PERÓN SOBRE LA CAÍDA DEL CHE GUEVARA
Por Sergio Daniel Aronas – 24 de octubre de 2015
Esta
es una de las cartas menos conocidas del ex triple presidente de la Argentina,
el General Juna Domingo Perón, en la que profesa una profunda admiración por
Ernesto Che Guevara en este escrito enviado a los compañeros de militancia y en
el que a modo de autocrítica aclara varios puntos de su actividad política.
1)
Manifiesta estar hermanado con aquellos que la luchan contra la injusticia, la
miseria y explotación, cualquiera sea la bandera que sostenga y con la valentía
y decisión con que se enfrentan a la voracidad insaciable del imperialismo
2)
Lo considera la figura más extraordinaria que ha dado la revolución latinoamericana,
lo cual no es poco por alguien que nunca tuvo que ver con los movimientos
guerrilleros de origen marxista. Pero a diferencia de los marxistas, sobre todo
de los comunistas, está claro que Perón entendía muy bien el carácter de la
lucha del Che, pero no sucedió lo mismo que los comunistas argentinos que nunca
entendieron al peronismo.
3)
Realiza un interesante resumen de la vida del Che Guevara y los sentimientos de
tristeza y furia que siente por su trágica muerte, deben ser considerados
verdaderos y como un simple acto de condolencias.
4)
Reivindica la necesidad de la revolución como medio para terminar con las oligarquías
y el dominio del imperialismo. Cree que es irreversible el camino
revolucionario y que es fundamental la unidad de las distintas fuerzas
empeñadas en este objetivo estratégico. Llama las cosas por su nombre: Revolución
socialista es lo que necesita América Latina y cada país hará la suya con el
nombre que sea y que la liberación llegará marcando el triunfo definitivo de
los pueblos en lucha.
Este
es lo que a nuestro parecer es el contenido de esta carta asombrosa por la
forma en que muestra su respeto y admiración por Ernesto Che Guevara, el
guerrillero heroico y Comandante de América,
Compañeros:
Con profundo dolor he
recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que
luchan por su liberación. Quienes hemos abrazado este ideal, nos sentimos
hermanados con todos aquellos que, en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier
bandera, luchan contra la injusticia, la miseria y la explotación. Nos sentimos
hermanados con todos los que con valentía y decisión enfrentan la voracidad
insaciable del imperialismo, que con la complicidad de las oligarquías
apátridas apuntaladas por militares títeres del Pentágono mantienen a los
pueblos oprimidos.
Hoy ha caído en esa lucha,
como un héroe, la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en
Latinoamérica: ha muerto el Comandante Ernesto “Che” Guevara.
Su muerte me desgarra el
alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta,
desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción
en la justicia de la causa que abrazó, le dio la fuerza, el valor, el coraje
que hoy lo eleva a la categoría de héroe y mártir.
He leído algunos cables que
pretenden presentarlo como enemigo del peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo
que fuera cierto que en 1951 haya estado ligado a un intento golpista, ¿qué
edad tenía entonces? Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del
golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Yo también en ese
momento fui utilizado por la oligarquía. Lo importante es darse cuenta de esos
errores y enmendarlos. ¡Vaya si el “Che” los enmendó!
En 1954, cuando en
Guatemala lucha en defensa del gobierno popular de Jacobo Arbenz ante la
prepotente intervención armada de los yanquis, yo personalmente di
instrucciones a la cancillería para que le solucionaran la difícil situación
que se le planteaba a ese valiente joven argentino; y fue así como salió hacia
México.
Su vida, su epopeya, es el
ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes, los jóvenes de toda
América Latina.
No faltarán quienes
pretendan empalidecer su figura: el imperialismo, temeroso del enorme prestigio
que ya había ganado en las masas populares; otros, los que no viven las
realidades de nuestros pueblos sojuzgados. Ya me han llegado noticias de que el
Partido Comunista Argentino, solapadamente, está en campaña de desprestigio. No
nos debe sorprender, ya que siempre se ha caracterizado por marchar a
contramano del proceso histórico nacional. Siempre ha estado en contra de los
movimientos nacionales y populares. De eso podemos dar fe los peronistas.
La hora de los pueblos ha
llegado y las revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho
irreversible. El actual equilibrio será roto porque es infantil pensar que se
pueden superar sin revolución las resistencias de las oligarquías y de los
monopolios inversionistas del imperialismo.
Las revoluciones
socialistas se tienen que realizar; que cada uno haga la suya, no importa el
sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre sí todos los
movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios entre sí los
usufructuarios del privilegio. La mayoría de los gobiernos de América Latina no
van a resolver los problemas nacionales sencillamente porque no responden a los
intereses nacionales. Ante esto, no creo que las expresiones revolucionarias
verbales basten. Es necesario entrar a la acción revolucionaria, con base
organizativa, con un programa estratégico y tácticas que hagan viable la
concreción de la revolución. Y esta tarea, la deben llevar adelante quienes se
sientan capaces. La lucha será dura, pero el triunfo definitivo será de los
pueblos.
Ellos tendrán la fuerza
material circunstancialmente superior a las nuestras, pero nosotros contamos
con la extraordinaria fuerza moral que nos da la convicción en la justicia de
la causa que abrazamos y la razón histórica que nos asiste.
El peronismo, consecuente
con su tradición y con su lucha, como Movimiento Nacional, Popular y
Revolucionario, rinde su homenaje emocionado al idealista, al revolucionario,
al Comandante Ernesto “Che” Guevara, guerrillero argentino muerto en acción
empuñando las armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en
Latinoamérica.
Juan Domingo Perón
Madrid, 24 de octubre de 1967