El COMBATE DE SAN LORENZO: UNA
PEQUEÑA GRAN BATALLA
Por Sergio Daniel Aronas – 03 de febrero
de 2013
Introducción
Se cumplen 200 años del
primer y único combate librado por el General José de San Martín en las
Provincias Unidas del Río de la Plata y que significó la aparición exitosa del
más famoso, glorioso y temible cuerpo de caballería de las Guerras de
Independencia de la América del Sur el colonialismo español: El Regimiento de
Granaderos a Caballo.
Este enfrentamiento se
originó cuando el gobierno del Segundo Triunvirato respondiendo a los pedidos
desesperados de los pobladores de la ribera del Paraná, decidió poner fin a las
constantes agresiones de una flota española con cuyo cada desembarco terminada
en matanzas, saqueos y robo a mano armado, enviando el recién creado Regimiento
de Granaderos para que desde tierra persiga a la escuadra corsaria realista al
mando del capitán de navío Rafael Ruiz y por el comandante de desembarco
capitán de Artillería Juan Antonio Zabala. Dicha flota venía recorriendo impunemente
el río Paraná siguiendo órdenes superiores del General Gaspar de Vigodet en
calidad de capitán General en Montevideo con el fin de obtener alimentos,
provisiones, cortar las comunicaciones y las vías comerciales de las Provincias
Unidas y al mismo tiempo reprimir cualquier intento de resistencia a la
presencia de los representantes de su Majestad Borbónica.
Nacimiento y Formación
Bien se sabe que al llegar
San Martín a Buenos Aires y presentarse ante las autoridades del Primer
Triunvirato cuya Secretaría de Guerra estaba conducida por Bernardino
Rivadavia, se le ordena la creación de un escuadrón de caballería de acuerdo
con la táctica y estrategia moderna puesta en práctica por la escuela francesa
de Napoleón Bonaparte. Los dos primeros escuadrones
fueron creados durante el primer Triunvirato con fechas 16 de marzo y 11 de
septiembre de 1812 respectivamente, mientras que el tercer escuadrón se creó el
5 de diciembre del mismo año pero bajo el gobierno del Segundo Triunvirato y
dos días después adopta el nombre con el que pasará a la historia: Regimiento
de Granaderos a Caballo.
La Plana Mayor de la dirección del escuadrón de granaderos recayó en José
de San Martín como comandante, siguiéndoles en la cadena de mandos, Carlos
María de Alvear como Sargento Mayor; Toribio Luzuriaga en calidad de ayudante
mayor y como portaguión Manuel Hidalgo.
Los mandos de la Primera Compañía
estaban encabezados a José Matías Zapiola como capitán y como subjefes al Teniente Justo Bermúdez y
al Alférez Hipólito Bouchard; mientras que la Segunda
Compañía, tenía como Jefe al Capitán Pedro Vergara y los Subjefes fueron
el Teniente Aguenor Murillo y el Alférez Mariano Necochea.
Persecución a la flota española
El 28 de enero el gobierno le
encarga San Martín que salga en persecución de la flota española que fue vista
en San Nicolás con claras pretensiones de desembarcar y continuar con sus
acciones destructivas. Esta flota se componía entre 11 y 15 embarcaciones
integradas por sumacas, chalupas, balandras y goletas como buques de guerra. Lo
hizo con dos escuadrones: uno bajo su mando y el segundo a cargo de Justo
Bermúdez con 150 hombres: 129 granaderos, 7 oficiales, 3 Sargentos, 8 Cabos, 2
cadetes y 1 trompeta. En la persecución contaba con el apoyo de un escuadrón
dirigido por Juan Bautista Morón quien debía someterse a las órdenes de San
Martín en caso de requerirlo. El recorrido del futuro Libertador en línea
paralela a la costa implicó pasar por las siguientes postas: Conchas, Arroyo
Pinazo, Pilar, Cañada de la Cruz, Río Areco, Cañada Onda, Río Arrecife,
Administración San Pedro, San Nicolás (arribando al río Paraná), Arroyo Seco,
Arroyo del Medio, Administración Rosario, Espinillo, San Lorenzo, realizando un
trayecto de 76 leguas equivalente a 367 kilómetros. La información que obtuvo
San Martín del desembarco de la flota en San Lorenzo para hacer reparaciones
fue a través del paraguayo Félix Bogado que logró escapar de la escuadra
invasora y comunicar al Jefe de los Granaderos acerca de los movimientos y
objetivos de los españoles.
El combate
San Lorenzo fue un combate de corta
duración que se peleó con una ferocidad tremenda dado el empuje de la carga de
la caballería de los dos escuadrones: uno bajo la conducción de San Martín (que
inició la ofensiva) cuyo ataque sorprendió a la marcha de los soldados
españoles que no tuvieron forma de responder con una buena cobertura defensiva.
El segundo escuadrón, dirigido por Justo Bermúdez, tenía por objetivo cerrar la
retirada realista mediante una maniobra envolvente atacarlos por la retaguarda
y aniquilar la infantería realista.
Los 120 granaderos de San Martín se
enfrentaron con arma blanca al estar armados con una lanza de 3.45 metros de
largo llamada “chuza” diseñada por el propio San Martín y con sables de 90 cm,
frente al poder de fuego de los 250 infantes españoles que los doblaban en
hombres y artillados con dos pequeños cañones, uno de los cuales derriba al
caballo de San Martín y al caer queda aprisionada su pierna izquierda y ahí se
inicia otro combate cuando el jefe español se da cuenta que han derribado a un
jefe importante y éste trata de ultimarlo pero lo ahuyenta la defensa de los
lanceros que corren en auxilio de su comandante, en el cual muere el granadero
que lo saca a San Martín del caballo que lo aplastaba. Por esta acción, recibió
varias heridas y su exposición física al frente de su escuadrón fue una clara
demostración en el primer combate de este cuerpo, de que el jefe debe dar el
ejemplo jugándose la vida como sus propios soldados y darles la confianza
necesaria de que él también correr los mismos peligros que sus sobordinados.
Fue una pequeña gran batalla donde
de un choque de caballería contra infantería terminó en un violento combate
cuerpo a cuerpo donde los invasores realistas fueron ampliamente derrotados ya
que dejaron en el campo de batalla 40 muertos, 14 heridos y prisioneros, los
dos cañones de a 4, 50 fusiles, 4 bayonetas y una bandera de la división,
tomada por Hipólito Bouchard quien saltó de su caballo matando al
portaestandarte español y tomó la bandera enemiga. Entre los heridos españoles
estaban el Jefe del desembarco Antonio Zabala y sus dos ayudantes Pedro Marury
y Antonio Martínez. Por el lado del Regimiento de Granaderos las bajas fueron
16 muertos y 17 heridos. Los fallecidos fueron los siguientes soldados:
Por el Escuadrón Nº 1:
1ra. Compañía:
- Juanario Luna (Renga, San Luis)
- Juan Bautista Cabral (Saladas, Corrientes),
- Basilio Bustos (Renga, San Luis),
- Feliciano Sylvas (La
Rioja).
- Ramón Saavedra (Santiago del Estero),
- Blas Vargas (La Rioja).
1ra Compañía:
- Ramón Amador (Montevideo),
- José Márquez (Tulumba,
Córdoba).
- Capitán D Justo Bermúdez (Montevideo);
- Domingo Perteau (Saint Godens),
- José Manuel Díaz (Córdoba),
- Julián Alzogaray (Quillota, Chile),
Domingo
- Soriano Gurel (La Rioja),
- Juan Mateo Gelves (Cañada de
Escobar, Buenos Aires).
2da Compañía:
- Teniente D Manuel Díaz Vélez (Buenos Aires),
- José Gregorio (Renga, San Luis).
Como se puede
ver cayeron soldados de todas las provincias que el mismo San Martín se empeñó
en reclutar y formar dándole así un carácter federal a su regimiento.
Algunas cuestiones polémicas
El combate de San Lorenzo suscita
entre los académicos y profesores de historia varias cuestiones sobre las
cuales aun no hay acuerdo y que cada aniversario vuelven a surgir con fuerza.
La culpa de estas discusiones no la tiene el General San Martín sino las interpretaciones
que los estudiosos, biógrafos, investigadores le han dado a los hechos como han
utilizado a lo largo del tiempo los documentos históricos que tienen a su
disposición para analizar los hechos ocurridos el 3 de febrero de 181. Y como
muchos de los historiadores de nuestro país, que son muy buenos y magníficos profesores, le han dado quizás una
atribución de este combate un tanto sobredimensionada en cuanto al impacto que
tuvo en toda la historia de la Guerras de la Independencia.
Muchos de acuerdo a su ideología,
puntos de vista y manera de ver la historia, da la impresión que cada tiene su
propio San Martín y como supuestamente le pertenece tratan de acomodarlo a sus
particulares intereses. Las polémicas que se derivan de San
Lorenzo abarcan los siguientes aspectos:
1)
Importancia estratégica en la Guerra de la Independencia
2) Si
hubo o no bandera representativa de los Granaderos a Caballo
3) Los
milicianos de Escalada
1) En
cuanto a la importancia estratégica es evidente de este pequeño combate no tuvo
ninguna incidencia en la guerra de la independencia, sino que sólo fue el
bautismo de fuego de una nueva formación militar dotada de un alto adiestramiento,
orden, disciplina y resolución en el combate, cualidades que revelaron en toda
su dimensión en los quince minutos de este durísimo choque. Y aquí se demostró
que para enfrentarse verdaderamente a un ejército tan fogueado y experimentado
como el español, había de otra de hacerlo presentándole batalla con una
organización del mismo tenor: con alta moral combativa, con la preparación, el entrenamiento
y con el armamento adecuado. Con el paso de las guerras de la independencia, el
Regimiento de Granaderos a Caballo se convertiría en la más respetada y la más
famosa unidad de combate de las salieron magníficos jefes y soldados. La victoria de San Lorenzo no terminó con las
incursiones de los españoles ya que continuaron asediando durante ese mismo
1813 siguieron atacando las zonas del Paraná.
El combate
de San Lorenzo como el mismo San Martín escribió, mostró la validez y la
importancia del arma de caballería como fuerza de ataque. También el antiguo
granadero y más tarde general José María
Paz reconoció en sus memorias que hasta la llegada de San Martín nada sabían del
uso de la caballería y lo dijo así: “Hasta que vino el General San Martín,
nuestra caballería no merecía ni el nombre y dotados nuestros hombres de las
mejores disposiciones, no prestaban buenos servicios en dicha arma porque no
hubo jefe capaz de aprovecharlas” (José M. Paz. Memorias póstumas. Tomo I,
página 13, Editorial Hyspamérica, Bs. As.,1988).
2) La
muy conocida canción a “Mi bandera” que tantas veces cantamos en el colegio
primario y secundario tiene la siguiente estrofa:
Aquí
está la bandera que un día
en la
batalla tremoló triunfal
y,
llena de orgullo y bizarría,
a San
Lorenzo se dirigió inmortal.
Es un
error que la bandera se haya estado presente en el combate de San Lorenzo
porque la enseña creada por Manuel Belgrano no había sido aprobada por el
gobierno. Más bien, el Primer Triunvirato lo condenó duramente por atreverse a crear
y hacerla jurar por la tropa a su mando. En esa época aún se izaba la bandera
española y lógicamente no iba a utilizarla la divisa del reino de España en un
combate contra un regimiento representativo de esa insignia. Además fue la
Asamblea del Año XIII la que finalmente aprobaría la nueva bandera de las
Provincias Unidas del Río de la Plata y recién sería en el Congreso de Tucumán
se la reconoció en forma oficial en la sesión del 20 de julio de 1816 por
iniciativa del diputado representante por Buenos Aires, Esteban Agustín Gascón.
La letra quedaría mejor expresada si en lugar de San Lorenzo, cantamos en Salta
o Chacabuco (con la bandera del Ejército de los Andes).
3) Las
milicias santafesinas compuestas por 100 hombres al mando de Celedonio Escalada
era una formación santafesina que historiadores como Norberto Galasso son de la
opinión de haber tenido una importante participación en el combate sobre todo
en la lucha por el dominio central del campo de batalla.
San
Martín no los nombra en el parte del combate que envía al Superior Gobierno,
pero en un segundo escrito destaca “el celo y actividad de los milicianos
santafesinos”. Esto lo atribuye a un error de San Martín, pero se debe decir
que siendo el General San Martín un militar profesional, formado en las
escuelas de los regimientos españoles, no miraba con mucha simpatía las
unidades irregulares sean milicianas o guerrilleras. Este es el motivo por el
cual la milicia del chileno General Manuel Rodríguez no haya participado en la
batalla de Maipú con sus hombres pese a tener una larga experiencia de combate.
APÉNDICE DOCUMENTAL
Parte del combate de San Lorenzo suscrito por el
Coronel José de San Martín, al Superior Gobierno
San Lorenzo, febrero 3 de 1813
Exmo. Señor:
Tengo el honor de decir a V.E. que
en el día 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado
un nuevo triunfo a las armas de la patria. Los enemigos en numero de 250
hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el puerto de San Lorenzo,
y se dirigieron sin oposición al colegio San Carlos conforme al plan que tenían
meditado en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataques por derecha e
izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por lo
fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los
granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga a
las bajadas dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos,
12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los
regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor numero. Dos
cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V.E. y la
arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial Don Hipólito Bouchard. De
nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demás heridos, de
este número son: el capitán D. Justo Bermúdez, y el teniente Manuel Díaz Vélez,
que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca cayó este
recomendable oficial en manos del enemigo.
El valor e intrepidez que han
manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los
respetos de la patria, y atenciones de V.E.; cuento entre estos al esforzado y
benemérito párroco Dr. Julián Navarro, que se presentó con valor animando con
su voz, y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla:
igualmente lo han contraído los oficiales voluntarios D. Vicente Mármol, y D.
Julián Corvera, que á la par de los míos permanecieron con denuedo en todos los
peligros.
Seguramente el valor e intrepidez de
mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones
de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no
hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este
escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a
estos pacíficos moradores.
Dios guarde a V.E. muchos años. San
Lorenzo, febrero 3 de 1813.
PERSONAL QUE REGRESÓ A BUENOS
AIRES33 JUNTO CON LOS RESTOS DEL
REGIMIENTO (88 Granaderos),
CUMPLIENDO 13 AÑOS DE CAMPAÑA:
Ø Coronel D. FELIX BOGADO (de
alta el 11 de febrero de 1813)
Ø Capitán FRANCISCO OLMOS (de alta el 12 de Setiembre de 1812).
Ø Sargento 2do PATRICIO
GOMEZ (de alta el 01 de Marzo
de 1813).
Ø Sargento 2do DAMASIO
ROSALES (de alta el 23 de
Setiembre de 1812).
Ø Sargento 2do FRANCISCO
BARGAS (de alta el 23 de
Setiembre de 1812).
Ø Trompa MIGUEL CHEPOYA (16) (1813).
PERSONAL DESTACADO QUE REGRESÓ
A BUENOS AIRES35 JUNTO CON LOS RESTOS DEL REGIMIENTO DE
GRANADEROS:
Ø Sarg Mayor Juan Isidro
QUESADA (sin datos de fecha de
ingreso).
Ø Sarg My Grad Cn José Félix CORREA (DE SAA). (de alta el 10 de junio de 1816).
Ø Sarg My Grad José Cirilo Lucio LUCERO (de alta en 1817)
Ø Capitán Juan Pascual PRINGLES36 (de alta el 08 de septiembre de 1819).
Ø Teniente Pascual PELAYO
(o PELAYES) (sin datos de
fecha de ingreso).
Ø Teniente Pedro Pablo
ESTRADA (sin datos de fecha de
ingreso).
Ø Alférez Eusebio CASTAÑO (sin datos de fecha de ingreso).
Ø Portaestandarte Matías
VERA (de alta el 30 de enero
de 1822).
Ø Portaestandarte
Eustaquio FRÍAS (17) (de alta
el 11 de marzo de 1816).
Por Decreto Presidencial
(del 23 de abril de 1826) de Bernardino Rivadavia, se transformó el Regimiento
de Granaderos a Caballo, en Escolta Presidencial.
Lamentablemente el país se alistaba para entrar en guerra con el Imperio del
Brasil por la pertenencia de la Banda Oriental en 1827.
El Regimiento
fue disuelto definitivamente por Bernardino
Rivadavia, el mismo personaje que siendo miembro del Primer Triunvirato en 1812
ordenó crearlo, dispuso que los hombres de tropa (18 sargentos, 19 cabos, 3
trompas y 65 granaderos) fueran destinados como escoltas de honor poniendo fin
a su enorme campaña militar libertadora. Los oficiales fueron
distribuidos en diversos cuerpos para proseguir sus servicios.