunda Guerra Mundial; de los bombardeos de las ciudades de
Corea del Norte en los años ´50 y de los ataque aéreos con napalm con el pueblo
de Vietnam para retrotraer a estas naciones a la edad de piedra como le gustaba
decir al criminal de guerra Curtis Le May? Nunca se van a arrepentir,
¿Se van a
arrepentir de las órdenes dictadas por los diversos gobiernos de los Estados
Unidos para autorizar los asesinatos a sangre fría de Augusto C. Sandino, de
Ernesto Che Guervara y de Salvador Allende? Nunca, porque esa la mentalidad
fascista de los goberantes del imperio estadounidense.
¿Se va arrepentir
la señora Clinton de todos los golpes de estados que las Administraciones de su
país apoyaron, financiaron, alentaron, armaron y ayudaron a reprimir con sus
armasw y asesores militares en Asia, África y América Latina?
¿Se va a arrepentir
la Señora Clinton de las aberrantes leyes Torricelli y Burton-Helms que
intentaron fortalecer el bestial bloqueo contra la isla revolucionaria de Cuba
y que fueron aprobadas durante el mandato de su maridito quien se la pasó
bombardeando países que le viniera en gana?
¿Se va a arrepentir
la Señora Clinton de los desastres que causaron los brutales bombardeos de la
Organización Terrorista del Atlántico Norte (OTAN) encabezada por los Estados
Unidos en la guerra yugoslava de 1999 y en Kosovo que causaron miles de
víctimas, bombardeos por error que los imperialistas los justificaban como “daños
colaterales”?
El primer acto de
política exterior de la presidencia de Clinton, al día siguiente de asumir como
mandatario de los Estados Unidos, fue bombardear la zona de exclusión en Iraq y
así se pasó toda su administración, la que tuvo el triste privilegio de
estrenar a la OTAN en operaciones militares en Europa desde su fundación en
abril de 1949. ¿Se arrepentirá de eso Doña Clinton?
¿Se arrepentirá la
Señora Clinton de la estrategia antisoviética de James Carter que engendraron
los fundamentalistas islámicos, Bin Laden, Al Qaeda y todos los grupos mamaron
la teta imperialista y se les dieron vuelta como un plaga incontrolable como
sucede con la banda Estado Islámico que no respeta la historia de la cuna de su
civilización ni mucho menos la de la humanidad, cuando se lanzan al saqueo y
destrucción de museos que guardan joyas, reliquias y tesoros de valor
incalculable que representan el origen las primeras culturas de la
civilización.? Tampoco.
¿Se arrepentirá de
los bombardeos que destruyeron a Libia, a Siria y han provocado un caos y una
anarquía en esos países, con millones de desplazados, muertos, mutilados,
ciudades destruidas y dificultades de todo tipo? Nunca. Están muy felices con
la muerte de Gaddafi y ahora que se arreglen ellos. Así se comportan los
imperialistas.
El acta de acusación
de los crímenes de los Estados Unidos desde 1846 cuando le declaró la guerra a
México y le robó más de 2 millones de kilómetros cuadrados hasta la guerra
contra Siria en 2010 y que de llegar a 2016 serán 170 años de invasiones, agresiones,
bombardeos, golpes de estado, asesinatos, saqueos y ocupaciones territoriales.
. La guerra contra México fue el hecho que dio origen a la gran expansión de los Estados Unidos hacia el oeste, en una guerra de conquista y de venganza con el cual a México le impusieron el Tratado Guadalupe Hidalgo y el cercenamiento de sus regiones más ricas: California y Texas.
La lista de los crímenes del imperialismo es tan extensa como interminable.