LA SEGUNDA GUERRA DE RUSIA CONTRA CHECHENIA
Sergio Daniel Aronas - 09 de octubre de 1999
Nota: Publico este
artículo de investigación que tenía guardado y comparto con todos los lectores
del blog sobre las circunstancias que motivaron la segunda guerra de Chechenia
lanzada por Vladimir Putin en octubre de 1999 en el marco de una serie de atentados que llegaron hasta la capital Moscú y que tuvo como trasfondo de los hecho la transformación de la ex Unión Soviética en la Rusia capitalista. Todo el proceso que llevó al derrumbamiento de la URSS no solo fue el gran objetivo deseado y cumplido por el imperialismo de los Estados Unidos sino que también contribuyó a su liquidación la propia dirigencia soviética corrompida hasta la médula vendiendo sus poderosas riquezas económica como el petróleo, oro, diamantes, platino, uranio, secretos científicos y militares.
Las claves del conflicto
·
Confrontación
por los recursos energéticos de la región
·
La
región del Cáucaso es la llave maestra a la industria petrolera, petroquímica,
gasífera y del aluminio.
·
Chechenia
aspira mediante la independencia a fundar un estado islámico sunnita.
·
Se
observa una lucha entre la maffia rusa y la chechena por el control de los recursos financieras de los negocios
ilegales.
·
Es una disputa por intereses personales de los actores
en pugna para encubrir sus delitos en el tráfico de armas, las drogas y el
crimen organizado
I. Las invasiones bárbaras
rusas
Otra vez, como en 1994, el ejército ruso –el
hambriento de todos los pueblos- se ha lanzado a una nueva aventura bélica
sobre un pequeño país que proclama su independencia de Moscú. En esta
oportunidad, Rusia se propone desplegar una ofensiva más violenta, más agresiva
y más devastadora al poner en movimiento una infernal maquinaria de guerra,
combinando aviones, artillería, morteros, cañones, divisiones especiales para
la lucha montañosa, tanques de todo tipo, una utilización desaforada de los
bombardeos masivos por saturación, con el objeto de mantener bajo su égida un
territorio con muchas riquezas y recursos económicos muy importantes. Seguramente
las fuerzas armadas rusas comprometidas en esta ofensiva, sacando las
necesarias experiencias y enseñanzas del choque anterior, aplicarán una táctica
de largo alcance de devastación, de tierra arrasada y de terror generalizado
con el fin de desmoralizar y paralizar la resistencia chechena, quienes en
combatividad han demostrado una tenacidad suprema y veremos si podrán resistir
esta dura campaña de invierno. Este no es un detalle menor ya que
históricamente el ejército ruso ha combatido con gran ferocidad en el frío polar
a temperaturas a nivel del punto de congelamiento y cuyos ejemplos más
conocidos son los estragos que le provocó al ejército de Napoleón durante su
retirada de Rusia en 1812 y especialmente la guerra contra la Alemania nazi
entre 1941 y 1945 en las terribles batallas de Moscú y Stalingrado.
Precisamente en la época soviética, el mariscal Budionny decía que el frío, la
nieve y el barro eran los mejores terrenos para el entrenamiento y preparación
militar del soldado. Ahora, la cuestión a dilucidar es quien soportará más y
mejor esta guerra salvaje donde se ve a un ejército ruso sediento de venganza
pero con baja moral combativa y una resistencia chechena dispuesta a defenderse
con todo lo poco que tiene y con tácticas de guerrillas que tanto daño le proporcionaron
los afganos durante la ocupación soviética entre 1979 y 1989 y que en la
primera guerra de Chechenia obligó a Rusia a retirarse derrotado.
II. Carácter y esencia de
esta guerra
Lo primero que debemos decir es que esta guerra
absurda y monstruosamente sangrienta es totalmente desproporcionada, de la que
únicamente serán derrotados el estado ruso y su ejército por mucho que logren
dominar y conquistar a la república chechena, por los recursos que se
despilfarrarán, por los miles de muertos que ocasionará, por los nuevos
desplazamientos de refugiados, por las destrucciones de infraestructura que
producirán los ataques, por las calamidades y crueldades que toda guerra genera
y que profundizará el odio ancestral de este particular grupo étnico del
Cáucaso hacia los rusos y que su alcohólico presidente Boris Yeltsin y sus
secuaces quieren tomársela como una venganza y revancha particular de la paliza
que recibieron en el enfrentamiento anterior.
La movilización de las tropas rusas al Cáucaso
constituye el más grande despliegue militar desde la invasión a Afganistán en
los últimos días de diciembre de 1979 y al igual que en aquel conflicto, mostró
las profundas disidencias y divisiones entre sus impulsores y detractores, es
decir, las diferencias entre el poder político y el poder militar. Pero en las
condiciones de la guerra de Chechenia las rivalidades y las opiniones
contrarias a la aventura militarista del Kremlin llegaron a niveles
imprevistos.
En la guerra de 1994, el ejército ruso llegaba a la
contienda con una oficialidad mal pagada, mal equipada, con problemas de
vivienda, se seguridad, de reconocimiento y sin ideales por los cuales luchar
ya que de ser considerado un ejército libertador de pueblos como se jactaban,
ahora debían cumplir con el triste papel de tropa invasora y conquistadora en
su propio territorio contra una nación que desafió proclamar unilateralmente su
independencia en 1992. Muchos mariscales y generales comandantes de tropa como
el jefe de la división de élite Kantimirov con base en las afueras de Moscú, el
viceministro de Defensa general Boris Gramov, el general Alexander Lebed,
comandante del 14º Ejército con sede en la región de Moldavia, presentaron su
renuncia ante la inminente invasión porque afirmaban que no estaban en
condiciones de ir a un enfrentamiento sin la preparación adecuada y acusaron al
Ministro de Defensa, Pavel Grachov (el último jefe soviético en Afganistán y
que fue el último en retirarse en abril de 1988) y al ex jefe del grupo
occidental de tropas, Matvei Burlakov de corrupción y aventurerismo. Fue
patético ver a las mujeres chechenas que salieron a cortar una carretera por la
que avanzaba una división de tanques rusos rogándoles que no atacaran. Y la
guerra estalló cuando el 11 de diciembre de 1994 los tanques cruzaron la
frontera y entraron al territorio checheno. En esa operación espantosa (basta
con ver las imágenes de las destrucciones causadas por la aviación rusa) la
infantería invasora estaba compuesta no por tropas de élite sino por soldados
conscriptos sin ninguna experiencia de combate en la que fue una guerra de
desobediencias ya que muchos comandantes rusos se negaban a cumplir las órdenes
de sus superiores y cada uno hizo la guerra por su cuenta con los resultados
conocidos.
III. Causas económicas de
la guerra
¿Cuál es la
base económica de esta infausta guerra?. El territorio checheno está situado en
la parte oriental del Cáucaso ocupando una superficie de 15.000 km² con una
población de casi 1.200.000 habitantes cuyos límites fronterizos son: con
Rusia, al sudoeste; con el territorio de Stavrapol al noroeste; con la
república de Daguestán al este y nordeste; con Georgia al Sur y por el oeste
con la república de Ingushetia y está enclavada en el sector septentrional de
la cordillera del Gran Cáucaso y al norte de la llanura del río Terek con cuyos
afluentes bañan todo el territorio. Desde el punto de vista étnico, la región
del Cáucaso en general y Chechenia en particular, es una de las áreas más
complejas del mundo por la diversidad de lenguas y pueblos que la habitan, ya
que albergan a más de cincuenta tipos distintos. Una de las causas por que
existen tantos grupos diversos es que históricamente, el Cáucaso sirvió de
asilo de las tribus que fueron rechazadas de las llanuras y de aquellos que
fueron perseguidos. Por ese motivo, los geógrafos árabes en la antigüedad y con
la perspicacia que tenían para caracterizar a los pueblos que iban conquistando
y conociendo, llamaban al sistema del Cáucaso como la "montaña de las
lenguas".
Las estribaciones del sistema montañoso caucásico
constituyen una de las zonas más ricas en petróleo, el principal producto de
exportación de Rusia. Además, las plantas industriales de la región producen
equipamientos para campos petrolíferos, petróleo refinado y productos químicos.
Importantes líneas férreas unen Chechenia con el mar Caspio al este y con el
mar Negro al oeste y al contar con oleoductos y gasoductos atraviesan toda la
república, la convierte en una zona muy apreciada por los dirigentes rusos. Las
industrias manufactureras tienen una alta incidencia en la actividad económica
de la región donde se distinguen como las más importantes la de materiales de
construcción, alimentos envasados, productos madereros y la industria del
aluminio. Esta última ocupa un papel preponderante en el valor total de las
exportaciones rusas y una de las causas de la primera guerra de 1994 fue el
intento de renacionalizar este sector frente a la fuerte oposición de las
autoridades chechenas que la habían
privatizado en forma fraudulenta, de acuerdo con documentación en manos
de las autoridades rusas, a la Trans-CIS Commodities Ltd., cuya casa matriz
está en Montecarlo y a la Trans World Metal Ltd., con sede en Londres.
Desde la disolución de la URSS, Chechenia se convirtió
en una zona franca, es decir, una especie de paraíso fiscal para los negocios
sobre cuya base surgió su mafia criminal desarrollando actividades ilegales en
Moscú y otras ciudades rusas y que chocó con la propia mafia rusa que las
llevaron a una colisión inevitable. Tras la pantalla de la independencia de la
república rebelde, está la lucha por el control de los negocios y los recursos
financieros que se mueven en la región. Recordemos que durante la guerra de
1994-96 el primer objetivo que destruyeron los aviones rusos fue el Banco
Nacional y el Ministerio de Finanzas chechenos. Para Rusia la región del
Cáucaso representa por su ubicación estratégica lo que para Estados Unidos
significa la zona del canal de Panamá y el mar Caribe y lo que en su momento
para Alemania fue el corredor del Danzig.
En todo el secreto que se esconde en el
desencadenamiento de esta guerra está la mano invisible de la OTAN y de los
Estados Unidos, cuyo Congreso en 1997 proclamó la región del Cáucaso como
"zona de los intereses vitales norteamericanos" porque el interés y
el objetivo del imperio norteamericano consisten en desmembrar a Rusia de los
territorios caucásicos, ricos en recursos energéticos ya que son muy necesarios
para el funcionamiento del capitalismo estadounidense muy habituado a consumir
más de lo produce. Los Estados Unidos necesitan la independencia de Chechenia
para que sus empresas se hagan cargo de los yacimientos de petróleo,
De ahí que esta guerra sea, sin dudas, una guerra petrolera donde el
ejército ruso, empecinado en exterminar a los chechenos por todos los medios
violentos disponibles, se presenta como defensor de sus intereses estratégicos
que explotan el petróleo del mar Caspio en contra de la voluntad de la
república de Chechenia, porque para Rusia la participación de importantes
petroleras anglonorteamericanas que explotan los yacimientos petrolíferos y
gasíferos son una manera de abolir su soberanía en la región y consolidar el
proceso de restauración capitalista desde el derrumbe de diciembre de 1991,
convocando al capital extranjero, privatizar las empresas estatales sobre las
que las nuevas compañías se quedarán con el botín de una región en la que
quedará llena de sangre. La historia del imperialismo está plagada de guerras
por el petróleo en las cuales se matan los países que se disputan los recursos
y nunca quienes la provocan y se quedarán con el negocio.
No debemos olvidar que los acontecimientos que
precipitaron la intervención militar rusa fue el choque con guerrilleros del
Daguestán, armados y entrenados por Estados Unidos, como forma de sostener a
sus multinacionales que transportan el petróleo del mar Caspio.
Chechenia,
es una república autónoma ubicada geográficamente en medio de la red de
oleoductos a través de la cual transita el petróleo del mar Caspio y de Siberia
occidental hacia la terminal petrolera de Novorossisk en el mar Negro.
IV. Historia de las
relaciones rusas y chechenas
Durante la Segunda Guerra Mundial en el Cáucaso se
desarrollaron algunas de las batallas
más grandes, sangrientas y terribles que se tenga memoria y que el alto mando
alemán calificó con la conquista de este sector como el puntal de
la economía de guerra. El mariscal soviético Semión Timoshenko afirmaba
en 1942 que "lo único que importa es el petróleo" y que por lo tanto
debemos "evitar que los alemanes penetren en el Cáucaso, en espera del
momento en que la escasez del petróleo comience a debilitar a Alemania".
Hoy el teatro de operaciones es el mismo pero con protagonistas diferentes y un
marco político nacional e internacional completamente distinto.
Las causas históricas
de esta guerra deben buscarse en que los chechenos nunca quisieron ser
dominados por Rusia ni en la época de los zares ni tampoco bajo el empuje de la
revolución de Octubre. En la guerra civil desatada por la invasión de los
ejércitos de 14 países para aplastar a la naciente revolución socialista
encabezada por Lenin y el partido bolchevique entre 1918 y 1920 se enfrentaron
con el ejército rojo, con los cosacos y el ejército blanco. Las complicadas
relaciones siguieron su curso violento porque el gobierno bolchevique impuso
una nueva distribución geográfica en la región de acuerdo con criterios
étnicos, impuso la colectivización forzosa y limitó las prácticas religiosas a
una población ampliamente musulmana sunnita. El Islam fue la fuente que les ha
permitido mantener su identidad nacional, su fuerza espiritual y sostener la
resistencia a los gobiernos rusos.
En 1934 el poder soviético crea el Oblast Autónomo
Checheno-Ingush y más tarde en 1936 la proclamó como república autónoma. Al
estallar la Segunda Guerra Mundial, los chechenos se negaron a prestar
colaboración con el Ejército Rojo en una de las batallas más importantes por el
control de los yacimientos petrolíferos de Mozdok, al norte cerca de Grozni
entre agosto y septiembre de 1942. Es más, fueron acusados de ayudar a los
nazis, motivo por el cual 400.000 chechenos fueron deportados al Asia Central
bajo el cargo de colaboracionismo con los invasores nazis. Como consecuencia de
ello, la república fue abolida y recién fue reestablecida en 1957 cuando Stalin
ya había muerto y mediante decreto de Nikita Khrushchov. No sería aventurado
afirmar que el ensañamiento contra los chechenios tenga por causa su
colaboración con los fascistas alemanes, de modo que esta guerra les sirve al
gobierno ruso para tomarse revancha y darles “su merecido” escarmiento.
V. Razones políticas de
una guerra interminable
Las causas políticas se
vinculan a los deseos de los chechenos de ser totalmente independientes de Moscú y proclamar su propia
república sin intervención externa de ninguna especie. Chechenia es para el
gobierno ruso el centro del fundamentalismo islámico que pretende instaurar
repúblicas a imagen y semejanza del régimen existente en la República Islámica
de Irán en la región caucásica y también es considerado foco del terrorismo que
desafía al poder central de Moscú. Para Rusia la pérdida de Chechenia puede
significar la pérdida de importantes centros de hidrocarburos y ricas tierras
en minerales. Pero también le viene como anillo al dedo para desviar la
atención de la opinión pública frente a la tremenda corrupción administrativa,
al despilfarro de los recursos económicos ocurridos durante la presidencia de
Yeltsin, el desguace del aparato del estado, la destrucción del complejo
militar-industrial, y sus fuerzas armadas, ya que la implantación del capitalismo
salvaje ha desarticulado toda la base material sobre la que descansaba el
poderío económico y político de este país no solamente en Europa sino en el
ámbito mundial, como la única superpotencia capaz de enfrentarse a los Estados
Unidos competir y superarlos en todos los indicadores socioeconómicos.
Sin embargo, hoy Rusia se ha convertido en uno de los
tantos países más del vapuleado Tercer Mundo, hundido en una miseria y en una
caída sin parangón de su producto bruto
interno que en diez años se redujo en un 50%. Fueron saqueadas sus riquezas por
un valor superior a los 300.000 millones de dólares que fueron a parar a las
arcas de los grandes bancos de Estados Unidos y Europa que se beneficiaron con
la economía fascista del mercado capitalista. Desapareció la industria
aerospacial rusa que fue durante décadas el orgullo del país y base de su
poderío tecnológico altamente calificado y avanzado. Faltando pocos meses para
las elecciones y donde en caso de ser vencidos Yeltsin, sus ministros y toda la
progenie que a su lado se hicieron multimillonarios, pueden ser juzgados y
condenados a prisión, el ataque a Chechenia puede servirles de pretexto para
suspenderlas por el estado de guerra en que se encuentran y no sería
descabellado pensar que intente cerrar el Congreso de Diputados para evitar las
duras críticas de la oposición política que rechazan la guerra e implantar una
censura total que haga imposible seguir los acontecimientos bélicos.
De ahí la definición de hambriento de todos los
pueblos, por la “necesidad” de reconstruir en Rusia su desprestigiado orgullo
militar y que esta guerra –supuestamente- debería recuperar. De modo tal que
puedan presentarse ante el mundo como un país bélicamente poderoso, con un
ejército con reservas considerables capaces de combatir en cualquier clase de
terreno y bajo cualquier tipo de circunstancias. En
consecuencia, esta guerra es para los
mariscales rusos un buen motivo para demostrar que Rusia sigue siendo una gran
potencia militar. Por todo ello, el ejército ruso y sus altos mandos se
comportan tanto en su táctica como en su estrategia al mejor estilo de Hitler,
para quien en el arte y desarrollo de la guerra lo que importa siempre no es el
derecho sino la victoria.
VI. Conclusión
Si en la guerra de 1994 el ejército ruso tuvo que
retirarse lastimosamente mordiendo el polvo de la derrota, en esta oportunidad seguro
que van a triunfar: van a tomar la capital, implantar un gobierno de mano dura
y cuando el desenvolvimiento de las acontecimientos lo permitan pondrán en
funciones a un gobierno checheno pro ruso y que gobernará bajo la atenta
vigilia del ejército y gobierno ruso. En la primera guerra en Chechenia
murieron 100.000 personas entre combatientes y población civil, decenas de
miles de heridos, horrores que vuelven a repetirse en escala superlativa en
esta nueva contienda con un costo terrible de muertos, heridos, mutilados, de
familias destruidas y sobre todo quedarán las ruinas de las ciudades sometidas
a los bombardeos, los miles de refugiados, el hambre y las enfermedades.
El pueblo ruso ya está harto de tantas guerras que a
lo largo de este terrible siglo XX les ha costado la muerte a más de 40 millones
de sus habitantes: la guerra con Japón en 1904-1905, la primera guerra mundial
de 1914-1918, la guerra civil de 1918-1920, contra las catorce potencias
invasoras que quisieron derrocar a la revolución bolchevique; la guerra contra
Polonia en 1920, la guerra contra el Japón en 1938, la Gran Guerra Patria de
1941-1945, contra la Alemania nazi; la guerra en Afganistán de 1979-1988 y
ahora las guerras contra Chechenia, en 1994-1996 y la de 1999 y cuyo final
nadie puede prever cuando sucederá. Lindo fin del milenio le tocan a los rusos
y a las otras repúblicas. Si se lee el libro de Henry Noel Brailsford, “La guerra del acero y del oro”,
publicado en 1914 podrán encontrarse algunas respuestas sobre esta guerra:
"Admitamos a la vez que la guerra es una locura desde el punto de vista de
los intereses nacionales, pero puede ser perfectamente racional desde el punto
de vista de una clase gobernante poco numerosa pero poderosa. Los imperialistas
actuales no dirigen su mirada hacia un lugar bajo el sol. Aspiran a encontrar
nuevos países para explotar, regiones prometedoras con minas intactas, campos
incultos, ciudades sin bancos, caminos sin vías férreas. Estas son las
oportunidades que ambicionan. Les gustaría tenerlas sin lucha, pues no desean
la guerra. Su ideal es cercarlas como una esfera de intereses económicos dentro
del cual volcar sus capitales en forma de monopolios nacionales" ¿Qué hará
Europa, Estados Unidos y la OTAN? Seguro que nada. O quizás vuelvan a aplicar
la doctrina de Truman cuando éste era senador: "Si vemos que gana
Alemania, deberemos ayudar a Rusia, y si gana Rusia, deberemos ayudar a
Alemania. Y de este modo, que se maten lo más que puedan." Hoy sería así:
Si gana Rusia ayudaremos a Chechenia y si gana Chechenia ayudaremos a Rusia. Lo
importante, después de todo, no son los muertos, sino que la región siga siendo
un poderoso y gigantesco campo para los lucrativos negocios del insaciable
capitalismo, pese al desastre financiero de 1998 que arrasó a Rusia.