SOBRE LAS ELECCIONES
ARGENTINAS
Por Sergio Daniel Aronas – 28 de octubre de 2015
Las elecciones presidenciales del pasado 25 de
octubre continuaron con la tendencia de las Primarias de agosto pero
profundizando más la crisis en el actual gobierno porque el resultado
fundamental no es la estrecha diferencia entre los dos candidatos del Frente
para la Victoria y la Alianza Cambiemos, que de por sí ha sido una catástrofe
para el partido gobernante, sino que el balotaje o segunda vuelta para el
próximo 22 de noviembre, ubica a la alianza de derecha capitaneada por el
multimillonario empresario Mauricio Macri con amplias perspectivas de alcanzar
una victoria que pondría por primera vez desde 1983 a un presidente de la
derecha más vernácula y recalcitrante. No sería como Carlos Menem un caudillo peronista
de una provincia pobre como La Rioja que se transformó en neoliberal con la
ayuda de los cuadros de la Unión de Centro Democrático dirigido por Álvaro
Alsogaray, sino un hombre bien de la derecha, de pensamiento, acción y
proyectos, que puede convertirse en Presidente de la República Argentina.
Las razones de este voto y la victoria que
Cambiemos logró en la provincia de Buenos Aires, la más poderosa, rica y
poblada del país por una mujer, lo cual es toda una hazaña y siendo su primera
elección como candidata, son muchas y la principal es el cansancio del pueblo y
de todos los habitantes del principal estado argentino.
En líneas generales y que decirlo claramente,
el pueblo se pudrió de los políticos que hablan mucho y no hacen nada; de los
eternos problemas en todas las localidades de la provincia, como son las
constantes inundaciones, vivir todo los días en el barro, no tener cloacas, la
ausencia de hospitales que atiendan y funcionen correctamente para tener que
viajar a la ciudad de Buenos Aires durante horas para lograr un turno y si tiene
suerte conseguir que lo atienda; los casos de corrupción, los problema de la
inseguridad, la amenaza de la droga, la presencia del narcotráfico, los
problemas económicos en general que repercutieron en todos los sectores.
Todo este clima estalló el 25 de octubre pero
en lugar de canalizarlo por izquierda, la población eligió el camino de la
derecha cuyo discurso está más acorde con esos problemas, con la mano dura, y
que gracias al poder que tienen de los medios de comunicación ese mensaje entra
por muchas vías en los hogares tanto de los humildes como de los potentadas.
Nunca se vio en estas elecciones como un gobierna subestimó el voto popular y
creyendo como creían que por los resultados económicos de los años anteriores,
por la sanción de nuevas leyes favorable a la solución de las cuestiones
sociales más apremiantes, sería suficiente motivo para confiar y ganar la
presidencia en primera vuelta.
En lo estrictamente ideológico, los dos
candidatos al balotaje, Daniel Scioli por el Frente para la Victoria y Mauricio
de la Alianza Cambiemos, representan los mismos intereses globales, aunque
pueden tener matices diferentes por el carácter social de los partidos que
representan. Pero esto tampoco es garantía de nada porque el domingo, muchos
trabajadores que se vieron beneficiados por las políticas de los tres gobiernos
Kirchner, votaron a la derecha y lo hicieron en forma masiva, lo cual llama
poner el acento en el nuevo comportamiento social y político del electorado
argentino, que evidencia un alto grado de imprevisibilidad que ninguna encuesta
logró identificar.
La disyuntiva que plantea el balotaje para el
22/11 entre Scioli y Macri, es para nuestro país de la misma gravedad y
encierra los mismos peligros como se planteó en Francia en 2002 cuando en la
segunda vuelta por la presidencia de Francia la disputaron el neogaullista
Jacques Chirac y el nazi fascista Jean Marie Le Pen del Frente Nacional. La
izquierda no vaciló y llamó a movilizarse y votar por el menos malo, por
Chirac. En la Argentina, la izquierda que se cree inmaculada, casta y pura, “marxista
y revolucionaria” llama a votar en blanco. Bravo. Felicitaciones. Ya les pasó
en la ciudad de Buenos Aires y el PRO ganó. No aprenden, no leen, no estudian,
no analizan y lo peor es que se no se juegan. Votaré por el menos malo porque
es preciso saber y preciso darse cuenta que esta derecha, que se viene con la
fuerza de un tsunami, no puede ni deber gobernar nuestro país por todo lo que
han hecho contra el pueblo en toda la historia.
La izquierda que hoy tenemos, una izquierda
trotzkysta, que poco habla de revolución y socialismo, y sí usa ese lenguaje
elíptico y alambicado de no explicar con claridad sus ideas y propuestas de
izquierda, otra vez, se borra y es neutralidad hace causa común con los
intereses imperialistas, que desean fervientemente ver a uno de sus mejores
alumnos sentarse en el sillón de la Casa Rosada.
Luego del cierre de los comicios del domingo,
la televisión mostró con todo desparpajo, qué felices se los vieron a los
magnates de "Cambiemos" bailando con los fondos buitres la
posibilidad real de llegar a la presidencia de la Argentina. Les recordamos que
no se sorprendan si ganan el 22/11, de todos los ajuste salvajes que van a
aplicar pues tienen en su equipo económico a varios cavernícolas y fascistas de
mercado como José Luis Espert y sobre todo a Carlos Melconian, asesor de
Cavallo en los años '90 del menemato cuyas
medidas económicas llevaron al mayor desastre de la historia argentina.
Lo más importante de todo es que se debe olvidar
nunca en que la derecha en ningún momento van a decir lo que verdaderamente
tienen planeado porque lo oculta por medio de su propio populismo que suele
criticar y cuentan para ellos con las empresas de comunicación gráfica, radial
y televisiva que cuidan mucho a sus candidatos de lo que tienen que hablar,
explicar y proponer. ¿Se acuerdan como ganó el innombrable de Carlos Menem en el
años 1989 en medio de la hiperinflación? Dijo sin que se le caiga una patilla
que si decía lo que iba a hacer nadie lo votaba.
Con Macri sucede lo mismo. Ahora se siente
presidente envalentonado por los resultados obtenidos en las elecciones del
domingo 25/10 porque está convencido que puede ganar el balotaje, que era el
gran objetivo de estos comicios.
En una nota que
escribimos en agosto de 2013 sobre las primaria dijimos: “La derecha más
recalcitrante con aspiraciones presidencialistas como el partido de Mauricio
Macri en la Cuidad de Buenos Aires como del “empresario peronista” y
millonarios Francisco de Narváez estuvieron muy por de debajo de sus
expectativas, lo cual los pone en grandes dudas para el 2015 dada la
imposibilidad que tiene para construir sus partidos a nivel nacional. Salvo que
toda la derecha salvaje argentina, que tiene mucho peso y muchos pesos, se
decida por construir una poderosa fuerza capaz de disputarle seriamente el
gobierno tanto al Frente para la Victoria y sus aliados como a la
centroizquierda. Para eso buscarán alianzas con sectores afines, lo cual no es
nada imposible en este sector político que cuando tienen que juntarse para
derrotar un proyecto y reemplazarlo por el suyo, tiene la habilidad y la
inteligencia de suprimir rápidamente sus diferencias para lanzarse con todo a
la batalla electoral poniéndose énfasis en tres o cuatro ideas que, usando el
aparato infernal de los medios de comunicación, logran imponerlas como ideas de
la clase dominante y convertirlas en temas de debate nacional y ganarse las
mente y las voluntades de miles de ciudadanos. Jamás debe subestimarse a estos
representantes del pensamiento pro imperialista porque ya han gobernado y
aunque sus experiencias fueron desastrosas, en la Argentina hay una población
marcadamente decidida a votarlos, porque
la derecha tiene muchos adeptos y simpatizantes. Y si llegaran a formar
una alianza con el Frente Renovador pueden disputarle seriamente las
presidenciales de 2015 a quien suceda a la actual presidenta Cristina Fernández”.
Macri logró el alcance territorial y llegar a
todo el país gracias al acuerdo firmado con la Unión Cívica Radical porque solo
no podían tener tanta presencia en tantos lugares y el radicalismo,
traicionando las banderas de su principal referente, ya fallecido, quien decía
que el límite para un acuerdo es la derecha y como Macri es de derecho no es
posible acordar algo con él. Sin embargo, esta conducción del radicalismo
prefirió una alianza bien de derecha y opositora que ir con su propio partido y
banderas. En las últimas elecciones, la UCR como partido nacional quedó en
bancarrota y esta es la primera vez que no se presenta a una elección
presidencial con candidato y partido propio desde 1916.
Para la segunda vuelta, el voto en blanco no se computa y la izquierda que logró casi 800.000 votos, llama a votar en blanco porque Scioli y Macri son lo mismo. Si, serán lo mismo, pero hoy la peligrosidad de esta derecha recompuesta y con la fuerza de un tornada, no tiene se le puede dejar libre el camino y contribuir al máximo para que pierda. Nuestra izquierda sigue siendo lunática y con una visión poco responsable acerca de lo que se juega en esta elección tan decisiva. Una derecha en el poder puede trastocar y poner en riesgo el sistema de alianzas internacionales de Sudamérica y de toda América Latina, por a la derecha no le gusta ni la UNASUR ni la CELAC, ni tampoco el creciente papel de Cuba ni mucho menos, salirse de los ámbitos del dominio que marca el gobierno de los Estados Unidos-
A esta altura del análisis conviene decir
¿quién es Mauricio Macri y de dónde proviene? El gran candidato de la derecha
revanchista es un multimillonario perteneciente a la aristocracia más rica
entre los más ricos del país que hizo su fortuna con el grupo SOCMA (Sociedades
Macri) con Sevel, la empresa automotriz reina del imperio familiar y de la que salieron
los cráneos privatizadores de los años del gobierno de Menem. Acumuló su
fortuna gracia a los jugosos contratos firmados con el Estado Nacional con el
que consiguió privilegios especiales como ningún otro sector económico lo tuvo
porque ese Estado que quiere liquidar y que tanto odia, lo protegió de la
avalancha importadora. Y ahora se presenta como el hombre providencial de las
clases dominantes de la Argentina y del poder económico con el apoyo total de
los medios masivos de comunicación que, al igual que él, son parte de ese mismo
poder económico que aspira a recuperar posiciones y aplicar el ajuste brutal
como lo tienen programado su Wehrmacht de economistas fundamentalistas: Miguel
Ángel Broda, Federico Sturzenegger, José Luis Espert y Carlos Melconián. Todos
estos quieren estado cero, libre comercio, nada de retenciones, nada de
aranceles, economía libre, copiar a los países exitosos, nada de sindicatos, nada
de paritarias y discusión salarial, “volver” con la frente marchita al FMI, al
Banco Mundial y al BID, es decir, volver a los mercados marcados por la presión
de los fondos buitres a los que piensan pagarles todo lo que pretenden. El
camarada Espert, un experto en fascismo neoliberal de mercado, propone echar 2
millones de empleados públicos, bajar y eliminar los impuestos que pagan las
compañías, liquidar el PAMI (la obra social de los jubilados y pensionados de
la Argentina) y en ANSES (la Administración Nacional de los Seguros en Salud).
Broda lo dijo clarito: el ajuste que se viene es brutal e irreversible y agrega
que lo van a hacer de golpe o a los golpes. ¿Se entiende? Sigamos. Melconián
dice que el Estado debe dejar de pagar jubilaciones y regresar a las AFJP del
fue un gran impulsor y promotor cuando fue privatizada en 1994. Para él no hay
ideología, solo hay capitalismo. Toda una definición. Pero como la capacidad de
olvido del pueblo argentino es asombrosa, los alertamos para que sepan lo que
se viene con Macri, pues el que avisa no traiciona. Pero estos tipos sí son
grandes traidores a la Patria y no va a tener escrúpulos en convertir a la
Argentina en una colonia anglo-yanqui.