LAS PÉRDIDAS SUFRIDAS POR LA UNION SOVIETICA
DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Por Sergio Daniel Aronas – 19 de junio de 2013
"Con tus páginas polvorientas
Historia, ¿qué quieres contarnos?
Cuenta con palabras simples
a los combatientes que nos van a relevar
que por la felicidad humana
hemos luchado sin vacilar”
Nikola Vaptsarov (1909-1942), "Historia" (Poeta búlgaro
y combatiente de la resistencia fusilado
por los nazis)
Índice temático
1) Introducción
2) Características de la
guerra en el frente oriental
3) Las pérdidas humanas
4) La destrucción de la estructura económica
a)
La destrucción geográfica y de la infraestructura b) Las pérdidas en el sector industrial
c) El saqueo de la agricultura y ganadería
d) La demolición de los establecimientos educativos y sanitarios
5) La ayuda aliada a la Unión Soviética
6) Análisis y evaluación de las pérdidas que la guerra causó
a la URSS
7) Bibliografía consultada
Nota: esta es una versión preliminar que se irá
completando en los próximos meses
1) Introducción
La Gran Victoria de la
Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial en la que derrotó de manera
concluyente, aplastante y demoledora a la Alemania nazi fue un enfrentamiento
militar de características nunca visto antes por la cantidad de tropas
involucradas, la dimensión del territorio de los combates, la duración de las
batallas, la fuerza de la resistencia para soportar el ataque inicial de los
invasores alemanes, la movilidad de los recursos económicos para dotar a los
ejércitos de tierra, mar y aire de todo lo necesario para estar en condiciones
de pelear y triunfar. Precisamente, esta guerra mostró a la claras que no solo
se debió ganarla en los campos de batalla con el despliegue, valentía y sacrificio
de millones de hombres, no solo con los conocimientos y capacidades profesionales
de los jefes militares, no solo con la dirección político-militar del gobierno
soviético en la elaboración de los planes para la conducción de las fuerzas
armadas en los niveles estratégico, táctico y operacional, sino lo que fue
decisivo en la Segunda Guerra Mundial es fue una lucha por los recursos donde
los factores económicos decidieron en gran parte su éxito o su fracaso. En esta
guerra, la dirección soviética ante la embestida fascista, realizó una proeza
tan grande y heroica como la demostrada por sus fuerzas armadas en los campos
de batalla sino cuando se resolvió el traslado y evacuación de miles de
empresas de las zonas occidentales a las regiones orientales más alejadas de la
guerra. Ahí debieron transformar la todas las industrias para la producción
bélica, poner en acción sistemas veloces de transportes y abastecimientos para
un territorio tan grande como era la Unión Soviética. Para ello fue creado el 24 de junio de 1941 el
consejo especial para la evacuación de las industrias estratégicas del país que
permitió trasladar alrededor de 2.600 fábricas que en los años anteriores a la
guerra les correspondía el 33% de la producción industrial.
La movilización económica
consistió en trasladar en medios de los bombardeos y el avance de los ejércitos
alemanes de las empresas fundamentales destinadas a la fabricación militar
junto con miles de obreros y obreras, ingenieros, técnicos y gracias al uso masivo
del ferrocarril como medio de transportar todo ese material se completó una
hazaña formidable que fue uno de las claves para la gran victoria del pueblo
soviético. Esta gigantesca reubicación de las fábricas a las zonas de
retaguardia implicó la evacuación de más de 10 millones de personas para que
pudieran producir las armas que el ejército soviética necesitaba con suma
urgencia para resistir la agresión imperialista del fascismo. A eso se sumaron
el traslado de 11.000 tractores, unas 2.400.000 cabezas de ganado y enormes
cantidades de víveres, alimentos y grano lejos del alcance de los invasores,
que todo lo que conquistaba lo destruían sin piedad ni tregua. Para la
realización de esta tarea se utilizaron 1.500.000 vagones de trenes. En todo el
período de la Gran Guerra Patria de 1941 a 1945 jamás el pueblo soviético pudo
dormir: tenía que combatir y tenía que producir.
Todos los gobiernos de
los países invadidos por la Alemania nazi se rindieron, fueron conquistados,
saqueados y sus habitantes sometidos al uso de la fuerza laboral como mano de
obra esclava si es que no era enviada a los campos de concentración o fusilada.
Así pasó en Polonia, Francia, Holanda, Bélgica, Noruega, Yugoeslavia, Grecia y
Albania. Inglaterra se salvó de ser invadida por que está separada de la Europa
continental por el canal de la Mancha, el mar del Norte y el océano Atlántico
que es una zona caracterizada por las turbulencias y tormentas marítimas. Como
prueba de las dificultades para realizar una operación militar de este tipo, el
propio Eisenhower como comandante en jefe de las tropas anglo americanas y
canadienses para el desembarco en Normandía estuvo a punto de cancelarlo
precisamente por los inconvenientes climáticos y tenía permanente al servicio
meteorológico pasándole el parte diario del estado del tiempo.
2) Características de la guerra en el Frente Oriental
El 22 de junio de 1941 en
el marco del denominado Plan Barbarroja, el Alto Mando de las Fuerzas Armadas
de la Alemania nazi dio la orden para emprender la invasión militar terrestre más
grande de la historia y que ninguna nación hubiera podido soportar. Con el
ataque a la Unión Soviética y sin previa declaración de guerra, unos 5,5
millones de soldados organizados en 190 divisiones y agrupados en tres grandes
grupos de ejércitos desde el Mar Báltico al Mar Negro, es decir, un amplio
frente de casi 2.000 kilómetros de ancho con el fin a abarcar todo el
territorio de la Unión Soviética, se lanzaron para conquistar y aniquilar al
primer país socialista del mundo. Esa fue la razón y principal objetivo de la
Segunda Guerra Mundial como parte integrante de los lunáticos y diabólicos
sueños del hitlerismo de construir el imperio de 1000 años. Esos tres grupos de
ejércitos estaban equipados hasta los dientes desde el mismo inicio de la
agresión con 4.300 tanques y cañones de asalto, 5.000 aviones de combate entre
los cuales estaban los cazas y los bombarderos, organizados en cuatro flotas
aéreas; en la artillería se utilizaron 47.000 cañones y la marina para el
traslado de equipo, armamentos y tropas utilizaron 200 buques de todo tipo. No
solo participaron los alemanes en la guerra contra la URSS sino que también
integraron como parte de la fuerza invasora divisiones de Hungría, Rumania,
Bulgaria, Italia, Croacia, Bohemia-Moravia, España, Finlandia, Bélgica (valones
y flamencos), Eslovaquia, Holanda. Noruega, Dinamarca, Francia, Estonia,
Lituania y Letonia, a los que se unen el ejército de mercenarios rusos,
bielorrusos y cosacos al mando del traidor pronazi Andrei Vlasov, unidades
Waffen SS de Bosnia-Herzegovina, Albania, una pequeña formación de 100 nazis
ingleses y una división polaca.
Quien no se movió de
Moscú para dirigir la batalla de la defensa de la eterna capital rusa, fue José
Stalin y sus colaboradores de la dirección política y militar del gobierno
soviético como señal de aliento para todos los combatientes y para los
ciudadanos de que la guerra desatada por los nazis debe ser enfrentada por todo
el pueblo y bajo la conducción de sus máximas autoridades (los demás miembros
del gabinete soviético se trasladó a Kuibishev a 800 kilómetros de Moscú).
Stalin aun con todos sus errores y vacilaciones iniciales porque no creía que
Alemania la había atacado y por más que a muchos no les guste, fue un gran Jefe
militar que se mostró implacable con los invasores criminales fascistas, con
los traidores y con todos aquellos que no estaban a la altura de la
circunstancia. Y prueba de su capacidad como conductor fue la de delegar y
apoyarse sabiamente en los militares profesionales soviéticos que habían tenido
participación tanto en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) como en la guerra
civil rusa (1917-1920), en la guerra contra Polonia (1920) y la guerra contra
el Japón en 1939, es decir, que tenían una experiencia de combate que pudieron
demostrar en la organización de la resistencia, en la provisión de armas al
ejército, la marina y la fuerza aérea y trazar los planes operacionales que
llevaron al triunfo final de la URSS. Los grandes generales de la talla
magistral como Georgui Zhukov, Konstantín Rokossovski, Iván Koniev, Alexei
Meretskov, Semión Timoshenko, Fedor Tolbujin, Alexander Vassilevski, Rodión
Malinovski fueron los mariscales de la victoria que pusieron en lo más alto de
la historia el poderío, la inteligencia y la ciencia militar de la Unión
Soviética.
La guerra entre la Alemania nazi y la Unión Soviética fue
el enfrentamiento militar más grande de todos los tiempos y a su vez fue una
lucha bestial, brutal, porque los nazis plantearon desde el inicio la guerra de
exterminio de todos los soviéticos y para convertir en esclavos a los que quedaran
vivos. La ferocidad con que los alemanes entraron en la URSS no tiene parangón
con ningún otro conflicto bélico que lo haya precedido ya que el sadismo, la
violencia, las atrocidades cometidas contra la población civil y contra los
prisioneros de guerra a los que no les respetó condición y grado porque los
nazis no reconocían las convenciones para el tratamiento de esos prisioneros de
guerra, provocaron una matanza que abarcó a todas las franjas de la sociedad
soviéticos desde niños a ancianos, desde mujeres a inválidos. De ahí que los
soviéticos, tengan absoluta razón con relación a las cuentas que tuvieron que
ajustar con los fascistas alemanes. Y lo hicieron conocer públicamente el 2 de
noviembre de 1943 en una declaración conjunta con los gobiernos de los Estados
Unidos y Gran Bretaña advirtiendo a los oficiales y soldados alemanes, al igual
que a los miembros del partido nazi, que aquellos que fueran declarados
culpables de crímenes de guerra sería castigados.
Con la invasión alemana a la Unión Soviética se iniciaba
un tipo de guerra que dejaría sus huellas por todo el siglo XX: se puso en
marcha una “forma típica de ataque: la concentración para el golpe decisivo, la
embestida arrolladora contando con la ventaja del factor sorpresa y el
aniquilamiento de las fuerzas enemigas. Una conformación esencial de la defensa
era la batalla en profundidad, que no tiene nada en común con la defensa lineal
rígida que practicaron los franceses en Verdún y los argentinos en Malvinas. En
esta clase de batalla las primeras líneas son flexibles y a distancia apropiada
del objetivo defendido. Hay irrupciones por los costados del centro enemigo que
penetran profundamente en las líneas adversarias y conducen a cercos locales.
Todas las armas combinadas participan del asalto. Las posiciones de la defensa
se adelantan en profundidad cuando se irrumpe y se establecen nuevos
obstáculos, como los campos minados. Se echa mano a las reservas sin
interrupción porque este tipo de batalla exige mucha infantería y armas, pero
depende también de la cantidad de efectivos del enemigo que ataca” (Costa
Eduardo José. Guerra bajo la cruz del Sur: Otra cara de la moneda.
Sudamericana, página 83). Esto es lo que llamó guerra relámpago que en Moscú,
Stalingrado y Kursk comenzaron a cavarse la tumba definitiva del imperialismo
alemán y sus estrategias de guerra de conquista. Las enseñanzas del ejército
soviético que también hay que marcarlas porque solo se nombran lo que hicieron
los nazis, fueron en materia de defensa la “táctica de astucia” que siguiendo
al mismo autor éste afirma que se “mantiene al enemigo en completa ignorancia
respecto de las intenciones de la fuerza propia y que aprovecha todo lo posible
del factor sorpresa. El adversario tiene que ser constantemente engañado sobre
las posiciones y dispositivos defensivos, la defensa en profundidad y los
medios que se usarán son las llamadas acciones de velo y engaño” (Ibidem,
página 83). En materia ofensiva, los soviéticos desarrollaron a una escala
colosal el ataque nocturno, de los que fueron sus mayores exponentes en todo el
conflicto. El ataque nocturno en combinación con las operaciones por sorpresa
fueron características de la guerra soviético-alemán. A partir de ahora, la
noche deja de ser el momento de reposo y descanso de la tropa para convertirse
en el momento más oportuno para iniciar operaciones ofensivas decisivas en toda
la línea. El ataque nocturno brinda al atacante dos ventajas esenciales: la
primera, es que los preparativos para la batalla no pueden ser vistos por el
enemigo y la segunda, es la que se produce una economía de fuerzas, porque el
fuego enemigo en la zona es prácticamente ineficaz. Los soviéticos en su
ofensiva final sobre Berlín en abril de 1945 iluminaron el campo de batalla con
140 reflectores de luz que encegueció a la tropa fascista que enseguida fue
sometida al feroz bombardeo de artillería más grande y poderosa de todo el
frente oriental.
En esos cuatro años guerra murieron casi el 60% de los
caídos de toda la Segunda Guerra Mundial y todavía miles de libros de
historiadores que consideran poco relevante las operaciones militares que
tuvieron lugar en el frente oriental. En los combates que aquí se desarrollaron
participaron el grueso de las tropas y se utilizó la mayor cantidad de material
de guerra y es ahí donde se registraron las mayores pérdidas humanas y
materiales. Es increíble que aun haya profesionales e investigadores que no
quieran reconocer este hecho que a la luz de los números es absolutamente
irrefutable e irrebatible sea la fuente que se tome. El problema de estos
investigadores es que se les retuerce el estómago y su cerebro al tener que
aceptar que un país como la Unión Soviética dirigido por su Partido Comunista
(donde ninguna estadística en los millones de páginas web que existen en
internet sobre la Segunda Guerra Mundial, habla de los 3 millones de comunistas
soviéticos caídos en la guerra) haya el gran país victorioso de la Segunda
Guerra Mundial y no sólo porque destrozó a la Alemania nazi que parecía
invencible (mito que los soviéticos hicieron estallar por los aires) sino
también porque derrotó y destruyó al Ejército Imperial Japonés en agosto de
1945 en una operación militar que sólo un ejército avezado y experimentado como
el soviético podía realizar.
Las sangrientas batallas libradas entre alemanes y
soviéticos fue una confrontación de grandes ejércitos con millones de efectivos
apoyados por poderosas fuerzas navales, aéreas, de blindados y artillería. Por
tal razón, ahí se dieron los combates más encarnizados donde se peleó casa por
casa, calle por calle, en un combate sin piedad ni tregua ni misericordia
porque los nazis así lo plantearon desde el principio y la resistencia
soviética se hizo más fuerte, más organizada y más dinámica a medida que el estado
mayor general de la URSS aprendía de las lecciones de las derrotas iniciales,
enfrentar con mayor poder de fuego a un enemigo salvaje. A modo de comparación,
mientras la URSS movilizaba a millones de hombres para la defensa del país, las capacidades militares de
los Estados Unidos e Inglaterra hasta 1944 en los frentes de operaciones sólo
estaban un tercio de las fuerzas armadas de ambos países. La mayoría de sus
tropas quedó fuera de los diversos frentes de guerra y por lo tanto, no
tuvieron ni gravitación en la resolución de la contienda ni incluyeron
directamente en el desarrollo de la lucha. La activación de las tropas anglo
americanas en el teatro de operaciones de Europa aumentó a partir de las
grandes derrotas que comenzó a tener el ejército nazi en el frente
soviético-alemán.
En el inicio de la guerra, la invasión de la Alemania
nazi provocó inmensas pérdidas a los Ejércitos soviéticos en todas las
direcciones de los cinco frentes con que defendían las fronteras occidentales.
Un estudio realizado por A.I. Todorski muestra los resultados de las purgas
realizadas en los años 1936-1938 que afectaron la composición de los cuadros
militares en el mando superior del Ejército Rojo Soviético y que fueron causas
de las profundas derrotas que sufrió la URSS en los dos primeros años de la
guerra:
Había Quedaron
5
Mariscales 2
2 Comisarios militares de Primer rango 0
4 Comandantes generales de ejército de Primer
rango 2
12 Comandantes generales de ejército de
Segundo rango 0
2 Almirantes de la flota de Primer rango 0
15 Comisarios militares de Segundo rango 0
67 Comandantes de cuerpos 7
28 Comisarios de cuerpo 3
199 Comandantes de división 63
397 Comandantes de brigada 166
36 Comisarios de Brigada 2
En esta lista de 767 jefes militares, 522 (68%) fueron
fusilados o encarcelados, quedando sólo 245 (32%). La eliminación de los
cuadros principales no abarcó al generalato sino a todo el cuerpo de oficiales,
de modo tal, que unos 40.000 comandantes, incluyendo a la mitad de los
comandantes de regimiento fueron víctimas de la represión de los años treinta.
En consecuencia, al comienzo de la agresión alemana, el 75% de los comandantes
de regimiento y de división del Ejército Rojo llevaban menos de un año en sus
puestos obligados a reemplazar a los jefes liquidados que eran mucho más
experimentados. En el caso de los cinco mariscales solo sobrevivieron Kliment
Voroshilov (1881-1969) y Semion Budionny (1883-1973) ya que Mijail Tujachevski,
Vassily Bliujer y Alexander Yegorov fueron fusilados respectivamente en 1937,
1938 y 1939. Debido a estas medidas punitivas dentro del propio ejército
soviético, de los 108 miembros del Consejo Militar de la URSS, en la que estaba
el mayor potencial de sus generales, solo 10 de ellos llegaron vivos a fines de
1938 (Ver Gordon y Klopov, página 164).
Hasta
junio de 1944 cuando se produce el desembarco en Normandía (tanta propaganda
por 150.000 que entraron a Francia, cuando la Unión Soviética tenía en combate
a más de 6,7 millones de soldados para enfrentar a 6 millones de las fuerzas
fascistas) los efectivos alemanes en el frente oriental fueron entre 15 a 20
veces más grandes que en otros lugares sea en el Norte de África o en Italia.
En los años de la guerra contra el fascismo alemán, la Unión Soviética pudo
incrementar considerablemente sus tropas pasando de 2,9 millones en junio de
1941 a casi 7 millones de hombres al finalizar la guerra. El Ejército soviético
llegó a ser el más poderoso de la coalición aliada por su composición numérica,
su grado de preparación, armamento y disposición combativa.
Para los historiadores profesionales de los Estados
Unidos y de la Unión Europea que tienen acceso a documentación privilegiada que
la gran mayoría no puede llegar, es hora de que dejen de mentir sobre la
importancia fundamental que tuvo la guerra entre Alemania y la URSS y sobre
todo quien fue el gran vencedor y porque. La contundencia de los números rebate
toda polémica sobre lo que sucedió en esta guerra espeluznante y dónde se
decidió la victoria final. En el frente oriental durante los años del combate
entre los invasores de la Alemania nazi y la Unión Soviética se concentraron
entre 8 a casi 13 millones de soldados a ambos lados de la frontera, de 84.000
a 165.000 cañones y morteros (otros autores afirman que fueron entre 165.000 y
320.000); de 5.700 a 20.000 tanques y cañones autopropulsados; de 6.500 a
18.800 aviones de todo tipo; es decir, una concentración de fuerzas militares
como jamás se dio en la historia de las guerras. Un dato relevador que muestra
el significado de esta lucha terrible fue que las hostilidades ocuparon el 93%
del tiempo de existencia del frente: en ningún otro lugar hubo una duración tan
intensa, tan constante, permanente y encarnizada. Precisamente, en este lugar,
fue donde el ejército alemán (el más potente, mejor equipado y organizado del
mundo capitalista, gracias a la contribución de conocidas empresas de los
Estados Unidos, Gran Bretaña y Suiza) perdió casi el 80% de su fuerza
combatiente: ¡¡80%!! Y todavía hay quienes cuestionan el papel desempeñado por
la URSS en la derrota total del fascismo hitleriano, sobre la base de pretender
ubicar en el mismo plano de importancia batallas tan diferentes como
Stalingrado y El-Alamein; las operaciones en Sicilia (Italia) con la
impresionante batalla de Kursk de 1943 o el tratamiento que se le dan a los
factores climáticos cuando los historiadores hablan del mal llamado “General
Invierno” cuando buscar excusas con el fin de justificar las derrotas alemáns
en Moscú en diciembre de 1941 y nada dicen del mismo “General Invierno” cuando
hablan de la batalla de las Ardenas que sucedió también en diciembre pero de
1944, donde los alemanes pusieron al borde de la derrota a los aliados
norteamericanos e ingleses. Las filmaciones de la época y las imágenes de las
grandes nevadas en las Ardenas son una muestra elocuente del violento invierno
que afectó esa zona. Claro que para los amigos de Occidente el invierno no fue
la causa de la derrota alemana sino por la tenacidad de las tropas aliadas, lo
cual no fue así. La mayoría de los historiadores omite las cartas desesperadas
de Roosevelt y Churchill pidiéndole al Camarada Stalin que por favor acelere la
ofensiva en el frente oriental porque sino los alemanes nos llevan a una
derrota segura. Lean esas cartas y vean cual el verdadero causante de la
derrota alemana en su última ofensiva en el frente occidental: si el general
invierno, la fuerza combativa de los aliados o la ofensiva soviética lanzada el
12 de enero de 1945 que obligó Hitler a trasladar a los Ejércitos 5º y 6º que
habían acorralado a los norteamericanos e ingleses a combatir a los soviéticos.
En el período que fue de junio de 1941 a junio de 1944
combatían en el frente oriental contra la Unión Soviética desde 190 a 270
divisiones del mando fascista, de las cuales 135 a 201 eran divisiones
alemanas, mientras que en el mismo período en el Norte de África contra las
tropas inglesas y norteamericanas combatían de 9 a 20 divisiones y en Italia de
7 a 20 divisiones. Y como otra prueba de la envergadura de la lucha desencadenada,
las fuerzas armadas soviéticas destruyeron unas 607 divisiones alemanas y los
aliados (entre Gran Bretaña y los Estados Unidos) tanto en el Norte de África,
Italia y Francia pudieron vencer a 176 divisiones nazis. Una diferencia
favorable a la URSS en una relación de 3,4 a 1.
Como puede observarse en
los Cuadro I y II, la presencia de las divisiones alemanas en el frente
oriental en la guerra contra la Unión Soviética fue abrumadora en los cuatro
años de conflicto, con un promedio de 87% alcanzado sus máximos niveles de
presencia en los años 1941 a 1943. Aquí está la demostración acerca de dónde se
desarrollaron los momentos decisivos de la guerra, lo cual refuta todos los
intentos de querer mostrar que la Segunda Guerra Mundial se resolvió en
cualquier otro lugar menos en el frente oriental. Y aun con el desembarco
aliado en Normandía, la dislocación de las fuerzas alemanes seguía
concentrándose en la lucha contra la URSS y lo fue así hasta el final de la
guerra.
Por eso no se entiende que
pretenden demostrar muchos historiadores sobre todo de Estados Unidos e
Inglaterra que fueron ellos los que ganaron la guerra o que las operaciones
militares en otros frentes como en el Pacífico y el Norte de África fueron
determinantes en la derrota de los agresores fascistas. De ese modo, analizan
todas las batallas con el mismo grado de importancia sin distinguir
circunstancias, fuerzas en combate e importancia estratégica.
Las pérdidas de vidas
sufridas por la Alemania nazi en toda la guerra de acuerdo a los datos del Alto
Mando Alemán fueron de 13.061.000 soldados y oficiales (bajas de todo tipo,
incluyendo prisioneros de guerra), de los cuales 10 millones corresponden a
bajas causadas por el ejército soviético, lo que equivale al 80% de los efectivos,
según el siguiente esquema:
Fuente: David M. Glantz, The Soviet-German War
1941-1945: Myths and Realities: A Survey Essay (Clemson University, South
Caroline, 2001), p. 1
Este documento no es muy
conocido y difiere de as cifras habituales que se dan con relación a las bajas
alemanas durante la guerra. Allí es donde Alemania perdió la guerra y no en el
frente occidental como pretenden muchos historiadores cuando afirman que a
partir de Normandía llegó el fin del fascismo alemán. Resultan ridículos los
intentos de la propaganda occidental de presentar la derrota de la Alemania
nazi como consecuencia de las acciones de los ejércitos aliados formados básicamente
por unidades de los Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá que realizaron la
operación Overlord desde las costas inglesas hacia Francia, en un intento por
impedir que las tropas soviéticas liberen el país galo y cuando el fin del
fascismo alemán fue por las contundente derrotas infligidas por las fuerzas
armadas soviéticas en los duros años de lucha en la que sola llevo el peso
principal de toda la contienda. Nadie niega el valor y el sacrificio de los
aliados occidentales que muy tardíamente abrieron el tan ansiado segundo
frente. Lo que se debe mirar y analizar con la fuerza de los hechos, los
números y los documentos es a quien le corresponde el mérito fundamental de la
victoria. La historia fue al revés porque sin el adelantamiento de la ofensiva
soviética de enero de 1945, Alemania hubiese derrotado a los aliados
occidentales porque habían logrado dividir las fuerzas norteamericanas e
ingleses, estaban a punto de tomar Amberes y provocar un nuevo Dunkerque como
en 1940. Fue precisamente en el frente oriental donde se cavó la tumba del
fascismo y se decidió el resultado final de la guerra, donde los alemanes
perdieron el 75% de todo su equipo militar pues los soviéticos les destruyeron
48.000 tanques y morteros; 77.000 aviones y 167.000 piezas de artillería. Y si
alguno aún tiene dudas de quién triunfó en la guerra que mire atentamente la
bandera roja de la hoz y el martillo colocada en lo más alto de la cancillería
del Reichstag fascista por el pelotón de soldados soviéticos que simbolizó la
eterna victoria y la hazaña imperecedera de la URSS.
Desde el año 1950, la Asociación de Historiadores
Americanos viene ratificando que los golpes principales relacionados a la
Segunda Guerra Mundial deben ser dirigidos contra la Unión Soviética,
minimizando por todos los medios el papel que desempeñó para derrotar a la
Alemania nazi. Y la justificación de esta orientación política se basada en la
idea primordial de que la labor de los historiadores norteamericanos tiene
enorme significación en la lucha contra el comunismo. Esto ocurría en aquel año
en plena guerra fría y bajo la oleada persecutoria del senador recalcitrante y
acérrimo anticomunista y antisoviético Joseph McCarthy.
Hoy a 68 años de la Gran
Victoria, la guerra fría sobre las cuestiones referidas a la historia de la Segunda
Guerra Mundial no sólo no ha cesado sino que siguen acentuándose. Esto sucede
porque la Union Soviética no existe más como estado jurídica y geográficamente
reconocido en el mundo. Y como la contrarrevolución imperialista en Rusia hizo
desastres tan grandes que hoy son pocos los que se atreven a hablar en defensa
de la participación de la Unión Soviética en la guerra contra Alemania.
3) Las pérdidas humanas
El número de víctimas que
sufrió la Unión Soviética en su guerra con la Alemania nazi fue de una
magnitud, dimensión y cantidad de proporciones terriblemente inauditas e
inusitadas y que hasta hoy no se ponen de acuerdo los historiadores e
investigadores en el número definitivo. Durante muchos años, la estadística
soviética estableció en 20 millones las personas que murieron en el conflicto
bélico. Durante los años de la perestroika del traidor Mijail Gorbachov (otro
título no le cabe), los fallecidos aumentó a 25 millones y ya con la disolución
de la Unión Soviética, los nuevos trabajos publicados, sobre la base del acceso
a los archivos secretos y la revelación de otras fuentes y nuevas
publicaciones, la cantidad de muertos en la guerra pasó a ser 27 millones. Sea
cualquiera de las cifras que sea, ninguna nación en la historia sufrió una
pérdida de vida tan grande, que es espeluznante cuando comparamos esos héroes
anónimos con la población de algunos países de aquellos. España y Francia
tenían aproximadamente 27 millones de habitantes, lo que hubiese implicado la
desaparición completa de las personas de estos países. En el caso de Argentina,
en aquellos años tenía una población de apenas 16 millones de personas, que
sumadas a las de Uruguay, Chile y Perú, no habría quedado nadie vivo. Esta es
la impresionante dimensión de lo que representaron esos 27 millones de vidas
soviéticas que se perdieron en la guerra que equivalían aproximadamente al 15%
de la población. No existió familia en las diversas repúblicas que integraban
la URSS, ciudad, aldea o pueblo que no haya sufrido los rigores de la guerra.
Por esta razón, en todo el país existe el solemne monumento al soldado
desconocido hasta en el lugar más recóndito de esta inmensa nación. De esas
víctimas, casi 9 millones cayeron en los combates, 3 millones murieron en los
campos de concentración alemanes como prisioneros de guerra, mientras que los
otros 15 millones fueron civiles que murieron por efecto de los bombardeos, las
matanzas, los fusilamientos, por hambre y por frío, como fue el caso del sitio
de Leningrado, una ciudad que nunca se rindió al invasor fascista.
Los cambios demográficos
en la configuración de la población soviética de post guerra fueron notables.
De acuerdo a los datos del censo de 1940 (antes de la guerra), la población de
la URSS llegaba a los 194 millones de habitantes y en 1951 era de 18l,6
millones. Más del 50% de las bajas soviéticas fueron civiles porque los
objetivos del fascismo hitleriano consistían en exterminar a la gran mayoría de
la población rusa, como lo demuestra la orden contra los comisarios políticos
quienes debían ser aniquilados en el lugar donde se los encontraban. Recién en
el año 1956 volvieron a tener el nivel de habitantes previo a la guerra al
llegar a los 197,9 millones de personas. La guerra provocó modificaciones entre
la población masculina respecto a la femenina: si en 1940 había 8 millones de
mujeres más que hombres, para 1951 la diferencia casi se triplicó con 22
millones de mujeres superando a los hombres (una proporción que fue bajando muy
lentamente). Hacia el final de la Unión Soviética, la composición de la
población por sexos correspondía el 47% para los hombres y el 53% eran mujeres.
Podemos dar algunos
ejemplos de las bajas sufridas por la Unión Soviética en determinadas
Repúblicas. Así tenemos que durante los años de la ocupación alemana en
Bielorrusia el 25% de su población fue asesinada y arrasaron casi 5.300
ciudades y aldeas. En Leningrado, el sitio provocado por la invasión alemana
que duró 900 días (casi tres) años llevó a la muerte por frío, hambres y por la
guerra misma a miles de personas y con todo el sufrimiento, el pueblo aguantó,
resistió y luchó hasta liberar la ciudad y conducirla hasta la victoria final.
En Sebastopol el asesinato de soviéticos llegó a los 200.00 personas y se trató
de una ciudad-puerto cuya marina de guerra fue puesta en alerta del día de la
invasión alemana, siendo esa la principal causa por la que los nazis no
pudieron conquistarla en el tiempo que se propusieron. Leningrado, junto a
Stalingrado, Sebastopol, Kiev, Tula, Bretz, Minsk, Moscú, Novossibirsk y muchas
otras fueron declaradas ciudades Héroes de la Unión Soviética.
El carácter terrorista de
la guerra de exterminio desatado por el fascismo hitleriano ya sea por las
unidades de los cavernícolas de los Einsatzgruppen y Einsatzkommandos como de
los Waffen SS o de las divisiones integrantes del ejército más criminal de la
historia, se pusieron de manifiesto en sus acciones para liquidar no solo a los
comisarios políticos sino a toda la población según directivas emanadas del
propio Hitler con el fin de borrar del mapa al bolchevismo y al comunismo. Este
el verdadero sentido y objetivo de la guerra planeada por los nazis. Una guerra
ideológica y militar planificada con diabólica precisión como una política de
estado en el más estricto acatamiento y cumplimiento.
Es aquí donde tuvo lugar el verdadero holocausto. Los
casi 27 millones de soviéticos muertos en la guerra es una cantidad jamás
soportada por ninguna nación en la historia y que muy difícilmente pueda
repetirse, aunque hoy en pleno siglo XXI mentalidades calenturientas fascistas,
revanchistas y militaristas del imperialismo, como nuevos émulos de la Alemania
nazi, vienen planificando una nueva reconfiguración del mapa mundial sobre todo
en Asia y en los países que integraron la ex Unión Soviética.
La batalla de Moscú que terminó con la victoria del
Ejército Soviético provocándole la primera gran derrota a los envalentonados
nazis y terminando con el mito de su supuesta invencibilidad, los soviéticos
perdieron entre el 30 de septiembre de 1941 en el inicio de la operación Tifón
realizada por los alemanes en su intento de asalto final a la capital
soviética, entre 650.000 y 1.280.000 muertos.
En la batalla de
Stalingrado que empezó el 17 de julio de 1942 y terminó 2 de febrero de 1943,
fue la batalla más grande y sangrienta de todas las épocas históricas ya que el
Ejército soviético tuvo un total de 1.129.619 muertos, de los cuales 478.741
hombres murieron en el combate directo y 650.878 fueron por las heridas
recibidas. Esta cantidad de muertos en esta batalla supera las bajas soportados
por Gran Bretaña y los Estados Unidos juntos.
Los últimos datos
publicados corresponden al estudio realizado por el General del Ejército Ruso
Grigory Krivosheyev quien escribió un libro dedicado a las bajas que a lo largo
del siglo XX sufrió el ejército soviético. Los resultados que presenta este
militar miembro de la Academia Rusa de Ciencia Militar fueron los siguientes:
durante la Segunda Guerra Mundial murieron 26,6 millones de personas, de los
cuales 8.668.600 (32,6%) era militares, mientras que 17.931.600 (67,4%) fueron
civiles. La historia oficial de la época soviética ubicaba en 11 millones los
militares muertos en la guerra. Hoy el trabajo estadístico del General
Krivosheyev es la postura que hoy defiende el gobierno ruso. Quien quiera
investigar más sobre el tema puede consultar el buen artículo con más de 100
fuentes en idioma ruso de la wikipedia en inglés “World War II casualties of
the Soviet Union” (Bajas soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial en
internet: http://en.wikipedia.org/wiki/World_War_II_casualties_of_the_Soviet_Union),
donde se ofrece datos sobre las polémicas
entre los propios historiadores rusos y los de los países occidentales que
investigaron sobre la cantidad de víctimas soviéticas en la guerra de 1941 a
1945.
En ese
mismo artículo hay un cuadro muy representativo que muestran las bajas que tuvo
cada República Soviética en la Gran Guerra Patria: de esas 15 naciones, 3 de
ellas (Rusia, Ucrania y Bielorrusia) soportaron el 87% de todas las pérdidas
humanas registradas. Como se puede ser la guerra afectó a todas las
nacionalidades de la Unión Soviética y a una de cada dos personas en el país
tuvo un familiar caído en la contienda. Por esta razón, la llama eterna que
guarda la memoria al soldado desconocido está en todas las capitales de cada República
que hoy son quince naciones independientes y soberanas. Están en cada pueblo y
aldea que recuerda los hechos terribles que soportaron todos los ciudadanos
soviéticos entre 1941 y 1945.
Hubo una época en que
todos los matrimonios que se casaban debían depositar una flor en la tumba a
los caídos en la guerra. Con la desaparición de la Unión Soviética no sé si
esta tradición se mantiene. En mi modestísima opinión y dado que una parte de
la familia de mis abuelos y padres murieron en la guerra, ojalá continúe este
homenaje sagrado para que las actuales generaciones le rindan el merecido
tributo, agradecimiento y su existencia a quienes en el pasado reciente dieron
la vida por su patria. Ver en el acto del Día de la Victoria a los héroes
veteranos combatientes con sus medallas, es verdaderamente emocionante que
infunden un respecto a la memoria histórica de la humanidad.
En el cuadro III podemos ver
cómo afectó la guerra en cada República Soviética cuyo autor Vadim Erlikman llega
al mismo número de víctimas que investigó el general Krivosheyev. En términos de
población (columna 6) Belarús fue la más castigada con una pérdida del 25% de sus
habitantes, seguidas por Letonia, Armenia, Rusia y Lituania. En la última columna,
tomamos el total de muertos en la guerra y lo relacionamos con las víctimas de cada
República. En este caso, Rusia sufrió más del 50% de todas las pérdidas humanas,
siguiéndole Ucrania con casi el 26% de sus ciudadanos que murieron en la guerra.
Por lo tanto, solamente estas dos Repúblicas Soviéticas soportaron el peso fundamental
de la guerra ya que casi el 80% de todos los muertos soviéticos fueron de origen
ruso y ucraniano.
Los cuadros IV y V que
provienen de la misma fuente del cuadro III, completa el detalle de las bajas
soviéticas durante la guerra. Siempre se consideró que los caídos militares
fueron 11 millones y así está reflejado en libros y artículos de la época
soviética, pero el análisis de Krivosheyev descuenta tanto los prisioneros de
guerra que regresaron a la URSS como los que se reintegraron a su actividad en
las fuerzas armadas.
El cuadro VI muestra por año y
cuatrimestre todas las bajas soviéticas a lo largo de la guerra contra
Alemania. La diferencia principal con los números de Krovoyeshev es que no
consideran los prisioneros que volvieron a su país. En ese cuadro, puede
apreciarse que durante los años más difíciles de la guerra, donde se
desarrollaron las batallas más sangrientas y donde la lucha cobró un despliegue
gigantesco de fuerzas y armas, entre en 1942 y 1943, los soviéticos registraron
el 50% de sus bajas.
4) La destrucción de la estructura
económica
La guerra de exterminio
desatada por el fascismo hitleriano no solo se llevó a 27 millones de
soviéticos de todas las nacionalidades y rincones del país que fueron
movilizados al frente o sufrieron los devastadores bombardeos de la aviación
nazi, etc., sino que la conquista de nuevos territorios se hizo con la terrible
demolición de todo lo construido por el poder soviético entre 1917 y 1941. Las
consecuencias catastróficas de las pérdidas humanas se unen las pérdidas en
todo lo referente a la economía del país que llegan a casi el 30% de todo lo
que el socialismo había levantado en duros años de trabajo.
a) La destrucción
geográfica y de la infraestructura
Llama poderosamente la
atención la magnitud de las pérdidas sufridas por miles de ciudades y aldeas
soviéticas invadidas por los criminales fascistas ya sea por los bombardeos,
por los incendios, por la acción punitiva de los tanques y la artillería de campaña.
Como resultado de la agresión, la Unión Soviética tuvo que soportar la
ocupación de su territorio donde vivía el 40% de sus ciudadanos, destruyendo
total o parcialmente:
Ø 1.710 ciudades
Ø 70.000 aldeas y pueblos
campesinos
Ø 6.000.000 de viviendas
demolidas dejando sin techo a más de 25 millones de personas.
Ø 13.000 puentes (sobre
26.000 existentes, es decir, la mitad)
Ø 2.078.000 kilómetros de
líneas telefónicas y telegráficas
Ø 216.000 comercios,
tiendas, restaurantes y negocios generales
b) Pérdidas en el sector
industrial
Ø 31.850 empresas (la
mayoría eran metalúrgicas)
Ø 90.000 máquinas
cortadoras de metal
Ø 65.000 km de vías férreas
de las 122 mil que había (53,8
Ø 4.100 estaciones
ferroviarias
Ø 36.000 oficinas de
correos, telégrafos y comunicaciones
Ø 16.000 locomotoras fueron
destruidas o enviadas a Alemania
Ø 468.000 vagones también
fueron destruidas o saqueadas
Ø 175.000 máquinas-herramientas para trabajar
metales
Ø 34.000 martillos de forja y prensas
troqueladoras
Ø 2.700 perforadoras de carbón
Ø 15.000 taladros neumáticos, estaciones
Ø 5.000.000 de kilowatts de las usinas de
energía eléctrica.
Ø 62 altos hornos,
Ø 213 hornos de reverbero, 45,000 telares
Ø 3.000.000 de husos de la industria textil
Como consecuencia de la
invasión fascista, los ejércitos hitlerianos le provocaron a la Unión Soviética
la pérdida de un territorio en el que vivía el 40% de la población. De ahí que
economía sufriera un verdadero colapso al dejar de tener en su poder el 68% de
producción de hierro, el 63% de la producción de carbón y un 68% de la
producción de acero. A eso se agrega, la
conquista alemana del 60 por ciento de las fuentes de producción de aluminio y
del 38 por ciento de su producción de cereales. En solo cuatro meses de julio a
noviembre de 1941, la producción industrial de la URSS cayó en un 50%.
c) El saqueo de la
agricultura y ganadería
La invasión nazi causó
tremendas destrucciones en la agricultura y en la ganadería cuyos siniestros
resultados fueron éstos:
Ø 98.000 koljoses o granjas
agrícolas cooperativas
Ø 1.876 “sovjoses” o
granjas agrícolas del estado
Ø 2.890 estaciones de
máquinas y tractores
Ø 285.000 establos y
cobertizo para ganados de los koljoses
Ø 505.000 hectáreas de
huertas
Ø 153.000 hectáreas de
viñedos
Además el saqueo del
ganado soviético alcanzó grandes proporciones ya que Alemania transportó, acaparó,
sacrificó y/ confiscó:
Ø 7 millones de caballos
sobre 11,6 millones existentes (el 60,3%)
Ø 17 millones de bovinos
sobre 31 millones existentes (el 54,8%)
Ø 20 millones de cerdos
sobre 26 millones existentes (76,9%)
Ø 27 millones de ovejas y
cerdos sobre 43 millones existentes (62,8%)
En cuanto a la maquina
agrícola, los invasores alemanes destruyeron o robaron:
Ø 137.000 tractores
Ø
49.000 cosechadoras,
Ø
46.000 sembradoras a tractor
Ø 35.000
trilladoras, pertenecientes al territorio ocupado de la URSS.
La reconstrucción de la
agricultura y la ganadería fue un de los aspectos más dramáticos que tuvo que
afrontar la Unión Soviética en el camino de la reconstrucción del país dado el
grado de devastación causado por los alemanes. De ahí que la ocupación alemana
de las zonas agrícolas soviéticas significara una pérdida del 60% de su
capacidad productiva y del 45% de las cabezas de ganado. La República de
Ucrania, considerada el granero soviético, fue la que en este sector y en el
balance global de toda la economía, sufrió las mayores pérdidas de la guerra,
superando a Rusia.
d) La demolición de los
establecimientos educativos y sanitarios
Ningún sector de la vida
soviética quedó indemne de la agresión fascista y en el sector educativo y
sanitario la destrucción implicó la pérdida de:
Ø 82.000 escuelas primarias
y secundarias
Ø 1.520 escuelas
secundarias especializadas
Ø 427 museos
Ø 167 teatros
Ø 43.000 bibliotecas
populares
Ø 334 institutos de
educación superior
Ø 605 institutos de
educación científica
Ø 33.000 policlínicos,
dispensarios y clínicas ambulatorias
Ø 6,000 hospitales;
Ø 976 sanatorios
Ø 656 casas de descanso;
Muchas instituciones se
salvaron de los bombardeos gracias a las operaciones de camuflaje realizados
por los soviéticos que permitieron mantener intacto al Palacio Smolny, El gran
museo del Palacio Hermitage de Leningrado que fue bombardeado 32 veces no pudo
ser demolido y el saqueo de sus obras tan apreciadas por el nazismo, no fue de
extrema gravedad debido a que gran parte de su tesoros artísticos fueron
guardados en lugares secretos e inaccesibles para los invasores fascistas. No
obstante, y pese al gran cuidado que los soviéticos pusieron en la defensa de
su patrimonio cultural no pudieron evitar el saqueo de obras de arte, objetos
de valor y piezas de arte de gran contenido histórico y cultural.
5) La ayuda aliada a la Unión Soviética
Así como a los historiadores occidentales les cuesta
reconocer que la URSS fue la gran victoriosa en la Segunda Guerra Mundial, estos
afirman que a sus pares soviéticos les cuesta reconocer la ayuda brindada por
los Estados Unidos en el marco del programa de Préstamo y Arriendo y que el
gobierno norteamericano firmó con el soviético el 1º de octubre de 1941 para la
provisión de material de guerra, alimentos, combustibles y equipos militares.
Es más esta ayuda que los Estados Unidos proporcionó a la URSS es parte muchos
analistas e investigadores, uno de los mejores secretos guardados por los
soviéticos.
La URSS en sus conversaciones con los gobiernos de los
Estados Unidos e Inglaterra discutieron dos cuestiones fundamentales: la
apertura del segundo frente y la necesidad urgente de suministros para resistir
las ofensivas alemanes que en 1942 se tornaron durísimas para la URSS cuando
atacaron en forma simultánea Stalingrado y el Cáucaso. El primer convoy de
ayuda denominado PQ-17 terminó en un desastre en su trayecto
Islandia-Arjanguelsk cuando los submarinos alemanes el 1º de julio de ese año hundieron
a 23 de los 34 buques que componían la carga, perdiéndose en el mar el 65% del
embarque. Luego de este accidente, se firmó un segundo protocolo entre 1 de
julio de 1942 al 30 de junio de 1943 y fue así como el siguiente convoy el
PQ-18 formado por 39 buques y con protección área y naval soviética logró que
arriben sano y salvo el 65% del cargamento de ayuda. La primera ayuda fue muy
pequeña y consistió en la entrega de 79
tanques ligeros, 59 cazas y 1.000 camiones en noviembre de 1941.
Los Estados Unidos dispusieron de un
monto de ayuda de alrededor de 46 mil millones de dólares que representaba el
13% de todo su presupuesto militar. La parte mayoritaria se la llevó Inglaterra
con 30.300 millones. La Unión Soviética recibió tecnología de defensa por la
suma de 9.800 millones, Francia 1.400 millones y China 631 millones de dólares.
En total, Estados Unidos durante el transcurso de la guerra suministró armas a
42 países.
Por toda esta ayuda a la URSS se le
originó una deuda con los Estados Unidos que algunas mentes estrafalarias
pretenden que sean pagadas. La Unión Soviética pago con creces sus méritos en
la guerra al contribuir con sus millones de muertos a la victoria sobre el
enemigo común. Y lo que Estados Unidos prestó no es ninguna deuda sino
compromisos en calidad de aliado circunstancial, pese a que muchos sectores
pronazis del imperialismo norteamericano especulaban con la derrota soviética.
Habría que reclamarles la deuda a los alemanes cuyos amigos en la ya creada
OTAN, resolvieron en la cumbre de Londres de febrero de 1953 reducir hasta en
un 50% las deudas de guerra alemanas, aliviarla financieramente y permitir su
relanzamiento como potencia económica europea. Se pueden escribir toneladas de
libros sobre las deudas de guerra y los Estados Unidos van a quedar muy mal
parados con su siniestra historia de repudios de sus compromisos externos. De
modo que exigir la URSS deudas de guerra, no solo es una incongruencia absoluta
sino una falta absoluta de respecto a la nación que dio todo por liberación del
continente europeo del fascismo alemán.
La aplicación concreta de la ley de préstamos y arriendo
que el gobierno norteamericano sancionó en marzo de 1941 con el objeto de
ayudar a los países aliados que estaban en guerra fue la siguiente: en el
primer año de vigencia de dicha ley, es decir, entre el 1º de marzo de 1941 al
1º de marzo de 1942, el 68% de los suministros de guerra fueron enviados a
Inglaterra, el 13% a África y el Medio Oriente, el 9% a la India, Chima,
Australia y Nueva Zelandia, el 6% a la Unión Soviética y el 4% a los otros
países. En el segundo año, la ayuda a la URSS se incrementó casi al 30% que en
términos monetarios significaron 1.555 millones de dólares. Durante toda la
vigencia de esa ley de los Estados Unidos, es decir, entre marzo de 1941 marzo
de 1943, Inglaterra recibió el 46% de toda la ayuda (4.430 millones de
dólares), la URSS le tocó el 19% (1.826 millones), África y Cercano Oriente un
16% (1.573 millones), China, India, Australia y Nueva Zelandia recibieron un
14% (1.344 millones) y los demás países el 5% (459 millones). Estos fueron
publicados por el diario soviético Izvestia el 16 de marzo de 1943, en la que
rechazaba las afirmaciones del entonces embajador norteamericano en la URSS W.
Standley quien asevaraba que el pueblo soviético desconocía y no estaba
plenamente informado de la ayuda que se le prestaba.
Todos los que hablan de la gran ayuda norteamericana a la
Unión Soviética que los soviéticos reconocen y destacan su importancia, olvidan
un hecho elemental de que la misma comenzó a llegar a finales de 1943, cuando
la iniciativa estratégica de la guerra pasó al Ejército Rojo gracias las
grandes batallas de Stalingrado, Kursk, Oriol, Jarkov y Belgorod y el viraje a
favor de la URSS se hizo irreversible. En cambio, en los años más difíciles
para la existencia del país que estuvo a punto de sucumbir entre 1941 y 1942,
la ayuda norteamericana e inglesa fue escasísima. En total, durante la guerra,
la URSS recibió de los Estados Unidos 9.600 piezas de artillería, 10.800 tanques
y 18.700 aviones, los cuales representaban respectivamente un 2%, el 10,5% y el
16,7% de la producción soviética. Entre 1941 y 1945, la industria soviética
fabricó en ese orden 488.000 cañones, 102.800 tanques y 112.100 aviones como
puede apreciarse en el siguiente cuadro VII.
Sobre
la capacidad productiva soviética, hay otras fuentes que revelan que ya a
mediados de 1941, la Unión Soviética aún poseía altos niveles de producción de
armamentos que superaban a los de Alemania: en aviones, la URRS fabricó 25.000
y Alemania 14.700; en tanques, la industria soviética 24.700 contra 9.300 y en
piezas de artillería (cañones y morteros), la URSS fabricó 29.500, mientras que
Alemania en ese período alcanzó a producidr 9.300. En cuanto a fusiles para la
infantería, la URSS entregó 4.049.000 frente a 1.370.000 de Alemania.
En función de la información
que pude obtener sobre todo de un artículo publicado en el diario Pravda por un
ex veterano de guerra soviética Stanislav Korolev, agrupé los datos por el
brindado junto a otro acerca de “cifras reveladoras de la ayuda norteamericana”
Material de guerra para el combate directo:
a) Ayuda la marina: se le enviaron 595 navíos (incluyendo
28 fragatas, 105 submarinos, 77 barcos rastreadores, 22 torpederas, 140 buques
antisubmarinos, etc)
b) Ayuda a las Fuerzas Aéreas: recibió que 4.846
Airacobras (avión de caza 'Bell P-39 Airacobra', desglosados de la siguiente
manera: 108 P-39D; 40 P-39K; 137 P-39L; 157 P-39M; 1.113 P-39N y 3.291 P-39Q).
Aircobra: 2.410; cazas Kingcobra: 2.700 bombarderos A-20 y 861 bombarderos
B-25. De Gran Bretaña recibió aviones cazas de 'Airacobra I': 4719. Un total de 10.923 aviones
c) El Ejército de Tierra recibió 7.056 tanques, 8.218
emplazamientos antiaéreos, 131.600 ametralladoras y otras armas.
Material de transporte:
Camiones: 700.000; Jeep: 5.000; Motocicletas: 35.000;
Tractores de artillería: 8.000 (más neumáticos de repuesto: 3.800.000);
Locomotora: 2.000 y vagones: 11.000.
Como comentario adicional
podemos decir que dentro de los camiones que algunos autores estiman que la
entrega fue mucho menos ya que llagaron a los 300.000 (Ver Víctor Godínez:
Estados Unidos como potencia mundial. Documentos para la historia de los
Estados Unidos, Tomo X, página 312), estuvieron los “Studebaker” que sirvió de
plataforma para el lanzamiento del mortífero cohete Katiushka BM-13 que junto
con el tanque T-34 y el fusil automático Tokarev SVT-40 fueron el más
importante que desarrolló la ingeniería militar soviética con las que demolió
la maquinaria de guerra a la Alemania fascista.
Aún
con todos los nuevos datos que aparecen acerca de la ayuda de los aliados,
sobre la de los Estados Unidos, sigo creyendo en la documentación soviética de
la época porque no fue el dinero el que llevó a la victoria sobre el fascismo
sino que fue la sangre soviética que cubrió los campos de batalla de Europa
desde los Urales hasta Viena. Y todo ese atroz derramamiento de sangre pudo
haberse evitado si los dirigentes de Estados Unidos e Inglaterra hubieran
aceptado el pedido de su par soviético de abrir el segundo frente en el marco
de las conversaciones que mantuvieron en aquellos años. Lamentablemente, los
objetivos de los gobiernos occidentales miraban para otro lado y especulaban
vivamente con la posibilidad de una victoria alemana sobre la URSS. Porque
nunca debe olvidarse cómo el imperialismo armó a Alemania una vez que el
hitlerismo llegó al poder y usarla como fuerza de choque para desencadenar la
guerra contra la URSS desde el primer momento y destruir al primer estado
socialista del mundo.
Materias primas para la fabricación de armas
a) Toneladas de acero: 2,3 millones. Este volumen de
acero era suficiente para producir 70.000 tanques T-34.
b) Aluminio: recibió la URSS unas 229.000 toneladas (lo
que ayudó a las industrias de aviación y de tanques soviéticas a funcionar
durante dos años)
c) Caucho: 103.000 de caucho
d) Cueros y materiales no ferrosos (como el estaño,
níquel, plomo y zinc)50000, 50.000 de cuero e importantes cantidades de
materiales no ferrosos (estaño, níquel, plomo, zinc), sin los que no era
posible mantener una economía de guerra.
A todos estos componentes de
la ayuda norteamericana se le unen el envío de productos alimenticios entre los cuales se destacaron
las carnes de cerdo enlatada, embutidos, manteca, chocolates y 3,8 millones de
toneladas de víveres.
Esta al contrario de lo que
muchos ahora hablan de esta ayuda, siempre fue valorada positivamente por la
dirigencia soviética y para comprobarlo basta leer los libros, documentos y
materiales de investigación donde se pone de manifiesto la importancia de todos
estos materiales. Y el reconocimiento de
la industria soviética para el abastecimiento de sus propias fuerzas armadas durante
la Segunda Guerra Mundial vino por parte de quien era nada más y nada menos que
el responsable de la administración de la ayuda proveniente de la ley de
arriendo y préstamo cuando escribió en su libro publicado en 1944 “Lend Lease,
Weapons for Victory, escribió que en la Unión Soviética en su admirable lucha
contra los nazis lo hizo principalmente por medio de los armamentos fabricados
en las empresas rusas. Estas mismas empresas fueron las que solo en el año 1943
produjeron 5 millones de toneladas de fundición, 8,5 millones de toneladas de
acero y 5,7 millones de laminados. Ese 1943 que fue el año del gran viraje
estratégico de la guerra, la URSS logró producir 93,1 millones de toneladas de
carbón, 32,3 nillones de kwh de energía eléctrica. Al mismo tiempo la industria
aeronáutica entregó a la fuerza aérea soviética casi 35 mil aviones y la
industria de blindajes proporcionó unos 24 mil tanques (datos tomados de “El
drama de Munich y la verdad sobre Yalta, página 107 a 109).
6) Análisis y evaluación de los desastres que la guerra
causó a la URSS
La evaluación final de las pérdidas infligidas por la invasión alemana a
la Unión Soviética por todo concepto, es decir, la destrucción de ciudades,
pueblos y aldeas, el saqueo al patrimonio histórico y cultural, los daños
causados a todo el sistema económico socialista, las masacre cometidas por los
criminales nazis, el robo, el pillaje a los bienes del estado, el despojo y el
exterminio masivo de toda la riqueza en los territorios ocupados de la Unión
Soviética, alcanzó la astronómica cifra de 679 mil millones de rublos
equivalente a 128 mil millones de dólares de 1945. Esto incluye las pérdidas en
la propiedad, es decir, las pérdidas infligidas en los fondos fijos y
circulantes de la URSS, en el daño directo al Estado y a la población por
acción destructiva de las tropas invasoras que afectó terriblemente a la propiedad
estatal, cooperativa y privada durante la guerra en los territorios ocupados de
la URSS. Si a esa cifra le sumamos los gastos de guerra y las pérdidas de
ingresos que dejó de percibir el estado soviético, la totalidad de los daños
llega a 2,569 billones de rublos que al mismo cambio equivale a casi 485 mil
millones de dólares. En el cuadro V mostramos la composición de las pérdidas
sufridas por la Unión Soviética durante la guerra de donde salen eso 679 mil
millones de rublos.
De acuerdo con el estudio que realizó en un momento Nikoali Voznesensky,
en War Economy of the USSR in the period
of the Patriotic War, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1948,
páginas 126-133 (ver el sitio http://criticamarxista-leninista.blogspot.com.ar/2013/01/perdidas-en-la-economia-sovietica.html), el perjuicio
material para la economía nacional de la URSS también incluye:
“a) Los gastos
directos de guerra y los gastos adicionales causados por la guerra y la
conversión de la economía nacional, que incluyen los desembolsos para el
financiamiento de proyectos de construcción y de la producción para cubrir las
necesidades de la guerra, los gastos en defensa antiaérea, la evacuación y
retorno de plantas industriales, y los pagos de las pensiones de guerra.
b) Las pérdidas de
ingresos de la población y las empresas socialistas durante la Guerra Patria debido
a la interrupción de la producción en las áreas ocupadas.
Este perjuicio material, es decir, los gastos directos de guerra y los
gastos adicionales causados por la guerra así como las pérdidas en el ingreso
nacional de la población y las empresas socialistas durante el periodo de
ocupación, alcanzan la cantidad de 1.890.000 millones de rublos calculado a
precios anteriores a la guerra, ó 357.000 millones de dólares americanos.
El perjuicio material a la economía nacional de la URSS ocasionado por
la Alemania hitleriana y sus cómplices también incluye las pérdidas en la
producción y en el ingreso de la población y el Estado causadas por la
interrupción de la producción en el territorio ocupado por el enemigo. En el
considerable territorio de la URSS que los alemanes ocuparon durante la Gran
Guerra Patria, las empresas estatales y cooperativas dejaron de funcionar.
Después de la liberación de los distritos ocupados, el volumen de la producción
en esas áreas está aún por debajo del nivel anterior a la guerra y continuará
así durante un tiempo considerable. Esto ha traído como consecuencia una
producción de bienes bastante baja en la URSS”. Es importante mencionar que se
trata del tipo de cambio del dólar de 1945.
El mismo autor agrega en su informe que durante la guerra con la
Alemania nazi, los distritos y las empresas de la Unión Soviética que
estuvieron sometidos a la ocupación, dejaron de producir:
Ø 307 millones de
toneladas de carbón,
Ø
72.000 millones de kilowatts/hora de energía eléctrica,
Ø
38 millones de toneladas de acero
Ø
136.000 toneladas de aluminio
Ø
58.000 tractores
Ø
90.000 máquinas cortadoras de metal
Ø
6.300.000 toneladas de azúcar,
Ø
11.000 millones de puds de
cereales
Ø
192.200.000 toneladas de patatas,
Ø
6.800,000 de toneladas de carne y
Ø 56.700.000
toneladas de leche.
Esos bienes no producidos representan una pérdida para la economía
nacional. Estas enormes cantidades de bienes pudieron haber sido producidos por
los distritos y las empresas ocupadas por el enemigo durante la guerra, aún si el
nivel de producción en esos distritos y en esas empresas hubiera permanecido al
nivel de 1940 durante todo ese periodo. En los territorios soviéticos
ocupados por la Alemania nazi, antes de la guerra, le correspondía un tercio de
la producción industrial, el 63% de la producción de hulla, el 71% de la
fundición de hierro colado y el 58% producción de acero.
Durante el sitio de Leningrado que se inició el 8 de septiembre de 1941 hasta el 27 de
enero de 1944, con duración de 900 días fue la más firme demostración de la
tenacidad y la resistencia del ejército y del pueblo soviético de no rendirse
jamás ante los invasores alemanes y pagaron un terrible costo de vidas para
liberar a la ciudad. Ahí perdieron la vida ente 640.000 y 800.000 personas.
Durante el asedio alemán
al puerto de Sebastopol en el Mar Negro, se desató otra temible batalla entre
el 30 de octubre de 1941 y el 4 de julio de 1942 terminan con la destrucción de
cadi toda la ciudad y cuando entraron, las tropas alemanas hicieron un baño de
sangre contra los quedaban luchando. En esta batalla alrededor 200.000
habitantes de la ciudad murieron por los bombardeos de la aviación, por efecto
de la artillería y la brutalidad de los fascistas.
Es larguísima la lista de
crímenes de lesa humanidad cometidas por los nazis en la Unión Soviética y fue
con sus prisioneros con los cuales, llevaron a cabo los experimentos para
probar la eficacia de los métodos de exterminio que aplicaron en los campos de
concentración.
7) Conclusiones
Hemos intentado presentar una reseña sobre las pérdidas
que la Unión Soviética registró en los años que la enfrentó en la guerra contra
la Alemania nazi entre 1941 y 1945, en la contienda más feroz, salvaje y
monstruosa jamás librada en los anales de la historia. Y eso fue así porque el
nazismo planteó de sus inicios una guerra de exterminio, como no lo hizo con
ninguna otra nación durante la Segunda Guerra Mundial. Fue una guerra de
conquista y de genocidio elevado a la categoría de política del estado
fascista, imperialista y criminal de la Alemania nazi, unos caníbales que
fueron derrotados en toda la línea y aun hay quienes plantean como lo hace la
Unión Europea de plantear esa basura que tanto Alemania y a la Unión Soviética
les cabe la misma responsabilidad y culpabilidad en el desencadenamiento de la
guerra. ¡Qué miserables! A quienes debería culpar son a los países
imperialistas que facilitaron la llegada de Hitler al poder y una vez
instaurada la dictadura fascista, una lluvia de empresas mediante contratos y
acuerdos, permitieron la reconstrucción militar alemana, dotándola de todos los
medios y recursos para crear el ejército más potente de Europa para que se
lance con todas sus fuerzas a aniquilar a la URSS. Pero la diplomacia soviética
se adelantó a los planes imperialistas y logró detener la ofensiva alemana,
mediante la firma del pacto de agosto de 1939 por propia iniciativa y pedido de
los alemanes (hecho que la inmensa mayoría de los historiadores no menciona).
Las destrucciones causadas superaron lo imaginable y si
la historia tiene que hablar de un holocausto, hay que referirse al que soportó
el pueblo soviético con sus casi 27 millones de muertos, casi cuatro y medio
veces más que el que sufrió el pueblo judío que ya de por sí fue una cantidad
espeluznante.
La gran victoria de la Unión Soviética estuvo enmarcada
en su misión libertadora en los países de Europa Oriental que al terminar la
guerra barrieron a los gobiernos pronazis y monárquicos para fundar nuevas
repúblicas que con la ayuda soviética construyeron sociedades sobre nuevas
bases políticas, económicas y sociales. Once naciones crearon el sistema
socialista mundial de gloriosa memoria ya que junto a la URSS, se unieron Yugoslavia,
Albania, Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumania, Checoslovaquia, la naciente
República Democrática Alemana, Corea del Norte y más tarde China y Vietnam.
La acción liberadora del Ejército soviético significó la
salvación de la gran mayoría de los 7 millones de prisioneros sobrevivientes de
los campos de concentración alemanes a los que fueron enviados 18 millones de
personas de las cuales murieron 11 millones.
La recuperación soviética de las terribles devastaciones
provocadas por la guerra iniciada con bestial invasión alemana, alcanzó niveles
impresionantes que sorprendieron al más optimista y especialmente dejó
estupefacto al imperialismo que jamás pensó que podía darse en tan corto
espacio de tiempo logrando un crecimiento del 71% de su PBI para 1951. Este fue
el verdadero milagro: sin plan Marshall, sin la tormenta de dólares que
inundaron a Europa y Asia y desarrollándose sobre sus propias bases, alcanzó un
crecimiento y una total reconstrucción de la gran mayoría de las ciudades
demolidas en tiempo récord. Y el hecho transcendental lo logró la ciencia
soviética fue la puesta en órbita del primer satélite artificial, el Sputnik I,
que puso fuera de órbita a los círculos militaristas del imperialismo de los
Estados Unidos porque soñaban con la destrucción atómica de la Unión Soviética
al finalizar la guerra mediante una serie de bombardeos elaborados por el Pentágono
a través de los planes Charioteerm, Fleetwood, Trojan, Dropshot, que no se
llevaron a cabo por la dirigencia norteamericana comprendió seriamente la
imposibilidad y la locura de intentar derrotar a un ejército victorioso y tan
poderoso como era el de la Unión Soviética al final de la guerra.
Las actuales
falsificaciones de los hechos y acontecimientos sucedidos durante la Segunda
Guerra Mundial, como así también y todos los intentos de revisionismo sobre las
enseñanzas de la victoria soviética en la guerra, es una clara señal de que la
historiografía occidental encabezada por los Estados Unidos y Gran Bretaña no
perdonaron, no perdonan y no perdonarán jamás a la Unión Soviética por la
grandeza de esta victoria, por su influencia en la evolución del proceso
revolucionario mundial que terminó con el desmoronamiento del imperio colonial
británico y por los destinos de los pueblos.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Libros
Autores
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III) Otras
publicaciones
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Revista Internacional.
Problemas de la paz y el socialismo. Número 5 (321), Mayo de 1985.
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