EL MÉTODO DEL FRACKING EN LA INDUSTRIA DEL GAS Y PETRÓLEO
“El mundo se batirá por la posesión del petróleo”
(Vladimir Ilich Lenin)
Por Sergio D. Aronas – 31 de agosto de 2013
Seguimos buscando
información esclarecedora sobre esta nueva tecnología para la explotación del
gas y del petróleo que la llamada “fractura hidráulica” o “fracking”. En esta
oportunidad presente un amplio informe realizado por el académico mexicano John
Saxe Fernández analiza la historia del petróleo, las diferentes etapas de su
evolución, las diversas crisis y los aspectos geopolíticos y geoestratégicos
que esconden en la búsqueda del crudo para el sostenimiento de la maquinaria
militar-industrial de los Estados Unidos. El autor detalla las características
de esta nueva tecnología no convencional (“shale”) que, como un fantasma, está
amenazando seriamente el sistema ecológico y el medio ambiente donde se instale
debido a los centenares de gases que se utilizan para impulsar hacia la
superficie el petróleo y gas que se quiere extraer.
Es muy importante
que se sepa, se conozca y se divulguen los peligros que entrañan la puesta en
marcha de este método porque detrás de él, está la mano sanguinaria y
militarista del imperialismo que no tiene ninguna contemplación ni respeto por
ningún pueblo o país cuyo subsuelo esté repleto de estos poderosos recursos
energéticos. La invasión a Irak en 2003, la destrucción de la Jamarihiya Libia
en 2011 y los intentos de invasión contra Siria, son ejemplos claros de todos
los argumentos provenientes del imperio en materia de petróleo y gas están
viciados de nulidad absoluta por que lo único que les interesa es seguir
bombardeando al mundo para adueñarse de las riquezas ajenas. La historia así lo
ha demostrado pues mientras exista en el imperialista nunca podrá haber paz y
desarrollo pleno de las naciones.
EXPLOTACIÓN DE FÓSILES NO-CONVENCIONALES EN
ESTADOS UNIDOS. LECCIONES PARA AMÉRICA LATINA
Por John Saxe-Fernández, PIA (Periodismo Internacional Alternativo)
A
continuación reproducimos la ponencia de John Saxe-Fernández en el Seminario
Internacional “Nuestra América y Estados Unidos, desafíos del siglo XX”
realizado en la ciudad de Quito (Ecuador) los días 30 y 31 de enero del
presente año, organizado por el Centro Internacional de Información Estratégica
y Prospectiva (CIIEP), Institito de Estudios Americanos (ASINS) y PIA.
Preámbulo: euforia por los fósiles no-convencionales
en tiempos del “techo del Petróleo”. Wall Street, la burbuja “shale” y la “seguridad nacional”.
Euforia del “gas shale” y el “techo del petróleo”
En lo que es
ejemplo típico de la euforia en torrente por los fósiles “no-convencionales”[2]
que caracteriza en tiempos recientes a la prensa estadounidense, en que
destacan el Financial Times (FT), Washington Post, Forbes, entre otros,
apareció un artículo con subtítulos que claman que “ya existe la tecnología
para extraer las reservas” (de gas y petróleo no convencional -“shale”) que
permite una revolución energética en
Estados Unidos de América (EUA). Con esas reservas, proclama el autor, se
recuperará la economía y el empleo del colapso de 2008, se propiciará una revolución
que establecerá un “puente dorado” para la transición hacia otro patrón
energético, se fortalecerá la “seguridad nacional” y militar, y EUA recuperará
la “independencia energética”.[3] Por lo que se refiere a la tecnología[4]
utilizada en la producción de petróleo o gas “no convencional” (shale) sus
promotores sólo la identifican como “fracturación hidráulica”, “hidrofractura”
o “fracking”, pero no detallan sus características: como cuál es el consumo de
energía para producir un barril de petróleo -o su equivalente en unidades
térmicas británicas si se trata de gas-, ni se habla de los impactos y costos
sobre el entorno inmediato, la salud de la población, fauna y flora o el medio
ambiente global. Tampoco se menciona que cada pozo de fractura hidráulica
(frack) requiere de entre 20 a 30 millones de litros de agua enlazada con unas cuatro toneladas con cientos de
sustancias químicas, muchas de ellas altamente tóxicas, mutagénicas y
cancirogénicas. Esa “mezcla” que se inyecta a muy alta presión contra fracturas
naturales de la roca, es un “secreto corporativo” legalizado en EUA bajo
auspicio del entonces vicepresidente R. Cheney durante el gobierno de Bush II
(2001-2008) por lo que se la conoce como “The Halliburton Loophole” (“rendija
legal”). Antes de arribar a la vicepresidencia de EUA Cheney fue Secretario de
Defensa de Bush padre y luego gerente general de Halliburton (HAL) la principal
empresa de servicios petroleros del mundo. Con Schlumberger (SLB), Hughes &
Baker y Weatherford, HAL encabeza ese importante nicho y es el mayor consumidor
de herramientas y equipo para el “fracking” en EUA. Hasta el momento y por su
extenso uso en ese país, se han identificado cerca de 519 sustancias de la
tóxica “mezcla fracking”. Cada firma elabora su propia y secreta fórmula que se
inyecta hacia el subsuelo entre mil quinientos o más metros hasta llegar a la
roca madre y de ahí, usando la perforación horizontal, se dispersa otros mil
quinientos metros o más, serpenteando en todas direcciones. Parte de la tóxica
agua retorna a la superficie luego de recoger otros elementos depositados por
la naturaleza a lo largo de millones de años: metales pesados y sustancias
radiactivas como radón, radio o uranio. El resultado sobre la salud humana,
animal y vegetal y el medio ambiente es semejante al de la minería a cielo
abierto. Otra porción del fluido contamina los acuíferos. Cuando el agua de
reflujo no se puede almacenar en la superficie, se envía en cientos de pipas “a
plantas depuradoras de la zona que no suelen estar preparadas para ese tipo de
contaminaciones.”[5]
En lo que concierne
a los antecedentes geopolíticos del fenómeno, téngase presente que la anhelada
“independencia energética” se refiere a la “dependencia estratégica”,[6] porque
EUA de gran productor y exportador de petróleo al inicio del Siglo XX pasó a la
categoría de “importador neto” de petróleo y llegó a su “peak oil” (techo de
producción) a principios de los 1970. Por lo que en sus evaluaciones
estratégicas que se actualizan periodicamente, son esenciales las
“incertidumbres y aconteceres político-militares” del Oriente Medio (OM), sede
del 60 por ciento de las reservas mundiales de petróleo convencional, así como
la incidencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que
incluye además de los principales productores del OM, a Ecuador y Venezuela,
con una reserva de petróleo convencional y no convencional considerada de
dimensiones semejantes, si no es que mayor, a la de Arabia Saudita . La OPEP es
una coalición que impacta día a día el mercado mundial de crudo. Por el control
de sus integrantes sobre las grandes reservas mundiales de crudo convencional,
las “siete hermanas” vieron fragilizar su “integración vertical”, es decir, las
actividades que van desde el pozo hasta los encadenamientos petroquímicos y la
comercialización de los productos: un asunto esencial para el éxito comercial
de las grandes petroleras. La “independencia energética” fue una bandera
enarbolada desde los años setenta del siglo XX por el aparato de “seguridad
nacional” de EUA, junto a las grandes petroleras (big oil) de entonces,
conocidas como “las siete hermanas”, muchas de ellas hoy fusionadas, Standard
Oil (ahora Exxon-Móbil o -XOM-), Shell, British Petroleum (BP), Chevron-Texaco,
Conoco-Phillips, etc.
Los hallazgos
petroleros en México y Canadá (en tierra azteca se descubrió el yacimiento
super-gigante “Cantarell”, el tercero más grande del mundo) coincidieron con el
arribo de la reserva de petróleo convencional de EUA al techo de producción
(peak oil) en 1970, como lo anticipó el geólogo Marion King Hubbert.[7]
En 1956 Hubbert
predijo, en medio del rechazo generalizado dentro y fuera de la industria del
gas y del petróleo, que la producción petrolera de EUA llegaría a su máximo a
principios de los años 1970. Así ocurrió. Para Estados Unidos arribar al peak
oil y los reportes geológicos sobre los “hallazgos” además de concitar enorme
interés -y codicia empresarial-, sobre sus dos vecinos inmediatos, fueron
acontecimientos de enorme magnitud económica y estratégica. EUA ya transitaba
veloz a la categoría de “importador neto” de petróleo y poco después vino el
embargo petrolero que le impuso la OPEP, como réplica a su apoyo a Israel
durante la Guerra del Yom Kippur, en Octubre 1973. Además del desastre que fue
para EUA el disparo en los precios (primer shock petrolero) por ser el
principal consumidor de petróleo per cápida del mundo, aquello también fue un
trauma estratégico. Aunque siempre dejando la puerta abierta para la
intervención unilateral en el Golfo Pérsico, la ruta “racional” para enfrentar
el predicamento alentada por el gobierno de James Carter (ahorro y conservación
energética, mejoras en la tecnología de la máquina de combustión interna,
límites a la velocidad en carreteras, estímulo a las fuentes de energía limpias
y renovables, solar, viento, entre otras medidas) fue detenida en seco al
arribar Reagan a la Casa Blanca y postergada desde entonces, a favor de salidas
militares para apoderarse de las reservas de los otros -OPEP- utilizando la
mano visible de los monopolios, el puño clandestino de la CIA y el puño visible
del Pentágono, con un Ejército cuyo lema para los automovilistas de EUA ha
sido: “don´t conserve. We´ll
go out and get it for you” -literal: “no ahorre -gasolina-. Nosotros nos desplazamos y se la conseguimos”.
Con la mira en los
recursos naturales estratégicos no renovables de “las Américas”, la Casa Blanca
empezó, como paso previo, impulsando el establecimiento de una suerte de
“mercado común” que integrara los recursos energéticos de México y Canadá a
EUA. Años después la “independencia” se formalizaría en un mecanismo comercial
y geopolítico de América del Norte bajo diseño y guía de Washington, algo que,
treinta años después, vuelven a enarbolar los cabildos del “big oil” y los
promotores del gas y petróleo “shale”. Ese diseño geoestratégico y empresarial
fue elaborado en 1979 por la consultora
Blyth Eastam & Dillon de Wall Street. En 1994 se formalizó en el Tratado de
Libre Comercio de la América del Norte (TLCAN). Posteriormente, en 2002, en una
reorganización del Departamento de Defensa (DdD) durante el gobierno de Bush
II, se incorporó a México y Canadá al “perímetro de seguridad” de EUA por medio
del “Comando Norte” (Northcom). El objetivo fue proyectar hacia América Latina
y el Caribe este esquema imperial
conjuntando el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), con el ya
existente “Comando Sur”, con sus bases militares y la “Cuarta Flota”, y un
programa de intervención/ocupación de “guerra irregular”, basado en el
terrorismo de estado, ensayado en el Plan Colombia y posteriormente por medio
de la Iniciativa Mérida en México.
La noción
kissingeriana de usar al TLCAN como punta de lanza hacia América Central, el
Caribe y América del Sur la sintetizó Alan Stoga de la consultora Kissinger
Associates, representante de los mismos intereses empresariales, bancarios y de
seguridad a los que Kissinger siempre sirvió, como consejero de seguridad
nacional y Secretario de Estado: “por razones comerciales y estratégicas (…) Es
necesario empezar a explorar lo que significaría un acuerdo de libre comercio
hemisférico. El eje clave es México, Estados Unidos y Canadá. Si este acuerdo
trilateral de libre comercio se desarrolla, se empezarían a alentar relaciones
comerciales que a la larga conduciría a una zona comercial hemisférica”.[8]
El rechazo en Mar
del Plata, Argentina, al ALCA (2005), encabezado por Hugo Chávez, fue un paso
histórico: libró a Sudamérica de los grandes desplomes en derechos humanos,
soberanía y economía que México ha sufrido, por la torpe adhesión de Calderón a
la “guerra irregular” del Pentágono (bajo fachada de “guerra al narco”) y por
el enclaustramiento económico/comercial
con EUA.
“Peak Oil” de
Hubbert
Consolidada la
prognosis de Hubbert[9] en los hechos, a mediados de la década 1990 varios
analistas aplicaron ese método a la producción mundial de crudo, estimando la
Agencia Internacional de Energía (AIE) como fecha aproximada del “peak oil”
mundial, entre 2004 y 2008. Como lo anticiparon C.B. Hatfield, R.A. Kerr, C.A.
Campbell[10] y J. H. Laherrere,[11] el petróleo se colocó como ingrediente
central en la agenda mundial porque había llegado el fin del petróleo barato.
En el horizonte ya se perfilaba el peak oil. Fatih Biro, primer economista y
Director del departamento de Economía Global de la AIE, señaló el año 2006 como
el inicio del peak oil, indicando una tasa de disminución de la producción
mundial de 5.8% anual. Lo que entonces se detecta va en una dirección que
tiende a pronunciarse. El banquero de energía Matthew Simmons advertía ya la
declinación de Arabia Saudita, primer productor mundial.[12] Con el declive en
la producción de Ghawar en mente (se trata del mayor yacimiento petrolero del
mundo), Simmons comenta que “sería necesario descubrir tres nuevas Arabia Saudita,
sólo para nivelar el declive”.[13] Burgan, el segundo gran yacimiento mundial
localizado en Kuwait, colapsó en el 2005 y por esas fechas Cantarell de México,
el tercer yacimiento mundial cayó 35%. En Rusia, segundo gran productor
mundial, se percibe la declinación, igual que en Nigeria. En el mundo son
perceptibles síntomas de declinación en la producción, pero con el aumento de
los precios, Caracas vio acrecentarse de manera significativa su reserva por su
enorme y variada dotación de petróleo,[14] sumado a que Chávez rechazó el
mandato estadounidense de “extracción máxima”.
Es claro, por otra
parte, que la disminución de la capacidad ociosa global de petróleo, entendida
por la Administración de Información de Energía del Departamento de Energía de
EUA (AIE-DE) como “el volumen de producción de petróleo que puede ser llevado
al mercado en un plazo de 30 días o menos y mantenerse ahí al menos 90 días”,
ha sido una preocupación central tanto en la inducción como en el freno a las
operaciones militares. En los casos de Irak y Libia, se determinaron “márgenes
aceptables” de aumento en los precios para proceder con las operaciones de la
guerra de agresión. A diferencia de la invasión y ocupación contra Irak, que
lleva 10 años, en Libia la operación fue más en el tenor de “blitzkrieg”, al
menos al nivel operativo. En 2012 la AIE-DE consideró que de atacar el
Pentágono a Irán aumentaría seis veces la escasez entre oferta y demanda global
sobre la base de las estimaciones de producción y consumo en Febrero de ese año:
“el uso global de combustible promedia 3 millones de barriles diarios (mbd) más
que la producción si se excluye a Irán del cálculo y 500 mil barriles más si se
le incluye.”[15]
Luego del fallido
intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez en abril, 2002, el régimen
Bush-Cheney profundizó la línea Reagan con la brutal petroguerra contra
Irak.[16] La “diplomacia de fuerza” en pos del crudo siguió en el destrozo de
Libia y en el acoso a Irán que se intensifica peligrosamente, como advirtió
Larry Wilkerson, ex Jefe del Staff del Secretario de Estado Collin Powell, al
comentar las enmiendas de la Ley de Defensa Nacional que abren la vía a otra
guerra de agresión.[17] Wilkerson consideró altamente significativo y
preocupante la exclusión en la Ley de
Defensa Nacional de un párrafo indicando que “ninguna parte o sección de esta
Ley puede ser interpretada como autorización para una guerra contra Irán”.[18]
La campaña del “big
oil” por concesiones territoriales para la explotación “shale” que se observa
en varios países de la región (Argentina, Uruguay, México) está repleta de
graves riesgos para la población y el territorio, ocurre junto a crecientes
presiones del Departamento de Defensa para que en Argentina, Uruguay, el
aparato militar adopte su esquema de “guerra irregular”, bajo parámetros
semejantes al Plan Colombia o la Iniciativa Mérida, cuyo ADN proviene de los
programas de contrainsurgencia. Es decir, que se asuma un abandono de la
función de “defensa nacional” a favor de funciones de “seguridad interior”. En
la Décima Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, Washington dio a
conocer su “nueva Política de Defensa para el Hemisferio Occidental”, en la que
el Secretario de Defensa comentó que EUA “se propone completar el retiro de
Afganistán e Irak”. Pero, como comenta un analista argentino, la mala noticia
es que pese a ello, en el hemisferio occidental procuraremos ser el socio
predilecto en materia de seguridad, afianzando alianzas bilaterales y
multilaterales, ya que ningún país por sí mismo puede hacer frente a los
desafíos multifacéticos y solapados que presenta el siglo XXI. Este es el nuevo
nombre de la doctrina de las nuevas amenazas que Washington impulsó a comienzos
del siglo, y que implica el empleo de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad
interior. Las tres leyes argentinas que lo prohíben, están hoy bajo asedio
estadounidense.[19]
El intento de
imponer la “guerra irregular” para enfrentar un rubro de “desafíos
multifacéticos y solapados”, se da en un contexto mundial caracterizado por una
creciente multipolarización, que avanza veloz desde el fin de la expansión
económica de la Segunda Guerra Mundial junto a evidencias inequívocas de
agotamiento de recursos naturales estratégicos “convencionales”, encabezados
por gas y petróleo. La militarización de la política exterior de EUA y el
regionalismo unilateral “norteamericano” es parte de sus “respuestas” ante el
problema de los “recursos”, como se observa en Irak, Libia y en la vasta
campaña de guerra psicológica y político-militar desatada contra Irán. Las tres
naciones victimizadas son integrantes de la OPEP, coalición que controla el 70%
de las reservas mundiales de petróleo. La
unilateralidad de la diplomacia de fuerza de EUA, con s los altos costos
sociales y humanitarios, acrecienta la perceptible incapacidad objetiva de esa
potencia para articular, con el consenso necesario, los pivotes para el manejo
de la economía y la política internacional.[20]
Gas y petróleo shale: curalotodo
Por lo que no extraña
que luego del colapso económico-financiero de 2008 el tema de la “independencia
energética de la América del Norte” reapareciera en la narrativa de bancos,
firmas de inversión y del sector público de EUA, que promueve al “shale” como
“curalotodo”, dentro y fuera de su jurisdicción. Se le considera no sólo el
vehículo para “un renacimiento industrial” y la solución del desempleo, sino
también como motor hacia la transformación de “América del Norte en un Oriente
Medio” como lo proclama Citigroup, la firma “too big to fail” dueña de Bancomer
que representa cerca de la mitad del sistema bancario “mexicano”. Estos y otros
milagros “shale” aduce Ed Crooks del FT, afectado por el tipo de fiebre que
suele aquejar a analistas e inversionistas que operan bajo inercias del “boom”
del gas shale o que se identifican con “hedge funders” de cara dura, detectados
en Goldman Sachs, Morgan Stanley Smith Barney, Citigroup etc, cuando mal
informan a su clientela para invertir en una dirección, mientras apuestan
contra ella en tiempos de colapsos en los precios, o de burbujas especulativas
a punto de reventar.[21] Crook, en una amalgama de verdades a medias exclama
que “en el curso de los dos últimos años (…) la industria del gas y petróleo ha
despertado ante la explotación de formaciones geológicas (plays, en la jerga
petrolera de EUA) que abundan en petróleo y gas, y en los líquidos del gas
natural como el etano y el propano, que se usan para alimentar la industria de
los petroquímicos”. Firmas de vanguardia, incluyendo a Chesapeake Energy, Exxon
Mobil y Hess- han invertido miles de millones de dólares adquiriendo derechos
de perforación sobre las tierras.[22]
El analista hacía
notar que ante la desaceleración, la erosión de la preeminencia industrial y
del desempleo que abaten a EUA luego del traumático y crónico colapso de 2008,
en las regiones donde se localizan formaciones geológicas de interés, Texas y
Dakota del Norte entre ellas, está emergiendo una “revolución industrial”
impulsada por el gas y petroleo shale. Todo una hazaña tecnológica porque, dice
Crooks, lo que era “comercialmente imposible” ahora “está al alcance nuestro
gracias a técnicas que han sido perfeccionadas en la última década”.[23] La
lluvia de loas que han acompañado al “boom” en la producción de estos fósiles
“no convencionales” (artículos de periódico, en magazines, revistas
especializadas, programas de radio, televisión y la red) devino en diluvio,
cuyo impulso sale de las fronteras y arrastra en su retórica y “desinformación”
tanto a inversionistas extranjeros como, en más de una ocasión, a políticos,
académicos y gobiernos con líderes ansiosos de participar en el “shale boom” y
en las ofertas de sus persuasivos cabilderos. La exuberancia de la “burbuja
shale” recibe hoy estímulos de otras ramas, vinculadas a la energía y por tanto
centrales al funcionamiento de la civilización como la conocemos. Ahí están,
desde luego, las beneficiadas con la explotación y abaratamiento del gas shale
en EUA: además de contemplar modificaciones para el uso de dicho gas shale en
buena parte de su flota automovilística, las gaseras aspiran a lograr grandes
subsidios gubernamentales, mientras otras ramas de la economía se benefician
del colapso del precio. Por ejemplo, los consumidores residenciales e
industriales de electricidad y las firmas dedicadas a su generación y, de
manera particularmente intensa, la petroquímica. La euforia del “gas shale”
recuerda las películas de vaqueros heroicos mata-indios de Hollywood: el
gerente general de Dow Chemical, la poderosa contratista militar y líder de la
petroquímica, exhuda satisfacción ante la gran “hazaña” de los hombres y la
tecnología que permite abrir la roca madre y sacar el gas shale, ahí bajo
resguardo de la roca por decenas o centenas de millones de años: es “una
oportunidad fenomenal”, “un regalo (a EUA) de los emprendedores, los
excavadores del gas y del petróleo”.[24]
Yacimiento
Vaca Muerta, Neuquén, Argentina
Del Bravo al Cabo de Hornos
Los cabildos y los
mismos capitanes de la poderosa industria del gas y el petróleo de EUA muestran
gran interés en América Latina, desde la Cuenca de Burgos en el árido nor-oeste
de México hasta Vaca Muerta en Neuquén, Argentina. Los publicistas, políticos,
empresarios y analistas de la academia promotores del “shale” que aparecen al
sur del Rio Bravo se inclinan, al igual que sus contrapartes estadounidenses,
por invisibilizar los devastadores impactos del “fracking” ya manifiestos en
EUA luego de pocos años de uso más generalizado.[25] La experiencia de EUA
muestra una avalancha de rechazo al “fracking” que crece sobre los daños al
bienestar, la salud de cientos de comunidades rurales, indigenas, barriadas
obreras, suburbanas y urbanas. También con efectos devastadores sobre la flora
y fauna, el agua y el medio ambiente local y global. Inevitablemente tratar de
ocultar los costos del fracking resultó una tarea “imposible”[26] en lo
interno, aunque la población latinoamericana sobre la que se ciernen estos
riesgos, permanece poco informada, con excepción de comunidades argentinas que
ya conocen un infierno que tiende a generalizarse.[27]
Las decenas de
miles de pozos shale (“fracks”) están por doquier en EUA, en zonas rurales,
urbanas, suburbanas y exurbanas, o en las cercanías de las fuentes de agua de
grandes “corredores urbanos” con gran población, como el que se extiende de
Boston a Washington DC (BosWash) que incluye además, entre otras urbes a Nueva
York, Filadelfia, Pittsburg y Baltimore; o el corredor urbano en California,
que va de San Francisco a Los Ángeles, asentado este último en formaciones con
“tight oil” (similar en calidad al aceite de lutitas de Chicontepec, México).
Los costos ocultos del “fracking” salen a la luz, y los derrames de
contaminantes y víctimas se acumulan. Es una experiencia y un trauma de enorme
dimensión, que es necesario que la población latinoamericana analice y evite.
Pretender invisibilizar los efectos del “frackin” sobre la salud, el medio
ambiente local y global, y la contaminación de recursos vitales como las aguas
profundas y superficiales es como querer tapar el sol con un dedo. La
movilización ciudadana en EUA no se hizo esperar. Tampoco la “respuesta” del
“big oil” (ver adelante).
Yacimientos
de gas shale en Estados Unidos
El desplome del shale
Junto a la protesta
por las “externalidades” de la explotación shale, aparecieron trabajos de
investigación que revelaban una sistemática desinformación bajo aliento del
cabildo fósil, a base de sobreestimar las reservas registradas por parte las
empresas y la inclusión de premisas en los modelos usados para determinar las
curvas de declinación, con mesetas de decenios de años luego de un primer
descenso, que contrastan con los registros de producción con curvas de descenso
exponencial. En medio de la inducción de escenarios económicos optimistas,
decenas de articulistas del ramo manifestaban un entusiasmo que en correos
internos de las empresas y de la misma
Administración de Información de Energía del Departamento de Energía
(EIA-DE, por sus siglas en inglés) calificaban en privado como “exuberante”,
con la sospecha de su intención para alentar más inversión personal e
institucional -fondos de pensión, etc-. Seguía la celebración del “shale”
cuando el “boom” había acabado, cuando el festín terminaba: ya la orquesta y
las parejas habían empezado el abandono parcial del salón de fiestas. La prensa,
del New York Times al Bloomberg, empezaban a revisar con más detenimiento y
seriedad la retórica, los tabúes y los mitos de las grandes gaseras/petroleras
y sus cabildos sobre la explotación “shale”.
A fines de 2011
Crook, impertérrito ante el desplome del precio del gas natural en EUA, que
llegó a su máximo histórico en 2005 y empezó una curva de descenso empeorada
por el desastre recesivo de 2008. Ajeno ante crecientes manifestaciones de
escepticismo sobre la solidez geológico/económica y los costos a salud y medio
ambiente de la “fractura hidráulica”, celebraba y alentaba desde el FT la
inversión en “no-convencionales”. Meses antes el New York Times ya había
publicado trabajos de investigación con testimonios y registros internos de la
industria del gas y del petróleo, y de instancias oficiales, sobre los manejos
opacos e incertidumbres en el negocio “gas shale”,[28] mientras la comunidad
científica y académica acumulaba estudios y evidencia de las graves
consecuencias a la salud y alto costo de las “externalidades” del fracking.[29]
En años recientes
el “big oil” al igual que las firmas de servicios petroleros -Halliburton (HA),
Baker & Hughes, Schlumberger (SLB) y Weatherford-, han hecho cuantiosas
inversiones en tierras, adquisiciones de empresas vinculadas a la explotación
de gas y petróleo “shale” en EUA y formalizado enormes contratos para la compra
de equipos. Las pérdidas son considerables. HA y SLB, grandes consumidores de
equipos y herramientas, y proveedores de servicios para la fractura hidráulica,
registraron pérdidas por mil millones de dólares (mmd) en el cuarto semestre de
2012, al hundirse las ganancias de la perforación fracking, según informó David
Wethe de Bloomberg y la firma PacWest de
Houston, que calculó una caída en los precios del fracking del 14% en 2012 y
del 8% en 2013. En materia de equipo HA formalizó pedidos por $10 mil millones
de dólares, excediendo 30% la demanda. Hizo pedidos por 15.6 millones de
caballos de fuerza (HP) y la demanda fue de 12 millones.[30] De aquí que
aumente más el interés en la apertura y concesiones que se les ofrece en
México, Argentina y ¿Uruguay?. No sólo están interesadas, sino que les urge
porque hicieron una apuesta riesgosa. Todo “boom” (auge) tiene su “bust (caída)
y el shale no es la excepción. Es una situación en que firmas tipo Exxon-Móbil
recurren a la persuasión de sus cabildos, para agilizar la toma de decisiones a
su favor.
El colapso del
precio del gas, que hasta principios de Enero 2013 había caído 85 por ciento de
la cima del 2005, afecta a firmas con capacidad suficiente para enfrentar los
costos de la apuesta, como ExxonMóbil o BHP Billiton, pero decenas de firmas
pequeñas y medianas tendrían enorme dificultad en evadir la ruina.[31] Rex
Tillerson, el gerente de Exxon-Móbil (XOM) describió este predicamento al
Foreign Relations Council, el “cabildo de cabildos” del alto capital en EUA. Lo
hizo de manera gráfica: “hoy todos estamos perdiendo hasta la camisa. No
ganamos dinero. Las cuentas están en rojo”.[32]
El reconocimiento
de los pésimos resultados de las cuantiosas inversiones hechas en la
explotación del gas shale, fue un balde de agua para la exuberante retórica a
favor de los fósiles “no-convencionales” de las grandes firmas encabezadas por
XOM, principal productora de gas natural de EUA tras comprar la gasera XTO en
2010.[33] Tillerson mencionó la “seguridad energética” de EUA y mostró
“esperanza” por una “reforma” (léase desnacionalización energética) en México.
Poco después y en línea con XOM, los diputados del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) en el poder en México, con Enrique Peña Nieto en funciones
de presidente, avisaron durante la campaña electoral que se les instruyó “dar
prioridad a la privatización del gas shale”, una encomienda que ya es parte de
la Estrategia Nacional de Energía presentada por el Ejecutivo al Senado
mexicano.[34] El desplome del precio del gas natural (en el mercado de futuros
se estimaba que en abril, 2013, se
colocaría en US$3.46 mmbtu -millón de unidades térmicas británicas-) motivó los
dichos de Tillerson, a los que se agregan devastadores hallazgos técnicos
derivados del escrutinio de registros de la producción diaria de pozos
localizados en las formaciones geológicas[35] (llamadas “plays” o cuencas) con
mayor historial. Además el New York Times publicó reveladores documentos,
correos y opiniones de altos cargos y técnicos del sector público y privado que
refuerzan esos estudios, ya que también cuestionan las bases geológicas y
económicas esgrimidas por el “big oil” para alentar la euforia y especulación
del negocio “shale”. Pero el desplome del gas no amainó el interés en los
“no-convencionales”. Ahora el énfasis es en el “tight oil” (petróleo y gas
húmedo no convencional”) planteándose que en 10 años, o máximo 20, EUA será una
potencia petrolera más que autosuficiente, con capacidad exportadora. Es que el
entusiasmo y desenfreno son crónicos en el mundo de la especulación, sea con
“tecnológicos”, hipotecas tóxicas “securitizadas” o con las “commodities”. A
eso juegan las Goldman Sachs, Citigroup, Barclays o Morgan Stanley en la
“economía casino” de este mundo. No es novedad. Los trucos del negocio “shale”
Iguales o incluso mayores elogios al “gas shale” emiten los altos cargos
públicos de EUA donde la desinformación juega un papel central. Muchos de los
desfiguros de las empresas han sido avalados por contratistas de la IEA-DE con
vínculos con el “big oil”.
En el caso del
sector público de EUA, el “shale” se presenta como ingrediente básico al ser agregado al arsenal de la retórica, de
la geopolítica (en especial la relacionada con los vastos recursos naturales
existentes en América Latina) y en general, al de la “seguridad nacional” tanto
ante escenarios bélicos como civiles. Se usa la exageración deliberada de la
retórica empresarial sobre el “gas shale” para efectos político-electorales
cortoplacistas ante problemas graves como el desempleo crónico y de largo
plazo. En el discurso de senadores, diputados, secretarios y ex-secretarios de
Estado, demócratas y republicanos”, el “shale” encarna “la promesa de un
renacimiento industrial”. Esa es una “percepción” compartida por la Casa Blanca
y en especial por el Departamento de Defensa (DoD), principal consumidor de
combustibles fósiles de EUA y del mundo, según informa el Defense Energy Support
Center (DESC).[36] Se indica que, por ejemplo, en 2004 el consumo militar de
petróleo (gasolinas, turbosina, aceites) fue de 144 millones de barriles, es
decir, 395 mil barriles diarios (40 millones más que el promedio en tiempos de
paz). El involucramiento de empresas como Kellog Brown and Root, ex-subsidiaria
de Halliburton, en contratos para el abastecimiento de combustibles durante la
petroguerra desatada por Washington contra Irak so pretexto del 11/09/2001,
mostró al público el tipo de abusos con los recursos públicos que caracterizan
a estas relaciones clientelares.[37]
El vínculo
histórico entre la industria del gas y del petróleo con el expansivo aparato
militar de EUA amerita especial atención dados los llamados de voceros de las firmas dedicadas a la
explotación de fósiles no-convencionales para el uso de programas militares,
ante la creciente ola “anti-frack” que se ha observado en EUA en los últimos
ocho años, como respuestas comunales, municipales y estatales, ante los
destrozos ocasionados por la fractura hidráulica (ver adelante).
Cuencas para la exploración y explotación del gas y petróleo en la Argenina
La oficina
encargada del abastecimiento de combustible para el Departamento de Defensa
-Dod-, plantea que “como el consumo de petróleo representa la más alta
prioridad de todos sus usos, por muchos y muchos años no existirán límites
fundamentales al suministro de combustible para el DoD”.[38]
En esta esfera,
donde los aportes del cabildo fósil son cruciales para las campañas de
diputados, senadores o aspirantes a la Casa Blanca, la retórica del “shale”
adquiere un paroxismo sorprendente. En efecto, la promoción del fracking se
acompaña con Bancos/firmas de inversión “too big to fail”, entre ellos
Citigroup (dueño de Banamex en México y uno de los principales tenedores de
grandes bloques accionarios de XOM) junto a Barclays, el Fondo de Jubilados
Universitarios, entre otros. Además de los miles de cabilderos que a diario
visitan las oficinas del Congreso, están presentes “institutos de
investigación” (think tanks) a la par de los grandes cabildos de la industria y
entes como la Kennedy School en Harvard, el poderoso American Petroleum
Institute (API) y el American Legislative Exchange Council (ALEC) que alienta
la interrelación/fusión de políticos y grandes corporaciones petroleras,
siempre generosas en lo referido a financiar campañas electorales de senadores
y diputados.
En el Washington
oficial el “shale”, además de ser la ruta para la “independencia energética” lo
es para la “seguridad militar”, y por obra y gracia de los cabilderos es
también la panacea ecológica ante el calentamiento global. El shale gas se
presenta como energía “limpia”. Obama repite el mantra que dice que es “un
enlace”, hacia “fuentes energéticas renovables”. En el informe al Congreso del
25 de enero 2012 aseguró, categórico, que la tecnología (fracking) “nos
proporciona 100 años de suministro de gas natural”.[39] Eso dijo el presidente
al abrazar la “revolución del gas” ante el público y el Congreso. Es probable
que sus asesores se abstuvieron de advertirlo sobre lo fallido del planteo en lo
científico (calentamiento global), geológico y económico, lo cual llama la
atención porque cinco meses antes del Informe a la Nación de enero 2012
geólogos y analistas del mercado mostraban que a pesar del sorprendente aumento
en la producción diaria de gas (que pasó de menos de 1 mil millones de pies
cúbicos -mmpc- en 2003 cuando se empezó a utilizar el fracking, a 20mmdpc en 2008, cuando el “boom” estaba en
la cima) “todavía no está claro que estas formaciones geológicas tengan valor
comercial a los precios actuales, por los altos costos de capital requeridos
para la adquisición de tierras y realizar el ciclo completo de perforaciones; y
porque las reservas y los factores económicos cruciales dependen de cálculos
sobre niveles de recuperación última en modelos que asumen (y predicen) que las
tasas de declinación se mantendrán en niveles comercialmente adecuados lo que
contrasta con la dura realidad que emana del estudio sistemático, por primera
vez, los registros de producción diaria de miles de pozos. Los especialistas
llamaban a una cautela desatendida por quienes escuchan con más atención -o
interés- a los empresarios y sus cabilderos, propagandistas y geólogos del
negocio shale, algunos de ellos bajo contrato con la AIE del Departamento de
Energía, cuya información y mapas son utilizados al Sur del Bravo. Pero
estudios independientes de las cuencas shale, por ejemplo de los analistas
Arthur Berman y Lynn Pittinger indican que “debido a que la historia de
producción de estas formaciones es de pocos años, este modelo no ha mostrado
ser correcto y puede ser demasiado optimista”.[40] El análisis detallado de los
perfiles de declinación, tanto de pozos individuales como de grupos de “fracks”
localizados en tres de las principales formaciones geológicas: Barnett,
Fayetteville y Haynessville, que “cuentan con el mayor historial de producción
disponible en EUA y por tanto ofrecen más confianza en la determinación de las
tendencias reales, que otras formaciones más recientes”, indican “que la
industria infló las reservas al menos al 100 por ciento”.[41] Los autores
reconocen que toda formación geológica es única, pero plantean que hasta que no
se disponga de registros con historiales más amplios, la cautela aconseja
asumir que las formaciones con registros de producción más recientes seguirán
una pauta similar a las que cuentan con más antecedentes en los registros de
producción. Lo que lleva a Berman y Pittinger a plantear que ya se cuenta con
información “más que suficiente” de las formaciones Barnett y Fayeteville para
afirmar que la metodología usada hasta ahora “sobreestima considerablemente las
reservas recuperables”.[42] Del escrutinio que hicieron de los registros de
producción de la formación Haynesville resultó que la producción efectiva no
alcanza los niveles tan proclamados por las empresas y celebrados por sus
secuaces en los medios. “En efecto”, concluyen, “es difícil entender cómo las
compañías justifican el despliegue de 125 estructuras de perforación, en una
formación geológica que no ha demostrado hasta ahora viabilidad comercial según
las proyecciones presentes, hasta que los precios del gas excedan los US$8.68
por mmbtu”.[43] En documentos, entrevistas y emails recabados por Ian Urbina
del New York Times[44] se muestra que lo que más interesa y atrae a los
inversionistas es el ingreso de más reservas a sus activos. En este sentido, va
el interés del “big oil” en Neuquen, Argentina y en concesiones uruguayas.
También el interés de Rex Tillerson de Exxon, en el gas y aceite shale de
México y su anuncio ante el Council on Foreign Relations de que, pérdidas
aparte, XOM seguirá perforando. Es por las exigencias legales: para incorporar
reservas a los activos de cualquier empresa que cotice en bolsa, los pozos
deben estar activos mostrando viabilidad comercial. El asunto no ha dejado de
llamar la atención de la cúpula administradora y técnica de las empresas, que a
lo largo del “boom” y luego “bust” del gas shale, evidenciaron su escepticismo
sobre las exageradas expectativas de las gaseras advirtiendo que de manera
“intencional y aún criminal, (las empresas) inflan la productividad de sus
pozos y las dimensiones de sus reservas”.[45] Como los diseños “shale” al sur
del Bravo usan mapas y cálculos de la AIE del Departamento de Energía, hechos
por contratistas vinculados al “big oil”, vale recordar[46] que abundan
documentos y correos de altos cargos y técnicos de AIE “escépticos sobre la
industria shale”. Les huele a Enron y a fraude Ponzi, por decir lo menos. Pero
el asunto va más allá en profundidad y efectos, que las manipulaciones de
“tecnológicos” o de “tóxicos inmobilidarios securitizados”. Se afecta de manera
directa y profunda a los fundamentos mismos de la vida y salud humana y animal, del medio ambiente
global. Se juega con los límites atmosféricos y pasa al punto de no-regreso en
el calentamiento global. Como se indicó, la fracturación hidráulica es una
técnica devastadora en la que, en cada pozo, han de vertirse decenas de
millones de litros de agua y enorme variedad de de sustancias y químicos tóxicos.
No extraña el aumento registrado de resistencias al “fracking”. Pero
simultáneamente en documentos internos, correos electrónicos y entrevistas
anónimas, altos ejecutivos de firmas de energía, abogados corporativos,
geólogos de la industria y del sector público y analistas de mercado que han
solicitado el anonimaton, han advertido de La intencionada exageración para
plasmar en la opinión pública una imagen positiva del “fracking”. Difícil de
olvidar, campaña que se da en medio de un vacío informativo no sólo sobre las
características, exigencias hídricas e impactos sobre los acuíferos y ríos, la
salud y el medio ambiente sino también, de lo que en criterio de quienes están
vinculados a esta industria es una clara e ilegal desinformación al público, dentro
y fuera de EUA, emanada de las altas esferas de la finanza y la especulación.
El interés en los fósiles “no-convencionales” se extiende por las Américas, de
la Cuenca de Burgos en el noroeste de México, a Vaca Muerta, en Neuquén,
Argentina. En el mundo, EUA y al sur del Bravo, la promoción del negocio con
fósiles genera inmensas ganancias que se perciben en los informes anuales de
los grandes monopolios. En paralelo, se desarrolla una extensa e intensa
socialización de los costos, por la naturaleza inherente al “fracking” y al
manejo oficial en que se utilizan los instrumentos de influencia disponibles
(del cabildo fósil fluye dinero a raudales), económico-financieros,
propagandísticos y de seguridad en un contexto de guerra de clase, en centro y
periferia, y de acentuada explotación imperialista.
NOTAS
El autor agradece la invitación del Centro Internacional de Información
Estratégica y Prospectiva (CIIEP) para presentar este trabajo en el Seminario
Internacional “Nuestra América y Estados Unidos: Desafíos del siglo XXI”,
organizado por el Instituto de Estudios de América (ASINS), Instituto de
Ciencias Internacionales de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad
Central de Ecuador y la Casa América Latina (HOLA). Quito, República del Ecuador, el 30 y 31 de
enero del año 2013.
[2] Los combustibles fósiles “convencionales” son los yacimientos y
estratos de alta calidad, fácil acceso y bajo precio. “El gas natural
normalmente está atrapado en bolsas de roca porosa (como una esponja) a mucha presión, las
cuales basta perforar hasta llegar a la bolsa, cuando la bolsa se pincha el gas
fluye hacia arriba por la diferencia de presión. Este gas… es relativamente
fácil de extraer, basta con perforar hasta la profundidad de la bolsa, que
suele estar a unos pocos cientos de metros bajo tierra. Es el gas conocido como
convencional” Los “no-convencionales” se refiere a los de menos calidad, mayor
dificultad requiriendo mayor inversión en dinero, energía y otros
procedimientos. Por ejemplo, los depósitos en aguas profundas, bajo el hielo o
el petróleo que se deriva del tratamiento de “arenas bituminosas” (en Alberta,
Canadá), el gas de lutitas o el petróleo shale (tight oil). “Los gases no convencionales, se caracterizan
por estar en rocas de baja porosidad y baja permeabilidad, lo que hace que
estén en mucha menos concentración y se hagan más difícil de extraer. Estos
gases no convencionales los hay de varios tipos. El gas de pizarra o gas de
esquistos (shale gas en inglés)… se encuentra atrapado en estratos o capas de
pizarra a mucha profundidad (desde los 400 a los 5000 metros). Dado que la
pizarra tiene una permeabilidad muy baja, el gas está distribuido en pequeños
poros o burbujas, muchas veces microscópicas, no conectadas entre sí, lo que
hace necesario romper las capas de pizarra para conseguir reunir el gas y que
fluya hacia la superficie para ser recogido.” Algo similar ocurre con el
petróleo o aceite “no convencional” conocido como “shale” y “tight oil”, cuya
explotación también se distribuye en pequeños poros o burbujas distribuidas en
áreas amplias. Su explotación requiere menos presión que la del gas seco. Fuente: http://fracturahidraulicano.info/gas-fracking.html
[3] Ed Crooks, “US shale gas
bonanza: New wells to draw on”, Financial Times, Oct 5, 2011 (FT.com).
[4] “La fractura hidráulica consiste en hacer una perforación vertical
hasta la capa de pizarra. A esta perforación se le pone un tubo de acero, con
un recubrimiento de cemento para proteger los acuíferos de los aditivos
químicos que posteriormente se añaden. Una vez se llega a la pizarra se vuelve
la perforación horizontal, a través de la capa de pizarra. Esta perforación
horizontal tiene una media de un kilómetro y medio de longitud, aunque puede
llegar hasta los 3 kms. Una vez en la capa de pizarra se utilizan explosivos
para provocar pequeñas fracturas. Realizadas estas fracturas se inyectan, por
etapas, miles de toneladas de agua a muy alta presión, mezclados con arena y
aditivos químicos. Esta agua a presión
fractura la roca liberando el gas que luego, junto con el agua, el arena y los
aditivos retorna a la superficie (retorna entre un 15 y un 80% del fluido
altamente tóxico inyectado). El pozo se va fracturando entre 8 y 12 etapas, con
lo cual el conducto sufre unos cambios de presión muy grandes con el
consiguiente peligro de quiebra del revestimiento de cemento. Entre los
aditivos químicos utilizados se encuentran benzenos, xilenos, cianuros, hasta
llegar a unas 519 sustancias químicas entre las que se encuentran elementos
cancerígenos y mutagénicos (ver
adelante). El fluido de retorno también trae a la superficie otras sustancias
que pueden contener estas capas de pizarra. Es muy común que estas rocas
contengan metales pesados (mercurio, plomo…), así como radón, radio o uranio,
ambos elementos radiactivos que llegan a la superficie cuando previamente no
estaban allí.” Fracturaciónhidráulicano op cit.
[5] Ibid.
[7] Kenneth S. Deffeyes,
Hubbert´s Peak: The Impending Oil Shortage, Princeton, Princeton University
Press, 2001.
[9] M. K. Hubbert, “Nuclear Energy and the Fossil
Fuels”, American Petroleum Institute Drilling and Production Practice,
Proceedings of Spring Meeting, San Antonio Texas, 1956, pp7-25- Ver Deffeues op
cit pp 1-13.
[10] C. B. Hatfield, “Oil Back
on the Global Agenda”, Nature 387:121, 1997 ; R. A. Kerr, “The Next Oil Crisis
Looms Large -and perhaps Close-” Science 281:1128-31 1998.
[11] C.A. Campbell y J.H.
Laherre “The End of Cheap Oil”, Scientific American, March 1998 pp 78-83.
Reflexiónese:http://dieoff.org/page140.htm
[12] Matthew Simmons Twilight
in the Desert: The Coming Saudi Oil Shock and the World Economy New York, John
Wiley & Sons, 2005.
[13] Simmons, op. Cit. p 27.
[14] La cesta venezolana cubre desde el Anaco Wax API:40.5 0.24
al Boscan API: 10.1 5.50.
[16] Gregg Muttit en Fuel and Fire, Londres, Bodley Head, 2011, discute
más de mil minutas de las reuniones secretas entre el gabinete de Tony Blair,
British Petroleum, Shell y British Gas. Se trata de más de mil documentos
obtenidos por medio de la ley de libertad de información en los que es
explícito el papel central del petróleo en la brutal guerra de agresión y
posterior genocidio desatado contra el pueblo iraquí en marzo de 2003.
[18] Wilkerson, entrevista, Ibid.
[20] Ver John Saxe-Fernández, Petróleo y Estrategia, México, Siglo XXI,
1980; Arturo Guillén “La Declinación de la Hegemonía estadounidense” en Mito y
Realidad de la Globalización Neoliberal, México, Porrúa/UAM, 2007 pp 145-172. [
21] Este tipo de figuras retóricas, exageradas, intentan plasmar en el
auditorio una idea o imagen difícil de olvidar.
[22] Ed Crooks, “US shale gas
bonanza: New wells to draw on”, Financial Times, Oct 5, 2011 (FT.com).
[23] Ed Crooks op. cit. pág.2.
[24] Entre otros recursos extraídos del gas natural está, por ejemplo
el etileno, fundamento de la industria de los plásticos. En los medios de EUA
no se dedican espacios para que el público visibilice lo que ocurre en regiones
clave, como Dakota del Norte donde, igual que en el resto de la Unión, se
cierran pozos y se abandonan a cielo abierto enormes estanques repletos de
toneladas de muy peligrosas “mezclas frack”. No se cierran todos los pozos. En
Dakota del Norte las empresas enfatizan la explotación del “tight oil” y el gas
húmedo. Los precios del aceite “shale” son altos.
[25] Para una versión “light” del Shale, acoplada a la geopolítica de
la “América del Norte”, ver Olga Pellicer, “La Perspectiva Energética”,
Proceso, 10/III/2013 p 42-43. Pellicer celebra el “shale” y su “innovadora tecnología”. Exxon-Móbil
también celebra esa tecnología sin mencionar la palabra “fracking” o la “fractura
hidráulica”. Exxon lo hace en un flamante anuncio en p. 21 de la misma revista
en el que la empresa, que encabeza la producción de gas shale en EUA profetiza
un futuro repleto de combustibles fósiles sin mencionar el clima global
extremoso que ayudará a desatar. Dice Exxon-Móbil que “El futuro energético
mundial depende de las inversiones del día de hoy”. “Se espera que la demanda
energética mundial crezca alrededor del 35% entre los años 2010 y 2040. Por
ello, es crucial invertir hoy para desarrollar nuevos recursos
energéticos”…”Exxon-Móbil enfrentando el gran desafío energético mundial”.
[26] Análisis documentales de alto valor han sido ofrecidos, entre
otros periodistas de investigación por Ian Urbina. Entre otros consultar Ian
Urbina y Jo Craven McGinty, “Learning Too Late of the Perils in Gas Well
Leases”, New York Times, December 1, 2011.
[28] Ian Urbina, “Insiders
Sound an Alarm Amid a Natural Gas Rush”, New York Times, June 25, 2011; Ian
Urbina, “Behind Veneer, Doubt on Future of Natural Gas”, New York Times, June
26, 2011; Clifford Krauss and Eric Lipton “After the Boom in Natural Gas”, New
York Times, October 20, 2012.
[29] Que se analizarán adelante.
[30] David Wethe,
Bloomberg.com 5 de Octubre, 2012.
[31]Gregory Meyer and Guy
Chazan, “US natural gas prices fall to decade low”, FT/updated January 19,
2012.
[32] Wall Street Journal (27/VI/12).
[33] Ibid.
[34] La Jornada,1/III/2013p.18:http://www.jornada.unam.mx/2013/03/01/politica/018n1pol
[35] Llamadas “play” en la jerga petrolera de EUA. En español serían
“cuencas”.
[36] US Defense Energy Support
Center Fact Book 2004.
[38] Report from Office of
Under Secretary of Defense.
[39] Para la exaltación del “gas natural” en la transición energética
planteada por Barack Obama, (quien no menciona que en EUA la disponibilidad de
“gas natural” es precaria y en realidad usa ese término para referirse a lo que
la industria conoce como gas “no-convencional” (shale, esquisto etc). consultar
“Remarks by the President in State of the Union Address, United States Capitol.
Washington, D.C. Enero 25, 2012”. Disponible
colocando cursor aquí:
http://www.whitehouse.gov/photos-and-video/video/2012/01/25/2012-state-union-address-enhanced-version#transcript
y moviendo la guía de tiempo al minuto 27 con.22 segundos. La transcripción es
reveladora. Utiliza el término “natural gas” para referirse al “shale gas”.
Pero en un apartado deja claro que conoce la diferencia y hable de que “en
terrenos públicos el gobierno exigirá a las empresas identificar los
componentes de las sustancias usadas para obtener el gas. Obama dijo: And
nowhere is the promise of innovation greater than in American-made energy. Over the last three years, we’ve opened
millions of new acres for oil and gas exploration, and tonight, I’m directing
my administration to open more than 75 percent of our potential offshore oil
and gas resources. (Applause.) Right now — right now — American oil
production is the highest that it’s been in eight years. That’s right — eight years. Not only that — last year, we relied less on
foreign oil than in any of the past 16 years.
(Applause.) But with only 2 percent of the world’s oil reserves, oil
isn’t enough. This country needs an
all-out, all-of-the-above strategy that develops every available source of
American energy. (Applause.) A strategy that’s cleaner, cheaper, and full
of new jobs.We have a supply of natural gas that can last America nearly 100
years. (Applause.) And my administration will take every
possible action to safely develop this energy.
Experts believe this will support more than 600,000 jobs by the end of
the decade. And I’m requiring all
companies that drill for gas on public lands to disclose the chemicals they
use. (Applause.) Because America will develop this resource
without putting the health and safety of our citizens at risk.The development
of natural gas will create jobs and power trucks and factories that are cleaner
and cheaper, proving that we don’t have to choose between our environment and
our economy. (Applause.) And by the way, it was public research
dollars, over the course of 30 years, that helped develop the technologies to
extract all this natural gas out of shale rock –- reminding us that government
support is critical in helping businesses get new energy ideas off the
ground. (Applause) Now, what’s true for
natural gas is just as true for clean energy.
In three years, our partnership with the private sector has already
positioned America to be the world’s leading manufacturer of high-tech
batteries. Because of federal
investments, renewable energy use has nearly doubled, and thousands of
Americans have jobs because of it. When Bryan Ritterby was laid off from his
job making furniture, he said he worried that at 55, no one would give him a
second chance. But he found work at Energetx, a wind turbine manufacturer in
Michigan. Before the recession, the
factory only made luxury yachts. Today, it’s hiring workers like Bryan, who
said, “I’m proud to be working in the industry of the future.”Our experience
with shale gas, our experience with natural gas, shows us that the payoffs on
these public investments don’t always come right away. Some technologies don’t pan out; some
companies fail. But I will not walk away
from the promise of clean energy. I will
not walk away from workers like Bryan.
(Applause.) I will not cede the
wind or solar or I will not cede the
wind or solar or battery industry to China or Germany because we refuse to make
the same commitment here. We’ve
subsidized oil companies for a century.
That’s long enough.
(Applause.) It’s time to end the
taxpayer giveaways to an industry that rarely has been more profitable, and
double-down on a clean energy industry that never has been more promising. Pass clean energy tax credits. Create these jobs. (Applause.)
Battery industry to China or Germany because we refuse to make the same
commitment here. We’ve subsidized oil
companies for a century. That’s long
enough. (Applause.) It’s time to end the taxpayer giveaways to an
industry that rarely has been more profitable, and double-down on a clean energy
industry that never has been more promising.
Pass clean energy tax credits.
Create these jobs. (Applause.) We
can also spur energy innovation with new incentives. The differences in this chamber may be too
deep right now to pass a comprehensive plan to fight climate change. But there’s no reason why Congress shouldn’t
at least set a clean energy standard that creates a market for innovation.
[40] Arthur E. Berman y Lynn
F. Pittinger, “US Shale Gass: Less Abundance, Higher Cost” The Oil Drum, August
5, 2011 www.theoildrum.com/node/8212
[41] Berman y Pittinger, op cit p.1 El énfasis es mío.
[42] Ibid.
[43] Ibid,p.2 El viernes 1 de marzo, 2013 el precio de los futuros del
gas natural (para abril 2013) era de
3.456 por mmbtu: millón de unidades térmicas británicas).
[44] New York Times, 25/VI/2011).
[45] Ver Ian Urbina, NYT, 25/VI/2011. [46] Ver Ian Urbina
(New York Times 27/VI/11 Drilling Down Series). - See more at:
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