ARGENTINA: EL SEGUNDO SEMESTRE ECONÓMICO DE 2016
Por Sergio Daniel Aronas – 21 de julio de 2016
Desde que asumió la presidencia el gobierno de
Mauricio “Marioneta” Macri vino diciendo que las “mejoras” en la economía del
país y de nosotros, los habitantes de la República Argentina, iban a dar sus
frutos porque el ajuste brutal implantado habría de superar los sus efectos
perniciosos y que por lo tanto, se abriría un período de crecimiento,
prosperidad, confianza, inversiones, reducción de la inflación y del desempleo.
Semejante mentira queda evidenciada a la luz
no sólo de la estadística sino por los terribles resultados ocasionado por el
violento impacto de las medidas tomadas por este gobierno proimperialista que
ya causa alarma en la propia burguesía dueña de las empresas.
Las autoridades del equipo económico como así
también el presidente y su gabinete de ministros, están tan confiados y
esperanzados en este dichoso segundo semestre que sólo puede concebirse en su
propia cabeza y no porque tenga una estrategia elaborada con suficiente
minuciosidad permitir el despegue de la economía sino que es sólo expresión y
cuestión de deseo puesto que no hay ninguna evidencia tanto de corto como de
largo plazo que haga realidad el sueño de este gobierno.
Lo lanzaron con bombos y platillos casi
utilizando el lenguaje del gobierno iniciado el 8 de julio de 1989 cuyo nombre
no queremos recordar por todos los males que causó al país. Y este planteo del
futuro crecimiento es como si llegara mediante un golpe de barita mágica a nuestro
país una reiteración de aquella gran mentira que fue el “salariazo” y la super
revolución recontra hiper productiva”.
La Argentina es un país verdaderamente generoso.
Y no es para menos si tenemos un Ministro de Hacienda y Finanzas (Ex Economía)
que se baja los pantalones para pedirle perdón a los empresarios españoles de
Repsol por la estatización realizada por el gobierno anterior, lo que evidencia
el desconocimiento total de este muchachito del prontuario criminal de esta
compañía petrolera que no tiene un solo pozo de petróleo propio. Y en una gran
cantidad de países los desastres ecológicos han sido de una magnitud gigantesca
que tardarán años en resolverse.
Los
resultados de la política económica
La Macri-nomics, como llamó el Financial Times
a las medidas tomadas por el gobierno de Marioneta Macri, han tenido un
resultado catastrófico para el conjunto del pueblo argentino debido a qué profundizó
y agravó la tendencia recesiva que mostraba los últimos meses el gobierno de
Cristina Kirchner, donde aparecía como principal problema a resolver la elevada
inflación, la caída de ventas tanto en el mercado interno como en el externo,
los altos índices de pobreza e indigencia que trataron de ocultar y un factor
decisivo en la política de ventas de la empresas que es la reducción de la tasa
de ganancia.
El nuevo gobierno que asume en diciembre de
2015, aplica toda violencia como nunca antes se vio en la historia un fuerte
ajuste fiscal y monetario, bien dentro de la línea ortodoxa que promueven los
economistas defensores del capitalismo salvaje y con el lógico amparo del Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial. Estas medidas favorecieron directamente
a la clase capitalista empresaria, dueña de los medios e instrumentos de
producción con el supuesto intento de sacarlos de la crisis, promover la
expansión de los negocios mediante incentivos impositivos y cambiar la matriz
del crecimiento económico.
Estos seis meses de Macri en el gobierno han
sido una guerra declarada a los trabajadores, a los salarios y al conjunto del
pueblo de manera como jamás se dio en la Argentina, ni siquiera en los tiempos
de la dictadura. Entre las medidas decretadas estuvo la devaluación, que es un
típico reclamo de los sectores exportadores para lograr un dólar muy alto de
modo que cuando ingresen divisas a las cuentas bancarias de estos llorones, se
incremente de manera gigantesca por efecto del aumento del tipo de cambio. La
segunda y que acompaña a la primera fue la eliminación de las retenciones a las
exportaciones agropecuarias con lo cual el estado deja de percibir 16 mil
millones de dólares siendo acaparada esta suma por la clase terrateniente y
ganadera sin mover un solo dedo. La tercera medida del ajuste estructural
fueron los pavorosos, desmedidos y salvajes aumentos de las tarifas de los
servicios públicos que siempre se quejan del supuesto atraso de sus costos, pero
nunca dicen nada de los subsidios que el da el Estado.
Es una política de ajuste para disciplinar a
la clase trabajadora en su conjunto y hacer caer todo el peso de la crisis en
el conjunto del pueblo cuando los responsables de esta situación son las mismas
empresas que jamás invirtieron en la magnitud de los servicios que deben
prestar. En este ajuste el disciplinamiento de los trabajadores se logra a
través de la competencia feroz entre
ellos en la búsqueda de trabajo, situación que la clase capitalista aprovecha
para bajar los salarios a niveles paupérrimos y obligar a que trabajen por lo
que sea y por el tiempo que los patrones requieran. Ya se aplicó varias veces
este método siniestro en la economía argentina y que a la burguesía le ha dado
notable éxitos al lograr mano de obra barata, obligándola a trabajar por tiempo
indeterminado.
El autor de esta no la vivió en carne propia
entre 1995 y 2004 con jornadas de trabajo que empezaban a las 8 de la mañana y
terminaban a las 11 de la noche, es decir, 15 horas de trabajo sin cobrar horas
extras, ni viáticos, ni premios ni nada. Así paga el capitalismo salvaje.
Los
efectos de la devaluación
La devaluación del peso repercute
inmediatamente en el nivel general de precios debido, primero, al aumento
simultáneo de los precios en pesos de las exportaciones y, segundo, por el
aumento de los costos de las industrias que utilizan insumos importados. El
aumento de los precios internos de la producción agropecuaria y de las
industrias que utilizan insumos importados provoca una caída de los salarios
reales debido al incremento de los precios de los artículos de consumo (de
origen agropecuario e industrial) adquiridos por los trabajadores. Tanto como
en el pasado, el sector agropecuario exportador esta interesado en la devaluación
de la moneda nacional por los beneficios que ella le proporciona en términos de
absorción de ingreso de los otros sectores de la economía nacional.
Por un lado, una moneda de menor valor hace
más costosas las importaciones (hace falta una mayor cantidad de la divisa
nacional para comprar la divisa extranjera y por lo tanto importar bienes y
servicios). Las brutal devaluación cercana al 70% en el marco de un esquema
llamado de “flotación sucia” porque se basa en un sistema de banda mínimos y
máxima y en función de cómo se opere en las transacciones, el Banco Central
interviene o no. Para éste lo importante que se mantenga entre esos valores que
para los economistas defensores del capitalismo es el nivel que garantiza el
“equilibrio de los mercados· Esta violenta devaluación acompañada por la eliminación
de las retenciones a las exportaciones (o derechos aduaneros) desató una
estampida de precios provocada por las empresas que fabrican. Es decir que el
mismo gobierno provocó lo que quería evitar y la situación se le fue de las
manos porque en la Argentina, la producción de los principales productos están
concentrados en pocos compañías que forman tanto mercados monopólicos como
oligopólicos, repartiéndose entre ellos los mercados, las ventas y sus
“ganancias”.
Por otro lado, la devaluación combinada con la
eliminación de las retenciones, la liberación del cepo cambiario, no hizo más
que desencadenar un aumento masivo de precios que repercutió en la feroz caída
de los salarios, la pérdida de nuestro poder adquisitivo, la baja terrible del
consumo y todo esto terminó con el cierre de pequeñas empresas. Pero de todas
estas, la principal consecuencias perniciosa es la reducción de los salarios. La
devaluación del peso repercute inmediatamente en el nivel general de precios
debido, primero, al aumento simultáneo de los precios en pesos de las
exportaciones y, segundo, por el aumento de los costos de las industrias que
utilizan insumos importados. El aumento de los precios internos de la
producción agropecuaria y de las industrias que utilizan insumos importados
provoca una caída de los salarios reales debido al incremento de los precios de
los artículos de consumo (de origen agropecuario e industrial) adquiridos por
los trabajadores. Tanto como en el pasado, el sector agropecuario exportador
esta interesado en la devaluación de la moneda nacional por los beneficios que
ella le proporciona en términos
La
eliminación de las retenciones
Las retenciones a las exportaciones
agropecuarias, también llamados derechos aduaneros, es un tributo que se
cobraba por cada una de las operaciones de ventas al exterior que realizan las
empresas y se pagaban en el momento de embarcar los contenedores en los boques
en las terminales de puerto. Este importe figura en cada permiso de embarque en
cuenta llamada derechos aduaneros y que el estado le cobraba en un porcentaje
sobre el importe declarado en dicho permiso.
Para los señores del campo, los dueños de las
grandes extensiones de tierra en la Argentina cualquier clase de impuesto es
para ellos “distorsivos” y siempre se quejan de que sus producciones y la tasa
de ganancia que aspiran obtener nunca les alcanza, siempre tienen pérdidas y se
lloran al estado cuando la situación económica y financiera se les complica. Lo
verdaderamente distorsivo es que nunca quieran pagar impuestos, que se quejen
cada que tienen que tributar. Lo distorsivo son sus pretensiones de clase
privilegiada que quieren vivir al margen del sistema tributario y utilizar al
estado en su propio beneficio para que les licue sus deudas con el exterior, le
subsidien la producción y obtengan ganancias siderales. Lo auténticamente
distorsivo es el eterno intento de los terratenientes que nada satisface sus
apetitos hegemónicos y sus ambiciones por el dinero.
Nunca quieren pagar impuestos y hacer todo lo
posible por evitar la imposición de tasas por más pequeña que estas puedan
llegar a resultar, esgrimiendo recursos falaces de echarle la culpa al estado
por la situación que atraviesan las empresas del sector.
En los años de los gobiernos de Néstor y
Cristina Kirchner nunca le fue tan bien al campo con en esos doce años donde
alcanzaron una expansión inusitada de exportaciones con la soja como punta de
lanza.
Se contradicen ellos mismos cuando dice que
como las retenciones no tienen una gran incidencia en el total de los impuestos
recaudados por el estado, no habría nngún problema en eliminación dichas retenciones.
Esto es un planteo falso puesto que si no tienen tanto incidencia en el total
de los impuestos, si no tienen mucho peso en la estructura tributaria
argentina, está bien claro que pueden pagarlos sin problema y sin generar sus
lamentos y lagrimeos por un tributo que pueden pagarlo y nada afecta a sus
ganancias, a sus activos y a sus patrimonio.
Los exportadores agropecuarios venden y cobran
en dólares de modo que ni la devaluación
puede afectar en alguna etapa productiva sus
elevadísimas tasas de ganancias. Los explotadores le tienen horror a la palabra
impuestos como los físicos temen al vacío. La diferencia es que los silos nunca
están vacíos, sino lleno de cereales esperado la orden de vender al exterior y
mover la rueda de sus beneficios astronómicos. Los capitalistas sean del campo
o de la industria, nunca dicen lo que ganan, ocultan sus ganancias para menos
impuestos y como tienen estudios de contadores y abogados muy profesionalizados
y especializados en evasión y elusión impositiva, tienen todo a su favor para
crear las condiciones de eludir sus responsabilidades tributarias-
Estas empresas agroexportadoras son compañías
de tipo oligopólicos, es decir, muy pocas que manejan un mercado
multimillonario y no son todos los productores los que lo pagan, sino los que
exportan y éstos son una pequeña cantidad pero altamente concentrados y muy
poderosos con vastos intereses y entrelazamientos naciones e internacionales,
con poder de lobby y con funcionarios y dirigentes que estuvieron en el estado
y al pasar a la actividad privada y viceversa aceitan todo ese sistema de
relaciones para favorecerlas de todas las maneras posibles. Es mentira que las
retenciones les afecten derechos de propiedad, que sea confiscatorio o que les
perjudique sus tasas de ganancias.
No pueden esgrimir esos argumentos porque la
historia los ponen contra la pared porque su origen de grandes propiedades
viene del despojo, robo y reparticiones de los pueblos originarios tras la mal
llamada Guerra del Desierto de 1879 que permitió a las grandes familias
terratenientes agrupadas en la Sociedad Rural financiar dicha campaña para
luego quedarse con las tierra regadas con la sangre de los pueblos pampas,
tehuelches, onas, pehuenches, mapuches, araucanos, puelches y otros en la
actual Patagonia y luego brindar por la Patria.
Transcribimos un pasaje del estudio realiazado
por el Dr. Jorge Saverio Matimata, abogado especializado en derecho tributario “Retenciones
y política tributaria integradas en un sistema económico y financiero”, donde
afirma la validez de este impuesto con estos términos y la importancia que
tiene en el sistema económico argentino:
.
“Si no existieran retenciones a las exportaciones, los
productores nacionales optarían por exportar su producción o colocar sus
mercaderías en el mercado interno a precios internacionales, pero en éste
último caso con un poder adquisitivo devaluado, lo cual generaría una selectiva
concentración del consumo por el valor internacional de los bienes y servicios
ofrecidos, haciendo inaccesible el acceso a dichos productos a una gran mayoría
de personas.
-Consecuentemente las retenciones a las exportaciones
operan como reguladoras del mercado interno y como recursos tributarios, no
solo desde que los ingresos generados sin retenciones generarían una importante
concentración de la riqueza y valores inaccesibles, sino por que gravan
ganancias extraordinarias tanto con fines fiscales como parafiscales desde que
regulan los precios internos.
Por tal razón,
la herramienta tributaria bajo análisis constituye por un lado, un elemento
regulador de una economía que produce y exporta en el contexto de una política
monetaria que subvenciona una divisa cara y subsidios a los combustibles con
fines de exportación, y por otro lado cumple una función recaudatoria gravando
ganancias diferencia de cambios.”
El
tarifazo de los servicios públicos
La tercera y una de las más violentas medidas tomadas
por esta administración pro imperial fue el tarifazo bestial. El aumento del
400% las tarifas de los servicios
públicos derivo en incrementos demenciales de hasta el 5000% en facturas a las
personas, es decir, a los ciudadanos comunes que viven de su sueldo y que ahora
deben destinarlo a pagar de estas facturas, sobre todo del gas, donde resulta
ser que ahora todo el pueblo debe pagar la ineficacia e ineficiencia de las
empresas que tienen la concesión de estos servicios tras la privatización realizada
entre 1990 y 1993.
No cabe duda que este tarifazo es la cara más
violenta del ajuste salvaje y que en resumidas cuentas, constituye una
violación flagrante a la Constitución Nacional por el carácter confiscatorio de
las pretensiones de las empresas que son MONOPÓLICAS y somos cautivos de estas
compañías ineficientes que no invirtieron nada en obras y solo se preocupan por
sus ganancias. Mantener el 400% de incremento es tan impagable como monstruoso
y lo más terrible es que con este robo legalizado de nuestros ingresos
tenemos que pagar los desastres de quienes dirigen estas compañías. Esta
plutocracia gobernante depredadora, evasora de impuestos, lavadora de dinero,
que tiene cuentas en paraísos fiscales, hace negocios fraudulentos, desvía
fondos de subsidios que le entrega el estado, que se endeudan en forma
descontrolada para luego recurrir a ese estado que estafan para que se haga
cargo de esas deudas, como muchas veces lo hicieron en el país, hoy se cree
autorizada para hacer lo que quiere y tenemos la espantosa ley de blanqueo de
capitales que es una amnistía encubierta a los delincuentes de altas finanzas.
Que el gobierno no se olvide que la historia política, económica y social
mundial está llena de ejemplos notables de rebeliones, insurrecciones y
revoluciones motivadas por aumento demenciales de impuestos y tarifas. La
Argentina también está incluida en esta trama.
El
financiamiento de la crisis
El gobierno espera recaudar lo que dejó de
cobrar con la espantosa ley de blanqueo para conseguir financiación a sus
proyectos, pagar a los jubilados, reactivar la economía y especialmente hacer
frente a los intereses de la deuda tras la emisión de los nuevos bonos que
engrosarán nuevos ajustes a toda la población.
Este paquete impositivo aparece como una tabla
de salvación para la clase gobernante, como ha sido la constante de los
gobiernos capitalistas a lo largo de la historia. Lo brutal de este blanqueo es
que aparece en el marco de las denuncias contra el presidente Macri por estar
comprometido en el caso de los Panamá Papers y ser un conspicuo evasor de
impuestos como fueron las causas que le imputaron y que recién al asumir la presidencia,
la rapidez de sus jueces amigos, lo sobreseyeron en acusaciones terribles que
en cualquier país seriamente constituido, jamás hubiera sido candidato a
presidente con casi 250 causas de todo, incluyendo las penales por las escuchas
ilegales.
El
blanqueo de capitales constituye un medio por el cual los gobiernos quieren
disciplinar a los que fugaron millones de dólares del país para que regresen de
donde salieron como si volvieran de un eterno exilio. Muchos estudios (E.
Basualdo) demostraron la estrecha relación entre el endeudamiento externo y la
fuga de capitales desde 1976 hasta hoy en día, en un proceso que nunca se ha
detenido. En la propuesta de este desgobierno que apunta a tomar iniciativas,
aspira a recaudar 20 mil millones de dólares con intereses del 10% para 2016 y
del 15% para 2017. Quienes se llevaron sus dineros al exterior lo hicieron bajo
el argumento de la “falta de seguridad jurídica” y uno de los campeones mundiales
de este dislate es nada menos que Marioneta Macri a quien al descubrírsele sus
cuentas en paraísos fiscales ya no puede sostener ese engendro de los teólogos
del libre mercado ahora que es o presidente. Este blanqueo es en resumidas
cuentas un nuevo intento de esta burguesía evasora y lavadora en general y del
propio gobierno en particular, de ponerse al día con sus estados financieros
bajo las condiciones que le fije la ley en caso de aprobarse. Y como la
historia económica de la Argentina revela que todas estas medidas fracasaron
por completo, no hay razón para pensar que ahora este proyecto le saldrá bien.
Siguen creyendo en que lloverán los oscuros capitales golondrinas a nuestro
país por voluntad divina, por gracia y obra del dios mercado.
Cuando el dandy de Prat Gay era jefe de la
bancada de la Coalición Cívica el 7 de junio de 2012 presentó un proyecto de
reforma impositiva con el fin de modificar la ley del impuesto a las Ganancias
gravando la renta financiera derivada de los intereses cobrados por títulos
públicos y plazos fijos y por las ganancias de capital obtenidas por la
compraventa de acciones o títulos que están exentas de este impuesto. Ahora
siendo Ministro de Hacienda lanza la ley basura de blanqueo de capitales en la que las exenciones que antes
proclamaba gravar, no solo las mantiene, sino que las amplía al eliminar el
gravamen que se aplica a la distribución de dividendos- Como si esto fuera
poco, se contempla disimuladamente la paulatina eliminación de Bienes
Personales, que es el único impuesto verdaderamente que grava la riqueza de los
que más tienen. Pero como ahora gobierna la plutocracia no se pueden permitir
que ese tribito bolchevique y comunista siga vigente para los dueños de la
Argentina. Este aspecto de la ley espantosa nadie dice nada. Se calla la boca
haciéndose la mosquita muerta. En nuestro país, el problema tanto de la
recaudación como de la evasión tributaria no es un problema de técnica
impositiva, es un problema de carácter político de primer orden para domar a
esta clase burguesa millonaria, evasora, que fuga capitales y que tiene mucho
peso y muchos pesos.
Es evidente que las grandes empresas, los
capitalistas, terratenientes, financistas, banqueros y magnates apoyados por
sus estudios de abogados especializados en elusión, evasión impositiva y negocios
sucios, robaron, saquearon y fugaron dineros de una manera tan aberrante, tan
escandalosa, tan impune y tan asquerosa que tienen que prohibir como lo
hicieron, con el terrible agravante que en caso de difundirlo te pueden caer
con todo el peso de la ley y enviarte a la cárcel. Pero a los delincuentes y
hampones que ahora promueven esta ley basura, se los premia agradeciéndoles su
servicios patrióticos. Es inaudito. Así se gobierna en la Argentina atendida
por sus propios dueños. Es hora de expropiar a los expropiadores.
La ley de blanqueo de capitales destinada a
encontrar recursos para garantizar el funcionamiento del capitalismo argentino
es una clara manifestación de cómo entre los miembros de las clases burguesas
firman entre ellas ponerse de acuerdo para quedar libres de culpa y cargo por
los delitos que cometieron en el proceso de fuga de capitales de nuestro país,
llevándose millones de dólares a bancos estadounidenses, suizos, alemanes,
ingleses o a paraísos fiscales, fuera de todo control de la autoridad fiscal de
nuestro país.
Que el propio presidente tenga dineros en
cuentas no declaradas es suficiente motivo, en países donde el sistema judicial
funciona más o menos regularmente, para que sea juzgado mediante la institución
del juicio político y ser destituido inmediatamente. Por desgracia, en nuestro
país, nadie se atreverá a tomar una medida de esta naturaleza que verdaderamente corresponde-