MANUEL BELGRANO
AL FRENTE DEL ÉXODO JUJEÑO
AL FRENTE DEL ÉXODO JUJEÑO
Por Sergio Daniel Aronas – 04 de
junio de 2016
Al
cumplirse hoy 195 años de la muerte de Manuel Belgrano queremos homenajear su
gloriosa memoria con este que fue su más vibrante bando del 29 de julio de 1812
llamando a la retirada general de toda la población de la provincia de Jujuy que
la historia llamó el Éxodo Jujeño.
Las
circunstancias que obligaron a tonar esta medida de extrema necesidad fue debido a que el avance de las fuerzas
españolas al mando del General Pío Tristán, no había manera de hacerle frente
en el campo de batalla, ya que la derrota del ejército de la Revolución de Mayo
de Juan José Castelli en la batalla de Huaqui o Desaguadero, provocó una
desbandada tan grande que dejó al General Belgrano prácticamente sin ejército
capaz de defender el territorio.
Por
esta razón, retirarse a Tucumán, dejar la tierra arrasada al enemigo y preparar
sus tropas para la contraofensiva que se dio en la increíble batalla ahí en la
ciudad misma de Tucumán, fue el objetivo de esta maniobra estratégica, que
convirtió a Belgrano en un formidable y respetado jefe militar por sus soldados
y la población y en el más intrépido de los héroes de las Guerra de la
Independencia Americana.
No
fue nada fácil movilizar a todo el pueblo dejando sus casas, tierras,
comercios, hogares para impedir que el enemigo envalentonado por sus victorias
se quede con todas las riquezas de las ciudades que caían en su poder. Frente a
este cuadro, el gobierno del primer Triunvirato con su Secretario de Guerra,
Bernardino Rivadavia, le ordenaba a Belgrano que siguiera retrociendo hasta
Córdoba, orden que desobedeció por tener mejor conocimiento de la situación
político y militar al estar ahí dirigiendo esta retirada al tiempo que
reorganizaba el ejército incorporando soldados, armamento, reestableciendo la
disciplina y sobre todo, apoyándose en sus oficiales del Estado Mayor que eran
militares con mayor experiencia en combates y dominio que el mismo Belgrano,
entre los que se destacaban Manuel Dorrego, Gregoria Aráoz de Lamadrid, Manuel Díaz Vélez, José María Paz,
Cornelio Zelaya, Lorenzo Lugones. En estos cuadros se apoyó el
General en Jefe para presentar batalla el 24 de septiembre de 1812 y salvar a
la Revolución de Mayo puesto que en caso de haber sido derrotado, el fin del
proceso abierto en 1810 había sido destruido.
Dice Felipe Pigna que Belgrano “Desconfiaba
profundamente de las oligarquías locales, a las que llamaba "los
desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros
sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis
a la esclavitud". Tenía datos precisos de que ya estaban en contacto con
la avanzada española para hacer negocios con las probables nuevas autoridades,
de las que habían recibido la garantía de respetar sus propiedades. Belgrano no
les dejó alternativa: o quemaban todo y se plegaban al éxodo, o los fusilaba.”
Y no solo con los oligarcas locales.
También los clérigos que estaban en contra de la revolución propalaban sermones
contra Belgrano. Este se apoderó de cartas que revelaban los contactos de los
curas absolutistas con los ejércitos realistas y por estos actos de alta
traición tenía todo el derecho a pasarlos
por las armas, cosa que no hizo.
“Don Manuel Belgrano, general en jefe. Pueblos de la Provincia:
Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa,
en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas
de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con
ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a
Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven
entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos
de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud.
”Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de
que vengáis a reunirnos al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser
libres, trayéndonos las armas de chispa, blanca y municiones que tengáis o
podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieron y
permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no sólo
vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis.
”Hacendados: apresuraos a sacar vuestro ganado vacuno,
caballares, mulares y lanares que haya en vuestras estancias, y al mismo tiempo
vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que
os sean dolorosas, declarandóos además si no lo hicieseis traidores a la
patria.
”Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para dicho
punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual desgracia
que aquellos.
”Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros
efectos y remitirlos, e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena
pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las penas que aquellos, y además
serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a
quien pertenezcan.
”Entended todos que al que se encontrare fuera de las guardias
avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar
sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de
proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos
atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o
condición que fuese. Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del
carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo lo
deposición de dos testigos.
”Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi
primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor
escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen.
”No espero que haya uno solo que me dé lugar para poner en
ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me
prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los
desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones.
Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier
especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo
dispuesto. ”Cuartel general de Jujuy 29 de julio de 1812”.Manuel Belgrano
El éxodo del pueblo jujeño se inicia el 23 de agosto de 1812 y
en solo cinco días recorren una enorme distancia de 250 km que era muchísimo
para la época. Y dada la trascendencia de este memorable momento de la lucha
por la independencia porque aunque no lo proclamaran abiertamente, la guerra
estaba en pleno desarrollo y los españolas avanzaban llenos de venganza, odio y
ganar de escarmentar a todo un pueblo que para los oficiales realistas estaban
infectados de revolución francesa.
Toda la narración que sigue la tomamos del sitio oficial de la
gobernación de la provincia de Salta que tiene buenos artículos sobre nuestra
historia
La tarea que debe realizar
es agotadora: reorganizar los cuadros, disciplinar los soldados, abastecer el
ejército, dar ánimos a la población, crear, solo, en un puesto donde la
improvisación puede ser falta para todos, un ejército armónico, disciplinado,
apto para luchar contra los aguerridos regimientos que comandan los españoles.
Se vuelve, entonces, ordenancista al extremo. Su rigor, su inflexibilidad, su
intolerancia para cualquier falta del servicio, le enajenan la popularidad
entre la mayoría, pero salvan á todos y con ello a la patria.
Goyeneche permanece,
mientras tanto, detenido en el Norte por la insurrección cochabambina. Hasta
Jujuy se dirige, entonces, Belgrano y en la vieja ciudad celebra, en 1812, el
25 de mayo. Por segunda vez presenta al pueblo y a los soldados la bandera de
su creación, que es bendecida al término del tedéum por el deán de la Iglesia
Matriz don Juan Ignacio de Gorriti.
Nuevamente el gobierno lo
reprende por su actitud; Belgrano dolorido, responde en una nota: "La
bandera la he recogido y la desharé...". Otras preocupaciones se suman: el
estado sanitario de las tropas es deficiente, el paludismo hace estragos, los
efectivos del ejército no aumentan en la cantidad que las circunstancias
requieren, y Goyeneche, libre ya su retaguardia, se dispone a entrar en
territorio argentino por la puerta grande de Humahuaca.
En agosto de 1812 se produce
la invasión del ejército español, compuesto de 3.000 hombres, a las órdenes del
general Pío Tristán, primo de Goyeneche y como él, natural de Arequipa. El 23
de agosto de 1812, dispuesta ya la retirada, lanza Belgrano su famosa proclama
a los pueblos del norte: "Desde que puse el pie en vuestro suelo para
hacerme cargo de vuestra defensa, os he hablado con verdad... Llegó pues la
época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al
ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres".
Jujuy responde heroicamente
al llamado patriótico. Y como en los viejos éxodos de la historia, todo un
pueblo marcha con sus soldados - hijos de su seno - guiados por quien, sabedor
de que esa es su hora de gloria, va sereno, hacia el campo de las Carreras,
donde el drama ha de resolverse luego de treinta días de incertidumbre y duelo.
La gente debía llevarse todo lo que podía ser transportado en carretas, mulas y
en caballos. Y así lo hizo. Los pobladores siguieron a Belgrano cargando
muebles, enseres y arreando el ganado en tropel. Cuando el ejército español
llegó a las inmediaciones, encontró campo raso. Las llamas habían devorado las
cosechas y en las calles de la ciudad ardían aquellos objetos que no pudieron
ser transportados. Todo era desolación y desierto. El éxodo llegó hasta
Tucumán, donde Belgrano decidió hacer pie firme. Pero la vanguardia realista
había perseguido y hostigado a los patriotas y finalmente las atacó.
El 3 de septiembre de 1812
se libró el Combate de Las Piedras, a orillas del río del mismo nombre. En esta
ocasión la victoria fue para los patriotas.
Cómo logró Belgrano la adhesión de todo un pueblo
* Por Andrés Mendieta *
"El Héroe del Éxodo, el general Manuel Belgrano, poseído de un alma blanca y sentimientos magnánimos era un trasunto de la belleza espiritual ática, cuya inteligencia había sido alimentada por la continua y meditada lectura de la filosofía antigua y el clasicismo de Homero o Virgilio, Plutarco o Suetonio."
En 1920 el profesor Teodoro Saravia así lo definió al creador de la Bandera durante una conferencia que pronunció en el Colegio Nacional de Jujuy conmemorando un nuevo aniversario de la orden impartida por el jefe militar para que los jujeños abandonaran la ciudad sin dejar nada que pudieran aprovechar los realistas que venían avanzando triunfante desde el Alto Perú. A este patriótico episodio se registró el 23 de agosto de 1812.
Al renunciar Pueyrredón a conducir el Ejército de
Norte y retornar Juan José Castelli a la ex capital del virreinato, El gobierno
de Buenos Aires designó a Manuel Belgrano para reorganizar la fuerza y marchar
hacia el norte. No fue fácil su tarea. Estableció el campamento general en
Campo Santo y posteriormente lo traslada a Jujuy donde reorganizó las tropas;
atendió los asuntos políticos; levantó el nivel moral y patriótico de los
pobladores; esfuerzo que no fue acompañado por el gobierno de Buenos Aires.
Corría el año 1812. Los realistas estimaban que había
llegado el momento adecuado para recobrar lentamente el virreinato del Río de
la Plata después del grito de Mayo de 1810. El desastre de Huaqui (río
Desaguadero) considerado por los historiadores como producto de un ejército
desmoralizado, indisciplinado, sufriendo la falta de recursos, armamentos y
diezmado por el paludismo; sin valor combativo regresó a Salta al frente de
Juan José Viamonte para luego continuar hacia el sur bajo las órdenes de Juan
Martín de Pueyrredón ante la asechanzas de ser atacado y destruido por
Goyeneche, jefe realista, nacido en Arequipa (Perú), al frente de cuatro mil se
aprestaba a avanzar sobre Buenos Aires en conocimiento que el segundo
triunvirato prevalecía serias desavenencias entre sus componentes.
Es así como el ejército realista inició su marcha
desde el Alto Perú debiendo soportar en el trayecto algunos conatos subversivos
en Cochabamba obligándolo a distraer su atención sobre el objetivo trazado.
Aquí encomendó a operar en toda la zona al general Pío Tristán.
Ante el eminente peligro que los españoles de
recuperaran estas tierras el Triunvirato decidió trasladar la fábrica de armas
instalada Tucumán hacia Córdoba Belgrano no lo juzgó conveniente y el taller
continúo funcionando en su lugar de origen y, posteriormente, en un colegio
religioso de Los Lules.
A los efectos de buscar un impedimento para que las
fuerzas invasoras avanzaran hacia el sur de la actual Bolivia le ordenó a
Antonio González Balcarce, en su calidad de jefe de vanguardia, se trasladase
hasta Humahuaca y estudiar las posibilidades de apoyar a los patriotas de
Cochabamba. En su marcha Balcarce no perdió tiempo en reclutar milicianos
formando una caballería gaucha.
Mientras tanto Belgrano en Jujuy hizo bendecir, en la
Catedral, una bandera con el propósito de contagiar el sentido de patria entre
los vecinos del lugar. No obstante las medidas adoptadas para contener a los
realistas dispusieron que los jujeños abandonaran la ciudad sin dejar nada que
pudieran aprovechar sus enemigos. El ejército español venía aplastando todo
foco de resistencia patriótica desde Cochabamba y decidió que los jujeños abandonaran
la ciudad llevando consigo todo tipo de armas, ganado vacuno, caballares,
mulares y lanares; levantar la cosecha de las plantaciones y los comerciantes
embalar su mercadería y remitirla a Tucumán. Nada debía quedar para los
invasores.
Este hombre de gran talento también dictó severas
sanciones, imponiendo una férrea disciplina llegando al fusilamiento, para
todos aquellos que "por sus conversaciones o por hechos, atentara contra
la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese; a
los que imperasen desaliento.
Nada detuvo a Manuel Belgrano en su objetivo, episodio
que enorgullece al país con el histórico: "Éxodo Jujeño".
Manuel Belgrano fue el último en ausentarse la ciudad
deshabitada. Para acosar a las tropas de Pío Tristán quedó en la retaguardia
patriota Eustaquio Díaz Vélez.
El combate de Las Piedras
El combate de Las Piedras
En Cobos el hostigamiento adquirió mayor violencia.
Los hombres estaban cansados por el duro trajín hasta llegar a desmoralizarlos.
Allí el temple de del creador de la Bandera se hizo notar con energía. Mandó a
fusilar a dos soldados y aplicarles severos castigos a algunos oficiales. Los
realistas envalentonados ante este ejército que se retiraba, el 3 de setiembre
de 1812, decidieron cargar sobre la retaguardia.
Inmediatamente Belgrano cambió de posición y atacó a
Tristán derrotándolo completamente, dejando en el campo de batalla dos
oficiales y cincuenta y ocho soldados muertos, varios heridos, cuarenta
prisioneros y ciento cincuenta fusiles.
Este combate se lo conoce como el de Las Piedras
Con esta acción facilitó a Tucumán prepararse para
recibir al ejército invasor el 23 del mismo mes en una batalla confusa. Pero
las fuerzas del general Belgrano derrotaron completamente al enemigo.
Los españoles reconocieron la derrota, más no
admitieron rendirse, y se retiraron hacia Salta.