LA GRAN
VICTORIA DE LA UNION SOVIÉTICA
A 68 AÑOS DEL
FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Por Sergio Daniel Aronas – 9 de
mayo de 2013
Al cumplirse hoy 68 años de la
terminación de la
Segunda Guerra Mundial no cesan los debates sobre el
significado histórico universal de la gran victoria sobre el nazi fascismo
alemán y el militarismo japonés y quien se atribuye los mayores méritos en la
derrota de la Alemania
nazi, su sistema de poder y sus siniestras organizaciones. Del triunfo militar
en los campos de batalla se ha pasado a la lucha ideológica en el campo del
estudio, la historia y la investigación y que, a la luz de nuevos documentos
que se dan a conocer a la opinión pública, se profundiza cada vez más determinar
cuáles fueron las causas que originaron la mayor matanza de todos los tiempos,
cuáles fueron las distintas etapas en el desarrollo de la lucha, cuáles fueron
los momentos decisivos y porque, cuáles fueron sus consecuencias políticas,
económicas, sociales, jurídicas, geográficas, étnicas, diplomáticas y demográficas
y desde este punto de vista, indagar cómo han evolucionado las relaciones entre
los distintos países y continentes: entre los que combatieron en la guerra y
los que no participaron y en ese devenir histórico en qué se ha convertido en la
actualidad. La guerra finalizada en 1945 continúa en el campo de la historia
política y militar.
Para un enfoque de esta naturaleza, se
debe partir de la base que jamás terminarán las polémicas y discusiones sobre la Segunda Guerra
Mundial mientras las bestias derrotadas sigan reivindicando a los monstruos que
la desencadenaron y no se resuelvan las principales cuestiones que la guerra
trajo aparejada durante aquellos seis terribles años vividos entre las que
podemos mencionar:
1) Que se oculte, mienta y se minimice
el papel fundamental que cumplió la Unión Soviética y el Ejército Rojo en la
destrucción de toda la maquinaria de guerra alemana y en la liberación de los
países de Europa Oriental;
2) Que nunca se haga referencia a la
participación crucial de los soviéticos en la derrota del ejército imperial
japonés sobre cuyo aporte se habla muy poco al punto tal que casi ni se
menciona la intervención soviética en esta etapa de la guerra que, obviamente,
es tapada por los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki y la posterior
rendición japonesa el 2 de septiembre de 1945 a bordo del acorazado Missouri;
3) Que se siga mintiendo al mundo con la
negación del holocausto no sólo de los judíos europeos, sino de todos los demás
pueblos y minorías invadidos por las tropas nazis que concluyeron con el asesinato
a sangre de fría de mujeres, niños y ancianos indefensos.
4) Que se quiera hacer creer que las
bombas atómicas arrojadas por los Estados Unidos fue el hecho que llevó al
triunfo de los Aliados;
5) Que se oculten la actividad de la
resistencia antifascista en la propia Alemania desde que los nazis llegaron al
gobierno en enero de 1933; porque ésta existió tanto en la sociedad, en los
partidos políticos que aunque fueron exterminados, un minuto de resistencia a un
régimen criminal y terrorista como fue el nazismo merece ser reconocido; y
también en los medios religiosos, en los círculos militares y en el cuerpo
diplomático.
6) Que se oculten el heroico papel de
las resistencia en los territorios ocupados por los ejércitos fascistas, como
fue el caso del Partido Comunista Francés, el partido de los 70.000 fusilados,
de los movimiento guerrilleros donde se destacaron por su combatividad los bravos
partisanos soviéticos, yugoslavos, búlgaros, italianos y albaneses, como así
también a los integrantes de la resistencia checoslovaca, húngara, danesa,
holandesa y noruega; de los valientes diplomáticos y agentes secretos que
infiltrados en las filas enemigas hicieron un aporte substancial en la derrota
del enemigo común. Y que un historiador marxista mundialmente reconocido por
todas las corrientes historiográficas como el inglés Eric Hobsbawm califique a
los movimientos europeos de resistencia como “mitológicos” es verdaderamente
sorprendente y más sorprendente es que casi ningún historiador se han detenido
en este tema para intentar refutar este análisis de Hobsbawm (Ver su libro
Historia del Siglo XX, Crítica, 1ª Edición, página 169). El problema suscitado
acá es que todavía no se ha escrito una auténtica historia de los movimientos
de la resistencia y plantear como plantea Hobsbawm de que su incidencia militar
fue mínima, es correcta porque la resistencia no nació para realizar batallas
campales tipo Kursk. La resistencia tenía como misión el sabotaje, cortar
líneas de suministros, volar puentes, destruir instalaciones, en definitiva su
misión era la realización de atentados contra el invasor nazi y golpearlo en
los puntos más débiles o en aquellos que jamás pensaría que podían ser
atacados. Y esas acciones no tuvieron nada de mitológico sino que se jugaron la
vida y sus actos de heroísmo y valentía merecen el eterno homenaje.
7) Que se mientan y oculten la epopeya
de los judíos combatientes en la sublevación del Ghetto de Varsovia el 19 de
abril de 1943 y que fue la primera insurrección armada contra la ocupación nazi
en cuatro años de guerra;
8) Que se hable poco y nada del nefasto
comportamiento que tuvo el Vaticano durante la guerra ya que no movió un dedo
en denunciar los planes hitlerianos para el exterminio de los prisioneros en
los campos de concentración y por sus asquerosas relaciones con los nazis
estaban al tanto de todos los hechos que sucedían en la guerra porque si existe
una institución mundial que esté perfectamente informada de todo lo que pasa en
el mundo, esa organización es la Santa Sede, solo que durante la Segunda Guerra
Mundial no fue nada santita.
9) Que se hable muy poco del enorme
desempeño de la resistencia en los campos del concentración, sobre todo en
aquellos donde su liberación fue producto de la insurrección de los prisioneros
y no por la entrada de las tropas de Estados Unidos y del Reino Unido, como fue
el caso del campo de Buchenwald el 11 de abril de 1945 como así también en los
de Sobibor, Treblinka, Bialistok, Vilna y Kaunas;
10) Que se mienta y se oculte que fue en
el frente oriental donde tuvo lugar el enfrentamiento militar más grande,
violento, encarnizado no sólo de toda la guerra sino la historia mundial entre
la Unión Soviética y los invasores fascistas. Y ahí fue el lugar donde fue
destrozado el 80% de los ejércitos nazis y 75% de su equipamiento militar y que,
en definitiva, se analice la
Segunda Guerra Mundial como si las operaciones militares
principales y que decidieron su curso victorioso se hubiesen desarrollado en
cualquier otro lugar menos en el frente soviético-alemán;
11) Que se mienta descaradamente y sin
fundamento alguno con el cuento de que el pacto Ribbentrop-Molotov firmado el
23 de agosto de 1939 entre Alemania y la Unión Soviética y por
iniciativa de la primera, fue la causa que provocó la guerra y no se diga una
sola palabra sobre el verdadero pacto que dejó a los países de Europa servida
en bandeja para los planes invasores de Hitler: el tratado de Munich del 29 y
30 septiembre de 1938 donde los apaciguadores imperialistas con Inglaterra y
Francia a la cabeza, le abrieron las puertas a los ejércitos nazis y a sus
aliados fascistas para iniciar la contienda bélica. Es más, la historiografía
angloamericana justifica la firma de dicho pacto porque para ellos fue un
intento de limitar las ambiciones territoriales de la Alemania Nazi, como una forma
de asegurar la paz en Europa desmembrando y liquidando a Checoslovaquia, país
que no fue invitado y no participó de esa siniestra conferencia. El pacto
soviético germano – por más que muchos no les guste, por más que a muchos les
hubiese producido asco, incomprensión y que les resulte inaceptable, en la
perspectiva histórica acerca de cómo se desarrollaron los acontecimientos que
terminaron en la guerra mundial, significó de hecho un triunfo de la diplomacia
soviética debido a que impidió que el imperialismo internacional encabezado por
el trío de los Estados Unidos, Inglaterra y Francia desencadene la guerra con
un ataque alemán contra la Unión Soviética desde el primer momento como era el
deseo de los gobiernos de esos países.
12) Mientras todos los que critican con
ferocidad el pacto de no agresión entre Alemania y la Unión Soviética, con la
desfachatada posición de ubicar a los dos países en un mismo plano, tratando de
convencer que sus sistemas políticos y sus sistemas de gobiernos fueron lo
mismo, llama poderosamente la atención que no comenten absolutamente nada acerca
de que quienes impulsaron el rearme de la Alemania nazi y que fueron las principales multinacionales
de los países capitalistas como Estados Unidos, Inglaterra y Suiza, gracias a
los cuales hicieron fabulosos negocios en la preparación bélica del fascismo
alemán antes y durante la guerra: Estados Unidos e Inglaterra fueron quienes proporcionaron
la base material y técnica para el desarrollo industrial de las fuerzas armadas
alemanas y Suiza se convirtió en su agente financiero y proveedor de los
instrumentos de precisión, de medición y de relojería que necesitaban el
armamento de las Fuerzas terrestres de la Alemania nazi;
13) Que nunca asuman los países
capitalistas desarrollados, impulsores del fascismo, su total responsabilidad y
culpabilidad moral y política en las relaciones que establecieron con la Alemania nazi para
alentarla a provocar la guerra mundial y ya en plena guerra seguían tramando
conversaciones secretas cuando los soviéticos exigían desesperadamente la
apertura de un segundo frente en 1942 y 1943. Y aún así, la propaganda
occidental se cree con derecho a pedir a los historiadores rusos que realicen
autocrítica por el pacto de agosto de 1939 y mucho más en la época soviética. ¡Qué
miserables!
14) Que se siga hablando sin
justificación alguna que la Conferencia de Yalta realizada entre el 4 y 11 de
febrero de 1945, concluyó con un supuesto reparto del mundo, que resultó
favorable al “imperio ruso” y que las potencias occidentales “capitularon”
frente a la delegación soviética”. Es indudable que la Conferencia de Yalta fue
la más trascendente y relevante de todas las que se llevaron a cabo durante la
guerra porque fue la que decidió cómo se iba a terminar la lucha contra la
Alemania nazi y en caso de vencer las medidas a tomar con las naciones
derrotadas y pensando en el futuro en cuanto a la creación de un sistema
internacional de nacione. Las críticas a los responsables de la política
exterior de los Estados Unidos y Gran Bretaña, sobre todos a sus jefes de
gobierno, Franklin Roosevelt y Winston Churchill, aun siguen dando que hablar
porque según ellos, se sometieron a los planteos de Stalin, claro como si
negociar con las potencias de Occidente era un juego de niños. Una pequeña
prueba fue la disputa en torno a las reparaciones de guerra donde los ingleses
proponían el principio “a cada cual según sus necesidades, de Alemania según
sus fuerzas”; a lo que Stalin le replicó: “Prefiero otro principio: a cada cual
según sus méritos”.
15) Los revanchistas anticomunistas y
antisoviéticos de nuevo cuño que en los últimos años han salido del basurero de
la historia, han tenido el calamitoso y espantoso atrevimiento de que el
Parlamento Europeo formada por naciones que hoy deben su existencia al papel
desempeñado por la Unión Soviética y la resistencia comunista y partisana, de
establecer con carácter de declaración oficial, la supuesta doble
responsabilidad tanto de la Alemania fascista y de la ex Unión Soviética en el
desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial. Semejante basura de declaración
y hay que tratarla con esta dureza de conceptos porque no se merece otra
expresión, no sólo porque es inaceptable e inadmisible, sino que es una
horrenda falsificación de la historia, un insulto a los 27 millones de
soviéticos caídos en la guerra y una afirmación de la peor calaña que pueda
leerse. Hoy vemos que un grupo de pequeños
países situados en la región del Mar Báltico europeo (Estonia, Lituania y
Letonia) tienen gobiernos que reivindican los crímenes realizados por los
invasores nazis de las Waffen SS, les levantan monumentos, realizan homenajes a
esta banda de asesinos; se atreven a llamarlos “libertadores” y proclaman a
viva voz rechazar los Juicios de Nuremberg. Por último, la “justicia” de este
trío de países en lugar de juzgar a las víctimas del fascismo, ha juzgado y
encarcelado a quienes combatieron la agresión del nazismo y que por su
actuación fueron condecorados en su momento con el título de Héroes de la Unión
Soviética, puesto que también reniegan y condenan los años del poder soviético.
En lugar de hablar de la Segunda Guerra Mundial como la guerra que tuvieron
contra la Alemania nazi, lanzan la estrafalaria idea de que en realidad la
guerra fue contra “la ocupación soviética”, calificando a los ejércitos
alemanes con el nombre de “combatientes de la libertad” ya que vinieron a
ayudarlos a liberarse del “yugo comunista”.
16) Que muchos historiadores, políticos
e investigadores consideren la liberación de Europa Oriental por el Ejército
Soviético como una invasión militar, que derrocaron a las monarquías sostenidas
por el verdadero invasor la Alemania nazi y que como consecuencia de esta lucha
se impusieron gobiernos comunistas en los países por donde pasó el Ejército
Rojo. Si esto fuera así, como explican, que en Austria, país liberado por las
divisiones soviéticas que permanecieron en el país diez años hasta 1955 que
acordaron su retirada, nunca haya habido un gobierno comu
Con serie de cuestiones ya tenemos
material para publicar e investigar sobre cada un de los en profundidad. Ahora
realizaré comentarios acerca de mi punto de vinta sobre la victoria de la ex
Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, que ellos llaman “La Gran
Guerra Patria”.
Los historiadores e investigadores
siguen escribiendo nuevos libros, algunos más polémicos que otros y está muy
bien que se siga publicando sobre la Segundo Guerra Mundial, cuya esencia
principal de todos ellos es encontrar nuevos elementos que permitan entender
porqué sucedió esta guerra terrible, si fue o no un acontecimiento inevitable.
La gran mayoría de los autores se dedican a investigar las causas que dieron
origen al nazismo y porque y cómo llegó Hitler al poder. Ponen mucho énfasis en
describir hasta el más mínimo detalle las características y rasgos
fundamentales de la dictadura fascista alemana, pero son muy pocos los que
tienen el empeño de analizar cómo y porque la Unión Soviética logró derrotar a
todos los invasores en la Gran Guerra Patria de 1941 a 1945. Y se debe decir todos
los invasores porque en el ataque a la Unión Soviética junto a las tropas
alemanas, participaron divisiones enteras de los ejércitos de los aliados nazis
como Italia, Croacia, Eslovaquia, Francia, España, Finlandia, Hungría, Bohemia,
Moravia y otros países. Salvo el historiador británico Antony Beevor casi nadie
escribe sobre la participación victoriosa de la Unión Soviética en la Segunda
Guerra Mundial. Entre estos nuevos análisis la mayoría aun tiene miedo, temor,
terror o pavor de decir que la gran victoria sobre el fascismo alemán y el
imperio japonés fue producto del accionar combatiente y aguerrido del pueblo
soviético y su Ejército Rojo. Todavía a 68 años de este triunfo colosal a la comunidad
de la historia occidental le cuesta horrores reconocer el papel decisivo que
cumplió la Unión Soviética en esta guerra demencial. Esto se debe a que
honestamente creen que las cuatro grandes potencias contribuyeron de igual
manera a la derrota tanto de la Alemania nazi como de Japón en 1945.
Por más que escriban toneladas de libros
y se gasten océanos de tinta, por más que utilicen las matemáticas, las
estadísticas, la física, la química, la ingeniería y todas las ciencias
fácticas y/o sociales para mostrar la cantidad de soldados en lucha, de
tanques, divisiones, ejércitos, de aviones, de buques, de los muertos y
heridos, de la movilización civil, del esfuerzo bélico, de la fabricación de
armamentos, de la ayuda occidental, de la organización económica para la guerra
y por más que se rompan los dientes en intentar demostrar a quien le
corresponde el verdadero mérito de auténtico vencedor de la Segunda Guerra
Mundial, nada ni nadie nunca podrá corromper la historia, no podrán engañar a
nadie, no podrán seguir mintiendo eternamente y no podrán refutar con ningún
motivo, causa, explicación, estudio, análisis, opinión o punto de vista y por
ninguna circunstancia, que el hecho incontrastable, axiomáticamente irrefutable
y que jamás podrá demostrar lo indemostrable que fue la Unión Soviética, la
nación contra la cual se desencadenó la guerra, la verdadera triunfadora, la
vencedora en la guerra más criminal y salvaje que tuvo lugar en la historia de
la humanidad.
Los historiadores occidentales tienen ahora
la ventaja de que la Unión Soviética no existe y por eso se creen autorizados a
escribir cualquier tipo de narraciones sobre los hechos y acontecimientos que
tuvieron durante la Segunda Guerra Mundial y creen como creen que la actual
generación que vive en la Federación Rusa se olvida de lo que hicieron los
imperialistas alemanes y como lucharon y murieron los ciudadanos que constituían
en aquellos la Unión Soviética.
Está claro que en el estudio y análisis
de una transcendencia tan gigantesca para la historia de la humanidad como fue
la Segunda Guerra Mundial, nadie puede quitarse sus concepciones y sus cuerpos
de ideas cuando se pone a escribir los hechos y acontecimientos de esta guerra.
Si no nos podemos sacar dichas nociones, si no podemos dejar de lado nuestro
pensamiento tanto en lo particular como en lo general sobre lo que ocurrió
entre 1939 y 1945, entonces se plantea la cuestión de qué manera se puede ser auténticamente
objetivo si no puedo desprenderme de mi ideología. Acaso, ¿se puede estudiar la
Segunda Guerra Mundial al margen de la ideología? Por lo tanto, ¿por qué se le
teme tanto a la ideología? ¿Por qué un determinado enfoque puede ser calificado
de ideológico? ¿Cuál es en esencia del problema a estudiar en este caso la
Segunda Guerra Mundial desde un punto de vista ideológico? Yo lo tengo y jamás
voy a renunciar a él. De modo que si nos metemos en el barro para analizar un
tema tan intrincado y tan arraigado en la conciencia de los pueblos como fue la
Segunda Guerra Mundial, la única manera de ser auténticamente objetivo es que
nuestra ideología, nuestra concepciones y puntos de vista no estén en
contradicción con los hechos que se estudian y solo con documentos y fuentes
fidedignas podrán sostenerse todo el andamiaje de este enfoque. La guerra
provocada por la Alemania nazi contra la Unión Soviética no solo fue un bestial
enfrentamiento militar sino que fue como el mismo Hitler lo dijo, fue una
guerra ideológica, una guerra entre dos sistemas, entre dos mundos
completamente diferentes, en resumidas
cuentas, entre dos ideologías absolutamente irreconciliables. Como
ejemplo de esto, están las órdenes del alto mando alemán para la liquidación de
los comisarios políticos soviéticos no importar el rango y nivel que tuvieran. La
orden de estricto cumplimiento, obligaba a las fuerzas invasoras nazis a
fusilarlos en el lugar que se encontraran. Este es el texto de la brutal orden
firmada por Hitler:
“- Nº 44822-"ALTO SECRETO".-6-06-1941- ¡Transmisión sólo a
través de oficiales! Directivas para el Tratamiento de los Comisarios
Políticos. Jefe de Oberkommandos Gz.Walter Warlimont En la lucha contra el
bolchevismo no se ha de esperar que el enemigo actúe de acuerdo con los
principios de Humanidad o Ley Internacional. En particular, debe esperarse un
tratamiento vengativo, cruel e inhumano por parte de los Comisarios políticos
de todos los tipos, dado que son ellos los líderes de la resistencia en la práctica.
Las tropas deben darse cuenta de que: 1) En esta lucha, la indulgencia y la
consideración de las Leyes Internacionales están fuera de lugar el tener que
tratar con estos elementos. Ellos constituyen un peligro para su propia
seguridad y la rápida pacificación de los territorios conquistados. 2) Los
creadores de los bárbaros métodos de guerra asiáticos son los Comisarios
políticos. En consecuencia, deben ser tratados con la mayor severidad, de
inmediato y sumariamente. Por lo tanto, serán liquidados de inmediato cuando
sea capturados en combate u ofreciendo resistencia. Para el resto, se aplicarán
las siguientes directivas: I. Zona de combate. 1) Los Comisarios políticos que
se opongan a nuestras tropas serán tratados de acuerdo con el decreto que establece
la aplicación de la ley marcial en el área de Barbarroja. Esto es aplicable a
los Comisarios de cualquier tipo y rango, incluso si sólo son sospechosos de
resistencia, sabotaje o instigación a los mismos. Tomar como referencia la
“Directiva concerniente a la conducción de las tropas en Rusia.” 2) Los
Comisarios políticos como órganos de las tropas enemigas son reconocibles por
una insignia especial con la estrella roja con martillo y hoz de oro cruzadas
sobre las mangas. Han de ser separados de inmediato, es decir, todavía sobre el
campo de batalla, de los prisioneros de guerra. Es necesario evitar que puedan
ejercer su influencia sobre los prisioneros de guerra de ningún modo. Estos
Comisarios no serán reconocidos como soldados, la protección de prisioneros de
guerra por la Ley Internacional no es aplicable a ellos. Serán liquidados
después de separarlos de la tropa. 3) Los Comisarios políticos que no hayan
cometido o no sean sospechosos de ataques hostiles no serán ejecutados por el
momento. Sólo después de una penetración más profunda hacia el interior del
país será posible decidir si los oficiales que hayan quedado atrás pueden
quedarse donde están o si han de ser entregados a los Sonderkommandos (Comandos
Especiales). Preferiblemente estos últimos deberían decidir sobre este punto.
Como principio, al decidir acerca de la cuestión de si es “culpable o no
culpable”, la impresión personal que se pueda tener a partir de la mentalidad y
actitud del Comisario tendrá preferencia sobre hechos que puede que sean
indemostrables. 4) En los casos 1 y 2, se enviará un mensaje breve sobre el
incidente: a) por parte de las unidades divisionales a los cuarteles generales
divisionales (Oficial de Inteligencia). b) por parte de las tropas directamente
a las órdenes de un cuerpo, un ejército, un grupo de ejércitos o un grupo
Panzer, a sus cuarteles generales respectivos (Oficial de Inteligencia). 5)
Ninguna de las medidas mencionadas arriba deben obstruir las operaciones.
Nuestras tropas, por tanto, no llevarán a cabo registros metódicos ni acciones
de rastreo. II. En la Zona de Comunicaciones. Los Comisarios que sean arrestados
en la zona de comunicaciones como resultado de una actitud dudosa serán
entregados a los Einsatzgruppen o Einsatzkommandos de la Policía de Seguridad
(Servicio de Seguridad). III. Limitaciones de los Consejos de Guerra y de los
Tribunales Sumarios. No hay que encargar a los consejos de guerra y a los
tribunales sumarios de regimiento y otros comandantes la ejecución de las
medidas tratadas en los puntos I y II. -"Te encomendamos a seguir la guía!
¡Viva el Socialismo Nacional"-.
Esto puede denominarse uno de los
primeros documentos que integraron los planes para los asesinatos masivos emanados
del gobierno de la Alemania Nazi. Estos fueron el inicio del criminal programa de
exterminio que implantaron en toda en Europa y no sólo contra los judíos, sino
que con particular saña lo llevaron a la práctica contra la Unión Soviética. Contra
ningún otro país invadido por los nazis hubo una orden de matar tan salvaje como
esta.
Por más ríos de tinta que produzcan con
la puesta en circulación de nuevos libros, artículos, análisis y comentarios
apelando a todos los métodos que habitualmente posee el muy poderoso aparato de
propaganda político y militar del imperialismo, no podrán ni ocultar ni cambiar
jamás el resultado final de la Segunda
Guerra Mundial: Señores: seamos claro y entiéndalo
definitivamente: EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, CUYO ESCENARIO PRINCIPAL FUE LA GUERRA
ENTRE LA ALEMANA NAZI Y LA UNIÓN SOVIÉTICO, EL RESULTADO FINAL FUE ESTE: VENCIO
EL EJERCITO SOVIETICO, VENCIERON LAS FUERAS ARMADAS DE LA UNION
SOVIETICA, TRIUNFO EL PUEBLO SOVIETICO DIRIGIDO POR EL
PARTIDO COMUNISTA. A LA
ALEMANIA NAZI LA DERROTO UNA SOLA NACION: UNA NACION UNIDA CON UN
ALTO GRADO DE SACRIFICIO, DE ENERGIA, CON UNA VOLUNTAD IMPLACABLE E
INQUEBRANTABLE DE LUCHA POR SU INDEPENDENCIA Y LA LIBERTAD POR CONSTRUIR SU
MODELO DE SOCIALISMO Y ESA NACION SE LLAMO LA INMORTAL UNION SOVIETICA:
GLORIA ETERNA A SUS HOMBRES Y MUJERES, A SU OBREROS Y CAMPESINOS, A SUS
SOLDADOS, A SUS JEFES MILITARES Y A SUS GOBERNANTES Y A TODOS SUS GLORIOSOS ETERNOS
27 MILLONES DE MUERTOS. LA UNION SOVIETICA
RESISTIO LA AGRESION Y EL ATAQUE FASCISTA, LA COMBATIO EN TODOS LOS FRENTES,
APLICANDO TODOS LOS METODOS DE LUCHA EXISTENTES Y DISPONIBLES Y TRIUNFO HASTA LA
TOMA DE BERLIN, LA CAPITAL
DEL NAZISMO Y OCUPAR EL MISMO EDIFICIO DONDE LOS CRIMINALES NAZIS
SOÑARON CON CONQUISTAR EL MUNDO. Y AHÍ EN ESE LUGAR SAGRADO AL CUAL NINGUN
EJÉRCITO HABÍA LOGRADO ENTRAR EN CASI 150 AÑOS, ENTRÓ EL EJERCITO ROJO
VICTORIOSO IZANDO LA ETERNA BANDERA ROJA DE LA HOZ Y EL MARTILLO QUE ES LA QUE
INICIA TODOS LOS AÑOS EL MAJESTUOSO DESFILE DE LA VICTORIA EN LA PLAZA ROJA
MOSCÚ. Cuando los militares de las potencias occidentales ven esta imagen de
los soldados soviéticos con su bandera colocado en los más alto del Reischtag, se
les revuelve el estómago y a los neonazis y neofascistas vomitan su odio porque
aun no pueden creer que hayan perdido la guerra contra una nación “tan
inferior” como afirmaban los dirigentes de la Alemania nazi respecto de los
pueblos de Europa del este a los que pretendían borrar de la faz de la tierra. Esta
es la principal lección que la historia nos dejó de la Segunda Guerra Mundial. En
vista de todo esto, quieren que ahora la Federación Rusa como la heredera jurídica
de la ex Unión Soviética rinda cuentas y explique el accionar de sus fuerzas
armadas en la liquidación de los invasores fascistas, invirtiendo la carga de
la prueba sobre el modo en que llevaron a cabo las batallas para la liberación
de su país.
Y esto hay que remarcarlo con
contundencia porque frente a la increíble cantidad de libros que aparecen sobre
la dictadura nazi, las páginas de internet dando lujo de detalle de las
batallas iniciales donde el ejército alemán obtuvo triunfos importantes en la
guerra contra la Unión Soviética, parecería que Hitler ganó la guerra.
El imperialismo que tanto ayudó a
desarrollar el militarismo fascista de la camarilla criminal hitleriana, jamás
perdonó a los soviéticos haber triunfado en la guerra y ellos los países occidentales,
que fueron tan criminales como los nazis al proveerles de todos los materiales
para que construyan en tiempo récord unas potentísimas fuerzas armadas capaz de
poner en combate a casi un cuarto de su población, ahora se presentan como los
inmaculados inocentes de que nada sabían lo que hacían sus multinacionales y
sus asquerosos negocios con los asquerosos nazis.
Ahora resulta ser que como la Unión Soviética ya
no existe como nación jurídica, geográfica y política, aparece cualquier
persona que puede mentir a diestra y siniestra acerca de las causas, desarrollo
y consecuencias de la Segunda Guerra
Mundial porque creen que nadie se acuerda que hubo un país llamado la Unión Soviética
que soportó como ninguna otra nación la devastación de su territorio, la
destrucción del 30% de su economía y la pérdida del casi el 15% de su
población. Los historiadores norteamericanos pueden decir y hablar de todo porque nunca su
territorio fue alcanzado por las bombas alemanas; su país tuvo la suerte de no
sufrir ningún daño ni la destrucción de absolutamente ninguna casa, puente,
camino, por lo que su población civil no vivió los desastres que pasaron en los
otros continentes por efecto de los ataques alemanes o japoneses. Entonces,
según de qué se pare cada uno tiene el derecho a opinar y a juzgar la actuación
de cada país. Pero no pueden negar la historia y explicar la Segunda Guerra
Mundial como si la titánica guerra entre soviéticos y alemanes hayan tenido un
papel secundario en cuanto a la estrategia. Por eso vale la pena aclarar acerca
de qué estrategia se estarán refiriendo. Seguramente a que la matanza entre
alemanes y soviética sea de una magnitud tan dantesca que les permitiera a
Estados Unidos a entrar como árbitros de los asuntos mundiales e imponer su
voluntad a todos los pueblos.
Todos los años publican “nuevas
teorías”, “pruebas irrefutables” de supuestas fuentes fidedignas y confiables
para tergiversar por que triunfó la Unión Soviética sobre la base de los conocidos y
muy retorcidos argumentos según los cuales “Hitler se equivocó” o “falló en sus
cálculos sobre las potencialidades de Alemania para ganar la guerra” o que durante
el desarrollo del Plan Barbarroja para la invasión de la Unión Soviética “nunca
debió emprender la guerra económica por los recursos petroleros sino que debió
continuar su marcha hacia Moscú”; que “el general invierno fue el principal
factor que paralizó y desmoronó los
planes fascistas de guerra relámpago en territorio soviético”. Si vemos en
todos los detalles la preparación del plan de ataque alemán a la Unión Soviética
desde la organización de sus mandos en tres grandes grupos de ejércitos, la movilización
de tropas, su disposición en el frente, el poderío de fuego, la cantidad
gigantesca de armamentos, de tanques, cañones, aviones, vehículos de transporte
y el despliegue de más de 5 millones de soldados, todo fue perfectamente
calculado para una guerra estival y también para una guerra de invierno. En lo
que se equivocó fue en la resistencia del pueblo soviético que aguantó como
ningún otro país la invasión nazi quienes al decidirse por la agresión sin
previa declaración de guerra contra la URSS, tenían bajo su dominio un
territorio que albergaban a 290 millones de habitantes en Europa y gracias a
los cuales pudieron fundir 32 millones de toneladas de acero, extraer 400
millones toneladas de carbón y producir 7 millones y medio de toneladas de petróleo
para ser usado en el frente oriental.
Hay cuatro cuestiones que la
historiografía de los Estados Unidos y Europa Occidental y que luego se repite
como loros entre los académicos de América Latina siguen polemizando, cuando en
realidad no hay nada que polemizar. En orden a cómo sucedieron los hechos,
tanto los grandes triunfos soviéticos en las batallas de Moscú en 1941 y en
Stalingrado en 1943 fue el fruto no de su impresionante resistencia y capacidad
combativa sino del mal llamado General Invierno. En segundo lugar, que todavía
continúen embaucando al mundo con que el desembarco aliado del 6 de junio de
1944 en las costas de Normandía fue el hecho que hundió a la Alemania nazi y marcó el
fin de la guerra en Europa y que gracias a la unión combinada de las Fuerzas
Armadas de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, el ejército y la
resistencia francesa, la Alemania fue derrotada y obligada a firmar la
rendición incondicional. De todos ellos, la resistencia francesa hizo mucho más
por tu Patria invadida por los nazis que lo que pudieron hacer estadounidenses
e ingleses. En tercer lugar, están las discusiones y debates en torno a las
resoluciones tomadas por las tres potencias aliadas en la Conferencia de Yalta
entre el 4 y el 11 de febrero de 1945 donde, despotrican las pavadas de que ahí
se repartieron el mundo, que cada potencia quedó a cargo de su zona de
influencia y que por lo tanto, nadie debía meterse en los asuntos que cada país
vencedor le toca controlar la parte del mundo, supuestamente repartido como si
se tratara de los Y en cuarto y último lugar, que la rendición del ejército
imperial japonés de más de 1 millón de hombres dislocados en la frontera
chino-soviética, fue debido a las inútiles e innecesarias bombas atómicas
lanzadas contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto
de 1945.
Nada más falso que esto porque incluso
después del desembarco en Normandía la guerra continuó decidiéndose en el
frente germano-soviético. Lo que siempre llamó la atención fue la asombrosa
lentitud de los ejércitos de Estados Unidos e Inglaterra tanto en Francia como
en Italia para realizar operaciones militares de importancia que aliviaran la
carga de la guerra en la Unión Soviética,
quien venía desde hace tres años combatiendo sola contra los ejércitos nazis,
dando así a las divisiones alemanes la oportunidad de seguir resistiendo al
Ejército Rojo y masacrar poblaciones. La verdad histórica es que fue la Unión Soviética
quien salvó a los aliados de una paliza demoledora en las Ardenas en diciembre
de 1944, cuando Churchill desesperado le pidió con urgencia a Stalin que
acelere su ofensiva para descomprimir la situación de las tropas aliadas a
punto de ser aniquiladas. Y aquí es importante detenerse en este hecho porque
los historiadores nunca hablan del general invierno con el mismo énfasis con el
que intentan explicar porqué la
Alemania nazi fue derrotada en Moscú y en Stalingrado, ni
tampoco mencionan que el ataque del Ejército Soviético – pedido con suma
urgencia por el gobierno británico y también por carta expresa del Presidente
de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt - en toda la línea del frente
oriental lanzado el 12 de enero de 1945, fue el que paralizó la ofensiva
alemana en el oeste pues los obligó a trasladar su 5º y 6º ejército blindado
para resistir la ofensiva soviética. Por lo tanto, cuando explican su victoria
en las Ardenas afirman que se debió únicamente a la “tenacidad” del mando
aliado, a una mejor disposición de los recursos y a los “errores de cálculo” de
los generales nazis. Pero en la batalla de las Ardenas nunca hablan del General
Invierno, cuando en diciembre de 1944 un frío escalofriante sacudió la zona
montañosa donde ocupaban posiciones las fuerzas aliadas y las alemanas lista
para entrar en batalla.
La guerra pudo terminar sin el Día D y
la cortina de hierro que tanto preocupaba a Churchill fue construida por las
fuerzas de desembarco en Francia para contener a los soviéticos, quienes por sí
solos, podían liberar a toda Europa del fascismo. Es más, los ingleses y
norteamericanos que siempre manifestaron su odio sagrado a la URSS, hacían cálculos
precisos para ver cuando sería derrotada por el nazismo. Uno de los
descubrimientos más importantes relacionados con la forma en que terminó la
Segunda Guerra Mundial, fue el llamado Plan Impensable por el cual las fuerzas
británicas y estadounidenses tomarían unidades del derrotado ejército alemán
para entre los tres desencadenen otra guerra contra la Unión Soviética para “imponer
a Rusia la voluntad de los Estados Unidos y del Imperio Británico. A pesar de
que <la voluntad> de estos dos países se pudiera definir como no más que
un trato justo para Polonia, que no necesariamente limitan el compromiso
militar”, como se expresa en los documentos que se conocen hasta ahora. Esto
fue elaborado por el propio Winston Churchill cuyos archivos sobre la Segunda
Guerra Mundial siguen secretamente guardados como documentos reservados y no
pueden darse aun a conocer. Los soviéticos conocían las maquinaciones de los imperialistas
que no dudarían en traicionar a su aliado ya que sabían de la realización de
reuniones secretas de alto nivel entre británicos y funcionarios de la Alemania
nazi. El general George Patton era uno de los militares más furibundos antisoviéticos
y anticomunistas del Ejército Norteamericano era el elegido para encabezar la
ofensiva del Plan Impensable desde entre Berlín como base de operaciones pasando
por Polonia como punto principal del ataque. De ahí, que el mando militar soviético
iniciara el feroz bombardeo en abril de 1945 para la conquista de Berlín al
precio que sea posible como forma de demostrar lo que era capaz de hacer el Ejército
Rojo tanto en el plano militar como lo psicológico y sobre todo a nivel político
e ideológico y al costo de 120.000 soviéticos caídos en los combates.
El mundo le debe mucho a la Unión Soviética
por su victoria en la guerra contra el fascismo alemán y la derrota del ejército
imperial japonés, en esta última en una campaña que fue una auténtica proeza militar,
que abrió las puertas para la liberación de Mongolia, China y la península de
Corea.