El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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martes, 1 de enero de 2013

REVOLUCION CUBANA



CUBA, ANTORCHA DE LOS PUEBLOS LIBRES

Por Sergio Daniel Aronas – 01 de enero de 2013

“La paciencia es la madre de la victoria”
(Samora Machel, Ex Presidente de Mozambique)

“Jamás en nuestros pechos se albergará la ingratitud, el oportunismo y la traición”
(Fidel Castro. Discurso de saludo al XXVI Congreso del
Partido  Comunista  de la Unión Soviética, febrero de 1981)

            El triunfo de la Revolución Cubana el 1º de enero de 1959 marcó el inicio de la era socialista en América Latina y cada año que transcurre se pone de manifiesto con mayor fuerza la grandeza de esta victoria por su influencia en la evolución del proceso revolucionario continental y mundial y por los destino de los pueblos.

            Desde que José Martí fundara el Partido Revolucionario Cubano e iniciara la Guerra de la Independencia contra el colonialismo español, victoria frustrada por la intervención imperialista de los Estados Unidos, el pueblo cubano nunca dejó de luchar contra toda forma de opresión colonial y neocolonial. Y la estadounidense por casi sesenta años impuso una Constitución fantoche y un régimen de gobierno tiránico y despótico sobre la base de la terrorífica Enmienda Platt que le aseguraba al imperialismo el manejo de todos los asuntos cubanos. La primera señal de lo que sería los años del asalto de los Estados Unidos a Cuba fue la prohibición a los soldados y jefes cubano a participar del desfile de la victoria sobre los Ejércitos españoles, lo que provocó profunda amargura y desazón en el pueblo cubano, artífice y protagonista fundamental del triunfo luego de casi cuatrocientos años de dominio colonial.

            Las ideas impulsoras que trazara José Martí para que el pueblo cubano pudiera romper con las cadenas del colonialismo y las advertencias que dejara acerca del peligro que cernía sobre nuestra América, sobre el creciente poderío militar y expansionista del imperialismo norteamericano, fue brillantemente retomado y conducido por el genio político y estratégico de Fidel Castro al mando de la dirección de movimiento revolucionario junto con sus compañeros de lucha.

            Desde que 1º de enero de 1959 cuando fue derrotada y abolida la dictadura de Batista y entró en funcionamiento el Programa de la Revolución: ¿Cuántas veces en este tiempo los imperialistas intentaron destruir la obra de la Revolución Cubana? ¿Cuántas veces en estos 54 años los gobiernos de los Estados Unidos auguraban el irremediable fracaso de la Revolución Cubana? ¿Cuántas veces intentaron derrotar al pueblo revolucionario cubano con la agresión militar directa como fue el desembarco de Bahía de Cochinos en abril de 1961, el mejor lugar para que los cochinos mercenarios encuentren su sepultura? ¿Cuántas veces intentaron ahogar a la Revolución Cubana con la imposición criminal de los bloques económicos, comerciales y financieros? ¿Cuántas veces escuchamos y leímos por los escribas del imperio “el fracaso de Fidel”, que el socialismo en Cuba terminaría en un “definitivo desastre”; ¿Cuántas veces en estos cincuenta y cuatro años el imperialismo intentó impedir la marcha de las transformaciones revolucionarias en Cuba? ¿Cuántas veces los gobiernos de los Estados Unidos intentaron promover la contrarrevolución interna, provocar el descontento en el pueblo cubano para que se insurreccione contra el gobierno de Fidel y decretar el tan ansiado cambio de régimen para beneficio del imperialismo y  de esa forma Cuba vuelva a ser el casino y el paraíso de la diversión de la plutocracia estadounidense con su salvaje economía del despilfarro? ¿Cuántas veces en estos 54 años trataron de convencer al mundo en general y a los cubanos en particular que estaban completamente equivocados y que no durarían ni un año en el poder? ¿Cuántas veces los gobiernos de los Estados Unidos intentaron convencer a los cubanos de que el camino elegido por la Revolución era erróneo, irrealizable, inviable? Y aun con todas las amenazas, las agresiones, las formas brutales del bloqueo, único caso en la historia del mundo de las relaciones internacionales en la que una gran potencia le impone a un país pobre semejante método para ahogar la construcción de la sociedad de nuevo tipo, los variados intentos de asesinatos de los principales dirigentes de la Revolución, la guerra bacteriológica por la cual le introdujeron la enfermedad rompehuesos del dengue, nunca pudieron doblegar el espíritu combativo no solo de la Dirección Política al mando del transformaciones económicas y sociales, sino la abrumadora mayoría del pueblo cubano artífice fundamental y protagonista vital de esta gloriosa Revolución que sigue conmoviendo al mundo.

            Si el Libertador Gral. José de San Martín estuviera con nosotros para contemplar semejantes actos demenciales de violación flagrante a la soberanía de un estado, volvería a escribir su vibrante justificación del fusilamiento del coronel español Antonio Landívar y que estampó con su firma el 15 de abril de 1814 al afirmar que: "Los enemigos se creen autorizados para exterminar hasta la raza de los revolucionarios, sin otro crimen que reclamar éstos los derechos que ellos le tienen usurpados. Nos hacen la guerra sin respetar en nosotros el sagrado derecho de las gentes y no se embarazan en derramar a torrentes la sangre de los infelices americanos."

            En los momentos más difíciles cuando la traidora política de Mijail Gorbachov comenzó a sentirse con fuerza en sus relaciones con Cuba hasta que finalmente la Unión Soviética desapareció del mapa del mundo, parecía que a los cubanos se les venía las siete plagas de Egipto y que la caída del socialismo era cuestión de horas y días en los sueños nucleares del imperialismo para destruir definitivamente el ejemplo extraordinario de la República de Cuba, el gobierno cubano bajo la suprema conducción de Fidel Castro volvió a emerger con toda su energía como en aquella histórica jornada del 26 de julio de 1953 en el frustrado asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, como la garantía de que la Revolución Cubana seguirá luchando por el socialismo que supieron conseguir y construir y con la plena seguridad de que Cuba no se rinde ante nada ni nadie y que los imperialistas jamás podrán hacer prevalecer su arrogancia agresiva en sus relaciones con la isla.

            Cuba ha demostrado tener una paciencia increíble como la definía Samora Machel, el gran héroe de la independencia de Mozambique para defender su revolución, no hostigar al imperio por su política invasora, por no realizar actos contra objetivos estratégicos de los Estados Unidos, por reclamar con justificadas razones la devolución de Guantánamo a la soberanía de Cuba y el cierre total de la base militar que los Estados Unidos mantienen en contra de la voluntad del pueblo y gobierno cubano y como parte de su agresividad hacia la isla tuvieron la desfachatez de utilizar esa porción de territorio cubano como una asquerosa prisión para los supuestos terroristas islámicos que el gobierno terrorista de los Estados Unidos inflamó de guerra y calamidades en el mundo. No cualquier gobierno puede tener la altura y la consciencia de enfrentar a una potencia tan grande y gigante como los Estados Unidos. De ahí nuestro sagrado respecto y eterna admiración a su gobierno y su pueblo aguerrido y valiente capaz de soportar situaciones complicadísimas y salir adelante como siempre lo han demostrado.

            Por todo ello es que se puede decir que la Revolución Cubana provocó un cataclismo político e ideológico de vastas proporciones que se ha proyectado como el acontecimiento más grandioso de la historia del siglo XX en el continente americano en general y en la geografía latinoamericana en particular. Esto porque su modelo de revolución marcó un cambio radical y profundo en los métodos y en las formas de luchas, en los métodos de análisis de la realidad concreta, en la formulación de una teoría y una práctica como hasta ese momento no se la conocía y porque puso en crisis y desató fuertes polémicas entre los partidos comunistas del mundo, ya que en la dirección política del Movimiento 26 de Julio no estaba el PC cubano (PCC) como organización principal. De ahí que muchos partidos comunistas de América Latina, entre ellos el argentino, no reconocieron a la revolución o tuvieron una actitud vacilante, dudando seriamente en apoyarla o rechazarla por el hecho de que el PCC no estaba en las filas revolucionarias y porque esa revolción no estaba en el molde y no encajaba en el esquema teórico e ideológico que sustentaban los soviéticos acerca de las vías de las revolución para la toma del poder. Por esa razón, es que el Che Guevara nunca le cayó bien a la dirigencia soviética y el ejemplo más dramático de esta desgraciada situación fue el famoso discurso del Che en Argel en 1965 donde critica y le da con todo a la política internacional de Unión Soviética por su falta de respuesta y compromiso con las luchas liberadoras o directamente no apoyar más a los movimientos revolucionarios e insurgentes que aparecieron durante los años sesenta del siglo XX. Este tema fue crucial a lo largo de la historia del movimiento comunista internacional y los cubanos fueron siempre los más internacionalistas de todos y se jugaron todo por su revolución y ayudar a defender la de países hermanos allende la mar Océano, como fue la exitosa y brillante campaña militar de Cuba en Angola, Etiopía, Mozambique y Namibia para derrotar a los ejércitos de la Sudáfrica del apartheid, como lo reconoció Nelson Mandela en su entrevista personal con Fidel Castro cuando el líder cubano visitó Sudáfrica. Estas polémicas se vieron claramente en 1981 en una conferencia mundial de partidos comunistas y obreros organizada por la publicación teórica e informativa "Revista Internacional" denominada "La dialéctica de lo nacional e internacional en el movimiento obrero" en las condicones contemporáneas, las vias y la experiencia de la lucha de los comunistas", donde el delegado cubano con crudeza esas cuestiones frente a los demás representantes de los otros partidos cuando se debatía las formas de prestar la ayuda internacionalista y un aspecto central acerca de ante quien debe justificarse esa ayuda (Ver Revista Internacional - Problemas de la Paz y el Socialismo, Nº 277, Septiembre de 1981, páginas, 67 y 68).     

            Durante todos estos años esta pequeña isla sin recursos energéticos considerables, sin uranio y oro; que no tiene minerales y recursos hídricos abundantes; que no tiene grandes empresas de alta tecnología o empresas propias capaces vender en el mundo como consecuencia del bloqueo y las leyes comerciales que le impone los imperialistas; que tampoco tiene una gran flota mercante capaz de recorrer los mares; aun con todas  estas carencias construyeron y diseñaron un nuevo país sobre nuevas bases: construyeron y diseñaron su propia industria sin explotar el trabajo de un solo obrero; realizaron la reforma agraria sin explotar a un solo campesino; desarrollaron su propio sistema de salud e invirtieron en la creación de científicos que son orgullo de su país y de Latinoamérica.

            Sabemos que bien la respuesta de todos los gobiernos de los Estados Unidos hacia Cuba es la violencia elevada a la categoría de política de estado con sabotajes, guerra biológica, guerra bacteriológica, guerra económica, bloqueo, embargo, atentados, asesinatos y todo tipo de actos terroristas para destruir la infraestructura del país. Con la política estadounidense para con Cuba se crea el hecho increíble de que el agresor imperialista que comete todo tipo tropelías se atreve se colocar a Cuba como país “terrorista”, en esa ridícula agrupación llamada “eje del mal”. Y frente a tantas amenazas y agresiones de los Estados Unidos hacia Cuba los funcionarios norteamericanos se presentan ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para "denunciar" con un desparpajo y un cinismo inaudito que en Cuba se violan los derechos humanos. Esos mismos que organizaban, financiaban, armaban y promovían a la contrarrevolución interna, los que reclutaban mercenarios y bandas para dañar a los sectores de la economía de Cuba que no pueden ser destruidos con el bloqueo y los que a lo largo de cincuenta y cuatro no dejan de soñar con reconquistar Cuba para instaurar un estado títere y fantoche a gusto del gobierno yanki sea éste republicano o demócrata que vienen gobernando los Estados Unidos desde 1801, son los responsables y culpables de iniciar, continuar y fortalecer las medidas contra el pueblo de Cuba y su gobierno antiimperialista.  

Cuando se escriba la historia sobre los héroes que están construyendo un mundo nuevo y sobre nuevas bases, en una época en que la existencia de la República de Cuba movilizando a millones de ciudadanos y emancipada del poder del imperio que le impone un bloqueo económico salvaje violando todas las normas del derecho internacional, se contará en la historia del siglo XX de la gran epopeya del pueblo cubano derrotando primero a la sanguinaria dictadura de Batista y luego iniciando la revolución socialista que elevó a Cuba a la categoría de país libre de dominio extranjero; se contarla la historia de su inquebrantable unidad contra las amenazas y agresiones del imperialismo; se contará la historia de la formidable campaña de alfabetización que en un año proclamó a Cuba como “territorio libre de analfabetismo” y en cuyo discurso de clausura Fidel Castro en 1961 ya vislumbraba el futuro poderío económico de China y la necesidad de aprender su idioma para estar mejor preparado en las relaciones diplomáticas y comerciales; se contará la historia de cómo se dieron las bases y condiciones de su victoria revolucionaria; se contará la historia acerca de la forma de gobierno y de justicia que garantizaron las transformaciones sociales y económicas vitales para desarrollar el país sin tutelaje de ninguna especie, sin injerencia de cualquier potencia imperialista que intente en lo más mínimo asomar su cabeza; se contará la historia de una pequeña isla que en años de dura lucha recuperó los derechos, deberes y obligaciones que les fueron usurpados e investirse en una nación libre, soberana e independiente; se contará la historia de una república que no necesitó del FMI, ni del Banco Mundial y ni de planes de ajustes para desarrollar su economía, su ciencia, su cultura y el deporte con y por sus auténticos dueños: el pueblo cubano porque ya no teme el azote de los viejos amos; se contará la historia acerca de una República que, apoyándose en la confianza de su pueblo,  pudo con sus ideas,   voluntad, sangre, claridad y perseverancia y con una dirección política aguerrida transformar los sueños en realidad, entonces ahí recién podremos decir que aquellos que iniciaron y forjaron la independencia cubana en 1868 y en 1895, fueron la fuente eterna de inspiración de la generación del 53 para el triunfo de la primera Revolución Socialista en el Hemisferio Occidental. 



Quien supo definir el contenido de una revolución y que puede aplicarse sin lugar a dudas a la cubana por el lugar que ha ocupado y el papel que ha desempeñado en la historia de América Latina, fue un hermano político de José Martí por las ideas que predicaron y por la lucha que sostuvieron contra toda forma de vuelta al colonialismo y porque también acuñó el mismo apodo que el gran cubano. Ese hermano fue Francisco Bilbao (1823-1865), llamado el Apóstol de la Libertad de América, que escribió: “Es a la Revolución a la que debemos el orgullo del hombre dueño de sí mismo; es a ella a la que debemos no vivir ni haber vivido bajo castas, bajo reyes, bajo aristocracias del terruño; bajo  señores de horca y cuchillo, de pendón y caldera; es a ella a la que debemos la consciencia de la igualdad, el bautismo de la soberanía, el entusiasmo por lo heroico; el amor a las virtudes patrias y sociales (…)” (El Evangelio Americano, Buenos Aires, 1864).
 
Como homenaje a los Héroes del Moncada y a su poeta Raúl Gómez García que murió en el asalto, la Revolución Cubana supo poner en lo más alto de la cima del Turquino la estrella solitaria de su bandera, para que todo el mundo vea que el socialismo de Cuba existe, triunfa y seguirá triunfando por más que el imperialismo se rompa los dientes.



















“Jamás en nuestros pechos se albergará la ingratitud, el oportunismo y la traición".

Fidel Castro, Discurso de saludo al XXVI Congreso del PCUS, Moscú, Febrero de 1981.


"En toda la América sucede igual. No se sostiene un gobierno sin la voluntad de los Estados Unidos, ya que el apoyo del oro yanki es más sólido que el voto del pueblo respectivo. Hoy los pueblos no son nada, ya que la sociedad está hecha para ser gobernada por el Dólar y no por el ciudadano. Cualquier gran rico de Yankilandia tiene más dólares que ciudadanos todos los países de la América. El Dólar vence hoy al Ciudadano; hay que hacer que el ciudadano venza al Dólar. Para esto, se dirán es necesario una revolución. Sí, lo es; pero no una revolución más como las que se ven todos los días en los países de América: revolución de hambrientos politiqueros deseosos de hartarse con el presupuesto y los empréstitos de los Estados Unidos. Hay que hacer, en fin, la Revolución Social en los países de la América".

Julio Antonio Mella MacParland, Cuba un pueblo que nunca ha sido libre, 1924.
   



“Es a la Revolución a la que debemos el orgullo del hombre dueño de sí mismo; es a ella a la que debemos no vivir ni haber vivido bajo castas, bajo reyes, bajo aristocracias del terruño; bajo de señores de horca y cuchillo, de pendón y caldera; es a ella a la que debemos la consciencia de la igualdad, el bautismo de la soberanía, el entusiasmo por lo heroico; el amor a las virtudes patrias y sociales (…)”

Francisco Luis Bilbao (1823-1865). El Evangelio Americano, Buenos Aires, 1864.