LA ASAMBLEA GENERAL CONSTITUYENTE DEL AÑO X1II
Por Sergio Daniel Aronas – 23 de enero de 2013
Breve
reseña
Derrocado el Primer Triunvirato en
octubre de 1812, la revolución anticolonialista iniciada el 25 de Mayo de 1810
en las Provincias Unidas del Río de la Plata, recobraba nuevos impulsos, nuevos
bríos y empezaba a consolidarse la idea de fortalecer el gobierno para hacer
frente a las amenazas invasoras de los ejércitos españoles que juraron
escarmentar a quienes se atrevieron a insurreccionarse contra su Majestad el
Rey para recuperar y limpiar esos territorios “infestados de Revolución
Francesa”, como aseveraba la monarquía de Fernando VII.
El Segundo Triunvirato toma la
iniciativa de convocar a un Congreso con el fin de establecer las nuevas bases sobre las cuales deberá regirse
el nuevo sistema de libertad, darse una forma de gobierno y qué tipo de
relaciones iban a poner en práctica con el mundo. Se trataba en resumidas
cuentas de si era o no la hora de romper definitivamente los vínculos con España
declarando la independencia y al mismo tiempo dictar una Constitución que
reglamente el ejercicio del poder político, legislativo y judicial como así
también las relaciones con todas las provincias y dar una solución al problema
de la esclavitud, la situación de la población india.
El artículo sexto de la convocatoria
al Congreso decía lo siguiente en cuanto a la forma de elección de los
representantes: “Esta Capital tendrá cuatro Diputados por su mayor población é
importancia política; las demás Capitales de Provincia nombrarán dos y uno cada
ciudad de su dependencia, á excepción de Tucumán, que podrá á discreción
concurrir con 2 Diputados á la Asamblea”
Los
diputados electos conforme a este artículo y que participaron en las deliberaciones
de la Asamblea fueron:
Ø Por Buenos Aires: Hipólito Vieytes, Valentín Gómez, Vicente López y
Planes y José Julián Pérez;
Ø Por Salta: Pedro Agrelo y José Moldes;
Ø Por Córdoba: Juan Larrea y Gervasio Posadas;
Ø Por Corrientes: Carlos María de Alvear;
Ø Por San Juan: Tomás Antonio Valle;
Ø Por Mendoza: Bernardo Monteagudo;
Ø Por Santiago del Estero: Mariano Perdriel;
Ø Por Catamarca: José Fermín Sarmiento;
Ø Por La Rioja: José Ugarteche;
Ø Por Tucumán: Nicolás Laguna y Juan Ramón Balcarce;
Ø Por San Luis: Agustín José Donado;
Ø Por Jujuy: Pedro Vidal;
Ø Por Entre Ríos: Ramón Eduardo Anchoris;
Ø Por Santa Fe: José Amenábar;
Ø Por Luján: Francisco Argerich.
También
fueron elegidos a la Asamblea los representantes del Alto Perú lugar donde la
guerra contra los ejércitos realistas cobró inusitada violencia y la defensa de
la frontera norte cobró vital importancia para asegurar el camino iniciado en
1810.
Ø Por Santa Cruz de la Sierra: Antonio Suárez y Cosme Damián Urtubey
(no se incorporaron);
Ø Por Cochabamba: Miguel José Cabrera y Andrés Pacheco de Figueroa (no
se incorporaron);
Ø Por Chuquisaca: José Mariano Serrano y Ángel Mariano Toro;
Ø Por Potosí: Simón Díaz de Ramila y Gregorio Ferreira;
Ø Por La Paz: Ramón Mariaca (no se incorporó) ;
Ø Por Mizque: Pedro Ignacio de Rivera.
De
todo este proceso que tantas esperanzas abría para profundizar y unir a los
revolucionarios, tuvo su momento de lamentable discordia y desencuentro cuando
fueron rechazados los representantes de la Banda Oriental conducido por el gran
Jefe de los Orientales José Gervasio de Artigas. A partir de este instante
comenzó una terrible persecución contra él y sus seguidores que terminó un
enfrentamiento armado de gravísimas consecuencias porque Artigas nunca propuso
separarse del ni proclamar la independencia de la Banda Oriental del gobierno
de Buenos Aires, sino unir a todas las fuerzas en pugna para estar en mejores
condiciones a la hora de derrotar tanto a los ejércitos realistas como los
intentos del imperio del Brasil para apoderarse de la Banda Oriental.
Los Presidentes de la Asamblea fueron los
siguientes representantes:
En 1813
·
Febrero: Carlos María de Alvear
·
Marzo: Tomás Antonio Valle
·
Abril: Pedro José Agrelo
·
Mayo: Juan Larrea
·
Junio: Vicente López y Planes
·
Julio: Gervasio Antonio Posadas
·
Agosto: Ramón Eduardo de
Anchoris
·
Septiembre: Pedro Pablo Vidal
·
Octubre: Tomás Antonio Valle
·
Noviembre: José Moldes
1814
·
Enero: Valentín Gómez
·
Agosto: Tomás Antonio Valle
1815
Enero: Nicolás Laguna
Secretarios
1813: Febrero: Hipólito Vieytes
Los
dos objetivos trazados por la Asamblea (declarar la Independencia y establecer
una Constitución Política del nuevo estado) no pudieron cumplirse pese a que la
mayoría de sus integrantes eran miembros de la Logia Lautaro pero de los que
apoyaban al presidente Carlos María de Alvear, ya que San Martín fue enviado
con su recién creado regimiento de granaderos a caballo a perseguir a una flota
española que estaba saqueando las poblaciones ribereñas del Paraná y aledaños.
Alvear fue un caso particular de esta historia de la Asamblea ya que fue
nombrado presidente con solo 23 años de edad, sin ninguna experiencia de
conducción política previa sino que gracias a la portación de su apellido lo
indicaba como un “hombre ilustre” entre la naciente clase dirigente porteña.
Rechazó la representación de los diputados de la Banda Oriental y desencadenó
una salvaje represión contra el movimiento de Artigas y sus partidarios. Este
enfrentamiento fue sin duda una terrible tragedia para la lucha por la
independencia porque se desató una sangrienta guerra civil por el solo hecho de
que Artigas –quien siempre rechazó todo intento de declarar la independencia
unilateral del territorio oriental porque se consideraba parte integrante de
las Provincias Unidas del Río de la
Plata- en las instrucciones redactadas a sus diputados ordenaba luchar por la
independencia, romper los vínculos con el reino de España, establecer la
igualdad jurídica y política de todos los pueblos que las forman, la división e
independencia de los tres poderes; que el gobierno central atienda sus
cuestiones y los de las provincias los suyos; declarar una constitución general
para el nuevo estado y que cada provincia tenga la propia; que la sede del
gobierno central no sea la ciudad de Buenos Aires. Semejante programa
conspiraba con los objetivos centralistas porteños porque eran inaceptables que
Buenos Aires no sea sede del gobierno, que no pueda entrometerse en la vida de
las otras provincias y muchos menos permitir un tratamiento igualitario entre
ellas.
Por
estas razones, la guerra contra Artigas mostró la oligarquía ganadera criolla una
completa y absoluta estrechez estratégica para declararlo “ilegal y traidor”
cuando los verdaderos enemigos eran los que conspiraban contra el nuevo sistema
de libertad nacido en Mayo de 1810: los ejércitos realistas de la España de
Fernando VII en franca decadencia y sus potencias aliadas. ¿Cómo puede
declararse la independencia si se pelean los pueblos integrantes de las
provincias? ¿Qué tipo de unión puede crearse entre ellas si por un disenso, por
opinar diferente respecto de las aspiraciones del gobierno porteño, se le
declara la guerra en forma arbitraria y que llevaría a una matanza entre
hermanos? La Asamblea que se denominó Constituyente para aprobar una precisamente
una constitución, era imposible en medio de una guerra discutirla o ponerse de
acuerdo sobre las formas de gobierno, organización de la justicia, las relaciones
con las provincias y con los países sudamericanos y con Europa que su apoyaba la
restauración de Fernandito como rey absoluto. Lo interesante de la lucha por
una Constitución es que se presentaron cuatro proyectos, que ninguno terminó
por concretarse y sólo recién en 1815 se aprobada el Estatuto Provisional durante
el Directorio ejercido por Ignacio Álvarez Thomas.
Un
dato curioso de la historia de la Asamblea del Año XIII es que sus sesiones
comenzaron el 31 de enero bajo la presidencia de Carlos María de Alvear y fue
disuelta durante el directorio del mismo Alvear cuando se sublevaron los jefes
militares enviados por él para reprimir a Artigas y para sacar a San Martín de
la gobernación intendencia de Cuyo donde estaba preparando el ejército para la
campaña libertadora. El derrocamiento de Alvear como Director Supremos es lo
que se conoce como la Revolución Federal de 1815 cuando Álvarez Thomas se
rebela en Fontezuelas (cerca Arrecifes); el General Miguel Estanislao Soler se
pronuncia en Buenos Aires junto con el Cabildo para pedir la renuncia de
Alvear.
Así
terminó la historia de la Asamblea General del Año XIII en medio de un
conflicto creado por las autoridades de Buenos Aires empecinados en destruir a los
enemigos equivocados. Sin embargo, su legado basado en las leyes promulgadas, serían
retomadas por el Congreso de Tucumán que apoyándose en una dirección políticas
más decidida, más resuelta y más
valiente declararía finalmente la independencia del reino de España, sus
sucesores, metrópoli y de toda otra potencia extranjera el glorioso 9 de julio
de 1816, cuando las Provincias Unidas del Río de la Plata era el único bastión
libre de la América del Sur que no pude ser reconquistado por los ejércitos
realistas. Con este acto magnífico, el General San Martín al mando del Ejército
de Los Andes daría inicio - tras el increíble y casi matemático cruce de la
cordillera – la contraofensiva de las fuerzas revolucionarias para terminar
definitivamente con los trescientos años de la dominación española. Quedó
pendiente nuevamente el tema de la Constitución que sería caldo de cultivo y
motivo de nuevas discordias, desunión que provocaron las terribles guerras civiles
que por casi cuarenta años ensangrentaron a nuestros antepasados hermanos.
FUENTES
CONSULTADAS
1)
Internet
Wikipedia.
Héctor B.
Petrocelli. Historia Constitucional Argentina. La Asamblea del Año XIII. http://argentinahistorica.com.ar/intro_libros.php?tema=1&doc=57&cap=93
2)
Libros
Miron Burgin. Aspectos económicos del
federalismo argentino (1946). Ediciones Solar. Bs. As. 1987
Halperín Donghi Tulio. Revolución y guerra
(1972). Siglo XXI, Bs. As, 2002.
Hugo Galmarini. Los negocios del poder. Reforma
y crisis del estado (1776-1826). Corregidor, Buenos Aires, 2000.
Abad de Santillán Diego. Historia
Argentina. Tomo I, Buenos Aires, 1965.
Leiva Alberto David. Fuentes para el
estudio de la historia institucional argentina. Ediciones Previas. Eudeba,
Buenos Aires, 1982.