EL FIN DE LA ERA OBAMA, PREMIO NOBEL DE LA GUERRA
Por Sergio Daniel Aronas – 21 de enero de 2017
Se fue Barack Obama, el premio Nobel de la
guerra, sin pena ni gloria en una presidencia que no estará en el altar de los
grandes sino en el basurero de la historia. En todo su mandato sembró de
guerra, invasiones, destrucciones y muerte en los países donde ya estaban
instalados y amplió su foja de servicios destructivos con la demolición de
Libia en 2011 y provocando la espantosa guerra civil en Siria de donde surgió
la monstruosa criatura creada por su gobierno que se llama Estado Islámico, una
banda de mercenarios criminales a sueldo de los países imperialistas.
No cumplió con su promesa de cerrar la
horrenda prisión de Guantánamo, territorio ilegalmente usurpado a Cuba y que
debe ser devuelto a sus verdaderos dueños: al pueblo cubano.
No cumplió con retirarse de Irak y Afganistán
y en este último país con su presencia récord de 13 años no pudo controlar ni
derrotar a las milicias que luchan contra la ocupación yanqui.
Se la pasó bombardeando país que le venga en
gana, amenazando a Venezuela, ampliando y expandiendo la OTAN hacia el este de
Europa organizando maniobras militares provocativas contra Rusia armando a sus
antiguos aliados con los sistemas antimisiles como ocurre con el gobierno
fascista de Polonia, porque sueñan que pueden amedrentar a Rusia y a su
gobierno.
Instigó a los nazis ucranianos a iniciar la
guerra contra las regiones que querían volver a Rusia proveyéndoles de armas y
equipos militares; alentó a los aventureros de Georgia a pelearse contra Rusia,
maniobra que le salió mal porque la respuesta rusa fue contundente.
En 2015 tenía a 46
países en conflictos y 70 millones de desplazados forzosos como consecuencia de
las guerras iniciada o ya sostenidas por el imperialismo.
Estuvo de visita en
Vietnam y tuvo la desfachatez de no disculparse ante esta valiente nación por
los sanguinarios crímenes cometidos por sus oficiales y soldados invasores,
asesinos, violadores y torturadores de la peor especie. .
Su visita a Cuba en la
que se quiso mostrar como el “paladín de la libertad” se vio el odio sagrado de
los gobiernos imperiales hacia la isla, su pueblo y su revolución que se
reflejaron en sus discursos, manteniendo el bloqueo que evidenció su fracaso
total.
A cuarenta años de la
gran victoria del pueblo de Vietnam, ni siquiera tuvo la valentía de pedirle
perdón por los crímenes y destrucciones que le causaron en aquella guerra- Así
es el imperialismo, sobre el cual el Che Guevara nos dejara muchas
enseñanzas.
En sus aventuras en Afganistán,
Irak y Paquistán dejó 4 millones de muertos y si agregamos Siria y Libia el
número de muertos llegue a los 5 millones. Estas guerras neocoloniales fueron
las que provocaron las masivas huidas y desplazamiento de millones de personas
de África y Asia y esos gobiernos imperialistas se hacían los distraídos cuando
oleadas de refugiados llegaban desesperadamente a Europa y eran tratados peor
que los animales. Que le pregunten a muy digna Angela Merkel su linda opinión
sobre los inmigrantes.
Obtuvo el record
histórico de que los gastos de defensa llegaran a los 610 mil millones de
dólares para fabricar armar y destruir el mundo, gasto que representaba el 54%
de todo el presupuesto. Y a este criminal que se hacía el buenito le dieron el
premio Nobel de la Paz
Comparto con los
lectores del blog esta muy buena descripción de lo que fueron los ocho años del
gobierno de Barack Obama, expresión de una administración que de presentarse
como un imperialismo solapado terminó siendo lo que siempre fueron las
administraciones estadounidenses: imperialismo elevada a la enésima potencia.
En materia social las
cifras y los resultados de la presidencia de Barack Obama evidencia el fracaso
de su política y el fortalecimiento de los grandes y poderos grupos que
conformar la estructura de poder global del imperio estadounidese. De acuerdo
al trabajo realizado por Ramón Pedregal Casanova, esta es la estadística de los
8 años de Obama:
2.500.000 emigrantes
deportados.
2.500.000 – 3.000.000
de presos que hacen trabajo esclavo.
50.000.000 de
habitantes de EEUU en la pobreza.
20 billones de deuda
pública.
La mitad de su población trabajadora dispone de la misma renta de 1970, hace 46
años.
En 2015 la
organización “La vida de los negros si importa” daba la cifra de 1.134
asesinados por la policía. No hay cifras de 2.016.
De los 61 Tratados
Internacionales de la ONU, EEUU sólo ratifica 18
El mismo autor muestra
los tratados y convenios internacionales que nunca suscribieron:
No aprueba el Convenio
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW).
No aprueba el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la
Explotación de la Prostitución Ajena.
No aprueba el Protocolo de Kioto de la Convención de la ONU sobre Cambio
Climático. EEUU es el mayor emisor de gases de efecto invernadero.
No aprueba el Convenio contra Crímenes de Guerra ni contra Crímenes de Lesa
Humanidad.
No aprueba el Tratado
de la ONU sobre la prohibición completa de los ensayos nucleares.
No aprueba el Convenio
Internacional contra el reclutamiento, financiación y entrenamiento de
mercenarios.
No aprueba el Convenio Internacional para la represión de los atentados
terroristas cometidos con bombas.
No aprueba el Convenio
Internacional para la represión de la financiación del terrorismo.
No aprueba el Convenio
sobre los Derechos del niño y contra la prostitución y pornografía infantil.
No aprueba el
Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos destinado
a abolir la pena de muerte.
No aprueba el Convenio relativo a la libertad sindical, negociación colectiva y
sobre la edad mínima para el empleo.
No aprueba el Convenio de la Corte Internacional de Justicia y del Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional.
EL LEGADO DE OBAMA: GUERRA,
REPRESIÓN Y DESIGUALDAD
13 enero 2017
Joseph Kishore
El “discurso de
despedida a la nación” de Barack Obama, llevado a cabo el martes pasado, fue
precedido por una sarta de publicaciones mediáticas relacionadas a su legado.
Esto ha incluido tributos que retratan al presidente como un orador brillante,
un reformador progresista, un visionario y un hombre del pueblo.
Para darle forma a
esta narrativa, la Casa Blanca circuló un video el fin de semana protagonizando
a los comediantes Ellen DeGeneres y Jerry Seinfeld, los actores Leonardo
DiCaprio y Tom Hanks, la estrella de baloncesto Michael Jordan y otras
celebridades, quienes presentaron los “momentos históricos que prueban que, sí,
podemos crear progreso”. Tales ovaciones absurdas y nauseabundas no dan
testimonio de las cualidades o logros del 44.º presidente de EE.UU., sino de la
degradación intelectual, política y moral de la producción cultural
estadounidense.
Obama y los sectores
privilegiados alrededor del Partido Demócrata pueden utilizar halagos y
técnicas de mercadeo para fabricar su legado, pero millones de personas más lo
juzgarán por sus acciones.
Se necesitaría mucho
más espacio del que está disponible aquí para exponer en detalle el balance de
lo realizado por el gobierno de Obama. Sin embargo, cualquier evaluación
objetiva de los últimos ocho años tiene que incluir los siguientes elementos:
1. Las guerras interminables
Obama es el primer
presidente en la historia estadounidense en servir dos términos completos en
guerra. Esto incluye el continuo derramamiento de sangre en Afganistán e Iraq,
las campañas de bombardeos en Libia, los seis años de guerra para un cambio de
régimen en Siria y el apoyo a Arabia Saudita en la destrucción de Yemen. Un
estudio reciente encontró que, en el 2016, EE.UU. mantuvo fuerzas especiales en
138 países, 70 por ciento del total en el mundo.
Las llamadas “guerras
del siglo XXI” que fueron iniciadas bajo Bush y expandidas bajo Obama, han
ocasionado más de un millón de muertes y desplazado a millones más, lo cual
sigue desencadenando la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra
Mundial. El “pivote hacia Asia” de Obama ha incendiado varios focos de
tensiones geopolíticas, como en el mar de China Meridional y el conflicto entre
la India y Pakistán. El actual presidente le dejará al siguiente mandatario
miles de tropas de la OTAN que siguen siendo desplegadas a lo largo y ancho de
Europa del Este, en medio de una histeria militarista antirrusa que está siendo
alimentada por la prensa y el mismo Partido Demócrata.
Obama es también el
presidente de los drones, presidiendo sobre la muerte de unas 3.000 personas en
Pakistán, Yemen, Somalia y Libia por ataques de estos aviones no tripulados,
además de varios miles más en Irak y Afganistán.
2. Los derechos democráticos
Al menos tres de los
individuos asesinados en ataques de drones eran ciudadanos estadounidenses. En
el 2011, su administración declaró que el presidente tiene la autoridad para
asesinar a cualquier persona, incluyendo a ciudadanos estadounidenses, sin el
debido proceso legal. Esta acción simboliza apropiadamente la actitud del antes
profesor en derecho constitucional sobre los derechos democráticos más básicos.
A pesar de haber
prometido cerrar la prisión y centro de tortura estadounidense en Guantánamo
desde su inauguración como presidente, Obama la ha mantenido abierta. Chelsea
Manning, quien expuso valientemente los crímenes de guerra estadounidenses en
Irak, está cumpliendo una condena de 35 años de prisión en Fort Leavenworth,
Kansas, mientras que el gobierno de Obama ha dado penas de cárcel por espionaje
a más denunciantes que todos los otros presidentes anteriores combinados.
Edward Snowden tuvo que exiliarse a Rusia por amenazas de ser procesado
penalmente o algo peor aún, mientras que el fundador de WikiLeaks, Julian
Assange, sigue atrapado en la embajada ecuatoriana en Londres.
Los programas de
espionaje masivos de la Agencia Nacional de Seguridad expuestos por Snowden
siguen ahí, y nadie ha sido citado a un juicio a responder por las actividades
indiscutiblemente ilegales e inconstitucionales de la institución. Tras
insistir que hay que “mirar hacia adelante, no hacia atrás”, Obama dejó impunes
a funcionarios del gobierno de Bush que institucionalizaron la tortura. Algunos
de ellos, incluyendo al actual director de la CIA, John Brennan, fueron incluso
nombrados a mejores puestos en la planilla de Obama.
Obama ha militarizado
los departamentos de policía alrededor del país e intervino en la corte para
defender abusos policiales que violaban claramente la Constitución.
3. La desigualdad social
Obama llegó al poder
inmediatamente después de la crisis económica del 2008, y un enfoque de su
administración ha sido recobrar los niveles de riqueza de la aristocracia
financiera. Desde su punto más bajo en marzo del 2009 (dos meses después de la
inauguración de Obama), los valores bursátiles fueron impulsados por las
políticas de “expansión cuantitativa” de la Reserva Federal y se han triplicado
con creces, beneficiando principalmente al uno por ciento más rico. Las
ganancias corporativas trimestrales totales se dispararon de $671 mil millones
a finales del 2008 a $1,64 billones en el 2016, mientras que la riqueza de los
400 estadounidenses más ricos aumentó de $1,57 billones a $2,4 billones.
Al otro extremo, los
ocho años bajo Obama han traído una disminución en los salarios, un aumento en
los costos de vida y un endeudamiento cada vez mayor. Casi el 95 por ciento de
los puestos de trabajo añadidos durante la “recuperación económica” de Obama
han sido puestos temporales o a tiempo parcial, según un estudio reciente de Harvard
y Princeton, con el porcentaje de trabajadores en empleos temporales subiendo
de 10,7 por ciento a 15,8 por ciento. Obama presidió sobre la quiebra de
empresas automotrices tras la crisis, imponiendo un recorte salarial
generalizado del 50 por ciento para nuevos empleados.
Además, dio su apoyo a
la restructuración tras la bancarrota de Detroit, donde recortaron severamente
las pensiones de los trabajadores de la ciudad. Alrededor de la llamada
“reforma educativa”, supervisó una ola de cierres de escuelas públicas y
ataques contra los profesores, a quienes despidió en los cientos de miles.
En cuanto a su
iniciativa principal a nivel doméstico, Obamacare o la Ley de
Cuidado de Salud Asequible tuvo los resultados que se esperaban,
primordialmente pasarles los costos médicos de las corporaciones y del Estado a
los individuos. Los patrones han obligado a sus trabajadores a pagar precios
desorbitantes por atención y cobertura deficientes.
Las consecuencias han
sido devastadoras. La esperanza de vida en EE.UU. se disminuyó entre el 2014 y
el 2015 por primera vez desde lo peor de la epidemia del SIDA en 1993,
principalmente debido al salto de muertes por sobredosis de fármacos, suicidios
y otras manifestaciones de malestar social.
Dos estadísticas
adicionales son claves para ilustrar el legado de Obama. Desde el año 2009,
aproximadamente 10,000 personas han muerto a manos de la policía en Estados
Unidos y el gobierno de Obama ha deportado a tres millones de inmigrantes, más
que cualquier otra administración en la historia estadounidense.
Luego, está Obama
mismo. Lo más llamativo ha sido falta de integridad. Desde su primer discurso
importante, en la Convención Nacional Demócrata del 2004, la prensa ha
destacado a Obama como un gran orador. Sin embargo, a lo largo de doce años en
altos cargos federales, incluyendo ocho en la Casa Blanca, Obama no ha dejado
ni una oración memorable de sus discursos y entrevistas.
Todo lo que se ha
dicho sobre Obama, quien llegó al poder tras ser nombrado “Vendedor del año”,
es falso o artificial. Lo único que ha transmitido es indiferencia, una extraña
apatía, un hombre sin cualidades.
Dicha personalidad es
apta para su función. Más que nada, Obama ha sido el presidente de las agencias
de inteligencia. Sus convicciones políticas no fueron más allá de leer los
informes de la CIA.
Para la clase
gobernante, la función un tanto más específica para Obama fue encubrir el
dominio de su gobierno por parte de Wall Street y los mandos militares y de
inteligencia con la política de identidad. El “cambio” que Obama llegó a
representar fue en el color de su piel, no el contenido de sus políticas.
Las organizaciones de
la clase media alta, nominalmente liberales y de pseudoizquierda, que además
orbitan alrededor del Partido Demócrata, acogieron su llegada al poder como si
fuese un evento “transformador”, explotando el hecho que el próximo presidente
iba a ser un afroamericano para abandonar sus pretensiones de oposición al
gobierno. Sin embargo, su mandato demostró que la categoría social de clase, y
no la de raza, es la determinante.
A pesar del sinfín de
comentarios “progresistas” sobre Obama, nadie parece capaz de explicar por qué
es que los ocho años su gobierno dio paso al triunfo electoral de Donald Trump.
La difícil realidad social, el enojo generalizado y la decepción que se viven
en el país condujeron a que el Partido Demócrata, además de la imagen de la
clase política en general, colapsará.
Obama ahora le deja al
mundo un feroz conflicto entre dos facciones derechistas de la clase
gobernante: aquellos asociados a Trump, quienes se están preparando para regir
sobre un gobierno autoritario, militarista y oligárquico, y aquellos que lo
critican furiosamente por su renuencia, hasta el momento, a continuar con los
preparativos para librar una guerra contra Rusia.
El balance del legado
de Obama y el personaje en sí reflejan a la clase política estadounidense—una
estructura osificada y reaccionaria que carece de apoyo popular, maniobrando
sobre una caldera de tensiones sociales en plena ebullición. El verdadero
legado de Obama es la agravación de la crisis del capitalismo estadounidense y
el surgimiento de un nuevo periodo de luchas sociales y revolucionarias.
Fuente: http://www.wsws.org/es/articles/2017/01/13/obam-j13.html