RECORDANDO A JULIUS FUCIK
Por Sergio Daniel Aronas – 12 de septiembre de 2015
El día 8 de septiembre se cumplen 72 años de
la ejecución por ahorcamiento del periodista, poeta y escritor checo Julius
Fucik, miembro del Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco y redactor
del órgano del partido, Rude Pravo en temas culturales, sociales y políticos.
La sentencia que lo llevaría a la muerte fue dictada el 25 de agosto de 1943
por un consejo de guerra y frente a los jueces que lo condenaron declaró ese
mismo día:
“Sé que seré condenado y que mi vida toca a su
fin, pero también sé que hice todo lo que pude por nuestra victoria- Estoy
seguro que seremos los vencedores. Nosotros morimos, pero otros vendrán a
continuar nuestra obra”.
Desde que los ejércitos nazis ocuparon
Checoslovaquia a partir del 15 de marzo de 1939 como consecuencia del nefasto
Tratado de Munich, que le abrieron las puertas a Hitler para desatar la
guerra, el partido Comunista pasó a la
resistencia clandestina hasta que
En honor a su muerte se celebra todos los años
el Día Internacional del Periodista, aunque en mi país, la Argentina, nadie
sabe de la existencia de esta conmemoración mundial, puestos que si la prensa
debe explicar los motivos de esta fecha, les causaría mucho escozor reconocer
la vida, la pasión, la militancia y la resistencia de un militante comunista
debido a que todo lo que está relacionado con el comunismo no sólo es cosa del
pasado sino que es causa de censura o lo peor de todo es que se te lo compare
salvejemente y sin razón y justificación alguna con el nazismo contra los
cuales, los comunistas fueron los primeros en alzarse a la lucha para impedir
su propagación y resistir su avance en el mundo.
La vida de Julius Fucik, como todos sabemos,
quedó inmortalizada en su obra póstuma “Reportaje al pie de la horca” cuyas
páginas fueron escritas clandestinamente en la cárcel de Pankrac donde estuvo
recluido y sacado de la misma forma gracias a los contactos que las células del
partido tenían en la cárcel y a la colaboración de patriotas valientes que se
jugaron la vida en ese antro de tortura y represión. Este libro se publicó poco
tiempo después de terminada la Segunda Guerra Mundial en junio de 1945.
La primera edición argentina de esta obra
apareció en mayo de 1950 durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, en
una tirada pequeña que se agotó enseguida y dado el éxito impresionante de este
trabajo fue traducido en más de 80 idiomas en 200 ediciones en todo el planeta.
Nuestra edición es de Cartago del año 1983 y tiene una brillante introducción
del escritor comunista ya fallecido Alfredo Varela.
Alfredo Varela escribe una biografía breve de
12 páginas donde narra la vida de Fucik, un hombre nacido en 1903 y que apenas
pudo vivir cuarenta años siendo galardonado en 1950 con el Premio Internacional
de la Paz. Su esposa Gustina Fucikova que sobrevivió a la guerra, a los campos
de concentración y a las torturas, fue la responsable de buscar los originales
que dieron forma al “Reportaje”. Ella en 1974 fue nombrada presidenta de la
Unión de Mujeres Checoslovacas
Julius Fucik nació el 23 de febrero de 1903,
en Praga, perteneciente entonces al imperio Austrohúngaro. Después fue capital
de la República Checoslovaquia, fundada el 28 de octubre de 1918, hoy República
Checa. De padres obreros, estudió filosofía en la Universidad de Pilsen. En
1921 ingresó en el Partido Comunista y por esas mismas fechas se inició como
crítico literario y teatral. Luego fue redactor de las publicaciones comunistas
Rude Pravo y Tvorba, en las que publicó reportajes sobre temas sociales y
culturales. En los años treinta del siglo pasado realizó varios viajes a la
Unión Soviética que los dejó plasmado en un libro de 1931 “En el país donde
mañana significa ayer” y en otro viaje por la URSS entre 1934 y 1936 publica un
nuevo libro de apuntes de ese viaje “En el país bien querido”
Fucik fue detenido el 24 de abril de 1942 en
una redada hecha por la Gestapo que lo condujeron directamente al Palacio
Pestchek (el cuartel general de la policía nazi) y alojado en la temible
sección II-A1 para la represión del comunismo, de donde no pusieron sacarle una
palabra los caníbales nazis que lo golpearon y torturaron. La resistencia en
todos los países de Europa ocupados por los ejércitos alemanes durante la
Segunda Guerra Mundial, sabían que caer en manos de la Gestapo significaba la
muerte segura y había que estar muy bien preparado para soportar el tratamiento
criminal de estos asesinos. La creación de ese cuerpo represivo se hizo
extensiva a todas las policías de los países capitalistas desarrollados y
subdesarrollados, en países “democráticos” y en lo que estaban bajo feroces
dictaduras militares. En la Argentina, fue tristemente célebre la terrible
“Sección Especial” de la Policía federal para combatir a los militantes
comunistas, judíos y de todas las corrientes de izquierda.
Desde que los ejércitos nazis ocuparon
Checoslovaquia a partir del 15 de marzo de 1939 como consecuencia del nefasto
Tratado de Munich firmado en la noche del 29 al 30 de septiembre de 1938, que
le abrieron las puertas a Hitler para desatar la guerra, el partido Comunista
pasó a la resistencia clandestina realizando todo tipo de tareas luchando
contra los invasores. El golpe casi mortal el partido lo recibe en febrero de
1941 cuando su Comité Central y Suplente son detenidos por la policía de la
Gestapo, con lo cual fue prácticamente liquidado. Ante semejante golpe y con
algunos camaradas que se salvaron de caer prisioneros, pudieron reconstruirlo y
seguir editando su periódico Rude Pravo. El mismo que ordenó y dirigió la
detención de la cúpula partidaria, Reinhard Heydrich fue ajusticiado en un
sensacional atentado, como el mismo Fucik así lo calificó porque significó la
muerte del verdugo más temible para el pueblo checoslovaco.
Las páginas del libro de Fucik están llenas de
formidables reflexiones y de análisis que parece haber sido escritas ayer
porque su actualidad resuena en los hechos que estamos viviendo en esta época
de contrarrevolución mundial, de explotación desencajada, de trabajadores sin
empleo y esa es la peor tortura que puede sufrir una persona, además de las
torturas físicas que en este libro se describen con meridiana precisión y que
el imperialismo copió para sus políticas invasoras, represivas y saqueadoras;
se ve con los miles de hombres, mujeres y niños que huyen forzados de sus
países que los vieron nacer porque están siendo bombardeados desde el exterior
por gobiernos criminales que se creen autorizados para exterminar a pueblos que
no representan ninguna amenaza para
ninguna potencia imperial.
Este libro formidable no es en absoluto un
panfleto político sino que es un libro de denuncia a la más violenta forma de
dictadura que se ha conocido en la historia de la humanidad. Además de las
descripciones, de las torturas, de su vida, su pasión de sus amores, su mujer y
de sus profundas reflexiones, hay varios toques de humor que desafía la
tempestad del encierro, de sus captores y de sus enemigos, a quienes desprecia
en su imbecibilidad más profunda, como lo afirma en
Pero hoy resulta ser que la patria que vio
nacer a Fucik hoy lo tiene en un injusto manto de olvido. Si miramos el Google
y buscamos “8 de septiembre que se celebra” habrá que pasar muchas páginas
hasta dar con el día internacional del Periodista.
Porque estamos en el año 2015 donde se
celebran los setenta años de la victoria inmortal sobre el fascismo, homenajear
a Julius Fucik, es rendir un tributo enorme a todos los miembros de la
resistencia en todos los países ocupados por el nazismo, a los soldados
prisioneros que cayeron después de la batalla y a los militantes apresados en
redadas, operativos y en acciones represivas.
De ese pequeño gran libro nos permitimos
extraer estos párrafos memorables, cuyos títulos adjudicados por nosotros, no contará
seguramente con el apoyo de los lectores, quienes con todo derecho y razón
pondrían otros:
1)
Su testamento político
Ha tardado mucho en llegar la muerte. Pese a
todo, esperaba a conocerte más tarde, después de largos años. Esperaba aun
poder vivir la vida de un hombre libre; trabajar mucho, amar mucho, cantar
mucho y recorrer el mundo. Precisamente ahora, cuando llegaba a la madurez, y
todavía disponía de grandes energías- Ya no las tengo, Se van extinguiendo en
mí. Amaba la vida, y por su belleza me fui al campo de batalla. Hombres: os he
amado. Fui feliz cuando correspondíais a mi cariño y sufrí cuando no me
comprendíais. Que me perdonen aquellos a los que hice daño. Que me olviden
aquellos a los que procuré alegría. Que la tristeza no sea unida jamás a mi
nombre. Este es mi testamento para ustedes, padre, madre y hermanas mía; para
ti, mi Gustina, y para ustedes camaradas. Para todos aquellos a quienes he
querido. Si creen que las lágrimas borrarán el triste torbellino de la pena,
lloren un momento, pero no se lamenten. He vivido para la alegría y por la
alegría muero. Y sería agravio e injusticia colocar sobre mi tumba al ángel de
la tristeza. (Cap. II, página 34)
2)
La humanidad
¿Cuántos siglos necesita el hombre para al fin
abrir los ojos? ¿Por cuántos millares de celdas ha pasado la humanidad en su
camino hacia adelante? ¿Y cuántas deberá recorrer aun? ¡Oh Niño Jesús de
Neruda: el camino de la salvación de la humanidad está lejos todavía! Pero
duermas más. No duermas más. (Cap. III, página 35)
3)
El peso de la traición
El espectáculo de la gente cuya consciencia
está sucia es más terrible aun que el espectáculo de los hombres físicamente
torturados. Y si tus ojos han sido lavados por la muerte que pasó a tu lado, si
tus sentidos están afinados por la resurrección, puedes percibir, sin necesidad
de palabras, quien ha traicionado y quien piensa, precisamente este momento, en
un pequeño rinconcito de su alma, que después de todo no sería tan malo aliviar
un poco la propia situación entregando solamente al más insignificante de sus
compañeros de lucha. ¡Oh, miserables flojos! ¡Como si la vida comprada con la
de un camarada pudiese considerarse vida! (Cap. IV, página 47)
4) Los
que se juegan la vida
¿Y esa presa del servicio del sector femenino
que esta tarde pasea por el patio silbando la marcha del Ejército Soviético, la
canción del guerrillero y otras canciones soviéticas para infundir ánimo a los
hombres de las celdas? ¿Y ese hombre con uniforme de la policía checa que me ha
traído papel y lápiz y que en su momento vigila el corredor para que ningún
indeseable pueda sorprenderme? ¿Y aquel otro, el hombre que en definitiva ha
dado a estos escritos y que, ocultándolos cuidadosamente, los saca afuera para
que puedan aparecer en el momento oportuno? Por esos trozos de papel arriesgan
la cabeza, la arriesgan para establecer un puente entre el hoy aherrojado y el
mañana libre. Ellos luchan. Luchan con abnegación y sin miedo, cada uno en su
puesto, y con todos los medios a su alcance. Y son tan sencillos, tan anónimos
y tan desprovistos de patetismo, que ni siquiera podrías olvidar la lucha a
vida o muerte que se sostiene junto a nuestros amigos, y sin la cual lo mismo
puedes caer sin vencer (Cap. IV, página 46)
5)
Por la memoria de los caídos
“Sólo os
pido una cosa: si sobrevivís a esta época, no olvidéis. no olvidéis ni a los
buenos ni a los malvados. Reunid con paciencia los testimonios sobre aquellos
que cayeron por ellos y por vosotros. Un día el hoy pertenecerá al pasado, y se
hablará de una gran época y de los héroes anónimos que han hecho historia. Quisiera
que todos supiesen que no hay héroes anónimos. Eran seres con nombre, con
rostro, con deseos y esperanzas, y el dolor del último de los últimos no ha
sido menor que el del primero, cuyo nombre perdurará. Quisiera que todos ellos
estuvieran siempre cerca de vosotros, como miembros de vuestra familia, como
vosotros mismos
Los nazis han
exterminado familias enteras de héroes. Amad por lo menos a uno de ellos como
si fuese un hijo o una hija, y sentíos orgullosos de él como un gran hombre que
vivió para el porvenir. Cada uno de los que han servido fielmente al futuro y
cayeron para que fuera más hermoso, es una figura esculpida en piedra. y cada
uno de aquellos que, con el polvo del pasado, quisieron construir diques para
detener la revolución, no son más que figuritas de madera podrida, aunque
tengan los brazos cargados de galones dorados. Pero también es necesario
observar las figuritas vivientes en su infamia, en su imbecilidad, en su
crueldad y en su ridiculez, porque es un material que nos aleccionará para el
futuro”. (Cap. V, página 57)
6) La época que vivimos
“Y sin embargo,
vivimos una época heroica. Una época tal que, si el porvenir tuviera necesidad
de leyenda en lugar de historia, la canción épica de un solo día de la vida
presente podría cantarse todo un mes,
Como el viejo mito de
Manás en las yurtas kirguises. Pero no hay necesidad de leyendas. El héroe de
nuestro tiempo es infinitamente más grande que manas, cuyos pasos crearon el
valle paradisiaco de tian chian y cuyas lágrimas dieron nacimiento a un lago inmenso. Sobre los
pasos del héroe de los tiempos nuevos, se crea todo un mundo nuevo y su sangre
lava toda la impureza parásita. El héroe de nuestro tiempo es el proletariado,
él y sólo él es el que crea héroes humanos (...).
Todos estos héroes no responden
a la idea del héroe inventado por la burguesía. Son muy sencillos, muy
naturales. Sí, su heroísmo reside en que ellos han dado todo para hacer lo que
deben hacer en el momento decisivo.
En este heroísmo
debemos inspirarnos, para los momentos decisivos.”(Otros documentos. A propósito
de los héroes y el heorísmo, página 113)”
Habrá un nuevo artículo dedicado a esta obra
que sigue viva en el corazón de los hombres y mujeres que luchan por un mundo
mejor, por ese mundo que la humanidad comenzó a soñar en marzo de 1871 con la
Comuna de París y que volvió el 7 de noviembre de 1917 con el triunfo de la
Revolución Socialista de Octubre en la Rusia de los zares bajo la dirección de
Vladimir Lenin con su partido bolchevique y que la contrarrevolución mundial ha
destruido 74 años después.”
Ese mundo nuevo, sobre nuevas bases y sobre
nuevas relaciones con el que soñaron persona como Julius Fucik y millones de hombres
y mujeres en todos los países, continentes desde que todas las épocas, nos volverá
a retomar a nuevas reflexiones de esta época que estamos viviendo porque la
situación mundial está tan complicada que no hay salida por el capitalismo como
lo demuestran las guerras promovidas por el imperialismo y que desatan las
terribles migraciones y los países responsables de estas calamidades no se
quieren hacer cargo de los desastres que han provocado la venta de sus armas en
el mundo.