EL DISCURSO DE MACRI EN LA
ASAMBLEA LEGISLATIVA
Por Sergio Daniel Aronas – 10
de marzo de 2018
Como
todos los años y a partir de la reforma Constitucional de 1994, el presidente
de la Nación inaugura el período de sesiones anuales del Congreso del correspondiente
año que termina el 30 de septiembre. Ahí las dos Cámaras, la de diputados y
senadores, escuchan el discurso del Jefe de Estado en que presenta el informe
de su gestión, el balance de los objetivos y planes cumplidos o no, traza el
panorama actual y da a conocer los planes futuros de gobierno. Todo está está
muy bien y muy lindo si nos tuviésemos un gobierno auténticamente popular, con
una amplia base de masas y que ponga en acción planes para resolver los
problemas que afectan al pueblo. En la Argentina esto no sucede porque nos
gobierna un señor que representa a los intereses de los monopolios y de la
clase capitalista en su conjunto.
El
presidente de la Argentina, Mauricio “Marioneta” Macri se presentó ante la
Asamblea Legislativa este 1º de marzo donde habló en la Asamblea Legislativa
para decir todo tipo de formulaciones de su gestión que los hechos de la vida
diaria demuelen esa imagen idílica de su nefasto gobierno: “que estamos en el
país de las maravillas”, “que vivimos en la prosperidad”, “que el país está
creciendo”; ”que la inflación está bajando”; “que volvimos al mundo para no
volver al pasado”; “que se viene una era de felicidad para todos”; “que bajó la
pobreza y el desempleo”. Y sobre todo su caballito de batalla: “que la Argentina
es un país creíble, confiable” y como dicen ahora que tiene “previsibilidad” y
que gracias a su gestión “llueven las inversiones”. Si estamos tan bien como
piensa en su nube tóxica ¿porque te grita todo el país hasta en los programas
de televisión: MAURICO MACRI, LA PUTA QUE TE PARIÓ?
El
espantoso discurso en la Asamblea Legislativa de Macri y la presentación de un
panorama económico y social que solo puede ser visto y concebido por quienes
viven en una nube galáctica que no reconoce las profundas dimensiones de la
crisis que están provocando sus planes en el conjunto del pueblo y que solo
favorecen a los dueños de la Argentina, no pueden ocultar el papel determinante
que juega en la política oficial los intentos por crear supuestamente una
“sociedad de prosperidad para todos” con sus efectos devastadores en cada
rincón de la República. Es así como se les derrumba como un castillo de naipes los
aspectos centrales de sus objetivos que están forman un “cuadrado mágico” de su
economía política que tanto difunden los medios y defensores del mundo del
capital. Ese cuadrado está integrado por el alto nivel de empleo, el rápido
ritmo de crecimiento económico, la estabilidad de los precios y el equilibrio
de las cuentas exteriores.
En
el desempleo, por más que la acrobacia de la estimación del cálculo de la
medición de los indicadores y variables económicas, intente mostrar una leve
reducción, la lista de conflictos gremiales en las
grandes empresas que amenazan con cierres en toda la Argentina y los despidos
que se produjeron en lo que va de este primer trimestre del año ha sido tan
grande que es una situación de tal gravedad que la medición oficial no asume,
no registra ni la toma en cuenta porque es poco creíble que pueda hablarse de
un aumento del empleo o disminución de la desocupación. El INDEC, el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censoa, es decir, el ente nacional encargado de
medir toda la información sobre los números de la economía tanto de la
producción, como del empleo, salarios, deuda externa, PBI, balance de pagos,
pobreza, etc., quiere presentar el nuevo cuadro del frente laboral -que la
economía política burguesa llama "mercado de trabajo"- como un
"éxito" de la política económica y social del gobierno. Habría que
medir la tasa de plusvalía en las principales ramas productivas para darse
cuenta del grado de explotación de la fuerza de trabajo en nuestro país. Es el
mejor indicador para derribar la suprema belleza del modo de producción
capitalista,
Sobre le crecimiento de la economía, la gestión macrista
ha sido paupérrima y ni siquiera llegó ni a la mitad de los registros de los
primeros dos años de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Los
números de las estadísticas tiene la increíble virtud de ser analizados según
los intereses que se defienden y más en la ciencia económica donde mejor se
reflejan las contradicciones irreconciliables del modo de producción
capitalista. Si en 2016 el PBI cayó el -1,8%, la economía burguesa celebra que
el año siguiente con una tasa del 2,9% de crecimiento afirmen que “alcanzó” a
compensar la disminución del año anterior, agregando que fue el “más alto”
desde 2011. Pero no se molestan en comparar esos dos primeros años de Cristina
Fernández cuando en 2007 el PBI creció el 8,7% y en 2008 avanzó un 6,8%.
La estabilidad de los precios es otra de las grandes
mentiras de este gobierno, aunque ellos reconocen la problemática de la
inflación, el responsable de combatirla, el Ministro de Hacienda, ese que tiene
toda su riqueza en bancos extranjeros y por el que fue denunciado, afirma no
tener herramientas para frenar el proceso inflacionario. Si bien la medición
refleja una disminución en el 2017 respecto a 2016, nada hace prever que la
proyección de este año sea la calculada por el gobierno en el 15%. Los
tarifazos, los aumentos de los servicios públicos, los aumentos de precios de
las grandes empresas oligopólicas y monopólicas apoyadas por este estado
burgues-empresario, coadyuvan a que la inflación se sostenga en el tiempo. Y no
pueden echarle la culpa a los aumentos salariales la principal causa de la
inflación porque precisamente se trata de obligar a los sindicatos para que
negocien magros incrementos de sueldos, de modo que la pérdida del poder de
compra de los ingresos de los trabajadores continúa en el tobogán. Al gobierno
esto no lo importa, solo le interesa el menor aumento de sueldo posible, lo
cual significa mayores beneficios a la clase capitalista.
Por último, las cuentas exteriores de la Argentina de
Macri evidencian un desbarajuste que alarma a los propios economistas burgueses
porque que esta gente se preocupe del excesivo endeudamiento de las cuentas
públicas, cuando toda la vida fueron partidarios de la emisión de deuda o de
pedir créditos tanto a la banca comercial como a las instituciones financieras,
es un claro indicio de que el peligro de un estallido o crisis de la deuda es
posible y si esto no sucede es porque la Argentina está atada de un hilo muy
delgado a las potencias del G-20 que tratan de sostenerla como pueden y porque
la política de Macri de favorecer a las grandes multinacionales es un poderoso
factor que actúa como acicate para seguir aprovechando de las ventajas que la
actual administración le da a los grandes capitalistas y a los mal llamados “inversionistas”
internacionales, a lo que solo les importa el estado de sus tasas de ganancias.
Además de la deuda, el creciente déficit comercial por la enorme proliferación
de mercancías provenientes del exterior, es decir, en una avalancha
importadora, ha provocado el cierre de muchas empresas, el despido de
trabajadores, el aumento del desempleo y ante esta situación varias empresas
fabricantes, deciden cambiar sus orientaciones estratégicas de sus negocios
para convertirse en importadoras de los artículos que antes fabricaban para
armarlos; otras directamente importan el producto entero y lo venden al mercado
interno. ¿Cómo le responde el gobierno? Les dice a estos empresarios
industriales, muchos de ellos, pequeños y medianos, “que dejen de llorar”. En
cambio, con los terratenientes, los verdaderos llorones de siempre, el gobierno
les brinda apoyo, créditos baratos y a plazos más extensos, los beneficia con
exenciones impositivas, con moratorias y toda una batería de medidas que
fortalecen la alianza fundamental del gobierno empresario de Macri con los
grandes productos agrícolas y ganaderos, hoy afectados por una fuerte sequía,
sobre la cual, solo esgrimen como argumento a los factores climáticos. Nadie se
atreve a cuestionar el modelo productivo de la soja transgénica a base de la
siembra directa, del agrotóxico asesino del glifosato y la deforestación de los
campos.
Las cuentas externas estallan por los aires cuando se
analiza la fuga de capitales, los depósitos en cuentas de bancos en países
extranjeros y la composición de la deuda externa que ya supera los 300 mil
millones de dólares, Este es el problema más crucial que enfrenta la economía
argentina y la única manera de terminar con la cuestión de la deuda perpetua es
repudiarla, una decisión que nadie se atreve a tomar y que sin embargo, toda la
legislación y la jurisprudencia del derecho internacional público nos favorece
y está de nuestro lado porque veremos si los banqueros imperialistas pueden probar
la licitud y legitimidad de los créditos otorgados. Además la justicia argentina
tiene un fallo histórico del año 2000 que demuestra el entramado,
entrelazamiento y los negociados que llevaron al endeudamiento exponencial de
la Argentina.
Nada
de esto sucede y es evidente el desastre al que están llevando a nuestro país
el gobierno actual porque con todas las medidas que toman para fortalecer la
posición del dólar en “los mercados” (con el fin de mejorar la situación
financiera de los llorones del campo y los exportadores) no hace más que recaer
todo el peso de la crisis sobre los salarios de los trabajadores.
De
ahí la enorme confrontación que se viene dando por aumentar nuestros salarios
frente a la clasista posición de Macri de no dar ninguna tipo de aumento
conforme a la caída que se ha registrado en su poder de compra desde el 10 de
diciembre de 2015 cuando asumió la presidencia y empezó el drama de millones de
argentinos.
Mientras
la bestia de Macri hablaba que "lo peor ya pasó", en el Ministerio de
Hacienda de la Nación despedían a 150 empleados con sueldo de $20.000 que al
mes le reportaba un gasto de $3.000.000. Sin embargo, nombran a 75 energúmenos
que no llevan a los 30 años de edad que son tropa propia del gobierno que no
saben ni leer ni escribir con salarios de $80.000, que al mes el Ministerio
deberá pagarles $6.000.000. Son unos genios. Una magistral y creativa forma de
bajar el gasto público. Lo peor se está viviendo. Y lo escribo de muy buena y
fidedigna fuente.
La
parte más increíblemente grave, ya sea por error, por desconocimiento o por
creerse estar viviendo en el paraíso y el reino de la abundancia, Macri inventó
una teoría que haría temblar a Adam Smith en su tumba: enumerando una serie de
factores de la economía bajo su conducción que nunca se dieron, terminó
afirmando que “ese crecimiento invisible se dio”. Una frase para la historia de
la infamia, Una más para su administración fraudulenta.
Podemos
dar algunos ejemplos del “crecimiento invisible” que tanto entusiasma a Macri,
a su gobierno y partidarios, sobre todo de los medios de comunicación, que
inventan todo tipo de falacias para justificar los desastres de este gobierno:
1) Los depósitos en paraísos fiscales
2) El endeudamiento público
3) Los millones de dólares que tienen guardados los exportadores
4) Los millones de dólares que se fugan al extranjero
5) La extranjerización de la economía argentina
6) Los miles de despidos que Macri y su pandilla no registran.
7) Los cierres de empresas de todas las actividades.
8) El robo descarado a los jubilados y pensionados. La mayor vergüenza de este gobierno.
9)
La corrupción de los funcionarios del gobierno, empezando por el mismo
presidente.
10) Las multimillonarias ganancias de los bancos por los negocios financieros
11)
La fabulosa transferencia de ingresos de la clase trabajadora a la clase
capitalista.
12)
Los campos inundados e intoxicados con el glifosato de la empresa criminal de
Monsanto-
Pero
hay un crecimiento muy visible, muy palpable y muy sentido que es la bronca
masiva en el pueblo argentino, hecho irrebatible que se manifiesta, por el
momento, en el cantito que recorre todo el país con el merecido insulto al
presidente porque muchos de a poco se van dando cuenta de qué clase de gente
nos está gobernando, qué intereses de clase defiende y adónde conduce. Si
tuviéramos otro tipo de consciencia política, otro tipo de organizaciones populares,
otro tipo de conducciones sindicales y de unidad entre las decenas de partidos de
izquierda y de los trabajadores, esta gente multimillonaria jamás hubiera
llegado a gobernar a la Argentina-.
Ahí
está una de las consecuencias más notables que dejó la dictadura
militar-empresaria: la destrucción de toda una generación de cuadros militantes
y revolucionarios venidos de distintas formaciones políticas y experiencias que
se empezó a forjar desde la resistencia al golpe de 1955, alcanzando en el
Cordobazo de 1969 el mayor nivel de unidad y combatividad llamando a la lucha
por una “patria socialista”. Este vacío generacional aun se siente en la
Argentina por la forma de votar y por quienes hoy dirigen el proceso político
en nuestro país.