EL SPUTNIK I: LOS COMIENZOS DE LA
ERA AEROESPACIAL
Por Sergio D. Aronas – 04 de octubre de 2012
Hoy se cumplen 55 años del inicio de la era espacial con el lanzamiento y
puesta en órbita del satélite artificial soviético Sputnik I. La noticia dejó estupefacto
y paralizado a los norteamericanos que bajo la dirección del alemán Werner Von
Braun (capturado por ellos cuando se desmoronaba la Alemania nazi bajo los
golpes del Ejército Rojo y evitar que caiga en sus manos) venían fabricando y ensayando
al mismo tiempo cohetes impulsores capaces de atravesar la atmósfera. La
diferencia con su parte soviética fueron los continuos fracasos en todas sus
experimentaciones llevadas a cabo. De modo que cuando se dio a conocer al mundo
el éxito del Sputnik, el imperialismo se quedó sin aliento porque asumió el
acontecimiento como una profunda derrota política puesto que nunca pudieron
concebir que una nación terriblemente devastada en la Segunda Guerra Mundial
haya podido alcanzar en tan breve lapso de tiempo avances gigantescos en la
investigación y desarrollo de la tecnología espacial. Precisamente ese
lanzamiento fue un golpe demoledor para las aspiraciones de los Estados Unidos
por dominar el cosmos. Esto es muy
importante remarcarlo por más la Unión Soviética haya desparecido en el plano
político, jurídico y geográfico, no puede olvidarse esta hazaña que fue sin
dudas el gran suceso científico del siglo XX, mucho más importante y
contundente que la supuesta llegada del hombre a la luna.
La respuesta de los norteamericanos que se mantuvo en secreto durante
treinta años fue la elaboración del más temible programa de destrucción nuclear
de la Unión Soviética, conocido con el nombre en clave de Dropshot Plan (Plan
del Golpe Instantáneo) para hacerla regresar a la edad de piedra y nunca más
desafiar al poderío de los Estados Unidos.
Por supuesto que los Estados Unidos se lanzaron desesperadamente a
desarrollar su propio satélite bajo la presión de la opinión pública, de la
comunidad científica, del influyente Congreso y de los militares que quedaron
despavoridos por la hazaña soviética ya que al mes siguiente reciben otro
bombazo cuando la Unión Soviética lanza su segundo Sputnik y encima lo hace
enviando dentro de ella a la perra Laika.
El inicio de la era espacial exacerbó también la guerra fría entre los
Estados Unidos y la Unión Soviética a niveles alocados en una rivalidad que se
extendió a todos los niveles: en lo ideológico, en lo económico, en las
ciencias y en el campo militar y que en resumidas cuentas, el enfrentamiento
entre estos dos enormes países durante casi cincuenta años fue el intento por demostrar
cualquier de los dos sistemas era el mejor y donde se podían alcanzar los
mejores estándares de vida.
No fue casual la fecha elegida por los soviéticos porque coincidía con el
cuadragésimo aniversario del triunfo de la Revolución de Octubre de 1917
Del sitio de internet http://www.astronomia-esp.com/fichas/misiones-pasadas/sputnik-1,
tomamos los datos siguientes y la historia de este hecho fundamental en la
historia del ciencia mundial.
“Lanzado el 4
de octubre de 1957, el Sputnik 1 se convirtió en el primer satélite artificial
diseñado por el hombre que alcanzaba su objetivo de orbitar en el espacio.
Diseñado y operado por el antiguo bloque soviético, se convirtió por derecho
propio, no sólo en un referente tecnológico y científico en la época, sino en
todo un fenómeno político y social ya que daría el pistoletazo de salida a la
que más tarde sería conocida como la carrera espacial dentro de la guerra fría.
Datos de misión:
Nacionalidad:
|
Unión
Soviética
|
Contratistas:
|
OKB-1
|
Tipo de misión:
|
Estudios
astronómicos
|
Satélite de:
|
Tierra
|
Fecha de lanzamiento:
|
4 de octubre
de 1957 a las 19:28:34 UTC
|
Vehículo lanzador:
|
R-7/SS-6 ICBM
|
Reingreso/fin de misión:
|
4 de enero de
1958
|
Duración de la misión:
|
3 meses
|
NSSDC ID:
|
1957-001B
|
Masa:
|
83,6 kg
|
Semieje orbital mayor:
|
6955,2 km
|
Excentricidad:
|
0,05
|
Inclinación:
|
65,1º
|
Periodo orbital:
|
96,2 minutos
|
939 km
|
|
Perigeo:
|
215 km
|
Nº de orbitas completadas:
|
1440
|
Los comienzos:
El nacimiento
del proyecto Sputnik se remonta al 27 de mayo del 1954, cuando el ya por entonces
rehabilitado Sergey Pavlovich Korolyov, ( traducido como Sergei Korolev) ,
propone el desarrollo de un satélite artificial cuyo objetivo sería orbitar
alrededor de la Tierra. En un intento de presionar más a las autoridades
responsables de la aprobación del proyecto, Sergei añade un informe elaborado
por Mikhail Tikhonravov en el cual se reflejaban los planes desarrollados por
otras potencias extranjeras con objetivos similares.
Casi un año
después, el por entonces presidente de gobierno de los Estados Unidos Dwight
Eisenhower anunciaría la intención de lanzar el primer satélite artificial
americano durante el año geofísico internacional (julio 1957 – diciembre 1958).
Una semana más tarde y como respuesta a dicho anuncio por parte de los Estados
Unidos, el Presidium soviético, aprueba de manera inmediata la viabilidad del
proyecto.
Sin embargo, no
será hasta finales de enero del año siguiente, (30 de enero de 1956), cuando el
consejo de ministros de la antigua URSS dé luz verde al comienzo del desarrollo
y diseño del que por aquellas fechas era conocido bajo el nombre de “Objeto D”.
Los calendarios
oficiales de la misión fijaban el final de la construcción del satélite para
los años 1957-58, tendría una masa entre los 1000 y los 1400 kg, y sería capaz
de llevar a bordo alrededor de 200-300 kg de instrumentación científica. Acorde
a este plan de trabajo, el primer vuelo de prueba se realizaría a lo largo de
1957.
Durante julio
de 1956 se completó el borrador provisional en el que se enunciaban las tareas
científicas a llevar a cabo por el satélite. Dentro de esta lista figuraban la
medición de la densidad de la atmósfera terrestre, su composición iónica, la
medición de la radiación solar, de los campos magnéticos o los rayos cósmicos
entre otras muchas. Otro importante objetivo era la recuperación de datos que
ayudasen al desarrollo de los futuros satélites que serían diseñados a
posteriori.
Si bien, aunque
el diseño y construcción de un aparato tecnológico tan novedoso suponía un
desafío para los ingenieros de la época, este trabajo suponía tan sólo la punta
del iceberg. De manera paralela se tuvo que realizar un esfuerzo de enormes
dimensiones para desarrollar todas las instalaciones terrestres que permitirían
el correcto funcionamiento de la misión, entre las cuales se pueden citar:
recoger la información enviada por el satélite, observar su trayectoria o
transmitir las instrucciones necesarias durante su vida operativa. Sin embargo,
debido a la premura por poner en marcha el proyecto y adelantarse así a sus
homólogos americanos, se consideró razonable que una menor precisión de las
mediciones o los cálculos orbitales era preferible al riesgo de quedar
rezagados en la carrera por poner el primer satélite artificial en órbita
terrestre.
Por desgracia,
la complejidad del diseño chocó con esta falta de rigurosidad técnica, quedando
patente durante la fase de ensamblado de las
distintas partes del satélite. Muchas de las piezas del “Objeto D” no encajaban
correctamente con el resto, lo que ocasionó un importante retraso dentro del
calendario original. Sería a finales de 1956, tras numerosas dificultades en la
construcción de la instrumentación científica o de los problemas con el impulso
específico generado por los motores R-7, cuando los responsables del proyecto
se darían cuenta de la imposibilidad de cumplir los objetivos impuestos
inicialmente y por tanto se produciría una reorganización del calendario
fijando el nuevo lanzamiento para abril de 1958. El proyecto
“Objeto D”, volaría finalmente bajo el nombre de Sputnik 3.
Una nueva
versión:
Temiendo que
finalmente los Estados Unidos se adelantarían en el lanzamiento del primer
satélite artificial, el OKB-1, (actualmente conocido bajo el nombre de
S.P.Korolev RSC Energia), sugirió la creación y lanzamiento de un satélite en
abril-mayo de 1957, justo antes de comenzar el año geofísico internacional.
Este nuevo satélite sería lo más simple posible, ligero y fácil de construir.
Dejando de lado la compleja instrumentación científica del proyecto anterior en
favor de un simple transmisor de radio.
Finalmente,
durante el consejo de ministros del 15 de febrero de 1957, se aprobaría el
desarrollo de la nueva misión y se bautizaría el nuevo proyecto con el nombre
de “Objeto PS”, autorizándose el lanzamiento de dos satélites, el PS-1 y el
PS-2, con dos vehículos de lanzamiento R-7.
El cohete R-7 fue diseñado originalmente como un
misil balístico intercontinental, sin embargo el propio Korolev decidió
adaptarlo al antiguo proyecto “Objeto D” y utilizarlo como vehículo lanzador
para situar al satélite en órbita.
Tras cinco
lanzamientos de prueba, de los cuales sólo los dos últimos obtuvieron un
resultado razonablemente satisfactorio, el R-7 estaba preparado para situar en
órbita a los primeros satélites artificiales. El 22 septiembre de 1957 un R-7
modificado, bautizado como Cohete Sputnik con el satélite PS-1 a bordo, llegó
al centro de pruebas para comenzar su preparación para el lanzamiento.
El puesto de
control para supervisar el correcto funcionamiento del vehículo lanzador
durante la fase de lanzamiento fue construido antes de que tuviera lugar la
primera prueba del cohete R-7 en diciembre de 1956. Este puesto de control
estaba compuesto de seis estaciones, (desde la IP-1 hasta la IP-6) y fue
equipado con dispositivos encargados de monitorizar la telemetría y los datos
de la trayectoria.
Se construyó un
complejo de seguimiento adicional preparado para rastrear el satélite una vez
producida su separación del vehículo lanzador. Estaba compuesto por un centro
principal de coordinación y siete estaciones de seguimiento. Todas estas
estaciones fueron dotadas con radares, instrumentación óptica y de
comunicaciones. Es importante no olvidar que el PS-1 no había sido ideado para
ser controlado, por lo que lo único realmente necesario era poder observarlo
con la mayor precisión posible. Todo los datos que se recibían durante la
misión eran inmediatamente transmitidos mediante un telégrafo al centro de
coordinación situado en el NII-4. Una vez allí toda esa información era
utilizada por los especialistas para calcular los parámetros orbitales. Este
antiguo sistema de estaciones de seguimiento y centros de coordinación se
convertiría en un primer prototipo del posterior centro de control de misión
soviético.
Diseño:
El principal
responsable en el OKB-1 de la construcción del Sputnik era M.S.Khomyakov. El
satélite tenía un diámetro de 585 mm, formado por dos semiesferas que fueron
selladas herméticamente utilizando juntas tóricas conectadas entre si mediante
36 tornillos. Los hemisferios tenían un espesor de 2mm y fueron recubiertos con
un escudo térmico de 1mm hecho de una aleación denominada AMG6T, ( Aluminio,
MaGnesio y un 6% de Titanio ).
El satélite
estaba equipado con dos antenas diseñadas por el laboratorio del OKB-1 liderado
por M.V.Krayushkin. Cada una de ellas se componía de dos partes de 2.4 y 2.9
metros de longitud respectivamente y poseían
un patrón de radiación casi esférico. De esta manera la señal emitida era
transmitida con igual potencia en todas las direcciones, favoreciendo así la
recepción de la señal independientemente del movimiento de rotación del
satélite. Estas cuatro partes apuntaban a un mismo lado formando ángulos de 35 grados
con el eje longitudinal del satélite.
El satélite
tenia un radiotransmisor de un vatio de potencia y 3.5 kg de peso que trabajaba
en dos frecuencias diferentes, 20005 y 40002 MHz. Las señales en la primera de
las frecuencias eran transmitidas en pulsos de 0.3 segundos (bajo condiciones
de presión y temperaturas normales), con pausas de la misma duración durante
las cuales se producían los pulsos de la segunda. El análisis de estas señales
de radio se utilizaría para obtener información acerca de la densidad de
electrones dentro de la ionosfera. Los datos de temperatura y presión fueron
codificados dentro de la duración de cada uno de los pitidos de la radio, en
los que además se indicaba si el satélite había sido o no alcanzado por algún meteorito.
La fuente de
alimentación, con una masa de 51 kg, tenía la forma de una tuerca octaédrica
con un radiotransmisor situado en su agujero central. Consistía en tres
baterías de plata-zinc desarrolladas en el All-Union Research Institute of
Current Sources (VNIIT) bajo la supervisión de N.S.Lidorenko. Dos de ellas
estaban destinadas a proporcionar corriente al radiotransmisor mientras que la
otra se encargaba de suministrar electricidad al sistema de regulación térmica.
Este sistema de alimentación se puso en marcha automáticamente una vez que el
satélite se separó de la segunda etapa del cohete.
El sistema de
regulación de temperatura usado en el diseño del satélite estaba formado por un
ventilador, un sensor térmico de doble estado y un sensor de control térmico.
Si en algún momento la temperatura del satélite excedía los 36ºC se activaba el
ventilador hasta que se reducía la temperatura a los 20ºC, momento en el cual
el primero de los sensores lo desconectaba. Si por algún otro motivo, la
temperatura subía por encima de los 50ºC o caía por debajo de los 0ºC, el
segundo sensor de control se activaba provocando un cambio en la duración de
los pulsos de la señal de radio. De esta manera se podía detectar una posible
perforación en la sonda provocada por el impacto de un meteorito.
El Sputnik 1 se
rellenó con nitrógeno seco presurizado a 1.3 atm. Para controlar el nivel de
presión se utilizó un sensor barométrico que se activaba cuando la presión
interna del satélite caía por debajo de los 0.35 kg/cm². Esto provocaba un
nuevo cambio en la duración del pulso de la señal e indicaría, al igual que en
el caso de los sensores de temperatura, la posibilidad de una perforación como
resultado del choque con un meteorito.
El Sputnik 1 se
alojó dentro de su vehículo lanzador durante la fase de lanzamiento mediante
una cofia cónica de 80 cm de altura. Esta cofia se separó del Sputnik 1 y del
cohete en el mismo momento en el que el satélite fue eyectado para situarlo en
órbita.
Se lanzó el 4
de octubre de 1957 utilizando un cohete modificado R-7 como vehículo lanzador,
y se desintegró en la atmósfera durante su reentrada el 4 de enero de 1958 tras
tres meses de intensas emociones personales, científicas y ,sin lugar a dudas,
políticas.
Curiosidades y
datos adicionales:
"El Sputnik 1
resultó el modelo para una nueva lampara, la “Sputnik Lamp”, que consistía en
una esfera metálica con barras saliendo de su superficie en múltiples
direcciones sobre las cuales se incorporaban diversas bombillas en su extremo.
En uno de los
episodios de la serie de ciencia ficción Star Trek: Enterprise llamado “Carbon
Creek”, una nave Vulcana supervisa el lanzamiento del Sputnik 1.
En la película
“El gigante de hierro”, se puede ver al Sputnik 1 sobrevolando la Tierra justo
antes de que el gigante aterrice.
También es
posible ver al Sputnik 1 en la película de animación “WALL-E” mientras el
protagonista abandona la tierra en busca de su compañera.
El 3 de
septiembre de 1997 una réplica del Sputnik 1 construida por estudiantes
franceses y rusos fue puesta en órbita de manera manual desde la estación
espacial Mir.
Se puede
encontrar una maqueta del Sputnik 1 en la entrada del edificio de las Naciones
Unidas de la ciudad de Nueva York.
Existen
diferentes replicas del Sputnik 1 original situadas en diversos lugares del
mundo, entre los que se encuentran: el Museo de vuelo de Seattle, el
Smithsonian's National Air and Space Museum, la librería privada de Jay S.
Walker, (empresario americano), el Museo de la ciencia de Londres, o el World
Museum de Liverpool.
La palabra Sputnik en ruso significa “compañero de
viaje” o en términos astronáuticos su significado se traduce literalmente como
“satélite”. Fue desarrollado en la ciudad Ucraniana de Dnipropetrovsk. Se
construyó en secreto dentro de unas instalaciones soviéticas que todavía se
encuentran en uso en nuestros días como una fábrica de vehículos espaciales y
otras aeronaves. Estas instalaciones se conocen bajo el acrónimo de YUZMASH y
son operadas por una compañía aérea nacional ucraniana cuyo nombre derivó de
este acrónimo y se bautizó como Yuzmashavia.”
Los Estados
Unidos entraron exitosamente y con mucho esfuerzo a la era cósmica cuando
pudieron colocar su primer satélite Explorer I en enero de 1958 apaciguando los
reclamos de los sectores militaristas y más agresivos del imperialismo que los
puso al borde de un ataque de nervios con la ingrata sorpresa soviética. Y
cuando creían que podían superar a los soviéticos, éstos el 12 de abril de 1961
le da un tercer mazazo al colocar en el espacio al primer hombre. Yuri Gagarin.
Con el tiempo
las orientaciones y las políticas del desarrollo aeroespacial entre soviéticos
y norteamericanos siguieron caminos diferentes, mientras los primeros se
propusieron crear estaciones orbitales permanentes, los Estados Unidos
enfilaron toda su energía y recursos económicos para poner un hombre en la
luna.
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