ELECCIONES PRESIDENCIALES ARGENTINA 2015 (III)
PORQUE NO PUEDE SER PRESIDENTE MAURICIO MACRI
Por SergioDaniel Aronas – 21 de noviembre de 2015
Presentamos la tercera nota de las elecciones
presidenciales de la Argentina que se llevaron a cabo el domingo 25 de octubre.
En esta oportunidad vamos a analizarlos porque la alianza de derecha Cambiemos
que lleva como candidato en el ballotage del 22 de noviembre al empresario Mauricio Macri no puede y ni
debe ser presidente de la Argentina.
La disyuntiva que plantea el ballotage para el
22/11 entre Daniel Scioli, un ex empresario que fundió su empresa familiar de
electrodomésticos de la que él era su representante ante los medios masivos de
comunicación y ahora devenido en un neoperonista que ingresó a la política de
la mano de Carlos Menem (1989-1999) como Secretario de Deportes y Turismo y que
apoyó todas las políticas de privatizaciones y desregulaciones de aquel
gobierno y Mauricio Macri, otro empresario surgido de una de las familias más poderosas
de la Argentina en su calidad de director de la empresa de automóviles SEVEL y
actual jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, es para nuestro país de
la misma gravedad y encierra los mismos peligros como se planteó en Francia en
2002 cuando en la segunda vuelta por la presidencia la disputaron el
neogaullista Jacques Chirac y el nazi fascista Jean Marie Le Pen del Frente
Nacional. La izquierda francesa no vaciló y llamó a movilizarse para votar por
el menos mal y dar su voto a Chirac. En la Argentina, en cambio, la izquierda está
totalmente dividida en esta alternativa y las discusiones entre ellos son
terrible y lamentablemente muy duras que pone de manifiesto la imposibilidad
que tiene en nuestro paísque se cree inmaculada, casta y pura, “marxista y
revolucionaria” llama a votar en blanco. Bravo. Felicitaciones. Ya les pasó en
la ciudad de Buenos Aires y el PRO ganó. No aprenden, no leen, no estudian, no
analizan y lo peor es que se no se juegan. Votaré por el menos malo porque es
preciso saber y preciso darse cuenta que esta derecha, que se viene con la
fuerza de un tsunami, no puede ni deber gobernar nuestro país por todo lo que
han hecho contra el pueblo en toda la historia de la Argentina y porque la
política represiva de la dictadura de 1976 a 1983 combinada con los diez año de
Carlos Menem (1989-1999) que terminaron con el ajuste más bestial que haya
conocido nuestro país, es suficiente motivo y razón para no votar a Macri y
hacer todo lo que sea para que no gane el balotaje. Esto significa realizar un
trabajo de convencimiento sobre la base de entender que la derecha no puede ni
debe gobernar, por más que esa sea la decisión soberana del pueblo, el cual hoy
está siendo bombardeado sistemáticamente por todos los medios de comunicación
para influir en su voto final.
Ya dijimos que por primera vez desde 1916
cuando el radical Hipólito Yrigoyen asumen la presidencia y construye el primer
movimiento histórico de masas de la Argentina poniendo fin a sesenta año de
dominio de la oligarquía, la derecha organizada tiene posibilidades de llegar
al gobierno por elecciones directas a través de su propio partido, algo que
jamás sucedió en la Argentina ni siquiera con las distintas presentaciones del
más genuino representante de los intereses imperialistas en la Argentina como
fue Álvaro Alsogaray con cuyo partido la Unión de Centro Democrático, inspirado
en su homónimo español, construyó una fuerza política considerable hasta llegar
a ser la tercera más importante en 1987 con más de 1 millón de votos. Es por
eso, que no debe sorprender el resultado del 25 de octubre debido a que en la
Argentina siempre tuvieron lugar y mucha aceptación las ideas de la derecha,
solo que faltaba canalizarlas por un partido lo suficientemente capaz e
inteligente de organizar un cuerpo de ideas con la que aglutinar a toda esa
masa de votantes que a lo largo de estos 32 años de democracia fue votando no
solo al partido de Alsogaray sino al MODIN del ex teniente coronel Aldo Rico
quien también llegó a ser la tercera fuerza electoral del país hasta diluirse
en alianzas que fracasaron.
En esta oportunidad, las causas de la
expansión de la fiebre amarilla (color preferido por la Alianza de Mauricio
Macri) habría que explicarla no solo por la capacidad de la derecha sino más
bien a los fracasos y errores del Frente para la Victoria quien no supo o no
quiso formar en estos doce años cuadros lo suficientemente preparados para
suceder a la presidente Cristina Fernández. Ella también es culpable de este
resultados por su exacerbado personalismo, sus métodos de ordeno y mando como
se vio en la elección de la fórmula presidencial al no llamar a elecciones
internas y decidir ella quienes representarían la candidatura a la presidencia
y vice. Y eso es lo que no toleraron muchas personas y hasta sectores
populares, típicamente peronistas, votaron en contra o por Sergio Massa o por
el mismo Mauricio Macri.
Mauricio Macri no puede ni debe ser presidente
de la Argentina porque representa a los intereses más concentrados y más
poderosos del capitalismo argentino, los sectores dueños de las empresas, los
bancos, los medios de comunicación que oculta la historia de su vida empresaria
de fraudes, evasiones de impuestos y sobre todo sus orígenes y vinculaciones
con la dictadura militar con la que su familia se expandió en forma
exponencial. las finanzas, a los agroexportadores de la economía del país que
se escudan en su fórmula a la que apoyan con cuantiosos recursos y que le van a
exigir que cumpla sus compromisos ellos en representación de sus intereses de
clase.
Macri no tiene nada que ver con el pueblo, con
los que están mal, con los que sufren, con los que no tienen vivienda y
alquilar es un drama de millones. No tiene nada que ver con las provincias
pobres porque es un hombre que toda su vida no salió de la Ciudad de Buenos
Aires y de la noche a la mañana se acuerda que en la Argentina hay sectores que
no están bien y si no lo están no solo es por errores de los actuales
gobernantes, sino por las decisiones empresarias que todo lo ven con números
del mercado para echar trabajadores sin justa causa.
Macri es un empresario que va a defender los
intereses de los grandes monopolios formadoras de precios que llevan la voz
cantante de la producción, el empleo y las decisiones de inversión. Ya tiene
pensado para colocar en el Banco Central al ex funcionario de la banca J.P.
Morgan de los Estados Unidos Alfonso Prat Gay quien ya fuera presidente del
BCRA y que es firme partidario de la “autonomía del Banco” en cuanto a
desvincularlo de la política económica general del gobierno para preservar su
autarquía. Para asuntos agrarios, no tiene mejor idea porque no tiene cabeza
para pensar, va a colocar al ex gerente de la empresa Monsanto, la creadora de
armas químicas de triste memoria y que en la Argentina ha inundado los campos de
la agricultura con el criminal uso del glifosato para la soja que ha envenenado
miles de hectáreas, provocando un desplazamiento de familias campesinas que han
despoblado muchas localidades y estudios muy detallados y meticulosos han
demostrado lo peligroso del uso de este producto ya que se han detectado varios
tipos cáncer en los habitantes que han sido alcanzados por la bestial manera de
fumigar los cultivos con aviones como si bombardearan ciudades. En el
ministerio de energía tiene como candidato al ex gerente de Shell, empresa competidora
de la estatal YPF y cuya vuelta a la soberanía argentina, su partido votó en
contra. ¿Y para qué lo va a poner a un representante de una multinacional tan
gigantesca? Como hicieron todos, para destruir a YPF, reducirla a su mínima
expresión y devolver a manos privadas; lo nombra para quitar los subsidios que
ayudan a los sectores de menores ingresos a contar con los servicios esenciales
y que su desaparición significaría que las empresas pasen a cobrar el doble o
el triple dependiendo del tipo de servicio y del consumido realizado. En
cualquiera de los casos, va a aumentar todo provocando un inflación que dice
ellos que van a combatir.
Macri no puede ni debe ser presidente de la
Argentina porque está en riesgo la actual política exterior que se ha venido
sosteniendo en estos años, con clara prioridad hacia los países
latinoamericanos. Pese a los problemas y disparidades con nuestro gigante
vecino Brasil, la Argentina salió de su crisis gracias al fortalecimiento de
sus vínculos comerciales con la economía brasileña en el marco del Mercosur al
cual la incorporación de Venezuela le dio una nueva impronta a esta
integración. A nivel sudamericano la formación de la Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR) ha servido para resolver por la vía pacífica los conflictos limítrofes
que existen aun en nuestra región y para contribuir a solucionar los problemas
derivados del narcotráfico y la guerrilla que en el caso de Colombia permitió
la liberación de presos políticos. Quizás el logro más importante fue la
creación de la CELAC, es decir, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del
Caribe, sin la participación de los dos países imperialistas y miembros de la
Organización Terrorista del Atlántico Norte, Estados Unidos y Canadá, con lo
cual Cuba, que había sido expulsada de la OEA en 1962, volvió plenamente a
integrarse y con plenos derechos a la unión latinoamericana.
Macri en cambio, no le gusta nada de esto y
prefiere reinsertarse en la política de los Estados Unidos y seguirlos a donde
sea y no importa las consecuencias. No sería nada extraño que pida incorporarse
a la Alianza del Pacífico que la toma como modelo de desarrollo. No sería nada
extraño que llame a los Estaos Unidos para firmas un Tratado Bilateral de
Comercio y Finanzas y renunciar al Mercosur o en todo caso, ir abandonando los
vínculos comerciales con Brasil, Uruguay y Paraguay. No sería nada extraño que
en caso de ser presidente de la Argentina, renuncie a los reclamos por la
soberanía por nuestras islas Malvinas y las Georgias y Sandwich del Sur porque
cree que es una causa perdida debido a la guerra de 1982. Además piensa
deshacer la Secretaria sobre Malvinas del Ministerio de Relaciones Exteriores
por la estrafalaria creencia de que sostener y recuperar las islas generaría
déficit y lo más insólito es creer que como no tenemos problemas de territorio
como Israel, no debemos preocuparnos por estos asuntos. Increíble pero real.
¿Qué puede cambiar Macri? NADA. Es un hombre
que no tiene capacidad de generar pensamientos, ideas y conceptos de su propia
cabeza. Dice una cosa hoy y se la olvida mañana. Lanza dardos para ver como
pegan en la opinión pública y si cae bien la sostiene y si genera rechazos,
asevera que nunca lo dijo o que fue mal interpretado o que fue sacado de contexto
para justificar sus barbaridades. Cuando habla no se le entiende nada y no lo
tiene digitadamente estudiado cuando tiene que decir algo o intentar
desarrollar un argumento. Es una máquina se decir frases hechas, vacías de
contenido o verdades de niños de escuela primaria.
Por estas y muchas más razones, Mauricio Macri
no puede ni debe ser presidente de la Argentina que sería no una vuelta a los
años `90 del siglo pasado, sino el regreso a las cavernas, a la prehistoria
para todo el pueblo argentino.