FONDOS BUITRES Y DEUDA EXTERNA (TERCERA Y ÚLTIMA
NOTA)
Por Sergio D. Aronas – 04 de julio de 2013
El segundo
artículo en cuestión con el que cerramos esta serie referida a los fondos buitres y la deuda soberana trata sobre las diversas ocasiones en que los estados
nacionales, monarquías o gobiernos diversos en distintas épocas de la historia,
entraron en una situación de imposibilidad de pago de sus compromisos externos
y que puede ser de diferente signo: suspensión momentánea de dichos pago
(moratoria) o de su forma más extrema que es el repudio de la deuda con el
exterior. Pero como el repudio es una palabra muy fuerte para el manejo de las
finanzas internacionales sobre en cuanto al control de la deuda pública o
soberana porque es la emite un estado en nombre del país que representa y que
por lo tanto, al colocarlo en el mercado, es responsable y debe cumplir con las
cláusulas de pago a su vencimiento, entonces, se prefiere una palabrita del
idioma inglés, más dulce, más de moda, más fino, más universal y que la gran
mayoría de los ciudadanos maneja como si se tratara de algo no tan agresivo.
Esa palabrita misteriosa, es la expresión “default” y la popularidad que ha
alcanzado en nuestras tierras es el bestialismo de castellanizarla con el verbo
“defaultear” o directamente “defoltear”. ¡Maravilloso! ¡Una pinturita!
El trabajo que
analizamos se llama “Situaciones de impago de deuda soberana” y fue escrito por
los profesores españoles José M. Domínguez Martínez y Rafael López del Paso y
publicado en la revista Extoikos, Nº 4 de 2011 quienes realizan un formidable
trabajo de investigación sobre el repudio de las deudas soberanas remontándose
al año 1340, una época en la que el reino de España estaba aun bajo la
dominación árabe y falta siglo y medio para terminar con ella; había estallado
la guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia. Ya se había fundado la
ciudad de Tenochtitlán que sería la ciudad más importante del imperio azteca en
el actual territorio de México y que los europeos desconocían por completo.
Estos datos sirven para ubicarse de qué época nos estamos refiriendo. Y termina
en el año 2011 cuando la crisis financiera había desatado su furia sobre los
sectores no solo a los más pobres de la población sino que sus efectos
abarcaron a un sector no habituado a vivir en condiciones paupérrimas como ser
las clases medias de la sociedad europea y hasta niveles más altos que causaron
profundos estragos en la sociedades y en los grupos familiares. Y esto abarcó
tanto a los Estados Unidos como a Europa. Sin embargo en esta última la crisis
tuvo proporciones más graves y la respuesta de esos pueblo fue más contundente
que en Estados Unidos y al mismo tiempo la violencia y la represión estatal y
policial fue también muy salvaje.
Las conclusiones
principales de este artículo muy interesante por parte de sus autores son las
siguientes que estudiaron 260 casos diferentes en 64 países:
1º) Las crisis de deuda derivada de la
imposibilidad de pagar sus compromisos a lo largo de la historia ha abarcado a
todo los continentes.
2º) Las mayores situaciones de repudio de
deuda se produce en los siglos XIX y XX.
3º) Para los autores los repudios de deuda
del actual siglo XXI no resultan como consecuencia de sucesos provenientes del
pasado.
4º) Los mayores momentos históricos donde
el repudio se hizo recurrente fue tanto en la época de la Gran Depresión entre
1929 y 1932 y en los años ochenta del siglo XX:
5) España es para los autores, el país más
incumplidor en el pago de su deuda estatal ya que registra 14 veces situaciones
de insolvencia.
Los países estudiados por los autores son
14 de África (22%); 23 de América (36%), 10 de Asia (15%) y 17 de Europa (27%).
Tanto en esta lista como en el planisferio donde se indica el número de veces
que un país entró en cesación de pagos o declaró el repudio de su deuda, por
increíble que parezca no hay una sola mención a los Estados Unidos, cuyos
declararon en varias oportunidades el repudio de deuda estatal y contaron el
firme apoyo de la Corte Suprema y el gobierno de Washington. Es sabido que
luego de sus guerras por la independencia, Estados Unidos no pagó su deuda con
las potencias europeas a las cuales les compró armas y buques para sostener su
lucha contra el poderoso imperio británico. Es sumamente, llamativo que no
aludan a ninguno de los casos que está abundantemente documentada el
incumplimiento total de los Estados Unidos al pago de su deuda externa. Además
esta cuestión quedó absolutamente resuelta con la aprobación de la Enmienda XIV
aprobada el 9 de julio de 1868 luego de la terminación de la guerra civil y la
reincorporación de los estados sureños derrotas a la Unión. El cuarto punto
dice textualmente: “La validez de la deuda pública de los Estados Unidos que
este autorizada por la ley, inclusive las deudas contraídas para el pago de
pensiones y recompensas por servicios prestados al sofocar insurrecciones o
rebeliones, será incuestionable. Pero ni los Estados Unidos ni ningún Estado
asumirán ni pagarán deuda u obligación alguna contraídas para ayuda de
insurrecciones o rebeliones contra los Estados Unidos, como tampoco reclamación
alguna con motivo de la pérdida o emancipación de esclavos, pues todas las
deudas, obligaciones y reclamaciones de esa especie se considerarán ilegales y
nulas”. Esta es la justificación que sigue impidiendo a los descendientes de
los tenedores de bonos de esos estados para que puedan cobrar. Salvo que los
autores no consideren el repudio de los estados individualmente tomados puedan
representar una política del gobierno central de Washington. Sin embargo, el
gobierno federal salió en defensa de estos estados y avaló lo actuado por ellos
y de ahí esa enmienda cuyo párrafo cuatro es muy claro. Por último, ¿Por qué
los economistas no dicen que la quiebra del sistema financiero de Bretton Woods
provocado por la decisión de Richard Nixon de poner fin a la convertibilidad
del dólar al oro en agosto de 1971, fue el más escandaloso y corrupto repudio
de deuda externa más grande de la historia y violatorio de todas las normas
internacionales? Porque para ellos es más fácil decir que un país
subdesarrollado como la Argentina tiene el récord mundial en la materia. Pero
no dicen que la Argentina nunca repudió su deuda ni nunca dejó de pagar y lo
está demostrando desde 2005 a la fecha donde las estadísticas muestran que
nuestro país fue una máquina de girar dólares en concepto de pago de intereses
y deuda a la banca capitalista. Estados Unidos con sus repudios desde 1842
hasta 1971, en casi 130 años estafó a todo el mundo, se quedó con el oro de las
naciones que tenían depositados en la reserva federal de la que solo Francia
pudo rescatarlo por la audacia de De Gaulle e inundó los bancos centrales y el
comercio mundial de miles de millones de dólares sin respaldo provocando una
crisis financiera y de divisas nunca vista antes. Por eso es sumamente
llamativo que ni en el mapa ni en la lista de los países de América figure
Estados Unidos, cuyas sucesivas crisis dejan su impronta en la historia
económica mundial.