Discurso Introductorio en el Encuentro Comunista Europeo
Con el tema: “Cien años de la Gran Revolución Socialista de Octubre.
Capitalismo-Monopolios-Unión Europea sólo traen crisis, guerras, pobreza. El
socialismo es vigente y necesario”.
Estimados camaradas:
El legado
teórico de la Revolución de Octubre, enriquecido con la experiencia de las
revoluciones socialistas que tuvieron lugar a continuación, es valioso.
Se ha confirmado
en la práctica que la teoría marxista-leninista respecto la revolución ha sido
correcta, partiendo del análisis sistemático global del imperialismo, que la
revolución madura en el transcurso de los acontecimientos históricos y estalla
en un momento determinado por una combinación de causas objetivas y subjetivas.
Los burgueses y
todo tipo de renegados distorsionan u ocultan la importancia de la Revolución
de Octubre porque obviamente entienden muy bien que a través de su victoria, la
teoría y las ideas del marxismo se convirtieron en una fuerza material,
movilizaron y siguen movilizando a millones de trabajadores en todo el mundo
contra el poder del capital que salieron victoriosos y organizaron su propio
estado obrero que es la forma más elevada de democracia que ha conocido la
humanidad.
La postura
nihilista hacia el socialismo que hemos conocido, la adopción de puntos de
vista que hablan de un fracaso total –porque su curso fue interrumpido- es una
postura anticientífica y ahistórica, y lleva a callejones sin salida.
El socialismo
fue construido, desarrollado, y comenzó a resolver graves problemas económicos
y sociales. Sin embargo, por varias razones, no se hizo posible demostrar y
sobre todo liberar, a lo largo del curso de su construcción, el potencial
inherente para su constante desarrollo y perfeccionamiento, para consolidarse
en la lucha contra el sistema capitalista.
Sin embargo,
esto no niega la contribución y el papel del sistema socialista, tal como fue
formado en el siglo XX, independientemente de las deficiencias, las debilidades
y los errores que se produjeron a lo largo de este curso difícil.
La Revolución de
Octubre confirmó en la práctica el análisis leninista respecto el eslabón más
débil de la cadena imperialista. Hasta entonces, lo que le faltaba al
movimiento internacional era el fundamento teórico de la posibilidad de
victoria de la revolución socialista en primer lugar en un país o en un grupo
de países que se destacarían como eslabones débiles, como resultado de la
agudización de las contradicciones internas bajo la influencia de los
acontecimientos internacionales.
Por supuesto,
debido al desarrollo económico y político desigual, es posible que tales
características se manifiesten en países de nivel de desarrollo medio o bajo,
donde el proceso revolucionario puede comenzar con mayor facilidad, pero es
extremamente difícil que la construcción socialista continúe de manera
victoriosa. Los análisis de Lenin contribuyeron al desarrollo del marxismo y
del pensamiento estratégico de los bolcheviques en su conjunto.
Fue decisiva la contribución de Lenin y del
partido bolchevique en la confrontación contra la sección de la
socialdemocracia que, violando las decisiones de la II Internacional, apoyó a
las clases burguesas de sus países, a veces votando por los créditos de guerra
en el Parlamento, otras veces participando en gobiernos que libraban guerras,
supuestamente para que se lograra un “desarrollo pacífico”, defendiendo la “paz
imperialista” con la pistola en la cabeza de los pueblos. Una línea política
que inevitablemente les enredaba aún más profundamente en la guerra
imperialista, en la agudización de las contradicciones y los antagonismos de
los estados imperialistas y sus alianzas.
Lenin con la
línea estratégica que siguió, determinó que desde el punto de vista del
movimiento revolucionario de la clase obrera cuyo objetivo es la revolución y
la conquista del poder obrero, la
cuestión no es una simple oposición “pacifista” a la guerra, sino la
utilización de brechas que objetivamente en tales condiciones se crean en el
campo imperialista, la utilización del debilitamiento de la burguesía en cada
país con el fin de convertir la guerra imperialista en cada país en una lucha
por el derrocamiento del poder burgués que trae la muerte y la pobreza para los
hijos de la clase obrera y para los pueblos de todos los países.
Lenin, tomando
en consideración la experiencia de la Revolución de Octubre, se ocupó
particularmente de las cuestiones del poder del nuevo Estado obrero. Hizo una
contribución especial a la identificación de los gérmenes de los órganos del nuevo
poder.
Esta experiencia
y lecciones tienen un valor permanente en cuanto a la organización de la lucha
obrera y popular, cuando se intensifica la lucha de clases en condiciones de
crisis revolucionaria, de situación revolucionaria, a la organización y la
expresión de la alianza de la clase obrera con los sectores populares pobres,
sus aliados naturales, los campesinos pobres y los trabajadores autónomos, con
la clase obrera en la vanguardia, su transformación en fuerza revolucionaria,
capaz de dirigir un enfrentamiento decisivo contra el poder burgués y formar
las nuevas instituciones obreras-populares del nuevo poder.
El KKE, al
estudiar la experiencia valiosa de la Revolución de Octubre, ha llegado a la
conclusión fundamental que la determinación del objetivo político, del poder
obrero, se debe hacer en base a la definición objetiva del carácter de la época
que se determina por el movimiento de la clase que objetivamente está en el
primer plano del desarrollo social.
Esto define el
carácter de la revolución y no la correlación de fuerzas, según sostienen
algunos Partidos Comunistas.
Por supuesto, la
correlación de fuerzas entre las dos clases rivales básicas, la burguesía y la
clase obrera, así como la postura de las capas medias, es un factor decisivo
respecto el momento oportuno para la revolución socialista. En este sentido, un
partido comunista debe tomar en cuenta la “correlación de fuerzas de clase”, en
el sentido leninista, es decir, en términos de la relación de las clases con el
poder.
Al mismo tiempo,
el Partido Comunista debe tomar en cuenta y evaluar la correlación de fuerzas
en el movimiento obrero, los movimientos de sus aliados sociales, como un
elemento necesario para hacer las maniobras adecuadas posibles, para elaborar
consignas, para que las masas, a través de su propia experiencia, se atraigan
en la lucha por el poder.
Sin embargo,
esto no puede servir en ningún caso como coartada, para la sumisión,
participación o tolerancia del movimiento obrero y comunista a cualquier forma
de gobierno burgués en el marco del capitalismo.
En Grecia, en
los últimos años de la crisis, han florecido todo tipo de fabricaciones
ideológicas burguesas y oportunistas. Ha tenido lugar y todavía se desarrolla
una discusión acerca de la necesidad de la formación de un gobierno de
“izquierda”, “progresista”, “democrático”, “antiderecha”, “anti-memorandum”,
“patriótico”, “nacional”, “universal” (todos estos nombres se han utilizado
para describir tales gobiernos) como una propuesta inmediata de salida de la
crisis económica y de la política antipopular.
Estas propuestas
se hacen tanto por los partidos burgueses tradicionales como por otros partidos
burgueses recién fundados y por partidos en el ala “izquierda” del espectro
político. El movimiento obrero debe rechazar todas estas trampas que pretenden
manipular la lucha obrera y popular y asimilar al movimiento.
La experiencia
histórica nos enseña que los primeros gobiernos “obreros”, “de izquierdas”
surgieron por partidos socialdemócratas o como gobiernos de coalición de
partidos socialdemócratas con otros partidos burgueses. No ha habido ningún
caso en la historia del movimiento obrero internacional y en aquel período, es
decir después de la I Guerra Mundial, que estos gobiernos no surgieron como
resultado de las maniobras de la burguesía para confrontar el levantamiento
revolucionario, para asimilar el descontento de los trabajadores y de los
pueblos en condiciones de una crisis económica muy profunda, antes o después de
la guerra.
El objetivo de
un gobierno “de izquierdas”, “obrero” en el marco del poder capitalista, sin el
derrocamiento revolucionario, mediante procesos parlamentarios, fue adoptado
posteriormente por partidos comunistas como un objetivo intermedio con medidas
de transición. El objetivo de este, como se creía, era facilitar la lucha por
el socialismo y resolver algunas demandas populares apremiantes.
Pero la
experiencia ha demostrado que en ningún lugar a pesar de las buenas intenciones
de los partidos comunistas, no han logrado abrir una ventana, ni mucho menos
abrir el camino hacia el socialismo, ni siquiera estabilizar ciertas conquistas
del movimiento popular. De la experiencia de varios países, en algunos antes y
en otros después de la II Guerra Mundial hasta el presente, algunos partidos
comunistas se han encontrado desarmados a nivel organizativo, ideológico y
político.
La experiencia
histórica y la importancia de la gran Revolución de Octubre son incomparables.
Ha confirmado que la salvación de la clase obrera y de las demás capas populares
en condiciones de crisis económica y política capitalista, en condiciones de
guerra imperialista, es posible solamente a través del camino de derrocamiento
del poder y de la propiedad capitalista, lo que presupone el debilitamiento y
la quiebra total tanto de sus diversas formas “izquierdas” mediante las
tendencias del reformismo-oportunismo peligroso y de la “izquierda gobernante”,
que en Grecia está expresada por SYRIZA.
Cabe destacar la
evaluación del KKE en nuestras Tesis para el XX Congreso de nuestro partido ya
que estamos en la sede del Parlamento Europeo: Los acontecimientos después del
estallido de la crisis mundial en 2008-2009 confirman que la Unión Europea y la
zona euro no son una formación coherente, estable y permanente. Las políticas
de la Unión Europea no pueden lograr atenuar la desigualdad en el seno de la
zona euro y de la UE; al contrario se destaca un crecimiento de la brecha entre
los Estados-miembros. Se confirma la posición leninista de que las Naciones
Unidas de Europa o serán socialistas con la clase obrera en el poder, o no
existirán, no podrán servir los intereses de los pueblos y el progreso.
Estimados
camaradas:
A finales de
marzo, nuestro Partido celebrará su 20º Congreso con el objetivo básico el
fortalecimiento ideológico-político-organizativo total del Partido y de su
Juventud como partido de la revolución. Este fortalecimiento es una condición
previa necesaria para llevar a cabo las tareas complejas del reagrupamiento del
movimiento obrero, de la construcción de la alianza social en dirección
anticapitalista-antimonopolista, en la lucha contra la guerra imperialista, con
el objetivo del poder obrero.
De este
fortalecimiento del Partido depende además su capacidad de preparar al pueblo
para estas tareas en dirección de ruptura y derrocamiento del sistema
capitalista. Esto es aún más válido en condiciones cuando todo parece inmóvil,
o todo se mueve lentamente hacia el objetivo del contraataque obrero-popular, o
incluso en un período en que hay retrocesos.
Nuestro Partido
ha llegado a la conclusión de que el hecho de que el contenido revolucionario,
las conquistas que surgieron como resultado de la Revolución de Octubre se
debilitaron bajo el impacto de intentar resolver problemas existentes en la
construcción socialista en dirección equivocada, siguiendo recetas
capitalistas, un curso que coincidió cronológicamente con las resoluciones del
XX Congreso del PCUS en 1956 que se expresaron en forma extrema a través de la
Perestroika en 1985 y la contrarrevolución en su conjunto en 1991.
Sin embargo,
todo esto ni cambia ni altera la dinámica interna de la construcción
socialista, ni tampoco la importancia decisiva de la Gran Revolución Socialista
de Octubre de 1917.
Los
acontecimientos en el Movimiento Comunista Internacional, la división en el
Movimiento Comunista Internacional, cuestiones de estrategia jugaron un papel
importante en la formación de la correlación de fuerzas mundial.
Nuestro Partido
ha aprendido de las debilidades y lo errores que ha cometido en el pasado, como
ha sido la falta de preparación teórica y política para evaluar el desarrollo
de la contrarrevolución en la URSS a tiempo.
Consideramos que
es responsabilidad y derecho de cada partido comunista de estudiar cuestiones
teóricas del socialismo, evaluar el curso de la construcción socialista, sacar
lecciones en cuanto al frente contra el oportunismo a nivel internacional,
preparar a las fueras del Partido y en general las fuerzas de clase para
comprender la lucha de clases a nivel internacional, para explicar en base
científica y clasista los retrocesos en el progreso y desarrollo social. En
este espíritu internacionalista y comunista intentamos seguir los
acontecimientos actuales en países como China, Vietnam, Cuba y otros.
La explicación
científica y la defensa de la contribución del socialismo en el siglo XX es un
elemento que fortalece la estrategia revolucionaria del movimiento comunista.
El estudio de
las contradicciones, de los errores subjetivos de todo el progreso histórico es
un proceso de desarrollo de la teoría del socialismo-comunista que llevará a la
revitalización ideológica y política del movimiento comunista y le
proporcionará una fuerza aplastante en su nueva ofensiva y victoria final.
Entre nuestras
tareas principales hoy es restaurar entre los trabajadores la verdad respecto
el socialismo del siglo XX, sin idealizaciones, objetivamente y libre de las
calumnias de la burguesía que se basan en las catástrofes provocadas por la
contrarrevolución.
Hoy día, el
capitalismo es todavía fuerte, pero no es invencible. La crisis capitalista ha
demostrado aún más intensamente los límites históricos del sistema capitalista.
Las uniones imperialistas como la UE y la OTAN, establecidas en el “terreno”
capitalista y para la defensa de los intereses monopolísticos, no están libres
de antagonismos interimperialistas, tanto en su interior como con otras
potencias imperialistas.
En particular,
en la fase actual deberíamos estar más preocupados respecto sus
contradicciones, con el surgimiento de fuerzas populistas, de la ultra derecha,
euroescépticas en dirección reaccionaria, en todos los países de Europa y en
EE.UU., después de la elección de Trump. Por supuesto queda por ver cómo será
trazada la política de EE.UU. después de la inauguración presidencial, porque
la batalla electoral tiene más elementos, como es el populismo. Es cierto que
EE.UU. continuará con su política imperialista porque sigue siendo la primera
potencia mundial en económica y militar. Pero se preocupa por la ocupación de
la segunda posición a nivel económico mundial por China y además por el cambio
en la balanza comercial a expensas de EE.UU. y a favor de China, al mismo
tiempo que China es el número 1 acreedor de
EE.UU, que le debe (EE.UU. a China) más de 1,5 billones de dólares. Así
que EE.UU. considera como adversario principal a China, que además tiene buenas
relaciones con Rusia que es la segunda potencia militar en el mundo.
Camaradas:
Es nuestro deber
como movimiento comunista seguir de cerca todos estos acontecimientos, intercambiar
puntos de vista, informaciones, determinar una postura y actividades conjuntas
respecto la situación internacional y los acontecimientos que amenazan a
nuestros pueblos.
Para que las
generaciones presentes y futuras, el nuevo turno de la clase obrera que entra
en la producción y en el movimiento digan que:
El siglo XX
comenzó con la mayor ofensiva de los proletarios de todas las épocas y terminó
con su derrota temporal. El siglo XXI traerá el derrocamiento final y esta vez
irreversible del capitalismo y la construcción del socialismo-comunismo.
Lo esencial es
que se ha roto el hielo, que se ha abierto el camino, que se ha indicado la
dirección.
¡Viva los cien
años de la Gran Revolución de Octubre!