EL REPUDIO DE LA DEUDA MEXICANA DE 1862 Y LA SITUACIÓN
ARGENTINA
Por Sergio Daniel Aronas – 20 de noviembre de 2016
El 31 de octubre de 1861 tres potencias
colonialistas de Europa: Gran Bretaña, Francia y España, firman la Convención
de Londres con el fin de castigar a la República de México por declarar la
cesación de pagos de la deuda externa que mantenía con banqueros privados. Esta
decisión emitida en su discurso al Congreso el 17 de julio de 1861 por el soberano gobierno del Presidente Benito
Juárez de suspender por dos años los pagos de su deuda con acreedores extranjeros,
recibió como respuesta la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales en
un caso donde se vio como las monarquías de esas naciones asumieron esa deuda
como propia, defendiendo a sus usureros traficantes de dinero. En enero de
1862, esos tres países procedieron a la invasión y a la agresión armada contra
México, desarrollándose un sangriento conflicto que bajo el pretexto de cobrar
deudas, fue utilizada como objetivo de la expansión colonial del imperio
francés de Napoleón III.
La aventura invasora terminó con la derrota de
los agresores, la captura del rey Maximiliano que se autocoronó emperador de
México y junto a sus principales colaboradores militares mexicanos, fueron
todos fusilados el 10 de julio de 1867 por el delito de alta traición, en un
acto de verdadera justicia que elevó la dignidad del pueblo mexicano vilmente agredido
e invadido. Y puesto que no podía terminar de otra forma que con la derrota de
los colonialistas franceses, debieron retirarse, constituyendo así una
extraordinaria victoria para la nación latinoamericana porque nunca más quiso
volver a vivir bajo el dominio de los invasores europeos.
Cuando Benito Juárez reasume la presidencia
del país, declara el repudio de las obligaciones que Maximiliano había tomado
en nombre de México, pero reconoció la deuda previa a la invasión, incluida la que
tenía con Gran Bretaña y España pese a que estaos países formaron parte de la
acción punitiva de 1862.
De ese modo, el presidente Juárez realizó una
repudiación selectiva, caso por caso, aplicándola básicamente en aquellas
obligaciones contraídas por quien había usurpado el poder de México y
convertirse en ilegítimo e ilegal en el manejo de los asuntos financieros.
Es importante que se conozca esta historia
para compararla con la de nuestro país, la Argentina, en cuanto si habrá algún
gobierno que sea lo suficientemente valiente para investigar a fondo todo lo
actuado por la dictadura en el período de 1976 a 1983 que dio origen a la
perversa deuda argentina.
Si no lo hacen es porque los tratados de paz
por la guerra de Malvinas firmados en 1990 y 1991 y avalados por leyes del
Congreso Nacional impiden tomar esta medida y es por eso que seguimos siendo solo
una máquina serial pagadora de intereses de esta deuda parida por un gobierno
ilegal, ilegítimo e inscontitucional
En 1867 México repudió las deudas contraída
por los invasores en nombre del país, la capitalización de intereses que habían
beneficiado a Gran Bretaña para sancionar a los tenedores de bonos que
reconocían de esa forma al gobierno ilegal de Maximiliano. También repudió tres
créditos que en total sumaban 534 millones de francos, de los cuales el segundo
era ficticio porque constituyó una especie de reembolso que el gobierno francés
pretendía cubrir los gastos de su fracasada aventura militar.
Dado que las relaciones diplomáticas entre
México y las potencias europeas participantes de la agresión estaban suspendidas desde 1861,
cuando comenzaron los problemas financieros de la nación azteca, el tipo de
repudio decretado por Benito Juárez no tuvieron, a la larga, consecuencias
económicas, a partir del momento en que los vínculos entre México y Francia
volvieron a restablecerse en 1880. El gobierno francés asumió el peso de la
deuda y las partes firmaron que ningunos de los dos países tiene reclamaciones
de deuda ya sea en nombre propio o de otras naciones.
Es un caso testigo para seguir estudiándolo.