El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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jueves, 13 de agosto de 2015

LAS ELECCIONES PRIMARIAS EN LA ARGENTINA:
LA DERECHA SIGUE DOMINANDO

Por Sergio Daniel Aronas – 14 de agosto de 2015

1) Introducción

Los resultados de las elecciones primarias para presidente arrojaron estos resultados: votos afirmativos: 21.936.472 que son los que valen para computar a cada partido y si sumamos los nulos, en blancos e impugnados en total votaron 23.204.024 el 724% del padrón electoral y la abstención fue del 27,6% (8.833.299 que no votaron). La derecha arrasó olímpicamente con más de 11.700.000 votos (53,365) y si le sumamos los del Frente para la Victoria cuyo candidato es bien de derecha llegan casi a los 22 millones de votos (el 92%). En cambio la izquierda toda junta superó los 925 mil votos (un 4,2% del total) y que no es un resultado tan malo como muchos creen, ya que casi duplican los votos de las paso presidenciales de 2011 cuando obtuvieron 527.237 votos (2,46%). Ese año el FIT fue la única fuerza de izquierda que se presentó. Y en las generales de 2011 alcanzaron 503.372 sufragios (el 2,30%). En esta elección solamente el FIT llegó a los 726.054 votos (3,31%). Habrá que seguir remando duro, unirse y dejar de pelearse por historias que hoy no le importan a nadie. Como dijera el camarada Don José: “Hay que trabajar y no gemir” y en sentido vale la idea de Samora Machel, el gran luchador africano de Mozambique: “La paciencia es la madre de la victoria”.  

Para algunos o muchos politólogos y analistas no les gusta habla en términos de derecha e izquierda por considerarlos “perimidos” y esos son los candidatos bien de derecha, partidarios del ajuste estructural para que la Argentina “vuelva a los mercados” y de la represión para disciplinar a la clase obrera como fue el caso de la protesta y lucha de los trabajadores de la empresa más del tramsporte público de pasajeros.

2) La votación a presidente

Quince candidatos representando a ocho frentes y/o alianzas se presentaron para disputar las primarias para presidente y vice, en la que, la fórmula más votada de cada una de dicha alianzas pasa a ser el candidato a las presidenciales generales y definitivas del 25 de octubre. Aquí se votan fórmulas, de modo tal que está prohibido realizar cambios en las mismas y por otro lado los candidatos vencidos en una misma agrupación, no solo quedan afuera de la competencia para octubre sino que tampoco puede formar una nueva agrupación que los lleve como candidatos. Así es como funciona el sistema argentino
.
Los resultados de la votación arrojó un triunfo de la fórmula oficialista que se presentó sola en todos los distritos del país, ya que la Presidenta Cristina Fernández impuso como candidato la fórmula Daniel Scioli y Carlos Zanini y “recomendó” que los otros precanditatos se retiren y dejen el camino a la fórmula bendecida por la Señora Presidenta, que si bien puede ser interpretado como símbolo de unidad, lo que realmente se vio, es un fuerte predicamento poco democrático y bastante autoritario al impedir la participación de otras fórmulas en la interna del Frente para la Victoria.


La inextricable alianza de la UCR con el partido del empresario evasor del PRO, fue una jugada política que a nivel nacional selló la muerte y desaparición del partido más antiguo de la Argentina, en una movida que apuntó a una alianza opositora entre candidatos y partidos que se odiaban mutuamente. Pero como son de la derecha, tienen la virtud de unirse cuando defienden intereses comunes como baluartes de las clases explotadoras y expropiadoras, los que van a las fiestitas del campo a saludar a las vaquitas de la Sociedad Rural, a decirle al juez Thomas Griesa que castigue a la Argentina y que no se preocupen por el país, pues cuando seamos gobiernos acataremos sus resoluciones sobre el pleito con los fondos buitres, son los que hablan en el lenguaje de los mercados, aunque el Sr. Macri no sabe decir una palabra que se le entienda, ni tampoco puede hablar en público porque no domina el arte de la elocuencia, pero sí para hacer grandes negocios y esa será su característica como presidente, si llega a ser elegido.



Fuente: Elaboración propia sobre la base de la información de www.elecciones.gob.ar

Dentro de la alianza “Cambiemos”, una denominación muy curiosa para la derecha que se atreve a usar nombres de izquierda con el fin de confundir al pueblo que vota y engañarlo con la maquinaria propagandística con la  que cuentan, la fórmula del procesado por las escuchas ilegales y por haber sido acusado con juicio por evasor de impuestos, el empresario de la clase dominante Mauricio Macri y Gabriela Michetti, ganaron con más del 80% destrozando a sus dos rivales. ¿Qué pueden cambiar esta derecha oligárquica, proimperialista, evasora y con su máximo referente procesado por las escuchas y el espionaje ilegal a familiares víctimas del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA)?  

En primer lugar, Ernesto Sanz como presidente de la Unión Cívica Radical, uno de los partidos más antiguos de la Argentina, ya que fue fundado en 1890, ha provocado la desaparición de esta agrupación con esta alianza esquizofrénica y hoy se estarán preguntando muchos radicales que será de su partido centenario.

En segundo lugar, la victoria del oficialismo no fue tan holgada como ellos pensaban ya que estimaban arrimar o superar apenas el 40% y es aquí donde se verá como juega la maquinaria electoral del gobierno para lograr un triunfo decisivo en octubre y que evite ir a una segunda vuelta, donde el resultado final puede ser para cualquiera de los dos. No cabe duda, lamentablemente que entre estos candidatos de la derecha se definirá la elección presidencial.

El lunes 10 de agosto, al otro día de conocerse los resultados, la Bolsa de Valores, que refleja el termómetro de las empresas más poderosas de la Argentina, manifestaron su inocultable alegría, aumentando el panel líder en más del 6%. No es un dato menor para subestimar porque en nuestro país la derecha espera pacientemente recuperar la presidencia para continuar la macabra obra del terror económico y financiero iniciada por la dictadura entre 1976 y 1983 y el gobierno de diez años de Menem (1989-1999)

En tercer lugar, la alianza Una Nueva Argentina hizo una elección peor de las primarias de 2012 cuando el niñito peronista Sergio “Semillita” Massa donde en su primera primaria, si bien fue para diputados, logró en aquella ocasión un poco más de 3 millones de votos que representaron el 13,5% y en esta primaria del domingo 9 de agosto, en su alianza con el gobernador de Córdoba, el también peronista José Manuel de la Sota, alcanzó los 3.121.589,  un poco más que en 2013 y que representa un 14% ubicándose en el tercer lugar de las preferencias de la ciudadanía.

Un total de 17 partidos se integraron a la UNA entre ellos el Frente Renovador, el Movimiento de Integración y Desarrollo, el Partido Demócrata Cristiano, varios en representación del peronismo ortodoxo o tradicional y en el que se les sumó el fascista Partido Nacionalista Constitucional, un miembro de esta colación que no se lo nombra para no provocar cosquillas en los candidatos. Esta alianza intentó romper la polarización entre los candidatos Daniel Scioli del gobernante Frente para la Victoria y su rival más inmediato el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri, representante de la derecha vernácula y por primera vez desde 1983 que puede llegar a la presidencia, algo que no consiguió el más derechista y proimperialista Álvaro Alsogaray.



En cuarto lugar, no puede ni debe pensarse que los votos logrados se repetirán en octubre porque habrá una dura batalla por disputarse los sufragios conseguidos por José Manuel De la Sota en la UNA (1.400.000), los de los radicales en Cambiemos (algo más de 1.240.000) y sobre los casi 9 millones de personas que no fueron a votar y que constituyó una abstención del 28%, que si bien es una medida frecuente en las elecciones argentinas, no puede dejarse de lado el hecho de lo que significan esta cantidad inmensa de votos.

En quinto lugar, debemos señalar el voto a las alianzas que consideramos de centroizquierda representados por el Frente Progresistas, que surgió para las presidenciales de 2011 como una un revuelto de partidos que apenas se formaron empezaron sus peleas internas por lo que su duración en el tiempo fue tan efímera que no sorprende a nadie. Los votos que consiguieron fueron de alrededor de 880 mil sufragios que le dan un 4% del total. Esta coalición fue un conglomerado de partidos donde estuvieron radicales, socialistas, integrantes del Movimiento Libre del Sur

En sexto lugar, si sumamos los resultados de quienes alguna vez fueron candidatos por la Unión Cívica Radical (Sanz, Carrió y Stolbizer) hubieran logrado casi 2.040.000 votos (un 9,3%) lo que significa haber mantenido el piso histórico de esa agrupación. Este dato que parece trivial y que nadie lo menciona, puede servir de ejemplo acerca los perniciosos efectos que tiene ir divididos y no solo para el radicalismo sino para todas las fuerzas políticas, especialmente la izquierda de nuestro país cuyo grado de unidad sigue siendo una materia pendiente pese a la existencia del FIT que superó elección de 2011.  

Ahora mostramos como les fue a los candidatos en forma individual en las elecciones del domingo pasado. Quienes fueron solos y no obtuvieron el mínimo del 1.5%  no pueden participar en octubre como así tampoco lo pueden hacer los que perdieron en las internas como los radicales y Altamira en el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT)


3) El voto de la izquierda

En esta elección primaria la izquierda, como viene sucediendo en cada comicio, se presentó en forma dividida, con cuatro partidos, frentes o alianzas que desde el punto de vista ideológico no tienen diferencias substanciales ya que todos son marxistas y socialistas, pero la verdad es que son trotzkystas que nunca se van a poner esa condición porque consideran que es piantavotos y que el votante no entendería que se trata el trotzkysmo. Es llamativo que se escuden en el marxismo para esconder su propia identidad ideológica. Así es como se presentaron esta izquierda, que la que hoy está mejor organizada, perfilada, pero que no pueden sacarse esas diferencias que impiden la creación de una poderosa fuerza de izquierda, no para el gusto de las clases dominantes que lo ven como una expresión del “pluralismo político” y de la “convivencia democrática”. No es ese el planteo, sino el hecho de construir esa fuerza de izquierda para la toma del poder, para conquistar la verdadera democracia y realizar los cambios políticos, económicos y sociales para transformar a la Argentina en un país para todos los trabajadores, campesinos, estudiantes y profesionales.

Nuestra izquierda aun no habla de revolución, no habla de construir una nueva sociedad sobre nuevas bases y esa sociedad puede tener diversos nombres que eso es lo de menos. Lo fundamental en el programa de una fuerza de izquierda revolucionaria es tener claro que únicamente una revolución puede cambiar de raíz la situación por la atraviesan millones de argentinos. Es hora de tomar el toro por las astas y saber que la unidad es la característica más importante de la izquierda, pero los actuales dirigentes siguen comportándose como patrones de estancia, como caciques de sus propios partidos y no ven que el futuro de la izquierda reside en la unidad y en el programa de transformaciones revolucionarias.

Las tres fuerzas de izquierda que se presentaron fueron:

1) El Frente de Izquierda y de los Trabajadores
2) El Movimiento al Socialismo
3) Movimiento Socialista de los Trabajadores - Nueva Izquierda)

El FIT se conformó por una amplia coalición de 16 partidos de izquierda tanto a nivel nacional como provincial y local que pasamos a nombrar:

De los Trabajadores Socialistas (La Pampa)
De los Trabajadores socialistas (San Luis)
Izquierda por una opcion socialista (Nacional)
De los Trabajadores por el socialismo (Nacional)
Obrero (Nacional)
Obrero  (Santa Cruz)
Obrero (Rio Negro)
Izquierda de los trabajadores (neuquen)
Obrero (Salta)
Obrero (Catamarca)
Obrero (Tierra del Fuego)
Izquierda de los trabajadores (Jujuy)
Obrero (Formosa)
Izquierda del trabajador por el socialismo (Mendoza)
Obrero (Mendoza)
Cordobés del Obrero (Córdoba)
El Movimiento al Socialismo fue solo con su agrupación y su férrea militancia, mientras que el MST estuvo acompañado por la llamada Nueva Izquierda:


En este cuadro hay dos columnas de porcentajes: la primera se refiere a los votos obtenidos a nivel nacional y la segunda columna a los votos dentro de las fuerzas de izquierda, donde el FIT ganó con abrumadora mayoría. Los candidatos del MAS y del MST quedaron fuera de las presidenciales de octubre porque no alcanzaron el piso legal del 1,5% de los votos.

En su conjunto la izquierda realizó una buena elección ya que superó el piso del 2% que históricamente venía consiguiendo y por otra parte, la oferta electoral estrictamente de izquierda se concentró en estas tres agrupaciones ya que otros partidos están fuera de órbita apoyando al gobierno actual, como es el caso del Partido Comunista, un de los más antiguo partidos revolucionarios y que hoy está en un limbo ideológico y político peor que en los tiempos del primer peronismo de 1946. La izquierda tiene una nueva oportunidad al presentarse nuevamente para disputar la presidencia, de demostrar que puede y debe gobernar en una forma como nunca se vio en la Argentina que lleva más de 100 años de gobiernos de la burguesía y que está a la vista de todos que no pueden seguir dirigiendo los destino de nuestro país.

Veremos como van a llegar a octubre el FIT y sus aliados, debido a que las permanentes discusiones y eternas peleas que llevan a rupturas inútiles, son la constante en la historia electoral de la izquierda que cada vez que logra una buena elección, les cuesta horrores mantener lo conseguido porque se enfrascan en internas que a nada conducen. El ser de izquierda implica luchar por convencer a este pueblo que nuestro puede y debe ser gobernado alguna vez por la izquierda. Es una tarea difícil pero no imposible.

Si comparamos el voto por ideología de derecha e izquierda, abrumadora victoria de la derecha es dominante y avasallante. Los cinco partidos de la derecha sumados en total obtienen el 54% y si le agregamos los votos del oficialismo cuyo candidato tiene un origen en la alta burguesía y siempre defendió los intereses de las clases dominantes, el 38% logrado les da a la derecha el 92% del total de los votos válidos.

El 8% restante se lo lleva la Izquierda y la Centroizquierda cada uno en términos redondos con el 4%.


Conclusiones

¿Qué pasará en octubre con las presidenciales? Pueden presentarse tres escenarios. El primer escenario, lo podemos llamar “continuista” en el caso de que triunfe el Frente para la Victoria, pues su candidato, golpeado por la gravísima crisis de las inundaciones, se comprometió a seguir el camino de los Kirchner iniciado en mayo de 2003. Y eso significa, política de “desendeudamiento”, seguir los intereses de la deuda, mantener el sistema de políticas sociales mediante los diversos planes, ratificar la política exterior hacia América Latina, pero como no se conocen los nombres de los futuros ministros, no se descarta algunas sorpresas en las relaciones con los llorones del campo, con los Estados Unidos y es ahí donde se verá el temple de este candidato.

Un segundo escenario que podemos llamar de “catástrofe” para el caso de que ganara alguno de los candidatos de la derecha tanto Mauricio Macri como Sergio Massa. Sería terrible para la Argentina que éstos lleguen a presidente porque volveríamos a la época de los noventa, de las relaciones carnales y seguramente habría una nueva ola de privatizaciones y el sueño es que vuelva a gobernar la vieja oligarquía ganadera y terrateniente que añora con fuerza recuperar el control de la Casa Rosada. Un triunfo de la derecha dañaría gravemente los buenos vínculos que existen con los demás países de América Latina a nivel de la UNASUR y del CELAC y en este sentido no sería temerario pensar que intenten firmar un tratado de libre comercio con los Estados Unidos, hacer cumplir las resoluciones del juez Thomas Griesa para que los fondos buitres cobren todo y más de lo que piden, satisfacer las demandas de las empresas en el marco del CIADI contra la Argentina, volver a pedir créditos al FMI y endeudarse. Por último, en política interna, aplicar un violento ajuste contra el pueblo argentino e impulsar una reforma impositiva que a nivel de las clases dominantes significa que paguen menos los que más tienen y que paguen más los que menos tienen y de paso derogar las retenciones o derechos a la exportación de granos y cereales para el deleite y felicidad de la Sociedad Rural y sus socios del campo, es decir, los dueños de las tierras argentinas.


Un tercer escenario, puede ser el escenario optimista, donde si bien la izquierda difícilmente gane las presidenciales, puede dar una grata sorpresa y dar un gran paso hacia adelante, consiguiendo no solo un mayor número de votos sino que pueda meter varios diputados y formar una poderosa banca que pueda mediar, discutir, proponer, debatir y aprobar todo un conjunto de leyes para mejorar la calidad de vida del pueblo argentino. Todo dependerá de la propia izquierda, de su capacidad de conducción, de dar el ejemplo siempre ya que el diputado de izquierda debe ser el portavoz de las aspiraciones de muchos trabajadores que luchan y que no tienen apoyo de su sindicato y que son reprimidos por las fuerzas policiales y de la gendarmería. Fortalecer y agrandar la presencia de los legisladores de izquierda en todo el país es el gran objetivo de estas elecciones para crear las condiciones de avanzar hacia las transformaciones que la Argentina necesita para salir de la crisis capitalista que cada día nos  hunde más en la miseria.