Un día como hoy pero de 1975, el
Ejército del Frente Liberación de Vietnam, tomaba la embajada de los Estados
Unidos en Saigón, propinándole al imperialismo la más terrible derrota política
y militar de su historia. En esta guerra despiadada cruel y salvaje que duró 13
años y devoró a cuatro presidentes (John Kennedy asesinado en Dallas en
noviembre de 1963, a Lyndon Johnson, Richard Nixon y Gerald Ford) el imperio
norteamericano aplicaron los métodos más diabólicos para conquistar a un pueblo
inconquistable: asesinatos masivos, torturas, vejaciones, violaciones, destrucción
de los campos agrícolas, uso indiscriminado de la guerra química a través del
agente naranja, los bombardeos con napalm, bombardeos masivos a la población
civil. Fue una guerra donde los Estados Unidos desarrollaron métodos genocidas
para sembrar el terror en el pueblo vietnamita y a las acciones del Ejército de
Liberación que oponían una férrea resistencia a los invasores, los militares
norteamericanos tenían la desfachatez de llamarlos justamente a ellos como “terroristas”.
Contra lo que muchos creen, el
inicio de la intervención militar de los Estados Unidos en Vietnam fue iniciada
por el presidente John F. Kennedy cuando el 8 de febrero de 1962 dio la orden
para la creación del US Command en Vietnam y el envío de los primeros
contingentes de asesores que a finales de ese año llegaban a 11.200 para dar su
apoyo a la dictadura Ngo Dinh Diem que gobernaba en el sur. El norte comunista
que exigía el cumplimiento de las acuerdos de Ginebra de 1954 para la
reunificación del país, se encontró con un estado títere que apoyado por los
Estados Unidos estaban decididamente resueltos a apoyar a su aliado del sur
para impedir a toda costa la unidad territorial de Vietnam, ya que semejante
posibilidad era calificada por el gobierno norteamericano como una flagrante
expansión del comunismo en Asia. Ahora de la expansión imperialista de los
Estados Unidos en un territorio completamente extraño a ellos y ubicado del
otro lado del mundo, eso no era expansionismo made in USA. Eso era defensa del
mundo libre.
Lo que debió haber sido un conflicto
interno entre vietnamitas, se convirtió en una guerra total en la que se
enfrentaron los Estados Unidos y una coalición de varios países entre los
cuales estuvieron: Vietnam del Sur, Gran Bretaña, Australia, Corea del Sur, Nueva Zelandia,
Tailandia, Laos, Camboya, Alemania, España y otros más, tanto en calidad de
fuerza combatiente como dando apoyo logístico y técnico. Todos contra Vietnam del Norte que contó con la ayuda de la Unión Soviética, de la República Popular China y de Corea del Norte.
Hay un mito propalado por la
película JFK, y sus biógrafos, según el cual el Kennedy se oponía a la
intervención de su país en Vietnam, lo que explicaría, entre muchas, las causas
de su asesinato. No es casual que muchos libros y artículos se diga que la fase
norteamericana en la guerra de Indochina comenzó en 1964 o 1965 durante el
gobierno de Lyndon Johnson al que consideran como la persona que autorizó la
invasión del mismo modo que había ordenado la agresión a la República
Dominicana.
Pretender como pretenden los
historiadores y analistas de los Estados Unidos que un país pequeño, pobre y
subdesarrollado como Vietnam pudo representar una amenaza a los intereses
vitales de la primera potencia militar del mundo no solo es una mentira
colosal, sino que ella constituye una parte determinante del cuerpo ideológico
de la política exterior del imperio USA, doctrina que siempre es esgrimida por
los presidentes norteamericanos para justificar sus invasiones militares a los
países de Asia, África y América Latina.
Uno de los crímenes más aberrantes
de la historia de la guerra de Vietnam fueron los bombardeos realizados por la
Fuerza Área de los Estados Unidos con el empleo masivo de los agentes químicos
en total violación a las normas del Protocolo de Ginebra de 1920, la resolución
No. 2603-A de la ONU de 1969 que condenaban a los Estados Unidos por utilizar
este medio de destrucción masivo. A la bestialidad del arma química, lo
combinaron con las bombas incendiarias en cuyo sangriento historial,
destruyeron buena parte del territorio vietnamita con defoliantes, agente
naranja, blanco y azul, napalm, agentes herbicidas usados como bombas tóxicas.
Estas monstruosidades que destrozaron buena parte de Vietnam, llenaban las arcas
de las multinacionales fabricantes de estos inhumanos productos, tema que por
supuesto, no afectaba en absoluto al gobierno norteamericano, que cada día
semana, cada mes y cada año lucha lo desesperaba más para vencer a un enemigo
que no se rendía sino que cada vez peleaba con más fuerza, con más inteligencia
y con más patriotismo en la defensa de su país invadido. La cantidad de bombas
arrojadas por los aviones norteamericanos superaron varias veces a los
bombardeos realizados durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual es una muestra
de la brutalidad, el ensañamiento y la bestialidad de un país pretendidamente
civilizado que aplicó métodos criminales para someter a un país que jamás podía
afectar o dañar la seguridad nacional de los Estados Unidos.
La gloriosa
victoria lograda hace 37 años por el pueblo y el ejército de Vietnam basado en
la estrategia política
de Ho Chi Minh y bajo la conducción militar del General Giap, fue un largo
proceso de lucha alcanzado a un costo enorme de víctimas y que cada nuevo
aniversario sigue asombrando al mundo por la tenacidad combatiente, por la
capacidad de resistencia y por la valentía y heroísmo de todo el pueblo
vietnamita. La invasión imperial de los Estados Unidos que se prolongaría por 13
años, terminó como debía terminar con la derrota total de los imperialistas.
He aquí nuestro
pequeño homenaje a este pueblo indomable que a lo largo de todo el siglo XX
nunca pudo ser conquistado por ninguna potencia extranjera: en 1945 se liberó
del Imperio japonés al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Luego en 1954 le
tocó el turno a los colonialistas franceses a quienes derrotaron en la increíble
y decisiva batalla de Dien Bien Phu. En reemplazo de Francia, vino toda la
parafernalia militar de los Estados Unidos, quienes imbuidos en la doctrina de
la contención del comunismo, terminaron siendo ellos contenidos en Saigón hasta
que el 30 de abril de 1975 los tanques vietnamitas sellaban la caída y el fin
de la aventura norteamericana, sufriendo una demoledora y definitiva paliza el
imperialismo USA. Y el último intento para derrotar a Vietnam fue la irracional decisión de la República Popular China de invadir a su vecino entre febrero y
marzo de 1979, para "darle una lección" por ayudar a Kampuchea
a derrocar a la dictadura de Pol Pot en diciembre de 1978. Esta guerra desencadenada por el gobierno Chino contó con el aval de los Estados Unidos en un deseseperado y fracasado intento por reinstalar a un genocida y su régimen de terror.