LA BANDERA ROJA UMPLE 100 AÑOS
Por Sergio Daniel Aronas – 8 de abril
de 2018-04-08
Estos aniversarios son poco
recordados, casi diríamos completamente
olvidados de la historia política de los últimos 30 años, especialmente a
partir del derrumbe del Muro de Berlín con su peor consecuencia que fue la
reunificación alemana y la desaparición geográfica, jurídica y política de la
República Democrática Alemana (RDA), que aquí será recordada con gloriosa
memoria.
Hace 100 años, el 8 abril de 1918, la
bandera roja de la hoz y el martillo. se convirtió oficialmente en la bandera
estatal de la Rusia Soviética, nación que recién el 30 de diciembre de 1922 se
constituiría como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En la reunión de la mesa del Comité
Ejecutivo Central ruso de los Consejos de Trabajadores, Campesinos y Diputados
cosacos, al presidente de la mesa Jakov Sverdlovsk, se le pidió que hiciera un
modelo de "nuestra bandera nacional". El diseño final fue obra del
artista moscovita Yevgueni Kamzolkin. En el verano de 1918, en el marco del V
Congreso de los Soviets, se aprobó oficialmente y por unanimidad este símbolo.
El rojo soviético se convirtió en un símbolo de la unión y la justicia, símbolo
de la voluntad y el poder del primer estado de obreros y campesinos; la hoz y
el martillo el emblema de la unión obrera y campesina como las dos clases
laboriosas más importantes de la naciente Rusia revolucionaria; expresión vital
de los lazos indestructibles de los trabajadores que por primera vez en la
historia de la humanidad tomaron el poder político, económico y militar dirigidos
por el Partido Comunista.
Esa bandera fue la que inmortalizó la
gran victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi al ser izada en mayo
de 1945 en lo más alto de las ruinas del Reischtag, momento decisivo en la
historia que marcó el momento más alto del poderío soviético en el mundo.
Esa bandera es la que todos los 9 de
mayo inicia el Gran Desfile de la Victoria para el recuerdo de las nuevas
generaciones de la proeza extraordinaria que realizaron todos los pueblos
soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial y que es también una advertencia
temible a los lunáticos imperialistas que ni les ocurra poner en marcha nuevas
aventuras cuyos resultados sería catastróficos para los agresores militaristas
del imperio capitalista mundial.