El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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domingo, 17 de septiembre de 2017

LA SEGUNDA GUERRA DE RUSIA CONTRA CHECHENIA

Sergio Daniel Aronas - 09 de octubre de 1999

Nota: Publico este artículo de investigación que tenía guardado y comparto con todos los lectores del blog sobre las circunstancias que motivaron la segunda guerra de Chechenia lanzada por Vladimir Putin en octubre de 1999 en el marco de una serie de atentados que llegaron hasta la capital Moscú y que tuvo como trasfondo de los hecho la transformación de la ex Unión Soviética en la Rusia capitalista. Todo el proceso que llevó al derrumbamiento de la URSS no solo fue el gran objetivo deseado y cumplido por el imperialismo de los Estados Unidos sino que también contribuyó a su liquidación la propia dirigencia soviética corrompida hasta la médula vendiendo sus poderosas riquezas económica como el petróleo, oro, diamantes, platino, uranio, secretos científicos y militares.  

Las claves del conflicto

·         Confrontación por los recursos energéticos de la región
·         La región del Cáucaso es la llave maestra a la industria petrolera, petroquímica, gasífera y del aluminio.
·         Chechenia aspira mediante la independencia a fundar un estado islámico sunnita.
·         Se observa una lucha entre la maffia rusa y la chechena por el control de los  recursos financieras de los negocios ilegales.
·          Es una disputa por intereses personales de los actores en pugna para encubrir sus delitos en el tráfico de armas, las drogas y el crimen organizado

I. Las invasiones bárbaras rusas

            Otra vez, como en 1994, el ejército ruso –el hambriento de todos los pueblos- se ha lanzado a una nueva aventura bélica sobre un pequeño país que proclama su independencia de Moscú. En esta oportunidad, Rusia se propone desplegar una ofensiva más violenta, más agresiva y más devastadora al poner en movimiento una infernal maquinaria de guerra, combinando aviones, artillería, morteros, cañones, divisiones especiales para la lucha montañosa, tanques de todo tipo, una utilización desaforada de los bombardeos masivos por saturación, con el objeto de mantener bajo su égida un territorio con muchas riquezas y recursos económicos muy importantes. Seguramente las fuerzas armadas rusas comprometidas en esta ofensiva, sacando las necesarias experiencias y enseñanzas del choque anterior, aplicarán una táctica de largo alcance de devastación, de tierra arrasada y de terror generalizado con el fin de desmoralizar y paralizar la resistencia chechena, quienes en combatividad han demostrado una tenacidad suprema y veremos si podrán resistir esta dura campaña de invierno. Este no es un detalle menor ya que históricamente el ejército ruso ha combatido con gran ferocidad en el frío polar a temperaturas a nivel del punto de congelamiento y cuyos ejemplos más conocidos son los estragos que le provocó al ejército de Napoleón durante su retirada de Rusia en 1812 y especialmente la guerra contra la Alemania nazi entre 1941 y 1945 en las terribles batallas de Moscú y Stalingrado. Precisamente en la época soviética, el mariscal Budionny decía que el frío, la nieve y el barro eran los mejores terrenos para el entrenamiento y preparación militar del soldado. Ahora, la cuestión a dilucidar es quien soportará más y mejor esta guerra salvaje donde se ve a un ejército ruso sediento de venganza pero con baja moral combativa y una resistencia chechena dispuesta a defenderse con todo lo poco que tiene y con tácticas de guerrillas que tanto daño le proporcionaron los afganos durante la ocupación soviética entre 1979 y 1989 y que en la primera guerra de Chechenia obligó a Rusia a retirarse derrotado.

II. Carácter y esencia de esta guerra

Lo primero que debemos decir es que esta guerra absurda y monstruosamente sangrienta es totalmente desproporcionada, de la que únicamente serán derrotados el estado ruso y su ejército por mucho que logren dominar y conquistar a la república chechena, por los recursos que se despilfarrarán, por los miles de muertos que ocasionará, por los nuevos desplazamientos de refugiados, por las destrucciones de infraestructura que producirán los ataques, por las calamidades y crueldades que toda guerra genera y que profundizará el odio ancestral de este particular grupo étnico del Cáucaso hacia los rusos y que su alcohólico presidente Boris Yeltsin y sus secuaces quieren tomársela como una venganza y revancha particular de la paliza que recibieron en el enfrentamiento anterior.

La movilización de las tropas rusas al Cáucaso constituye el más grande despliegue militar desde la invasión a Afganistán en los últimos días de diciembre de 1979 y al igual que en aquel conflicto, mostró las profundas disidencias y divisiones entre sus impulsores y detractores, es decir, las diferencias entre el poder político y el poder militar. Pero en las condiciones de la guerra de Chechenia las rivalidades y las opiniones contrarias a la aventura militarista del Kremlin llegaron a niveles imprevistos.

En la guerra de 1994, el ejército ruso llegaba a la contienda con una oficialidad mal pagada, mal equipada, con problemas de vivienda, se seguridad, de reconocimiento y sin ideales por los cuales luchar ya que de ser considerado un ejército libertador de pueblos como se jactaban, ahora debían cumplir con el triste papel de tropa invasora y conquistadora en su propio territorio contra una nación que desafió proclamar unilateralmente su independencia en 1992. Muchos mariscales y generales comandantes de tropa como el jefe de la división de élite Kantimirov con base en las afueras de Moscú, el viceministro de Defensa general Boris Gramov, el general Alexander Lebed, comandante del 14º Ejército con sede en la región de Moldavia, presentaron su renuncia ante la inminente invasión porque afirmaban que no estaban en condiciones de ir a un enfrentamiento sin la preparación adecuada y acusaron al Ministro de Defensa, Pavel Grachov (el último jefe soviético en Afganistán y que fue el último en retirarse en abril de 1988) y al ex jefe del grupo occidental de tropas, Matvei Burlakov de corrupción y aventurerismo. Fue patético ver a las mujeres chechenas que salieron a cortar una carretera por la que avanzaba una división de tanques rusos rogándoles que no atacaran. Y la guerra estalló cuando el 11 de diciembre de 1994 los tanques cruzaron la frontera y entraron al territorio checheno. En esa operación espantosa (basta con ver las imágenes de las destrucciones causadas por la aviación rusa) la infantería invasora estaba compuesta no por tropas de élite sino por soldados conscriptos sin ninguna experiencia de combate en la que fue una guerra de desobediencias ya que muchos comandantes rusos se negaban a cumplir las órdenes de sus superiores y cada uno hizo la guerra por su cuenta con los resultados conocidos.
        
III. Causas económicas de la guerra

¿Cuál es la base económica de esta infausta guerra?. El territorio checheno está situado en la parte oriental del Cáucaso ocupando una superficie de 15.000 km² con una población de casi 1.200.000 habitantes cuyos límites fronterizos son: con Rusia, al sudoeste; con el territorio de Stavrapol al noroeste; con la república de Daguestán al este y nordeste; con Georgia al Sur y por el oeste con la república de Ingushetia y está enclavada en el sector septentrional de la cordillera del Gran Cáucaso y al norte de la llanura del río Terek con cuyos afluentes bañan todo el territorio. Desde el punto de vista étnico, la región del Cáucaso en general y Chechenia en particular, es una de las áreas más complejas del mundo por la diversidad de lenguas y pueblos que la habitan, ya que albergan a más de cincuenta tipos distintos. Una de las causas por que existen tantos grupos diversos es que históricamente, el Cáucaso sirvió de asilo de las tribus que fueron rechazadas de las llanuras y de aquellos que fueron perseguidos. Por ese motivo, los geógrafos árabes en la antigüedad y con la perspicacia que tenían para caracterizar a los pueblos que iban conquistando y conociendo, llamaban al sistema del Cáucaso como la "montaña de las lenguas".

Las estribaciones del sistema montañoso caucásico constituyen una de las zonas más ricas en petróleo, el principal producto de exportación de Rusia. Además, las plantas industriales de la región producen equipamientos para campos petrolíferos, petróleo refinado y productos químicos. Importantes líneas férreas unen Chechenia con el mar Caspio al este y con el mar Negro al oeste y al contar con oleoductos y gasoductos atraviesan toda la república, la convierte en una zona muy apreciada por los dirigentes rusos. Las industrias manufactureras tienen una alta incidencia en la actividad económica de la región donde se distinguen como las más importantes la de materiales de construcción, alimentos envasados, productos madereros y la industria del aluminio. Esta última ocupa un papel preponderante en el valor total de las exportaciones rusas y una de las causas de la primera guerra de 1994 fue el intento de renacionalizar este sector frente a la fuerte oposición de las autoridades chechenas que la habían  privatizado en forma fraudulenta, de acuerdo con documentación en manos de las autoridades rusas, a la Trans-CIS Commodities Ltd., cuya casa matriz está en Montecarlo y a la Trans World Metal Ltd., con sede en Londres. 

Desde la disolución de la URSS, Chechenia se convirtió en una zona franca, es decir, una especie de paraíso fiscal para los negocios sobre cuya base surgió su mafia criminal desarrollando actividades ilegales en Moscú y otras ciudades rusas y que chocó con la propia mafia rusa que las llevaron a una colisión inevitable. Tras la pantalla de la independencia de la república rebelde, está la lucha por el control de los negocios y los recursos financieros que se mueven en la región. Recordemos que durante la guerra de 1994-96 el primer objetivo que destruyeron los aviones rusos fue el Banco Nacional y el Ministerio de Finanzas chechenos. Para Rusia la región del Cáucaso representa por su ubicación estratégica lo que para Estados Unidos significa la zona del canal de Panamá y el mar Caribe y lo que en su momento para Alemania fue el corredor del Danzig.

En todo el secreto que se esconde en el desencadenamiento de esta guerra está la mano invisible de la OTAN y de los Estados Unidos, cuyo Congreso en 1997 proclamó la región del Cáucaso como "zona de los intereses vitales norteamericanos" porque el interés y el objetivo del imperio norteamericano consisten en desmembrar a Rusia de los territorios caucásicos, ricos en recursos energéticos ya que son muy necesarios para el funcionamiento del capitalismo estadounidense muy habituado a consumir más de lo produce. Los Estados Unidos necesitan la independencia de Chechenia para que sus empresas se hagan cargo de los yacimientos de petróleo,  

De ahí que esta guerra sea,  sin dudas, una guerra petrolera donde el ejército ruso, empecinado en exterminar a los chechenos por todos los medios violentos disponibles, se presenta como defensor de sus intereses estratégicos que explotan el petróleo del mar Caspio en contra de la voluntad de la república de Chechenia, porque para Rusia la participación de importantes petroleras anglonorteamericanas que explotan los yacimientos petrolíferos y gasíferos son una manera de abolir su soberanía en la región y consolidar el proceso de restauración capitalista desde el derrumbe de diciembre de 1991, convocando al capital extranjero, privatizar las empresas estatales sobre las que las nuevas compañías se quedarán con el botín de una región en la que quedará llena de sangre. La historia del imperialismo está plagada de guerras por el petróleo en las cuales se matan los países que se disputan los recursos y nunca quienes la provocan y se quedarán con el negocio.

No debemos olvidar que los acontecimientos que precipitaron la intervención militar rusa fue el choque con guerrilleros del Daguestán, armados y entrenados por Estados Unidos, como forma de sostener a sus multinacionales que transportan el petróleo del mar Caspio.

Chechenia, es una república autónoma ubicada geográficamente en medio de la red de oleoductos a través de la cual transita el petróleo del mar Caspio y de Siberia occidental hacia la terminal petrolera de Novorossisk en el mar Negro.

IV. Historia de las relaciones rusas y chechenas

Durante la Segunda Guerra Mundial en el Cáucaso se desarrollaron  algunas de las batallas más grandes, sangrientas y terribles que se tenga memoria y que el alto mando alemán calificó con la conquista de este sector como el  puntal de  la economía de guerra. El mariscal soviético Semión Timoshenko afirmaba en 1942 que "lo único que importa es el petróleo" y que por lo tanto debemos "evitar que los alemanes penetren en el Cáucaso, en espera del momento en que la escasez del petróleo comience a debilitar a Alemania". Hoy el teatro de operaciones es el mismo pero con protagonistas diferentes y un marco político nacional e internacional completamente distinto.

           Las causas históricas de esta guerra deben buscarse en que los chechenos nunca quisieron ser dominados por Rusia ni en la época de los zares ni tampoco bajo el empuje de la revolución de Octubre. En la guerra civil desatada por la invasión de los ejércitos de 14 países para aplastar a la naciente revolución socialista encabezada por Lenin y el partido bolchevique entre 1918 y 1920 se enfrentaron con el ejército rojo, con los cosacos y el ejército blanco. Las complicadas relaciones siguieron su curso violento porque el gobierno bolchevique impuso una nueva distribución geográfica en la región de acuerdo con criterios étnicos, impuso la colectivización forzosa y limitó las prácticas religiosas a una población ampliamente musulmana sunnita. El Islam fue la fuente que les ha permitido mantener su identidad nacional, su fuerza espiritual y sostener la resistencia a los gobiernos rusos.

En 1934 el poder soviético crea el Oblast Autónomo Checheno-Ingush y más tarde en 1936 la proclamó como república autónoma. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, los chechenos se negaron a prestar colaboración con el Ejército Rojo en una de las batallas más importantes por el control de los yacimientos petrolíferos de Mozdok, al norte cerca de Grozni entre agosto y septiembre de 1942. Es más, fueron acusados de ayudar a los nazis, motivo por el cual 400.000 chechenos fueron deportados al Asia Central bajo el cargo de colaboracionismo con los invasores nazis. Como consecuencia de ello, la república fue abolida y recién fue reestablecida en 1957 cuando Stalin ya había muerto y mediante decreto de Nikita Khrushchov. No sería aventurado afirmar que el ensañamiento contra los chechenios tenga por causa su colaboración con los fascistas alemanes, de modo que esta guerra les sirve al gobierno ruso para tomarse revancha y darles “su merecido” escarmiento.

V. Razones políticas de una guerra interminable
         
Las causas políticas se vinculan a los deseos de los chechenos de ser totalmente  independientes de Moscú y proclamar su propia república sin intervención externa de ninguna especie. Chechenia es para el gobierno ruso el centro del fundamentalismo islámico que pretende instaurar repúblicas a imagen y semejanza del régimen existente en la República Islámica de Irán en la región caucásica y también es considerado foco del terrorismo que desafía al poder central de Moscú. Para Rusia la pérdida de Chechenia puede significar la pérdida de importantes centros de hidrocarburos y ricas tierras en minerales. Pero también le viene como anillo al dedo para desviar la atención de la opinión pública frente a la tremenda corrupción administrativa, al despilfarro de los recursos económicos ocurridos durante la presidencia de Yeltsin, el desguace del aparato del estado, la destrucción del complejo militar-industrial, y sus fuerzas armadas, ya que la implantación del capitalismo salvaje ha desarticulado toda la base material sobre la que descansaba el poderío económico y político de este país no solamente en Europa sino en el ámbito mundial, como la única superpotencia capaz de enfrentarse a los Estados Unidos competir y superarlos en todos los indicadores socioeconómicos.
Sin embargo, hoy Rusia se ha convertido en uno de los tantos países más del vapuleado Tercer Mundo, hundido en una miseria y en una caída sin parangón  de su producto bruto interno que en diez años se redujo en un 50%. Fueron saqueadas sus riquezas por un valor superior a los 300.000 millones de dólares que fueron a parar a las arcas de los grandes bancos de Estados Unidos y Europa que se beneficiaron con la economía fascista del mercado capitalista. Desapareció la industria aerospacial rusa que fue durante décadas el orgullo del país y base de su poderío tecnológico altamente calificado y avanzado. Faltando pocos meses para las elecciones y donde en caso de ser vencidos Yeltsin, sus ministros y toda la progenie que a su lado se hicieron multimillonarios, pueden ser juzgados y condenados a prisión, el ataque a Chechenia puede servirles de pretexto para suspenderlas por el estado de guerra en que se encuentran y no sería descabellado pensar que intente cerrar el Congreso de Diputados para evitar las duras críticas de la oposición política que rechazan la guerra e implantar una censura total que haga imposible seguir los acontecimientos bélicos.

De ahí la definición de hambriento de todos los pueblos, por la “necesidad” de reconstruir en Rusia su desprestigiado orgullo militar y que esta guerra –supuestamente- debería recuperar. De modo tal que puedan presentarse ante el mundo como un país bélicamente poderoso, con un ejército con reservas considerables capaces de combatir en cualquier clase de terreno  y  bajo cualquier tipo de circunstancias. En consecuencia,  esta guerra es para los mariscales rusos un buen motivo para demostrar que Rusia sigue siendo una gran potencia militar. Por todo ello, el ejército ruso y sus altos mandos se comportan tanto en su táctica como en su estrategia al mejor estilo de Hitler, para quien en el arte y desarrollo de la guerra lo que importa siempre no es el derecho sino la victoria.

VI. Conclusión

Si en la guerra de 1994 el ejército ruso tuvo que retirarse lastimosamente mordiendo el polvo de la derrota, en esta oportunidad seguro que van a triunfar: van a tomar la capital, implantar un gobierno de mano dura y cuando el desenvolvimiento de las acontecimientos lo permitan pondrán en funciones a un gobierno checheno pro ruso y que gobernará bajo la atenta vigilia del ejército y gobierno ruso. En la primera guerra en Chechenia murieron 100.000 personas entre combatientes y población civil, decenas de miles de heridos, horrores que vuelven a repetirse en escala superlativa en esta nueva contienda con un costo terrible de muertos, heridos, mutilados, de familias destruidas y sobre todo quedarán las ruinas de las ciudades sometidas a los bombardeos, los miles de refugiados, el hambre y las enfermedades.

El pueblo ruso ya está harto de tantas guerras que a lo largo de este terrible siglo XX les ha costado la muerte a más de 40 millones de sus habitantes: la guerra con Japón en 1904-1905, la primera guerra mundial de 1914-1918, la guerra civil de 1918-1920, contra las catorce potencias invasoras que quisieron derrocar a la revolución bolchevique; la guerra contra Polonia en 1920, la guerra contra el Japón en 1938, la Gran Guerra Patria de 1941-1945, contra la Alemania nazi; la guerra en Afganistán de 1979-1988 y ahora las guerras contra Chechenia, en 1994-1996 y la de 1999 y cuyo final nadie puede prever cuando sucederá. Lindo fin del milenio le tocan a los rusos y a las otras repúblicas. Si se lee el libro de Henry Noel  Brailsford, “La guerra del acero y del oro”, publicado en 1914 podrán encontrarse algunas respuestas sobre esta guerra: "Admitamos a la vez que la guerra es una locura desde el punto de vista de los intereses nacionales, pero puede ser perfectamente racional desde el punto de vista de una clase gobernante poco numerosa pero poderosa. Los imperialistas actuales no dirigen su mirada hacia un lugar bajo el sol. Aspiran a encontrar nuevos países para explotar, regiones prometedoras con minas intactas, campos incultos, ciudades sin bancos, caminos sin vías férreas. Estas son las oportunidades que ambicionan. Les gustaría tenerlas sin lucha, pues no desean la guerra. Su ideal es cercarlas como una esfera de intereses económicos dentro del cual volcar sus capitales en forma de monopolios nacionales" ¿Qué hará Europa, Estados Unidos y la OTAN? Seguro que nada. O quizás vuelvan a aplicar la doctrina de Truman cuando éste era senador: "Si vemos que gana Alemania, deberemos ayudar a Rusia, y si gana Rusia, deberemos ayudar a Alemania. Y de este modo, que se maten lo más que puedan." Hoy sería así: Si gana Rusia ayudaremos a Chechenia y si gana Chechenia ayudaremos a Rusia. Lo importante, después de todo, no son los muertos, sino que la región siga siendo un poderoso y gigantesco campo para los lucrativos negocios del insaciable capitalismo, pese al desastre financiero de 1998 que arrasó a Rusia.