El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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lunes, 11 de enero de 2016

LA DEMANDA DEL PUEBLO CUBANO CONTRA LOS ESTADOS UNIDOS

Por Sergio Daniel Aronas – 11 de enero de 2016


El 1º de junio de 1999 un grupo de abogados cubanos presentó en los tribunales de La Habana una causa judicial denominada “Demanda del pueblo de Cuba al gobierno de los Estados Unidos por daños humanos”. Los letrados Lic. Juan Mendoza Díaz, Lic. Leonardo B. Pérez Gallardo, Lic. Magaly Iserne Carrillo y Lic. Ivonne Pérez Gutiérrez, abogados, a nombre y en representación de las ocho principales organizaciones sociales, políticas y de masas de la República de Cuba, que integran a la casi totalidad de la población del país:

1)      Central de Trabajadores de Cuba (CTC)
2)      Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP)
3)      Federación de Mujeres Cubanas (FMC),
4)      Federación Estudiantil Universitaria (FEU)
5)      Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM)
6)      Organización de Pioneros "José Martí"
7)      Comités de Defensa de la Revolución (CDR)
8)      Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC)

Todas estas asociaciones que representan a los trabajadores, campesinos, mujeres, estudiantes universitarios, secundarios y primarios, a los vecinos de las ciudades y pueblos y a los veteranos del Ejército Rebelde, fueron representados en esta demanda para determinar los enormes daños que causó al pueblo cubano la incesante guerra no declarada de todos los gobiernos de los Estados Unidos contra Cuba, sean republicanos o demócratas.

La actitud de los gobernantes del imperialismo ha sido a lo largo de todos estos años una política de Estado que ha tenido como objetivo fundamental el derrocamiento de Fidel Castro y la destrucción de la revolución iniciada en 1959 donde se vieron afectados grandes propietarios de empresas y de las tierras de propiedad estadounidense como así  también los grandes negocios sucios provenientes del juego, la prostitución y las drogas. Contra todas estas lacras que la Revolución las barrió en su lucha por elevar la dignidad del pueblo cubano, se vio muchas veces perjudicada por la política agresiva, militarista y criminal de los Estados Unidos que financiaron, entrenaron y armaron todo tipo de bandas y grupos terroristas para fomentar las actividades subversivas contra la naciente Revolución.

Este trabajo está dividido en siete secciones en la que explicaremos sucintamente de qué tratan cada una de ellas y extraeremos el párrafo que consideramos más substancial sobre los puntos que analizan:

Primera Sección: habla de la importancia histórica-universal de la Revolución cubana y su influencia en todo los países de América, Asia y África y al mismo tiempo revela las reacciones del gobierno de los Estados Unidos al ver cómo se les escapaba de las manos un país que consideraba parte de su territorio y que venían dominando su política desde 1898. De esta parte,
“La guerra desatada por Estados Unidos contra la Revolución Cubana, concebida como política de Estado, ha quedado históricamente demostrada y es plenamente constatable a través de las múltiples informaciones que han sido reconocidas en aquel país en los últimos tiempos, en las que se puede apreciar la existencia de una variedad de acciones políticas, militares, económicas, biológicas, diplomáticas, psicológicas, propagandísticas, de espionaje, la ejecución de actos terroristas y de sabotaje, la organización y apoyo logístico a bandas armadas y grupos mercenarios clandestinos, el aliento a la deserción y emigración y los intentos de liquidar físicamente a los líderes del proceso revolucionario cubano, todo lo cual se demuestra mediante importantísimas declaraciones públicas de autoridades del Gobierno de Estados Unidos, así como de las incontables e irrebatibles pruebas acumuladas por las autoridades cubanas y, de modo particularmente elocuente, por los numerosos documentos secretos desclasificados, pues aunque no todos han sido dados a conocer son más que suficientes para demostrar cabalmente cuanto fundamenta esta demanda”.

Segunda Sección: detalla cómo se iniciaron las acciones encubiertas de la CIA para atentar contra los objetivos económicos, políticos y territoriales de Cuba desde el mismo momento en que triunfa la Revolución Cubana decidiéndose el 17 de enero de 1959 iniciar las primeras acciones terroristas contra el nuevo poder cubano. De esta sección, nos resulta destacar esta cita:

“En el mes de octubre, el Presidente Eisenhower aprueba un programa propuesto por el Departamento de Estado y la CIA para emprender acciones encubiertas contra Cuba, incluidos ataques piratas aéreos y navales, y la promoción y apoyo directo a grupos contrarrevolucionarios dentro de Cuba. Según el documento, las operaciones deberían lograr que el derrocamiento del régimen revolucionario pareciera ser el resultado de sus propios errores.
Comienza por aquellos días la campaña de vuelos sobre territorio cubano de pequeños aviones procedentes de territorio norteamericano, con misiones tales como la infiltración de agentes, armas y otros medios, y la realización de actos de sabotaje, bombardeos y otras acciones terroristas.”

Tercera Sección: aquí se analiza el desarrollo del bandidismo contra la Revolución cubana por medio de la existencia de grupos armados terroristas que cometieron actos criminales contra la población civil, especialmente en la región montañosa del Escambray, operaciones que se iniciaron en 1960 y esas bandas fueron derrotadas y las zonas limpiados y liberadas en 1965 tras una dura lucha por parte de las fuerzas armadas revolucionarias cubanas. Lo más destacado de esta sección es el siguiente párrafo:

“La incuestionable veracidad histórica de estos acontecimientos y el cinismo y las mentiras que invariablemente acompañaron todas las acciones de Estados Unidos contra Cuba, la ofrecen los propios documentos de la época, emitidos por los que desde aquel país diseñaban la política de agresión y subversión contra Cuba. En tal sentido, puede resultar ilustrativo a la Sala el hecho de que el 17 de marzo de 1960, durante una reunión en la que participan el Vicepresidente Richard Nixon, el Secretario de Estado Christian Herter, el Secretario del Tesoro Robert B. Anderson, el Secretario Asistente de Defensa John N. Irwin, el Subsecretario de Estado Livingston T. Merchant, el Secretario Asistente de Estado Roy Rubottom, el almirante Arleigh Burke, del Estado Mayor Conjunto, el Director de la CIA Allen Dulles, los altos oficiales de dicha agencia Richard Bisell y J.C. King, y los funcionarios de la Casa Blanca Gordon Gray y general Andrew J. Goodpaster, el Presidente de Estados Unidos aprueba el llamado "Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro", propuesto por la CIA, en el que, entre otras cosas, se autorizaba la creación de una organización secreta de inteligencia y acción dentro de Cuba, y para ello se asignaban los fondos necesarios a la CIA.”

Cuarta Sección: El informe analiza con lujo de detalle los preparativos del desembarco imperialista en Playa Girón por tropas mercenarias entrenadas, financiadas y apoyadas por la CIA estadounidense en el intento más avanzado de la contrarrevolución para reconquistar el poder tras el derrocamiento del capitalismo el 1º de enero de 1959

En este punto de la demanda nos interesa esta parte donde se muestra la composición de la fuerza invasora derrotada:

“La brigada mercenaria contaba con abundantes equipos y armamentos. Disponía de 5 barcos de transporte artillados, 2 unidades de guerra tipo LCI modificadas y artilladas, 3 barcazas de desembarco tipo LCV para transporte de equipos pesados y 4 barcazas de desembarco tipo LCVP para transporte de personal. Para las operaciones aéreas, los mercenarios fueron apoyados por 16 aviones de combate del tipo B-26, 6 aviones de transporte del tipo C-46 y 8 del tipo C-54, y 2 aparatos anfibios tipo Catalina. Contaban con 5 tanques Sherman del tipo M-41, con cañones de 76 milímetros, y 10 carros blindados y artillados con ametralladoras 50; 75 bazucas, 60 morteros de diversos calibres y 21 cañones sin retroceso de 75 y 57 milímetros; 44 ametralladoras calibre 50 y 39 calibre 30 entre pesadas y ligeras; 8 lanzallamas; 22 mil granadas de mano; 108 fusiles automáticos Browning; 470 subametralladoras M-3; 635 fusiles Garand y carabinas M-1, 465 pistolas y otras armas ligeras.
Los integrantes de la brigada mercenaria recibieron entrenamiento militar bajo la dirección de instructores norteamericanos en bases situadas en Estados Unidos, Guatemala y Puerto Rico, percibiendo asignaciones mensuales para el sostenimiento de sus familiares por parte del Gobierno de Estados Unidos, que invirtió en el financiamiento la suma de 45 millones de dólares.”

Quinta Sección: La demanda desarrolla a partir de este capítulo, los inicios de la política terrorista de los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos contra Cuba que abarcaron tanto objetivos civiles como económicos, militares y territoriales. Esa fue la metodología que siguió el imperialismo estadounidenses en su política exterior hacia Cuba y fue una política de estado de primer orden utilizando todo los medios y formas disponibles para crear el caos, la confusión y la desconfianza del pueblo cubano hacia el gobierno revolucionario. Así refleja el documento el demencial terrorismo imperialista:

“Las modalidades del terrorismo empleado contra Cuba han sido en lo fundamental las siguientes: sabotaje o destrucción de objetivos civiles dentro del país; ataques piratas contra instalaciones costeras y contra naves mercantes y embarcaciones pesqueras; atentados contra instalaciones y personal cubano en el exterior, incluidas sedes diplomáticas, oficinas de aviación y naves aéreas; la constante instigación a elementos subversivos, a través de emisoras de radio y televisión, para realizar actos de esta naturaleza contra los centros de producción y de servicios, indicándoles incluso la forma de hacerlo.
Si durante estos cuarenta años de Revolución nuestro país ha sido un blanco incesante de acciones terroristas, es en el año 1961 cuando se inician con mayor sistematicidad, como consecuencia del programa de acción encubierta contra Cuba, aprobado el 17 de marzo de 1960 por el Presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, quien, en el mencionado documento secreto ya desclasificado referido al programa de acción encubierta contra Cuba, que después prosiguió el Presidente Kennedy, precisa: "El método para lograr este fin consistirá en incitar, apoyar y, en lo posible, dirigir la acción, dentro y fuera de Cuba, por parte de grupos selectos de cubanos que pudieran realizar cualquier misión por iniciativa propia."

Sexta Sección: Merece atención esta parte dedicada a la base militar ilegal e ilegítima que los Estados Unidos tiene en la provincia de Guantánamo desde 1903 ya que nada justifica la presencia de tropas invasores imperialistas que amenazan contra la soberanía e integridad territorial del pueblo, la Nación y el Estado de la República de Cuba. Esta es la amenaza a la seguridad nacional que tiene que soportar Cuba y no Estados Unidos que no tiene nada semejante en su territorio por parte de Cuba. Si la isla ya no representa ninguna amenaza a la seguridad de los Estados Unidos, entonces no hay razones para sostener esa base en un país que no le pertenece y que viene reclamando pacientemente por la devolución al pueblo cubano la soberanía total sobre esa porción de territorio.”

Lo más aberrante e indignante de esta política bestial fue utilizar la base militar como prisiones para los detenidos por los invasores imperialistas de los Estados Unidos de los países de Afganistán e Irak para acusarlos por supuestos vínculos con la red Al Qaeda, implicada según la “justicia” yanqui de estar relacionados con los atentados del 11 de septiembre de 2001. Todos conocen por las imágenes filtradas a la prensa acerca de las horrendas condiciones que tuvieron que soportar los detenidos en esa cárcel, que fue peor que un campo de concentración del nazismo. En sentido no deberíamos sorprendernos tanto, ya que los Estados Unidos aprendieron mucho de los métodos represivos de los fascistas alemanes en sus invasiones monstruosas después de la Segunda Guerra Mundial.

Extraemos el siguiente párrafo que habla de la lucha del pueblo cubano por recuperar esa porción de territorio robado:

“Es injustificable que una base militar costosa, sostenida a expensas del presupuesto y los contribuyentes de ese país, sin utilidad alguna para la seguridad nacional de Estados Unidos, ocupe una parte valiosa de nuestro territorio para humillar, hostigar y agredir al pueblo cubano, pues ese ha sido su único cometido en las últimas décadas. Particularmente arbitrario y abusivo ha sido mantener contra la voluntad de nuestro país ese enclave militar tras el fin de la guerra fría, máxime cuando el Gobierno de Estados Unidos está desmantelando decenas de instalaciones en su territorio y en el extranjero para reducir su presupuesto militar. Resulta evidente que 96 años después de aquel compromiso asumido por ambas partes en el Artículo 1 del Convenio de febrero de 1903, suscrito por el Gobierno de Estados Unidos con un gobierno débil, sometido e imprevisor, que les arrendó la tierra "por el tiempo que la necesitaren", hace ya rato que no la necesitan para otra cosa que no sea su política agresiva contra Cuba, y ese derecho no está incluido ni siquiera en ese pésimo convenio. No es justo que se dedique a eso una de las mejores bahías de Cuba.”

Séptima Sección: Aquí la demanda plantea las agresiones del imperialismo con vistas a dañar el estado de salud del pueblo de Cuba, como un intento de destruir los logros alcanzados en este aspecto gracias al fomento de políticas públicas bien precisas para tener una población sana, fuerte y vigorosa, como así también demoler por la presión y los actos terroristas, el eficiente servicio de cubano de salud que llega en forma gratuita a todos los habitantes de la isla hasta en los lugares más recónditos y extremos.

El intento más violento desatado contra Cuba fue la guerra bacteriológica con la que diseminó a una buena parte del país de la fiebre del dengue, cuando no había ningún síntoma ni evidencia médico que pudiera desencadenar esta epidemia. El esfuerzo denodado de todos los sistemas de salud respondió con firmeza esta agresión inaudita que por sus formas y características sorprendió al gobierno cubano y aun así respondió a la altura de las circunstancias. Y eso se inicio bajo la Administración Carter y es por esa causa que este presidente fue tan criminal como todos los anteriores y sucesores.

Del informe reproducimos este análisis muy importante:

“Los estudios de laboratorio confirmaron que el agente etiológico era el virus del dengue tipo 2. El hecho de la aparición de forma sorpresiva, sin que existiera actividad epidémica de Dengue-2 en la región de las Américas ni en ninguno de los países con los cuales Cuba mantenía un importante intercambio de personal, así como su aparición simultánea en distintas regiones del país, son elementos de soporte a los estudios realizados por científicos cubanos de reconocido prestigio, con la cooperación de científicos extranjeros altamente especializados en la detección y lucha contra las agresiones biológicas.

Las investigaciones y los estudios minuciosos llevados a cabo condujeron a la evidencia de que la epidemia fue introducida deliberadamente en el territorio nacional por agentes al servicio del Gobierno de Estados Unidos. Especialistas norteamericanos en guerra biológica habían sido los únicos en obtener una variedad de mosquito Aedes aegypti sensiblemente asociada a la trasmisión del virus 2, según informó el coronel Phillip Russell en el XIV Congreso Internacional del Océano Pacífico, efectuado en 1979, solo dos años antes de que se desatara la brutal epidemia en Cuba.”

Los resultados de esta plaga fue producir uno 116.143 enfermos que fueron hospitalizados; alrededor de 24 mil pacientes sufrieron hemorragias; 10.224 sufrieron shocks por dengue en algún grado. Ciento cincuenta y ocho personas fallecieron como consecuencia de la epidemia, de ellas 101 niños, la principal víctima de esta enfermedad exportada a Cuba por el imperialismo. Debe un caso único en la historia de la medicina pública de una nación.

Octava Sección: Uno de los puntos más importantes es esta parte que trata de la defensa de la Revolución Cubana, como parte de la defensa de la patria socialista, de su soberanía e independencia. Es el estado de vigilancia permanente ante una posible agresión militar directa por los Estados Unidos cuya política de estado hacia Cuba se base que el imperialismo la consideraba parte de su territorio y nunca ha reconocido al Gobierno revolucionario cubano que llegó al poder tras una guerra de liberación llevada a cabo por los propios cubanos y no por divisiones triunfantes del Ejército soviético que vino a derrocar la dictadura de Fulgencio Batista.

Resulta fundamental la explicación que se lee en esta sección para entender la naturaleza de los planes invasores de los Estados Unidos contra Cuba:

“Cinco meses más tarde, en agosto de 1962, el general Maxwell D. Taylor, Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, confirmaba al Presidente Kennedy que no se veía posibilidad de que el gobierno cubano pudiera ser derrocado sin la intervención militar directa de Estados Unidos, por lo cual el Grupo Especial Ampliado recomendaba un curso aún más agresivo de la Operación Mangosta. Kennedy autorizó su puesta en marcha: "Es asunto de urgencia".

Estos planes de invadir a Cuba que se fraguaron en los primeros meses de 1962, de los cuales llegaron noticias con alto grado de credibilidad a los Gobiernos de la Unión Soviética y de Cuba, determinaron la decisión coordinada entre ambos países de instalar con urgencia los proyectiles estratégicos cuya presencia dio lugar a la Crisis de Octubre de ese mismo año.

Hoy, ante los hechos demostrados y confesos, nadie tendría derecho a dudar de quiénes fueron los responsables, en su obsesión contra la Revolución Cubana, de que el mundo estuviese tan próximo al estallido de una guerra termonuclear.”

Novena Sección: Termina la demanda contra el gobierno de los Estados Unidos, los ingentes esfuerzos y gastos que ha tenido que realizar el pueblo cubano para sostener la revolución, realizar las transformaciones, asegurar el bienestar y el nivel de vida del pueblo, en una situación en la que la amenaza constante del imperialismo, ha obligado a desviar recursos económicos y financieros para la defensa del país con el fin de estar preparados para enfrentar la agresión militar del imperio. Así lo dice el informe:

“Las necesidades de la defensa cubana no tienen comparación con las de cualquier otro país del mundo. Ello impuso el inevitable sobredimensionamiento de las acciones de preparación del pueblo para garantizar su propia supervivencia.
La idea básica ha sido evitar la guerra manteniendo y desarrollando un potencial de respuesta armada con la participación de todo el pueblo y una doctrina de lucha frente a una invasión militar que aseguraría un costo tan alto a los invasores que desalentase una agresión directa de Estados Unidos. Ello ha requerido durante mucho tiempo dar una prioridad total a esta actividad.
En los últimos años ha sido posible reducir los efectivos regulares gracias precisamente a esa concepción, a pesar del notable incremento de la hostilidad contra Cuba en las últimas décadas.”

Por todas estas razones, el pueblo de Cuba considera que la demanda a los Estados Unidos por daños a los derechos de sus habitantes, ha sido suficientemente probado con los documentos oficiales desclasificados y que la pretensión de la República de Cuba a junio de 1999 era demandar al imperialismo por casi 190 mil millones de dólares de aquel año.