EL PROGRAMA DE LOS PUEBLOS DEL MUNDO
Por
Sergio Daniel Aronas – 24 de noviembre de 2018
La ciudad de Buenos Aires estará
sitiada, paralizada, bloqueada y rigurosamente vigilada debido a la reunión de
los Grupo G-20 entre cuyos principales integrantes están los Estados Unidos,
Reino Unido, Francia, la Unión Europea, es decir, los imperios criminales de
Occidente, promotores e impulsores del terrorismo político por medio de sus
invasiones y agresiones militares y del terrorismo económico por medio de las
instituciones como el FMI, Banco Mundial. BID. Banco Central Europeo, la
OMC, que ahora son llamadas "organizaciones sociales" por estos
distinguidos y nobles caballeros. Son tan terroristas que obligan al gobierno
de Macri a tomar medidas terroristas para asegurarles una parsimoniosa y
tranquila estadía.
Vienen a apoyar la candidatura de
su anfitrión argentino cuya presidencia les dio gigantescas ganancias a sus
grandes empresas y es así como agradecen los generosos servicios prestados a
sus amos imperiales.
Por culpa de la reunión cumbre de
las naciones del Grupo de los 20 (G-20) nuestro país estará completamente
detenido en cuanto a las actividades laborales porque no habrá transporte
público: ni colectivos (ómnibus) ni trenes ni subterráneos. Estaremos viviendo
unas jornadas parecido al toque de queda o el estado de sitio paralizado, sitiado
y rigurosamente vigilado para que los grandes capitalistas dueños del mundo
hablen de las mentiras propias de su sistema corrupto y putrefacto hasta la
médula. Vienen los magníficos campeones mundiales de la democracia y los
derechos humanos como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Turquía, Arabia
Saudita, Rusia, China, la Unión Europea, entre algunos de sus integrantes.
Espero que no se olviden quien fue la que metió a la Argentina en esta Grupo
muy afín con los imperios criminales de Occidente.
Los pueblos
del mundo no necesitamos ni al G-20 ni al FMI, ni a la OEA, ni la OTAN, ni a la
OMC, ni al Banco Central Europeo. No necesitamos ni a la Unión Europea, ni al
Banco Mundial ni al BID. No necesitamos ni queremos ni deseamos al capitalismo
ni al imperialismo, históricos enemigos mortales de la humanidad.
Por mucho que
haya analistas que traten de realizar algunas elucubraciones pretendiendo
destacar la “importancia” de este evento, sobre la “oportunidad” que se les
brinda a los “emergentes” de este grupo o acerca de la “necesidad de aprovechar”
los encuentros con los jefes de estado de otras naciones para “fortalecer”
vínculos, negocios, acuerdos y otros menesteres, nada ni nadie podrá ocultar
que la mayoría de estas naciones poderosas son competidores desleales de
nuestro país, que nos ponen trabas al comercio, que impiden la entrada de
nuestros productos, que buscan pretextos para impedir nuestras exportaciones y
que con uno de ellos mantenemos hacia 180 años un conflicto por la soberanía
sobre nuestras Islas Malvinas, un tema que la diplomacia macrista no le da el
valor, la relevancia y el papel fundamental de nuestra política exterior y se
ha rendido ante el imperio británico para no reclamar más no solo la soberanía
sino retomar las negociaciones bilaterales para resolver este largo conflicto
irresuelto.
El programa
que necesitan los pueblos del mundo, es el programa pendiente que necesitamos
los países subdesarrollados como lo expuso el Comandante y líder histórico de
la Revolución Cubana, Dr. Fidel Castro cuando dejaba el cargo de Presidente del
Movimiento de Países no Alineados el 7 de marzo de 1983. De estos temas nunca
hablarán los imperios criminales que dirigen ese grupo porque su agenda es
continuar con el saqueo, la guerra y la explotación de todos los trabajadores y
campesinos del mundo. Es un grupo al cual la Argentina no tiene ningún motivo
para estar ahí.
"Y
ese es el mensaje que aporto al cesar en mi condición de Presidente del
Movimiento de los Países No Alineados.
¡Luchar! (APLAUSOS)
Luchar sin descanso por la paz, por mejorar
las relaciones internacionales, por detener la carrera armamentista, por
reducir drásticamente los gastos militares y exigir que una parte considerable
de esos fondos cuantiosos sean dedicados al desarrollo del Tercer Mundo.
Luchar sin tregua por el cese del intercambio
desigual, que deprime los ingresos reales por exportación, descarga sobre
nuestras economías el costo de la inflación generada en los países capitalistas
desarrollados y arruina a nuestros pueblos.
Luchar contra el proteccionismo, que
multiplica las barreras arancelarias y no arancelarias e impide el acceso a los
mercados de nuestras exportaciones de productos básicos y de manufacturas.
Luchar para que la deuda externa sea cancelada
para el gran número de países que no tienen posibilidad real de pagarla, y que
sea aliviada drásticamente la carga de su servicio para aquellos que, bajo
nuevas condiciones, pudieran cumplir sus compromisos.
Luchar por medidas urgentes que detengan o
compensen el deterioro de los ingresos por exportación de los países
subdesarrollados, y otras de asistencia directa para el equilibrio de sus
balanzas de pagos.
Luchar por el establecimiento de un nuevo
sistema monetario y financiero internacional equitativo, estable y universal,
que refleje en sus modalidades de crédito y votación las necesidades de los
distintos grupos y categorías de países, y no el poderío económico de algunos
de sus miembros; capaz de actuar con sentido genuinamente multilateral, y no en
respuesta a las presiones de la banca transnacional y de un grupo de potencias
capitalistas; y que pueda, en fin, responder de manera consecuente con la
magnitud y el carácter estructural y a largo plazo de los problemas de las
balanzas de pagos de los países subdesarrollados.
Luchar por el desarrollo, con ayuda
internacional, de planes para que cada país pueda autoabastecerse al máximo
posible de los alimentos básicos; por buscar inmediata solución al agudo
déficit de alimentos en determinadas regiones del mundo, mediante un importante
flujo proveniente de los grandes excedentes mundiales transferidos en forma de
donaciones, créditos blandos y ventas a precios especiales; por crear
conciencia de la necesidad inevitable —si queremos derrotar el hambre, el
desempleo y subempleo rurales— de profundos cambios socioeconómicos y
estructurales, como la reforma agraria, que posibiliten la adopción de formas
superiores de producción agrícola, y por impulsar, también con la cooperación
internacional, programas contra la erosión, la desertificación, la
deforestación y otras formas de degradación de los suelos, protegiendo además
las fuentes principales de agua en cada país.
Luchar por una industrialización que responda
a nuestros intereses, sea capaz de integrarse al resto de la economía, y
propicie las bases del desarrollo; y por impedir que sean las empresas
transnacionales y la inversión privada extranjera las que controlen, y de hecho
ejecuten, un proceso deformante de industrialización del Tercer Mundo.
Luchar en cada uno de nuestros países por la
adopción de las medidas para el control y limitación de las actividades de las
empresas transnacionales, ejerciendo a plenitud el derecho de soberanía sobre
nuestros recursos, incluido el derecho a la nacionalización.
Luchar resueltamente por una solución estable
y definitiva a las necesidades energéticas del Tercer Mundo, tomando en cuenta,
además del petróleo, la utilización conjunta de otras fuentes de energía
renovables y la cooperación económica internacional indispensable para su desarrollo.
Luchar por asegurar, junto al flujo
imprescindible de sustanciales recursos derivados de la reducción de los gastos
militares y de otras fuentes, un aporte de recursos financieros, tecnológicos y
humanos que coadyuven a la solución de los complejos problemas antes
analizados. Muchos países que no disponen de medios financieros suficientes
—entre ellos un grupo de países subdesarrollados— podrían participar aportando
otros recursos de acuerdo con sus posibilidades, como es la asistencia mediante
el envío de médicos, ingenieros, proyectistas, profesores y otros técnicos, en
forma gratuita o bajo favorables condiciones de pago.
Luchar consecuentemente por un sólido y
coherente movimiento de cooperación entre los países subdesarrollados.
Luchar por el rescate y la aplicación de los
aspectos más positivos de nuestras demandas por un Nuevo Orden Económico
Internacional, combatiendo a quienes intentan mediatizarlas, y continuar
exigiendo un proceso de negociaciones globales que sirva realmente de foro para
la discusión y la búsqueda de soluciones a nuestros acuciantes problemas.
Luchar por llevar a la conciencia de todos los
Estados del Tercer Mundo la necesidad de promover los cambios estructurales
internos indispensables y las medidas encaminadas a elevar el nivel de vida de
la población, que forman parte inseparable de todo genuino proceso de
desarrollo, particularmente aquellas relacionadas con la redistribución del
ingreso, la generación de empleo, la salud, la vivienda y la educación.
Luchar con urgencia por enfrentar la crítica
situación actual de la salud en el Tercer Mundo, mediante la masiva
movilización de recursos financieros y humanos nacionales e internacionales que
tal empresa necesita.
Luchar con firmeza, y con la indispensable
ayuda internacional, por desarrollar programas contra el analfabetismo, por la
escolarización de todos los niños, por la elevación de los niveles de
enseñanza, por la formación masiva de técnicos y personal calificado, por el
acceso de nuestros pueblos a la enseñanza universitaria y por el desarrollo de
las ricas y centenarias potencialidades de las culturas de nuestros pueblos,
combatiendo toda forma de dependencia o colonialismo cultural, o deformación de
nuestras culturas.
Luchar por elevar el prestigio, la autoridad y
el papel de las Naciones Unidas y sus agencias especializadas; brindarles
nuestro sólido y ampliamente mayoritario apoyo en la lucha por la paz y la
seguridad de todos los pueblos, por un orden internacional justo y por la
solución al trágico problema del subdesarrollo que afecta a la inmensa mayoría
de los países. La existencia de una organización como las Naciones Unidas, con
solidez, influencia y poder crecientes, es cada vez más indispensable al futuro
del mundo.
Luchar tesoneramente por la unidad más estrecha
del Movimiento de los Países No Alineados y de todos los Estados del Tercer
Mundo (APLAUSOS). No permitir que nada ni nadie nos divida. Solucionar mediante
negociaciones y fórmulas políticas los problemas que en ocasiones enfrentan a
algunos de nuestros países. Formemos un haz indestructible de pueblos para
exigir nuestras nobles aspiraciones, nuestros legítimos intereses, nuestro
derecho irrenunciable a sobrevivir, como países del Tercer Mundo y como parte
inseparable de la humanidad.
No ha sido nunca la resignada sumisión ni el
derrotismo ante las dificultades lo que nos ha caracterizado. Hemos sabido
enfrentar con sentido unitario, firmeza y decisión, complejas y difíciles
situaciones en estos últimos años. Juntos nos hemos esforzado, juntos hemos luchado,
y juntos hemos obtenido victorias. Con ese mismo espíritu y determinación,
debemos estar dispuestos a librar la más colosal, justa, digna y necesaria
batalla por la vida y el porvenir de nuestros pueblos."
Muchas gracias.
(OVACION).