GOLDPE DE ESTADO EN PARAGUAY:
EL DERROCAMIENTO DEL PRESIDENTE LUGO
Lo que más llama la atención del
derrocamiento del presidente de la República del Paraguay, Fernando Lugo, es su
increíble y rápida claudicación, su ausencia de combatividad para defender su
gestión de gobierno, su falta de confianza en el pueblo que lo llevó a la
presidencia no solo para que lo apoye sino que impida con su movilización este
golpe palaciego. ¿Acaso el voto destituyente de 39 senadores puede más que el
voto de los más de 700 mil ciudadanos que lo eligieron? La historia de América
Latina demuestra que en todos los golpes de estado, cualquiera sea su forma,
siempre está la mano negra, siniestra y criminal del imperialismo de los
Estados Unidos y en esta oportunidad no sería una excepción teniendo en cuenta
los poderosos intereses que el imperio tiene en el Paraguay por sus deseos de
instalar bases militares en su territorio y por la protección que brinda a sus
multinacionales por más tropelías y execraciones que cometan en el desenvolvimiento
de sus negocios y negociados. Si Vladimir I. Lenin alguna vez escribió acerca
de lo grande que es el secreto que se esconde detrás del surgimiento de las
guerras, podemos aplicar esta idea para tratar de entender la compleja maraña
de intereses que se esconde detrás del derrocamiento “institucional” del
presidente Lugo. Un antecedente puede remontarse a agosto de 2011 cuando la
Comisión de Defensa Nacional, Seguridad y Orden Interno de la Cámara de
Diputados de Paraguay fue visitada por una temible delegación de 21 militares norteamericanos
para analizar la necesidad de instalar una base militar en el Chaco paraguayo en
la ciudad Mariscal Estigarribia con capacidad para albergar a 16.000 efectivos
con inmunidad garantizada y dotada de una pista aérea de casi 4.000 km para
aviones de combate y Hércules de carga y descarga. Esta base el sirve para presionar
a la Bolivia de Evo Morales, tener el control de la triple frontera, combatir
el narcotráfico, dominar el acuífero guaraní y permitir que las multinacionales
yankis como Monsanto destruyan el suelo paraguayo. No es casual que Syngenta, una
transnacional de origen suizo productora pesticidas, llame a esta región de
nuestra América como la República Unida de la Soja. Todos este entramado de
relaciones peligrosas a los que tuvo que enfrentar el Presidente Lugo, son los
que estuvieron involucrados y provocaron la masacre de Curuguaty, con la misma
metodología que la derecha fascista de Bolivia asesinó a los campesinos en la
ciudad de Pando en septiembre de 2008 para luego culpar a Evo Morales de
incompetencia y mal desempeño como presidente de la Nación. Paraguay es un país
dominado por terratenientes que siendo el 2% del país tienen en sus manos el
85% de las tierras aptas para la agricultura y ganadería; poseen puertos
propios sobre el río Paraguay y están vinculados con las multinacionales
exportadoras de cereales en el negocio de transgénicos y agrotóxicos que lleva
al desplazamiento y a la desaparición de miles de campesinos que están
reclamando una mejor distribución de la tierra. Es esta poderosa oligarquía de
latifundistas evasores y explotadores de campesinos pobres los que dominan el
Congreso de Paraguay, hijos directos de la sangrienta dictadura de Alfredo
Stroessner, la que se puede dar el lujo de expulsar a un presidente legítima y
legalmente constituido y con la autorización no admitida por la embajada y el
gobierno de los Estados Unidos quienes acostumbrados al elíptico lenguaje de la
diplomacia se rasgarán las vestiduras pretendiendo defender lo indefendible
como es la destitución de un presidente del mismo modo que procedieron con
Manuel Zelaya de Honduras en junio de 2009. Por la política del secreto de los
archivos de estado, deberemos esperar unos 25 o 30 años para que otra vez los
imperialistas digan lo que hicieron, pero que todos saben quien está detrás de
este golpe. La gravedad del hecho es que pone en peligro la unidad que los
diversos gobiernos latinoamericanos han conseguido con la constitución de
organismos fuera del alcance del imperio. Este golpe es otro intento por
frustrar este proceso de unidad continental. En abril de 2002 quisieron destruir
a Hugo Chávez y su revolución bolivariana que fracasó por la rápida acción
popular; en septiembre de 2008 intentaron derrocar a Evo Morales de Bolivia, en
junio de 2009 echaron a Manuel Zelaya de la presidencia de Honduras; el año
pasado trataron de asesinar al Presidente de Ecuador, Rafael Correa; ahora derrocan
a Lugo de Paraguay ¿a quién le tocará la próxima vez? Pueblos de América: estad
alertas!