El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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lunes, 3 de febrero de 2014

TREINTA AÑOS DE GOBIERNOS CONSTITUCIONALES EN LA ARGENTINA (I)

LOS 30 AÑOS DE GOBIERNOS CONSTITUCIONALES EN LA ARGENTINA

Por Sergio D. Aronas – 27 de diciembre de 2013 – Publicado 03 de febrero de 2014

PRIMERA PARTE: Del fin de la dictadura al Gobierno de Raúl Alfonsín

Introducción

Este 10 de diciembre se cumplieron treinta años de la terminación de la más sangrienta y genocida dictadura cívico-militar y de todos los ciclos de golpes de estado que marcaron a fuego el desarrollo político, económico y social de la Argentina durante más de cincuenta años.
Con la terminación de esa dictadura, se inicia el actual período de gobiernos elegidos por el pueblo que a lo largo de estos treinta años, tuvieron que pasar por severas crisis de diverso tipo que pusieron a prueba la capacidad de resistir los embates de los sectores golpistas y revanchistas que intentaron derrocar a los nuevos gobiernos surgido por el voto popular-

La apertura política en el año que estalló la dictadura
           
La derrota de que los militares sufrieron en Malvinas en junio de 1982 desencadenó una profunda crisis de gobernabilidad que hizo estallar la permanencia de esta dictadura en el gobierno por no se soportaba más la grave situación y como para salir de esta crisis terminal no tuvieron mejor idea que reconquistar brevemente nuestras islas, que es el sentimiento patriótico más caro de todos los argentinos, mandando a la guerra a soldados conscriptos para la cual no estaba preparados, cuando ahí debieron ir los soldados de carrera y oficiales profesionales. En el único momento del siglo XX en que los militares argentinos tuvieron la oportunidad de demostrar si son verdaderos patriotas y auténticos defensores del patrimonio territorial de la Argentina, fueron un desastre en el arte de la conducción y dirección de la guerra. Hubo honrosas y magníficas excepciones de militares que cumplieron con honor su misión en el campo de batalla y en el combate aéreo. Esta derrota provocó la reacción del pueblo en todo el país que ya no quería más dictadura.

En julio de 1982 se levanta la veda política y se permite la actividad de los partidos políticos, lo que no significara su reconocimiento por las autoridades. Se abrió para todas las organizaciones partidarias del país, la campaña de afiliación masiva que era la garantía que la “justicia” de la dictadura autorizara a esos partidos a participar de las elecciones de octubre de 1983. Solo se determinó la fecha del comicio pero no la entrega del gobierno. La dictadura quería irse recién en enero o febrero de 1984, pero el candidato radical Raúl Alfonsín (esto me acuerdo bien porque se lo escuché decir) se opuso terminantemente y exigió el cambio de gobierno en diciembre.

Todo ese período de julio de 1982 a octubre de 1983 estuvo caracterizado por una movilización masiva de loa partidos políticos que salieron con toda energía a ofrecerse como alternativa válida, única e indispensable para que el pueblo pueda encontrar los caminos a la solución de sus problemas como la fuente que garantice el estado de derecho y recuperar la soberanía perdida por el golpe de marzo de 1976. Esta movilización consistió en campañas masivas de afiliación para que los partidos sean reconocidos a nivel nacional y puedan presentarse a las elecciones generales de octubre. A medida que la “justicia” electoral recibía la documentación de las agrupaciones se le asignaba el número con el que se los reconocerían en las boletas el día del comicio. Esta numeración aun se mantiene. Como consecuencia de este proceso, el primer partido político reconocido por la justicia fue el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) que recibió el número 1; el número 2 fue el Partido Justicialista que fue quien más afiliados logró con 3.200.000; el número 3 fue la Unión Cívica Radical y así sucesivamente los demás partidos que iban completando los duros requisitos para dicho reconocimiento.

La lista del orden en que obtuvieron el reconocimiento electoral a los partidos políticos argentinos es la siguiente:  

Cuadro I: Número de lista adjudicada a los Partidos Políticos en el orden nacional

LISTA Nº
AGRUPACION
1
Movimiento de Integración y Desarrollo
2
Partido Justicialista
3
Unión Cívica Radical
4
Partido Demócrata Cristiano
5
Partido Demócrata Progresista
6
Partido Intransigente
7
Partido Socialista Democrático
8
Partido Federal
9
Unión de Centro Democrático
10
Partido Socialista Popular
11
Frente de Izquierda Popular
12
Partido Comunista
13
Movimiento al Socialismo
14
Partido Obrero

Es probable que haya algunos errores, pero esta fue la lista de los partidos a nivel nacional, porque se presentaron partidos provinciales que promovieron candidatos a la presidencia, como fue el caso del Partido Autonomista Liberal de Corrientes, con el terrateniente Romero Feris, del Movimiento Popular Neuquino de Felipe Sapag, el Movimiento Popular Jujeño, el Bloquista de San Juan, el Renovador de Salta.

El año 1982 estuvo marcado por la derrota de la guerra de Malvinas y cuando la Multipartidaria, que era un conjunto de partidos políticos de la burguesía formado por el Justicialista (peronismo), la Unión Cívica Radical, el Intransigente, el Demócrata Cristiano y el Movimiento de Integración y Desarrollo. Nunca fue convocado a integrarlo los partidos de izquierda aunque sí fueron invitados a rondas de consulta, convoca la marcha del 16 de diciembre para presionar a la dictadura, ésta desató una violentísima represión que duró hasta la medianoche y en la que fue asesinado el obrero mecánico Dalmiro Flores (nacido en Salta). La envergadura de la represión fue demencial de la misma intensidad con la que actuaron el 30 de marzo (la gran convocatoria de la CGT) y el 14 junio cuando se dio a conocer la rendición de las tropas argentinas en Malvinas y el pueblo salió a repudiar a los militares.
El último año de la dictadura fue de una efervescencia política tremenda porque empezaban a conocerse los casos de las desapariciones de personas, la dimensión de la represión y las consecuencias terribles de la política económica puesta en vigencia desde el 2 de abril de 1976. En el tema de los desaparecidos no creemos que el conjunto del pueblo no sabía lo que estaba sucediendo. El problema gravísimo era el terror que existía y cualquier movimiento o intento de denunciar podía tener represalias incalculables. Que hubo abogados que presentaron habeas corpus y se jugaron, claro que los hubo fueron tan valientes que merecen el mayor respeto y reconocimiento.
La dictadura que se retiraba hizo todo lo posible para condicionar al nuevo gobierno surgido de las urnas y eso se manifestó en los contratos sobre la renegociación de la deuda externa que todos afirmaban que era ilegal e ilegítima y prometían investigar su origen de porqué se endeudó al país, por cuánto y cómo. Cuando asumió la presidencia el radical Raúl Alfonsín nunca promovió dicha investigación; no repudió la deuda que hubiera sido un acto de justicia que nadie podía negar ni rechazar sino que aceptó la doctrina de la continuidad jurídica de los estados y asumió como propia la deuda externa generada por la dictadura que fue el principal problema económico y financiero que tuvieron que resolver los gobiernos constitucionales.
Los resultados de las elecciones generales del 30 de octubre dieron el triunfo a la fórmula radical de Raúl Alfonsín y Víctor Martínez (dirigente de la UCR de Córdoba) con el 52% de los votos, lo que le daba un amplio margen para imponerse en el colegio electoral quienes definían los comicios. Vale aclarar que en aquellos años, la Constitución Argentina permitía un sistema de voto indirecto, puesto que los sufragios obtenidos por cada partido, en realidad, son electores que en el llamado Colegio Electoral resuelven quién gana las elecciones que estaba integrado por 600 electores. La fecha de reunión de los colegios electorales en cada distrito estaba prevista para el 28 de noviembre de 1983 y la de la Asamblea Legislativa de escrutinio el 7 de diciembre de 1983. Con un padrón electoral de 17.929.591 inscriptos, votaron en total 15.350.186, lo que da una participación electoral del 85,61%. La más alta desde esa fecha.

Hacia las elecciones generales de octubre de 1982

Los partidos de derecha y centro derecha dominaron absolutamente los comicios de octubre de 1983, donde la fórmula presidencial electas triunfante que la Raúl Ricardo Alfonsín - Víctor H. Martínez (Unión Cívica Radical-UCR). Un partido que se sorprendió por este triunfo, ya que se esperaba otra victoria del peronismo, cuyas cabezas dirigentes pasaron a ser llamados como los mariscales de la derrota, lo que condujo a una renovación del Partido, justamente bajo el nombre de Peronismo Renovador con Antonio Cafiero como su principal referente.

Las otras fórmulas fueron de los partidos nacionales (porque los partidos de base provincial también pelearon por la presidencia): Italo Argentino Lúder - Deolindo F. Bittel (PJ), Oscar Alende-Lisandro M. Viale (Partido Intransigente/PI), Rogelio Frigerio-Antonio Salonia (MID), Francisco Manrique-Guillermo Rawson (AF-Alianza Federal), Rafael Martínez Raymonda-René Balestra (Alianza Demócrata Socialista). Guillermo Estévez Boero-Edgardo Rossi (Partido Socialista Popular). Francisco Cerro - Arturo Ponsati (Partido Demócrata Cristiano).

En cuanto a la Izquierda, como siempre sucede con estas agrupaciones se presentaron en forma separada e incluso peleándose entre ellos por discusiones bizantinas que nada tienen que ver con la historia argentina y el momento político que se vivía. El Partido Comunista decidió apoyar la fórmula presidencial del Justicialismo y presentando su propios candidato a diputados y consejeros vecinales por los municipios. Su consigna fue “Luder Presidente, con bancada comunista”. Esta posición electoral comunista fue justificada en el XIV Congreso Extraordinario del Partido donde Athos Favo, a la sazón Secretario General, presentó el informe político diciendo que “como las derechas están apoyando la fórmula radical, los comunistas no podemos dejar de percibir el peligro que esto representa para la continuidad constitucional del próximo gobierno por los compromisos que se están tomando para asegurar no alterar el orden capitalista vigente”. Esta fueron a groso modo, la justificación a la que se añadió “la historia frentista del Partido Comunista y su apoyo a la base obrera y popular del peronismo”. No fue nada fácil para la militancia comunista digerir semejante decisión porque en sus sectores medios, el antiperonismo era muy fuerte y consideraban que era tirar por la borda todo el crecimiento e influencia que el Partido había logrado en toda la campaña electoral. No cabe duda que la sabiduría militante superó a la inteligencia de la dirección partidaria porque para ellos fue un golpe durísimo no lograr ni siquiera un concejal ni en la Capital Federal ni en la provincia de Buenos Aires. Solo en Tafi Viejo en Tucumán y alguna otra remota ciudad del interior, los candidatos comunistas lograron llegar a ser elegidos.    

Luis Zamora - Silvia Díaz (MAS)
Jorge Abelardo Ramos - Elisa Colombo (FIP)
Gregorio Flores - Catalina de Guagnini (PO)

Cuadro II: Resultados de las elecciones a Presidente-Octubre de 1983

Partido político o alianza             Votos  Cantidad       %
Unión Cívica Radical                         7.724.559         51,75
Justicialista                                       5.995.402        40,16
Intransigente                                          347.654         2,33
MID                                                      177.426        1,19
Pacto Autonomista-Liberal                      104.052       0,70
Bloquista                                                 58.038        0,39
Mov.Pop. Neuquino                                30.546         0,20
Tres Banderas (Tucumán)                       22.583        0,15
Mov. Pop. Jujeño                                    22.303        0,15
Renovador de Salta                                 18.844        0,13
Mov. Federalista Pampeano                     15.298        0,10
Alianza Federal Federal                           57.026        0,38   
Al. Demócrata Socialista                         47.736        0,32
Demócrata Cristiano                               46.544        0,31
MAS                                                     42.500        0,28
U.Ce.De                                               25.263         0,17
Socialista Popular                                  21.177          0,14
Fte. Izquierda Popular                           14.093          0,09
Obrero                                                 13.067          0,09
Confed. Nac. de Centro                        7.745           0,05
Conservador Popular                                 13           0,00
Otros                                                  112.638         0,75
Votos positivos                               14.927.512         97,25
Votos en blanco                                  334.946          2,18
Anulados                                               87.728          0,57
TOTALES                                     15.350.186        100,00

En el caso de la Unión de Centro Democrático es el más importante y más representativo partido de los intereses del imperialismo en al Argentino, no presentaron candidatura a Presidente y Vice en la gran mayoría de las provincias, sino que compitieron para diputados logrando entrar al Congreso su principal exponente, Álvaro Alsogaray que luego se convertiría en el increíble aliado de la era neoliberal del peronismo de Carlos Menem. En resumidas cuentas, las elecciones de octubre de 1983 se caracterizaron por la alta polarización entre los dos partidos mayoritarios que absorbieron el 92% de los votos del electorado, la formación de una bancada de derecha muy fuerte y la ausencia total de la izquierda en el cuerpo legislativo.

1) EL GOBIERNO DE ALFONSÍN (1983-1989)

Sobre el gobierno de Raúl Alfonsín no vamos hablar de lo que todo el mundo sabe y conoce: el juicio a la juntas militares; la creación de la Conadep, la defensa por los derechos humanos, las libertades y todo eso que es muy importante y que constituye la esencia y razón de ser de la Unión Cívica Radical como partido defensor de los derechos individuales que debe ser reconocido. Sí hablaremos de sus claudicaciones que lo llevaron a impulsar las nefastas leyes de impunidad: Punto final y Obediencia debida y al aspecto más desastroso de su gobierno que fueron sus políticas económicas que llevaron a la bancarrota.
Alfonsín asume la presidencia el sábado 10 de diciembre de 1983 en día soleado caluroso, en cuyos actos la Confederación General del Trabajo no fue invitada cuando merecía estar participando de esta celebración por el compromiso que asumió en la lucha contra la dictadura, en la se destacó la CGT de Brasil (por la calle de la ciudad de Buenos Aires donde estaba ubicada su sede) que encabezaba el dirigente del gremio cervecero Saúl Ubaldini. Quizás su afiliación peronista no le permitió estar porque nunca se llevaron bien.

a) Los planes económicos

Asume luego de la dictadura y condicionado por la terrible crisis económica y social que dejaron los militares y emprendieron la tarea de reorganizar el cuerpo de la nación. El principal problema, como ya dijimos, fue el de la deuda externa tema sobre el cual se pía a gritos revisar todo lo actuado por la dictadura y en el único intento de someter al congreso este tema fue un debate que fue cortado por la presión de Henry Kissinger, quien preocupado por el futuro de las empresas yanquis comprometidas en sus balances con la deuda de los países subdesarrollados y teniendo en cuenta la experiencia nefasta de la declaración de cesación de pagos de la deuda de México en septiembre de 1982, y por otro, lado, dada la imposibilidad de pagar tanto el capital como los intereses con dólares genuinos provenientes de las exportaciones, el camarada Kissinger propuso en 1984 el mecanismo de capitalización de la deuda externa mediante la privatización de las empresas estatales.

La situación económica, el desempleo y la pobreza fueron los temas que más afectaban a la Argentina y para encararlo, Alfonsín con Bernardo Grinzpun en Economía impulso un aumento de salarios durante 1984, estableció la distribución de las cajas del Plan Alimentario Nacional en los sectores más pobres de la población y se establecieron controles de precios para combatir la inflación que no podía ser controlada. Como muestra de lo difícil que le sería al nuevo gobierno llevar a cabo sus planes, es que se produce la derrota en el Senado para la necesaria reforma laboral porque chocó duramente con la oposición peronista y los sindicatos que dominaban. Alfonsín ilusionado por su victoria, pretendió que ponía construir un nuevo movimiento histórico como lo habían hecho Hipólito Yrigoyen entre 1916 y 1930 y Juan Domingo Perón a partir de 1946. Ese tercer movimiento histórico fue solo un sueño que se truncó en los primeros años de su gobierno. El año 1984 se lograron importantes logros y es a partir de este año cuando empieza a cambiar la orientación del gobierno muy presionado por el FMI y la banca internacional para impedir que la Argentina no solo no repudie el pago de los intereses de la deuda sino que no deje de cumplir los compromisos firmados por la dictadura y como Grinzpun era partidario de limitar las presiones del FMI y pagar lo que la Argentina esté en condiciones de pagar, el presidente Alfonsín decide sacarlo del Ministerio y reemplazarlo por el Secretario de Planificación Económica, Juna Vital Sourroille en marzo de 1985 quien había elaborado un informe “Lineamientos sobre la Estrategia de Crecimiento Económico para la Argentina” fue la base para que el 15 de junio de ese año, frente a la inflación galopante, se implantara el Plan Austral que tuvo un gran apoyo en toda la población y en los sectores empresarios. Con estas medidas que sorprendieron, incluso al propio FMI que no sabía de este plan, empezó a regir una nueva moneda, el austral con cuatro ceros menos del anterior peso argentino y dada la extravagancia de nuestra clase dirigente lo cotizaron más caro que el dólar a razón de 0,80 australes por un dólar. Se estableció un congelamiento total de salarios, precios y tarifas que en definitiva perjudicaron a los trabajadores porque las empresas públicas y privadas lograron acordar un aumento previo a la puesta en marcha del plan. La tasa mensual de inflación bajo del 30% a menos del 1% gracias al fuerte control de precios establecido donde empleados del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) tenían autorización para pedir listas de precios a las industrias. Por otro lado, la Secretaria de comercio interior obligó a todos los fabricantes a presentar su lista de precios al 15 de junio con la expresa prohibición de aumentarlos sin autorización de dicha Secretaria. Para efectuar pagos, establecieron una tabla de desagio que se aplicaba a las facturas, basado en un coeficiente que intentaba mitigar el impacto inflacionario y las distorsiones monetarias entre las vieja moneda y la nueva que estaba circulando.  Gracias a estas medidas lograron detener el alza de precios y temporalmente se apaciguaron las aguas lo que le permitió al gobierno ganar con amplio margen las elecciones legislativas de ese año, aunque los problema económicos seguían afectando a la Argentina. Durante ese año, Alfonsín viajó a los Estados Unidos para convencer a los petroleros estadounidenses que inviertan en la Argentina, en lo que se llamó el Plan Houston. En su visita y encuentro con Ronald Reagan, Alfonsín tuvo un entredicho sobre política exterior con el presidente estadounidense que los radicales lo tomaron como un ejemplo de “antiimperialismo consecuente”. En realidad fue el inicio de la futura privatización de YPF y un fracaso total para el país y un jugoso negocio para los empresarios ya que por decreto y sin intervención del Congreso Nacional, se ofrecieron en licitación 1,3 millones de kilómetros cuadrados en áreas continentales y marítimas, que serían entregadas en concesión por treinta años. En 1983, cuando el partido radical llegó al gobierno, YPF tenía reservas petrolíferas por 390 millones de metros cúbicos. En 1988, tres años después de lanzado el plan Houston, esas reservas habían caído a 362 millones de metros cúbicos. Ese solo dato señala el fracaso ruidoso de aquella entregada. ¿Por qué entregada? Entre muchas otras, pueden enumerarse cuatro razones: 1) Muchas regiones cedidas a los pulpos ya habían sido exploradas por YPF, con evaluaciones sísmicas y perforaciones. No había allí, por lo tanto, el anunciado ‘riesgo minero’ que según el gobierno asumirían las compañías extranjeras; 2) Por imposición de los monopolios petroleros, los capitalistas locales sólo podían intervenir en las licitaciones si se asociaban con capitalistas del exterior; 3) Todo el proyecto se orientaba hacia las exportaciones, no a atender las necesidades del mercado interno (exportar petróleo fue la política comercial con la que la española Repsol agotó las reservas argentinas); 4) YPF se vio obligada a ceder áreas que ya tenía en explotación. Aquello, de todos modos, empezó mal: se licitaron 165 áreas, pero de 105 ofertas sólo pudieron aceptarse 77. Los pulpos petroleros tomaron por asalto las explotaciones que YPF ya había explorado o ya tenía en explotación, y no hicieron (como ahora, durante los diez años de gobierno K) una sola inversión de riesgo. Fracasado el Houston, su impulsor, Rodolfo Terragno, ministro de Obras y Servicios Públicos, diseñó el Petroplán, que promovía la asociación de YPF con capitales privados para explotar áreas centrales (Ver Alejandro Guerrero. http://prensa.po.org.ar/blog/2012/05/10/el-plan-houston-la-privatizacion-de-ypf-que-arranco-con-alfonsin-2/

El plan austral había sido precedido de una amplia movilización popular a plaza de Mayo cuando Alfonsín denunció maniobras de los sectores poderosos concentrados de la economía y de los medios de comunicación que amenazaban con un golpe. Sea cierto o falso la denuncia del Presidente, la respuesta de todos los sectores políticos fue apoyada ampliamente y una columnas compactas llegaron a la Plaza para sostener el estado derecho recién recuperado. Pero Alfonsín, lanzó un discurso completamente contrario a las causas que condujeron a una abrumadora participación popular. Y es ahí, donde anunció la “economía de guerra” y la gran mayoría de los partidos y organizaciones se retiraron decepcionados de la plaza al grito de: “Con el hambre del pueblo, no vamos a pagar, los misiles de la OTAN”. Quien escribe estuvo presente ese día y la bronca de todos los que estuvimos ese día no podemos describirla porque la proclamación de la economía de guerra fue una declaración de guerra al pueblo. A partir de ese momento, la situación dio un brusco giro por la derechización evidente que se dio en el contenido de las palabras del Presidente y el idilio con una buena parte del pueblo cambió para siempre en forma irreconciliable.
La segunda consecuencia importante de esta marcha frustrada fue para la izquierda, sobre todo para el Partido Comunista que aun tenía cierto peso en los debates políticos, plantear la moratoria de la deuda externa bajo la consigna “FMI o pueblo”, dado que las tenazas del pago de los intereses de la deuda que el gobierno radical asumió como propia, comenzaba a hacer estragos en las finanzas públicas y en la política global del gobierno en cuanto a los planes sociales, educación y salud.

Para 1986 el plan austral empezó a mostrar sus debilidades y el gobierno empezó a tomar medidas como las minidevaluaciones periódicas (crawling Pegs) como formar de recuperar el tipo de cambio favorable a las exportaciones que eran muy apremiantes para obtener divisas y pagar los intereses de la deuda. De ahí tuviera tres grandes correcciones: la primera en abril de 1986, la segunda en febrero de 1987 y la tercera en octubre de 1987 (el llamada plan San Martín porque fue anunciado en el Teatro del mismo nombre)): todos tuvieron la misma impronta pues no fueron otra cosa los clásicos salvajes ajustes de inspiración fondomonetarista que, al margen de las características técnicas de cada uno de ellos, ninguno resolvió los problemas económicos y fueron agravando la situación social que se manifestaba en las altas tasas de inflación que consumían rápidamente los aumentos salariales que llegaron a acordarse como pauta de aumentos mensuales al 90% del índice de precios al consumidor. Esto se tradujo en que si el IPC de un mes era del 30%, el aumento salarial para el mes siguiente equivalía al 27%.  

b) Las sublevaciones militares: La crisis de la Semana Santa de 1987

A la crisis económica le sigue la crisis política de mayor envergadura que debió enfrentar el gobierno de Alfonsín cuando una sublevación de militares que se oponían a ir a los tribunales para declarar por los delitos cometidos durante la dictadura, desató la crisis de Semana Santa de abril de 1987 donde hubo un serio intento de golpe militar que fue parado por la rápida movilización del pueblo en todo el país. La solución que se logró para superar esta crisis dejó muy debilitado al gobierno radical porque fue obligado a enviar el proyecto de ley que terminen con los juicios a los militares responsables de crímenes de lesa humanidad. Estos militares que en Campo de Mayo se presentaban ante las cámaras de los medios televisivos en formación de combate y con las caras pintadas, recibieron el nombre de “carapintadas” y a partir este hecho se la llamó así todos los militares golpistas que en plena vigencia del estado de derecho, intentaron derribar al gobierno constitucional.
El motivo de esta insurrección de los militares encabezada por el Teniente Coronel Aldo Rico, fue que muchos de ellos no fueron contemplados por la ley de punto final de diciembre de 1986 que establecía la conclusión de las investigaciones por los crímenes ocurridos durante el terrorismo de estado y a lograr la impunidad de quienes no fueron citados en el plazo que el texto legal estipulaba (60 días). Esta ley de impunidad terminó con la credibilidad y confianza de Alfonsín y todo este conjunto de circunstancia lo llevaron a la derrota en los comicios legislativos de 1987, a partir del cual, nunca más pudo recuperar la confianza en el pueblo. La recordada increíble lentitud del General Alais, jefe del II Cuerpo de Ejército con sede la ciudad de Rosario, para reprimir a las fuerzas sublevadas le granjeó a Alfonsín una falta de autoridad para imponer orden y disciplinas a las tropas. Con la inacción de este jefe fue que nunca llegó a destino tras cuatro días de marcha para recorrer 300 km.
La sublevación de Semana dio a luz “Acta de Compromiso Democrático” que firmaron las fuerzas políticas legalmente reconocidas con o sin representación parlamentaria, donde se afirma que: “la reconciliación de los argentinos sólo será posible en el marco de la Justicia, el pleno acatamiento de la ley y del debido reconocimiento de los niveles de responsabilidad de las conductas y hechos del pasado”. Reconciliarse con estos criminales fue un claro ejemplo de debilidad del sistema político argentino porque accedieron a todo lo que pidieron los militares. Y lo demuestra el hecho de la sanción de la ley de obediencia debida Se presume sin admitir prueba en contrario que quienes a la fecha de comisión del hecho revistaban como oficiales jefes, oficiales subalternos, suboficiales y personal de tropa de las Fuerzas Armadas, de seguridad, policiales y penitenciarias, no son punibles por los delitos a que se refiere el artículo 10 punto 1 de la ley Nº 23.049 por haber obrado en virtud de obediencia debida cuyo artículo 1º establecía que: “La misma presunción será aplicada a los oficiales superiores que no hubieran revistado como comandante en jefe, jefe de zona, jefe de subzona o jefe de fuerza de seguridad, policial o penitenciaria si no se resuelve judicialmente, antes de los treinta dias de promulgación de esta ley, que tuvieron capacidad decisoria o participaron en la elaboración de las órdenes.  En tales casos se considerará de pleno derecho que las personas mencionadas obraron en estado de coerción bajo subordinación a la autoridad superior y en cumplimiento de órdenes, sin facultad o posibilidad de inspección, oposición o resistencia a ellas en cuanto a su oportunidad y legitimidad”.
Esta ley fue sancionada el 4 de junio de 1987 casi dos meses después de la sublevación y fue la cerró definitivamente la posibilidad de enjuiciar a los responsables de los crímenes causado por el terrorismo de estado y la represión ilegal. Al establecer una presunción “iuris et de iure” (es decir, que no admitía prueba en contrario) respecto de que los delitos cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas no eran punibles, por haber actuado en virtud de la denominada "obediencia debida" -concepto militar según el cual los subordinados se limitan a obedecer las órdenes emanadas de sus superiores.

c) La segunda sublevación; La crisis militar de Monte Caseros de 1988

Sin embargo, esta nueva ley no terminó con los problemas en el frente militar ya que enero de 1988, el teniente coronel Aldo Rico, jefe del sublevación de 1987, nuevamente se alzó en armas contra las autoridades nacionales y declaró no reconocer al nuevo comandante del  Ejército, Dante Caridi y estar al frente de un “Ejército Nacional en Operaciones” y se movió con inusitada rapidez para llegar a tomar el regimiento de infantería Nº 4 de la ciudad correntina de Monte Caseros para eludir la acción de la justicia sobre su persona y la situación de los oficiales de baja graduación. En esta oportunidad no tiene el apoyo de unidades como las tuvo en Semana Santa y ante la presencia de las tropas del Ejército, deciden rendirse sin presentar combate.
En las dos sublevaciones los militares planteaban básicamente cuatro cuestiones:
1) Reconocer y reivindicar el accionar de las fuerzas armadas en la “guerra” antisubversiva.
2) Poner fin a la política antimilitar del gobierno de Alfonsín
3) Producir cambios en la cúpula del Ejército favorable a este grupo sedicioso
4) Dar una solución política a todos los juicios contra los oficiales implicados en la represión.

Tras el fin de los sucesos de Monte Caseros que implicó la rendición de Rico con más de 350 militares que lo acompañaban, el gobierno comenzó a impulsar la sanción de una ley de defensa nacional que prohíbe la participación de los militares en los asuntos de represión interna. Y se lo logró.

d) El incidente con la Sociedad Rural en agosto de 1988

Ese año 1988 no sería el único conflicto grave que enfrentó el gobierno de Alfonsín. Durante la inauguración de la exposición ganadera y agrícola de la Sociedad Rural en agosto, ocurrió un hecho casi sin precedentes en la historia de esta institución de los grandes propietarios y terratenientes de la Argentina, cuando silbaron constantemente el discurso del Presidente de la Nación quien lo calificó como los que están ahí son los que muertos de miedo se han metido debajo de la cama para venir ahora a hablar en nombre de la democracia”. Ese fue más o menos el tono de la réplica del presidente Alfonsín a quienes los silbaban y los calificó de “fascistas por no escuchar al orador” y negó rotundamente que quienes lo insultaban desde las tribunas no eran productores agropecuarios. Pocas veces un Presidente constitucional fue hostigado tan duramente por los sectores ganaderos y terratenientes como ese sábado de agosto de 1988 en el que Alfonsín no se achicó en absoluto y les dijo varias cosas que ningún otro presidente se haya atrevido a decirles a los dueños de los campos del país.

e) La continuidad de los programas de ajuste

En eses mismo mes se lanzó el plan primavera, un conjunto de medidas económicas tendiente a sostener la estrategia del gobierno hasta las elecciones de 1989. Este plan que contaba con la presencia de Rodolfo Terragno como Ministro de Obras y Servicios Públicos, fue el que inició los planes de privatización de las empresas del sector público como fue el caso Aerolíneas (para asociarla a la escandinava SAS) y Entel. Implantó el régimen de capitalización de los títulos de deuda externa para modificar la propiedad de las empresas estatales en la áreas de transporte, energía, bancos, seguros, servicios de ingeniería, destinado a favorecer los intereses del capital financiero internacional.
Este plan terminó en un estrepitoso fracaso por las presiones del capital internacional, el desborde inflacionario y la falta de poder del gobierno para contrarrestar la crisis que se estaba incubando.
Si en enero las dificultades financieras del gobierno lo obligaron a vender 900 millones de dólares, el 6 de febrero de 1989 la crisis se agrava por la devaluación y la fuga de dólares del Banco Central que intervino con 500 millones de dólares para sostener la cotización del dólar, lo cual desató la escalada de precios terminó en la hiperinflación que derrocó al gobierno de Alfonsín por un golpe de mercado. Los sectores dominantes de la economía hicieron todo lo imposible para que la situación económica y social se hiciera inmanejable e incontrolable. Los precios  industriales como los de servicios y de la canasta básica familiar aumentaban todos los días a ritmos galopantes impidiendo el normal desenvolvimiento de la actividad comercial porque no se sabían ni los precios de costos y ni los de ventas. Las empresas frente a este cuadro, suspendieron personal y la producción comenzó a caer a ritmos alarmantes. La gravedad de la crisis llevó a la festejada renuncia de Juan Vital Sourrouille como Ministro de Economía y fue reemplazado por el presidente de la Cámara de Diputados Juan Carlos Pugliese, es una clara demostración de la debilidad del gobierno ya que nadie quería tomar la conducción de este incendio.
El gobierno se vio obligado a adelantar las elecciones presidenciales para el 14 de mayo para evitar males mayores. En la confrontación electoral salió triunfador la fórmula peronista de Carlos Menem y Eduardo Duhalde que se presentó como Frente Justicialista Popular (Frejupo) en un intento por revivir al movimiento triunfador en las elecciones de 1973 que se llamó FREJULI (Frente Justicialista de Liberación).     

El gobierno de Alfonsín completamente debilitado decidió rendirse y adelantar la entrega del gobierno el sábado 8 de julio de 1989, medio año antes. Con la asunción de Menem se inicia la segunda década infame porque nombra a como integrantes de su gabinete a lo más liberal y procapitalista de la Argentina. Sobre estos diez años hablaremos el próximo capítulo.

f) El intento de trasladar la Capital a Viedma

Desde el punto de vista institucional, el proyecto de traslado de la capital a la ciudad de Viedma, fue el sueño más promisorio y a su vez, un intento que con buenas intenciones terminó sin poder concretarse y cuyo resultado final fue una pérdida de dinero, tiempo y esfuerzos. Todo esto estuvo diseñado en el Plan Patagonia y avalado por la ley 23512 de 1987 que declaraba la nueva capital de la Argentina. Alfonsín anunció este plan en un discurso televiso a todo el país el 16 de abril de 1986 con el objeto de descentralizar y desburocratizar el funcionamiento del aparato estatal del gobierno nacional en una sola ciudad. Se creó el “ENTECAP¨ (Ente nacional para el estudio del traslado de la capital) que proyectaba la nueva instalación en doce años. Su anunció provocó una suba de los precios de las tierras y de los inmuebles y una euforia en la provincia de Río Negro que tomó esta idea como una reivindicación del federalismo tantas veces postergado. No cabe duda que el proyecto más ambicioso de Alfonsín  

g) Aspectos legislativos

Otros aspectos legislativos que tuvieron alto impacto en la situación del país, fue la imposibilidad del gobierno por reformar la ley de entidades financieras y la ley de radiodifusión, pese a la existencia de más de 10 proyectos que nunca pudieron ser tratados en el recinto del Congreso.
El logro más importante fue la sanción de la ley de divorcio vincular que permitió la legalización de los matrimonios en dicha condición y cuyo debate y preparación, fue una discusión de alto voltaje, que implicó un fuerte choque de Alfonsín con los miembros de la Iglesia que hicieron todo lo posible para impedir su sanción. Finalmente el proyecto del gobierno fue votado en mayoría en ambas cámaras y la ley fue aprobada.
El gobierno de Alfonsín impuso la ley de reforma del Código de Justicia Militar donde los militares debían someterse a la justicia federal y no a algún fuero especial, que de acuerdo al antiguo código, los militares solo podían ser juzgados por sus pares. El no reconocimiento de algunos oficiales de los tribunales federales no solo cometieron desacato y que como fue el caso del mayor Barreiro desataron la crisis de Semana Santa de 1987 ya comentada.

h) El movimiento obrero

Los trabajadores de la Argentina, especialmente los obreros de las grandes fábricas industriales, fueron las principales víctimas del terrorismo de estado ya que más del 35% de los desaparecidos, torturados y asesinados por la dictadura, provenían de la clase obrera que venía de un período de más de 10 años de lucha y experiencias que habían elevado su consciencia política e ideológica, planteando seriamente la construcción de un movimiento revolucionario capaz de sustituir el capitalismo en la Argentina. A este nivel de abstracción es importante llegar para poder comprender y entender en toda su expresión, el tipo de represión criminal y terrorista empleada por la dictadura para destruir al movimiento obrero organizado de la Argentina de todas sus tendencias. Y tuvieron que acudir al fascismo y al terror para defender los apetitos hegemónicos de los intereses de clase de la burguesía y de los grandes terratenientes que temía perder sus propiedades. Por esa razón es que a los militares los llamaron esa clase parasitaria, propietaria, dueña de las tierras, de las vacas y de las empresas que temían seriamente en la radicalización de los trabajadores hacia posiciones de izquierda revolucionaria que plantee el socialismo como modelo siguiente la experiencia chilena. De ahí que la expresión dictadura cívico-militar es correcta y se ajusta al papel desempeñado por la burguesía para defender sus granjerías y privilegios de clase como dijo Salvador Allende en su último discurso como presidente de Chile el 11 de septiembre de 1973 y que muy bien grafica la situación que se dio en la Argentina casi tres años más tarde.

Instalada la democracia con el gobierno de Alfonsín, las relaciones con la CGT y sus sindicatos fueron de una confrontación virulenta durante todo su mandato, el cual tuvo que soportar 13 jornadas de paros, movilizaciones, jornadas de protestas porque la situación salarial eran incuestionables, del mismo modo que las condiciones de trabajo y la situación general de los trabajadores de la industria y de los servicios. Estas relaciones empezaron mal cuando el peronismo con su bancada sindical derrotó el proyecto de reforma sindical propuesto por el primer Ministro de Trabajo radical, Antonio Mucci cuyo fracaso lo obligó a presentar la renuncia.

Durante su gobierno, Alfonsín debió soportar un paro cada seis meses en promedio y si bien en el cuadro ponemos como causa el reclamo salarial, en su significado más amplio quiere decir, que cada huelga se realizó en contra de la política económica del gobierno

Cuadro III: Los paros de la CGT contra el Gobierno de Alfonsín

NRO.
FECHA
MOTIVO
DURACION
MINISTRO DE TRABAJO
ACATAMIENTO
MOVILIZACION
1
03-09-84
Reclamo Salarial
24 hs.
Juan M. Casella
Alto en la industria
No hubo
2
23-05-85
Reclamo Salarial
12 hs.
Hugo Barrionuevo
Alto
300.000
3
29-08-85
Reclamo Salarial
12 hs
Hugo Barrionuevo
Amplio
350.000
4
21-01-86
Reclamo Salarial
24 hs
Hugo Barrionuevo
Alto
No hubo
5
25-03-86
Reclamo Salaria
12 hs
Hugo Barrionuevo
Diverso
300.000
6
13-06-86
Reclamo salarial
24 hs
Hugo Barrionuevo
Diverso
No hubo
7
09-10-86
Reclamo
Salarial
12 hs,
Hugo Barrionuevo
Parcial
400.000
8
26-01-87
Reclamo Salarial
24 hs.
Hugo Barrionuevo
Amplio
No hubo
9
04-11-87
Reclamo Salarial
12 hs.
Hugo Barrionuevo
Amplio
150.000
10
08/09-12-87
Reclamo Salarial
36 hs
Ideler Tonelli
Amplio
25.000
11
14-04-88
Reclamo Salaria
24 hs
Ideler Tonelli
Amplio
No hubo
12
09-09-88
Reclamo Salarial
8 hs
Ideler Tonelli
Amplio
40.000
13
12-09-88
Contra la represión
24 hs
Ideler Tonelli
Parcial
No hubo

En síntesis, el gobierno de Alfonsín terminó en un fracaso estrepitoso por sus tremendos tropiezos cometidos en sus políticas económicas, cuestión que lo llevó descrédito, hastío y cansancio de toda la sociedad. Se fue del gobierno que en su último año, el fatídico 1989, entre enero y julio, dejó al país con un índice de inflación del 2400%, con el dólar que aumentó más del 3200%, una caída del PBI del 4%, un empobrecimiento del pueblo que se refleja en la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y el fuerte aumento del desempleo. Alfonsín no modificó en absoluto el orden económico imperante durante la dictadura, sino que fortaleció la presencia de los grandes grupos empresarios quienes agrupados dentro de los que se llamó los “capitanes de la industria” finalmente fueron quienes provocaron su caída. El país quedó con una deuda externa cercana a los 65 mil millones de dólares, una 20 mil millones más de los que recibió de herencia de la dictadura. Su política industrial basada en la promoción y radicación de empresas en las provincias bajo el impulso de los incentivos fiscales y exención de determinados impuestos, en algunos casos tuvo resultados positivos como la expansión que se apreció en Tierra del Fuego, pero al mismo tiempo fue utilizado para realizar maniobras fraudulentas y estafas al estado como fue el caso del grupo Koner-Salgado.

Calificarlo como el “Padre de la democracia” como sus aduladores y militantes radicales pretenden, es un error absoluto, porque hubo quienes lucharon mucho más que él e hicieron mayores méritos a la hora de determinar quienes contribuyeron a la terminación de la dictadura. Y ahí hay que ubicar a los organismos defensores de los derechos humanos, a los trabajadores y a los combatientes que pelearon en la guerra de Malvinas con denuedo, valor y heroísmo reconocido por el enemigo imperial británico, porque esa guerra justa conducido por un gobierno injusto, ilegítimo e ilegal, evidenció la inoperancia, la impericia y desconocimiento de unas Fuerzas Armadas que ni en lo suyo (defender la soberanía del país frente a un ataque de un potencia extranjera) supieron estar a la altura de la historia.

APENDICE ESTADISTICO

Cuadro IV: Indicadores macroeconómicos durante el gobierno de Alfonsín

AÑO
% PBI
INFLACION
SALARIOS
INDUSTRIALES
TIPO DE CAMBIO
DESEMPLEO
SUBEMPLEO
1983
2.6
433.8%
106.5
155.3
5.5%
5.9%
1984
2.2
686.8%
129.5
148.4
4.7%
5.4%
1985
-4.6
385.4%
104.1
167.6
6.3%
7.5%
1986
5.6
81.9%
106.3
186.0
5.6%
7.2%
1987
1.8
174.8%
99.9
213.0
6.0%
8.2%
1988
-3.0
387.7%
95.0
192.4
6.5%
8.9%
1989
-4.4
4923.5%
86.2
212.6
8.4%
9.3%

Fuente: Elaboración propia a base del Cuadro 8.14 del libro de Mario Rapoport. Historia económica, política y social de la Argentina (1800-2003), Emece, 1985, página 753.


Cuadro V: Indicadores del sector externo (Millones de dólares)

AÑO
EXPORTACIONES
IMPORTACIONES
SALDO DE LA BALANZA COMERCIAL
SERVICIOS FINANCIEROS
DEUDA EXTERNA
1983
7.836
4.504
3.331
5.408
45.069
1984
8107
4.585
3.523
-5.712
46.903
1985
8.396
3.814
4.582
-5.303
49.326
1986
6.852
4.724
2.128
-4.416
51.422
1987
6.360
5.819
540
-4.485
58.300
1988
9.133
5.322
3.810
-5.127
58.500
1989
9.579
4.203
5.374
-6.422
63.300

Fuente: Elaboración propia a base del Cuadro 8.11 del libro de Mario Rapoport. Historia económica, política y social de la Argentina (1800-2003), Emece, 1985, página 746.

Cuadro VI: Composición de las exportaciones (Millones de dólares)

AÑO
PRODUCTOS PECUARIOS
PRODUCTOS
AGRÍCOLAS
INDUSTRIALES
1983
1.171
4.899
1.601
1984
1.020
5.210
1.745
1985
945
4.985
2.318
1986
1.067
3.762
1.808
1987
1.231
2.908
1.961
1988
1.360
4.500
3.020
1989
1.462
3.996
3.841
Fuente: Elaboración propia a base del Cuadro 8.16 del libro de Mario Rapoport. Historia económica, política y social de la Argentina (1800-2003), Emece, 1985, página 755.