El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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sábado, 20 de junio de 2015

HOMENAJE A LA REPÚBLICA FRANCESA DE 1792 (1846)

Por Sergio D. Aronas – 20 de junio de 2015

La Fiesta de las Naciones fue un vibrante y potente acto de los más destacados luchadores revolucionarios de la clase obrera de Europa que se reunieron en Londres para homenajear la proclamación de la República Francesa el 22 de septiembre de 1792. Esta reunión tuvo lugar el 10 de agosto de 1846 del que fue testigo, participante y cronista de este magno encuentro Friedrich Engels cuyas notas del mitin fueron publicadas en el periódico Northern Star cinco días más tarde. En este evento se fundó el movimiento para la creación se de la sociedad democrática internacional de los Demócratas Fraternales y que contaron con la adhesión del ala izquierda del cartismo británico, algunos miembros de la Liga de los Justos (la organización en la que participaban Karl Marx y Friedrich Engels a quienes encargarían redactar el Manifiesto del Partido Comunista de 1848).

La República Francesa duró 12 años desde la caída de la monarquía hasta la creación del imperio bajo la conducción de Napoleón Bonarparte (1765-1821) en 1804. El inicio de la República coincide con la gran batalla de Valmy y decimos gran batalla no por la cantidad de combatientes y números de muertos que fueron pocos, sino por la trascendencia histórica ya que la salvó de ser derrocada por las potencias enemigas de Francia como Alemania, cuyo duque Brunswick llamó a destruir a los franceses en un violento manifiesto para restablecer la monarquía y al derrocado rey Luis XVI. Ahí Danton lazó su consigna de combate alentando a la tropa a la lucha y a resistir la agresión extranjera cuando dijo: “Audacia, audacia y mucha más audacia que Francia se salvará” y se salvó y la revolución triunfó.

La República Francesa de 1792 nacida de la gran Revolución de 1789
 en la que destacadas personalidades revolucionarias de la época se reunieron en Londres para celebrar los 50 años de ese gran acontecimiento porque hizo estremecer a las monarquías de las casas reinantes en Europa pues para éstos no existía otra forma de gobierno que los encabezados por reyes, su nobleza  aristocrática y sus despilfarros incontrolables.

Fue un encuentro donde se congregaron ingleses, alemanes, franceses, italianos, polacos, españoles y suizos tanto de aquellos que vivían en Londres como los que vinieron de sus países de origen. La importancia de evento en la historia del movimiento obrero y revolucionario mundial fue destacar el valor de la confraternización entre las naciones que bajo la celebración de los cincuenta años de la República Francesa no se olvidaron de ella por el lugar que ocupó y el papel que jugaron los trabajadores y campesinos franceses y la dirección política que durante la etapa de la Convención dirigida por Maximiliano Robespierre la revolución en Francia llegó a su punto de elevado de radicalización ideológica y política.

La importancia de la República Francesa fue que su obra de gobierno puso el acento en la reafirmación de los derechos del pueblo, que recibió el trato de ciudadanos mediante la Declaración de los Derechos del Hombre y con su presencia en las calles, el pueblo tiene el deber de derribar a los malos gobiernos, a los reyes y desconocer las bases teóricas y filosóficas del derecho divino que era la que justificaba la existencia de las monarquía en la Tierra y por mandato de Dios. Para la Nueva República esto era intolerable e inadmisible. Y Francia no era cualquier país, sino que era una nación que colocado en el centro de Europa era una potencia colonial y marítima de envergadura.

Este homenaje fue un hecho prácticamente desconocido en los anales de la historia revolucionaria mundial y sólo quizás libros muy específicos pueden hacer referencia a este encuentro de Londres de 1846.

La presidencia estuvo encabezada por el inglés Thomas Cooper un militante cartista que estuvo preso dos años por haber tomado parte de la insurrección de 1842. El principal orador por el lado de los ingleses fue George Julian Harney (1817-1897), codirector del Northern Star, desde 1844. El Northern Star, Estrella Norteña, era el periódico del cartismo fundado por Feargus O’Connor (1796-1855) en el año 1837 y fue considerado por Engels como uno de los mejores periódicos europeos de su tiempo. Harney fue el organizador de aquella jornada llamando a revolucionarios de diversos países con el fin de confraternizar y romper las barreras nacionales y diferencias personales que impedían la expansión y profundización del movimiento. En aquellos años el Cartismo era portavoz en Inglaterra de los trabajadores y aunque estaban en su etapa de declinación había razones para seguir luchando. Esta cuestión de las diferencias nacionales y personales sigue siendo un gran problema para muchos movimientos revolucionarios en todos los países.

El discurso que presentamos en esta primera nota es el Wilhelm Weitling fue un revolucionario alemán que nació en 1808 y murió en 1871. Representante del socialismo utópico en Alemania, trabajó como sastre y fue uno de los introductores de las teorías socialistas en Alemania y participó en la Liga de los Justos convirtiéndose en su principal y dirigente de esa organización y en el fundador del comunismo alemán. Publicó para esta organización su trabajo “La humanidad: como es y como debería ser. Intervino en las revoluciones de Leipzig en 1830 y en 1848 en Alemania y Suiza. Finalmente se trasladó a los Estados Unidos para fundar una comunidad socialista, país donde falleció.


DISCURSO PRONUNCIADO POR  WILHELM WEITLING
EN LA FIESTA DE LAS NACIONES, 10/08/1846


"¡Amigos míos! Esta asamblea es un testimonio del sentimiento común que inflama los pechos de todos los hombres, del sentimiento de la fraternidad universal. ¡Sí! Aunque, como consecuencia de nuestra educación, tengamos que emplear lenguas distintas para comunicarnos unos a otros este sentimiento común, aunque el intercambio de este sentimiento se vea entorpecido por las diferencias de idioma y aunque nuestros enemigos comunes empleen y manejen miles de prejuicios para alzar obstáculos ante una mejor inteligencia, ante la fraternidad general, nada ni nadie, a pesar de todos los obstáculos, podrá desarraigar este poderoso y amoroso sentimiento, este sentimiento que acerca a quien sufre a sus hermanos de sufrimiento y a quien lucha por un mundo mejor con sus hermanos de lucha. También fueron hermanos nuestros de lucha aquellos hombres cuya revolución festejamos aquí esta noche; también ellos obraron movidos por los mismos sentimientos que aquí nos reúnen y que tal vez un día  nos llevarán a una lucha semejante y que esperemos victoriosa.
        
"En los tiempos agitados, cuando corren grave peligro los privilegios de nuestros enemigos interiores, cuando se apresuran a exportar nuestros prejuicios más allá de las fronteras de nuestra patria natural y hacemos creer que las gentes que viven del otro lado de ellas son contrarias a nuestros intereses comunes. ¡Tremendo fraude! Si nos paramos a pensar tranquilamente en ello, enseguida nos damos cuenta que nuestros más cercanos enemigos están entre nosotros mismos,  en nuestro propio seno. No es al enemigo de fuera a quien debemos temer; este pobre enemigo es tratado igual que nosotros; lo mismo que nosotros, tiene que trabajar para miles de granujas ociosos; y al igual que nosotros, echa mano de las armas contra cualquier sociedad humana, sencillamente porque le obligan a ello el hambre y la ley, porque a ello lo empujan sus pasiones, alimentadas por la ignorancia. Quienes dominan a las naciones nos dicen que nuestros hermanos  son crueles y rapaces; pero nadie más rapaz que quienes nos gobiernan, quienes nos adiestran en el manejo de las armas y nos incitan a la guerra y nos empujan a ella en defensa de sus propios privilegios. ¿O acaso son nuestros intereses comunes los que imponen la guerra? ¿Es acaso interés de las ovejas verse empujadas por los lobos a desgarrarse en lucha contra otras ovejas dirigidas también por lobos?

"No; ellos mismos son nuestros más rapaces enemigos, ellos, que nos han arrebatado todo lo que era nuestro, para disiparlo en sus placeres y en sus ocios. Nos han arrebatado lo nuestro, pues todo lo que ellos derrochan es fruto de nuestro trabajo y debiera pertenecer a quienes lo producen, a sus mujeres y a sus hijos, a sus ancianos y sus enfermos. Pero, ved cómo todo nos es robado por su astucia, para entregarlo a una banda de ociosos devoradores de bienes ajenos. ¿Acaso es posible que el enemigo extranjero nos despoje de más de lo que nos arrebatan nuestros propios enemigos de fronteras adentro? ¿Acaso es posible que nuestro pueblo sea todavía más asesinado por extranjeros de lo que es por nuestras implacables gentes adineradas, que nos roban con sus juegos de bolsa, sus tráficos de monedas y sus especulaciones, con su sistema monetario y sus bancarrotas, sus monopolios, sus rentas eclesiásticas y territoriales, que nos arrebatan por todos esos medios lo indispensable para satisfacer las necesidades de nuestra vida y causan la muerte de millones de hermanos trabajadores nuestros, a quienes no dejan ni siquiera patatas bastantes para que no se mueran de hambre?
        
"¿No será, por tanto, bastante claro que quienes lo son todo gracias al dinero y sin el dinero no serían nada son los verdaderos enemigos de los trabajadores en todos los países y que no hay entre todos los hombres más enemigos del género humano que los enemigos de quienes trabajan? ¿Es posible acaso que en tiempo de una guerra política 5se nos robe y se nos asesine más que ahora, en lo que se llama tiempo de paz? Por tanto, los prejuicios nacionales, el derramamiento de sangre y la rapiña son atizados simplemente en gracia a la gloria guerrera. ¿Qué podemos nosotros salir ganando con esa estúpida gloria? ¿Qué tenemos nosotros que ver con eso, si a ello se oponen nuestros intereses y nuestros semejantes sentimientos? ¿No somos nosotros quienes pagamos las costas de ello? ¿No tenemos que trabajar y desangrarnos para eso? ¿Qué interés podemos nosotros tener en todos esos despojos de territorios y derramamientos de sangre, como no sea el de volver las armas, para dirigirlas contra la aristocracia de todas las naciones, incubadoras del robo y el asesinato?
        
"Es esta aristocracia y solamente ella, siempre la misma, la que roba y asesina sistemáticamente. Los pobres no son más que sus instrumentos forzados e ignorantes, reclutados del seno de cada nación, los que se nutren de prejuicios nacionales, quienes querrían ver a todas las demás naciones sojuzgadas por la suya. Pero, traedlos a estas asambleas y veréis como se entienden, como se dan la mano. Si antes de darse una batalla los amigos de la libertad  pudieran hablar ante las filas de sus hermanos, éstos no pelearían; antes al contrario, se abrazarían como lo que son, como hermanos. ¡Oh, si pudiéramos celebrar una asamblea como ésta en pleno campo de batalla, qué pronto acabaríamos con todos los intereses sanguinarios y vampirescos que nos oprimen y nos desangran!
        
"Tales son, amigos míos, las expresiones de este sentimiento universal cuya llama, condensada en el foco de la fraternidad general, enciende el fuego de entusiasmo que no tardará en hacer que se derritan todas las montañas de hielo que durante tanto tiempo se han interpuesto entre los brazos de los hermanos."