LA SITUACIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA ARGENTINA: UNA CRISIS TOTAL DE SU SISTEMA
CAPITALISTA
Por Sergio
Daniel Aronas -31 de julio de 2001
Nota: Este escrito
lo realicé entre los días 10 y 20 de julio de 2001, aquel fatídico año terrible
para la Argentina donde anticipaba la catástrofe que se venía porque el anuncio
del gobierno de poner en marcha su programa económico de “déficit cero”
poniendo como prioridad de su política el pago de los intereses de la deuda
externa, iba a terminar en un desastre de proporciones inimaginables y eso fue
lo que finalmente ocurrió. Recurrí a diversas fuentes para conocer la opinión
de los defensores de aquel gobierno espantoso para que vean su firme convicción
de defenderlo aun a costa de empobrecer aun más al país, cuestión que a los
organismos financieros internacionales ni a los centros de estudios privados
les importara en lo más mínimo. El trabajo tiene diez capítulos que abarcan
desde la política económica del gobierno hasta la historia de las relaciones de
la Argentina en particular como de América Latina en general con los Estados
Unidos. Describo el tratamiento al problema de la deuda en aquellos momentos
porque fue la causa que detonó la bomba que hizo explotar a la República y es
importante recalcar que el imperialismo en medio de esta crisis, soñaba con el
despedazamiento de nuestro país impulsando la separación de las provincias del
Norte y Noroeste porque las consideraba “proyectos económicos inviables”. Hay
un capítulo referido a la vuelta del entonces super ministro Domingo Cavallo a
la conducción de la economía del país donde indicaba que su gestión iba a ser pésima
y lo justifiqué con sólidos fundamentos cuando todo el mundo lo apoyaba porque
lo consideraban el hombre “providencial” y “salvador de la patria”. Salvó a la
patria financiera, a los grandes capitalistas internacionales como el FMI y el
Banco Mundial quienes al ver que la Argentina se derrumbaba seguían insistiendo
con sus recetas perimidas y lo peor de todo es que no se hicieron responsables de
sus actos. La famosa “autocrítica” del FMI fue una mentira absoluta que pudo verificarse
con toda claridad en el marco de nueva crisis financiera 2007/2009 que afectó
duramente a Europa cuando vuelve a aparecer el FMI para proponer sus fracasadas
medidas de ajuste que hicieron volar a varios países. Pero ellos son impunes e
inmunes a todos los hechos que suceden en el mundo y a las críticas de todos
los sectores. Formulé un programa de cambios de tipos reformista con el fin de
sacar al país de la crisis y si existiera una correlación de fuerzas lo suficiente
fuerte, grande y poderosa para enfrentar a las clases dominantes se podría
empezar a hablar en términos de revolución porque en la Argentina de hoy los
cambios estructurales revolucionarios que impliquen la modificación del modo de
producción no sólo son necesarios sino que deben producirse. La tarea y el
esfuerzo en el período actual consiste en crear esa fuerza social que la lleve
adelante y terminar con las eternas divisiones y la proliferación de muchísimas
organizaciones poco numerosas y que pelean por los mismos objetivos:
transformar de raíz a la República Argentina-
"Lo que no puedo concebir
jamás es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al
extranjero para humillar a su patria y pretender reducirla a una condición peor
que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni
el sepulcro la puede hacer desaparecer".
General Don José
de San Martín, Libertador y Héroe de las Guerras de la Independencia Americana,
10 de julio de 1839.
“La nación necesita organizar su sistema de rentas;
necesita levantar su crédito por medio de una economía inteligente y severa;
necesita promover sus industrias que la emanciparán del dominio económico del
extranjero, arrancándola además de la postración en que ha caído; necesita
aumentar su población y repartirla mejor en todo el territorio; necesita
valorizar sus riquezas, abrir mercados a sus productos, facilitar las
comunicaciones, arrancar del aislamiento sus centros poblados, ilustrar sus
masas y satisfacer, en fin, todas las exigencias sociales, políticas y
administrativas de un pueblo joven, que aspira a engrandecerse y que se siente
con los elementos bastantes para ocupar un lugar destacado en el mundo”.
Manifiesto del Teatro de las variedades, Buenos
Aires,15 de septiembre de 1878.
"No se sostiene un gobierno sin la voluntad de
los Estados Unidos, ya que el apoyo del oro yankee es más sólido que el voto
del pueblo respectivo. Hoy los pueblos no son nada, ya que la sociedad está
hecha para ser gobernada por el dólar y no por el ciudadano. Cualquier gran
rico de Yankilandia tiene más dólares que ciudadanos todos de los países de
América. El Dólar vence hoy al Ciudadano; hay que hacer que el Ciudadano venza al Dólar".
Julio Antonio Mella McParland,
"Cuba, un pueblo que nunca ha sido libre", 1924.
I. La política económica y social del gobierno
Las bestiales medidas que ha
adoptado el gobierno argentino son en resumidas cuentas una verdadera agresión
armada a todo el pueblo que vive de su salario: a los obreros, empleados,
jubilados y pensionados; profesionales, maestros, científicos e investigadores;
le han declarado la guerra a las pequeñas y medianas empresas comerciales,
industriales y agropecuarias que viven de las ventas al mercado interno por las
compras que realizan los ciudadanos a quienes nos cortan y nos bajan nuestros
ingresos. Y aquellas empresas que pueden exportar cada día les resulta más
difícil porque se les cierran los mercados, caen los precios de sus bienes y al
tener que competir con los países acreedores las empresas argentinas no tienen
fuerza ni poder para influir en la determinación los precios de los productos
exportables. Así las empresas venderán menos, el estado no recaudará lo
necesario para cumplir sus funciones, la recesión se profundizará a niveles
impredecibles, lo que obligará al gobierno a realizar nuevos ajustes, que
retroalimentarán este cuadro haciendo aún más improbable una salida de la
crisis.
Quienes deciden aplicar este programa de
déficit cero buscarán seguir sometiendo a los sindicatos, maniatar a sus
dirigentes y aplicar una feroz política de control social sobre la base de un
dato sustancial: qué tasa de desempleo podrá soportar la población
económicamente activa porque nadie en su sano juicio puede creer que estas
medidas permitirán el despegue argentino que el gobierno tanto promete y que
tanto anuncia que se viene, pero la realidad muestra que sólo una farsa. El
discurso oficial ya no habla más de la reactivación de la economía y que fue el
caballito de batalla con la que Cavallo inició su segundo mandato al frente de
la economía argentina con su plan de competitividad. De manera que la
desaparición de miles de pymes, la destrucción de las economías regionales, el
aumento de la pobreza, del desempleo, de la marginación, de la exclusión, de
las colas en las embajadas, de la inseguridad en las calles, son cuestiones que
no preocupan al poder político. Jamás en la historia
económica de cualquier país se ha visto que la reducción de salarios haya sido
la impulsora del crecimiento. Esto es volver a la época de la teoría de Malthus
y Ricardo de la ley de hierro de los salarios del siglo XIX y que, abandonada
hace mucho tiempo, ahora parece renacer del basurero del pensamiento
neoliberal. Con esto, Cavallo, que no ha olvidado su paso por la dictadura, nos
da con el hierro por la cabeza al bajar los sueldos a los empleados del estado
y a los jubilados. Antes torturaban con la picana; ahora torturan bajando los
ingresos de la población. Y como este plan se basa en el monto de la
recaudación impositiva nada ni nadie puede asegurar que, en el marco de la
recesión brutal que afronta el país, cuánto será la rebaja mensual de los
salarios que percibirán los empleados públicos
y los jubilados. Lo único cierto
es que cuánto menos recauden menos cobrarán los trabajadores. Un ajuste tan
demencial sólo puede ser comparado por la magnitud de la caída salarial con el
registrado en el primer y segundo semestre de 1976 cuando ya estaba instaurada
la dictadura militar. Ahí el poder de compra de los asalariados totales cayó
del 30% y 40%. Aunque el gobierno les rebajará el sueldo a los estatales es muy
probable que las empresas privadas también hagan lo mismo. Desde su tumba
William Shakespeare les diría: "Me quitas la vida, cuando me quitas los
medios con que vivo" (El mercader de Venecia, Cuarto acto, escena I,
escrita en 1597).
Estos economistas que estudian
una ciencia que procura satisfacer necesidades humanas ratifican el pensamiento
de Karl Marx, quien elaboró toda una teoría diametralmente opuesta de quienes
creen que bajando salarios saldremos adelante. En el capítulo XXX del tercer
tomo de El Capital, Marx escribió:
"La razón última de todas las crisis verdaderas es siempre la pobreza y la
limitación del consumo de las masas, frente a la tendencia de la producción
capitalista, a desarrollar las fuerzas productivas cual sí sólo tuviesen como
límite la capacidad de consumo absoluto". En la Argentina no que es
escasa la cantidad recursos con que se cuenta para salir de la crisis sino lo
que son escasos son las ideas de quienes nos gobiernan, son escasos los métodos
de regulación del modelo vigente porque está completamente agotado y es
totalmente escaso porque tener que recurrir a la baja de los salarios evidencia
la descomposición del pensamiento económico de la clase política cuyas bases
están quebradas y es tan escaso su pensamiento como es tan irracional apagar un
incendio con nafta y como la capacidad de resistencia del pueblo tiene un
límite, el incendio lo va a tener el gobierno sino modifica de raíz su política
económica.
II. La crisis del capitalismo argentino
La etapa actual de la crisis en
la Argentina evidencia que lo que está desarticulado es todo el funcionamiento del
capitalismo, fundamentalmente su base material, es decir, el sistema
productivo, del cual, el monetario-financiero, es uno de los aspectos donde se
manifiesta dicha crisis. Es ahí - en la producción - donde debemos analizar el
desenvolvimiento económico del país y como su liquidación ha sido el principal
causante de los principales problemas socioeconómicos: desempleo, marginación,
exclusión, pobreza y hambre.
El gran problema que este cuadro
ha provocado es la imposibilidad de obtener las divisas necesarias para
afrontar los pagos de los intereses de una deuda que no para de crecer. La vía
principal para conseguirlas es exportando y no tenemos un sistema para ello
porque entre 1976 y 2001 han desaparecido los más importantes sectores
industriales: el complejo electrónico, el complejo metal-mecánico, el complejo
siderúrgico, la industria militar que prácticamente fue liquidada por las
presiones de los EE.UU. y el sistema de empresas estatales fue horriblemente
privatizado. Estas son las ramas de la economía que pueden brindarnos recursos
genuinos y con valor agregado, pero hoy tenemos un comercio exterior donde
exportamos granos, pero importamos pan; exportamos cueros, pero importamos
zapatos; exportamos laminados en chapa, pero importamos autos y máquinas-herramientas;
exportamos lanas pero importamos todo
tipo de ropas e indumentarias; exportamos soja e importamos aceites que
se producen con ella y así los ejemplos forman una larga lista negra del
deterioro y calidad de nuestro comercio exterior. Y los bancos que nada
producen, administran, guardan y especulan con el dinero que generan esos
sectores y otros y lo reproducen gracias a la mágica fórmula del interés
compuesto, lo cual le permite multiplicar por cien lo que les costó cinco. Esta
es la clase parasitaria la que Karl Marx criticó con dureza en su libro El
Capital de 1867 y que nada ha variado por la descomunal presión que ejerce
sobre el gobierno, las empresas y la sociedad: al gobierno lo aprieta
cobrándole tasas usurarias en cada licitación de letras y cuando sale a pedir dinero; a las empresas los atornilla
impidiéndoles el acceso al crédito, cuando cobra tasas exorbitantes por girar
en descubierto y a la sociedad cuando cobra intereses lunáticos en las tarjetas
de créditos, por los ajustes que realizan en los créditos hipotecarios, etc.
"El sistema de crédito, cuyo
centro son los bancos llamados nacionales, y los prestamistas y usureros que
gravitan en torno de ellos, representa una enorme centralización, y otorga a
esta clase de parásitos un poder fabuloso: no sólo el de diezmar periódicamente
a los capitalistas industriales, sino además el de intervenir en la forma más
peligrosa en la producción real. Y esta banda nada sabe acerca de la producción
y nada tiene que ver con ella".
Y a continuación refuerza su idea
reproduciendo la opinión de un director de un banco escocés de 1840:
"Pero si todavía queda
alguien que se niegue a creer que estos honorables bandidos explotan la
producción nacional e internacional, nada más que en interés de la producción y
de los propios explotados, sin duda abrirá los ojos cuando lea el siguiente
discurso acerca de la alta dignidad moral del banquero:
'Los establecimientos bancarios son
instituciones religiosas y morales. ¿Cuántas veces el temor de ser visto por el
ojo vigilante y desaprobador de su
banquero no atemorizó al joven
comerciante, impidiéndole incorporarse a
la sociedad de amigos alborotadores y disolutos? ¡Cuánta preocupación, cuánta
angustia experimenta ante la necesidad
de conservar la estima de su banquero, de mantener siempre las apariencias de
respetabilidad! Un fruncimiento del ceño
siempre de éste tiene mayor efecto sobre
él que todas las burlas y predicaciones
morales de sus amigos.
¿Acaso no tiembla cuando se sospecha que cometió
una falsedad o la menor declaración inexacta, por medio a despertar
sospechas que no es un hombre seguro, lo cual podría tener como consecuencias
la limitación, e inclusive el cese de las facilidades que encuentra en el
banco? El consejo del banquero es para
él más importante que el del pastor' ".
Lo mismo podríamos decir de los funcionarios para quienes
el consejo y la opinión de los banqueros valen más que los reclamos del pueblo
que rechaza este plan de ajuste. Y como, además, las exigencias de estos
caballeros no tienen límites, no van a detenerse hasta ver completamente
flexibilizados, vapuleados, sumisos y sometidos a todos los trabajadores
argentinos y convertidos en esclavos.
Esta clase de comportamiento, junto a la presión que el poder económico ejerce sobre
el gobierno para ponerlo de rodillas y obligarlo a orientarse hacia políticas
que se definan de un modo claro y terminante a su favor, es para hacer caer
todo el peso de la responsabilidad de la crisis sobre el país y no sobre quienes
la causaron. Tanto se habla de default y de insolvencia, esta crisis ¿no estará
poniendo al descubierto que los insolventes son los bancos? ¿No estarán ellos
en peligro ante la posibilidad de perder sus multimillonarios dineros? En este
caso: ¿no deberían arreglársela por su cuenta y dejar de presionar al país que
ya le transfirió varias veces la deuda que reclaman? El problema del default, es decir, de la
cesación de pagos, consiste en que si el país lo anunciara oficialmente
implicaría declararnos en quiebra, pero como los países nunca quiebran, los que
sí se irían a la quiebra serían precisamente los grandes bancos transnacionales
y todos los que tienen bonos de deuda argentinos. Estos bancos y sus tenedores
que son tan liberales y tan defensores del libre mercado, ¿porqué piden la
intervención del gobierno federal para que los ayude a resolver la crisis? ¿No
es acaso un problema de los bancos? y en consecuencia ¿no son ellos quienes
deben hacerse cargo?
Durante la fase expansiva de la concesión de créditos los
bancos de los Estados Unidos y de los países capitalistas de Europa impidieron
todo tipo de intromisión de alguna autoridad estatal en sus asuntos para
controlar la entrada y salida de esos capitales y cuando el Senado
norteamericano trató de impulsar medidas para saber con exactitud el monto de
las operaciones, los préstamos concedidos a los países en desarrollo, los
depósitos de cada banco y otro tipo de norma regulatoria que fiscalice los
movimientos de los capitales, los bancos pusieron el grito en el cielo y
rechazaron cualquier investigación del gobierno en la actividad financiera por
violación de la leyes bancarias. Pero cuando la crisis del endeudamiento
comienza a reducir las altas ganancias de los bancos comprometidos, ahí se
acabó la libre empresa, la no intervención del estado en la economía y
comienzan a trabajar juntos los bancos privados, el FMI y el gobierno de
Estados Unidos para ejercer presión sobre los países endeudados para que
equilibren sus cuentas mediante las políticas de austeridad, basadas en los planes de ajustes estructurales, según
el lenguaje típico de los economistas
neoliberales. Es decir, que en la conducción de la crisis de la deuda la preocupación
principal era salvar a los bancos. A ellos nunca se les pasó por la cabeza
criticar al sistema político de agresión y dominación y al sistema económico de
saqueo y rapiña que la genera. De modo tal que, todo el problema de la crisis
de la deuda está demostrando a donde lleva el descontrol de los movimientos de
los capitales especulativos y el papel desestabilizador que éste desempeña es
grande porque es muy grande el volumen del capital que está en juego, el de las
fuerzas en pugna y los intereses que se
disputa. Sigue vigente la opinión de
John Maynard Keynes de 1931: "Bancos y banqueros son ciegos por
naturaleza. (...) “Los signos actuales sugieren que los banqueros del mundo se
han empeñado en suicidarse. En ninguna fase del proceso han tenido ganas de
adoptar un remedio suficientemente drástico. Y de momento se ha dejado que las
cosas fuesen tan lejos que se ha hecho extraordinariamente difícil encontrar
una manera de salir”.
La metamorfosis económica del capitalismo en general y en
la Argentina en particular también puede ser explicada por el teórico marxista
inglés Ted Grant de la siguiente manera en un escrito de 1997:
"Los capitalistas se han concentrado para conseguir
plusvalía en exprimir hasta la última onza del sudor, los nervios y el esfuerzo
de los trabajadores, lo que Marx denomina plusvalía relativa. Mientras en el
pasado los capitalistas obtenían beneficios invirtiendo en maquinaria, lo cual
tenía un carácter relativamente progresista (era la única cosa progresista)
ahora en cambio el sistema se mantiene como algo totalmente degenerado,
ineficaz y reaccionario. La manía por la especulación, absorciones, saqueo del
Estado y el intento de conseguir "algo por nada" es sólo la otra cara
de la moneda del mismo fenómeno: es la confesión de la bancarrota histórica del
capitalismo. Siempre la clase dominante encuentra intelectuales a sueldo
preparados y dispuestos para proporcionar una justificación "teórica"
a esta situación. Nunca la denominada "ciencia" de la economía
burguesa ha estado a niveles tan bajos como hoy en día: son simples apologistas
de una clase que hace tiempo ha perdido el derecho a permanecer al timón de la
sociedad, y que es incapaz de desarrollar las fuerzas productivas como lo hizo
en el pasado. La caída del estalinismo les proporcionó una confianza temporal,
pero ahora esto ya no les sirve, como saben los más perspicaces estrategas del
capital (una pequeña minoría es verdad), porque la mayoría, como es habitual,
son felices complaciéndose a sí mismos en la orgía monetaria, obviando todas
las señales de advertencia. Esto se aplica particularmente a los representantes
del capital financiero que se sienten totalmente libres en el nuevo
"mercado global" creyendo que pueden saciar su apetito y enriquecerse
sin ningún tipo de restricciones. Sin embargo, la actual crisis mostró que
empieza a existir un ambiente de nerviosismo en estos círculos, a pesar de la
recuperación de Wall Street, que fue el resultado de la compra por parte de los
grandes monopolios de acciones a expensas de los pequeños inversores, y que
bastó para que muchos se consolasen pensando que todo era una falsa alarma y
regresarán a sus payasadas especulativas como si nada hubiera ocurrido".
Si hay algo que está en claro es que todo el programa del
gobierno apunta a multiplicar la explotación del trabajo asalariado para
aquellos que tienen la suerte de tenerlo y conservarlo, para lo cual, la
plusvalía absoluta de la que hablaba Marx no sólo no ha desaparecido sino que
se refuerza con las duras y prolongadas jornadas laborales en condiciones
pésimas, con bajos salarios y que obligan a trabajar "sin
piedad ni tregua" hasta los fines de semana, feriados y encima sin cobrar
lo que corresponde.
Tampoco ha desaparecido la plusvalía relativa que se
logra intensificando la presión en los ritmos de trabajo, aumentar la
productividad en menos horas, etc. Todos estos métodos provocan el deterioro de
la salud de los trabajadores que por su supuesto poco importa a las
multinacionales, responsables de la introducción de estos sistemas
"científicos" del trabajo organizado y de alta producción. Aquí está
el secreto del aumento de la productividad de la que se enorgullece el gobierno
y sus empresarios adinerados. Menos mal que los días tienen 24 horas porque
quien sabe hasta donde nos obligarían a trabajar.
El poder del dólar y el imperio del dinero sobre el cual
descansa la nueva economía internacional, que muestra la irracionalidad del
capitalismo, su salvajismo y brutalidad elevado a la enésima potencia lo brinda
el hecho de que cada vez que se anuncia un aumento de la tasa de ocupación en Estados Unidos se producen terremotos en la bolsa. Cuando
se conocen despidos en las grandes
empresas sus acciones aumentan. Se calcula que cada día se mueven un billón de
dólares en los mercados financieros y bursátiles que representan diez veces la
producción industrial y más de 35 veces al comercio mundial.
También en la Argentina se han dado esos
comportamientos del mundo del revés, donde la fiesta y la alegría de la bolsa
son interpretadas –por los ideólogos ultraliberales- como beneficiosas y
productivas para toda la nación. Y en la prensa donde se publican artículos de
economía podemos ver también cómo se dan estos comportamientos. Lo mismo sucede
con la radio y la televisión para quienes el nuevo indicador inventado por la
banca acreedora, el riesgo país, es el termómetro que mide la temperatura, el
estado y la salud de la economía y sin el cual no podríamos vivir. ¡Qué
maravilla de pensamiento!
III) La segunda llegada de Cavallo al Ministerio de
Economía
Con el
desembarco de Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía se ha puesto en
marcha un plan económico que destruirá aun más a la destruida economía
argentina. ¿A quién pretende embaucar el mayor talibán del fascismo de mercado?
¿No sabe el Presidente que toda la actividad de Cavallo en la función pública
ha sido catastrófica? ¿Acaso hace falta mostrarle al gobierno quién fue uno de
los principales responsables del
holocausto económico y social durante la década pasada y que dejaron al país en
una condición tan ruinosa?
Es necesario
recordar que gracias al programa neoliberal de 1991 y la convertibilidad como
instrumento principal, nos convirtieron en una auténtica república bananera,
dependiente, vulnerable y sometido como nunca antes lo habíamos estado. Y
encima seguimos gobernados por plutócratas alucinados por la supuesta capacidad
de quien nos tiene atado de pies, manos y cabeza a la voracidad hegemónica de
los financistas multinacionales. No es posible que tengamos que seguir viviendo
sobre la base de las urgencias de los tenedores de los bonos de la deuda
externa y tampoco es concebible que la Argentina se desenvuelva por las
"señales" que tenga que dar a esa "progenie de bancócratas,
financieros, rentistas, corredores, agentes de cambios, hombres de negocios y
capitalistas ávidos” como llamaba Karl Marx a los señores del mercado, quienes
por un golpe de magia e inducidos por cualquier clase de antojos pueden
derrumbar la economía del país con el retiro de sus capitales, con su negativa
a seguir invirtiendo o provocando movimientos especulativos contra nuestra
moneda de un modo tan bestial y despiadado. ¿Acaso este funcionario de la
dictadura promovió alguna ley que favoreciera a los trabajadores, a las Pymes,
a los productores del campo, a los maestros, a los científicos, a la educación
y a la cultura? NO: NINGUNA. ¿Hace falta enumerar los desastrosos resultados de
la política económica que este lamentable personaje impuso a toda la Argentina durante el
menemato?. ¿Cómo pueden creer que él va a reactivar la economía? ¿Cómo pueden
creer que él - con su sola presencia - es condición necesaria y suficiente para
terminar con una recesión que lleva más de tres años? ¿Ya se han olvidado de
todas las penurias que su programa produjo?. Y ahora ¿con qué derecho y sobre
que base pueden afirmar que este plan es la única salida posible? Basta de
mentir al pueblo porque en la
Argentina existen cientos de cuadros profesionales y un
personal técnico altamente calificado y capacitados para elaborar un auténtico
programa de crecimiento y reactivación sin necesidad de recurrir a los podridos
planes de ajuste del FMI, que en desde 1976 a la fecha han mostrado su total fracaso
porque son los que han destruido al Estado y al país. Estamos viviendo el
fracaso de una ideología, de un pensamiento, de un modo de vida y que como todo
lo que se pudre debe ser inmediatamente reemplazado. Y será el pueblo con su
presencia en las calles quien en definitiva, decidirá el tipo de país que
queremos, necesitamos y deseamos. Será
el pueblo quien debe exigir a los gobernantes de turno que lo que se promete
debe ser cumplido inexorablemente. Y de lo que sí estamos plenamente seguro es
que este capitalismo caníbal ya no tiene lugar en la Argentina del siglo XXI.
Es increíble
pensar que con la llegada de Cavallo al
Ministerio de Economía ha sido el resultado de un proceso por el cual, él era
la única persona capaz de sacar al país del estancamiento. Es más los decretos
publicados en el Boletín Oficial, con los cuales pretender legalizar este
bestialismo económico, prohibe a los ciudadanos a presentar medidas cautelares,
acciones de amparo, con lo cual viola los derechos y garantías de la
Constitución Nacional y pretenden que un simple decreto tenga una categoría
superior a la ley y a la propia Constitución. Este siniestro personaje que ha vivido
toda su carrera profesional en y desde la función pública, es uno de los más
acérrimos enemigos de la participación del estado en la economía, es un
furibundo adversario de las políticas sociales estatales. Es, en resumidas
cuentas, un destructor de la economía de Estado y ha venido aplicando primero
bajo la dictadura militar y años después bajo gobiernos constitucionales, toda
la artillería neoliberal para destruir
al estado argentino. Y no por error o por efectos no deseados, sino mediante
políticas fría y matemáticamente calculadas basadas en la experiencia
internacional, en nuestra propia historia y que Cavallo ha contribuido de
manera decisiva en la construcción de una Argentina al servicio de la expansión
imperialista en toda la línea a la largo y a lo ancho de la república,
hundiéndonos en una pobreza, miseria y desempleo astronómicos. Es un hombre que
desde el estado ha destruido al estado y sus resultados han sido tan
catastróficos que nada controla, no hay presupuesto para las necesidades básicas
que debe brindar como salud, seguridad, educación y justicia. Para él y la
misantrópica ideología que defiende, estas actividades están sólo para hacer
grandes negocios, para llenar los bolsillos de los grandes monopolios
banqueros, industriales y compañías financieras y de seguros. Aquí están y
estos son los personajes que disfrutaron de la fiesta saqueadora al estado
argentino y aun pretenden más porque el señor Cavallo al hipotecar al país en
las garras del endeudamiento externo a tasas de interés demenciales, intentarán
cobrar los bonos emitidos por la Argentina, esos títulos representativos de
dicha deuda.
Que nadie se
confunda y que nadie se equivoque por que este personaje por sus fines y
métodos es un hombre que defiende los intereses del imperialismo
norteamericano, en cuya capital Washington, se elaboran los principales planes
de los EE.UU. para la Argentina. Así podemos citar los siguientes: "<span lang=ES-EC
style='font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size:10.0pt'>Una
Propuesta de Dolarización para Argentina" por </span><div
class=Section1><span style='font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size:
10.0pt;mso-ansi-language:EN-US'>Steve Hanke y Kurt Schuler. (<span lang=ES-EC
style='font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size:10.0pt'>Steve Hanke es
Profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Johns Hopkins, un
investigador asociado del Cato Institute,
el cerebro pensante que inspiró a Cavallo a aplicar la convertibilidad
en abril de 1991 y es el principal defensor de la dolarización de las economías
latinoamericanas. Kurt Schuler es un consultor monetario localizado en
Arlington, Virginia. Este estudio apareció por primera vez en “Friedberg's
Commodity and Currency Comments Experts' Report,” 1 de febrero de 1999, y fue
publicado por el Cato Institute como “A Dollarization Blueprint for
Argentina" el 12 de mayo de 1999, a pedido del ex presidente Menem) donde
se establece un cronograma específico para dolarizar la economía argentina y un
modelo de anteproyecto de ley de dolarización. Nadie debería sorprenderse si el
curso de los acontecimientos lleva al gobierno a aplicar esta medida. Otro
trabajo es el informe "La crisis en Argentina: una ausencia de
capitalismo" por Ana Eiras y Brett Schaefer publicado el 25 de abril de
2001 por la Fundación Heritage (una institución con fuerte presencia en la
política norteamericana y que apoya al Partido Republicano) donde auguran para
agosto una crisis de endeudamiento, es decir, la posibilidad de que la
Argentina entre en cesación de pagos, y como buenos americanos nos recomiendan
a "adoptar el dólar como la moneda oficial argentina", "reducir
el gasto público" para evitar un "desastre económico" y
"aplicar más medidas desregulatorias al mercado laboral", como por
ejemplo: "la capacidad de los empleadores para despedir a sus empleados".
Ahí nos que aconsejan que "este país necesita reducir las remuneraciones y
la cantidad de empleados del sector público" y al exigir el fomento al
libre comercio, la fundación Heritage dice que "Argentina debe abrir su
mercado unilateralmente para facilitar las negociaciones con los Estados
Unidos", para lo cual "debería renunciar al Mercosur" y si lo
desea "permanecer como aliado al igual que lo ha hecho Chile", es
decir nos aconsejan renunciar Latinoamérica para unirnos a ellos. Con Estados Unidos debe
haber relaciones comerciales, diplomáticas, científicas y/o culturales, pero
nunca unión política y mucho menos unión económica. En la última parte de ese
informe, los autores piden lo que la administración Bush debería hacer con el
objeto de ayudar a la Argentina a "adoptar
las reformas necesarias", es decir, más de lo mismo, pero con algo nuevo como "suministrar
pericia técnica, con el envío de expertos del FBI y del Departamento de
Justicia para asesorar al gobierno argentino en relación a la reforma del
sistema judicial".
También el Fondo Monetario
Internacional que tan rigurosamente vigila la marcha de la economía, ha
elaborado tres informes que promueve la liquidación de todo lo que queda en
manos del Estado como educación, y sobre todo la privatización del sistema de
salud mediante la desregulación de las obras sociales y la privatización del
PAMI. Estos informes son el Nº 00/160 de septiembre de 2000, el Nº 00/164 de
diciembre de 2001 y el Nº 01/26 de Enero de 2001.
Este nuevo
ajuste es más brutal de lo que, en su momento hizo Machinea con el impuestazo y
la rebaja de salarios y del fracasado plan de López Murphy. Por todo ello,
ninguna medida que tomen será destinada a mejorar la situación del pueblo
argentino: no hay una sola medida que impulse
la reactivación y el crecimiento; no hay
nada contra la pobreza, nada contra la miseria, nada contra la
desocupación, nada contra los evasores, nada contra los que viven de la timba
financiera, nada contra la corrupción política, nada contra la economía del
despilfarro estatal, provincial y municipal.
Y como no podía ser otra cosa, Cavallo presentó su plan ante los
empresarios, a los que ayudó de manera
notable a hacer fabulosos
negocios con las privatizaciones y los vuelve a convocar para sigan haciendo
negocios, y que tiene como contrapartida una violenta e impiedosa agresión
contra los trabajadores argentinos. Con su llegada al gobierno se nos muestra y
presenta como el hombre providencial, como el valiente que desafía los poderes
económicos y que, al mismo tiempo, pretende tener bajo su égida y control a
todos los ministerios y arrasar con todo
aquel que se le interponga en su camino.
Las medidas que recomienda el
trabajo de la Fundación Heritage son tan parecidas a las medidas que ha tomado
Cavallo que no sería nada aventurero afirmar que ése es el plan que están
aplicando. El gobierno nada ha inventado. Todo viene digitado por los
norteamericanos y el gobierno argentino lo adopta como propio. Barato, sencillo
y eficaz. Barato porque ellos no piensan en otra cosa. Sencillo porque utilizan
todo el poder del estado para implantarlo y eficaz porque aplican la receta que
asegura a los bancos que la Argentina "cumplirá sus compromisos externos
" y que "la deuda se paga sí o sí", como decía un ministro de economía de la
época de la hiperinflación de 1989.
En estas condiciones, el equipo
económico opta por la variante que más conviene a sus intereses de clase: para
reducir el supuesto déficit fiscal que tanto alarma al gobierno, a los bancos
acreedores y a los dueños del poder económico aplican medidas de contención del
gasto público en lugar de aplicar el método del ingreso, es decir, cobrarles a
los grandes evasores, a los que lavan dinero, a los depositan en el extranjero,
a los que no declaran sus tributos, a los que viven de la especulación y la
timba del capital ficticio.
En este sentido, es preciso
saber, es preciso darse cuenta que tras la fantochada del excesivo gasto
público nos quieren hacer creer que éste es el problema principal, cuando la
realidad muestra que la Argentina tiene superávit fiscal y que lo que altera la
ecuación financiera es el servicio de la deuda y los recursos que se apropian
las AFJP (las administradoras de fondos, jubilaciones y pensión que creó Cavallo cuando privatizó el
sistema previsional argentino en 1994).
El negocio de estas empresas es
tan demencial, tan desfachatado y tal es el poder que han acumulado que las
convierten en árbitros de la política financiera del gobierno. Así contamos con
el Informe sobre el desarrollo humano para el año 2000 de las Naciones Unidas
que indica que la Argentina tiene un gasto total del 15,3% del producto,
muchísimo menos que algunos países europeos que tienen un PBI similar al
argentino. Por ejemplo: Austria gasta el 40,5%, Bélgica 46,6%, Suecia: 42,7%,
Suiza: 27,9%, Rusia: 25,54%. Pero esto
al gobierno no le importa nada. Ellos ya han proclamado el acta de declaración
de la dependencia, la sumisión, la entrega y la
rendición total al imperialismo norteamericano, amo y señor del FMI y
del Banco Mundial, sostén y apoyo de los bancos acreedores a quienes se les
pagará primero a ellos y con las migajas que queden las repartirán al resto de
la población. Para este gobierno, el pueblo somos el resto, las sobras; para
ellos somos la basura; lo que no sirve y que hay que exterminar mediante el
santo oficio de la represión, las balas, los palos y los gases, como lo pide la
Asociación de Bancos Argentinos, la Sociedad Rural y así, multiplicar el
desempleo, la pobreza y el hambre por todos los confines de la república para
que los banqueros, "esos furibundos patriotas" se queden con toda la
riqueza que el país produce.
De esta manera y tal como está
planteada la situación no nos queda otro camino que resistir y reclamar la
inmediata supresión de toda medida que lleve a la baja de los salarios de los
trabajadores, cualquiera sea la base imponible para aplicarla, porque no pueden
violarse derechos adquiridos y mucho menos hacer responsables de los problemas
del Estado a quienes viven de sus sueldos y que no tienen vinculación alguna
con el despilfarro, la corrupción y el hampa de la política en la Argentina.
Esto nefastos liberales deberían
aprender de su maestro el profesor Dr. Adam Smith quien no dudaba acerca del
papel de los funcionarios públicos en el manejo de los asuntos de gobierno y
dejó sentado brillantemente su pensamiento:
“Es de la mayor
impertinencia y presunción en Reyes y Ministros pretender vigilar las economías
de las personas y limitar sus gastos, bien por leyes suntuarias o por la
limitación de la importación de artículos extranjeros. Ellos mismos son siempre
y sin excepción, los más grandes dilapidadores de la sociedad. Que cuiden muy
bien sus propios gastos y pueden confiar, con seguridad, en que las personas
cuidarán las suyas. Si su extravagancia no arruina al estado, jamás lo hará la
de sus súbditos”.
La violencia de este plan y la
agresividad de las medidas contra el pueblo que ya no aguanta más ajuste de
ninguna especie aumenta en forma directamente proporcional con el agravamiento
de la crisis y con la incapacidad del gobierno de resolver los problemas que
este modelo engendra y que ya ha dado suficientes muestras que es un plan
muerto. Es más el gobierno viola y borra con el codo las mismas leyes que
promulgan porque la ley de superpoderes prohibe tomar medida que impliquen
reducción de sueldos y haberes de jubilaciones. Si el gobierno pretende
matarnos de hambre, nosotros el pueblo, también podemos y debemos matarlos a
ellos de hambre. Entonces, ¿cómo se mata de hambre a un gobierno? No pagando
más impuestos y que se dediquen a liquidar la evasión y elusión fiscal que es
diez veces más grande de lo que el gobierno intenta ahorrar.
IV. El manejo de la crisis por los EE.UU.
¿Por qué existe
esta desesperación de los llamados "mercados"? La esencia de la
crisis actual consiste en que América Latina en general y la Argentina en
particular no pueda pagar los bonos de la deuda externa y que la declaración de
la cesación de pagos provoque un descalabro del sistema financiero internacional.
En los últimos años, América Latina se ha convertido en una formidable fuente
de fabulosas ganancias para los bancos acreedores de la deuda externa del
continente y para las grandes empresas de EE.UU., donde destinan el 20% de sus
exportaciones mundiales, con lo cual tapan el déficit comercial que tienen con
Europa y Japón. Por lo tanto, mientras Latinoamérica siga funcionando como
una máquina de hacer dinero para los
monopolios norteamericanos y también para los europeos la importancia de esta
región en la política norteamericana no será tenida en cuenta. Mientras no se
alteren las condiciones actuales del orden económico internacional imperante
que les permitan seguir cobrando, no habrá razones para que se pongan
nerviosos. Y esto es así, porque los EE.UU. defienden a sus bancos y no van a
permitir que alguno de ellos se vaya a la quiebra por culpa de la insolvencia
de un "país emergente", la nueva denominación con la que el
neocolonialismo nos designa. Como resultado de esto surge que el principio
rector de la política exterior norteamericana hacia América Latina es que no
pueden darse el lujo de que los gobiernos con dificultades financieras
permanezcan inmóviles frente a la crisis, sobre todo en aquellos países donde
la presencia de las empresas de los Estados Unidos es decisiva. Estas empresas
norteamericanas aumentaron sus exportaciones a la región en los últimos diez
años en un 150% y hacia el Mercosur casi
en un 250%.
A la presión que
ejerce el FMI y Wall Street en el mercado bursátil cuando se vienen tiempos
difíciles, se le une la increíble movilidad
de las autoridades que hacen lo imposible para calmarlos. Los resultados
de todas estas maniobras son los recursos que se gastan y malgastan para socorrer
a los bancos extranjeros, quienes nadan en plata. En cambio, cuando se trata de
defender a las empresas argentinas, no sólo no mueven un dedo sino que festejan
que se fundan.
Desde 1983, en
medio del cimbronazo provocado por la decisión del gobierno de México de
suspender los pagos de su deuda exterior en agosto de 1982, la revista Foreign
Affairs indicaba el rumbo que debía
tomar el gobierno norteamericano al
afirmar que la "... la crisis de la deuda ha dejado de
ser un problema puramente de negocios entre los países deudores y la banca
comercial privada. Hoy en día es una cuestión política de la más alta prioridad
para los Estados Unidos y sus intereses de seguridad nacional en el hemisferio
occidental. No asignarle la debida importancia a este problema equivale a
erosionar el futuro de Washington en el hemisferio y es una amenaza para la
estabilidad de los procesos de redemocratización en América Latina, los cuales
forman parte de la seguridad de los
Estados Unidos y de sus intereses estratégicos en la región".
Mientras todos los
países deficitarios del Tercer Mundo han tenido que soportar la carga principal
de los planes de ajuste, únicamente los Estados Unidos - que nunca aplican los
planes del Fondo Monetario y del Banco Mundial - salen beneficiados no sólo
porque sus bancos tienen cuentas que cobrar sino que el propio déficit fiscal
de los Estados Unidos actúa como una succionadora de los recursos que circulan
por el mundo y porque dicho déficit es
el que abastece de los dólares necesarios para mantener la liquidez del sistema
monetario mundial. Esta política agravada por la manipulación de las tasas de
interés bancario que efectúa la Reserva Federal, apunta a garantizar las
superganancias de los bancos norteamericanos, a impedir la competencia con el
yen y el euro, a asegurar al dólar como la divisa dominante de las finanzas
internacionales, a difundir las bondades de la dolarización y a sacar el máximo
tributo de los países deudores (entre ellos la Argentina), quienes a través de
los infaustos planes de ajustes se ven obligados a cubrir las franjas del
crecimiento de las tasas de interés.
La locomotora de
la globalización del capitalismo financiero salvaje ha provocado una mutación
política en el estado y en la organización estructural de la economía tan
inmensa, que los gobiernos nada pueden hacer frente a la dictadura de las
multinacionales, muchas de las cuales facturan más que el presupuesto argentino, que tienen más
empleados que cualquier ejército latinoamericano, donde 225 multibillonarios
poseen fortunas superiores a los ingresos anuales de 2.500 millones de personas
en el mundo. De las cien economías más grandes del mundo, 51 son corporaciones
y 49 países. Las ventas de las 200 corporaciones más grandes del mundo
crecieron más rápido que toda la actividad económica mundial entre 1983 y 1999
y representan el 27,5 % del producto bruto interno mundial. En el mismo
período, sus ganancias crecieron un 362,4%, mientras que el número de empleados
creció sólo en un 14,4%. Estas 200 grandes corporaciones sólo generan el 0,78%
de toda la fuerza laboral del mundo. De las corporaciones de EE.UU., 44 no
pagaron en forma completa el 35% del
impuesto federal a las empresas durante el período 1996-1998. Siete de
las empresas pagan menos que cero en el impuesto a las ganancias de 1998, en
ellas, Texaco, Chevron, Pepsi, Enron, Worldcom, McKeson y la más grande del
mundo General Motors. En la Argentina el poder
e las multinacionales les da el 75% de las
ganancias, generan el 77% del valor agregado, tienen el 86% de la
inversión y dominan las exportaciones con el 76%. El capital extranjero es
dueño del 62% de los recursos que manejan las AFJP; tienen el 55% de los depósitos bancarios;
participan con el 73,4% en las AFJP; tiene en sus manos el 90% de los fondos
comunes de inversión; el 76% de los recursos que administran las compañías de
seguro.
El impacto que
ha tenido en la Argentina dichos cambios a raíz de la implantación del modelo
neoliberal se sentirán por muchos años y muchos años se necesitarán para
reconstruirla. Y estos son los resultados catastróficos: desocupación: 16,4%
(2.283.000 personas) subocupación: 14,9% (2.144.000 personas), número oficial
de pobres: 14.000.000 personas; cada día aumenta la brecha entre los ricos y
los pobres; la deuda externa total: 145
mil millones de dólares; intereses
de la deuda: 15 mil millones de dólares; déficit de la balanza
comercial: 2 mil millones de dólares; evasión impositiva total anual: 35 mil
millones de dólares; déficit de tesorería:
6 mil millones; otros cientos de miles viven debajo de la línea de la
pobreza, en la indigencia y estamos hablando de un país en el que caben
perfectamente catorce países europeos, entre ellos, Alemania, Italia, Francia,
Suiza, Holanda, Noruega, España, Luxemburgo y Gran Bretaña lo cual podríamos albergar
a más de 400 millones de habitantes y apenas tenemos 35 millones. De ser el
granero del mundo nos han convertido en un país pobre en medio de la abundancia
de recursos alimenticios, energéticos y humanos.
V) Las relaciones de América Latina con Estados Unidos
En el marco del desarrollo de la
crisis política, económica y social y
frente a un panorama en la que los dueños del poder económico ven peligrar la
posibilidad de mantener sus tasas de ganancias, se embarcan en promover a
través de sus voceros, es decir, los economistas talibanes del mercado, que el
gobierno rompa con el Mercosur y se desligue en forma unilateral y sin
importarles los costos y las consecuencias que una medida de esta naturaleza
podría tener con sus socios en el proceso de integración. Acto seguido
exige que la Argentina se asocie al ALCA
directa e inmediatamente y sin escuchar la opinión no sólo de sus socios
Brasil, Uruguay y Paraguay sino de los demás países latinoamericanos. Teniendo
en cuenta que en abril último hubo un gran encuentro de los países del continente americano para promover bajo la égida de los Estados Unidos,
la Asociación del Libre Comercio en América, indagaremos la historia de
Latinoamérica de las relaciones políticas, económicas y diplomáticas con Estados
Unidos para conocer como se han desarrollado, cuáles han sido las etapas de su
desarrollo y en qué se ha convertido en la época actual.
La historia de las relaciones
económicas entre EE.UU. y Latinoamérica está escrita con sangre y fuego. Cuando
Sudamérica se enfrentaba sola al poderío de los ejércitos españoles durante las
guerras por la independencia, EE.UU. no movió un dedo cuando las nacientes
repúblicas le pidieron ayuda para
acelerar el proceso emancipador y liberador y se mantuvo en un estado de
neutralidad para aprovechar que España se desangre en Europa y América y
conquistar por la vía diplomática y militar territorios importantes a sus
intereses vitales. Es más, el presidente Madison no quiso recibir a los
enviados de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1811, lo repitió en
1816 con Alvarez Thomas y Monroe hizo lo mismo con un enviado por Argentina y
Chile. EE.UU. impidió un plan de Simón Bolívar para libertar a Cuba y cuando
vieron que el imperio español se derrumbaba el presidente Monroe reconoció a
las nuevas repúblicas independientes recién en marzo de 1822. Al año siguiente
y en el marco de la nueva estructuración del orden mundial orquestada por las
potencias europeas reunidas en el Congreso de Viena e inspirándose en una carta del jefe del Foreign Office
británico del 20 de agosto de 1823, pronunció su discurso al Congreso el 2 de
diciembre que daría lugar a su "doctrina" sobre la base de un derecho
que nadie les dio para ejercer su política de dominación, influencia e
injerencia en toda la región. Años más tarde Richard
Olney, Secretario de Estado, durante la presidencia de Grover Cleveland daba
rienda suelta a la ambiciones imperialistas de los Estados
Unidos y en el marco de la crisis de límites entre Venezuela y Gran Bretaña por
la Guayana Británica en 1895 le escribía al gobierno de su graciosa majestad: “Hoy Estados Unidos es prácticamente soberano en este continente y su
voluntad es ley en los asuntos que interviene. ¿Por qué? No sólo por pura
amistad o por pura voluntad. No es seguramente por razón de su elevado carácter
como estado civilizado, ni porque la prudencia, la justicia y la equidad sean
las características invariables de los tratos de Estados Unidos. Es, porque
además de todas estas razones, sus recursos infinitos, combinados con una
posición aislada, los hacen amos de la situación y prácticamente invulnerables
contra cualquier o todas las demás potencias”.
Esta es la misma política de
neutralidad que aplicaron en la Segunda Guerra Mundial, cuando junto con su aliado
británico no quisieron abrir un segundo frente en 1942 y 1943 y al ver que el
ejército soviético era capaz de derrotar por sí solo a la Alemania nazi
organizaron el desembarco en Normandía en 1944.
Y sino que le pregunten a Cuba, cuando su independencia de España
en 1898 fue truncada por la intervención de los marines yankis y tuvo que
soportar durante más de sesenta años el saqueo y la explotación de sus riquezas
hasta que la revolución de 1959 terminó con el dominio imperialista de la
tiranía de Batista a quien apoyó con todo tipo de medios antes días antes de
ser derrocado por la revolución popular. Actualmente con cuarenta años de
bloqueo, sabotaje, terrorismo, agresiones, guerra bacteriológica, Cuba tiene
que soportar la violenta presencia de una base militar norteamericana en su
propia tierra en contra de la voluntad de su pueblo y de su gobierno.
Que le pregunten a Puerto Rico que tras el subterfugio de
"estado libre asociado" es una auténtica colonia norteamericana
porque las principales decisiones son tomadas por Washington sin la
intervención de los puertorriqueños y donde la isla de Vieques se ha
transformado en un polígono de pruebas para las maniobras de la flota
norteamericana del Caribe.
Que le pregunten a Nicaragua donde Estados Unidos puso en
práctica la política del "big stick" y no dejaron de vaciar y
exprimir el país hasta que la revolución sandinista terminó con la dictadura
somocista. Ahí en Nicaragua los marines yankis aplicaron los primeros métodos
de contrainsurgencia contra el ejército popular de campesinos al mando del
intrépido Augusto César Sandino, el general de los pueblos libres. Y después
del triunfo de la revolución sandinista de 1979, el gobierno de EE.UU.
financió, armó, entrenó y ayudó a la contrarrevolución amenazándola con una
intervención militar directa para recuperar el poder y reinstaurar el terror
somocista en el país.
Que le pregunten a El Salvador donde los créditos por 300
millones de los norteamericanos durante los años ochenta fueron destinados al
ejército para liquidar al pueblo en armas en nombre del libre mercado y causar
el genocidio más terrible en la historia centroamericana.
Que le pregunten a Guatemala donde la United Fruit Company
promovió el exterminio de las poblaciones indígenas para garantizar el buen
funcionamiento de la libre empresa y porque un presidente como Jacobo Arbenz
que impulsó la nacionalización de las tierras de dicha compañía norteamericana
fue derrocado por un golpe militar organizado y financiado por los Estados
Unidos y cuando Guatemala protestó ante el Consejo de Seguridad de la ONU su
presidente era un fuerte accionista de la United Fruit y lógicamente perdió por
5 a 4 en la votación para aceptar la protesta guatemalteca.
Que le pregunten a la República Dominicana que sufrió la
invasión de 42.000 marines yankis en abril de 1965 para impedir que las fuerzas
de izquierda lleguen al poder y aplicar la doctrina Johnson para "no
permitir que surgiera otro gobierno comunista en el hemisferio occidental"
e impusieron como presidente a Joaquín Balaguer, traído de Estados Unidos.
Recuerden cómo los Estados Unidos presionaron a toda Latinoamérica para que los
escolten en su aventura imperialista.
Que le pregunten a Panamá cuya invasión en 1989 costó la
vida de 3000 patriotas, la imposición de un régimen fantoche y la dolarización
de la economía, el último grito de la economía
neoliberal. Brillante aporte a la felicidad de los pueblos.
Que le pregunten a México en cuyas guerras con Estados
Unidos perdió más de la mitad de su territorio. Su entrada al NAFTA no ha
arrojado los beneficios que pomposamente auguraban sus progenitores y qué
casualidad que al cumplirse un año de su participación se produjo el
devaluación del peso que desató una crisis financiera mundial en diciembre de
1994 y que para el pueblo mexicano significó más miserias, más desempleo, más
pobreza, más despilfarros de recursos y tuvieron que hipotecar los beneficios
de la producción petrolera para garantizarle a los bancos acreedores que
cobrarán sus malditos intereses de la deuda.
Que le pregunten a Colombia quienes deben soportar la
ingrata presencia de tropas yankis en su propio territorio como parte del Plan
Colombia para instalar una base militar en América del Sur ante la pérdida del canal de Panamá y así tener bajo
estricto control a todo gobierno que en la región pretenda salirse de las
normas que dicta el Pentágono.
Que le pregunten a Ecuador que gracias a la dolarización
de su economía están inmersos en una crisis inaudita y al igual que Colombia
tiene un contingente militar de los Estados Unidos en su territorio.
Que le pregunten a Brasil cuando en 1998 y al costo
terrible de 45 mil millones de dólares tuvo que soportar la presión del FMI y
de los bancos quienes lanzaron una carrera especulativa contra su moneda y
obligaron al gobierno a lanzar un ajuste violentísimo, que implicó una fuerte
devaluación del real con todos los perniciosos efectos que produce en los
salarios de los trabajadores.
Los que de verdad desean romper
con el Mercosur y aliarse con EE.UU. en el ALCA deberían leer detenidamente el
artículo que el gran patriota cubano José Martí escribiera en 1888 acerca de
los "beneficios" de una unión económica con el imperio. Nada ha
variado desde entonces. Si en aquella época los EE.UU. estaban en los albores
de su etapa imperialista, ahora está más imperialista y agresivo que nunca,
pese al fin de la guerra fría, a la desaparición de la Unión Soviética y al
hecho insólito de que no tenga como justificar sus demenciales gastos
militares. Vale transcribir el análisis de Martí en su artículo "La
conferencia monetaria de las Repúblicas de América" acerca de las
precauciones que debe tener un gobierno que es llamado a la unión con los
Estados Unidos, tal como lo plantea el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA):
"Cuando un pueblo es
invitado a unión por otro, podrá hacerlo con prisa el estadista ignorante y
deslumbrado, podrá celebrarlo sin juicio la juventud de las bellas ideas, podrá
recibirlo como una merced el político venal o demente, y glorificarlo con palabras serviles; pero el
que siente en su corazón la angustia de la patria, el que vigila y prevé, ha de
inquirir y ha de decir qué elementos componen el carácter del pueblo que
convida y del convidado, y si están predispuestos a la obra común por antecedentes
y hábitos comunes, y si es probable no que los elementos temibles del pueblo
invitante se desarrollen en la unión que pretende, con peligro del invitado; ha
de inquirir cuáles son las fuerzas políticas del país que le convida, y los
intereses de sus partidos y los intereses de sus hombres, en el momento de la
invitación. Y el que resuelva sin investigar, o desee la unión sin conocer, o
la recomienda con mera frase y deslumbramiento, o la defienda por la poquedad
del lama aldeana, hará mal a la América".
Y si aun no lo entienden que le
pregunten a Chile donde el gobierno
de Salvador Allende por cumplir con su programa de liberación e independencia y
en el más fiel respeto y cumplimiento de la Constitución de su país, fue
derrocado por las fuerzas imperialistas de los Estados Unidos y la reacción
fascista interna. EE.UU. durante el gobierno de la Unidad Popular le aplicó un
embargo comercial como a Cuba y a Vietnam, le cortó todos los créditos e
impidió el envío de empréstitos de organizaciones internacionales, estimuló a
la oposición interna para provocar el caos económico y agravar la situación política, fomentó todos los medios
de presión para lo cual asignó entre 8 y 13 millones de dólares para organizar el
golpe de estado de septiembre de 1973. El propio presidente Allende, de
gloriosa memoria, desde la tribuna de las Naciones Unidas el 4 de diciembre de
1972 denunciaba con estas palabras al mismo enemigo que hoy nos aplica la misma
política: el imperialismo: "El imperialismo existe porque existe el
subdesarrollo y el subdesarrollo existe porque existe el imperialismo". "Somos víctimas de
una nueva manifestación del imperialismo. Más sutil, más alerta y terriblemente
eficaz, para impedir el ejercicio de nuestros derechos de estado
soberano." Y vinieron los tristemente célebres "Chicago Boys"
quienes bajo esta dictadura pudieron aplicar por primera vez en la historia el
capitalismo salvaje cuyos desastrosos resultados conocemos perfectamente los
que vivimos en estas tierras.
Latinoamérica no necesita de los
EE.UU. sino que es al revés: es EE.UU. quien necesita de Latinoamérica, no sólo
como plaza jugosa para que sus empresas monopólicas sigan obteniendo cuantiosas
y fabulosas ganancias, sino para presionar a sus gobiernos para convertir a la
región en un basurero nuclear, para instalar bases militares y para mantener
bajo su dominio el control de las economías latinoamericanas e integrarlas a su
mecanismo regulador. Separados jamás se
logrará la independencia económica y si seguimos por ese camino
seguiremos siempre sometidos en la dependencia y EE.UU. que tanto nos odio y
nos desprecia, seguirá haciendo con
nuestra región lo que a ellos les
conviene. Por eso es muy importante fortalecer la unidad de nuestros países y
luchar juntos para construir una fraterna familia de repúblicas
latinoamericanas y para que sean en un futuro cercano el prototipo de una
comunidad de naciones libres. Hagamos realidad el sueño de nuestros
libertadores.
VI) El carácter ilegal e ilegítimo de la deuda externa
argentina
En las
condiciones actuales de la situación nacional e internacional muy complicada
vale la pena aclarar el carácter ilegal de la deuda externa argentina. La
historia del estudio de las causas y los hechos que le dieron origen es tan
terrible porque está entrelazado la corrupción política, el lavado de dinero,
la fuga de capitales, la evasión impositiva, la economía oculta, la
administración fraudulenta, es decir, toda una máquina infernal para que un
puñado de ladrones convierta a la Argentina en el paraíso mundial de los
negocios sucios. La historia de la deuda
externa argentina es la historia del saqueo incesante de las riquezas del país;
es la historia del fraude más escandaloso de toda su vida política y económica;
es la historia de la liquidación de las empresas estatales forjadas por el duro
y esforzado trabajo de generaciones de argentinos; es la historia de un
vaciamiento sin precedentes; es la historia de la implantación de todo un
poderoso aparato político y financiero montado para exprimir los recursos
monetarios de la república; es la historia de cómo el sistema de rapiña y de
depredación desarrollado por la dictadura militar entre 1976 y 1983 no haya
sido posible desmontarlo y liquidarlo en los dieciocho año de democracia y de
vigencia plena de la Constitución Nacional, que le hubiesen dado a las nuevas
democracias toda la legalidad y legitimidad
para desconocer lo actuado por la dictadura y sobre todo porque en la
Argentina existe jurisprudencia y una doctrina fundada en el pensamiento y acción
de Carlos Calvo y Luis María Drago, que mantiene una vigencia inalterable. Por
lo tanto, no necesitamos recurrir al derecho extranjero o someternos a leyes de
otros países para determinar cómo debe tratarse la discusión de la deuda
externa, ya que es inconcebible seguir aceptando sin chistar y sin
contraprestación alguna la permanente injerencia de las potencias acreedoras en
los asuntos económicos y financieros de nuestro país y que sean ellos los que
digan cómo tenemos que pagar, en que plazos y en qué condiciones. El hecho de
que misiones del Fondo Monetario se las reciba e invite al quinto piso del
Palacio de Hacienda para auditar los números de la macroeconomía y mantener
rigurosamente vigilada a la Argentina es una aberración que no tiene antecedentes
en la historia. ¿Quién es el FMI para decirnos lo que tenemos que hacer? ¿Qué
autoridad y qué potestad tienen estos energúmenos para atreverse a opinar
acerca de las cuestiones argentinas? ¿En que artículo de la Constitución
Nacional se establece que el FMI es el encargado de controlar el arreglo de la
deuda externa, digitar nuestra política exterior e imponer sus planes
económicos? Unicamente lo pueden hacer porque negocia con un gobierno débil y
que teme enfrentarle. El desarrollo de los acontecimientos es de tal gravedad
que el gobierno con tal de sacarse de encima este problema es capaz de aceptar
cualquier clase de propuestas del FMI y del gobierno norteamericano y hacer
todo tipo de concesiones. Y el Congreso tampoco presiona y exige al gobierno para
que sepa que son los legisladores los encargados de resolver este tema y parece
increíble que en todos estos años de democracia no se haya sancionada
ninguna ley que reglamente esta
autoridad y potestad del Parlamento, como atribución exclusiva y sin intervención del ejecutivo, quien se ha pasado todo el
tiempo en hacer negocios para los santos acreedores.
El abominable
plan de déficit cero al privilegiar primero el pago de los intereses de la
deuda externa, deja de lado el financiamiento y funcionamiento de dos áreas
vitales para el pueblo argentino, como la salud y la educación. En sus Escritos Económicos, Juan Bautista Alberdi
tomaba de Adam Smith la idea de utilizar la venta de las tierras para remediar
la crisis financiera y económica y suprimir todo gasto estatal en la educación
para bajar el gasto público de modo que la educación general en los otros
niveles quede "en manos de los hombres de negocios", como lo
denunciaba el olvidado economista norteamericano Thorstein Veblen en 1918
cuando escribió "La enseñanza superior". Y ahora que se promueve la
privatización de lo que no debe ser privatizado, como la educación pública, ya
se habla de "los empresarios educativos" y de "compañías de la
educación con fines de lucro" quienes proclaman a la educación como un
mercado al que deben ofrecer sus servicios para
terminar con el monopolio del estado.
Justamente
nuestros amados neoliberales de los Estados Unidos son quienes impulsan este
cuerpo de ideas, que refleja una nueva ofensiva de su ideología privatista y
contra toda injerencia del Estado en sus funciones principales. Por eso, no es
casual que bajo el sofisma del déficit fiscal se intente gravar a la
Universidad mediante la implantación de un arancel para terminar con la
"gratuidad" en las facultades. Quien cree que la Universidad es
gratis está totalmente equivocado porque los libros hay que comprarlos, los
apuntes se pagan, para ir a la Universidad hay que viajar en colectivos, en
subte, en tren, etc. y eso se paga porque las facultades no disponen de
servicio de transportes propios; los materiales de estudio (cuadernos,
carpetas, hojas, lápices, lapiceras, biromes, etc.) también hay que pagarlos
porque las facultades tampoco se lo pueden dar a los alumnos.
Todo esto forma
parte de una gran política basada en una fuerte modificación de la distribución
de los recursos estatales que se orientan a atender primero los intereses de la
deuda externa y después lo demás y la educación para el gobierno está demás:
para esta administración es más rentable construir nuevas cárceles que educar
al pueblo.
En los
mencionados "Escritos Económicos" Juan Bautista Alberdi proponía
vender las tierras desiertas de la Patagonia, Chaco, Misiones y las islas
fluviales "en pago de la deuda nacional". En estas últimas semanas
hemos escuchado y leído algunas propuestas similares para usar el territorio
nacional para instalación de una rampa de misiles conforme al sistema nacional
de defensa del Pentágono; para convertir determinadas regiones de la Patagonia
en basurero nuclear; para el desmantelamiento de nuestras bases científicas en
la Antártida y así debilitar la presencia argentina en la región y descomprimir
la presión que ella ejerce en la disputa por las Islas Malvinas con los
colonialistas británicos quienes proponen estos planes.
En definitiva,
quieren que renunciemos a nuestros derechos soberanos territoriales a cambio de
una quita de la deuda, que a decir verdad, no ayuda a solucionar el problema
sino que apunta a que la Argentina siga pagando ad infinitum. De lo contrario, el gobierno de Estados
Unidos se arroga el derecho de establecer una especie de embargo al suelo
argentino y disponer de nuestro territorio a su libre albedrío. Esta es la tan
cacareada globalización que tan alegres pone a los defensores del modelo y de
este horrendo sistema.
VII) Los mecanismos del crecimiento demencial de la
deuda externa
El endeudamiento
externo argentino comienza con la dictadura militar y que por una caprichosa
continuidad jurídica de los estados, los nuevos gobiernos democráticos
decidieron hacerse cargo de la misma cuando podrían haberla no reconocido por
el carácter inconstitucional, ilegal e ilegítimo que le dio origen; porque los
actos jurídicos de las dictaduras por ser gobiernos ilegales e ilegítimos son
ilegales e ilegítimos, por lo tanto son nulos de nulidad absoluta, por más que
hayan sido reconocidos internacionalmente por aquellos países cuyos gobiernos
apoyaron los golpes de estados y la represión que desencadenaron y fueron
quienes concedieron los préstamos a esas feroces dictaduras y que hoy se
presentan como campeones mundiales de la democracia, de los derechos humanos y
de lo bueno que es el capitalismo salvaje, esparciendo por el aire los
beneficios de pagar puntualmente las deudas contraídas por otros y no por el
pueblo quien debe pagar con la reducción de su sueldo esta deuda monstruosa y
absurda que Cavallo estatizó al frente
del Banco Central en julio de 1982 y
bajo esa misma dictadura. Y encima esos mismos bancos que se deleitaban
prestando alegremente a la dictadura genocida, sin que esas democracias
desarrolladas controlaran lo que estaban haciendo sus banqueros y al estallar
la crisis de la deuda mexicana en 1982 le fueron a llorar a Ronald Reagan,
quien estaba embarcado en su Iniciativa de Defensa Estratégica, para que tome
medidas que permita a esos bancos cobrar los créditos y evitar declararlos como
pérdida en sus balances. Entonces, vino ese criminal llamado Henry Kissinger y propuso en 1985 el
sistema de capitalización de la deuda externa que fue el preludio de las
futuras privatizaciones de los años noventa, de modo que los países endeudados
paguen con sus empresas estatales, es decir con activos reales y altamente
lucrativos, los créditos que no podían devolver. Más tarde vino el plan Baker y
después con el plan Brady se produce la transformación de la deuda en bonos. El
acuerdo de facilidades extendidas que firmó Cavallo en nombre de la República
Argentina en marzo de 1992 fue presentado como la gran solución al problema de
la deuda y que partir de ese momento nunca más deberíamos hablar de este tema.
He aquí otro acto patriótico de su magnífica trayectoria. Y ahora con su
glorioso canje de bonos, no sólo permitió a un pequeñísimo grupo de bancos
obtener una espectacular ganancia por la comisión de 150 millones de dólares,
para la Argentina significó un aumento de su deuda externa de 42 mil millones
(38 mil millones por intereses y 4 mil millones por capital).Y hoy son esos
mismos bancos los que durante 25 años se la pasaron exprimiendo los recursos
financieros del país, amenazan con cortarnos los créditos, declararnos
insolventes, ejercen coacción diplomática directa, se entrometen en los asuntos
internos argentinos, nos dictan las políticas económicas, se atreven a hablar
de todo con una impunidad escandalosa y vienen a decirnos lo que tenemos que
hacer, en qué tiempo y en qué forma. Como resultado de estas relaciones,
nuestros gobiernos reciben sin contraprestación alguna a las misiones del Fondo
Monetario, se ponen contentos si les dan un waiver, es decir, un perdón por no
cumplir con lo pactado y permitir al estado tener un déficit mayor a lo estipulado en los acuerdos que ellos con
sus misiones nos vienen a fiscalizar y son condecorados con la orden del
Libertador Gral. San Martín. Por eso, por las atribuciones que la Constitución le
confiere, el Congreso Argentino está totalmente autorizado para revisar el
origen de la deuda, anular todo lo actuado por la dictadura militar y encausar
un nuevo modelo de desarrollo. Lamentablemente no hay un gobierno dispuesto a
aplicar una política contraria al poder del Fondo Monetario cuyos intereses la
Argentina va a pagar aun en caso de terremoto, cataclismo, inundaciones,
devastación o guerra, porque así está establecido en el Presupuesto nacional y es la única partida
que no se toca. De esa forma, la Argentina eleva a la categoría de política de
estado la línea imperial que decide el FMI y lo peor de todo es que lo lleva a
la práctica sin importarles las consecuencias sociales que dichos planes provoquen
en el conjunto del pueblo.
El gobierno
norteamericano puede estar preocupado por la posibilidad de que Argentina entre
en cesación de pagos. Pero en realidad, no debería preocuparle tanto, porque
Estados Unidos también tiene una poderosa deuda externa de la que nadie habla
ya que está valuada en su propia moneda y un colosal déficit fiscal que tiene
como causa principal el creciente e infernal gasto militar cuyo rubro
fundamental es el programa nacional de defensa de misiles. Entonces que corten por
ahí y terminen de saquear a los países pobres. El nuevo presupuesto para el
período fiscal 2001 que Bush presentó al Congreso prevé la reducción de 1,6
trillones de dólares de reducción de impuestos a las grandes fortunas. Por lo
tanto, ¿de dónde sacarán los recursos para su demencial carrera armamentista?
No sería nada temerario pensar que los
obtendrán no de los contribuyentes norteamericanos sino de los países
endeudados cuyos intereses del servicio de la deuda serán aplicados para el
desarrollo de un plan que cuesta 320 mil millones de dólares, es decir, mucho
más que el PBI de Argentina, Suiza, Bélgica, Austria, Suecia, Dinamarca
(tomados por separado). Pero también
sería un buen ejercicio de aprendizaje recorrer la propia historia económica de
EE.UU. donde se verifica que ésta es una historia plagada de moratorias, de
repudios, de no pagos de deuda, de reprogramaciones, de estafas, bancarrotas y
de la utilización de la máquina del Estado y su aparato financiero no solo para
solventar sus gastos de desarrollo sino para emitir bonos destinados a pagar la
matanza de los indios nativos americanos, como el que fuera emitido por el
estado de California en 1852.
Estados Unidos
no pagó la deuda externa a potencias europeas como Inglaterra, Francia, Holanda
y España. A la primera por deudas provenientes del pasado colonial y con las
otras tres por la financiación de su guerra por la independencia contra el
imperio británico. Y ellos vienen a condicionarnos, a presionarnos blandiendo
el poder del dólar y de todo lo que son capaces de hacer los mercados en casos
de incumplimiento y sobre todo a enseñarnos que pagar siempre es un buen
negocio. Y en cuanto a lo que sus aliados de Europa le deben a Estados Unidos
no dice ni una palabra. A ellos no les mandan ni misiones del FMI ni del Banco
Mundial. Tampoco le imponen planes de ajustes estructurales, desregular el
mercado laboral, privatizar, abrir la economía y toda la hermosa variedad de
neoliberalismo básico elemental que tan bien aplican y que tan buenos resultados hemos tenido en
Argentina y en todo Latinoamérica. En realidad, en agosto de 1971 Estados
Unidos estafó a todo el mundo cuando liquidó la convertibilidad del dólar con
el oro y ellos quieren darnos buenas lecciones de correcto comportamiento en
materia económica y financiera.
La deuda externa
de Estados Unidos que lo convierte en el primer deudor del mundo tiene la
particularidad de que puede pagarla con sus propios dólares emitiendo moneda
motivo por el cual puede manejarla a su antojo y sin intromisión de organismo
alguno y mucho menos de los que deben cobrar, con eso siempre evitarán que
EE.UU. entre en crisis y también muestra
su papel hegemónico en las finanzas internacionales.
Si al estado
argentino le faltan recursos debe sacarlos del poder económico, a quien no hay
que pedirle nada, ni que hagan su aporte ni tampoco que contribuyan a mitigar
los efectos de la salida de la crisis como si se tratara de una cuestión
caritativa o como un gesto de buena voluntad. Estos han sido y son los
principales responsables y culpables de
la dependencia, los principales promotores de la deuda externa, los que
depositan sus ganancias en el exterior y donde los ajustes estructurales se
realizan para beneficiarlos. Y lo seguirán siendo hasta tanto no se ponga en marcha
un programa con medidas que pongan el acento en la generación de los recursos
necesarios para salir de la crisis y que lleve a un auge económico auténtico y
verdadero, en interés de los trabajadores, de las pequeñas y medianas empresas
y de las economías regionales, es decir, si no se da un giro de 180º en la
política económica de la actual administración y que el ajuste lo paguen los
ajustadores. De lo contrario, seguiremos viviendo en el capitalismo de rapiña
que nos lleva al desastre y quizás a la desaparición de nuestro propio país.
Hoy tenemos
funcionarios que se han sacado la careta en forma descarada al afirmar sin
titubear que toda la política económica será satisfacer las necesidades de los
tenedores de bonos de la deuda externa. A confesión de partes relevo de
pruebas. Y no solamente lo han dicho sino que lo han firmado. La única manera
para terminar con el tan mentando déficit fiscal es que los grandes evasores
sean obligados a pagar los impuestos, que cumplan con la ley y si no hay que
arrancarles todo lo que no pagan con toda la fuerza de la justicia Y si aun
resisten podemos aplicar el método de George Washington, quien en 1794, cuando
era presidente de EE.UU. envió a Pennsylvania una división de 15.000 soldados
para sofocar la rebelión de los productores del whisky, porque no solo se
negaron a pagar el tributo aprobado por ley en 1791 sino que a los recolectores
fiscales (como se llamaba a los recaudadores impositivos en aquella época) los
echaron a patadas. Con esa medida Washington le mostró quien manda y quien
tiene el poder. A partir de ese momento, nadie más se atrevió a eludir los compromisos con el fisco. ¿Porqué
le gobierno que tanto gusta de las políticas que impone Estados Unidos, no toma
una medida como la del Gral. Washington?. En lugar de reprimir a los piqueteros
y a todos los trabajadores que luchan ¿se imaginan Uds. a la policía montada
tirándole gases lacrimógenos a los que se roban la plata del país, a los que no
pagan los impuestos, a los que depositan dineros en los paraísos fiscales?
En todo caso, la
cuestión a dilucidar es porque sucede esto: ¿porqué los poderosos nunca pagan
los impuestos?. La respuesta la tiene un economista estadounidense ya
fallecido, Paul Baran, quien en 1959 decía:
“La evasión
fiscal es un arte muy desarrollado en estas regiones y son innumerables los
recursos que tienen a su disposición los terratenientes y comerciantes
adinerados, para evitar el pago del impuesto –por pequeño que éste sea- que nominalmente se les asigna. Esta tarea no
requiere desplegar mucho ingenio. Como tratan con un régimen dominado por ellos y constituido de arriba a abajo con
miembros de su propia clase y por sus corruptos y serviles lacayos, no tienen
ninguna dificultad para impedir que se les imponga una
contribución onerosa, o bien,
cuando esto presenta complicaciones políticas, en evitar el pago de
ésta. El que el grueso de la carga impositiva recaiga en amplias masas y no en las
clases capitalistas y feudales de los países subdesarrollados, no es un
problema de administración fiscal. Esto
lo determina la estructura de las sociedades y el carácter de clase de sus
gobiernos.”
Ese es el motivo
por el cual nunca van a tocar a las grandes empresas porque el sistema de
alianzas que actualmente existe entre el "gobierno" con el bloque
económico dominante hace impensable pretender cobrarle más de lo que lo hacen o
someterlos a una inspección integral como habitualmente le hacen a cualquier
PYME, o intentar disciplinarlos para ponerlos en caja y declaren y paguen como
corresponde, por que simplemente eso no está a la orden del día entre los
economistas partidarios del fascismo del mercado. Y como los grandes grupos
económicos cuentan con grandes especialistas y expertos en cuestiones
impositivas pueden usar las leyes y resoluciones para no pagar lo que realmente
tienen que pagar con lo cual la llamada elusión fiscal queda institucionalmente
legalizada en la teoría y en la práctica. La multimillonaria suma de ganancias
ocultas para evadir impuestos son nuevas formas modificadas de plusvalía. Por
lo tanto ahí está la principal fuente de donde surge el carácter regresivo de
la distribución del ingreso en la Argentina. Los grandes consorcios presentan
en sus balances un complicado sistema de disolución de las ganancias en los rubros
del balance. Este sistema consiste en declarar un abultado descuento por
amortización, hecho prohibido por la ley que no permite la amortización
acelerada del capital. Otros métodos son: los fondos de reserva, los gastos
sociales y de representación y los sueldos que se pagan al personal dirigente
de las grandes empresas, los premios anuales, los gastos a fundaciones, etc.
Todas estas formas del arte contable y su presentación evidencia que puede ser
comparado con los antiguos palimpsestos de la época griega y medieval donde se
borraba el escrito original para escribir de nuevo sobre él. Si a los
gobernantes argentinos que tanto se alucinan con las políticas que le ofrecen
los del FMI y el Banco Mundial ¿porqué no sigue esta recomendación que el
general yanki Ulysses Grant le hizo al emperador japonés en 1879?
"La única cosa que se debe
tratar en materia de empréstitos extranjeros es no contraerlos. Si hay alguien
toma prestado y no puede pagarlo, se convierte en una criatura digna de
compasión, desprovista de fuerza y altamente esclavizada al acreedor. No hay
situación más miserable que sea."
VII) Por un programa socioeconómico de nuevo tipo
Un plan de reactivación de la
economía para sacar al país de la crisis debe comprender medidas que movilicen
los recursos que disponemos para poner en marcha un programa de salvación
nacional que fortalezca el mercado interno, generando condiciones propicias
para aumentar la producción y el empleo, para aumentar los salarios, garantizar
salud, vivienda, justicia, seguridad y educación al pueblo que a gritos lo
reclama, desarrollar una administración estatal fuerte como nunca se ha visto
en la Argentina, y aunque sea imposible de llevarse porque la correlación no
favorece, es importante que se sepa y conozca porque existen alternativas
válidas y ciertas a la monstruosidad llamada neoliberalismo y que seguro están
en muchos de nosotros y que una vez que estén en manos del pueblo puede
transformarse en una fuerza material invencible. Sobre la base del
fortalecimiento de las instituciones de derecho público, de la plena vigencia
de la Constitución Nacional y de sus derechos, deberes y garantías y con las
limitaciones del caso se proponen las siguientes ideas:
- Por ley del
Congreso Nacional declarar un aplazamiento provisorio de los pagos de los
intereses de la deuda externa por cinco años, lo que daría un ahorro de 55 mil
millones de dólares. La Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de
Diputados será la encargada de controlar que esta medida se cumpla con todo la
fuerza de la ley.
- Crear una
comisión de diputados que investigue el origen de la fraudulenta deuda externa
argentina durante la dictadura, incluyendo todos los acuerdos firmados por los
gobiernos de Alfonsín, Menem y de la Alianza (blindaje y megacanje) con el FMI
y Banco Mundial y elaborar un plan de negociaciones con las organizaciones a
las cuales se les debe de acuerdo al resultado que haya obtenido dicha
comisión. Hasta que la comisión se expida el Estado Nacional tiene prohibido
girar fondos al exterior para pagar intereses u otros conceptos.
- Movilización
diplomática en todos los foros internacionales para exigir la anulación total
de las deudas ó su reducción en un 50% y devolución de todo lo pagado demás.
Exigir la rebaja de la tasa de interés a
un 5% y suprimir todo lo perimido.
- Establecer
acuerdos internacionales que permitan la apertura de los mercados de los países capitalistas desarrollados para
nuestros países y que permitan recuperar los precios de las materias producidas
por los países subdesarrollados tomando como referencia los productos que ellos
importan.
- Proponer a los
actuales socios del Mercado Común del Sur su ampliación con la incorporación de
Chile y Venezuela y elaborar un plan general para la creación de un mercado
común sudamericano.
- Reforma
impositiva que ejerza presión sobre ganancias, patrimonio, capital, cuentas en
el exterior y productos suntuarios. Eliminación del IVA de los productos de la
canasta familiar.
- Eliminación de
todas las exenciones de las rentas financieras que no tributan el impuesto a las ganancias como ser: dividendos de
acciones, renta de títulos públicos, compraventa de acciones y bonos, renta de
obligaciones negociables, cuota parte de los fondos de inversión,
intereses de colocaciones de los plazos fijos y a los dividendos que
redistri buyen las empresas.
- Aplicación de
los recursos del Fondo Fiduciario Bancario a la reactivación de la econo- mía nacional mediante ley del Congreso que
fije los montos a cada sector afectado.
- Implantación
de un fuerte impuesto progresivo a las ganancias de las empresas que se
quedaron con las empresas estatales privatizadas.
- Para terminar
con la corrupción política: Abolición de los fondos reservados y reducción
a
la mitad de los sueldos de los gobernadores,
diputados, senadores y concejales.
- Prohibición
por ley del Congreso Nacional de la remisión de las multinacionales a sus casas matrices de las ganancias obtenidas
durante el año fiscal correspondiente al momento de sancionarse dicha ley, como
así también intereses, pagos de royalties, patentes y licencias que puedan
devengar los capitales extranjeros invertidos en el país.
- Sanción de una
ley del Congreso Nacional que obligue a los residentes argentinos reingresen
sus capitales al país, de modo que los depósitos de argentinos en bancos
extran- jeros se destinen al pago del
capital de la deuda si un plazo de 90 días no retorna al país.
- Utilizar las
reservas del Banco Central y con la liberación de encajes bancarios establecer
un plan de créditos para todas las empresas que contemplen, refinanciamiento de
deudas, inversión, investigación y desarrollo de nuevos emprendimientos.
- Vigencia plena
de la doctrina jurídica de Carlos Calvo y de Luis María Drago para la elaboración
de la nueva política exterior argentina.
- Elaboración
por el Congreso de una ley nacional de desarrollo y poblamiento para la
integración de las distintas regiones económicas de la República.
VIII) La devolución de los recursos robados por el
colonialismo
La metamorfosis que ha sufrido el capitalismo y la modificación
provocada por los bruscos cambios políticos en el mundo inciden cómo habrá de
plantearse las relaciones económicas entre los países desarrollados que siguen
concentrando poder y riqueza y los países endeudados que sólo reciben hambre,
miserias y algunos están en unas guerras civiles terriblemente destructoras. La
lucha por un nuevo orden económico internacional que termine con las
desigualdades y el pillaje de las grandes potencias contra los países
subdesarrollados, no debe ser una quimera, ya que existen importantes
documentos internacionales que garantizan los derechos y deberes económicos de
los estados. Hoy se ve bien claro, que todas las reservas que el capitalismo
tiene está siendo dirigida a una abierta agresión a los trabajadores provocando
un brutal deterioro de sus condiciones de vida. La llamada globalización
mundial del capitalismo es un simple eufemismo para ocultar el verdadero
significado de la etapa histórica que estamos viviendo y que no es más que el
poderío de las potencias imperialistas
en su expresión más salvaje. Hoy se ve con dramática claridad el poder de la
dictadura de las multinacionales y de los bancos transnacionales quienes se
reparten el mundo, los mercados y las zonas de influencia. Y si no
preguntémosle a Henry Kissinger, para quien la globalización no es más que un
término para significar el poderío económico de los Estados Unidos.
Los teóricos de
la "globalización" que no paran de hablarnos de esta “maravillosa
invención” tratan de convencernos que ella por sí sola resolverá nuestros
problemas incluido el de la deuda externa donde acatando y cumpliendo sin
chistar los mandatos del FMI y BM podremos salir de la crisis. Todos sabemos
adónde apuntan los beneficios del dúo dinámico de las finanzas internacionales:
sólo reciben sus bondades los sectores
más poderosos que se apropian de casi toda la riqueza creada por el conjunto de
la población, mientras ésta recibe las pocas migajas que quedan, con lo cual,
los más ricos se hacen cada vez más ricos, los pobres cada vez son más pobres,
las contradicciones crecen, la crisis se expande y las desigualdades no se
resuelven. En este contexto, los países desarrollados exigen a aquellos que
sufren los rigores de la crisis que den "señales" a los nuevos dioses
del nuevo del milenio: los mercados y
los inversores. En cambio, quienes tienen sus arcas repletas de dólares y
lingotes nada hacen por mitigar los dolores de la catástrofe. Ni siquiera el
anuncio de condonar deudas a los países más pobres del mundo pueden ayudar a
resolverles sus dramas, porque de lo que se trata no es la condonación de
deudas sino que nos devuelvan todo el dinero y todas las riquezas que el sistema colonialista de saqueo,
pillaje y explotación nos robó durante
siglos y recién ahí podríamos decir que
la crisis estará resuelta.
Esto es muy
importante que se sepa y se conozca porque la crisis de la deuda tiene este
antecedente que no puede negarse y mucho menos dejar de mencionarse a la hora de
establecer las responsabilidades históricas de semejante problema. Y si en su
momento hubo un tribunal internacional en Nuremberg que juzgó y condenó los
crímenes nazis, algún día las naciones pobres levantarán con fuerza su acta de
acusación al imperialismo y al colonialismo por los desastres que les causaron,
por todas las riquezas que les robaron, por las masacres que les impusieron ya
que su historia y desarrollo hubiese sido muy diferente si su población no
hubiese caído en las garras de las potencias europeas o liquidada físicamente
como resultado de la política colonial y esclavista. Por lo tanto, la única
solución al mal llamado problema de la deuda es la exigencia de la devolución
de los millones de millones robados durante siglos y que los países pobres
dejen de transferir recursos al mundo desarrollado. Sólo así y recién ahí se
habrá terminado para siempre la crisis de la deuda externa de los países de
Asia, Africa y América Latina y nunca más necesitaremos de los planes de
ajustes.
Para eso debe
llevarse a cabo una gran movilización internacional de todos los países
afectados, utilizar todos los canales de la acción diplomática por los
distintos frentes disponibles: la Asamblea General de las Naciones Unidas, el
Consejo de Seguridad, la Corte Internacional de Justicia de la Haya, la FAO, la
UNCTAD, la UNESCO, la UNICEF, el Tribunal Antiimperialista de América, Amnistía
Internacional, el Parlamento Europeo, las conferencias del Grupo de los Siete,
de los países no alineados, de la OPEP, etc., donde los representantes de las
naciones deben exponer a la faz de la tierra las poderosas razones que impulsan
exigir que esta medida es la única que nos queda, la única posible, pues 4.500 millones de personas que constituyen el
80% de la población mundial, están plenamente capacitadas, justificadas y
autorizadas para imponer su voluntad y nunca más la de las 600 multinacionales
y de los gobiernos que las sostienen, financian y apoyan. Los países altamente
endeudados no viven en el paraíso del
“primer mundo”.
En realidad,
estamos más embarrados en el orden económico internacional de la miseria que se
transforma en una miseria del orden económico internacional. Esta crisis
financiera provocada por el despilfarro de nuestras riquezas no puede
prolongarse por tiempo indefinido, porque la capacidad de pago de nuestros
países tiene un límite más allá
del cual puede dar origen a convulsiones que bien podrían
evitarse. Si esto no es así, la crisis mundial del endeudamiento habrá de terminar
inexorablemente por un repudio en vasta escala, con una disminución drástica
del pago de los intereses, o con la transferencia por parte del mundo
desarrollado de todo lo que recibieron de más,
lo que trasladaría la carga de las dificultades financieras a Estados
Unidos y los centros financieros de Europa y el Japón. Pero hoy la fuerza de
los organismos multilaterales de crédito es mayor que
la de los países subdesarrollados y como nuestros
gobiernos han aceptado y siguen aceptando los planes de ajuste y austeridad, hacen
aun más improbable una salida a la crisis. De la década perdida de los ochenta,
hemos vivido una en los noventa donde se
han multiplicado los elementos de la crisis económica con sus componentes más
lamentables como la droga, el juego, la prostitución y donde se percibe en el
horizonte un fantasma de nuevas crisis. En la Argentina el momento y la
gravedad de la situación actual la
determinarán las acciones y las luchas de los ajustados, de los sindicatos no
comprometidos con este modelo y por los partidos políticos que en lugar de
rendirle examen a los culpables de la crisis como el FMI, asuman sus
responsabilidades ante sus electores que exigen la aplicación de medidas
socioeconómicas tendientes a frenar el deterioro de su nivel de vida e impulsar
el resurgimiento económico en interés del gran pueblo argentino, que ya no
soporta más ajuste de ninguna especie.
IX) Por la unión verdadera de todos los pueblos
Por todas estas razones resulta urgente convocar
a una gran reunión americana que por su magnitud y trascendencia, por su
actualidad e importancia en los asuntos latinoamericanos debe ser la clave y la
llave maestra que abra las puertas a un gran encuentro de mayores alcances que
el de Porto Alegre, para todas las fuerzas revolucionarias y las organizaciones
de trabajadores de todo el mundo que se
oponen a la globalización imperialista.
Sería grandiosa la convocatoria a
una jornada mundial de lucha y protesta de los trabajadores de todos los países
para decir y demostrar que las causas y motivos por las cuales pelearon y
murieron aquellos intrépidos y valientes del siglo XIX: nuestros antepasados de
las guerras de la independencia, los forjadores de las Internacionales, los
fusilados de la Comuna de París, los mártires de Chicago y los que en el siglo
XX soñaron con una sociedad de nuevas bases: los movimientos revolucionarios de
liberación nacional, los movimientos anticolonialistas, los frentes populares,
los movimientos antifascistas, los miles de combatientes del movimiento obrero,
campesinos y estudiantes de todos los países y los que en la Argentina vienen
luchando por la memoria eterna e imperecedera de los treinta mil desaparecidos,
son las mismas que hoy nos tienen sometidos a un régimen socioeconómico
depravado, criminal, monstruoso e injusto contra el cual todos ellos serían los
primeros en levantarse.
MANIFIESTO A LAS
NACIONES DEL MUNDO
POR LA SEGUNDA INDEPENDENCIA.
Declaración de
principios y objetivos
Al cumplirse un nuevo aniversario
de la heroica y grandiosa declaración de la independencia de las Provincias
Unidas en Sudamérica y que hoy formamos la República Argentina, ha llegado la
hora de poner fin en forma total,
concluyente y definitiva al poder tiránico, despótico, fascista, criminal,
reaccionario e imperialista de esa banda de genocidas de pueblos llamados Fondo
Monetario Internacional y Banco Mundial, quienes bajo la dirección de los
Estados Unidos y de sus socios imperialistas de la OTAN, desde hace casi cincuenta años, vienen
explotando, saqueando, exprimiendo y exterminando a todo país donde pisan sus
monstruosas políticas de ajuste estructural.
Sobre la base del siempre vigente
Manifiesto del Partido Comunista de 1848, podemos afirmar que
hoy hay un nuevo fantasma que recorre el mundo capitalista: el fantasma
de la cesación de pagos de los intereses de la deuda externa de los países
subdesarrollados que amenaza con una hecatombe financiera colosal nunca vista y
conocida. En vista de ello vemos que todas las potencias imperialistas cuyas instituciones
financieras son dueñas de los títulos y bonos que reclaman cobrar, se han unido
en santa cruzada para acosar y destruir a ese fantasma: las organizaciones
multilaterales de créditos, los bancos, los fondos mutuales de pensión, los
acreedores externos e internos y las bolsas bursátiles del capitalismo.
¿En que país no se ha tenido que
escuchar y soportar la presión demencial del terrorismo financiero
internacional? ¿En qué lugar no se ha escuchado la voz del gobierno que,
rendido a la voracidad bestial de esa
especie de craneópatas del imperio de
las altas finanzas, intenta justificar
lo injustificable como que pagar los intereses de la deuda es una buena
conducta, es un buen negocio, pues de lo contrario, quedaríamos afuera del
sistema económico mundial?. De este hecho consumado surge una
doble enseñanza: 1º) Que el problema de la deuda externa ya está completamente
instalado en la mente y en el corazón de todos los pueblos como un cáncer al
que hay que combatir; 2º) Que ha llegado el momento para propalar a la faz de
la tierra los conceptos, fines y aspiraciones de todos los países sometidos al
chantaje del capital financiero y
elaborar un programa para garantizar los intereses del pueblo, su
presente y su futuro y terminar con las agresiones de las organizaciones
internacionales de la miseria que nos someten y agobian. Y como ya es
hora de que la crisis la paguen aquellos que la causaron damos a conocer este
manifiesto.
Teniendo en cuenta que el 12 de
julio de 2001 se ha lanzado un brutal plan de ajuste, es decir, días después de
conmemorarse un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia de
1816, y que ha sido convertido en ley por el voto del desprestigiado Senado el
lunes 30 de julio a las 4:30 horas de la madrugada, tomamos este vibrante
documento para transplantarlo al siglo XXI para reafirmar la lucha por la
independencia del capitalismo y construir una sociedad sobre la base del
programa político, económico y social de la Constitución Nacional:
"Nos, los ciudadanos de la
República Argentina reunidos y unidos en asamblea general en expreso
cumplimiento y defensa de la Constitución Nacional frente a los gravísimos
momentos que estamos viviendo, invocando al pueblo, único y legitimo soberano
que preside nuestros actos, en el nombre de todos los afectados por la política
criminal del gobierno y por la autoridad que las circunstancias nos convocan,
protestando con todas las fuerzas disponibles a las naciones del mundo para que
nos escuchen, a nuestros hermanos de América Latina que sufren los mismos
problemas que nosotros y a los hombres que nos quieren: declaramos solemnemente
a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable del gran pueblo
argentino romper los violentos vínculos y todo tipo de relaciones económicas y financieras
que nos ligan, atan y someten al fascismo de mercado internacional
representados por las bestias del Fondo Monetario Internacional, por los
cavernícolas del Banco Mundial y por las demás caníbales de las organizaciones
financieras multilaterales de crédito, recuperar los derechos de los que hemos
sido despojados por un gobierno que se rinde ante el imperio e investirse del
alto carácter de una nación auténticamente libre, realmente justa,
poderosamente soberana y verdaderamente independiente de los malditos mercados
y de quienes los financian, sostienen y apoyan. Quedan en consecuencia de hecho
y de derecho con amplio y pleno poder para
darse las formas que exija la justicia para asegurar el porvenir de la patria
y para garantizar los intereses, derechos y necesidades de la Nación
Argentina."
Por estas razones:
Como
Mariano Moreno, el 11 de octubre de 1810: Decimos:
"NO PUEDEN
ATACARSE IMPUNEMENTE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS"
Como el Dr.
Manuel Belgrano, el 2 de octubre de 1813. Decimos:
"HEMOS DE
SER LIBRES E INDEPENDIENTES"
Como el
Libertador Gral. José de San Martín en
1820: Decimos:
"VIVOS O
MUERTOS, JAMAS ESCLAVOS"
Como Esteban
Echeverría, el 23 de junio de 1838: Decimos:
"GLORIA A
LOS QUE NO SE DESALIENTAN EN LOS CONFLICTOS Y TIENEN CONFIANZAN EN SU
FORTALEZA. DE ELLOS SERA LA VICTORIA"
Como Luis María
Drago, el 29 de diciembre de 1902: Decimos:
"NO PUEDE
HABER EXPANSIÓN TERRITORIAL EN AMÉRICA NI OPRESIÓN DE LOS PUEBLOS EN ESTE
CONTINENTE"
Como José
Ingenieros, el 1º de noviembre de 1906: Decimos: "ASPIREMOS TAMBIÉN A QUE
NUESTRO PUEBLO SEA ALGUIEN EN LA HUMANIDAD"
Como Don
Lisandro de la Torre, el fiscal de la República: Decimos:
"PAGAR LA DEUDA EXTERNA SERÁ
UNA BUENA CONDUCTA,
PERO ES
SUICIDA".
Como en el
Cordobazo de Mayo de 1969: Decimos:
"EL PUEBLO
UNIDO JAMAS SERA VENCIDO"
Y como las
Madres de Plaza de Mayo: Decimos:
"RETROCEDER
NUNCA, RENDIRSE JAMAS"
ADAM
SMITH (1723-1790). Investigación sobre el origen y las causas de la riqueza de
las naciones, 1776, Libro II, Cap. III. Utilizo la versión de Karl Marx, Teoría
sobre la plusvalía, Tomo I, pág.253, Ed.Cartago, Bs.As., 1974.