El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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miércoles, 29 de abril de 2015


LOS 40 AÑOS DE LA GRAN VICTORIA DEL PUEBLO DE VIETNAM

Por Sergio Daniel Aronas – 29 de abril de 2015

“La guerra de liberación del pueblo vietnamita ha triunfado porque la sido una guerra justa, librada por la independencia y la unidad de la patria, por los intereses de la nación y del pueblo, que participó por la victoria final”

General Vo Nguyen Giap (1911-2013). Guerra del pueblo, ejército del pueblo


Este 30 de abril se cumple 40 años de la gran victoria del pueblo de Vietnam sobre los invasores imperialistas de los Estados Unidos tras 12 años de espantosa guerra donde murieron más de 3 millones de vietnamitas a causa de los bombardeos masivos con napalm (fabricado por Monsanto), los incendios, asesinatos y las sangrientas batallas que forjaron la unidad inquebrantable de un pueblo indomable e invencible como el de Vietnam, que le provocó a los Estados Unidos su más terrible y catastrófica derrota militar de su historia que ni las estúpidas películas de Hollywood podrán borrar de la memoria histórica el hecho de un pueblo en armas y conducido por una dirección político-militar de extraordinaria valentía, paciencia, sabiduría y milenaria inteligencia, derrotó a la maquinaria de guerra más poderosa del planeta. Ahí estuvieron Ho Chi Minh y el más brillante comandante militar del siglo XX, el general Nguyen Giap. La intromisión estadounidense en Vietnam y que lo llevará a derrota total, la inició oficialmente John Kennedy cuando el 8 de febrero de 1962 crea el US Military Command (hecho que muchísimos libros que tratan sobre el tema nunca mencionan porque quieren hacer creer que Kennedy fue un “paladín de la paz”). Quien quiera conocer como se inicia la fase imperialista en Vietnam analiza por un funcionario de la política exterior de los Estados Unidos, consulte el libro el capítulo IV del libro de Bernardo Brodie “Guerra y Política” de 1973.

El general Curtis LeMay (1906-1990) fue un genocida y criminal de guerra con una foja sanguinaria de servicios en todas las guerras que intervino. Durante la última etapa de la Segunda Guerra Mundial preparó el ataque aéreo a Tokio en mayo de 1945 con un bombardeo nocturno con bombas incendiarias que levantó una tormenta de fuego donde murieron 100.000 civiles, lo que fue el preludio diabólico de los lanzamientos atómicos sobe Hiroshima y Nagasaki. En la guerra de Corea también utilizando los bombardeos arrasó miles de aldeas en la parte septentrional del país provocando destrucción, muerte y devastación en proporciones gigantescas. Años más tarde volvió a prestar sus espeluznantes métodos alentando a sus militares a que bombardeen sin piedad ni tregua al pueblo vietnamita hasta que regresen a la edad de piedra. Lo que no entendió este insigne fascista que en su momento también quiso bombardear a Cuba, es que el pueblo de Vietnam parece estar hecho de piedra para resistir tantas agresiones, invasiones y destrucciones durante tanto tiempo y eso forjó su temple combativo e indestructible.

Jamás en la historia de las guerras del siglo XX desde el primer ataque realizado por Italia en 1911 en su invasión a Libia, un pueblo fue tan brutalmente castigado con bombardeos tanto con municiones convencionales como el agente naranja que han impedido que en esas tierras se pueda sembrar o criar ganado.

Los crímenes cometidos por la soldadesca estadounidense en Vietnam en nada se diferencian de los actos demenciales y horrendos cometidos por las tropas nazis hitlerianas en los pueblos ocupados durante la Segunda Guerra Mundial.
La invasión de los Estados Unidos a Vietnam se constituyó en una guerra totalmente injusta, pues nadie los llamó ni necesitó para que pongan orden en la región ya que el pueblo de Vietnam estaba en franca etapa de reconstrucción luego de casi los largos años de guerra contra Japón y Francia a los que derrotó en forma contundente.
Tras la salida de las tropas francesa el países quedó dividido en dos regiones irreconciliables. Las elecciones estipuladas en la Conferencia de Ginebra nunca llegaron a celebrarse. Desde 1954 hasta 1974 los dos Vietnam no mantuvieron ninguna clase de relación diplomática, cultural ni comercial. Inmediatamente después de los acuerdos de Ginebra que terminó con la ocupación francesa, existió un verdadero estado de guerra entre las dos partes del país. Vietnam del Norte intensificó sus actividades militares y revolucionarias, lo que hizo que la perspectiva de una reunificación mediante la celebración de elecciones libres fuese cada vez menos probable. Mientras tanto, los Estados Unidos reforzaron las tropas del general corrupto y represor Diem, convirtiendo al Vietnam del Sur en un protectorado y base militar estadounidense.
En diciembre de 1960 se constituyó el Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur (FNL), el cual emprendió persas actividades revolucionarias contra el inestable régimen del sur. Este movimiento comunista sureño, llamado Vietcong, se hizo fuerte a principios de 1960.
Kennedy luego de instalar el Comando Militar en Vietnam acelera la intervención con el envío de armas al títere del Vietnam del Sur y junto con ellas a sus “asesores que entre 1962 y 1963 pasan de 865 a más 12.000 en casi un año. Para el imperialismo, la guerra de Vietnam fue inicialmente una gran experimento de sus doctrina de contrainsurgencia y de exportación de la contrarrevolución.
En la guerra de Vietnam, los Estados Unidos soltaron más de siete millones de toneladas de bombas, o sea, más del doble de lo que recibieron Europa y Asia durante la II Guerra Mundial (en un país del tamaño del estado de Nuevo México). Es un promedio de una bomba de 500 libras por cada vietnamita. Hoy hay unos 20 millones de cráteres en Vietnam, que se llenan de agua y sirven de caldo de cultivo para los mosquitos que transmiten malaria y dengue, dos graves problemas actuales.
En Vietnam del Sur, la meta de los bombardeos (como las misiones de "búsqueda y destrucción") era desplazar a los aldeanos y desfoliar gran parte del campo para que los luchadores de liberación no tuvieran donde esconderse.
Soltaron bombas antipersonales (con miles de dardos que hacían trizas la carne y el hueso), bombas incendiarias de fósforo blanco, enormes bombas "daisy cutter" que arrasaban con toda la vegetación y bombas de gasolina gelatinosa (napalm). Rociaron millones de hectáreas con el famoso Agente Naranja, que envenenó los cultivos, los bosques y a los seres humanos.
En el norte, atacaron a los civiles con enormes campañas aéreas para quebrantar el espíritu de resistencia. Destruyeron grandes extensiones de ciudades densamente pobladas, como Hanoi, la capital. También destruyeron a propósito los diques para causar inundaciones.
Los estrategas de la guerra escribieron que una meta importante de los bombardeos de Vietnam del Norte era lisiar a la población civil porque era más perjudicial. A los muertos solo hay que enterrarlos, escribieron, pero hay que dedicar una gran parte de la población a cuidar a los heridos.
Hoy a los pilotos que soltaron las bombas, como el senador John McCain, los tratan como si fueran héroes. ¿Pero es un crimen de guerra menos serio asesinar desde el aire que matar a quemarropa, como en My Lai? Estos criminales no se arrepienten de nada y estarían dispuestos a repetir sus crímenes. Es increíble pero es así la mentalidad imperialista. Porque aun no aceptan la derrota y utilizan al cine para que muestre al mundo que ellos vencieron, como es el caso de la asquerosa película “Fuimos soldados” que debería llamarse “fuimos asesinos”.
La Unión Soviética de Iosef Stalin y Georgui Zhukov que obtuvo la gran victoria sobre el fascismo alemán en mayo de 1945 y el Vietnam de Ho Chi Minh que derrotó al imperialismo estadounidense treinta años más tarde en abril de 1975, tienen en común que ambas heroicas e inmortales hazañas tuvieron como fuerza dirigente a sus combatientes y aguerridos Partidos Comunistas. Jamás debemos olvidarnos de ello porque el Partido Comunista fue la fuerza conductora, inspiradora y titán colectivo de semejantes triunfos. Gloria eterna a ambos pueblos que celebran con diferencia de 10 días sus imperecederas proezas.