LLORONES COMO POCOS: POBRECITOS LOS DEL
CAMPO
Los
llorones del campo vuelven a lagrimear porque a estos pobrecitos acaban de
aumentarles el impuesto inmobiliario. Pero miremos quienes son los que se
quejan. Lo que pagan por sus tierras es una vergüenza, una miseria espantosa y
quieren seguir gozando de esta impunidad e impudicia. Un propietario de un
campo de entre 100 y 300 has paga mucho menos de lo que paga un empleado por un
departamento de dos o tres ambientes por alumbrado, barrido y limpieza. Los
grandes terratenientes durante estos nueve años no solo la juntaron en pala sino
que acumularon en contenedores millones de dólares que engrosaron para su
propio beneficio. Y con las retenciones siguieron ganando a montones. Estas
vacas sagradas le tienen horror a pagar impuestos como la física tiene terror al
vacío. La diferencia es que los bolsillos de los “patrióticos” propietarios de
tierras que se consideran la reserva moral las actividades productivas
argentinas, no están nada vacíos sino repletos de suculentos dólares con los que
especulan y quieren poner en jaque a este y a todos los gobiernos que supieron
derrocar. Además como cuentan con un poderoso cuerpo de profesionales
contables, economistas, econometristas, administradores e ingenieros, quienes
quieren demostrar con la acrobacia estadística y la contabilidad creativa que
están fundidos y que siempre pierden. Pero muchachos no lloren tanto: vamos a
realizar un llamado a la solidaridad para que nuestro generoso pueblo aporte
una hora de su trabajo así los Señores del campo puedan comprarse sus 4x4,
viajar a Punta del Este, a Miami, a París, a Londres y a Zurich. Esta convocatoria
a la prolongación del paro será un total fracaso y esta maniobra no solo es
ilegal sino completamente aberrante e inmunda.
Como
escribió un economista francés del siglo XIX: “El derecho de los terratenientes
tiene su origen en el robo” (Jean Baptiste Say, Tratado de Economía, Tomo I,
1803). Este axioma cabe perfectamente en la forma en que se originó el poder de
los grandes estancieros y ganaderos que se consideran “familias tradicionales”
de la Argentina. Los hermanos unidos en la Santísima Sociedad Rural fueron los
que financiaron con enorme entusiasmo la mal llamada “Campaña del Desierto” de
1879 con cuyos resultados se beneficiaron con 20 millones de hectáreas robadas
a los antiguos dueños, los pueblos indígenas. Si alguien tiene duda, recurrid a
los documentos históricos que lo
confirman.