EL PRIMER NÚMERO DE LA GAZETA DE
BUENOS AYRES
Por Sergio Daniel Aronas – 07 de
junio de 2015
En la República Argentina todos
los 7 de junio se celebra el Día de los Periodistas, en homenaje al primer
número del periódico de la Revolución de Mayo dirigido por Mariano Moreno, "La
Gazeta de Buenos Ayres" del
cual fue su principal redactor y escritor. Muchos atribuyen su fundación
a Mariano Moreno, pero en realidad el periódico fue creado por decreto de la
Primera Junta de Gobierno[1],
dirigido por el padre Manuel Alberti y solventado por dineros públicos. Se tomó
esa fecha desde el 7 de junio de 1938 por decisión del Primer Congreso de Periodistas que se celebró en la ciudad de Córdoba. Recordemos
que la Gazeta la encabeza un frase del filósofo romano Tácito que decía: “Raros
los tiempos de felicidad donde se puede sentir lo que se desea y decir lo que
se siente”.
Un pasaje en la
ciudad de Buenos Aires lleva su nombre en el barrio de Villa del Parque y del
yo viví justo a la vuelta.
Es importante destacar que pese a
las prohibiciones y rígido control de las autoridades virreinales en el Río de
la Plata, no impidió que varios periódicos existieran antes de la Gazeta.
En
1764 ya circulaba de mano en mano un manuscrito con el mismo nombre y el ejemplar más antiguo que se conoce
corresponde al 19 de junio de ese año.
En 1781 la “Imprenta de Niños
Espósitos” imprimía el boletín “Noticias recibidas de Europa por el correo
de España y la vía de Janeyro”.
En 1801, fundado por el español
Antonio Cabello y Mena, se ediataba el “Telégrafo Mercantil”, cuyo
subtítulo era “Rural, político-económico e historiográfico de Río de la Plata”.
Este fue el primer periódico en el sentido estricto de la palabraContaba con
149 suscriptores y una tirada los días miércoles, sábados y domingos. Después
de 110 ediciones fue clausurado por el virrey del Pino el 8 de octubre de 1802,
por un artículo sobre Malvinas, que el virrey consideró agraviante. Se imprimía
en 8 páginas y los domingos en 16.
También fueron anteriores al
periódico de Moreno, el “Semanario de agricultura, industria y comercio”
que apareció en septiembre de 1802 dirigido por Hipólito Vieytes, y en mayo de
1807 se editaba en Montevideo “Estrella del Sur”, periódico bilingüe
editado por ingleses, y que incentivaban la rebelión de pueblo y fue uno de los
más importantes para la generación del pensamiento revolucionario de Mayo de
1810. El Semanario pudo editar 218 números en dos momentos diferentes. En un
primer momento entre 1802 y 1806 que como consecuencia de las invasiones
inglesas dejó de editarse. La segunda época se inicia luego de la victoria de
Buenos Aires sobre los invasores británicos hasta junio de 1807 cuando cierra
definitivamente por la caída de Montevideo en la segunda invasión inglesa.
El 3 de marzo de 1810, y hasta el
23 de febrero de 1811, salió también el “Correo de Comercio de Buenos
Ayres", dirigido por Manuel Belgrano con el que pudo difundir sus
ideas económicas, aun vigentes para nuestro país. Basta con leer sus memorias y
verán lo actual de sus puntos de vista y no sólo para la Argentina sino para
muchos países latinoamericanos que tiene una estructura económica similar a
nuestro país.
Vale la pena reproducir ese
histórico primer número de la Gazeta de Buenos Ayres (así se escribía en
aquellos años)
“Desde el
momento en que un juramento solemne hizo responsable a esta Junta del delicado
cargo que el pueblo se ha dignado confiarle, ha sido incesante el desvelo de
los individuos que la forman para llenar las esperanzas de sus conciudadanos.
Abandonados casi enteramente aquellos negocios a que tenían vinculada su
subsistencia, contraídos al servicio del público, con una asiduidad de que se
han visto aquí pocos ejemplos, diligentes en proporcionarse todos los medios
que puedan asegurarles el acierto; ve la Junta con satisfacción que la
tranquilidad de todos los habitantes acredita la confianza con que reposan en
el celo y vigilancia del nuevo gobierno.
Podrá la
Junta reposar igualmente en la gratitud con que públicamente se reciben sus
tareas; pero la calidad provisoria de su instalación redobla la necesidad de
asegurar, por todos los caminos, el concepto debido a la pureza de sus
intenciones. La destreza con que un mal contento disfrazase las providencias
más juiciosas, las equivocaciones que siembra muchas veces el error, y de
que se aprovecha siempre la malicia, el poco conocimiento de las tareas que se
consagran a la pública felicidad, han sido en todos los tiempos el instrumento
que limando sordamente los estrechos vínculos que ligan el pueblo con sus
representantes produce al fin una disolución que envuelve toda la comunidad en
males irreparables.
Una exacta
noticia de los procedimientos de la Junta, una continuada comunicación pública
de las medidas que acuerde para consolidar la grande obra que se ha principado,
una sincera y franca manifestación de los estorbos que se oponen al fin de su
instalación y de los medios que adopta para allanarlos, son un deber en el
gobierno provisorio que ejerce, y un principio para que el pueblo no resfríe en
su confianza, o deba culparse a sí mismos si no auxilia con su energía y avisos
a quienes nada pretenden, sino sostener con dignidad los derechos del Rey y de
la Patria, que se le han confiado. El pueblo tiene derecho a saber la conducta
de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la
execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder
para cubrir los delitos.
¿Por qué se
han ocultado a las provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo el
nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas
o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península? ¿Por qué se ha
de envolver la administración de la Junta en un caos impenetrable a todos los
que no tuvieron parte en su formación? Cuando el Congreso general necesite un
conocimiento del plan de gobierno que la Junta Provisional ha guardado, no
huirán sus vocales de darlo, y su franqueza desterrará toda sospecha de que se
hacen necesarios o temen ser conocidos, pero es más digno de su representación
fiar a la opinión pública la defensa de sus procedimientos y que cuando todos
van a tener parte en la decisión de su suerte, nadie ignore aquellos principios
políticos que deben reglar su resolución.
Para el
logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo
periódico semanal, con el título de Gazeta
de Buenos Ayres, el cual sin tocar los objetivos que tan dignamente se
desempañan en el Semanario del
Comercio anuncie al público las noticias exteriores e interiores que
deban mirarse con algún interés.
En él se
manifestarán igualmente las discusiones oficiales de la Junta con los demás
jefes y gobiernos, el estado de la Real Hacienda y medidas económicas para su
mejora; y una franca comunicación de los motivos que influyen en sus
principales providencias abrirá la puerta a las advertencias que desee dar
cualquiera que pueda contribuir con sus luces a la seguridad del acierto.
La utilidad
de los discursos de hombres ilustrados que sostengan y dirijan el patriotismo y
fidelidad, que tan heroicamente se ha desplegado, nunca es mayor que cuando el
choque de las opiniones pudiera envolver en tinieblas aquellos principios, que
los grandes talentos pueden únicamente reducir a su primitiva claridad; y a la
Junta, a más de incitar ahora generalmente a los sabios de estas provincias,
para que escriban sobre tan importantes objetos, los estimulará por otros
medios que les descubran la confianza que pone en sus luces y en su celo.
Todos los
escritos relativos a este recomendable fin se dirigirán al señor vocal Dr. D. Manuel
Alberti, quien cuidará privativamente de este ramo, agregándose por la
secretaría las noticias oficiales cuya publicación interesa. El pueblo recibirá
esta medida como una demostración sincera del aprecio que hace la Junta de su
confianza; y de que no anima otro espíritu sus providencias que el deseo de
asegurar la felicidad de estas providencias (Orden de la Junta).”
Gaceta de Buenos Aires, 7 de junio de1810
Fuentes:
Santillán,
Diego de Abad. Historia Argentina. Tomo I. Tipográfica Editora Argentina,
Buenos Aires, 1965.
El
historiador. Página web: www.elhistoriador.com.ar
[1] La Primera Junta fue el primer gobierno que
surgió en las Provincias Unidas del Río de la Plata tras el derrocamiento del
sistema colonial y virreinal de la monarquía borbónica del reino de España.
Estuve integrado por nueve miembros (1 presidente, dos secretarios y seis
vocales). Gobernó desde el 25 de mayo de 1810 hasta diciembre de 1811 cuando se
transformó en la Junta Grande con la incorporación de los representantes del
interior de las provincias.