DOCUMENTOS DE LA REVOLUCIÓN CUBANA II
DEMANDA
DEL PUEBLO DE CUBA AL
GOBIERNO
DE LOS
ESTADOS UNIDOS POR
DAÑOS HUMANOS
A LA
SALA DE LO CIVIL Y DE LO ADMINISTRATIVO DEL TRIBUNAL
PROVINCIAL
POPULAR DE CIUDAD DE LA HABANA
Lic. Juan Mendoza Díaz, Lic.
Leonardo B. Pérez Gallardo, Lic. Magaly Iserne Carrillo y Lic. Ivonne Pérez
Gutiérrez, abogados, a nombre y en representación de las siguientes
organizaciones sociales y de masas de la República de Cuba, que integran a la
casi totalidad de la población del país:
1)
Central
de Trabajadores de Cuba (CTC), representada por el obrero y
Licenciado en Ciencias Sociales Pedro
Ross Leal, Secretario General
de la Organización;
2)
Asociación
Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP),
representada por el campesino y
Licenciado en Ciencias Sociales
Orlando Lugo Fonte, Presidente de la Organización;
3)
Federación
de Mujeres Cubanas (FMC),
representada por la Ingeniera Química Vilma
Espín Guillois, Presidenta de la Organización;
4)
Federación
Estudiantil Universitaria (FEU), representada por el
estudiante recién graduado del Instituto Superior Pedagógico "Enrique
José Varona", Carlos Manuel
Valenciaga Díaz, Presidente de la Organización;
5)
Federación
de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM),
representada por la Alumna de Cuarto Año de la Escuela Provincial de Música
"Amadeo Roldán", Yurima
Blanco García, Presidenta de la Organización;
6)
Organización de Pioneros
"José Martí", representada por la
Licenciada en Comunicación Social, Niurka Duménigo García, Presidenta de la
Dirección Nacional de la Organización;
7)
Comités
de Defensa de la Revolución (CDR), representados por el
Licenciado en Contabilidad Juan
Contino Aslán, Coordinador Nacional de la Organización;
8)
Asociación
de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC),
representada por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, Presidente de la Organización;
Por medio del presente escrito
comparecemos y como mejor proceda en derecho decimos:
Que venimos a establecer
demanda en Proceso Ordinario sobre Reparación de Daños e Indemnización de
Perjuicios contra el Gobierno de
Estados Unidos de América.
Que fundamentamos esta demanda
en los siguientes:
HECHOS
PRIMERO:
Que el triunfo de la Revolución Cubana, el 1º de enero de 1959, significó
para el pueblo de Cuba conquistar, por primera vez en su larga historia de luchas,
la independencia y soberanía verdaderas, tras un saldo de alrededor de 20 mil
muertos en combate heroico y frontal contra las fuerzas de una dictadura
militar entrenada, armada y asesorada por el Gobierno de Estados Unidos.
La victoria revolucionaria en
Cuba constituyó para Estados Unidos una de las más humillantes derrotas
políticas en su existencia como gran potencia imperialista, lo cual determinó
que el diferendo histórico entre ambas naciones entrara en una nueva y más
aguda etapa de confrontación, que se caracterizaría desde entonces por la
aplicación, por Estados Unidos, de una brutal política de hostilidad y
agresiones de todo género destinada a destruir la Revolución Cubana,
reconquistar el país y reimplantar el sistema de dominación neocolonial que
durante más de medio siglo impuso a Cuba y que definitivamente perdió hace ya
más de cuarenta años.
La guerra desatada por Estados
Unidos contra la Revolución Cubana, concebida como política de Estado, ha
quedado históricamente demostrada y es plenamente constatable a través de las
múltiples informaciones que han sido reconocidas en aquel país en los últimos
tiempos, en las que se puede apreciar la existencia de una variedad de
acciones políticas, militares, económicas, biológicas, diplomáticas, psicológicas,
propagandísticas, de espionaje, la ejecución de actos terroristas y de
sabotaje, la organización y apoyo logístico a bandas armadas y grupos
mercenarios clandestinos, el aliento a la deserción y emigración y los
intentos de liquidar físicamente a los líderes del proceso revolucionario
cubano, todo lo cual se demuestra mediante importantísimas declaraciones
públicas de autoridades del Gobierno de Estados Unidos, así como de las
incontables e irrebatibles pruebas acumuladas por las autoridades cubanas y,
de modo particularmente elocuente, por los numerosos documentos secretos
desclasificados, pues aunque no todos han sido dados a conocer son más que
suficientes para demostrar cabalmente cuanto fundamenta esta demanda.
Uno de los documentos que acompañamos
para corroborar los hechos articulados es el conocido como "Programa de
Acción Encubierta contra el Régimen de Castro", ya desclasificado,
aprobado el 17 de marzo de 1960 por el Presidente de Estados Unidos, Dwight
D. Eisenhower. El segundo, conocido como "Proyecto Cuba",
presentado el 18 de enero de 1962 por el general de brigada Edward Lansdale a
las más altas autoridades del Gobierno de Estados Unidos y al Grupo Especial
Ampliado del Consejo de Seguridad Nacional de ese país, contiene la relación
de 32 tareas de guerra encubierta que debían ser ejecutadas por los
departamentos y agencias participantes en la llamada Operación Mangosta
(Mongoose).
Todas las acciones hostiles y
agresivas ejecutadas por el Gobierno de Estados Unidos contra Cuba, desde el
mismo triunfo de la Revolución hasta el presente, han causado enormes
pérdidas materiales y humanas al pueblo, así como incalculable sufrimiento a
los ciudadanos de este país, penurias ante la carencia de medicamentos,
alimentos y otros medios indispensables para la vida, a los que somos
acreedores y tenemos derecho a alcanzar con nuestro trabajo honrado. Han
implicado igualmente peligros constantes resultado de la subversión política
e ideológica desatada, lo que ha significado el sufrimiento sostenido,
general e injustificado de todo un pueblo, daño que se caracteriza además por
su perennidad y casi inestimable magnitud, que impide su cuantificación
exacta y que a los efectos de la indemnización no incluimos en esta demanda,
aunque no renunciamos a hacerlo oportunamente, por ajustarnos estrictamente
al contenido de la reparación del daño moral que prescribe el Código Civil
cubano actualmente vigente.
Según la práctica
internacional, los Estados son responsables por los daños y perjuicios
causados por su conducta y actos -tanto en el orden legislativo como
administrativo y judicial-, la de sus agentes y funcionarios, e incluso por
los actos de las personas naturales de cada país, si los órganos
correspondientes de dicho Estado omitieran tomar medidas de prevención o
supresión, y, en consecuencia, se hallan en el deber de reparar los daños y
perjuicios causados, lo que universalmente se califica como responsabilidad
civil.
Por todo ello, el Estado
norteamericano, representado por su Gobierno, es responsable de los daños y
perjuicios causados a las personas naturales y jurídicas cubanas por los
actos ilícitos ejecutados por sus agencias, dependencias, representantes,
funcionarios o el propio Gobierno.
SEGUNDO:
Que la reciente desclasificación en Estados Unidos del informe del Inspector
General de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Lyman Kirkpatrick,
elaborado en octubre de 1961, en el que se evalúan las razones del fracaso de
la invasión de Bahía de Cochinos, como la llaman los norteamericanos, revela
que las operaciones encubiertas organizadas desde Washington contra Cuba
comenzaron en el verano de 1959, algunas semanas después de la firma de la
Ley de Reforma Agraria el 17 de mayo de ese año.
En el mes de octubre, el
Presidente Eisenhower aprueba un programa propuesto por el Departamento de
Estado y la CIA para emprender acciones encubiertas contra Cuba, incluidos
ataques piratas aéreos y navales, y la promoción y apoyo directo a grupos
contrarrevolucionarios dentro de Cuba. Según el documento, las operaciones
deberían lograr que el derrocamiento del régimen revolucionario pareciera ser
el resultado de sus propios errores.
Comienza por aquellos días la
campaña de vuelos sobre territorio cubano de pequeños aviones procedentes de
territorio norteamericano, con misiones tales como la infiltración de
agentes, armas y otros medios, y la realización de actos de sabotaje,
bombardeos y otras acciones terroristas.
El 11 de octubre de 1959 un
avión lanzó dos bombas incendiarias sobre el central "Niágara", en
la provincia de Pinar del Río. El 19 de octubre otras dos bombas fueron
arrojadas desde el aire sobre el central "Punta Alegre", en la
provincia de Camagüey. El 21 de octubre un avión bimotor ametralló la ciudad
de La Habana, provocando varios muertos y decenas de heridos, mientras otra
avioneta arrojaba propaganda subversiva. El 22 de octubre fue ametrallado un
tren de pasajeros en la provincia de Las Villas. El 26 de octubre sendas
avionetas atacaron los centrales "Niágara" y "Violeta".
Desde el propio mes de enero de
1960, ya en pleno desarrollo la zafra azucarera de ese año, se multiplicaron
los vuelos sobre cañaverales. Solamente el día 12 fueron incendiadas desde el
aire 500 mil arrobas de caña en la provincia de La Habana. El día 30 se
perdieron más de 50 mil arrobas en el central "Chaparra", antigua
provincia de Oriente, y el 1º de febrero fueron incendiadas más de 100 mil
arrobas en la provincia de Matanzas. Pero no por esto cesaron otros ataques
aéreos: el 21 de enero un avión arrojó cuatro bombas de cien libras cada una
sobre la zona urbana de Cojímar y Regla, en la capital del país.
El 7 de febrero de 1960 una
avioneta incendió 1,5 millones de arrobas de caña en los centrales
"Violeta", "Florida", "Céspedes" y
"Estrella", en Camagüey.
El 18 de febrero un avión que
bombardeaba el central "España", en la provincia de Matanzas, fue
destruido en el aire por una de sus propias bombas. El piloto fue
identificado como Robert Ellis Frost, ciudadano norteamericano. La carta de
vuelo registraba la salida del avión del aeropuerto de Tamiami, en la
Florida. Por otros documentos hallados en el cadáver se descubrió que en tres
ocasiones anteriores el piloto había realizado ataques aéreos sobre Cuba.
El 23 de febrero varias
avionetas regaron cápsulas incendiarias en las fábricas de azúcar
"Washington" y "Ulacia", en la antigua provincia de Las
Villas, así como en Manguito, en la provincia de Matanzas. El 8 de marzo otra
avioneta lanzó materias inflamables en la zona de San Cristóbal e incendió
más de 250 mil arrobas de caña.
Junto a las misiones de
bombardeo, ametrallamiento y quema, se sucedieron en esta etapa los vuelos
sobre La Habana y casi todas las demás provincias del país con el propósito
de diseminar propaganda subversiva. Tan solo en los tres primeros meses de
1961 se registraron decenas de vuelos de ese tipo. En el mencionado informe
de Lyman Kirkpatrick sobre la invasión por Playa Girón, se afirma que
"en el momento de la invasión se había dejado caer sobre Cuba un total
de 12 millones de libras de volantes" de propaganda
contrarrevolucionaria. En su informe, el alto oficial de la CIA describe los
pasos que a partir de agosto de 1959 había comenzado a dar un grupo
paramilitar de esa institución.
Esto no es más que una muestra:
la guerra encubierta contra Cuba había comenzado, con elevada intensidad,
desde el mismo año 1959. Infinidad de hechos hostiles y agresivos, imposibles
de enumerar pormenorizadamente, vendrían en los años posteriores.
El Inspector General de la
Agencia Central de Inteligencia reconoce que "de enero de 1960, cuando
contaba con 40 personas, el Buró se expandió a 588 para el 16 de abril de
1961, convirtiéndose en uno de los más grandes buroes en los servicios
clandestinos". Se refería al centro de la CIA en Miami dedicado a las actividades
contra Cuba.
TERCERO:
Que
apenas quince meses después del triunfo revolucionario, el bandidismo armado
fue proyectado y finalmente desatado por el Gobierno de Estados Unidos en
casi todo el país. Se inició en 1960 bajo la Administración republicana del
Presidente Eisenhower y se extendió durante cinco años hasta 1965.
Su principal emplazamiento fue
la región del Escambray, en la antigua provincia de Las Villas, que hoy
comprende las provincias de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus. En esta
zona llegó a operar un titulado frente, integrado por columnas y bandas, y
una comandancia. Semanas antes de la invasión mercenaria por Playa Girón, 40
mil obreros, trabajadores y estudiantes de la capital, con la cooperación de
fuerzas locales de la región central y de los campesinos y obreros agrícolas
del Escambray, organizados en batallones de milicias, cercaron y
neutralizaron totalmente este baluarte, que debía cooperar con las fuerzas
invasoras, capturando a cientos de bandidos y reduciéndolos a su mínima
expresión en aquellos días decisivos.
Esas bandas, organizadas por la
CIA, contaban con el apoyo del Gobierno de Estados Unidos, que por todos los
procedimientos posibles realizó los mayores esfuerzos para suministrarles
armamentos, municiones, explosivos, equipos de comunicación y logística
general, para lo cual empleó diversas vías como la aérea, la marítima e
incluso el canal diplomático, a través de la Embajada de Estados Unidos en La
Habana, hasta el rompimiento de las relaciones a principios de 1961.
Al respecto, en el mencionado
informe del Inspector General de la CIA se reconoce explícitamente el apoyo
logístico suministrado por esa institución a las bandas mercenarias. Un
ejemplo es la llamada Operación Silencio, que consistió en la realización por
la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos de doce operaciones
aéreas entre septiembre de 1960 y marzo de 1961 para el abastecimiento con
armas, municiones, explosivos y otros medios a las bandas, sobre la cual el
autor del informe refiere: "En total, alrededor de 151 mil libras de
armas, municiones y equipos se enviaron por aire."
El 29 de septiembre de 1960, un
avión cuatrimotor lanzó un alijo de armas sobre las montañas del Escambray,
cerca del salto del Hanabanilla; el 7 de noviembre un avión lanzó otro alijo
de armas en la zona de Boca Chica, cerca del poblado de El Condado, en la
sierra del Escambray; el 31 de diciembre otro cargamento es lanzado en la
zona conocida por Pinalillo, entre Sagua y La Mulata, en Cabañas, provincia de
Pinar del Río; el 6 de enero de 1961 un avión lanzó veinte paracaídas con
armas, municiones, explosivos y medios de comunicación entre El Condado y
Magua, en Trinidad, provincia de Las Villas; el 7 de enero, al día siguiente,
fueron lanzadas armas norteamericanas por un avión entre Cabañas y Bahía
Honda, en Pinar del Río; el 6 de febrero, un avión lanzó treinta paracaídas
con armas, municiones, explosivos, medios de comunicación y alimentos en la
zona de Santa Lucía, en Cabaiguán, provincia de Las Villas; el 13 de febrero,
otros veinte paracaídas fueron lanzados desde un avión en la zona del
Naranjo, en Cumanayagua, Las Villas; el 17 de febrero un avión lanzó trece
paracaídas entre San Blas y el Circuito Sur, cerca de La Sierrita, en Las
Villas; el 3 de marzo un avión lanzó dos alijos de armas, municiones y
explosivos en las zonas del Mamey yCharco Azul, ambas en la provincia de Las
Villas; el 29 de marzo se produjo otro lanzamiento de armas y pertrechos en
la finca Júpiter, municipio de Artemisa, provincia de Pinar del Río. Es
decir, un total de más de 70 toneladas de armas enviadas por aire en ese
período.
Importantes focos fueron
creados en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Camagüey y
Oriente. Resulta valioso resaltar que fue en la provincia de Pinar del Río
donde se organizó el primer grupo, dirigido por Luis Lara Crespo, ex cabo del
ejército de la tiranía batistiana y prófugo de la justicia revolucionaria por
sus crímenes. Es precisamente en esta misma provincia donde es asesinado el
soldado del Ejército Rebelde Manuel Cordero Rodríguez, durante las acciones
contra un grupo de bandidos comandados por los ciudadanos norteamericanos
Austin Young y Peter John Lambton, quienes fueron capturados junto con el
resto de la banda, ocupándoseles armamentos de los que fueron suministrados
por Estados Unidos.
A estos grupos mercenarios les
sucederían otros, resultando igualmente valioso resaltar los de Pedro Román
Trujillo, en la región del Escambray, y Olegario Charlot Pileta, en la
antigua provincia de Oriente, ambos también entre los primeros grupos creados
en las respectivas provincias.
De inmediato, ante estas
manifestaciones de creciente agresión instrumentada por el Gobierno de
Estados Unidos, el pueblo cubano, organizado en sus instituciones de defensa
y seguridad y en sus organizaciones revolucionarias, se movilizó activa y
resueltamente y, escribiendo con su propia sangre y muchas vidas valiosas
páginas de heroísmo y sacrificio, le infligió al enemigo sensibles derrotas,
con lo que capturaron, dispersaron o desarticularon a la mayoría de las
bandas.
Esta realidad no fue
correctamente apreciada por la CIA, que suponía contar con el apoyo de estas
fuerzas al producirse la invasión mercenaria. Sin embargo, persistió en sus
planes de guerra sucia después de la histórica derrota. Bajo las
administraciones de los Presidentes John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson,
multiplicó sus esfuerzos en esa dirección y de nuevo emergieron las bandas,
que cobraron un precio adicional de sangre y de vidas a nuestro pueblo.
La incuestionable veracidad
histórica de estos acontecimientos y el cinismo y las mentiras que
invariablemente acompañaron todas las acciones de Estados Unidos contra Cuba,
la ofrecen los propios documentos de la época, emitidos por los que desde
aquel país diseñaban la política de agresión y subversión contra Cuba. En tal
sentido, puede resultar ilustrativo a la Sala el hecho de que el 17 de marzo
de 1960, durante una reunión en la que participan el Vicepresidente Richard
Nixon, el Secretario de Estado Christian Herter, el Secretario del Tesoro
Robert B. Anderson, el Secretario Asistente de Defensa John N. Irwin, el
Subsecretario de Estado Livingston T. Merchant, el Secretario Asistente de
Estado Roy Rubottom, el almirante Arleigh Burke, del Estado Mayor Conjunto,
el Director de la CIA Allen Dulles, los altos oficiales de dicha agencia
Richard Bisell y J.C. King, y los funcionarios de la Casa Blanca Gordon Gray
y general Andrew J. Goodpaster, el Presidente de Estados Unidos aprueba el
llamado "Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de
Castro", propuesto por la CIA, en el que, entre otras cosas, se
autorizaba la creación de una organización secreta de inteligencia y acción
dentro de Cuba, y para ello se asignaban los fondos necesarios a la CIA. En
un memorando recientemente desclasificado sobre el desarrollo de esta
reunión, el general Goodpaster anotó: "El Presidente dijo que él no
conocía plan mejor para manejar esta situación. El gran problema es la
filtración y la falla de seguridad. Todo el mundo tiene que estar dispuesto a
jurar que él [Eisenhower] no sabe nada de esto. [...] Dijo que nuestras manos
no deben aparecer en nada de lo que se haga."
Una de las más grandiosas obras
humanas y de justicia social realizadas en nuestro país, que ha recibido el
agradecimiento del pueblo y provocado la admiración y el respeto del mundo,
ha sido la obra educacional. En 1961 se emprendió la Campaña de
Alfabetización, a la que se integraron casi 100 mil estudiantes que fueron
hasta los sitios más recónditos de nuestra isla para enseñar a sus pobladores
a leer y escribir. Paralelo a esto, la CIA orientó a sus bandas sembrar el
terror para sabotear la campaña, las que ejecutaron acciones criminales
contra los adolescentes y jóvenes alfabetizadores que enseñaban, y contra los
analfabetos que, ya adultos, aprendían a leer y escribir.
El 5 de enero de 1961 fueron
asesinados el maestro voluntario Conrado Benítez García y el campesino
Eliodoro Rodríguez Linares, en Las Tinajitas, San Ambrosio, Trinidad, Sancti
Spíritus. Participaron en este hecho los bandidos Macario Quintana Carrero,
Julio Emilio Carretero Escajadillo y Ruperto Ulacia Montelier, integrantes de
la banda de Osvaldo Ramírez García.
El 3 de octubre de ese mismo
año fue asesinado el maestro Delfín Sen Cedré, en la finca Novoa, Quemado de
Güines, Las Villas, por la banda de Margarito Lanza Flórez.
El 26 de noviembre de 1961
fueron igualmente asesinados el joven alfabetizador Manuel Ascunce Domenech y
el campesino Pedro Lantigua Ortega, por los bandidos Julio Emilio Carretero,
Pedro González Sánchez y Braulio Amador Quesada, en la finca Palmarito, Río
Ay, Trinidad, Sancti Spíritus.
También con el objetivo de
sembrar el terror entre campesinos y obreros agrícolas, se cuentan entre las
víctimas de las bandas en Cuba niños y adolescentes. Tal es el caso, entre
otros, de Yolanda y Fermín Rodríguez Díaz, de 11 y 13 años de edad, quienes
el 24 de enero de 1963 fueron asesinados en la finca La Candelaria,
Bolondrón, Pedro Betancourt, Matanzas, por la banda de Juan José Catalá
Coste, que operaba en la zona sur de dicha provincia. De igual manera merece
ser citado, por la crueldad que entraña, el hecho ocurrido el 13 de marzo de
1962 en San Nicolás de Bari, La Habana, en que el joven Andrés Rojas Acosta fue
ahorcado con la misma soga que estaba utilizando para amarrar su cerdo,
crimen que fuera cometido por la banda del mercenario Waldemar Hernández.
Otro suceso fue el ocurrido el 10 de octubre de 1960 en la carretera de
Madruga a Ceiba Mocha, cuando la banda de Gerardo Fundora disparó a un jeep
que transitaba por ese lugar y resultó muerto el niño Reynaldo Núñez-Bueno
Machado, de 22 meses de edad. De este acto también resultó víctima la madre
del menor.
Las bandas mercenarias, en un
intento desesperado por lograr su cometido, tomaron represalias con la
población civil de las zonas donde operaban. Muestra de ello es el asesinato
del niño de 10 años Albinio Sánchez Rodríguez el 4 de marzo de 1963, quien
fuera ultimado por la banda de Delio Almeida como reacción frente al ataque
de las fuerzas de las Milicias Nacionales Revolucionarias.
El bandidismo se liquidó
definitivamente en Cuba en el año 1965 al ser localizada y derrotada la
última banda, dirigida por Juan Alberto Martínez Andrade, entonces jefe del
llamado Frente de Camagüey.
Entre 1959 y 1965, actuaron al
servicio del Gobierno de Estados Unidos a todo lo largo y ancho del
territorio nacional 299 bandas, que sumaron 3 995 mercenarios.
En esa lucha, entre
combatientes de tropas regulares y milicianos participantes en las
operaciones contra las bandas o personal asesinado por estas, las bajas que
han podido ser acreditadas se elevaron a 549 muertos y un número considerable
de heridos, que no ha podido precisarse con exactitud en el momento en que
elaboramos esta demanda, 34 años después de finalizados aquellos
acontecimientos, de los cuales actualmente 200 sobrevivientes se encuentran
incapacitados producto de aquellos criminales planes. No todas las víctimas
fueron precisamente combatientes revolucionarios que luchaban contra las
bandas, sino también muchos civiles que no tenían nada que ver con las
actividades militares murieron a consecuencia de los crímenes del bandidismo
impuesto desde el exterior.
La guerra sucia, esa costosa y
sangrienta forma de agresión del Gobierno de Estados Unidos, había sido total
y definitivamente derrotada por el pueblo cubano. Arrancadas de raíz, nunca
más la CIA pudo volver a organizar una sola banda.
Adjuntamos a la demanda
certificación acreditativa de las 549 personas que han sido registradas hasta
el momento como fallecidas a consecuencia de esta criminal acción contra
nuestro pueblo, así como una relación detallada de todos los que actualmente
se encuentran incapacitados como resultado de las lesiones sufridas durante
el período que narramos, documentos que acompañamos marcados con los números
9, 10 y 11.
CUARTO:
Que
entre los hechos más significativos de las páginas de la historia de la
Revolución Cubana, por su connotación militar, patriótica y política, figura
la invasión mercenaria por Playa Girón, organizada por la Agencia Central de
Inteligencia de Estados Unidos por indicaciones recibidas del Presidente
Eisenhower en fecha tan temprana como el 17 de marzo de 1960.
El propio Eisenhower lo cuenta
en sus memorias: "El 17 de marzo de 1960 [...] yo le ordené a la Agencia
Central de Inteligencia que comenzara a organizar el entrenamiento de los
exiliados cubanos, principalmente en Guatemala."
Como parte de los preparativos
para la invasión, al amanecer del 15 de abril de 1961 son bombardeados los
aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba.
La agresión fue repelida y aunque logró destruir algunos aviones de las
fuerzas defensivas cubanas, no pudo poner fuera de combate a nuestra pequeña
y recién creada Fuerza Aérea Revolucionaria, lo que se debió a la valiente
actuación de la artillería antiaérea, que tan brillante papel desempeñaría
dos días después, formada en su casi totalidad por jóvenes, de los cuales 12
perdieron la vida, entre ellos Eduardo García Delgado, que pasó a la historia
de aquella épica lucha al escribir con su propia sangre en una tabla,
mientras agonizaba, el nombre de Fidel.
Dos días después, el 17 de
abril de 1961, a las 2:30 horas de la madrugada, comenzó a desembarcar por la
costa sur de la entonces provincia de Las Villas, en la Ciénaga de Zapata, y
procedente de Puerto Cabezas, República de Nicaragua, un grupo organizado,
entrenado, equipado y financiado por el Gobierno de Estados Unidos,
denominado por sus propios integrantes Brigada de Asalto 2506, la cual estaba
formada por alrededor de 1 500 hombres.
El plan de invasión mercenaria,
según los documentos ocupados a quienes resultaron prisioneros, contemplaba
realizar el desembarco en tres puntos de la Ciénaga de Zapata: Playa Larga,
que denominaban en sus planes Playa Roja, donde descargaría el buque Aguja;
Playa Girón, denominada Playa Azul, donde descargarían los buques Ballena y
Tiburón; y Caleta Verde, denominada Playa Verde, donde descargarían los
buques Marsopa, Barracuda y Atún. Paralelamente, sendos batallones de
paracaidistas ocuparían posiciones en las proximidades del central
"Australia", San Blas y Soplillar, con la misión de cerrar el
acceso a la zona de desembarco y operaciones, aislarla, fortificarse y situar
allí un gobierno provisional, lo que permitiría de inmediato transportar por
aire un gobierno que en Miami esperaba impaciente con las maletas preparadas,
el cual se encargaría de solicitar la intervención militar de Estados Unidos
encabezando "tropas" de la OEA.
Durante los días de la
invasión, los integrantes de este "gobierno" fueron mantenidos
incomunicados a la fuerza en territorio norteamericano, mientras la CIA
emitía en su nombre comunicado tras comunicado.
La brigada mercenaria desembarcó
por Playa Girón y Playa Larga, después de la resistencia ofrecida por
pequeñas unidades de las Milicias Nacionales Revolucionarias. Desembarcaron
sus tanques y blindados; lanzaron al batallón de paracaidistas al norte de
Girón, para cerrar la carretera que conduce al central "Australia";
aviones del tipo B-26 con insignias cubanas, escoltados por cazas
norteamericanos, comenzaron a bombardear la zona, arrojando metralla sobre la
población civil, ocasionando la muerte a personas, dentro de ellas mujeres y
niños, cuyos nombres y apellidos se transcriben al final de este Hecho, así
como cuantiosas pérdidas.
Unidades de la Marina de Guerra
norteamericana, entre ellas un portaaviones (el Essex, con 40 aviones de combate y un batallón de Infantería de
Marina a bordo), un portahelicópteros, cinco destructores y un buque de
desembarco tipo LSD, entre otras unidades navales, vinieron escoltando a las
embarcaciones en que se transportaban las fuerzas mercenarias y se
mantuvieron durante toda la batalla a pocas millas de la zona de operaciones.
La brigada mercenaria contaba
con abundantes equipos y armamentos. Disponía de 5 barcos de transporte
artillados, 2 unidades de guerra tipo LCI modificadas y artilladas, 3
barcazas de desembarco tipo LCV para transporte de equipos pesados y 4
barcazas de desembarco tipo LCVP para transporte de personal. Para las
operaciones aéreas, los mercenarios fueron apoyados por 16 aviones de combate
del tipo B-26, 6 aviones de transporte del tipo C-46 y 8 del tipo C-54, y 2
aparatos anfibios tipo Catalina. Contaban con 5 tanques Sherman del tipo
M-41, con cañones de 76 milímetros, y 10 carros blindados y artillados con
ametralladoras 50; 75 bazucas, 60 morteros de diversos calibres y 21 cañones
sin retroceso de 75 y 57 milímetros; 44 ametralladoras calibre 50 y 39
calibre 30 entre pesadas y ligeras; 8 lanzallamas; 22 mil granadas de mano;
108 fusiles automáticos Browning; 470 subametralladoras M-3; 635 fusiles
Garand y carabinas M-1, 465 pistolas y otras armas ligeras.
Los integrantes de la brigada
mercenaria recibieron entrenamiento militar bajo la dirección de instructores
norteamericanos en bases situadas en Estados Unidos, Guatemala y Puerto Rico,
percibiendo asignaciones mensuales para el sostenimiento de sus familiares
por parte del Gobierno de Estados Unidos, que invirtió en el financiamiento
la suma de 45 millones de dólares.
En menos de 72 horas, las
fuerzas revolucionarias cubanas derrotaron de manera aplastante a la poderosa
brigada mercenaria invasora. Al respecto, la Casa Blanca emitió el 24 de
abril de 1961 una declaración oficial en la que se expresaba que "el
Presidente Kennedy ha declarado desde el primer momento que, como Presidente,
asume la plena responsabilidad" por la invasión. Agregaba la declaración
que "el Presidente se opone vigorosamente a que nadie, dentro o fuera de
la Administración, trate de hacer variar la responsabilidad".
La vinculación del Gobierno de
Estados Unidos con los acontecimientos narrados en este Hecho de la demanda,
fue corroborada igualmente en el conocido informe del Inspector General de la
CIA, elaborado seis meses después de la fracasada invasión, documento que
permaneció en el más estricto secreto durante 37 años hasta que en 1998 fue
desclasificado luego de intensas gestiones del Archivo Nacional de Seguridad,
organización no lucrativa con sede en la ciudad de Washington.
A pesar de que la invasión de
Girón significó una gran derrota tanto en el terreno político como en el
militar para el Gobierno de Estados Unidos, el hecho bélico dejó un elevado
saldo de víctimas y un sinnúmero de famlias cubanas enlutadas o dolorosamente
afectadas, pues 176 personas perecieron y más de 300 resultaron heridas por
las armas enemigas -entre ellas vecinos de la zona que fueron ametrallados
por la aviación mercenaria-, de las cuales 50 quedaron incapacitadas para el
desempeño de sus obligaciones, extremos estos últimos que acreditamos con las
certificaciones que acompañamos a esta demanda como documentos marcados con
los números 12 y 13, respectivamente.
En las acciones participaron
directamente pilotos, asesores, hombres rana y otros norteamericanos. En los
violentos combates del 19 de abril, fue confirmada la participación activa de
pilotos norteamericanos al ser derribado por el fuego antiaéreo un avión B-26
tripulado por Thomas Willard Ray y Frank Leo Baker, ciudadanos de Estados
Unidos y pilotos de la Guardia Nacional del estado de Alabama. Ese mismo día
fue derribado sobre el mar otro B-26 tripulado por los norteamericanos Ryley
W. Shamburger y Wade Carroll Gray, el primero de ellos oficial de la Guardia
Nacional.
QUINTO:
Que
el terrorismo ha sido un instrumento permanente de la política exterior de
Estados Unidos contra Cuba.
Una de las primeras acciones
terroristas del Gobierno de Estados Unidos contra nuestro país tuvo un
carácter monstruoso: el sabotaje al buque francés La Coubre el 4 de marzo de
1960, en un muelle del puerto de La Habana. El buque había cargado en Europa
un importante lote de armamentos y parque comprado a la industria nacional
belga por el Gobierno Revolucionario de Cuba, que estaba ya preocupado por
las crecientes acciones agresivas de Estados Unidos. El cargamento fue
saboteado por agentes de la CIA en el punto de embarque, y los artefactos
colocados hicieron explosión ese día mientras se realizaban las operaciones
de descarga. Las bombas fueron sofisticadamente instaladas de modo tal que la
segunda explosión se produjera en el momento en que se les prestaba auxilio a
las víctimas de la primera. Tanto el buque como el muelle aledaño estaban
efectivamente atestados de trabajadores portuarios, soldados y personal de
auxilio que, sin importarles el peligro, habían acudido al lugar del desastre
para ayudar a las víctimas y prevenir accidentes.
Este acto terrorista dejó un
saldo de 101 muertos, entre ellos seis marinos franceses, y centenares de
heridos, cuya cuantificación exacta, por haber sido atendidos en numerosos
hospitales y centros de auxilio diferentes de la capital, resulta imposible
hoy, a tantos años del hecho.
Las modalidades del terrorismo
empleado contra Cuba han sido en lo fundamental las siguientes: sabotaje o
destrucción de objetivos civiles dentro del país; ataques piratas contra
instalaciones costeras y contra naves mercantes y embarcaciones pesqueras;
atentados contra instalaciones y personal cubano en el exterior, incluidas
sedes diplomáticas, oficinas de aviación y naves aéreas; la constante
instigación a elementos subversivos, a través de emisoras de radio y
televisión, para realizar actos de esta naturaleza contra los centros de
producción y de servicios, indicándoles incluso la forma de hacerlo.
Si durante estos cuarenta años
de Revolución nuestro país ha sido un blanco incesante de acciones
terroristas, es en el año 1961 cuando se inician con mayor sistematicidad,
como consecuencia del programa de acción encubierta contra Cuba, aprobado el
17 de marzo de 1960 por el Presidente de Estados Unidos, Dwight D.
Eisenhower, quien, en el mencionado documento secreto ya desclasificado
referido al programa de acción encubierta contra Cuba, que después prosiguió
el Presidente Kennedy, precisa: "El método para lograr este fin
consistirá en incitar, apoyar y, en lo posible, dirigir la acción, dentro y
fuera de Cuba, por parte de grupos selectos de cubanos que pudieran realizar
cualquier misión por iniciativa propia."
Fue precisamente uno de esos
"grupos selectos" el que perpetró, en la tarde del 13 de abril de
1961, el incendio y total destrucción de "El Encanto", la mayor
tienda por departamentos del país, acción ejecutada por Carlos L. González
Vidal, integrante del grupo terrorista conocido por las siglas MRP. También
se conoció que el organizador principal fue Mario Pombo Matamoros, quien a su
vez mantenía relaciones con dirigentes del grupo M-30-11. Las consecuencias
de este siniestro no fueron solo de índole económica, sino también algo más
doloroso: la muerte de la trabajadora Fe del Valle Ramos, y las quemaduras y
lesiones sufridas por otras 18 personas, entre los cientos de ellas que
laboraban en esa institución comercial.
Como parte de estos mismos
planes terroristas, se había producido un mes antes, el 13 de marzo de 1961,
el ataque a la refinería "Hermanos Díaz", en Santiago de Cuba, en
el que resultó muerto el marinero René Rodríguez Hernández, de 27 años, que
cubría una posta, y herido gravemente Roberto Ramón Castro, de 19 años. Esta
acción fue ejecutada por un comando de la CIA a bordo de una embarcación
artillada con ametralladoras de grueso calibre, que fue lanzado desde el
barco Bárbara J., procedente de
Estados Unidos, hecho que fuera reseñado por el Inspector General de la CIA,
Lyman Kirkpatrick.
El 28 de mayo de 1961,
elementos terroristas incendian el cine "Riego", en la ciudad de
Pinar del Río, durante el desarrollo de una función infantil. Resultan heridos
26 niños y 14 adultos.
El 5 de septiembre de 1963, dos
aviones bimotores lanzan artefactos explosivos sobre la ciudad de Santa Clara
y ocasionan la muerte al maestro Fabric Aguilar Noriega y heridas a tres de
sus cuatro hijos.
El 23 de diciembre de 1963 un
comando de la CIA transportado por mar desde Estados Unidos, utilizando
elementos de demolición submarina, hundió la lancha torpedera LT-385
perteneciente a la Marina de Guerra Revolucionaria en la dársena de Siguanea,
Isla de Pinos, provocando la muerte del alférez de fragata Leonardo Luberta
Noy y los marineros Jesús Mendoza Larosa, Fe de la Caridad Hernández Jubón y
Andrés Gavilla Soto.
Pudieran señalarse decenas de
casos similares en esos años.
Los secuestros de aviones, que
no tenían precedentes en el mundo, fueron un método ideado y utilizado
precisamente por la CIA en su programa de acciones terroristas contra Cuba
desde 1959. Numerosos hechos de esta índole tuvieron lugar, especialmente en
los primeros años de la Revolución. Algunos adquirieron características
dramáticas. A modo de ejemplo, citaremos lo ocurrido el 27 de marzo de 1966:
un sujeto sin escrúpulos, Angel María Betancourt Cueto, utilizando un arma de
fuego, intentó desviar hacia Estados Unidos, donde eran siempre recibidos
como héroes, un avión Il-18 de Cubana de Aviación con 97 personas a bordo,
incluidos 14 niños, en vuelo de Santiago de Cuba hacia La Habana; fracasado
en su intento por la valiente y decidida conducta del capitán de la nave,
Fernando Alvarez Pérez, quien se negó a desviar el avión aterrizándolo en el
aeropuerto internacional de la capital, el frustrado secuestrador, ya en
tierra, asesinó al piloto y al custodio, Edor Reyes García, y causó heridas
graves al copiloto Evans Rosales, hecho que conmovió a todo el país.
Las otras formas de terrorismo
no cesaron.
El 12 de octubre de 1971, una
lancha rápida y otra embarcación de mayor porte, procedentes del territorio
de Estados Unidos, ametrallaron el poblado de Boca de Samá, en la costa norte
de la provincia de Oriente. Esta cobarde acción contra la población civil
provocó dos víctimas mortales e hirió a otros varios vecinos del poblado,
entre ellos dos niños.
Por esos años el terrorismo se
traduce igualmente en acciones paramilitares contra embarcaciones mercantes y
pesqueras de Cuba o de terceros países en el estrecho de la Florida. El 4 de
octubre de 1973, los pesqueros cubanos Cayo
Largo 17 y Cayo Largo 34 son
atacados por dos cañoneras tripuladas por terroristas, que asesinan al
pescador Roberto Torna Mirabal y abandonan a los demás en balsas de goma, sin
agua ni comida.
Sin duda el más monstruoso y
repugnante acto terrorista cometido contra Cuba en ese período tuvo lugar el
6 de octubre de 1976: el estallido en pleno vuelo de un avión civil de las
líneas aéreas cubanas con 73 personas a bordo, entre ellas 57 cubanos,
incluidos los 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima que acababan de
obtener todas las medallas de oro en un campeonato centroamericano; 11
jóvenes guyaneses, 6 de ellos seleccionados para realizar estudios de
medicina en Cuba, y 5 ciudadanos de la República Popular Democrática de
Corea. Todos, sin excepción, perecieron.
La nave, un DC-8 con matrícula
CUT-1201, acababa de despegar del aeropuerto internacional de Barbados diez
minutos antes. Un artefacto explosivo programado había sido colocado en el
baño del avión por dos sujetos que, procedentes de Trinidad Tobago,
abandonaron la aeronave en esa escala habitual de su ruta. En el aeropuerto
toman rápidamente un taxi y piden al chofer que los lleve a la sede de la
Embajada de Estados Unidos en Barbados, según el testimonio de Maurice
Firebrace, el chofer del taxi que los trasladó, en declaración a las
autoridades de Barbados. Otro taxista, Roger Pilgrim, testimonió igualmente
ante las autoridades de Barbados que en la tarde de ese mismo día los
trasladó dos veces a la sede diplomática de Estados Unidos, primero entre las
2:00 y las 3:00 de la tarde y después alrededor de las 4:55. Esa misma tarde,
desde el hotel "Village" lograron comunicarse e informar a sus
jefes en Venezuela sobre el cumplimiento de la misión encomendada. En horas
de la noche regresaron a Trinidad Tobago, donde al amanecer del 7 de octubre
fueron identificados y arrestados por las autoridades locales, a las que casi
de inmediato confesaron su participación en los hechos.
En una reunión realizada en
Trinidad Tobago a instancias del Primer Ministro de ese país, Eric Williams,
catorce días después del sabotaje, el Canciller de Guyana, Fred Willis, se
refirió a las agendas comprometedoras para la CIA, propiedad de los
encartados, que delataban a ese organismo norteamericano al dejar al
descubierto sus vinculaciones con los detenidos. Eran dos mercenarios de
nacionalidad venezolana que habían sido contratados por Orlando Bosch Avila y
Luis Posada Carriles, dos de los más connotados terroristas reclutados por la
Agencia Central de Inteligencia desde 1960, y especializados en sofisticadas
técnicas de sabotaje con todo tipo de medios. Ambos estaban registrados en
una organización llamada CORU, surgida de la unificación ordenada por la CIA
de los principales grupos que hasta entonces actuaban bajo siglas diferentes
desde territorio norteamericano, y a la que se le asignó la tarea de ejecutar
un ambicioso programa de sabotajes y actos terroristas contra Cuba con apoyo
total del Gobierno de Estados Unidos.
Ese mismo grupo unificado de la
CIA llevó a cabo por esa fecha, entre otros, los siguientes hechos:
6 de abril: Dos barcos
pesqueros, Ferro-119 y Ferro-123, son atacados por lanchas
piratas procedentes de la Florida, causando la muerte al pescador Bienvenido
Mauriz y graves daños a las embarcaciones.
22 de abril: Una bomba es
colocada en la Embajada cubana en Portugal, ocasionando la muerte de los
funcionarios diplomáticos Adriana Corcho Callejas y Efrén Monteagudo
Rodríguez, y heridas graves a varios más, destruyendo totalmente el local.
5 de junio: La Misión de Cuba
ante la ONU es objeto de un atentado con explosivos, ocasionando importantes
pérdidas materiales.
9 de julio: Una bomba hace explosión
en el vagón que cargaba los equipajes del vuelo de Cubana de Aviación, en el
aeropuerto de Kingston, Jamaica, momentos antes de ser transbordados. Es
decir, por pura casualidad no estalló en el aire el 9 de julio el avión de
Cubana que iba a cargar aquellos equipajes.
10 de julio: Una bomba estalla
en las oficinas de la British West Indies en Barbados, que representaba los
intereses de Cubana de Aviación en ese país.
24 de julio: Un técnico del
Instituto Nacional de la Pesca, Artagnán Díaz Díaz, es asesinado en un
intento de secuestrar al Cónsul cubano en la ciudad mexicana de Mérida.
9 de agosto: Dos funcionarios
de la Embajada cubana en Argentina, Crescencio Galañena Hernández y Jesús
Cejas Arias, son secuestrados, sin que se haya vuelto a tener noticias de
ellos.
18 de agosto: Una bomba hace
explosión en las oficinas de Cubana de Aviación en Panamá, causando daños de
consideración.
Los grupos que integraban el
CORU hacían declaraciones públicas en Estados Unidos, adjudicándose cada una
de estas fechorías. En agosto de 1976 fue publicado en un periódico editado
en Miami un desvergonzado parte de guerra donde, después de referir cómo
volaron un automóvil frente a la Embajada cubana en Colombia y destruyeron
las oficinas de Air Panamá, los cabecillas del CORU declaraban al final
textualmente: "Muy pronto atacaremos aeronaves en vuelo."
Aproximadamente seis semanas después estalla en pleno vuelo el avión cubano
que hizo escala en Barbados.
Arrestados Orlando Bosch y Luis
Posada Carriles, encarcelados y sometidos a largo y sinuoso proceso judicial
en Venezuela, junto a los dos mercenarios venezolanos que por órdenes suyas
colocaron la bomba en el DC-8 de Cubana de Aviación, en agosto de 1985 Posada
Carriles es rescatado por la CIA a través de la llamada Fundación Nacional
Cubano Americana, de la prisión de máxima seguridad de San Juan de los
Morros, y trasladado en cuestión de horas a El Salvador, donde es puesto de
inmediato a trabajar en una de las operaciones más secretas, delicadas y
comprometedoras de las que ha llevado a cabo un gobierno de Estados Unidos:
la famosa
Operación Irán-contras que dio
origen a un colosal escándalo político en ese país. Posada Carriles era el
responsable de los almacenes y prácticamente de la distribución de las armas
para la guerra sucia en Nicaragua, a las órdenes directas de la Casa Blanca.
Jamás había alcanzado una responsabilidad tan alta en sus 25 años de
servicios al Gobierno de Estados Unidos.
Orlando Bosch, que en el
repugnante crimen había sido el jefe de la operación pues entonces tenía
mayor jerarquía que Posada Carriles en la organización terrorista unificada
por la CIA, fue cínicamente absuelto por un tribunal corrupto e impúdico.
Autor de numerosos actos terroristas contra Cuba, vive hoy tranquilamente como
huésped ilustre de Estados Unidos.
Otro hecho terrorista doloroso
y desvergonzado había ocurrido después del brutal crimen de Barbados: el 11
de septiembre de 1980 fue asesinado en pleno día, en una concurrida calle de
la ciudad de Nueva York, el diplomático cubano Félix García Rodríguez. El
crimen fue perpetrado por un comando de la organización terrorista Omega-7,
cuya misión era dar muerte a este y a otros tres funcionarios de la
representación cubana ante las Naciones Unidas.
Los cambios ocurridos en el
escenario internacional hicieron que variaran también las formas de
manifestación de lo que constituye un flagrante terrorismo de Estado contra
la República de Cuba. En tal sentido, los sectores más reaccionarios de la
emigración cubana en Estados Unidos alentaron la actividad terrorista al
final de la Administración del Presidente George Bush, del Partido
Republicano, lo que motivó que se desarrollaran con cierta fuerza diversas
acciones durante la primera y la segunda administraciones del demócrata
William Clinton.
Desde 1992 y hasta el presente,
como ha quedado plenamente demostrado en los juicios seguidos recientemente
contra los teroristas Raúl Ernesto Cruz León y Otto René Rodríguez Llerena,
quienes hicieron estallar en 1997 siete bombas en hoteles de la capital, la
Fundación Nacional Cubano Americana, financista prominente de campañas
políticas presidenciales y de un grupo de conocidos legisladores
norteamericanos, fue la que concibió, organizó y financió impunemente desde
ese país esta campaña terrorista contra Cuba. La Fundación ha desarrollado su
acción no solo desde el propio territorio norteamericano utilizando
mercenarios de origen cubano residentes en Estados Unidos, sino también desde
Centroamérica, contratando mercenarios centroamericanos que actúan bajo la
dirección del tristemente célebre terrorista Luis Posada Carriles.
Estas últimas acciones
criminales contra Cuba desde Centroamérica, concebidas, organizadas y
financiadas por los jefes de una mafia cubano-americana que radica en Estados
Unidos, incuestionablemente se realizan con el conocimiento y la tolerancia
de las autoridades norteamericanas, para las cuales trabajó siempre Posada
Carriles y que nunca rompieron sus vínculos con él.
En adición a esto, el Estado
norteamericano, como parte de su estrategia política, incentivó al máximo la
emigración ilegal hacia su territorio, no solo como instrumento de lucha
ideológica y de sus campañas de descrédito contra Cuba durante cuarenta años,
sino también para promover la indisciplina y la inestabilidad social. Esto
trajo como consecuencia la comisión de actos delictivos, convencidos sus
autores de la acogida y protección que recibirían en Estados Unidos una vez
logrado el objetivo fundamental de abandonar el suelo cubano. No ocurría lo mismo
con ningún otro ciudadano del mundo que tratara de emigrar a ese país sin
previa obtención de visa.
Han sido múltiples los sucesos
originados por esa cínica política, pero marca pautas el 9 de enero de 1992,
fecha en que fueron asesinados los combatientes de la Policía Nacional
Revolucionaria Yuri Gómez Rivero y Rolando Pérez Quintosa; el miembro de
Tropas Guardafronteras Orosmán Dueñas Valero, y el custodio civil Rafael
Guevara Borges, trabajador del Campamento de Pioneros "José Martí",
en La Habana, al ser atacados por un grupo de delincuentes que pretendían
secuestrar una embarcación para abandonar ilegalmente el país, dirigidos por
Luis Miguel Almeida Pérez.
De igual manera, el 4 de agosto
de 1994 fue asesinado el combatiente Gabriel Lamouth Caballero, de la Policía
Nacional Revolucionaria, por elementos antisociales que intentaron salir
ilegalmente del país por el puerto de La Habana, y el 8 de agosto de 1994 fue
ultimado el teniente de navío Roberto Aguilar Reyes, al ser secuestrada en el
Mariel, La Habana, una nave auxiliar de la Marina de Guerra Revolucionaria,
por Leonel Macías González, quien logró huir hacia Estados Unidos, donde se
le recibió como un héroe y disfruta de impunidad total después del cobarde
asesinato.
Como resultado de las actividades
terroristas promovidas por el Gobierno de Estados Unidos contra nuestro país
a lo largo de cuatro décadas, desde el triunfo de la Revolución hasta hoy 234
personas inocentes han perdido la vida o han quedado incapacitadas, lo cual
acreditamos con los documentos que acompañamos a esta demanda marcados con
los números 14, 15, 16, 17, 18 y 19.
Para tener una idea de la
intensidad que en determinado momento alcanzaron las actividades terroristas
contra Cuba, baste señalar que en solo catorce meses, desde el 30 de
noviembre de 1961, fecha en que se aprueba por el Presidente Kennedy la
puesta en marcha del denominado "Proyecto Cuba", hasta el mes de
enero de 1963, se efectuaron 5 780 acciones terroristas contra Cuba, de las
cuales 716 constituyeron sabotajes de envergadura contra instalaciones
industriales.
Mención especial que expresa la
carencia total de escrúpulos, la inmoralidad y la incapacidad de ajustarse a
normas civilizadas de las prácticas políticas de Estados Unidos, merecen los
planes concebidos por la dirección de ese país para eliminar físicamente al
líder de la Revolución Cubana, inicialmente en su condición de Primer
Ministro, desde el 16 de febrero de 1959 hasta el 3 de diciembre de 1976, y
con posterioridad como Jefe de Estado.
El 11 de diciembre de 1959, el
coronel J.C. King, jefe de la división encargada de los asuntos del
hemisferio occidental en la CIA, escribió en un memorando secreto dirigido al
director de la Agencia, Allen Dulles: "Debe darse seria consideración a
la eliminación de Fidel Castro. Ninguno de los más cercanos a él, como su
hermano Raúl o su compañero Che Guevara, tiene la misma influencia
carismática sobre las masas. Mucha gente informada considera que la
desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del actual
gobierno."
Desde esa fecha hasta el
presente, los órganos de la Seguridad del Estado cubanos han conocido,
investigado, descubierto o neutralizado indicios creíbles, planes concebidos
o minuciosamente elaborados, o en fase avanzada de organización y ejecución o
a punto de ejecutarse, incluidos los que no se realizaron por cobardía de los
que llegaron a tener su objetivo a pocos metros, de un total de 637
conspiraciones contra la vida del Comandante en Jefe Fidel Castro. Quedaría
por reflexionar sobre el número de los que no llegaron a conocerse jamás.
El Senado de Estados Unidos ha
investigado y comprobado al menos ocho de esas conspiraciones, apenas el 1,25
por ciento de las que fueron organizadas directamente por la CIA o inducidas
por la hostilidad, la propaganda, la tolerancia cómplice y las acciones del
Gobierno de Estados Unidos contra Cuba durante cuarenta años.
SEXTO:
La Base Naval de Guantánamo, establecida en Cuba desde hace casi cien años
mediante un convenio confuso y pérfidamente redactado, en virtud del cual a
Estados Unidos le arriendan el territorio que ocupa la base "por el
tiempo que la necesitaren", sin una cláusula que garantizara el pleno
derecho de nuestra soberanía sobre dicho territorio, ha sido utilizada por
Estados Unidos como un instrumento de su política agresiva contra nuestro
país.
Al triunfar la Revolución, de
inmediato en ese enclave las autoridades militares y los servicios especiales
de Estados Unidos protegieron a cientos de asesinos y secuaces del régimen
batistiano.
La Base fue convertida en un
activo centro de subversión y provocaciones contra nuestro país.
Numerosos mercenarios, prófugos
de la justicia cubana por sus crímenes y fechorías, encontraron allí refugio
e impunidad.
Numerosas personas, alentadas
por el privilegio de ingresar a Estados Unidos sin visa alguna, optaron por
abandonar ilegalmente el país a través de esa instalación militar mantenida
por la fuerza en Cuba.
Ha sido refugio seguro para
viles traidores que condujeron allí aeronaves y embarcaciones secuestradas,
sin que en ningún caso los delincuentes hayan sido extraditados, lo cual se
convirtió en práctica habitual desde el triunfo de la Revolución.
En el Artículo 2 del citado
Convenio, firmado el 16 de febrero de 1903, se concede un derecho bajo
determinada condición que Estados Unidos aceptó y se comprometió a cumplir:
"hacer cuanto fuere necesario para poner dichos lugares en condiciones
de usarse exclusivamente como estaciones carboneras o navales y para ningún
otro objeto."
El Artículo 4 del Convenio
Complementario de 2 de julio de 1903, suscrito igualmente por los Gobiernos
de Cuba y de Estados Unidos, establece de forma muy precisa y muy clara:
"Los delincuentes prófugos de la justicia acusados de delitos o faltas
sujetos a la jurisdicción de las Leyes Cubanas y que se refugiaren dentro de
dichas áreas, serán entregados por las Autoridades de los Estados Unidos
cuando lo pidieren Autoridades Cubanas debidamente autorizadas."
Es injustificable que una base
militar costosa, sostenida a expensas del presupuesto y los contribuyentes de
ese país, sin utilidad alguna para la seguridad nacional de Estados Unidos,
ocupe una parte valiosa de nuestro territorio para humillar, hostigar y
agredir al pueblo cubano, pues ese ha sido su único cometido en las últimas
décadas. Particularmente arbitrario y abusivo ha sido mantener contra la
voluntad de nuestro país ese enclave militar tras el fin de la guerra fría,
máxime cuando el Gobierno de Estados Unidos está desmantelando decenas de
instalaciones en su territorio y en el extranjero para reducir su presupuesto
militar. Resulta evidente que 96 años después de aquel compromiso asumido por
ambas partes en el Artículo 1 del Convenio de febrero de 1903, suscrito por
el Gobierno de Estados Unidos con un gobierno débil, sometido e imprevisor,
que les arrendó la tierra "por el tiempo que la necesitaren", hace
ya rato que no la necesitan para otra cosa que no sea su política agresiva
contra Cuba, y ese derecho no está incluido ni siquiera en ese pésimo convenio.
No es justo que se dedique a eso una de las mejores bahías de Cuba.
Entre 1962 y 1994, año en que
se tomaron, por iniciativa de ambos gobiernos, medidas para reducir los
riesgos de incidentes, después del acuerdo migratorio suscrito entre Cuba y
Estados Unidos, fueron ejecutadas desde la base 13 498 acciones provocativas,
siendo las más comunes las ofensas de palabra, la realización de gestos
obscenos y actos pornográficos, las violaciones de la línea divisoria
rompiendo sectores de la cerca y en otros casos cruzándola hacia el
territorio libre, la iluminación con reflectores de las casetas donde cubren
sus postas los soldados cubanos, la realización de disparos con armas,
acciones de apuntar amenazantemente con cañones, tanques y ametralladoras
contra nuestro personal e instalaciones, reiteradas violaciones del espacio
aéreo cubano, incluido el aterrizaje de helicópteros fuera del perímetro de
la base, así como violaciones de nuestro espacio marítimo.
Numerosas también han sido las
notas de protesta que sobre estos hechos ha realizado el Gobierno
Revolucionario al Gobierno de Estados Unidos, sin que en la inmensa mayoría
de los casos se hayan recibido las respuestas acordes con las leyes
internacionales. Múltiples denuncias sobre tales hechos han sido formuladas
también por Cuba en los organismos internacionales, y muchos periodistas
extranjeros han visitado el perímetro fronterizo, han entrevistado a testigos
y han conocido y obtenido pruebas de las violaciones denunciadas. Por más de
treinta años Cuba ha presentado evidencias de tales actos de agresión, y
ninguna de las administraciones norteamericanas ha sido capaz de pedir una
sola excusa. Tampoco podrían mostrar un solo caso de provocación cubana,
violación alguna o penetración en el territorio arbitrariamente ocupado por
sus tropas.
Desde la base o en la propia
base, han sido asesinados o heridos soldados cubanos de la Brigada Fronteriza
y ciudadanos de nuestro país, a saber:
El 5 de enero de 1961 es
salvajemente torturado en la Base Naval de Guantánamo el obrero Manuel Prieto
Gómez, uno de los pocos cubanos que conservaron su empleo y que laboró en esa
instalación durante trece años.
El 30 de septiembre de 1961 es
detenido por el Capitán de la Infantería de Marina Arthur J. Jackson otro
trabajador cubano, Rubén López Sabariego, que prestaba servicios como chofer
de un camión de carga de la base. A los quince días de la detención, el
Encargado de Negocios de la Embajada suiza en Cuba informó el hallazgo del
cuerpo sin vida en una zanja dentro de la instalación militar. La autopsia
arrojó que llevaba varios días muerto y presentaba fracturas y hematomas
ocasionados por las torturas a que fuera sometido.
En mayo de 1962 es secuestrado
por personal de la base naval Rodolfo Rosell Salas mientras cumplía su trabajo
como pescador. Asesinado posteriormente, su cadáver fue encontrado el 14 de
julio.
El 18 de julio de 1964 cae
asesinado Ramón López Peña, soldado del Batallón Fronterizo, por disparos
efectuados desde la base por un soldado norteamericano que realizaba guardia
en la posta situada en las coordenadas 43-67.
El 21 de mayo de 1966 el
soldado Luis Ramírez López muere igualmente asesinado por disparos efectuados
por soldados norteamericanos desde la Base Naval de Guantánamo.
En total, como consecuencia de las
agresiones provenientes de la Base Naval, han fallecido 8 cubanos y otros 15
han quedado incapacitados, lo cual se acredita con certificaciones adjuntas,
marcadas con los números 20 y 21.
En adición a esto se cometieron
grandes injusticias con los miles de trabajadores cubanos que prestaban sus
servicios en la Base.
En enero de 1964, más de 3 000
trabajadores cubanos laboraban en esa base, de los cuales 2 300
aproximadamente entraban y salían cada día.
Entre el 10 y el 15 de febrero,
500 de estos fueron despedidos por orden del Gobierno de Estados Unidos de un
solo golpe. Entre febrero y octubre fueron despedidos otros 1 060, para un
total de 1 560, las dos terceras partes en solo siete meses. Y así
sucesivamente hasta reducirlos a menos de cien.
Otra medida cruel: el 5 de
marzo de 1966 el Departamento de Defensa de Estados Unidos informó que la
política de su Gobierno "no permitía el pago de jubilaciones a ningún
personal en Cuba", por lo que los despedidos no podían recibir pensión
alguna o reclamar la devolución de sus contribuciones a la caja de
jubilaciones, retenidas por el Gobierno norteamericano. De este modo, al
trabajador cubano en esa Base no le quedaba otra alternativa que asilarse o
perder su empleo y todos los demás derechos.
Actualmente solo quedan en la
Base 17 trabajadores cubanos que entran cada día a laborar en esa
instalación.
SÉPTIMO:
Que durante todos estos años de Revolución, las acciones agresivas del
Gobierno de Estados Unidos han afectado de manera significativa la salud de nuestro
pueblo. Esta política criminal ha estado encaminada a entorpecer y
obstaculizar los impresionantes logros que la política social cubana ha
conquistado. Para ello se ha empleado, entre otras vías, la agresión
biológica, que ha cobrado valiosas vidas humanas, incluidos niños y mujeres
embarazadas.
En mayo de 1981 se comienzan a
reportar en el municipio de Boyeros, ubicado en la capital del país, casos de
enfermos con síndrome febril, dolores retroorbitarios, abdominales y
musculares, rash, cefalea y astenia, frecuentemente acompañados de múltiples
hemorragias con diferentes niveles de gravedad. Pocos días después, y en
forma explosiva, se reportaron casos similares en las provincias de
Cienfuegos, Holguín y Villa Clara, diseminándose posteriormente en forma
igualmente explosiva por el resto del país.
En los estudios iniciales
realizados, se pudo comprobar que los primeros casos habían aparecido en
forma simultánea en tres localidades de la isla distantes entre sí más de 300
kilómetros. No hubo ninguna explicación epidemiológica para la interpretación
de estos hechos como una infección natural.
Los estudios de laboratorio
confirmaron que el agente etiológico era el virus del dengue tipo 2. El hecho
de la aparición de forma sorpresiva, sin que existiera actividad epidémica de
Dengue-2 en la región de las Américas ni en ninguno de los países con los
cuales Cuba mantenía un importante intercambio de personal, así como su
aparición simultánea en distintas regiones del país, son elementos de soporte
a los estudios realizados por científicos cubanos de reconocido prestigio,
con la cooperación de científicos extranjeros altamente especializados en la
detección y lucha contra las agresiones biológicas.
Las investigaciones y los
estudios minuciosos llevados a cabo condujeron a la evidencia de que la
epidemia fue introducida deliberadamente en el territorio nacional por
agentes al servicio del Gobierno de Estados Unidos. Especialistas
norteamericanos en guerra biológica habían sido los únicos en obtener una
variedad de mosquito Aedes aegypti
sensiblemente asociada a la trasmisión del virus 2, según informó el coronel
Phillip Russell en el XIV Congreso Internacional del Océano Pacífico,
efectuado en 1979, solo dos años antes de que se desatara la brutal epidemia
en Cuba.
Constituye un elemento
significativo el hecho de que en 1975 el científico norteamericano Charles
Henry Calisher, en una visita a Cuba, se interesó y obtuvo información sobre
la existencia de anticuerpos al dengue en la población cubana y la no existencia
en la misma, por lo menos en 45 años, de anticuerpos al virus 2.
En el juicio celebrado en 1984
en Estados Unidos contra Eduardo Arocena, cabecilla de la organización
terrorista Omega 7, este confesó paladinamente haber introducido gérmenes en
Cuba y reconoció que la fiebre del dengue hemorrágico fue introducida en la
isla a través de grupos afines de origen cubano radicados en Estados Unidos.
De ser verídica la confesión
del jefe de la conocida organización terrorista Omega-7 sobre los grupos
utilizados para introducir la epidemia del dengue hemorrágico en Cuba, de
forma exhaustiva hemos explicado y demostrado aquí quiénes son esos grupos,
quiénes los organizaron y al servicio de quiénes actuaban.
Por otra parte, el ejército
norteamericano había informado de la existencia de una vacuna que incluía
protección contra el Dengue-2, que le fue aplicada a la población de la Base
Naval de Guantánamo, lo que propició que en dicho enclave militar no se
registrara un solo caso de afectación por la enfermedad, que en cambio golpeó
al resto del territorio de la Isla, sin excepción alguna.
Durante la 91 sesión del
Congreso de Estados Unidos, en noviembre del 18 al 20, y diciembre 2, 9, 18 y
19 de 1969, se celebró una audiencia para analizar los supuestos planes sobre
el uso de armas biológicas contra Cuba.
En esa sesión se desarrolló el
siguiente diálogo:
"Sr.
Fraser.- Se ha dicho que los Estados Unidos estaban preparados para utilizar
armas biológicas con respecto a Cuba. ¿Podría decirnos si esto es cierto o
no?
"Sr.
Pickering.- No tengo conocimiento de eso.
"Sr.
Fraser.- ¿Alguno de los presentes tiene información sobre ese asunto? (Nadie
responde.)
"Sr.
Pickering.- He visto en la prensa los debates sobre ese asunto.
"Sr.
McCarthy.- Yo diría que el Comité de Relaciones Exteriores del Senado no es
ajeno a los incidentes a que se hace alusión, y hay personas en el gobierno
que conocen todas las actas del presente y del pasado. Sé que las
informaciones están accesibles en sus actas..."
El uso de insectos para trasmitir
enfermedades ha sido objeto de profundos estudios en Fuerte Detrick. Un
periodista escribió que el inventario de insectos del Fuerte Detrick en 1959
incluía mosquitos infectados con fiebre amarilla, malaria y dengue; pulgas
infectadas con plaga, garrapatas con tularemia, fiebre recidiva y fiebre de
colorado; moscas domésticas infectadas con cólera, ántrax y disentería.
Según datos revelados por el
Ejército norteamericano hace alrededor de 20 años, en julio de 1958, el
Centro de Armas Bacteriológicas de las Fuerzas Terrestres de Estados Unidos
realizó experimentos con mosquitos Aedes aegypti portadores de la fiebre
amarilla, que se llevaron a cabo en un polígono aéreo en el estado de la
Florida. El enjambre de mosquitos -no contagiados como es lógico- compuesto
aproximadamente de unos 600 mil ejemplares, fue dispersado sobre el polígono
desde un avión. Los resultados de las investigaciones realizadas demostraron
que los mosquitos alcanzaron en un día distancias de 1,6 a 3,2 kilómetros y
picaron a muchas personas; que el Aedes
aegypti poseía grandes posibilidades para la transportación de la fiebre
amarilla a grandes distancias.
El 29 de octubre de 1980 un
cable procedente de Washington informaba que:
"...el Gobierno de Estados
Unidos pensó seriamente usar el mosquito portador de la fiebre amarilla
contra la Unión Soviética en 1956.
"Según documentos
militares desclasificados y dados a conocer hoy, el ejército norteamericano
consideró la utilización del mosquito Aedes
aegypti para infectar con fiebre amarilla el territorio de la URSS.
"Millones de mosquitos
portadores de fiebre amarilla se experimentan en Fuerte Detrick, Maryland,
con capacidad para producir medio millón mensual, mientras se esperaba el
inicio de la construcción de una nueva planta diseñada por el ejército con
capacidad de 130 millones de mosquitos mensuales.
"Los documentos
desclasificados aseguran que la agresión contra la URSS sería llevada a cabo
tomando en cuenta la imposibilidad de la Unión Soviética de poner en marcha
un programa de inmunización masivo contra el ataque de los mosquitos."
Se trataba de una gran
potencia, a una gran distancia, y un inmenso territorio, con la cual Estados
Unidos no estaba en guerra. Sin embargo, se acariciaba la idea de un
silencioso sabotaje biológico.
Puede servir como antecedente
para explicar lo ocurrido en Cuba, un artículo del periódico The Miami Herald, nada sospechoso de
amistad con Cuba, publicado el día 1º de septiembre de 1981:
"WASHINGTON. El
altisonante planteamiento de Fidel Castro de que las `plagas nocivas' que
destruyen cosechas y animales en Cuba, y la epidemia de la fiebre del dengue
que ha ocasionado la muerte a más de 100 personas en la isla son obra de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) no parece inconcebible para los autores
de un nuevo libro que saldrá a la luz este otoño.
"El ex agente de la
Oficina Federal de Investigaciones (FBI) William W. Turner y el periodista
Warren Hinckle refieren que Estados Unidos utilizó la guerra biológica en
Cuba durante la administración de Nixon.
"Los autores alegan que la
CIA ha comprometido a Estados Unidos en una guerra secreta, no declarada e
ilegal contra Cuba durante más de 20 años. El llamado Proyecto Cuba es el
mayor y menos conocido que la CIA opera fuera de los límites legales de sus estatutos,
afirman.
"La historia del Proyecto
Cuba es la historia de una importante guerra norteamericana no declarada por
el Congreso, no reconocida por Washington y no informada por la prensa."
Con anterioridad, un cable de
la UPI fechado en Washington el 9 de enero de 1977 informó lo siguiente:
"Newsday,
diario de Long Island (Nueva York), dijo hoy que `al menos con apoyo tácito
de la CIA, agentes ligados a los terroristas anticastristas introdujeron el
virus de la fiebre porcina africana en Cuba, en 1971'.
"Seis semanas después, un
brote de la enfermedad obligó a las autoridades sanitarias de Cuba a
sacrificar 500 mil cerdos, a fin de evitar una epidemia animal de
proporciones nacionales.
"Una fuente no
identificada de la CIA reveló a Newsday
que a principios de 1971 se le entregó un recipiente que contenía virus en
Fuerte Gulick, base del ejército de Estados Unidos en la Zona del Canal de
Panamá, también utilizada por la CIA, y que el mismo fue llevado en un
pesquero a agentes que operaban clandestinamente en Cuba.
"Era la primera vez que la
enfermedad se manifestaba en el hemisferio occidental.
"Se sabe por propia
admisión que en los momentos en que se produjo en Cuba el brote de la fiebre
porcina africana, la CIA y el ejército de Estados Unidos estaban
experimentando con venenos, toxinas mortales, productos para la destrucción
de cosechas y otras técnicas de la guerra bacteriológica."
Hay una montaña de evidencias,
antecedentes y hechos que no hay forma posible de ignorar.
Lo incuestionablemente real es
que en pocas semanas la epidemia de dengue hemorrágico en Cuba, donde no
había existido nunca, alcanzó la cifra sin precedente conocido en ningún otro
país del mundo de 344 203 personas afectadas, dándose el caso verdaderamente
récord de 11 400 nuevos enfermos reportados en un solo día, el 6 de julio de
1981.
Un total de 116.143 enfermos
fueron hospitalizados; alrededor de 24 mil pacientes sufrieron hemorragias;
10 224 sufrieron shocks por dengue en algún grado. Ciento cincuenta y ocho
personas fallecieron como consecuencia de la epidemia, de ellas 101 niños.
Todo el país y sus recursos
fueron movilizados para luchar contra la epidemia. Se combatía intensamente y
a la vez en todas las ciudades y poblados del país la presencia del vector,
con todos los medios posibles y con productos y equipos adquiridos con toda
urgencia en cualquier parte, incluido Estados Unidos donde a través de la
Organización Panamericana de la Salud se solicitó y finalmente en el mes de
agosto se obtuvo la venta de un importante larvicida. Los medios químicos y
equipos eran trasladados muchas veces por vía aérea, en ocasiones de lugares
tan distantes como Japón, en cuyas fábricas pudieron obtenerse miles de
motomochilas de fumigación. Hubo que traer malathion desde Europa, por avión,
a un costo de transportación de 5. 000 dólares por tonelada, es decir, tres
veces y media más que el valor del producto.
En adición a la red
hospitalaria existente, decenas de escuelas para alumnos becarios fueron
convertidas en hospitales a fin de aislar sin excepción a cada uno de los
nuevos enfermos que se reportaban cada día. Simultáneamente se construían y
equipaban salas de terapia intensiva en todos los hospitales pediátricos del
país.
De este modo, el 10 de octubre
de 1981 fue reportado el último caso de persona afectada.
De no haber sido por aquel
colosal esfuerzo, habrían podido fallecer decenas de miles de personas, en su
inmensa mayoría niños. Había sido derrotada en poco más de cuatro meses una
epidemia que muchos expertos pronosticaron que harían falta años para
erradicarla. La afectación económica fue también considerable.
La relación de fallecidos a
causa de esta epidemia se acredita mediante la correspondiente certificación
expedida por el Ministerio de Salud Pública, documento que se adjunta marcado
con el número 22.
OCTAVO:
Que a lo largo del proceso revolucionario cubano, asunto de carácter
estrictamente interno, que llevó a cabo nuestro pueblo en el ejercicio de su
derecho a la plena soberanía como ciudadanos de una nación independiente,
nuestra patria ha tenido que enfrentar y aún enfrenta el constante peligro de
una agresión militar directa de Estados Unidos.
Una de las primeras reuniones
del equipo designado para la ejecución del Proyecto Cuba, reseñada en un
memorando confeccionado por el Director de la CIA el 19 de enero de 1962, fue
de especial significación. Esa reunión tenía lugar exactamente nueve meses
después de la aplastante derrota, en menos de 72 horas, y la captura total de
la fuerza expedicionaria desembarcada en Girón, a la vista de la escuadra
norteamericana situada el 19 de abril a tres millas de Playa Girón, cuya
presencia y aliento de nada les sirvió a sus tropas mercenarias, y que no
tuvo tiempo siquiera de actuar ni había nadie a quien apoyar, cuando al final
de la aventura el Presidente Kennedy había sido persuadido de dar apoyo aéreo
a los invasores utilizando los aviones de combate a bordo del portaaviones
Essex, incluido en ese destacamento naval. Según el documento desclasificado
referido a la reunión de aquel día, Robert Kennedy, Procurador General del
Gobierno de Estados Unidos, informó a los asistentes que el Presidente
estimaba que el último capítulo respecto a Cuba aún no estaba escrito, que el
derrocamiento de Castro era posible y que la consecución de este objetivo
tenía la más alta prioridad: "La solución del problema cubano tiene
máxima prioridad en el Gobierno de Estados Unidos. Todo lo demás es
secundario."
El 7 de marzo de 1962, la Junta
de Jefes de Estado Mayor afirmó en un documento secreto que "la
determinación de que una sublevación interna con posibilidades de éxito es
imposible dentro de los próximos 9 a 10 meses, exige una decisión por parte
de los Estados Unidos en el sentido de fabricar una `provocación' que
justifique una acción militar norteamericana positiva".
El 9 de marzo de 1962, bajo el
título de "Pretextos para Justificar la Intervención Militar de los
Estados Unidos en Cuba", la Oficina del Secretario de Defensa sometió a
la consideración de la Junta de Jefes de Estado Mayor un paquete de medidas
de hostigamiento que tenían por objetivo crear las condiciones para
justificar la intervención militar en Cuba. Entre las medidas consideradas
estaban las siguientes:
"Una serie de incidentes
bien coordinados se planificarían para que ocurriesen en [la base naval de]
Guantánamo o sus alrededores, a fin de crear una apariencia verosímil de que
fueron realizados por fuerzas cubanas hostiles."
"Los Estados Unidos
responderían con la ejecución de operaciones ofensivas destinadas a asegurar
los suministros de agua y energía, destruyendo los emplazamientos de
artillería y morteros que amenazan a la base. Comenzarían operaciones
militares norteamericanas en gran escala."
"Un incidente tipo
`Remember the Maine' pudiera prepararse de diversas maneras."
"Pudiéramos hacer volar un
barco norteamericano en la bahía de Guantánamo y culpar a Cuba."
"Pudiéramos hacer volar un
barco no tripulado en algún punto de las aguas cubanas."
"Pudiéramos hacerlo de
manera que ese incidente ocurra en las cercanías de La Habana o Santiago como
un resultado espectacular de un ataque cubano por aire o por mar, o desde
ambas direcciones."
"La presencia de aviones o
embarcaciones cubanas que acudieran simplemente para investigar las
intenciones del barco, pudiera constituir prueba suficientemente convincente
de que el barco fue atacado."
"Los Estados Unidos
pudieran dar seguimiento con una operación de rescate por aire o por mar bajo
la cobertura de cazas norteamericanos a fin de `evacuar' a los restantes
miembros de una tripulación no existente."
"Las listas de bajas en la
prensa norteamericana pudieran causar una ola favorable de indignación
nacional."
"Pudiéramos desarrollar
una campaña terrorista cubano-comunista en el área de Miami, en otras
ciudades de la Florida y en Washington. La campaña de terror podría estar
encaminada contra los refugiados cubanos que buscan asilo en los Estados
Unidos."
"Pudiéramos hundir una
embarcación llena de cubanos en ruta hacia la Florida (real o
simulada)."
"Pudiéramos promover
intentos contra las vidas de los refugiados cubanos en los Estados Unidos,
incluso hasta el punto de herir a algunos de ellos en casos que serían
ampliamente divulgados."
"Hacer explotar unas
cuantas bombas de plástico en lugares cuidadosamente escogidos, detener a algunos
agentes cubanos y dar a la publicidad documentos preparados que fundamenten
el comprometimiento cubano, también pudiera ayudar a proyectar la idea de un
gobierno irresponsable."
"Pudiera simularse una
expedición `desde territorio cubano y apoyada por Castro' contra una nación
caribeña vecina de Cuba."
"El uso de aviones tipo
MIG tripulados por pilotos norteamericanos pudiera ofrecer causas adicionales
de provocación."
"El hostigamiento de
aeronaves civiles, los ataques contra barcos y la destrucción de aeronaves
militares norteamericanas no tripuladas por aviones tipo MIG, pudieran ser
acciones complementarias útiles."
"Un F-86 pintado
adecuadamente pudiera convencer a los pasajeros de una aeronave civil que
vieron un MIG cubano, especialmente si el piloto de la aeronave lo afirmara
como un hecho."
"Intentos de secuestros de
aeronaves civiles o embarcaciones pudieran hacerse aparentar como acciones
que continúan siendo promovidas por el gobierno cubano."
"Es posible crear un
incidente que demuestre de manera convincente que un avión cubano atacó y
derribó a un avión civil arrendado que volaba de los Estados Unidos a
Jamaica, Guatemala, Panamá o Venezuela."
"Los pasajeros pudieran
ser un grupo de estudiantes universitarios o cualquier otro grupo de personas
con intereses comunes como para arrendar un vuelo."
."Es posible fabricar un
incidente en el que parezca que aviones MIG cubano-comunistas han derribado
un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos sobre aguas internacionales
producto de un ataque no provocado."
NOVENO:
La
realidad irrefutable, demostrada con hechos y documentos que nadie se
atrevería a rebatir, explica los inmensos gastos en recursos económicos y
humanos y los sacrificios impuestos a nuestro pueblo para defenderse durante
cuarenta años del peligro de una agresión armada directa por parte de Estados
Unidos.
Las necesidades de la defensa
cubana no tienen comparación con las de cualquier otro país del mundo. Ello
impuso el inevitable sobredimensionamiento de las acciones de preparación del
pueblo para garantizar su propia supervivencia.
La idea básica ha sido evitar
la guerra manteniendo y desarrollando un potencial de respuesta armada con la
participación de todo el pueblo y una doctrina de lucha frente a una invasión
militar que aseguraría un costo tan alto a los invasores que desalentase una
agresión directa de Estados Unidos. Ello ha requerido durante mucho tiempo
dar una prioridad total a esta actividad.
En los últimos años ha sido
posible reducir los efectivos regulares gracias precisamente a esa
concepción, a pesar del notable incremento de la hostilidad contra Cuba en
las últimas décadas.
No obstante el importante
ahorro que ello ha significado, la defensa sigue constituyendo todavía la
principal prioridad del país. El esfuerzo en el entrenamiento de millones de
hombres y mujeres cada año y la preservación de la capacidad combativa del
pueblo, la construcción de costosos refugios y otras obras fortificadas para
la protección de la población civil y los combatientes, en lo cual hubo que
hacer un mayor énfasis por el vertiginoso desarrollo tecnológico alcanzado
por Estados Unidos en la esfera militar, han requerido y requieren hoy una
inversión considerable de recursos humanos y materiales.
Durante el período comprendido
desde 1960 hasta 1998, según cálculos efectuados, hemos sido obligados a un
especial sobredimensionamiento en cuanto a la cantidad de personal vinculado
a la defensa. Parámetros aceptados internacionalmente establecen que las
fuerzas en función de la defensa de un país deben oscilar alrededor de un 0,4
por ciento de la población existente.
Siguiendo este criterio,
nuestro país ha sido obligado a sobrepasar considerablemente esos parámetros,
condicionado todo ello por la situación de guerra que nos fue impuesta
durante todos estos años. Este desbalance en cuanto al personal se estima en
alrededor de 4 362 645 efectivos movilizados durante el período mencionado
por encima de los parámetros aceptados internacionalmente como normales.
La situación descrita, que
resulta totalmente anómala para un país de escasos recursos económicos,
pequeña dimensión y bajo índice demográfico, asociada a la amenaza permanente
de la potencia militar más poderosa del mundo, trajo consigo que el esfuerzo
colosal y extraordinario en la preparación combativa del país que nos impuso
la política agresiva de Estados Unidos, ocasionara la pérdida de 2 354 vidas
humanas y la incapacitación de 1 833 personas. Estos particulares se
acreditan en los documentos que anexamos marcados con los números 23 y 24.
Con los hechos narrados ha
quedado evidenciada la responsabilidad civil del Gobierno de Estados Unidos
de América en el sostenimiento de una guerra contra nuestra nación, sus
instituciones y organizaciones, prolongada por más de cuarenta años.
Tales extremos han obligado a
las organizaciones sociales y de masas que representamos en este proceso a
librar una intensa batalla en todos los frentes, ante las multifacéticas
agresiones de una superpotencia. Estados Unidos ha convertido el denominado
"problema Cuba" en una cuestión de política interna, objeto de todo
tipo de manipulaciones, intrigas, posturas demagógicas y ambiciones
partidistas y personales. El Congreso de esa nación dicta leyes de un marcado
carácter extraterritorial e injerencista al promulgar normas que pretende
sean cumplidas por Cuba y por el resto del mundo para satisfacer sus
pretensiones de dominación con relación a nuestro país. Estos aspectos,
aunque no constituyen fundamento fáctico de nuestro pedimento, los consignamos
a los efectos de que la Sala pueda ponderar integralmente la dimensión de los
daños y perjuicios que hemos relatado, y, consecuentemente, la magnitud de la
indemnización que estamos solicitando.
Que basamos esta Demanda en los
siguientes:
FUNDAMENTOS
DE DERECHO
1)
Que se establece esta demanda mediante
Proceso Ordinario, teniendo en cuenta que la cuantía de lo que se reclama por
concepto de reparación de daños e indemnización de perjuicios excede de lo
estipulado en el Artículo 223.1 de la Ley de Procedimiento Civil,
Administrativo y Laboral.
2)
Que es competente por razón de la
materia para el conocimiento de la presente demanda el Tribunal Provincial
Popular de Ciudad de La Habana por cuanto se trata de una demanda de
contenido económico cuya cuantía excede de lo estipulado en el Artículo 6.1
de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral, siendo competente
por razón del lugar el propio Tribunal, dada la sumisión tácita que al mismo
hacemos, franqueada por el Artículo 10.1, en relación con el 8, ambos de la
mencionada Ley de trámites.
3)
Que la demanda que establecemos se
estructura organizativamente en correspondencia con los requisitos que en tal
sentido establece el Artículo 224, acompañando al escrito promocional los
documentos justificativos del carácter por el cual comparecemos,
cumplimentando lo estipulado en el Artículo 226, así como los documentos en
que fundamentamos el derecho que estamos alegando, a tenor de lo estipulado
en el Artículo 227; que se acompañan las copias requeridas para verificar el
emplazamiento al demandado, según el Artículo 228, todos de la Ley de
Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral.
4)
Que en virtud de esta demanda deberá
ser emplazado el demandado mediante Comisión Rogatoria, diligencia que se
verificará a través del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República
de Cuba, a tenor de lo preceptuado en los Artículos 229 y 230, en relación
con el 170, todos de la Ley de Trámites Civiles.
5)
Que a tenor de las pretensiones
concretas que se deducen de esta demanda, el fallo que en su día se dicte
deberá ser congruente con la petición de condena que estamos formulando, todo
ello amparado en el Artículo 146 de la mencionada Ley de Procedimiento.
6)
Que están legitimados para promover
este proceso los relacionados en el encabezamiento de la demanda, en su
condición de Presidente, Coordinador Nacional o Secretario General, según
corresponda, a nombre de las personas jurídicas que representan, por ser
quienes ejercen la máxima autoridad de estas organizaciones, las que a su vez
representan los intereses específicos de sus miembros, tal y como estipulan
los cuerpos normativos internos de las mismas, todo ello en virtud de lo
preceptuado en los Artículos 39.1 y 2.c, 40, 41 y 42, todos del Código Civil,
en relación con el Artículo 64 de la Ley de Procedimiento Civil,
Administrativo y Laboral, y el Artículo 7 de la Constitución de la República.
7)
Que la presente demanda se funda en la
violación de derechos civiles de los ciudadanos cubanos, referentes al
derecho a la vida y el derecho a la integridad física, reconocidos estos como
derechos inherentes a la personalidad al amparo del Artículo 38 del Código
Civil y cuya violación legitima para exigir la reparación de los daños y la
indemnización por los perjuicios causados, amparado esto último en el
apartado c) del mencionado Artículo del Código Civil.
8)
Que la pretensión concreta que se
deduce de esta demanda tiene su amparo en el inciso d) del Artículo 111 del
Código Civil, en tanto la vulneración de los derechos civiles citados supone
la responsabilidad extracontractual de la parte demandada, en su condición de
deudora, referente a la obligación de indemnizar los perjuicios y reparar los
daños causados, en apoyo a lo cual viene el principio general del Derecho del
neminem laedere que se imputa quebrantado.
9)
Que el acto ilícito que se le atribuye
al deudor, en su condición de demandado, lleva implícito el causar un daño o
perjuicio a otro y es a su vez fuente de relación jurídica civil y en
concreto de una relación jurídica obligatoria, cuyo contenido supone la
prestación de resarcimiento a cargo de su autor, responsabilidad que a la luz
del ordenamiento civil cubano tiene un marcado carácter objetivo, sustentado
en los Artículos 81, en relación con el Artículo 47, inciso c), 46, apartado
3, y 82, todos ellos del Código Civil.
10) Que el contenido del resarcimiento de la
responsabilidad civil comprende, entre otros, la reparación del daño material
en el sentido del abono del valor del bien, y que tratándose en esta oportunidad
de bienes de inestimable valor y de imposible restitución por su naturaleza,
como son la vida humana y la integridad física, procede el avalúo y
compensación, por vía pecuniaria, del montante que hemos interesado en el
principal de esta reclamación, amparado todo ello en el Artículo 83, inciso
b), en relación con el 85, ambos del Código Civil, y la reparación del daño
moral mediante la retractación pública del ofensor, según establece el
Artículo 88 del propio cuerpo legal. Asimismo, el resarcimiento comprende
también la indemnización de los perjuicios que en caso de muerte o de
incapacitación se han ocasionado, lo que se extiende al sostenimiento de la
familia, obligación que hasta el presente ha venido asumiendo la sociedad
cubana, así como todos los ingresos dejados de percibir como resultado de la
ausencia de este miembro del núcleo familiar, y lo que para el incapacitado
representa la pérdida o disminución de sus ingresos salariales y su idóneo
reintegro a la vida social, por motivo de las secuelas o deformación física y
con ello de su inaptitud laboral, y todas las erogaciones que las víctimas o
sus familiares hayan realizado para intentar restablecer la salud física y
psíquica del lesionado, a tenor del Artículo 86, incisos a), b), d) y e), en
relación con el Artículo 87, inciso c), todos del Código Civil.
11) Que
por haberse producido dentro del territorio nacional de la República de Cuba,
o en sedes diplomáticas, naves marítimas y aéreas de matrícula cubana o
contra personal que prestaba servicio en el exterior u otros casos con
similar derecho de protección, la Ley aplicable es la Ley nacional cubana, en
virtud del Artículo 16 del Código Civil.
12) Que
las normas jurídicas que amparan en el orden sustantivo la presente
reclamación, las cuales hemos mencionado con antelación, deben ser
interpretadas y aplicadas de conformidad con los fundamentos políticos,
sociales y económicos del Estado cubano expresados en el Capítulo 1 de la
Constitución de la República, según prescribe el Artículo 2 del Código Civil.
13) Que
las normas del Código Civil vigente a las que hemos hecho mención, resultan
de aplicación al contenido de esta reclamación en su totalidad, dado que las
relaciones jurídicas obligatorias constituidas al amparo de la legislación
anterior mantienen su validez en tanto sus efectos posteriores a la vigencia
del actual Código Civil se rigen por las disposiciones de este, refrendado
esto en la Disposición Transitoria Primera del Código Civil.
14) Que
la representación que ostentamos los letrados firmantes se sustenta en lo
preceptuado en el Artículo 414 del Código Civil.
PRETENSION
CONCRETA
Que se disponga por el Tribunal
la condena al demandado, en su condición de deudor civilmente responsable,
por concepto de reparación del daño material, al pago por el valor de la vida
de 3 478 personas, bien que resulta imposible de sustituir y, es además
invalorable, de una cifra equivalente a un promedio de 30 millones de dólares
estadounidenses por cada uno de los fallecidos, lo que asciende a un total de
104.340 millones de dólares estadounidenses, y al pago por el valor de la
integridad física ilícitamente quebrantada de 2.099 personas, bien igualmente
insustituible in integrum, de una cifra equivalente a un promedio de 15
millones de dólares por cada uno de los incapacitados, lo que asciende a un
total de 31.485 millones de dólares estadounidenses.
Que se disponga igualmente por
concepto de indemnización de perjuicios, como retribución de las prestaciones
que ha tenido que asumir la sociedad cubana y demás ingresos dejados de
percibir por víctimas y familiares de los hechos narrados ut supra, al pago
de 34 780 millones de dólares, equivalente a un promedio de 10 millones de
dólares estadounidenses por cada uno de los fallecidos, y de 10.495 millones
de dólares estadounidenses, equivalente a un promedio de 5 millones de
dólares por cada uno de los incapaitados.
En correspondencia con lo
anterior se demanda la condena al pago único de la suma de 181 100 millones
de dólares estadounidenses.
Asimismo se interesa que, de
acuerdo con nuestro Derecho positivo, se conmine al demandado a que
públicamente se retracte por el daño moral del que han sido objeto tanto los
familiares como las víctimas de los hechos narrados en esta demanda.
Que la reclamación que
formulamos por el valor de la vida de 3.
478 cubanos fallecidos y 2.099
incapacitados, es sustancialmente inferior al monto que fuera fijado por el
señor Lawrence King, Juez Civil del Distrito del Sur de la Florida, quien en
los procesos números 96-10126, 96-10127 y 96-10128 condenó a la República de
Cuba al pago de 187 627 911 dólares estadounidenses por la muerte, en las
proximidades de las costas cubanas, de los pilotos Armando Alejandre, Carlos
Alberto Costa y Mario M. de la Peña, debido al incidente provocado por incontables
violaciones durante años del espacio aéreo cubano, exigiéndose un promedio de
62 542 637 dólares por cada fallecido, a partir de la suma de indemnizaciones
por dos conceptos: daños compensatorios y daños punitivos, de acuerdo con sus
leyes, que se puede comparar con el promedio de 40 millones de dólares por
cada fallecido que el pueblo de Cuba reclama igualmente por dos conceptos:
reparación del daño material e indemnización de perjuicios, de acuerdo con
nuestras leyes.
Si hubiésemos establecido la
misma base de cálculo del Juez King, nuestra reclamación ascendería a 217.523
millones de dólares, o sea, 78.403 millones de dólares más de lo que estamos
demandando.
POR
TANTO
AL
TRIBUNAL SOLICITAMOS: Que tenga por presentado este
escrito, con sus copias y
documentos que justifican la
representación y el derecho que invocamos, y en consecuencia tenga por
interpuesta Demanda en Proceso Ordinario sobre Reparación de Daños e
Indemnización de Perjuicios, así como por demandado al Gobierno de Estados Unidos de
América, el cual debe ser emplazado en el plazo de rigor a través de
Comisión Rogatoria, a fin de que se persone y conteste lo que en derecho
considere, y, previo el cumplimiento de los demás trámites procesales, se
dicte sentencia en su día declarando Con Lugar esta demanda, y se disponga la
condena en la forma en que fue interesada en nuestra Pretensión.
OTROSI:
Interesamos del Tribunal que, en virtud de lo establecido en el Artículo 170
de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral, se libre despacho
al Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba a fin de que
cumplimente la diligencia de emplazamiento al demandado.
Ciudad de La Habana, 31 de mayo
de 1999
Lic.
Juan Mendoza Díaz, Abogado
Lic.
Leonardo B. Pérez Gallardo, Abogado
Lic.
Magaly Iserne Carrillo, Abogada
Lic.
Ivonne Pérez Gutiérrez, Abogada
(Publicado
1/6/99)
|
"La libre investigación científica tiene que luchar en la economía política con enemigos que otras ciencias no conocen. El carácter especial de la materia investigada desencadena contra ella las pasiones más violentas, más mezquinas y más repugnantes que anidan en el pecho humano: las furias del interés privado". Karl Marx, El Capital. Crítica de la economía política. Prólogo a la primera edición alemana (1867).