El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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sábado, 18 de mayo de 2013

UN PLAN CONTRA EVO MORALES DE DICIEMBRE DE 2005


UN PLAN PARA DERROCAR AL GOBIERNO DE EVO MORALES EN BOLIVIA

Por Sergio Daniel Aronas – 17 de mayo  de 2013[1]

Los intentos por derrocar al gobierno constitucional de Evo Morales Ayma en Bolivia comenzaron aun antes de que asumiera la primera magistratura de su país. En este artículo comentaremos una nota escrita por el Copresidente del Centro sobre Terrorismo, Contraterrorismo y Seguridad Nacional del Instituto para la Investigación sobre Política Exterior (FPRI – Foreign Policy Research Institute) de los Estados Unidos, el politólogo Michael Radu (1947-2009), con fecha 21 de diciembre de 2005 en su página de internet (http://www.fpri.org/enotes/20051221.latin.radu.endofbolivia.html) donde se evidencia el actual estado de locura que impera en las fundaciones y centros de estudios y análisis de los tanques pensantes norteamericanos con motivo de los importantes cambios políticos que se vienen dando en América Latina a raíz de las victorias electorales de diversas formaciones de izquierda, que en el lenguaje de los ideólogos de la derecha estadounidense suelen llamarlos habitualmente como “manifestaciones del populismo”.

Es probable que esta institución FPRI no sea muy conocida para los lectores, pero lo que sí tienen que saber es que estas organizaciones son unos de los instrumentos que tienen a su alcance tanto el partido Republicano como el Demócrata para reclutar a los funcionarios que actuarán en los puestos de gobierno. Son importantísimas a la hora de fijar la agenda de interés público de los asuntos del estado, la política económica, la política social y sobre todo en materia de política exterior, defensa y seguridad interna y externa. Por esta razón, ya se habla del complejo militar-industrial-universitario ya que estos cuadros políticos, graduados en las distintas universidades del país, trabajan para dichas fundaciones que elaboran planes, programas y proyectos que contribuyen de manera decisiva a la conformación de la ideología de la estructura del poder imperial y global de los Estados Unidos. Esta institución ya tiene más de 50 años predicando las posturas que deben tener los gobiernos de los Estados Unidos y por las características de la ideología que defienden están más cerca de las posiciones del Partido Republicano que del Demócrata, aunque como sabemos poco se diferencia uno y otro en las cuestiones de las relaciones internacionales ya que en la política de línea dura los demócratas no se quedan muy atrás de su clásico rival electoral. Cuenta con un presupuesto anual de 5 millones de dólares y está ubicado en el puesto 33 entre las instituciones de análisis político de los Estados Unidos.

El artículo que vamos a comentar a continuación tiene por título entre signos de interrogación ¿“El fin de Bolivia”? que para el autor es lo que se producirá en el país del Altiplano como consecuencia del triunfo de Evo Morales. La activación de las fuerzas reaccionarias para impedir la llegada al gobierno de partidos o frentes de izquierda y/o para complicarle los planes de gobierno una vez instalados en el poder, tiene una larga y negra historia en América Latina y que siempre ha contado con el inefable apoyo de los Estados Unidos a la hora de derrocar gobiernos ajenos a sus intereses. De cómo logre neutralizar a las temibles fuerzas de la poderosa oligarquía y de los intereses extranjeros en la economía boliviana para poner en práctica sus planes de transformación político, económico y social que promete llevar a cabo al frente de su próxima presidencia será el tipo de relaciones que marcarán el ulterior desarrollo del gobierno de Evo Morales. Y ante la peligrosidad que para los Estados Unidos encara su figura, lanza un plan para que la pandilla de criminales de guerra de la administración Bush la aplique sin pérdida de tiempo contra el futuro presidente boliviano aún antes de asumir el mando para impedir que ejerza sus funciones y pueda cumplir con el programa que el pueblo votó. La plataforma del Movimiento al Socialismo que llevó a la presidencia a Evo Morales no significará en absoluto el fin de Bolivia como pronostican esta paranoica fundación, sino que va significar el fin del estado colonial, el fin del dominio imperialista y de la oligarquía en Bolivia, el fin de la opresión de las clases marginadas por los sectores derrotados en las elecciones del 18 de diciembre.

1) El autor comienza su nota con una inaudita definición al calificar con total desparpajo su victoria electoral como la “llegada del fascismo a Bolivia”. Fíjense el lenguaje: llama fascismo al triunfo electoral y democrático de un hombre de izquierda, que se proclama antiimperialista, admirador del Che Guevara y Fidel Castro. Demasiado para que pueda soportarlo y digerirlo un país como Estados Unidos. Por mucho que las elecciones hayan sido demoledoras por sus resultados y venciendo miles de dificultades, proclama que la victoria significa el desembarco del “fascismo en tierra boliviana” por el simple hecho de que el pueblo no votó al candidato apoyado, financiado, sostenido y entrenado por el imperio norteamericano y  con una mayoría de votos superior a los propios cálculos de los encuestadores generales, de los propios partidarios de Evo Morales y donde sus adversarios del comicio reconocieron su triunfo. El problema, la preocupación y la alarma del contundente resultado electoral ha puesto el grito del cielo en Washington y aquí tenemos un ejemplo acerca de cómo interpretan estos imperialistas los cambios inevitables que Latinoamérica necesita para salir de la crisis, recuperar los derechos soberanos que nos han sido despojados y terminar con las políticas sustentadas por Estados Unidos que han llevado al pueblo de Bolivia a una miseria insoportable. Y no es que Bolivia es una República sin recursos. Los tiene en su suelo rico en minerales de todo tipo pero su explotación y aprovechamiento está salvajemente concentrado en muy pocas manos. Para la opinión pública de los Estados Unidos, a través de las organizaciones llamadas “Think tanks”, la victoria de Evo Morales provocará un cataclismo político no sólo en Bolivia sino en toda Sudamérica dada las características del nuevo presidente, su programa, su partido y su historia. Ya están definiendo a Evo Morales como un peligroso revolucionario que aplicará los métodos de Salvador Allende para transformar a su país. Que  recuerden el nombre y la obra del gran Salvador Allende, truncada por el golpe armado por Estados Unidos, es porque su figura sigue cautivando respeto y admiración en todos los revolucionarios del mundo en general y en Latinoamérica en particular. Allende murió por querer cumplir fielmente su compromiso con el pueblo chileno que le dio su confianza para implantar por la vía constitucional y democrática el socialismo en estas latitudes. Eso es lo que temen: que surja un nuevo líder que retome sus banderas y proclame otra vez y con fuerza que la lucha por el socialismo no sólo no esta muerto sino que vuelve a emerger como la gran esperanza para todos los pueblos del mundo. De ahí que utilicen todos los medios disponibles para denigrar -como siempre lo han hecho y no importa los fines y métodos - a todo aquel que llegue al gobierno y lucha contra los desastres que Estados Unidos y su sistema neocolonial ha instaurado en suelo boliviano. El gran problema de Bolivia es que los recursos económicos están en manos extranjeras y como pretende nacionalizarlos, va a chocar con la resistencia de los actuales dueños. Por lo tanto tratarán de persuadir a Evo Morales de que “no cometa desatinos” y recuerde la experiencia de Chile o de la misma Bolivia en 1952 con Paz Estenssoro y en 1971 con el Gral. Torres.

2) A continuación menciona que la cantidad de golpes de estado que soportó el pueblo boliviano desde su independencia en 1825 llegó a los 189 (un promedio de un golpe cada 11 meses) y culpa con toda desfachatez a Evo Morales, quien al frente de las grandes movilizaciones de mineros y campesinos obligaron a renunciar a dos presidentes, uno de los cuales, González de Quesada, apenas hablaba el castellano y fue traído de su cómodo alojamiento en los Estados Unidos para presidir “su” país para garantizar el poder de sus amos. Este señor Radu nada dice acerca de la culpabilidad de la CIA en el derrocamiento de aquellos presidentes que intentaron implantar un programa de cambios y transformaciones en Bolivia; no dice absolutamente nada que el único fascismo que ha sufrido el país más pobre de Sudamérica fueron las tenebrosas dictaduras alentadas y apoyadas por Estados Unidos. ¿Con qué derecho vino este señor a insultar a los latinoamericanos con el aberrante adjetivo de fascista porque el Presidente Morales se ha comprometido en desarrollar su país al servicio de los pobres, oprimidos  y excluidos y no al de los terratenientes y saqueadores? ¿Acaso hace falta recordarle que fueron los Estados Unidos quienes instauraron a los genocidas del pueblo boliviano como Banzer y García Meza? Para los Estados Unidos la democracia solamente es válida y verdadera cuando triunfan los candidatos financiados y sostenidos por ellos, pero cuando los pueblos eligen al candidato antiimperialista, de izquierda y que promete terminar con el dominio de los monopolios e impulsar una reforma agraria y minera, para poder sacar al país de la miseria y la pobreza estructural que la viene condenando desde hace décadas, entonces, se escucha el bramido de los escribas del imperio que dicen: “Eso no es democracia, eso es fascismo”. ¡Qué maravilla de pensamiento! Ni Fukuyama podría expresarlo mejor (Un muerto vivo que reaparece del basurero de la historia para que diga “ahora necesitamos al estado”).

3) El autor sigue agraviando a Bolivia calificándola como “el agujero negro en el corazón de Sudamérica” y cómo son países económicamente inviable – utilizando la inmunda terminología del Banco Mundial – más vale despedazarla y que se la repartan las repúblicas limítrofes  dada su posición e importancia estratégica que el autor nos recuerda y que dicha ubicación geográfica fue la que tuvo en cuenta Ernesto Che Guevara para lanzarse a la revolución en los años sesenta para terminar con el dominio imperialista en Sudamérica. Bolivia no es ningún agujero negro en el continente y su importancia estratégica está dada el hecho de ser el primer productor de coca que es un mercancía muy apreciada por la “avanzada” sociedad de los Estados Unidos y el verdadero temor de los narcotraficantes del imperio es el plan de Morales de legalizar su producción con lo cual se les arruina el negocio, ya que para Estados Unidos la única manera de combatir las drogas ilegales es la destrucción de los campos fumigando con herbicidas o su quema. La existencia de una fuerte producción de coca, ha sido la excusa para la instalación de tropas norteamericanas no sólo en Bolivia, que muchos se han olvidado, sino especialmente en Colombia, cuyo plan del mismo nombre, presentado por el bombardero Bill Clinton ha sido un fracaso completo. Por otra parte, la experiencia colombiana debe ser tenida muy en cuenta sobre  los desastrosos resultados de esta política. Y el otro elemento que hace sonar la alarma en la Administración Bush es el intento del nuevo gobierno boliviano de nacionalizar el gas, recurso natural de vital importancia para la economía de Bolivia ya que posee la segunda mayor reserva de Sudamérica (detrás de Venezuela) y hoy se ha convertido en su principal producto de exportación. Como así también los recursos mineros. La propiedad de las reservas bolivianas del gas están en manos de empresas extranjeras que controlan el 85% y sólo  el 15% están en manos bolivianas. La zona rica en gas está situada en los departamentos de Santa Cruz de la Sierra, Tarija y Beni cuyos propietarios –una poderosa oligarquía terrateniente pro imperialista- fue la que promovió un intento de secesión y desmembramiento del territorio de Bolivia para proclamarse república independiente y como siempre apoyados desde el exterior por la maquinaria propagandística de la CIA. Esta es la tremenda desigualdad con la que quiere terminar el gobierno de Evo Morales, la existencia de una pequeña pero poderosa clase muy rica viviendo con un mar de pobres que constituyen la inmensa mayoría de la población.

4) El profesor Radu manifiesta la pena que embarga al gobierno de Estados Unidos porque no triunfó su candidato Jorge Quiero, es decir, un ingeniero industrial graduado en la Universidad de Texas, casado con una ciudadana norteamericana. Un perfecto cuadro formado en los Estados Unidos sirviendo a IBM y proclive al “libre mercado”, al “libre comercio y control de la coca” y  de la cooperación con los Estados Unidos. Evo Morales, en cambio, es un indio aymara que no terminó el colegio secundario, como si un título secundario o para aquel que llega a graduarse en la Universidad es una condición necesaria y suficiente como para estar capacitado para desempeñarse en la primera magistratura de un país. Los millonarios que gobernaron a Bolivia en los últimos 15 años profundizaron las desigualdades, la miseria, la pobreza, el hambre y el desempleo crónico del país cuyos presidentes eran todos abogados. Evo Morales es producto de las condiciones sociales a la que sido sometido Bolivia durante siglos, donde una ínfima parte de los bolivianos tiene acceso a la educación media y superior. Es un hombre que viene de la pobreza y como tal conoce mejor que nadie que es lo que necesita Bolivia y su pueblo para vivir mejor. Porque en un país como Bolivia los cambios estructurales que beneficien al pueblo y garanticen el porvenir de su patria no sólo son necesarios sino que deben producirse. Allí se verá la verdadera talla de Evo Morales como estadista, líder y revolucionario cabal.   

5) El autor menciona a Salvador Allende por la forma en que tomó su victoria electoral en 1970. Allende al ganar con el 30% de los votos interpretó que esto –según el modo de analizar por el articulista- era “un mandato para la revolución” y eso es lo que hará Morales. En realidad, ese es el terrible miedo que golpea a la Casa Blanca y a la CIA: el miedo a la transformación revolucionaria de la sociedad que rompa con el dominio extranjero en la economía y en la política. A su vez, trata de mostrar al mundo que Estados Unidos no ha olvidado cómo se derroca a un gobierno aun antes de asumir la primera magistratura; no ha olvidado cómo se boicotea los derechos soberanos de una nación que se propone llevar un programa contrario a los intereses imperialistas que en el caso de Bolivia son muchos y de gran envergadura. Y que llegado la hora no vacilarán en derribarlo del como cuando intentaron derribar a Hugo Chávez en abril de 2002 y la movilización del pueblo y los militares fieles derrotaron el golpe fascista.

6) Además de llamar al futuro gobierno de Morales como “fascista”, a él tiene la osadía de calificarlo como “indio racista”. Esta definición es sencillamente una bestialidad y una barbaridad inadmisible e inaceptable que solamente un salvaje como Hitler puede usar un lenguaje tan inmundo y descarado y que todos deben repudiar. Será porque los gobiernos de los Estados Unidos quienes ordenaron masacrar a tantos pueblos indígenas en su propio país, la asunción de un hermano de los pueblos originarios a la presidencia, ponen los pelos de punta a los arios y puros blancos civilizados del imperio. Y encima llama a que las regiones de Bolivia donde la población india no es la mayoría, se separen del territorio nacional para constituir otro país, si que el gobierno de Morales se empeña en su plan de nacionalizaciones y desplazar del poder a las clases explotadoras que llevaron a Bolivia a ser históricamente la nación más pobre de Sudamérica, una situación que los distintos gobiernos de los Estados Unidos avalaron, apoyaron e impulsaron por los enormes intereses que tenían que defender en la nación boliviana.

7) Evo Morales retoma las profundas raíces originarias de su pueblo, se siente orgulloso de ellas y como los pueblos indígenas son politeístas, aspira a que sus dioses le den la fuerza, el coraje, la valentía y la sabiduría para que Bolivia resurja como una nueva nación y digna de ser respetada. A la reivindicación de sus raíces indígenas y la proclamación de un socialismo indiano, ahora a eso el Sr. Radu lo llama racismo. Quienes han sido verdaderos racistas y fascistas son los gobernantes norteamericanos que no sólo se ve con el ejemplo de la administración Bush, sino que toda la historia de los Estados Unidos ha sido la historia de las masacres en la liquidación de las tribus indígenas originarias de su país en el siglo XIX en la mal llamada conquista del Oeste; es la historia de las permanentes invasiones militares en Centro y Sudamérica, instaurando feroces dictaduras, reprimiendo pueblos y conquistando y saqueando sus riquezas; es la historia de la explotación del indio y del negro; de Roosevelt que no movió un dedo mientras sus patrióticas multinacionales financiaban y armaban la maquinaria de guerra del fascismo hitleriano; de Truman arrojando la bomba atómica sin ninguna necesidad militar al ya derrotado imperio japonés; de los bombardeos genocidas contra la República Popular de Corea del Norte entre la guerra entre 1950 y 1953 y como no la pudieron derrotar aun sueñan con la venganza; de la histeria mccartysta de los años cincuenta bajo la administraciones de Truman y Eisenhower; de todos los gobiernos desde John F. Kennedy a Gerald Ford quienes durante trece años perpetraron crímenes de lesa humanidad en la guerra de Vietnam, país al que llamaban “la peste amarilla”; de la cruzada de Ronald Reagan contra los movimientos de liberación nacional y el socialismo europeo, a unos los calificaba “como organizaciones terroristas” y el otro, como el “imperio del mal” (fuente de inspiración de Bush de su doctrina de los “estados canallas”) y ahora que en pleno siglo XXI aparece una figura presidencial verdaderamente que viene de la pobreza, vuelven a emergen toda a arrogancia agresiva del imperio para impedir que por primera vez en Bolivia sea gobernado por un ciudadano que representa a la gran mayoría de la población y que es uno de ellos y no venido desde Estados Unidos y que ni siquiera habla el español y mucho menos las lenguas originarias.

8) El autor de la nota vuelve a cometer tremendos desatinos en las relaciones de los países limítrofes con Bolivia. Por un lado, dice que las empresas brasileñas y argentinas con fuertes intereses en industria del gas en Tarija están amenazadas de ser nacionalizadas con pérdida de sus activos con lo cual se violarían los contratos. Nacionalizar empresas forma parte de una política de estado y que para llevarla a cabo debe ser realizada conforme a las leyes bolivianas votadas por su Congreso y no por decreto presidencial. Así se ha hecho históricamente en Latinoamérica. La riqueza del subsuelo pertenece a la nación y no a las empresas extranjeras que la explotan. El gobierno de Morales tiene el derecho, la razón y el deber de modificar el régimen de propiedad para terminar con el saqueo de su nación. Y si al señor imperialismo eso le duele, que le duela, porque esa es la voluntad del pueblo boliviano. Por otra parte, en el Perú se vive una situación similar donde el candidato a Ollanta Humala promueve una plataforma política similar a la de Evo Morales y como también es indio, también impondrá una orientación –fíjense el término- “socialismo indio racista”. Una locura total por parte del Sr. Radu. Y como si esto fuera poco, vaticina un enfrentamiento militar entre Chile y Bolivia por la pérdida de este último de su litoral marítimo en la guerra del Pacífico librada entre 1879 y 1884 y que pese a contar – supuestamente - con el apoyo de Venezuela, saldría igualmente derrotada. Aquí se ve un típico mecanismo de creación de conflictos artificiales entre países latinoamericanos, para fomentar las discordias nacionales por disputas territoriales que sólo pueden y deben resolverse en el marco de negociaciones y acuerdos bilaterales, reestableciendo la confianza entre estos países hermanas hasta encontrar una solución mutuamente beneficiosa para las dos Repúblicas. El camino que debe seguir Latinoamérica es el camino de la unidad antiimperialista como lo forjaron nuestros antepasados héroes de las luchas por la independencia. Las posiciones del Sr. Radu expresan claramente la visión de que América del Sur debe seguir siendo el patio trasero de los Estados Unidos y que no se tolerará ninguna política que modifique esta correlación de fuerzas-

9) Como corolario de todo este mamarracho, el Sr. Radu como un auténtico Ministro de las Colonias imperiales, sugiere una serie de medidas que el gobierno de los Estados Unidos debería aplicar inmediatamente contra el gobierno de Evo Mor.ales con el fin de impedirle primero que asuma y si no lo logran, una vez instalado en el Palacio de Quemado, deben poner en práctica medidas golpistas y terroristas para aislar a Bolivia, torcer el brazo al nuevo gobierno y someterlo definitivamente. El cóctel propuesto continúa la línea impuesta en su momento contra el gobierno de Salvador Allende en Chile, entre las cuales se encuentran: en primer lugar, cortar todo tipo de ayuda en cualquiera de sus formas. Esto significa lisa y llanamente, cortar los créditos de las institucionales multilaterales, como así también del propio gobierno de los Estados Unidos; en segundo lugar, obligar al gobierno de Evo Morales a que respete las normas internacionales sobre la propiedad. Se apunta a amenazar al nuevo gobierno que tenga mucho cuidado con tomar alguna medida que viole la propiedad, que no es más ni menos que la defensa imperial de las empresas de los Estados Unidos. Y no solo eso, porque en Bolivia está estacionado una división de las tropas norteamericanas para luchas supuestamente contra las drogas. En realidad, están ahí para permitir el tráfico de la coca hacia los Estados Unidos y por eso siempre exigen a las naciones donde la horrenda presencia de estos militares yanquis es una fuerza invasora, tenga total impunidad en sus actos y nunca puedan ser juzgados por la justicia del país sometido. En tercer lugar, el amigo Radu, propone severas sanciones contra la República de Bolivia que incluye la retirada del embajador, el no reconocimiento a las nuevas autoridades, prohibir los viajes de funcionarios, lo cual implicaría que el Presidente Evo Morales no pueda participar de la Asamblea de las Naciones Unidas y someter en los tribunales norteamericanos a funcionarios bolivianos implicados en el tráfico de coca. Miren esto: el gran demandante y consumidor de cocaína se convierte ahora en Madre Santa defensora de los pobres envenenados por las drogas y el campeón mundial de la lucha contra la producción de esta planta en toda la región. Pero ¡qué maravilla! No sabíamos de esta devoción de los Estados Unidos por protegernos. Pregunten a los hermanos colombianos que nos cuentes los brillantes resultados conseguidos en el combate contra las drogas bajo los auspicios de la Casa Blanca. Y se regocija con que el fin de Bolivia puede llegar pronto con estas medidas. No reconoce que el triunfo de Evo Morales fue con el voto mayoritario del pueblo y tiene el desparpajo de considerar el triunfo de Evo como una manifestación de la antidemocracia y por lo tanto, un insulto al sistema democrático. Esto no es otra cosa que una visión racista del Sr. Radu que no puede tolerar que un indio pueda ser presidente de un país. De los desastres que causaron los presidentes formados en la Universidades de los Estados Unidos, con títulos y masters, lógicamente se calla la boca y mucho menos habla de los múltiples golpes de estado que los gobiernos de Estados Unidos apoyó abierta y descaradamente. Para el Sr. Radu la presidencia de Evo Morales será la destrucción de la democracia, lo cual es una falacia absoluta porque este nuevo presidente promoverá la más alta participación del pueblo en los asuntos del estado y ojalá lo logre.

10) Otra de las increíbles sandeces de este profesor, supuestamente bien informado, es la de acusar a Morales de golpista por las grandes movilizaciones que encabezó y que provocaron las renuncias de Gonzalo de Lozada primero y luego su vice en ejercicio de la presidencia, Carlos Mesa, quienes cometieron actos de asesinatos contra los manifestantes durante las jornadas de protestas contra la política de ajuste salvaje que impusieron a Bolivia los presidentes predilectos del imperialismo.
La fundamentación de estas medidas estriba que según el Sr. Radu, en que Morales pretende realizar grandes sumas de dinero con el negocio de la coca, lo cual demuestra el estado de desesperación de los pensadores estratégicos de la política exterior de los Estados Unidos hacia América Latina. Y nuevamente acusa a Evo por reivindicar el cultivo de la coca como lo habían hecho sus antepasados incas y a continuación dice sin fundamentación alguna que la coca no es un cultivo tradicional del país. Esto evidencia el total desconocimiento de la historia de los pueblos originarios de Bolivia y su ignorancia es tan brutal que afirma que no es indios masticar coca porque para llegar a semejante conclusión pasó completamente por alto la génesis y el origen místico que entre los incas tenía la hoja de coca y porque se le rendía tributo. Niega totalmente la historia de la coca en el país aseverando que lo único que le importa a Evo Morales es el dinero que puede obtener y que todo eso encierra una máscara para traficar con la coca. Una verdadera burrada por parte de quien se considera un experto en relaciones internacionales.

Seguramente la presidencia de Evo Morales chocará fuertemente con los funcionarios de la embajada de los Estados Unidos en Bolivia, con el gobierno de los Estados Unidos y la oligarquía minera boliviana que hará todo lo posible para que este presidente de origen indio y humilde, sin grandes títulos académicos, defienda los intereses de los más pobres de Bolivia y puedan ser por primera vez en su historia sujetos partícipes de una revolución verdadera.



[1] Quiero aclarar que esto lo escribí a finales de diciembre de 2005 en vísperas de la toma de la presidencia de la República de Bolivia por Evo Morales Ayma y ahora que lo subo al blog le hice algunas correcciones de redacción.