El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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lunes, 10 de octubre de 2016

SOBRE LA CONQUISTA Y LA DESTRUCCIÓN DE LAS CULTURAS DE AMÉRICA

Por Sergio Daniel Aronas – 10 de octubre de 2016


Cuando se aproximan esta fecha relacionada con la conquista y destrucción de las culturas de América, renace el debate del significado e importancia que se derivó la llegada de los navíos de Cristóbal Colón en nuestras tierras.

España se lanza a la aventura en 1492 en el marco de tres factores que determinaron el final del siglo XV y los inicios del siglo XVI. En orden de los sucesos, esos hechos decisivos fueron la reconquista de la península que los musulmanes la dominaban desde hacía el siglo VIII, a eso le siguió el nefasto decreto sobre la expulsión de los judíos, moros y toda otra persona que no profesara la confesión de su majestad católica apostólica y romana. Y por último, viene como anillo al dedo para los Reyes Católicos la era de los mal llamados “desubrimientos” que marcaron el predominio político, militar y económico de España sobre los demás países colonialista como Portugal, Inglaterra y Holanda. Otro hecho transcendental ya entrado bien el siglo XVI y que terminó con toda forma de resistencia a

Sobre estos temas existe una vasta y amplísima literatura que pueden ser llenar miles de bibliotecas acerca de esta cuestión tan candente, tan permanente y tan cara a los pueblos de América.

Uno de los mejores libros que explica la conquista de América por las sangrientas y despiadadas monarquías del reino de España desde los Reyes Católicos hasta los Borbones,  es el que escribió el brasileño Darcy Ribeiro (1922-1997) titulado “Las Américas y la civilización. Proceso de formación y causas del desarrollo desigual de los pueblos americanos” publicado en portugués en 1968 y en castellano en 1972. Allí donde el autor realiza un análisis antropológico, social, cultural, económico y político de los factores que posibilitaron la existencia y formación de los pueblos que habitaban nuestro continente al momento de iniciarse la invasión de las expediciones españolas y las consecuencias que tuvo. Su tesis principal es el estudio de los pueblos indígenas de América en tres grupos: los pueblos testimonios (los aztecas y mayas), los pueblos nuevos (los brasileños, los colombianos, venezolanos, los andinos y chilenos) y los pueblos transplantados (los estadounidenses, canadienes y los rioplatenses).


La importancia de este libro es que su enfoque es desde cada país y cómo se fueron desarrollando luego de la independencia. No obstante, sabemos que la destrucción de las culturas americanas fue posible por la fuerza militar, la explotación salvaje de la población basado en el trabajo esclavo en las minas, en la imposición de la religión de los conquistadores y en la propagación de las enfermedades (viruela, tifus, fiebres, tétanos, venéreas, caries, tracoma, lepra, paperas, fiebre amarilla) con las cuales el invasor europeo contaminó y exterminó a millones de habitantes porque eran completamente desconocidas y fueron su principal para la conquista de lo que ellos mal llamaron y aun siguen llamando como “descubrimiento”. Y como parece que semejante barbarie no significó nada para la Casa Real de los actuales Borbones que el esperpento reycito Felipe VI tiene el coraje de pedir a Latinoamérica que perdonemos a los criminales conquistadores “inocentes”. Inocentes ¿de qué? Si en cada nueva expedición venían aventureros sádicos, fanáticos saqueadores del oro y todos eran más asesinos que los anteriores. No solo la corrupta monarquía española es la que debe pedir perdón por las atrocidades que cometieron en nuestras tierras sino que deben devolver todo el oro, plata, bronce, níquel y otros metales que nos robaron y que están expuestos en la faraónica catedral de Sevilla. Vuelve la eterna pregunta ¿quién debe a quién?