El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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sábado, 26 de agosto de 2017

LA POLÍTICA SOCIOECÓNOMICA DEL GOBIERNO DE MACRI

Por Sergio Daniel Aronas  - 26 de agosto de 2017.

           Los datos dados a conocer por el INDEC y también del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, del Centro de Economía Política Argentina, de la Comisión de Estudios Económicos para América Latina, del Instituto de Pensamiento de Políticas y Políticas Públicas, del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico, del Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana sobre la Educación y el Trabajo, sobre la distribución del ingreso, los salarios de los trabajadores, el aumento exponencial de las tarifas públicas, el cierre de miles de empresas y los niveles altísimos a los que llegaría el desempleo, han puesto de manifiesto con gran fuerza la magnitud de las desgracias que ha venido sufriendo el pueblo argentino debido a la puesta en práctica en toda su dimensión de las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri desde que está gobernando el país a partir del 10 de diciembre de 2015-

Nada pudo ser aplicado este capitalismo en su forma más brutal, más bestial y más salvaje que uno pueda imaginarse. Al orientarse por este rumbo, cuyos ideólogos y mentores, tanto dentro como los que están fuera del gobierno y que aplauden todo lo que vienen haciendo, siempre se jactaron de ser la única alternativa válida para la Argentina y que, a la luz de sus terribles resultados para el conjunto de los argentinos, aun tienen la osadía de querer seguir convenciéndonos de sus bondades y beneficios como si nada hubiese ocurrido al proponernos “la necesidad de profundizar el programa” y otras ideas siniestras del mismo tipo, como volver a privatizar, crear nuevos impuestos, recortar los gastos sociales, reducir partidas presupuestarias a las actividades principales del  estado, reducir los impuestos a los ricos, etc.

Lo más trágico de todo esto es que buena parte del electorado le  acaba de dar su apoyo en las elecciones primarias y creemos que más que apoyo a su gobierno peso más la idea de no permitir el regreso de los candidatos del partido que gobernó durante doce años  porque se vio perfectamente bien que cualquier cosa que impidiera el triunfo de Crista Fernández y sus aliados era absolutamente válido y eso pesó en la decisión del votante al elegir a sus candidatos.

Es terrible escuchar a sus principales voceros, incluyendo al presidente, hablar de los ”efectos no deseados” del programa que está en vigencia como si no supieran que dichas medidas de política económica es el causante de las desgracias a las que ha llevado a nuestra Argentina. Pero no seamos ingenuos: ellos lo saben claramente y sabían como la perfección matemática y la precisión diabólica de un guarismo estadístico: que estos planes iban a tener estos resultados, y que por lo tanto, mitigar sus defectos no estaba a la orden día puesto que significaría que el Estado vuelva a regular los dolores del parto y que tengan que socorrer a la gran mayoría de la población.

Quienes decidieron aplicar este programa primero domesticaron a los sindicatos, maniataron a sus dirigentes y aplicaron una feroz política de control social sobre la base de un dato sustancial: qué tasa de desempleo podía soportar la población económicamente activa. De manera que, la desaparición de miles de pequeñas y medianas empresas, la destrucción de las economías regionales, el aumento de la pobreza, de la inseguridad en las calles, el aumento del endeudamiento a niveles siderales, son cuestiones que jamás preocuparon al poder político. En cambio, sí, redefinieron y ubicaron de un modo claro y contundente su alianza con los grandes grupos económicos locales y extranjeros y su alineamiento con los Estados Unidos y los organismos financiaron que ellos dominan para terminar  con lo que alguna vez se llamó estado argentino. Esto era y es lo que les preocupa y no pierden ocasión para ratificar este rumbo.

De ahí es que cuando nos hablan que van a “pulverizar el desempleo”, o que  tendremos pobreza cero y otras maravillas del modo de producción capitalista,  podemos consultar con un simpático personaje que en  1867 que, siendo condenado por el Sr. Imperialismo a una pieza de museo, en el mundo sus ideas vuelven a tener sentido, coherencia y notoriedad:

“En interés de lo que le agrada denominar riqueza de la nación buscar artificios para asegurar la pobreza del pueblo. A partir de ese momento, su coraza de sofismas apologéticos de desprende fragmento por fragmento, como una madera podrida”. [1]

           Además, cuando se escucha hablar acerca de los ganadores y perdedores de este gobierno está claro quiénes son los perdedores: es el pueblo en más o menor medida de acuerdo al lugar que ocupan y al papel que desempeñan en el sistema económico y cuya voz de protesta se alza de acuerdo a la fuerza movilizadora que tenga como para exigir a las autoridades los cambios necesarios para paliar los efectos devastadores de la crisis. Los ganadores, en cambio, son los poderosos grupos que empresarios terratenientes, ganadores y exportadores que amasaron en un solo acto y sin mover un solo dedo miles de  millones de dólares beneficiados con la eliminación de las retenciones (derechos aduaneros), los grandes bancos multinacionales, los agentes de intermediación financiera, seguros, bolsas y del comercio exterior; las mineras, petroleras y sectores industriales transnacionales que descargan su crisis contra los trabajadores. Sin embargo, como parece que estas empresas consideran que ganan muy poco, reclaman, por un lado, la existencia de un cuerpo legal que les garantice una “seguridad jurídica” para impedir modificaciones en las  intocables reglas del mercado de modo que no se altere sus altas tasas de ganancias que dicen que pueden perder. Por otro lado, tenemos el caso de empresas telefónicas, del servicio de agua, del transporte del gas, de las concesionarias del peaje en rutas y autopistas que, sin justificación alguna, recibieron aumentos espectaculares de sus tarifas con el supuesto hecho de que sus cuadros tarifarios estaban atrasados y el gobierno le concedió nuevos aumentos astronómicos, cuando en realidad son empresas que actúan como monopolios privados, sin competencia de ninguna índole tanto nacional o como extranjera, que operan con tasas de retorno consagradas en los pliegos de privatización y que gracias a su poder e influencia encaran acciones judiciales hasta lograr la intervención no sólo de entes reguladores sino de la mismísima Corte Suprema de Justicia si alguien pretendiera cuestionarles cómo desarrollan sus actividades. Esos entes reguladores prácticamente ya no existen ni pinchan ni cortan ni controlan ni regulan nada porque las empresas hacen lo que quieren y como quieren.

Frente a la voracidad insaciable de estas empresas no podemos dejar de reproducir el pensamiento de F.J.Dunning, un dirigente del movimiento obrero inglés del siglo XIX  y que en 1860 se expresaba de este modo:

“El capital huye del tumulto y las disputas y es tímido por naturaleza. Esto es cierto, sin embargo, no es toda la verdad.  El capital  odia  la  ausencia  de  ganancias  o  una ganancia
mínima, como la naturaleza tiene horror al vacío. Si la ganancia es conveniente, el capital se  muestra valiente: un 10% asegurado, y se lo puede emplear en todas partes; un 20% y se
entusiasma; un 50%, y es de una temeridad demencial; al 100% pisotea todas las leyes humanas; con el 300% no hay crimen que no se atreva a cometer, inclusive a riesgo del cadalso. Cuando el desorden y la discordia dan ganancia, los estimula.”[2]

           ¿Y que podemos agregar sobre los impuestos, la deuda externa y el despilfarro de los recursos a que nos tienen lamentablemente acostumbrados los funcionarios del gobierno? ¿Tendrá que ser siempre así? ¿Habrá alguna vez en nuestro país funcionarios que se comporten con un auténtico espíritu de sacrifico, con vocación verdaderamente patriótica como lo hicieron en su momento Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan Jose Castelli quienes donaron sus sueldos como miembros de la Primera Junta de Gobierno al “grande sistema de la obra de nuestra libertad e independencia”? ¿Es acaso ingenuo pensar así o estamos eternamente condenados a soportar a los corruptos, a los impunes, a los inútiles para todo servicio público? Definitivamente no. Y hay que luchar para que así sea.            Porque aquí se trata de determinar como movilizar los recursos que existen en la Argentina para ponerla a su servicio y no es posible que sigamos escuchando el mismo discurso de décadas según el cual nunca hay plata para las necesidades del pueblo, para los problemas estructurales en la organización política, económica, social, jurídica del país y de ahí vienen
los dramas en la educación, la salud, la seguridad, la justicia, el empleo. No puede ser que con el país que tenemos sigamos hundidos en una situación escandalosamente insoportable. Y como si esto fuera poco, debemos ver a las misiones del FMI que vienen a decirnos lo que tenemos que hacer, como debemos hacerlo, en qué plazos y bajo que condiciones. Vienen a controlar la marcha del país, se atreven a opinar de todo, a darnos consejos, se les rinde culto y pleitesía y también se los condecora con las insignias más alta que puede ofrecer la Nación Argentina. Ay! si nuestro Libertador General Don José de San Martín se levantara de su tumba y viera el espectáculo que nos brindan estos gobernantes, no vacilaría en repetir lo que una vez afirma en 1839:

“Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española: una tal felonía, ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”[3]

La República Argentina no necesita ni del FMI, ni del Banco Mundial ni de otras instituciones “amigas” para resolver su crisis. Tenemos el programa económico y social de nuestra Constitución, tenemos el programa inconcluso de los revolucionarios de Mayo de 1810, tenemos los programas de San Martín en 1814 como gobernador-intendente de Cuyo y de 1821 como Protector del Perú, tenemos el pensamiento de Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Mariano Fragueiro, el programa de generación de 1837 con Esteban Echeverría a la cabeza, etc. Todo esto es un millón de veces más poderoso que cualquier plan de ajuste de esas prostituidas organizaciones que en nada ayudan por sus países miembros. Por lo tanto, a los que dicen que no tenemos tradiciones, historia y memoria: ahí tienen, pues, verdaderos instrumentos para proyectar en la situación actual y de entrada al nuevo milenio, un auténtico programa de salvación nacional para que no tengamos vergüenza de llamarnos argentinos y elevarnos a la categoría de países orgullosos de nuestra identidad latinoamericana.                  

Para darse cuenta de las grandiosas riquezas con que contamos basta decir que en la Argentina caben 14 países europeos que dan una población superior de los cuatrocientos millones de personas y nosotros apenas somos algo más de 42 millones. Todos estos países juntos dan un producto bruto nacional (es decir, la riqueza que posee dentro y fuera de sus países) que supera 60 veces el de nuestro país. Y sin embargo, hay que decir escuchando a los grandes gerentes de las grandes empresas que hoy gobiernas hablándonos de los problemas que ellos no tienen ni por un milímetro y encima nos quieren hacer creer que trabajan por Dios y por la Patria. Lo que debemos saber es que esta administración cumple, como nadie y al pie de la letra, sus compromisos en materia de pago de los intereses de la deuda externa que, como las vacas sagradas de la India, no sufren recortes ni postergaciones de pago. Han convertido a la Argentina en una máquina emisora de deuda sin respaldo y necesidad alguna. A partir de este hecho en que la deuda pública va ocupando un lugar preponderante en todo el esquema  económico  del gobierno: desde   el   presupuesto  hasta el  último  eslabón del poder  local, puesto que todo está armado para hacer cumplir con los pagos al exterior. Por eso, no hay aumento de sueldos a los trabajadores, ni a los maestros, ni a los médicos. Si Don  Lisandro de la Torre estuviera vivo para ver lo que hace este gobierno no diría que “pagar la deuda externa podrá ser una conducta honrada, pero es suicida”.

No obstante, el gobierno sigue empeñado en esta conducta, que es comportarse como buen niño aplicado a los organismos internacionales monetarios, sus bancos acreedores y especialmente ser lacayos del imperio en la región, cuando critica a la revolución bolivariana, a Venezuela y a su presidente Nicolás Madura “como dictador” y asume el papel de juez para expulsarlo del Mercosur, quitarle la conderación de la Orden del Libertador Gral. San Martín y defender a delincuentes y asesinos condenados por crímenes contra la población civil venezolana.
Lo único que vale son los recortes presupuestarios que el gobierno se compromete en cumplirlos contra viento y marea y con todo el país en contra. El intento de reducir la parte correspondiente a educación es tan terriblemente inconcebible e inaudito que ha movilizado a estudiantes, padres, instituciones a levantar una muralla que impida este saqueo, porque encima que no se soluciona la actual crisis educativa, pretenderla resolver con recortes, es de una mentalidad de bárbaros y es inaceptable. Vale la pena hacer recordar que opinaban los principales dirigentes de la Revolución Francesa en este tema de candente actualidad. Cuando se discutía en la asamblea legislativa el plan educativo de Lepeletier, George Jacques Danton pronunció en 1793 un discurso que se convertiría en la piedra basal  del sistema educativo francés:

       “Después del pan, la educación debe ser la primera necesidad del pueblo”. [4]

Las pérdidas provocadas al Estado Nacional por el mismo gobierno de Macri al dejar de percibir las retenciones a las exportaciones agro-ganadera, lo está obligando a buscar financiación por la peligrosa vía del endeudamiento que está alcanzando niveles altamente alarmantes porque nuestro país no tiene capacidad de pago para soportar semejante volumen de deuda y está creando una bomba que puede estallar en cualquier momento y el momento menos pensado. En ese caso, no vendrá ni el gobiernos de los Estados Unidos, ni  Japón ni la Unión Europea, ni China ni Rusia ni el FMI o le Banco Mundial a socorrernos. Que se vayan olvidando si creen como creen que nos van a salvar si por la deuda estalla la Argentina.
Y si esto no es corrupción y despilfarro, la corrupción y el despilfarro, ¿dónde está? De ahí que, en medio de esta crisis que afecta a todos los campos de la vida social y al país en su conjunto, es bueno hacerles recordar a nuestros gobernantes que el fundador del movimiento y del partido más importante de la Argentina sabía de qué hablaba cuando nunca quiso adherirse al tratado de Bretton Wood de 1944 que creó al FMI (siempre dirigidos por europeos) y el Banco Mundial (siempre dirigidos por estadounidenses) escribía hace más de cincuenta y cinco años en su conocido libro, hoy olvidado, La hora de los pueblos: “No saldremos nunca de nuestra triste condición de ‘subdesarrollados’ en tanto seamos tributarios de la explotación imperialista”.

No cabe duda que tal de cómo marchan los acontecimientos no sólo olvidan las enseñanzas de su maestro, sino que las ignoran por completo, rindiéndoles gloria y loor a los grandes inversores del mundo, como los nuevos salvadores del país y sin cuya existencia parecería que no podríamos vivir. Una canción de Daniel Viglietti cuyos  versos  aplicados a nuestro país lo describe axiomáticamente:

                                            “No somos los extranjeros
                                            los extranjeros son otros
                                            son ellos los mercaderes
                                            y los esclavos nosotros”.
          



[1] Karl Marx, El Capital, Tomo I, Cap.33. Ed.Cartago, México, 1983, pág.745

[2] T.J.Dunning, Trade´s Unions and Strike: their Philosophy and Intention, London, 1860. pág.35,36. Citado por Karl Marx, El Capital, Tomo I, Cáp.31, Ed.Cartago, México, pág. 745.

[3] Carta de José de San Martín a J.M.de Rosas, 10 de julio de 1839. Citada por Patricia Pasquali, San Martín: la fuerza de la misión y la soledad de la gloria, Ed.Planeta, Bs.As., 1999, pag.434.

[4] Georges Jacques Danton, discurso a la Asamblea legislativa francesa, 1793. Citado por Albert Soboul, Danton, Colección Los Cien Hombres de la Historia, Nº 58, pág.209. Ed.Centro Editor América Latina-Página /12.
LA SITUACIÓN POLÍTICA  Y ECONÓMICA  ARGENTINA: UNA CRISIS TOTAL DE SU SISTEMA CAPITALISTA

Por Sergio Daniel Aronas -31 de julio de 2001

Nota: Este escrito lo realicé entre los días 10 y 20 de julio de 2001, aquel fatídico año terrible para la Argentina donde anticipaba la catástrofe que se venía porque el anuncio del gobierno de poner en marcha su programa económico de “déficit cero” poniendo como prioridad de su política el pago de los intereses de la deuda externa, iba a terminar en un desastre de proporciones inimaginables y eso fue lo que finalmente ocurrió. Recurrí a diversas fuentes para conocer la opinión de los defensores de aquel gobierno espantoso para que vean su firme convicción de defenderlo aun a costa de empobrecer aun más al país, cuestión que a los organismos financieros internacionales ni a los centros de estudios privados les importara en lo más mínimo. El trabajo tiene diez capítulos que abarcan desde la política económica del gobierno hasta la historia de las relaciones de la Argentina en particular como de América Latina en general con los Estados Unidos. Describo el tratamiento al problema de la deuda en aquellos momentos porque fue la causa que detonó la bomba que hizo explotar a la República y es importante recalcar que el imperialismo en medio de esta crisis, soñaba con el despedazamiento de nuestro país impulsando la separación de las provincias del Norte y Noroeste porque las consideraba “proyectos económicos inviables”. Hay un capítulo referido a la vuelta del entonces super ministro Domingo Cavallo a la conducción de la economía del país donde indicaba que su gestión iba a ser pésima y lo justifiqué con sólidos fundamentos cuando todo el mundo lo apoyaba porque lo consideraban el hombre “providencial” y “salvador de la patria”. Salvó a la patria financiera, a los grandes capitalistas internacionales como el FMI y el Banco Mundial quienes al ver que la Argentina se derrumbaba seguían insistiendo con sus recetas perimidas y lo peor de todo es que no se hicieron responsables de sus actos. La famosa “autocrítica” del FMI fue una mentira absoluta que pudo verificarse con toda claridad en el marco de nueva crisis financiera 2007/2009 que afectó duramente a Europa cuando vuelve a aparecer el FMI para proponer sus fracasadas medidas de ajuste que hicieron volar a varios países. Pero ellos son impunes e inmunes a todos los hechos que suceden en el mundo y a las críticas de todos los sectores. Formulé un programa de cambios de tipos reformista con el fin de sacar al país de la crisis y si existiera una correlación de fuerzas lo suficiente fuerte, grande y poderosa para enfrentar a las clases dominantes se podría empezar a hablar en términos de revolución porque en la Argentina de hoy los cambios estructurales revolucionarios que impliquen la modificación del modo de producción no sólo son necesarios sino que deben producirse. La tarea y el esfuerzo en el período actual consiste en crear esa fuerza social que la lleve adelante y terminar con las eternas divisiones y la proliferación de muchísimas organizaciones poco numerosas y que pelean por los mismos objetivos: transformar de raíz a la República Argentina-   

"Lo que no puedo concebir jamás es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y pretender reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer".

General Don José de San Martín, Libertador y Héroe de las Guerras de la Independencia Americana, 10 de julio de 1839.

“La nación necesita organizar su sistema de rentas; necesita levantar su crédito por medio de una economía inteligente y severa; necesita promover sus industrias que la emanciparán del dominio económico del extranjero, arrancándola además de la postración en que ha caído; necesita aumentar su población y repartirla mejor en todo el territorio; necesita valorizar sus riquezas, abrir mercados a sus productos, facilitar las comunicaciones, arrancar del aislamiento sus centros poblados, ilustrar sus masas y satisfacer, en fin, todas las exigencias sociales, políticas y administrativas de un pueblo joven, que aspira a engrandecerse y que se siente con los elementos bastantes para ocupar un lugar destacado en el mundo”.

Manifiesto del Teatro de las variedades, Buenos Aires,15 de septiembre de 1878.

"No  se sostiene un gobierno sin la voluntad de los Estados Unidos, ya que el apoyo del oro yankee es más sólido que el voto del pueblo respectivo. Hoy los pueblos no son nada, ya que la sociedad está hecha para ser gobernada por el dólar y no por el ciudadano. Cualquier gran rico de Yankilandia tiene más dólares que ciudadanos todos de los países de América. El Dólar vence hoy al Ciudadano; hay que hacer que el  Ciudadano venza al Dólar".

Julio Antonio Mella McParland, "Cuba, un pueblo que nunca ha sido libre", 1924.

I. La política económica y social del gobierno

Las bestiales medidas que ha adoptado el gobierno argentino son en resumidas cuentas una verdadera agresión armada a todo el pueblo que vive de su salario: a los obreros, empleados, jubilados y pensionados; profesionales, maestros, científicos e investigadores; le han declarado la guerra a las pequeñas y medianas empresas comerciales, industriales y agropecuarias que viven de las ventas al mercado interno por las compras que realizan los ciudadanos a quienes nos cortan y nos bajan nuestros ingresos. Y aquellas empresas que pueden exportar cada día les resulta más difícil porque se les cierran los mercados, caen los precios de sus bienes y al tener que competir con los países acreedores las empresas argentinas no tienen fuerza ni poder para influir en la determinación los precios de los productos exportables. Así las empresas venderán menos, el estado no recaudará lo necesario para cumplir sus funciones, la recesión se profundizará a niveles impredecibles, lo que obligará al gobierno a realizar nuevos ajustes, que retroalimentarán este cuadro haciendo aún más improbable una salida de la crisis.
Quienes deciden aplicar este programa de déficit cero buscarán seguir sometiendo a los sindicatos, maniatar a sus dirigentes y aplicar una feroz política de control social sobre la base de un dato sustancial: qué tasa de desempleo podrá soportar la población económicamente activa porque nadie en su sano juicio puede creer que estas medidas permitirán el despegue argentino que el gobierno tanto promete y que tanto anuncia que se viene, pero la realidad muestra que sólo una farsa. El discurso oficial ya no habla más de la reactivación de la economía y que fue el caballito de batalla con la que Cavallo inició su segundo mandato al frente de la economía argentina con su plan de competitividad. De manera que la desaparición de miles de pymes, la destrucción de las economías regionales, el aumento de la pobreza, del desempleo, de la marginación, de la exclusión, de las colas en las embajadas, de la inseguridad en las calles, son cuestiones que no preocupan al poder político. Jamás en la historia económica de cualquier país se ha visto que la reducción de salarios haya sido la impulsora del crecimiento. Esto es volver a la época de la teoría de Malthus y Ricardo de la ley de hierro de los salarios del siglo XIX y que, abandonada hace mucho tiempo, ahora parece renacer del basurero del pensamiento neoliberal. Con esto, Cavallo, que no ha olvidado su paso por la dictadura, nos da con el hierro por la cabeza al bajar los sueldos a los empleados del estado y a los jubilados. Antes torturaban con la picana; ahora torturan bajando los ingresos de la población. Y como este plan se basa en el monto de la recaudación impositiva nada ni nadie puede asegurar que, en el marco de la recesión brutal que afronta el país, cuánto será la rebaja mensual de los salarios que percibirán los empleados públicos  y los jubilados.  Lo único cierto es que cuánto menos recauden menos cobrarán los trabajadores. Un ajuste tan demencial sólo puede ser comparado por la magnitud de la caída salarial con el registrado en el primer y segundo semestre de 1976 cuando ya estaba instaurada la dictadura militar. Ahí el poder de compra de los asalariados totales cayó del 30% y 40%. Aunque el gobierno les rebajará el sueldo a los estatales es muy probable que las empresas privadas también hagan lo mismo. Desde su tumba William Shakespeare les diría: "Me quitas la vida, cuando me quitas los medios con que vivo" (El mercader de Venecia, Cuarto acto, escena I, escrita en 1597).
Estos economistas que estudian una ciencia que procura satisfacer necesidades humanas ratifican el pensamiento de Karl Marx, quien elaboró toda una teoría diametralmente opuesta de quienes creen que bajando salarios saldremos adelante. En el capítulo XXX del tercer tomo de El Capital,  Marx escribió: "La razón última de todas las crisis verdaderas es siempre la pobreza y la limitación del consumo de las masas, frente a la tendencia de la producción capitalista, a desarrollar las fuerzas productivas cual sí sólo tuviesen como límite la capacidad de consumo absoluto"[1]. En la Argentina no que es escasa la cantidad recursos con que se cuenta para salir de la crisis sino lo que son escasos son las ideas de quienes nos gobiernan, son escasos los métodos de regulación del modelo vigente porque está completamente agotado y es totalmente escaso porque tener que recurrir a la baja de los salarios evidencia la descomposición del pensamiento económico de la clase política cuyas bases están quebradas y es tan escaso su pensamiento como es tan irracional apagar un incendio con nafta y como la capacidad de resistencia del pueblo tiene un límite, el incendio lo va a tener el gobierno sino modifica de raíz su política económica.

II. La crisis del capitalismo argentino

La etapa actual de la crisis en la Argentina evidencia que lo que está desarticulado es todo el funcionamiento del capitalismo, fundamentalmente su base material, es decir, el sistema productivo, del cual, el monetario-financiero, es uno de los aspectos donde se manifiesta dicha crisis. Es ahí - en la producción - donde debemos analizar el desenvolvimiento económico del país y como su liquidación ha sido el principal causante de los principales problemas socioeconómicos: desempleo, marginación, exclusión, pobreza y hambre.
El gran problema que este cuadro ha provocado es la imposibilidad de obtener las divisas necesarias para afrontar los pagos de los intereses de una deuda que no para de crecer. La vía principal para conseguirlas es exportando y no tenemos un sistema para ello porque entre 1976 y 2001 han desaparecido los más importantes sectores industriales: el complejo electrónico, el complejo metal-mecánico, el complejo siderúrgico, la industria militar que prácticamente fue liquidada por las presiones de los EE.UU. y el sistema de empresas estatales fue horriblemente privatizado. Estas son las ramas de la economía que pueden brindarnos recursos genuinos y con valor agregado, pero hoy tenemos un comercio exterior donde exportamos granos, pero importamos pan; exportamos cueros, pero importamos zapatos; exportamos laminados en chapa, pero importamos autos y máquinas-herramientas; exportamos lanas pero importamos todo  tipo de ropas e indumentarias; exportamos soja e importamos aceites que se producen con ella y así los ejemplos forman una larga lista negra del deterioro y calidad de nuestro comercio exterior. Y los bancos que nada producen, administran, guardan y especulan con el dinero que generan esos sectores y otros y lo reproducen gracias a la mágica fórmula del interés compuesto, lo cual le permite multiplicar por cien lo que les costó cinco. Esta es la clase parasitaria la que Karl Marx criticó con dureza en su libro El Capital de 1867 y que nada ha variado por la descomunal presión que ejerce sobre el gobierno, las empresas y la sociedad: al gobierno lo aprieta cobrándole tasas usurarias en cada licitación de letras y cuando sale  a pedir dinero; a las empresas los atornilla impidiéndoles el acceso al crédito, cuando cobra tasas exorbitantes por girar en descubierto y a la sociedad cuando cobra intereses lunáticos en las tarjetas de créditos, por los ajustes que realizan en los créditos hipotecarios, etc.

"El sistema de crédito, cuyo centro son los bancos llamados nacionales, y los prestamistas y usureros que gravitan en torno de ellos, representa una enorme centralización, y otorga a esta clase de parásitos un poder fabuloso: no sólo el de diezmar periódicamente a los capitalistas industriales, sino además el de intervenir en la forma más peligrosa en la producción real. Y esta banda nada sabe acerca de la producción y nada tiene que ver con ella".[2]

Y a continuación refuerza su idea reproduciendo la opinión de un director de un banco escocés de 1840:

"Pero si todavía queda alguien que se niegue a creer que estos honorables bandidos explotan la producción nacional e internacional, nada más que en interés de la producción y de los propios explotados, sin duda abrirá los ojos cuando lea el siguiente discurso acerca de la alta dignidad moral del banquero:

    'Los establecimientos bancarios son instituciones religiosas y morales. ¿Cuántas veces el temor de ser visto por el ojo vigilante y desaprobador de su  banquero no  atemorizó al joven comerciante, impidiéndole  incorporarse a la sociedad de amigos alborotadores y disolutos? ¡Cuánta preocupación, cuánta angustia experimenta  ante la necesidad de conservar la estima de su banquero, de mantener siempre las apariencias de respetabilidad!  Un fruncimiento del ceño siempre de éste tiene  mayor efecto sobre él que todas las burlas y predicaciones  morales  de  sus amigos.  ¿Acaso no  tiembla cuando se sospecha  que cometió  una falsedad o la menor declaración inexacta, por medio a despertar sospechas que no es un hombre seguro, lo cual podría tener como consecuencias la limitación, e inclusive el cese de las facilidades que encuentra en el banco?  El consejo del banquero es para él más importante que el del pastor' ".[3]

Lo mismo podríamos decir de los funcionarios para quienes el consejo y la opinión de los banqueros valen más que los reclamos del pueblo que rechaza este plan de ajuste. Y como, además, las exigencias de estos caballeros no tienen límites, no van a detenerse hasta ver completamente flexibilizados, vapuleados, sumisos y sometidos a todos los trabajadores argentinos y convertidos en esclavos.

Esta clase de comportamiento, junto a la  presión que el poder económico ejerce sobre el gobierno para ponerlo de rodillas y obligarlo a orientarse hacia políticas que se definan de un modo claro y terminante a su favor, es para hacer caer todo el peso de la responsabilidad de la crisis sobre el país y no sobre quienes la causaron. Tanto se habla de default y de insolvencia, esta crisis ¿no estará poniendo al descubierto que los insolventes son los bancos? ¿No estarán ellos en peligro ante la posibilidad de perder sus multimillonarios dineros? En este caso: ¿no deberían arreglársela por su cuenta y dejar de presionar al país que ya le transfirió varias veces la deuda que reclaman?  El problema del default, es decir, de la cesación de pagos, consiste en que si el país lo anunciara oficialmente implicaría declararnos en quiebra, pero como los países nunca quiebran, los que sí se irían a la quiebra serían precisamente los grandes bancos transnacionales y todos los que tienen bonos de deuda argentinos. Estos bancos y sus tenedores que son tan liberales y tan defensores del libre mercado, ¿porqué piden la intervención del gobierno federal para que los ayude a resolver la crisis? ¿No es acaso un problema de los bancos? y en consecuencia ¿no son ellos quienes deben hacerse cargo?

Durante la fase expansiva de la concesión de créditos los bancos de los Estados Unidos y de los países capitalistas de Europa impidieron todo tipo de intromisión de alguna autoridad estatal en sus asuntos para controlar la entrada y salida de esos capitales y cuando el Senado norteamericano trató de impulsar medidas para saber con exactitud el monto de las operaciones, los préstamos concedidos a los países en desarrollo, los depósitos de cada banco y otro tipo de norma regulatoria que fiscalice los movimientos de los capitales, los bancos pusieron el grito en el cielo y rechazaron cualquier investigación del gobierno en la actividad financiera por violación de la leyes bancarias. Pero cuando la crisis del endeudamiento comienza a reducir las altas ganancias de los bancos comprometidos, ahí se acabó la libre empresa, la no intervención del estado en la economía y comienzan a trabajar juntos los bancos privados, el FMI y el gobierno de Estados Unidos para ejercer presión sobre los países endeudados para que equilibren sus cuentas mediante las políticas de austeridad, basadas  en los planes de ajustes estructurales, según el lenguaje típico de los  economistas neoliberales. Es decir, que en la conducción de la crisis de la deuda la preocupación principal era salvar a los bancos. A ellos nunca se les pasó por la cabeza criticar al sistema político de agresión y dominación y al sistema económico de saqueo y rapiña que la genera. De modo tal que, todo el problema de la crisis de la deuda está demostrando a donde lleva el descontrol de los movimientos de los capitales especulativos y el papel desestabilizador que éste desempeña es grande porque es muy grande el volumen del capital que está en juego, el de las fuerzas en pugna y los  intereses que se disputa. Sigue vigente la opinión  de John Maynard Keynes de 1931: "Bancos y banqueros son ciegos por naturaleza. (...) “Los signos actuales sugieren que los banqueros del mundo se han empeñado en suicidarse. En ninguna fase del proceso han tenido ganas de adoptar un remedio suficientemente drástico. Y de momento se ha dejado que las cosas fuesen tan lejos que se ha hecho extraordinariamente difícil encontrar una manera de salir”.[4]

La metamorfosis económica del capitalismo en general y en la Argentina en particular también puede ser explicada por el teórico marxista inglés Ted Grant de la siguiente manera en un escrito de 1997:
"Los capitalistas se han concentrado para conseguir plusvalía en exprimir hasta la última onza del sudor, los nervios y el esfuerzo de los trabajadores, lo que Marx denomina plusvalía relativa. Mientras en el pasado los capitalistas obtenían beneficios invirtiendo en maquinaria, lo cual tenía un carácter relativamente progresista (era la única cosa progresista) ahora en cambio el sistema se mantiene como algo totalmente degenerado, ineficaz y reaccionario. La manía por la especulación, absorciones, saqueo del Estado y el intento de conseguir "algo por nada" es sólo la otra cara de la moneda del mismo fenómeno: es la confesión de la bancarrota histórica del capitalismo. Siempre la clase dominante encuentra intelectuales a sueldo preparados y dispuestos para proporcionar una justificación "teórica" a esta situación. Nunca la denominada "ciencia" de la economía burguesa ha estado a niveles tan bajos como hoy en día: son simples apologistas de una clase que hace tiempo ha perdido el derecho a permanecer al timón de la sociedad, y que es incapaz de desarrollar las fuerzas productivas como lo hizo en el pasado. La caída del estalinismo les proporcionó una confianza temporal, pero ahora esto ya no les sirve, como saben los más perspicaces estrategas del capital (una pequeña minoría es verdad), porque la mayoría, como es habitual, son felices complaciéndose a sí mismos en la orgía monetaria, obviando todas las señales de advertencia. Esto se aplica particularmente a los representantes del capital financiero que se sienten totalmente libres en el nuevo "mercado global" creyendo que pueden saciar su apetito y enriquecerse sin ningún tipo de restricciones. Sin embargo, la actual crisis mostró que empieza a existir un ambiente de nerviosismo en estos círculos, a pesar de la recuperación de Wall Street, que fue el resultado de la compra por parte de los grandes monopolios de acciones a expensas de los pequeños inversores, y que bastó para que muchos se consolasen pensando que todo era una falsa alarma y regresarán a sus payasadas especulativas como si nada hubiera ocurrido".[5]

Si hay algo que está en claro es que todo el programa del gobierno apunta a multiplicar la explotación del trabajo asalariado para aquellos que tienen la suerte de tenerlo y conservarlo, para lo cual, la plusvalía absoluta de la que hablaba Marx no sólo no ha desaparecido sino que se refuerza con las duras y prolongadas jornadas laborales en condiciones pésimas,  con bajos  salarios y que obligan a trabajar "sin piedad ni tregua" hasta los fines de semana, feriados y encima sin cobrar lo que corresponde.
Tampoco ha desaparecido la plusvalía relativa que se logra intensificando la presión en los ritmos de trabajo, aumentar la productividad en menos horas, etc. Todos estos métodos provocan el deterioro de la salud de los trabajadores que por su supuesto poco importa a las multinacionales, responsables de la introducción de estos sistemas "científicos" del trabajo organizado y de alta producción. Aquí está el secreto del aumento de la productividad de la que se enorgullece el gobierno y sus empresarios adinerados. Menos mal que los días tienen 24 horas porque quien sabe hasta donde nos obligarían a trabajar.

El poder del dólar y el imperio del dinero sobre el cual descansa la nueva economía internacional, que muestra la irracionalidad del capitalismo, su salvajismo y brutalidad elevado a la enésima potencia lo brinda el hecho de que cada vez que se anuncia un aumento de la  tasa de ocupación en Estados Unidos se  producen terremotos en la bolsa. Cuando se  conocen despidos en las grandes empresas sus acciones aumentan. Se calcula que cada día se mueven un billón de dólares en los mercados financieros y bursátiles que representan diez veces la producción industrial y más de 35 veces al comercio mundial.[6]  También en la Argentina se han dado esos comportamientos del mundo del revés, donde la fiesta y la alegría de la bolsa son interpretadas –por los ideólogos ultraliberales- como beneficiosas y productivas para toda la nación. Y en la prensa donde se publican artículos de economía podemos ver también cómo se dan estos comportamientos. Lo mismo sucede con la radio y la televisión para quienes el nuevo indicador inventado por la banca acreedora, el riesgo país, es el termómetro que mide la temperatura, el estado y la salud de la economía y sin el cual no podríamos vivir. ¡Qué maravilla de pensamiento!

III) La segunda llegada de Cavallo al Ministerio de Economía

Con el desembarco de Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía se ha puesto en marcha un plan económico que destruirá aun más a la destruida economía argentina. ¿A quién pretende embaucar el mayor talibán del fascismo de mercado? ¿No sabe el Presidente que toda la actividad de Cavallo en la función pública ha sido catastrófica? ¿Acaso hace falta mostrarle al gobierno quién fue uno de los  principales responsables del holocausto económico y social durante la década pasada y que dejaron al país en una condición tan ruinosa?
Es necesario recordar que gracias al programa neoliberal de 1991 y la convertibilidad como instrumento principal, nos convirtieron en una auténtica república bananera, dependiente, vulnerable y sometido como nunca antes lo habíamos estado. Y encima seguimos gobernados por plutócratas alucinados por la supuesta capacidad de quien nos tiene atado de pies, manos y cabeza a la voracidad hegemónica de los financistas multinacionales. No es posible que tengamos que seguir viviendo sobre la base de las urgencias de los tenedores de los bonos de la deuda externa y tampoco es concebible que la Argentina se desenvuelva por las "señales" que tenga que dar a esa "progenie de bancócratas, financieros, rentistas, corredores, agentes de cambios, hombres de negocios y capitalistas ávidos” como llamaba Karl Marx a los señores del mercado, quienes por un golpe de magia e inducidos por cualquier clase de antojos pueden derrumbar la economía del país con el retiro de sus capitales, con su negativa a seguir invirtiendo o provocando movimientos especulativos contra nuestra moneda de un modo tan bestial y despiadado. ¿Acaso este funcionario de la dictadura promovió alguna ley que favoreciera a los trabajadores, a las Pymes, a los productores del campo, a los maestros, a los científicos, a la educación y a la cultura? NO: NINGUNA. ¿Hace falta enumerar los desastrosos resultados de la política económica que este lamentable personaje impuso a toda la Argentina durante el menemato?. ¿Cómo pueden creer que él va a reactivar la economía? ¿Cómo pueden creer que él - con su sola presencia - es condición necesaria y suficiente para terminar con una recesión que lleva más de tres años? ¿Ya se han olvidado de todas las penurias que su programa produjo?. Y ahora ¿con qué derecho y sobre que base pueden afirmar que este plan es la única salida posible? Basta de mentir al pueblo porque en la Argentina existen cientos de cuadros profesionales y un personal técnico altamente calificado y capacitados para elaborar un auténtico programa de crecimiento y reactivación sin necesidad de recurrir a los podridos planes de ajuste del FMI, que en desde 1976 a la fecha han mostrado su total fracaso porque son los que han destruido al Estado y al país. Estamos viviendo el fracaso de una ideología, de un pensamiento, de un modo de vida y que como todo lo que se pudre debe ser inmediatamente reemplazado. Y será el pueblo con su presencia en las calles quien en definitiva, decidirá el tipo de país que queremos, necesitamos  y deseamos. Será el pueblo quien debe exigir a los gobernantes de turno que lo que se promete debe ser cumplido inexorablemente. Y de lo que sí estamos plenamente seguro es que este capitalismo caníbal ya no tiene lugar en la Argentina del siglo XXI.
Es increíble pensar que con la  llegada de Cavallo al Ministerio de Economía ha sido el resultado de un proceso por el cual, él era la única persona capaz de sacar al país del estancamiento. Es más los decretos publicados en el Boletín Oficial, con los cuales pretender legalizar este bestialismo económico, prohibe a los ciudadanos a presentar medidas cautelares, acciones de amparo, con lo cual viola los derechos y garantías de la Constitución Nacional y pretenden que un simple decreto tenga una categoría superior a la ley y a la propia Constitución. Este siniestro personaje que ha vivido toda su carrera profesional en y desde la función pública, es uno de los más acérrimos enemigos de la participación del estado en la economía, es un furibundo adversario de las políticas sociales estatales. Es, en resumidas cuentas, un destructor de la economía de Estado y ha venido aplicando primero bajo la dictadura militar y años después bajo gobiernos constitucionales, toda la artillería  neoliberal para destruir al estado argentino. Y no por error o por efectos no deseados, sino mediante políticas fría y matemáticamente calculadas basadas en la experiencia internacional, en nuestra propia historia y que Cavallo ha contribuido de manera decisiva en la construcción de una Argentina al servicio de la expansión imperialista en toda la línea a la largo y a lo ancho de la república, hundiéndonos en una pobreza, miseria y desempleo astronómicos. Es un hombre que desde el estado ha destruido al estado y sus resultados han sido tan catastróficos que nada controla, no hay presupuesto para las necesidades básicas que debe brindar como salud, seguridad, educación y justicia. Para él y la misantrópica ideología que defiende, estas actividades están sólo para hacer grandes negocios, para llenar los bolsillos de los grandes monopolios banqueros, industriales y compañías financieras y de seguros. Aquí están y estos son los personajes que disfrutaron de la fiesta saqueadora al estado argentino y aun pretenden más porque el señor Cavallo al hipotecar al país en las garras del endeudamiento externo a tasas de interés demenciales, intentarán cobrar los bonos emitidos por la Argentina, esos títulos representativos de dicha deuda.

Que nadie se confunda y que nadie se equivoque por que este personaje por sus fines y métodos es un hombre que defiende los intereses del imperialismo norteamericano, en cuya capital Washington, se elaboran los principales planes de los EE.UU. para la Argentina. Así podemos citar los siguientes: "<span lang=ES-EC style='font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size:10.0pt'>Una Propuesta de Dolarización para Argentina" por </span><div class=Section1><span style='font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size: 10.0pt;mso-ansi-language:EN-US'>Steve Hanke y Kurt Schuler. (<span lang=ES-EC style='font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size:10.0pt'>Steve Hanke es Profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Johns Hopkins, un investigador asociado del Cato Institute,  el cerebro pensante que inspiró a Cavallo a aplicar la convertibilidad en abril de 1991 y es el principal defensor de la dolarización de las economías latinoamericanas. Kurt Schuler es un consultor monetario localizado en Arlington, Virginia. Este estudio apareció por primera vez en “Friedberg's Commodity and Currency Comments Experts' Report,” 1 de febrero de 1999, y fue publicado por el Cato Institute como “A Dollarization Blueprint for Argentina" el 12 de mayo de 1999, a pedido del ex presidente Menem) donde se establece un cronograma específico para dolarizar la economía argentina y un modelo de anteproyecto de ley de dolarización. Nadie debería sorprenderse si el curso de los acontecimientos lleva al gobierno a aplicar esta medida. Otro trabajo es el informe "La crisis en Argentina: una ausencia de capitalismo" por Ana Eiras y Brett Schaefer publicado el 25 de abril de 2001 por la Fundación Heritage (una institución con fuerte presencia en la política norteamericana y que apoya al Partido Republicano) donde auguran para agosto una crisis de endeudamiento, es decir, la posibilidad de que la Argentina entre en cesación de pagos, y como buenos americanos nos recomiendan a "adoptar el dólar como la moneda oficial argentina", "reducir el gasto público" para evitar un "desastre económico" y "aplicar más medidas desregulatorias al mercado laboral", como por ejemplo: "la capacidad de los empleadores para despedir a sus empleados". Ahí nos que aconsejan que "este país necesita reducir las remuneraciones y la cantidad de empleados del sector público" y al exigir el fomento al libre comercio, la fundación Heritage dice que "Argentina debe abrir su mercado unilateralmente para facilitar las negociaciones con los Estados Unidos", para lo cual "debería renunciar al Mercosur" y si lo desea "permanecer como aliado al igual que lo ha hecho Chile", es decir nos aconsejan renunciar Latinoamérica para unirnos a ellos.[7] Con Estados Unidos debe haber relaciones comerciales, diplomáticas, científicas y/o culturales, pero nunca unión política y mucho menos unión económica. En la última parte de ese informe, los autores piden lo que la administración Bush debería hacer con el objeto de ayudar a la Argentina a "adoptar  las reformas necesarias", es decir, más de lo mismo,  pero con algo nuevo como "suministrar pericia técnica, con el envío de expertos del FBI y del Departamento de Justicia para asesorar al gobierno argentino en relación a la reforma del sistema judicial".

También el Fondo Monetario Internacional que tan rigurosamente vigila la marcha de la economía, ha elaborado tres informes que promueve la liquidación de todo lo que queda en manos del Estado como educación, y sobre todo la privatización del sistema de salud mediante la desregulación de las obras sociales y la privatización del PAMI. Estos informes son el Nº 00/160 de septiembre de 2000, el Nº 00/164 de diciembre de 2001 y el Nº 01/26 de Enero de 2001.

Este nuevo ajuste es más brutal de lo que, en su momento hizo Machinea con el impuestazo y la rebaja de salarios y del fracasado plan de López Murphy. Por todo ello, ninguna medida que tomen será destinada a mejorar la situación del pueblo argentino: no hay una sola medida que impulse  la reactivación y el crecimiento; no hay  nada contra la pobreza, nada contra la miseria, nada contra la desocupación, nada contra los evasores, nada contra los que viven de la timba financiera, nada contra la corrupción política, nada contra la economía del despilfarro estatal, provincial y municipal.  Y como no podía ser otra cosa, Cavallo presentó su plan ante los empresarios, a los que ayudó de manera  notable a hacer  fabulosos negocios con las privatizaciones y los vuelve a convocar para sigan haciendo negocios, y que tiene como contrapartida una violenta e impiedosa agresión contra los trabajadores argentinos. Con su llegada al gobierno se nos muestra y presenta como el hombre providencial, como el valiente que desafía los poderes económicos y que, al mismo tiempo, pretende tener bajo su égida y control a todos los ministerios y  arrasar con todo aquel que se le interponga en su camino.

Las medidas que recomienda el trabajo de la Fundación Heritage son tan parecidas a las medidas que ha tomado Cavallo que no sería nada aventurero afirmar que ése es el plan que están aplicando. El gobierno nada ha inventado. Todo viene digitado por los norteamericanos y el gobierno argentino lo adopta como propio. Barato, sencillo y eficaz. Barato porque ellos no piensan en otra cosa. Sencillo porque utilizan todo el poder del estado para implantarlo y eficaz porque aplican la receta que asegura a los bancos que la Argentina "cumplirá sus compromisos externos " y que "la deuda se paga sí o sí",  como decía un ministro de economía de la época de la hiperinflación de 1989.

En estas condiciones, el equipo económico opta por la variante que más conviene a sus intereses de clase: para reducir el supuesto déficit fiscal que tanto alarma al gobierno, a los bancos acreedores y a los dueños del poder económico aplican medidas de contención del gasto público en lugar de aplicar el método del ingreso, es decir, cobrarles a los grandes evasores, a los que lavan dinero, a los depositan en el extranjero, a los que no declaran sus tributos, a los que viven de la especulación y la timba del capital ficticio.
En este sentido, es preciso saber, es preciso darse cuenta que tras la fantochada del excesivo gasto público nos quieren hacer creer que éste es el problema principal, cuando la realidad muestra que la Argentina tiene superávit fiscal y que lo que altera la ecuación financiera es el servicio de la deuda y los recursos que se apropian las AFJP (las administradoras de fondos, jubilaciones y  pensión que creó Cavallo cuando privatizó el sistema previsional argentino en 1994).

El negocio de estas empresas es tan demencial, tan desfachatado y tal es el poder que han acumulado que las convierten en árbitros de la política financiera del gobierno. Así contamos con el Informe sobre el desarrollo humano para el año 2000 de las Naciones Unidas que indica que la Argentina tiene un gasto total del 15,3% del producto, muchísimo menos que algunos países europeos que tienen un PBI similar al argentino. Por ejemplo: Austria gasta el 40,5%, Bélgica 46,6%, Suecia: 42,7%, Suiza: 27,9%, Rusia: 25,54%.  Pero esto al gobierno no le importa nada. Ellos ya han proclamado el acta de declaración de la dependencia, la sumisión, la entrega y la  rendición total al imperialismo norteamericano, amo y señor del FMI y del Banco Mundial, sostén y apoyo de los bancos acreedores a quienes se les pagará primero a ellos y con las migajas que queden las repartirán al resto de la población. Para este gobierno, el pueblo somos el resto, las sobras; para ellos somos la basura; lo que no sirve y que hay que exterminar mediante el santo oficio de la represión, las balas, los palos y los gases, como lo pide la Asociación de Bancos Argentinos, la Sociedad Rural y así, multiplicar el desempleo, la pobreza y el hambre por todos los confines de la república para que los banqueros, "esos furibundos patriotas" se queden con toda la riqueza que el país produce.
De esta manera y tal como está planteada la situación no nos queda otro camino que resistir y reclamar la inmediata supresión de toda medida que lleve a la baja de los salarios de los trabajadores, cualquiera sea la base imponible para aplicarla, porque no pueden violarse derechos adquiridos y mucho menos hacer responsables de los problemas del Estado a quienes viven de sus sueldos y que no tienen vinculación alguna con el despilfarro, la corrupción y el hampa de la política en la Argentina.

Esto nefastos liberales deberían aprender de su maestro el profesor Dr. Adam Smith quien no dudaba acerca del papel de los funcionarios públicos en el manejo de los asuntos de gobierno y dejó sentado brillantemente su pensamiento:

“Es de la mayor impertinencia y presunción en Reyes y Ministros pretender vigilar las economías de las personas y limitar sus gastos, bien por leyes suntuarias o por la limitación de la importación de artículos extranjeros. Ellos mismos son siempre y sin excepción, los más grandes dilapidadores de la sociedad. Que cuiden muy bien sus propios gastos y pueden confiar, con seguridad, en que las personas cuidarán las suyas. Si su extravagancia no arruina al estado, jamás lo hará la de sus súbditos”.[8]

La violencia de este plan y la agresividad de las medidas contra el pueblo que ya no aguanta más ajuste de ninguna especie aumenta en forma directamente proporcional con el agravamiento de la crisis y con la incapacidad del gobierno de resolver los problemas que este modelo engendra y que ya ha dado suficientes muestras que es un plan muerto. Es más el gobierno viola y borra con el codo las mismas leyes que promulgan porque la ley de superpoderes prohibe tomar medida que impliquen reducción de sueldos y haberes de jubilaciones. Si el gobierno pretende matarnos de hambre, nosotros el pueblo, también podemos y debemos matarlos a ellos de hambre. Entonces, ¿cómo se mata de hambre a un gobierno? No pagando más impuestos y que se dediquen a liquidar la evasión y elusión fiscal que es diez veces más grande de lo que el gobierno intenta ahorrar.

IV. El manejo de la crisis por los EE.UU.

¿Por qué existe esta desesperación de los llamados "mercados"? La esencia de la crisis actual consiste en que América Latina en general y la Argentina en particular no pueda pagar los bonos de la deuda externa y que la declaración de la cesación de pagos provoque un descalabro del sistema financiero internacional. En los últimos años, América Latina se ha convertido en una formidable fuente de fabulosas ganancias para los bancos acreedores de la deuda externa del continente y para las grandes empresas de EE.UU., donde destinan el 20% de sus exportaciones mundiales, con lo cual tapan el déficit comercial que tienen con Europa y Japón. Por lo tanto, mientras Latinoamérica siga funcionando como una  máquina de hacer dinero para los monopolios norteamericanos y también para los europeos la importancia de esta región en la política norteamericana no será tenida en cuenta. Mientras no se alteren las condiciones actuales del orden económico internacional imperante que les permitan seguir cobrando, no habrá razones para que se pongan nerviosos. Y esto es así, porque los EE.UU. defienden a sus bancos y no van a permitir que alguno de ellos se vaya a la quiebra por culpa de la insolvencia de un "país emergente", la nueva denominación con la que el neocolonialismo nos designa. Como resultado de esto surge que el principio rector de la política exterior norteamericana hacia América Latina es que no pueden darse el lujo de que los gobiernos con dificultades financieras permanezcan inmóviles frente a la crisis, sobre todo en aquellos países donde la presencia de las empresas de los Estados Unidos es decisiva. Estas empresas norteamericanas aumentaron sus exportaciones a la región en los últimos diez años en un 150% y hacia el  Mercosur casi en un 250%.

A la presión que ejerce el FMI y Wall Street en el mercado bursátil cuando se vienen tiempos difíciles, se le une la increíble movilidad  de las autoridades que hacen lo imposible para calmarlos. Los resultados de todas estas maniobras son los recursos que se gastan y malgastan para socorrer a los bancos extranjeros, quienes nadan en plata. En cambio, cuando se trata de defender a las empresas argentinas, no sólo no mueven un dedo sino que festejan que se fundan.

Desde 1983, en medio del cimbronazo provocado por la decisión del gobierno de México de suspender los pagos de su deuda exterior en agosto de 1982, la revista Foreign Affairs indicaba el rumbo  que debía tomar el gobierno norteamericano al  afirmar que  la   "... la crisis de la deuda ha dejado de ser un problema puramente de negocios entre los países deudores y la banca comercial privada. Hoy en día es una cuestión política de la más alta prioridad para los Estados Unidos y sus intereses de seguridad nacional en el hemisferio occidental. No asignarle la debida importancia a este problema equivale a erosionar el futuro de Washington en el hemisferio y es una amenaza para la estabilidad de los procesos de redemocratización en América Latina, los cuales forman parte de la seguridad de los  Estados Unidos y de sus intereses estratégicos en la región".[9] 

Mientras todos los países deficitarios del Tercer Mundo han tenido que soportar la carga principal de los planes de ajuste, únicamente los Estados Unidos - que nunca aplican los planes del Fondo Monetario y del Banco Mundial - salen beneficiados no sólo porque sus bancos tienen cuentas que cobrar sino que el propio déficit fiscal de los Estados Unidos actúa como una succionadora de los recursos que circulan por el mundo  y porque dicho déficit es el que abastece de los dólares necesarios para mantener la liquidez del sistema monetario mundial. Esta política agravada por la manipulación de las tasas de interés bancario que efectúa la Reserva Federal, apunta a garantizar las superganancias de los bancos norteamericanos, a impedir la competencia con el yen y el euro, a asegurar al dólar como la divisa dominante de las finanzas internacionales, a difundir las bondades de la dolarización y a sacar el máximo tributo de los países deudores (entre ellos la Argentina), quienes a través de los infaustos planes de ajustes se ven obligados a cubrir las franjas del crecimiento de las tasas de interés.

La locomotora de la globalización del capitalismo financiero salvaje ha provocado una mutación política en el estado y en la organización estructural de la economía tan inmensa, que los gobiernos nada pueden hacer frente a la dictadura de las multinacionales, muchas de las cuales facturan más que el presupuesto argentino, que tienen más empleados que cualquier ejército latinoamericano, donde 225 multibillonarios poseen fortunas superiores a los ingresos anuales de 2.500 millones de personas en el mundo. De las cien economías más grandes del mundo, 51 son corporaciones y 49 países. Las ventas de las 200 corporaciones más grandes del mundo crecieron más rápido que toda la actividad económica mundial entre 1983 y 1999 y representan el 27,5 % del producto bruto interno mundial. En el mismo período, sus ganancias crecieron un 362,4%, mientras que el número de empleados creció sólo en un 14,4%. Estas 200 grandes corporaciones sólo generan el 0,78% de toda la fuerza laboral del mundo. De las corporaciones de EE.UU., 44 no pagaron en forma completa el 35% del  impuesto federal a las empresas durante el período 1996-1998. Siete de las empresas pagan menos que cero en el impuesto a las ganancias de 1998, en ellas, Texaco, Chevron, Pepsi, Enron, Worldcom, McKeson y la más grande del mundo General Motors.[10] En la Argentina el poder e las multinacionales les da el 75% de las  ganancias, generan el 77% del valor agregado, tienen el 86% de la inversión y dominan las exportaciones con el 76%[11]. El capital extranjero es dueño del 62% de los recursos que manejan las AFJP;  tienen el 55% de los depósitos bancarios; participan con el 73,4% en las AFJP; tiene en sus manos el 90% de los fondos comunes de inversión; el 76% de los recursos que administran las compañías de seguro.[12]
El impacto que ha tenido en la Argentina dichos cambios a raíz de la implantación del modelo neoliberal se sentirán por muchos años y muchos años se necesitarán para reconstruirla. Y estos son los resultados catastróficos: desocupación: 16,4% (2.283.000 personas) subocupación: 14,9% (2.144.000 personas), número oficial de pobres: 14.000.000 personas; cada día aumenta la brecha entre los ricos y los pobres; la deuda externa total: 145  mil millones de dólares; intereses  de la deuda: 15 mil millones de dólares; déficit de la balanza comercial: 2 mil millones de dólares; evasión impositiva total anual: 35 mil millones de dólares; déficit de tesorería:  6 mil millones; otros cientos de miles viven debajo de la línea de la pobreza, en la indigencia y estamos hablando de un país en el que caben perfectamente catorce países europeos, entre ellos, Alemania, Italia, Francia, Suiza, Holanda, Noruega, España, Luxemburgo y Gran Bretaña lo cual podríamos albergar a más de 400 millones de habitantes y apenas tenemos 35 millones. De ser el granero del mundo nos han convertido en un país pobre en medio de la abundancia de recursos alimenticios, energéticos y humanos. 

V) Las relaciones de América Latina con Estados Unidos

En el marco del desarrollo de la crisis política,  económica y social y frente a un panorama en la que los dueños del poder económico ven peligrar la posibilidad de mantener sus tasas de ganancias, se embarcan en promover a través de sus voceros, es decir, los economistas talibanes del mercado, que el gobierno rompa con el Mercosur y se desligue en forma unilateral y sin importarles los costos y las consecuencias que una medida de esta naturaleza podría tener con sus socios en el proceso de integración. Acto seguido exige  que la Argentina se asocie al ALCA directa e inmediatamente y sin escuchar la opinión no sólo de sus socios Brasil, Uruguay y Paraguay sino de los demás países latinoamericanos. Teniendo en cuenta que en abril último hubo un gran encuentro de los  países del continente americano para  promover bajo la égida de los Estados Unidos, la Asociación del Libre Comercio en América, indagaremos la historia de Latinoamérica de las relaciones políticas, económicas y diplomáticas con Estados Unidos para conocer como se han desarrollado, cuáles han sido las etapas de su desarrollo y en qué se ha convertido en la época actual.
La historia de las relaciones económicas entre EE.UU. y Latinoamérica está escrita con sangre y fuego. Cuando Sudamérica se enfrentaba sola al poderío de los ejércitos españoles durante las guerras por la independencia, EE.UU. no movió un dedo cuando las nacientes repúblicas le pidieron ayuda para  acelerar el proceso emancipador y liberador y se mantuvo en un estado de neutralidad para aprovechar que España se desangre en Europa y América y conquistar por la vía diplomática y militar territorios importantes a sus intereses vitales. Es más, el presidente Madison no quiso recibir a los enviados de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1811, lo repitió en 1816 con Alvarez Thomas y Monroe hizo lo mismo con un enviado por Argentina y Chile. EE.UU. impidió un plan de Simón Bolívar para libertar a Cuba y cuando vieron que el imperio español se derrumbaba el presidente Monroe reconoció a las nuevas repúblicas independientes recién en marzo de 1822. Al año siguiente y en el marco de la nueva estructuración del orden mundial orquestada por las potencias europeas reunidas en el Congreso de Viena e inspirándose  en una carta del jefe del Foreign Office británico del 20 de agosto de 1823, pronunció su discurso al Congreso el 2 de diciembre que daría lugar a su "doctrina" sobre la base de un derecho que nadie les dio para ejercer su política de dominación, influencia e injerencia en toda la región. Años más tarde Richard Olney, Secretario de Estado, durante la presidencia de Grover Cleveland daba rienda suelta a la ambiciones imperialistas de los Estados Unidos y en el marco de la crisis de límites entre Venezuela y Gran Bretaña por la Guayana Británica en 1895 le escribía al gobierno de su graciosa majestad: “Hoy Estados Unidos es prácticamente soberano en este continente y su voluntad es ley en los asuntos que interviene. ¿Por qué? No sólo por pura amistad o por pura voluntad. No es seguramente por razón de su elevado carácter como estado civilizado, ni porque la prudencia, la justicia y la equidad sean las características invariables de los tratos de Estados Unidos. Es, porque además de todas estas razones, sus recursos infinitos, combinados con una posición aislada, los hacen amos de la situación y prácticamente invulnerables contra cualquier o todas las demás potencias”.

Esta es la misma política de neutralidad que aplicaron en la Segunda Guerra Mundial, cuando junto con su aliado británico no quisieron abrir un segundo frente en 1942 y 1943 y al ver que el ejército soviético era capaz de derrotar por sí solo a la Alemania nazi organizaron el desembarco en Normandía en 1944.
Y sino que le pregunten a Cuba, cuando su independencia de España en 1898 fue truncada por la intervención de los marines yankis y tuvo que soportar durante más de sesenta años el saqueo y la explotación de sus riquezas hasta que la revolución de 1959 terminó con el dominio imperialista de la tiranía de Batista a quien apoyó con todo tipo de medios antes días antes de ser derrocado por la revolución popular. Actualmente con cuarenta años de bloqueo, sabotaje, terrorismo, agresiones, guerra bacteriológica, Cuba tiene que soportar la violenta presencia de una base militar norteamericana en su propia tierra en contra de la voluntad de su pueblo y de su gobierno.

Que le pregunten a Puerto Rico que tras el subterfugio de "estado libre asociado" es una auténtica colonia norteamericana porque las principales decisiones son tomadas por Washington sin la intervención de los puertorriqueños y donde la isla de Vieques se ha transformado en un polígono de pruebas para las maniobras de la flota norteamericana del Caribe.

Que le pregunten a Nicaragua donde Estados Unidos puso en práctica la política del "big stick" y no dejaron de vaciar y exprimir el país hasta que la revolución sandinista terminó con la dictadura somocista. Ahí en Nicaragua los marines yankis aplicaron los primeros métodos de contrainsurgencia contra el ejército popular de campesinos al mando del intrépido Augusto César Sandino, el general de los pueblos libres. Y después del triunfo de la revolución sandinista de 1979, el gobierno de EE.UU. financió, armó, entrenó y ayudó a la contrarrevolución amenazándola con una intervención militar directa para recuperar el poder y reinstaurar el terror somocista en el país.

Que le pregunten a El Salvador donde los créditos por 300 millones de los norteamericanos durante los años ochenta fueron destinados al ejército para liquidar al pueblo en armas en nombre del libre mercado y causar el genocidio más terrible en la historia centroamericana.

Que le pregunten a Guatemala donde la United Fruit Company promovió el exterminio de las poblaciones indígenas para garantizar el buen funcionamiento de la libre empresa y porque un presidente como Jacobo Arbenz que impulsó la nacionalización de las tierras de dicha compañía norteamericana fue derrocado por un golpe militar organizado y financiado por los Estados Unidos y cuando Guatemala protestó ante el Consejo de Seguridad de la ONU su presidente era un fuerte accionista de la United Fruit y lógicamente perdió por 5 a 4 en la votación para aceptar la protesta guatemalteca.
Que le pregunten a la República Dominicana que sufrió la invasión de 42.000 marines yankis en abril de 1965 para impedir que las fuerzas de izquierda lleguen al poder y aplicar la doctrina Johnson para "no permitir que surgiera otro gobierno comunista en el hemisferio occidental" e impusieron como presidente a Joaquín Balaguer, traído de Estados Unidos. Recuerden cómo los Estados Unidos presionaron a toda Latinoamérica para que los escolten en su aventura imperialista.

Que le pregunten a Panamá cuya invasión en 1989 costó la vida de 3000 patriotas, la imposición de un régimen fantoche y la dolarización de la economía, el último grito de la economía  neoliberal. Brillante aporte a la felicidad de los pueblos.

Que le pregunten a México en cuyas guerras con Estados Unidos perdió más de la mitad de su territorio. Su entrada al NAFTA no ha arrojado los beneficios que pomposamente auguraban sus progenitores y qué casualidad que al cumplirse un año de su participación se produjo el devaluación del peso que desató una crisis financiera mundial en diciembre de 1994 y que para el pueblo mexicano significó más miserias, más desempleo, más pobreza, más despilfarros de recursos y tuvieron que hipotecar los beneficios de la producción petrolera para garantizarle a los bancos acreedores que cobrarán sus malditos intereses de la deuda.

Que le pregunten a Colombia quienes deben soportar la ingrata presencia de tropas yankis en su propio territorio como parte del Plan Colombia para instalar una base militar en América del Sur ante la  pérdida del canal de Panamá y así tener bajo estricto control a todo gobierno que en la región pretenda salirse de las normas que dicta el Pentágono.

Que le pregunten a Ecuador que gracias a la dolarización de su economía están inmersos en una crisis inaudita y al igual que Colombia tiene un contingente militar de los Estados Unidos en su territorio.

Que le pregunten a Brasil cuando en 1998 y al costo terrible de 45 mil millones de dólares tuvo que soportar la presión del FMI y de los bancos quienes lanzaron una carrera especulativa contra su moneda y obligaron al gobierno a lanzar un ajuste violentísimo, que implicó una fuerte devaluación del real con todos los perniciosos efectos que produce en los salarios de los trabajadores.

Los que de verdad desean romper con el Mercosur y aliarse con EE.UU. en el ALCA deberían leer detenidamente el artículo que el gran patriota cubano José Martí escribiera en 1888 acerca de los "beneficios" de una unión económica con el imperio. Nada ha variado desde entonces. Si en aquella época los EE.UU. estaban en los albores de su etapa imperialista, ahora está más imperialista y agresivo que nunca, pese al fin de la guerra fría, a la desaparición de la Unión Soviética y al hecho insólito de que no tenga como justificar sus demenciales gastos militares. Vale transcribir el análisis de Martí en su artículo "La conferencia monetaria de las Repúblicas de América" acerca de las precauciones que debe tener un gobierno que es llamado a la unión con los Estados Unidos, tal como lo plantea el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA):

"Cuando un pueblo es invitado a unión por otro, podrá hacerlo con prisa el estadista ignorante y deslumbrado, podrá celebrarlo sin juicio la juventud de las bellas ideas, podrá recibirlo como una merced el político venal o demente,  y glorificarlo con palabras serviles; pero el que siente en su corazón la angustia de la patria, el que vigila y prevé, ha de inquirir y ha de decir qué elementos componen el carácter del pueblo que convida y del convidado, y si están predispuestos a la obra común por antecedentes y hábitos comunes, y si es probable no que los elementos temibles del pueblo invitante se desarrollen en la unión que pretende, con peligro del invitado; ha de inquirir cuáles son las fuerzas políticas del país que le convida, y los intereses de sus partidos y los intereses de sus hombres, en el momento de la invitación. Y el que resuelva sin investigar, o desee la unión sin conocer, o la recomienda con mera frase y deslumbramiento, o la defienda por la poquedad del lama aldeana, hará mal a la América".

Y si aun no lo entienden que le pregunten a Chile donde el gobierno de Salvador Allende por cumplir con su programa de liberación e independencia y en el más fiel respeto y cumplimiento de la Constitución de su país, fue derrocado por las fuerzas imperialistas de los Estados Unidos y la reacción fascista interna. EE.UU. durante el gobierno de la Unidad Popular le aplicó un embargo comercial como a Cuba y a Vietnam, le cortó todos los créditos e impidió el envío de empréstitos de organizaciones internacionales, estimuló a la oposición interna para provocar el caos económico y agravar la  situación política, fomentó todos los medios de presión para lo cual asignó entre 8 y 13 millones de dólares para organizar el golpe de estado de septiembre de 1973. El propio presidente Allende, de gloriosa memoria, desde la tribuna de las Naciones Unidas el 4 de diciembre de 1972 denunciaba con estas palabras al mismo enemigo que hoy nos aplica la misma política: el imperialismo: "El imperialismo existe porque existe el subdesarrollo y el subdesarrollo existe porque existe el  imperialismo". "Somos víctimas de una nueva manifestación del imperialismo. Más sutil, más alerta y terriblemente eficaz, para impedir el ejercicio de nuestros derechos de estado soberano." Y vinieron los tristemente célebres "Chicago Boys" quienes bajo esta dictadura pudieron aplicar por primera vez en la historia el capitalismo salvaje cuyos desastrosos resultados conocemos perfectamente los que vivimos en estas tierras.
Latinoamérica no necesita de los EE.UU. sino que es al revés: es EE.UU. quien necesita de Latinoamérica, no sólo como plaza jugosa para que sus empresas monopólicas sigan obteniendo cuantiosas y fabulosas ganancias, sino para presionar a sus gobiernos para convertir a la región en un basurero nuclear, para instalar bases militares y para mantener bajo su dominio el control de las economías latinoamericanas e integrarlas a su mecanismo regulador. Separados jamás se  logrará la independencia económica y si seguimos por ese camino seguiremos siempre sometidos en la dependencia y EE.UU. que tanto nos odio y nos  desprecia, seguirá haciendo con nuestra  región lo que a ellos les conviene. Por eso es muy importante fortalecer la unidad de nuestros países y luchar juntos para construir una fraterna familia de repúblicas latinoamericanas y para que sean en un futuro cercano el prototipo de una comunidad de naciones libres. Hagamos realidad el sueño de nuestros libertadores.

VI) El carácter ilegal e ilegítimo de la deuda externa argentina

En las condiciones actuales de la situación nacional e internacional muy complicada vale la pena aclarar el carácter ilegal de la deuda externa argentina. La historia del estudio de las causas y los hechos que le dieron origen es tan terrible porque está entrelazado la corrupción política, el lavado de dinero, la fuga de capitales, la evasión impositiva, la economía oculta, la administración fraudulenta, es decir, toda una máquina infernal para que un puñado de ladrones convierta a la Argentina en el paraíso mundial de los negocios sucios.  La historia de la deuda externa argentina es la historia del saqueo incesante de las riquezas del país; es la historia del fraude más escandaloso de toda su vida política y económica; es la historia de la liquidación de las empresas estatales forjadas por el duro y esforzado trabajo de generaciones de argentinos; es la historia de un vaciamiento sin precedentes; es la historia de la implantación de todo un poderoso aparato político y financiero montado para exprimir los recursos monetarios de la república; es la historia de cómo el sistema de rapiña y de depredación desarrollado por la dictadura militar entre 1976 y 1983 no haya sido posible desmontarlo y liquidarlo en los dieciocho año de democracia y de vigencia plena de la Constitución Nacional, que le hubiesen dado a las nuevas democracias toda la legalidad y legitimidad  para desconocer lo actuado por la dictadura y sobre todo porque en la Argentina existe jurisprudencia y una doctrina fundada en el pensamiento y acción de Carlos Calvo y Luis María Drago, que mantiene una vigencia inalterable. Por lo tanto, no necesitamos recurrir al derecho extranjero o someternos a leyes de otros países para determinar cómo debe tratarse la discusión de la deuda externa, ya que es inconcebible seguir aceptando sin chistar y sin contraprestación alguna la permanente injerencia de las potencias acreedoras en los asuntos económicos y financieros de nuestro país y que sean ellos los que digan cómo tenemos que pagar, en que plazos y en qué condiciones. El hecho de que misiones del Fondo Monetario se las reciba e invite al quinto piso del Palacio de Hacienda para auditar los números de la macroeconomía y mantener rigurosamente vigilada a la Argentina es una aberración que no tiene antecedentes en la historia. ¿Quién es el FMI para decirnos lo que tenemos que hacer? ¿Qué autoridad y qué potestad tienen estos energúmenos para atreverse a opinar acerca de las cuestiones argentinas? ¿En que artículo de la Constitución Nacional se establece que el FMI es el encargado de controlar el arreglo de la deuda externa, digitar nuestra política exterior e imponer sus planes económicos? Unicamente lo pueden hacer porque negocia con un gobierno débil y que teme enfrentarle. El desarrollo de los acontecimientos es de tal gravedad que el gobierno con tal de sacarse de encima este problema es capaz de aceptar cualquier clase de propuestas del FMI y del gobierno norteamericano y hacer todo tipo de concesiones. Y el Congreso tampoco presiona y exige al gobierno para que sepa que son los legisladores los encargados de resolver este tema y parece increíble que en todos estos años de democracia no se haya sancionada ninguna  ley que reglamente esta autoridad y potestad del Parlamento, como atribución exclusiva y sin intervención  del ejecutivo, quien se ha pasado todo el tiempo en hacer negocios para los santos acreedores.

El abominable plan de déficit cero al privilegiar primero el pago de los intereses de la deuda externa, deja de lado el financiamiento y funcionamiento de dos áreas vitales para el pueblo argentino, como la salud y la educación. En sus  Escritos Económicos, Juan Bautista Alberdi tomaba de Adam Smith la idea de utilizar la venta de las tierras para remediar la crisis financiera y económica y suprimir todo gasto estatal en la educación para bajar el gasto público de modo que la educación general en los otros niveles quede "en manos de los hombres de negocios", como lo denunciaba el olvidado economista norteamericano Thorstein Veblen en 1918 cuando escribió "La enseñanza superior". Y ahora que se promueve la privatización de lo que no debe ser privatizado, como la educación pública, ya se habla de "los empresarios educativos" y de "compañías de la educación con fines de lucro" quienes proclaman a la educación como un mercado al que deben ofrecer sus servicios para  terminar con el monopolio del estado[13].
Justamente nuestros amados neoliberales de los Estados Unidos son quienes impulsan este cuerpo de ideas, que refleja una nueva ofensiva de su ideología privatista y contra toda injerencia del Estado en sus funciones principales. Por eso, no es casual que bajo el sofisma del déficit fiscal se intente gravar a la Universidad mediante la implantación de un arancel para terminar con la "gratuidad" en las facultades. Quien cree que la Universidad es gratis está totalmente equivocado porque los libros hay que comprarlos, los apuntes se pagan, para ir a la Universidad hay que viajar en colectivos, en subte, en tren, etc. y eso se paga porque las facultades no disponen de servicio de transportes propios; los materiales de estudio (cuadernos, carpetas, hojas, lápices, lapiceras, biromes, etc.) también hay que pagarlos porque las facultades tampoco se lo pueden dar a los alumnos.

Todo esto forma parte de una gran política basada en una fuerte modificación de la distribución de los recursos estatales que se orientan a atender primero los intereses de la deuda externa y después lo demás y la educación para el gobierno está demás: para esta administración es más rentable construir nuevas cárceles que educar al pueblo.

En los mencionados "Escritos Económicos" Juan Bautista Alberdi proponía vender las tierras desiertas de la Patagonia, Chaco, Misiones y las islas fluviales "en pago de la deuda nacional"[14]. En estas últimas semanas hemos escuchado y leído algunas propuestas similares para usar el territorio nacional para instalación de una rampa de misiles conforme al sistema nacional de defensa del Pentágono; para convertir determinadas regiones de la Patagonia en basurero nuclear; para el desmantelamiento de nuestras bases científicas en la Antártida y así debilitar la presencia argentina en la región y descomprimir la presión que ella ejerce en la disputa por las Islas Malvinas con los colonialistas británicos quienes proponen estos planes.

En definitiva, quieren que renunciemos a nuestros derechos soberanos territoriales a cambio de una quita de la deuda, que a decir verdad, no ayuda a solucionar el problema sino que apunta a que la Argentina siga pagando ad infinitum.   De lo contrario, el gobierno de Estados Unidos se arroga el derecho de establecer una especie de embargo al suelo argentino y disponer de nuestro territorio a su libre albedrío. Esta es la tan cacareada globalización que tan alegres pone a los defensores del modelo y de este horrendo sistema.

VII) Los mecanismos del crecimiento demencial de la deuda externa

El endeudamiento externo argentino comienza con la dictadura militar y que por una caprichosa continuidad jurídica de los estados, los nuevos gobiernos democráticos decidieron hacerse cargo de la misma cuando podrían haberla no reconocido por el carácter inconstitucional, ilegal e ilegítimo que le dio origen; porque los actos jurídicos de las dictaduras por ser gobiernos ilegales e ilegítimos son ilegales e ilegítimos, por lo tanto son nulos de nulidad absoluta, por más que hayan sido reconocidos internacionalmente por aquellos países cuyos gobiernos apoyaron los golpes de estados y la represión que desencadenaron y fueron quienes concedieron los préstamos a esas feroces dictaduras y que hoy se presentan como campeones mundiales de la democracia, de los derechos humanos y de lo bueno que es el capitalismo salvaje, esparciendo por el aire los beneficios de pagar puntualmente las deudas contraídas por otros y no por el pueblo quien debe pagar con la reducción de su sueldo esta deuda monstruosa y absurda que Cavallo estatizó  al frente del Banco Central  en julio de 1982 y bajo esa misma dictadura. Y encima esos mismos bancos que se deleitaban prestando alegremente a la dictadura genocida, sin que esas democracias desarrolladas controlaran lo que estaban haciendo sus banqueros y al estallar la crisis de la deuda mexicana en 1982 le fueron a llorar a Ronald Reagan, quien estaba embarcado en su Iniciativa de Defensa Estratégica, para que tome medidas que permita a esos bancos cobrar los créditos y evitar declararlos como pérdida en sus balances. Entonces, vino ese criminal llamado Henry Kissinger[15] y propuso en 1985 el sistema de capitalización de la deuda externa que fue el preludio de las futuras privatizaciones de los años noventa, de modo que los países endeudados paguen con sus empresas estatales, es decir con activos reales y altamente lucrativos, los créditos que no podían devolver. Más tarde vino el plan Baker y después con el plan Brady se produce la transformación de la deuda en bonos. El acuerdo de facilidades extendidas que firmó Cavallo en nombre de la República Argentina en marzo de 1992 fue presentado como la gran solución al problema de la deuda y que partir de ese momento nunca más deberíamos hablar de este tema. He aquí otro acto patriótico de su magnífica trayectoria. Y ahora con su glorioso canje de bonos, no sólo permitió a un pequeñísimo grupo de bancos obtener una espectacular ganancia por la comisión de 150 millones de dólares, para la Argentina significó un aumento de su deuda externa de 42 mil millones (38 mil millones por intereses y 4 mil millones por capital).Y hoy son esos mismos bancos los que durante 25 años se la pasaron exprimiendo los recursos financieros del país, amenazan con cortarnos los créditos, declararnos insolventes, ejercen coacción diplomática directa, se entrometen en los asuntos internos argentinos, nos dictan las políticas económicas, se atreven a hablar de todo con una impunidad escandalosa y vienen a decirnos lo que tenemos que hacer, en qué tiempo y en qué forma. Como resultado de estas relaciones, nuestros gobiernos reciben sin contraprestación alguna a las misiones del Fondo Monetario, se ponen contentos si les dan un waiver, es decir, un perdón por no cumplir con lo pactado y permitir al estado tener un déficit mayor a  lo estipulado en los acuerdos que ellos con sus misiones nos vienen a fiscalizar y son condecorados con la orden del Libertador Gral. San Martín.  Por eso,  por las atribuciones que la Constitución le confiere, el Congreso Argentino está totalmente autorizado para revisar el origen de la deuda, anular todo lo actuado por la dictadura militar y encausar un nuevo modelo de desarrollo. Lamentablemente no hay un gobierno dispuesto a aplicar una política contraria al poder del Fondo Monetario cuyos intereses la Argentina va a pagar aun en caso de terremoto, cataclismo, inundaciones, devastación o guerra, porque así está establecido en el  Presupuesto nacional y es la única partida que no se toca. De esa forma, la Argentina eleva a la categoría de política de estado la línea imperial que decide el FMI y lo peor de todo es que lo lleva a la práctica sin importarles las consecuencias sociales que dichos planes provoquen en el conjunto del pueblo.

El gobierno norteamericano puede estar preocupado por la posibilidad de que Argentina entre en cesación de pagos. Pero en realidad, no debería preocuparle tanto, porque Estados Unidos también tiene una poderosa deuda externa de la que nadie habla ya que está valuada en su propia moneda y un colosal déficit fiscal que tiene como causa principal el creciente e infernal gasto militar cuyo rubro fundamental es el programa nacional de defensa de misiles. Entonces que corten por ahí y terminen de saquear a los países pobres. El nuevo presupuesto para el período fiscal 2001 que Bush presentó al Congreso prevé la reducción de 1,6 trillones de dólares de reducción de impuestos a las grandes fortunas. Por lo tanto, ¿de dónde sacarán los recursos para su demencial carrera armamentista? No sería nada temerario pensar que  los obtendrán no de los contribuyentes norteamericanos sino de los países endeudados cuyos intereses del servicio de la deuda serán aplicados para el desarrollo de un plan que cuesta 320 mil millones de dólares, es decir, mucho más que el PBI de Argentina, Suiza, Bélgica, Austria, Suecia, Dinamarca (tomados por separado).  Pero también sería un buen ejercicio de aprendizaje recorrer la propia historia económica de EE.UU. donde se verifica que ésta es una historia plagada de moratorias, de repudios, de no pagos de deuda, de reprogramaciones, de estafas, bancarrotas y de la utilización de la máquina del Estado y su aparato financiero no solo para solventar sus gastos de desarrollo sino para emitir bonos destinados a pagar la matanza de los indios nativos americanos, como el que fuera emitido por el estado de California en 1852.[16]

Estados Unidos no pagó la deuda externa a potencias europeas como Inglaterra, Francia, Holanda y España. A la primera por deudas provenientes del pasado colonial y con las otras tres por la financiación de su guerra por la independencia contra el imperio británico. Y ellos vienen a condicionarnos, a presionarnos blandiendo el poder del dólar y de todo lo que son capaces de hacer los mercados en casos de incumplimiento y sobre todo a enseñarnos que pagar siempre es un buen negocio. Y en cuanto a lo que sus aliados de Europa le deben a Estados Unidos no dice ni una palabra. A ellos no les mandan ni misiones del FMI ni del Banco Mundial. Tampoco le imponen planes de ajustes estructurales, desregular el mercado laboral, privatizar, abrir la economía y toda la hermosa variedad de neoliberalismo básico elemental que tan bien aplican  y que tan buenos resultados hemos tenido en Argentina y en todo Latinoamérica. En realidad, en agosto de 1971 Estados Unidos estafó a todo el mundo cuando liquidó la convertibilidad del dólar con el oro y ellos quieren darnos buenas lecciones de correcto comportamiento en materia económica y financiera.

La deuda externa de Estados Unidos que lo convierte en el primer deudor del mundo tiene la particularidad de que puede pagarla con sus propios dólares emitiendo moneda motivo por el cual puede manejarla a su antojo y sin intromisión de organismo alguno y mucho menos de los que deben cobrar, con eso siempre evitarán que EE.UU. entre en crisis  y también muestra su papel hegemónico en las finanzas internacionales.
Si al estado argentino le faltan recursos debe sacarlos del poder económico, a quien no hay que pedirle nada, ni que hagan su aporte ni tampoco que contribuyan a mitigar los efectos de la salida de la crisis como si se tratara de una cuestión caritativa o como un gesto de buena voluntad. Estos han sido y son los principales responsables y culpables  de la dependencia, los principales promotores de la deuda externa, los que depositan sus ganancias en el exterior y donde los ajustes estructurales se realizan para beneficiarlos. Y lo seguirán siendo hasta tanto no se ponga en marcha un programa con medidas que pongan el acento en la generación de los recursos necesarios para salir de la crisis y que lleve a un auge económico auténtico y verdadero, en interés de los trabajadores, de las pequeñas y medianas empresas y de las economías regionales, es decir, si no se da un giro de 180º en la política económica de la actual administración y que el ajuste lo paguen los ajustadores. De lo contrario, seguiremos viviendo en el capitalismo de rapiña que nos lleva al desastre y quizás a la desaparición de nuestro propio país.

Hoy tenemos funcionarios que se han sacado la careta en forma descarada al afirmar sin titubear que toda la política económica será satisfacer las necesidades de los tenedores de bonos de la deuda externa. A confesión de partes relevo de pruebas. Y no solamente lo han dicho sino que lo han firmado. La única manera para terminar con el tan mentando déficit fiscal es que los grandes evasores sean obligados a pagar los impuestos, que cumplan con la ley y si no hay que arrancarles todo lo que no pagan con toda la fuerza de la justicia Y si aun resisten podemos aplicar el método de George Washington, quien en 1794, cuando era presidente de EE.UU. envió a Pennsylvania una división de 15.000 soldados para sofocar la rebelión de los productores del whisky, porque no solo se negaron a pagar el tributo aprobado por ley en 1791 sino que a los recolectores fiscales (como se llamaba a los recaudadores impositivos en aquella época) los echaron a patadas. Con esa medida Washington le mostró quien manda y quien tiene el poder. A partir de ese momento, nadie más se atrevió a  eludir los compromisos con el fisco. ¿Porqué le gobierno que tanto gusta de las políticas que impone Estados Unidos, no toma una medida como la del Gral. Washington?. En lugar de reprimir a los piqueteros y a todos los trabajadores que luchan ¿se imaginan Uds. a la policía montada tirándole gases lacrimógenos a los que se roban la plata del país, a los que no pagan los impuestos, a los que depositan dineros en los paraísos fiscales?

En todo caso, la cuestión a dilucidar es porque sucede esto: ¿porqué los poderosos nunca pagan los impuestos?. La respuesta la tiene un economista estadounidense ya fallecido, Paul Baran, quien en 1959 decía:

“La evasión fiscal es un arte muy desarrollado en estas regiones y son innumerables los recursos que tienen a su disposición los terratenientes y comerciantes adinerados, para evitar el pago del impuesto –por pequeño que éste sea-  que nominalmente se les asigna. Esta tarea no requiere desplegar mucho ingenio. Como tratan con un régimen dominado por  ellos y constituido de arriba a abajo con miembros de su propia clase y por sus corruptos y serviles lacayos, no tienen ninguna dificultad para impedir que se les imponga  una  contribución onerosa, o bien,  cuando esto presenta complicaciones políticas, en evitar el pago de ésta. El que el grueso de la carga impositiva recaiga en amplias masas y no en las clases capitalistas y feudales de los países subdesarrollados, no es un problema de  administración fiscal. Esto lo determina la estructura de las sociedades y el carácter de clase de sus gobiernos.”[17]

Ese es el motivo por el cual nunca van a tocar a las grandes empresas porque el sistema de alianzas que actualmente existe entre el "gobierno" con el bloque económico dominante hace impensable pretender cobrarle más de lo que lo hacen o someterlos a una inspección integral como habitualmente le hacen a cualquier PYME, o intentar disciplinarlos para ponerlos en caja y declaren y paguen como corresponde, por que simplemente eso no está a la orden del día entre los economistas partidarios del fascismo del mercado. Y como los grandes grupos económicos cuentan con grandes especialistas y expertos en cuestiones impositivas pueden usar las leyes y resoluciones para no pagar lo que realmente tienen que pagar con lo cual la llamada elusión fiscal queda institucionalmente legalizada en la teoría y en la práctica. La multimillonaria suma de ganancias ocultas para evadir impuestos son nuevas formas modificadas de plusvalía. Por lo tanto ahí está la principal fuente de donde surge el carácter regresivo de la distribución del ingreso en la Argentina. Los grandes consorcios presentan en sus balances un complicado sistema de disolución de las ganancias en los rubros del balance. Este sistema consiste en declarar un abultado descuento por amortización, hecho prohibido por la ley que no permite la amortización acelerada del capital. Otros métodos son: los fondos de reserva, los gastos sociales y de representación y los sueldos que se pagan al personal dirigente de las grandes empresas, los premios anuales, los gastos a fundaciones, etc. Todas estas formas del arte contable y su presentación evidencia que puede ser comparado con los antiguos palimpsestos de la época griega y medieval donde se borraba el escrito original para escribir de nuevo sobre él. Si a los gobernantes argentinos que tanto se alucinan con las políticas que le ofrecen los del FMI y el Banco Mundial ¿porqué no sigue esta recomendación que el general yanki Ulysses Grant le hizo al emperador japonés en 1879?

"La única cosa que se debe tratar en materia de empréstitos extranjeros es no contraerlos. Si hay alguien toma prestado y no puede pagarlo, se convierte en una criatura digna de compasión, desprovista de fuerza y altamente esclavizada al acreedor. No hay situación más miserable que sea." [18]

VII) Por un programa socioeconómico de nuevo tipo

Un plan de reactivación de la economía para sacar al país de la crisis debe comprender medidas que movilicen los recursos que disponemos para poner en marcha un programa de salvación nacional que fortalezca el mercado interno, generando condiciones propicias para aumentar la producción y el empleo, para aumentar los salarios, garantizar salud, vivienda, justicia, seguridad y educación al pueblo que a gritos lo reclama, desarrollar una administración estatal fuerte como nunca se ha visto en la Argentina, y aunque sea imposible de llevarse porque la correlación no favorece, es importante que se sepa y conozca porque existen alternativas válidas y ciertas a la monstruosidad llamada neoliberalismo y que seguro están en muchos de nosotros y que una vez que estén en manos del pueblo puede transformarse en una fuerza material invencible. Sobre la base del fortalecimiento de las instituciones de derecho público, de la plena vigencia de la Constitución Nacional y de sus derechos, deberes y garantías y con las limitaciones del caso se proponen las siguientes ideas:

- Por ley del Congreso Nacional declarar un aplazamiento provisorio de los pagos de los intereses de la deuda externa por cinco años, lo que daría un ahorro de 55 mil millones de dólares. La Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados será la encargada de controlar que esta medida se cumpla con todo la fuerza de la ley.

- Crear una comisión de diputados que investigue el origen de la fraudulenta deuda externa argentina durante la dictadura, incluyendo todos los acuerdos firmados por los gobiernos de Alfonsín, Menem y de la Alianza (blindaje y megacanje) con el FMI y Banco Mundial y elaborar un plan de negociaciones con las organizaciones a las cuales se les debe de acuerdo al resultado que haya obtenido dicha comisión. Hasta que la comisión se expida el Estado Nacional tiene prohibido girar fondos al exterior para pagar intereses u otros conceptos.

- Movilización diplomática en todos los foros internacionales para exigir la anulación total de las deudas ó su reducción en un 50% y devolución de todo lo pagado demás. Exigir la  rebaja de la tasa de interés a un 5% y suprimir todo lo perimido.

- Establecer acuerdos internacionales que permitan la apertura de los mercados de los    países capitalistas desarrollados para nuestros países y que permitan recuperar los precios de las materias producidas por los países subdesarrollados tomando como referencia los productos que ellos importan.

- Proponer a los actuales socios del Mercado Común del Sur su ampliación con la incorporación de Chile y Venezuela y elaborar un plan general para la creación de un mercado común sudamericano.

- Reforma impositiva que ejerza presión sobre ganancias, patrimonio, capital, cuentas en el exterior y productos suntuarios. Eliminación del IVA de los productos de la canasta familiar.

- Eliminación de todas las exenciones de las rentas financieras que no tributan el impuesto    a las ganancias como ser: dividendos de acciones, renta de títulos públicos, compraventa de acciones y bonos, renta de obligaciones negociables, cuota parte de los fondos de     inversión,  intereses de colocaciones de los plazos fijos y a los dividendos que redistri  buyen las empresas.

- Aplicación de los recursos del Fondo Fiduciario Bancario a la reactivación de la econo-   mía nacional mediante ley del Congreso que fije los montos a cada sector afectado.

- Implantación de un fuerte impuesto progresivo a las ganancias de las empresas que se quedaron con las empresas estatales privatizadas.

- Para terminar con la corrupción política: Abolición de los fondos reservados y reducción a  
  la mitad de los sueldos de los gobernadores, diputados, senadores y concejales.

- Prohibición por ley del Congreso Nacional de la remisión de las multinacionales a sus   casas matrices de las ganancias obtenidas durante el año fiscal correspondiente al momento de sancionarse dicha ley, como así también intereses, pagos de royalties, patentes y licencias que puedan devengar los capitales extranjeros invertidos en el país.

- Sanción de una ley del Congreso Nacional que obligue a los residentes argentinos reingresen sus capitales al país, de modo que los depósitos de argentinos en bancos extran-  jeros se destinen al pago del capital de la deuda si un plazo de 90 días no retorna al país.

- Utilizar las reservas del Banco Central y con la liberación de encajes bancarios establecer un plan de créditos para todas las empresas que contemplen, refinanciamiento de deudas, inversión, investigación y desarrollo de nuevos emprendimientos.

- Vigencia plena de la doctrina jurídica de Carlos Calvo y de Luis María Drago para la elaboración de la nueva política exterior argentina.

- Elaboración por el Congreso de una ley nacional de desarrollo y poblamiento para la integración de las distintas regiones económicas de la República.

VIII) La devolución de los recursos robados por el colonialismo

La metamorfosis que ha sufrido el capitalismo y la modificación provocada por los bruscos cambios políticos en el mundo inciden cómo habrá de plantearse las relaciones económicas entre los países desarrollados que siguen concentrando poder y riqueza y los países endeudados que sólo reciben hambre, miserias y algunos están en unas guerras civiles terriblemente destructoras. La lucha por un nuevo orden económico internacional que termine con las desigualdades y el pillaje de las grandes potencias contra los países subdesarrollados, no debe ser una quimera, ya que existen importantes documentos internacionales que garantizan los derechos y deberes económicos de los estados. Hoy se ve bien claro, que todas las reservas que el capitalismo tiene está siendo dirigida a una abierta agresión a los trabajadores provocando un brutal deterioro de sus condiciones de vida. La llamada globalización mundial del capitalismo es un simple eufemismo para ocultar el verdadero significado de la etapa histórica que estamos viviendo y que no es más que el poderío de las potencias  imperialistas en su expresión más salvaje. Hoy se ve con dramática claridad el poder de la dictadura de las multinacionales y de los bancos transnacionales quienes se reparten el mundo, los mercados y las zonas de influencia. Y si no preguntémosle a Henry Kissinger, para quien la globalización no es más que un término para significar el poderío económico de los Estados Unidos.

Los teóricos de la "globalización" que no paran de hablarnos de esta “maravillosa invención” tratan de convencernos que ella por sí sola resolverá nuestros problemas incluido el de la deuda externa donde acatando y cumpliendo sin chistar los mandatos del FMI y BM podremos salir de la crisis. Todos sabemos adónde apuntan los beneficios del dúo dinámico de las finanzas internacionales: sólo reciben sus bondades  los sectores más poderosos que se apropian de casi toda la riqueza creada por el conjunto de la población, mientras ésta recibe las pocas migajas que quedan, con lo cual, los más ricos se hacen cada vez más ricos, los pobres cada vez son más pobres, las contradicciones crecen, la crisis se expande y las desigualdades no se resuelven. En este contexto, los países desarrollados exigen a aquellos que sufren los rigores de la crisis que den "señales" a los nuevos dioses del nuevo  del milenio: los mercados y los inversores. En cambio, quienes tienen sus arcas repletas de dólares y lingotes nada hacen por mitigar los dolores de la catástrofe. Ni siquiera el anuncio de condonar deudas a los países más pobres del mundo pueden ayudar a resolverles sus dramas, porque de lo que se trata no es la condonación de deudas sino que nos devuelvan todo el dinero y todas las riquezas  que el sistema colonialista de saqueo, pillaje y explotación  nos robó durante siglos y recién ahí  podríamos decir que la crisis estará resuelta.

Esto es muy importante que se sepa y se conozca porque la crisis de la deuda tiene este antecedente que no puede negarse y mucho menos dejar de mencionarse a la hora de establecer las responsabilidades históricas de semejante problema. Y si en su momento hubo un tribunal internacional en Nuremberg que juzgó y condenó los crímenes nazis, algún día las naciones pobres levantarán con fuerza su acta de acusación al imperialismo y al colonialismo por los desastres que les causaron, por todas las riquezas que les robaron, por las masacres que les impusieron ya que su historia y desarrollo hubiese sido muy diferente si su población no hubiese caído en las garras de las potencias europeas o liquidada físicamente como resultado de la política colonial y esclavista. Por lo tanto, la única solución al mal llamado problema de la deuda es la exigencia de la devolución de los millones de millones robados durante siglos y que los países pobres dejen de transferir recursos al mundo desarrollado. Sólo así y recién ahí se habrá terminado para siempre la crisis de la deuda externa de los países de Asia, Africa y América Latina y nunca más necesitaremos de los planes de ajustes.

Para eso debe llevarse a cabo una gran movilización internacional de todos los países afectados, utilizar todos los canales de la acción diplomática por los distintos frentes disponibles: la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, la Corte Internacional de Justicia de la Haya, la FAO, la UNCTAD, la UNESCO, la UNICEF, el Tribunal Antiimperialista de América, Amnistía Internacional, el Parlamento Europeo, las conferencias del Grupo de los Siete, de los países no alineados, de la OPEP, etc., donde los representantes de las naciones deben exponer a la faz de la tierra las poderosas razones que impulsan exigir que esta medida es la única que nos queda, la única posible, pues  4.500 millones de personas que constituyen el 80% de la población mundial, están plenamente capacitadas, justificadas y autorizadas para imponer su voluntad y nunca más la de las 600 multinacionales y de los gobiernos que las sostienen, financian y apoyan. Los países altamente endeudados no viven en el paraíso del  “primer mundo”.

En realidad, estamos más embarrados en el orden económico internacional de la miseria que se transforma en una miseria del orden económico internacional. Esta crisis financiera provocada por el despilfarro de nuestras riquezas no puede prolongarse por tiempo indefinido, porque la capacidad de pago de  nuestros  países  tiene un límite  más allá  del cual  puede dar  origen a convulsiones que bien podrían evitarse. Si esto no es así, la crisis mundial del endeudamiento habrá de terminar inexorablemente por un repudio en vasta escala, con una disminución drástica del pago de los intereses, o con la transferencia por parte del mundo desarrollado de todo lo que recibieron de más,  lo que trasladaría la carga de las dificultades financieras a Estados Unidos y los centros financieros de Europa y el Japón. Pero hoy la fuerza de los organismos multilaterales de crédito es mayor  que  la  de los  países subdesarrollados y como nuestros gobiernos han aceptado y siguen aceptando los planes de ajuste y austeridad, hacen aun más improbable una salida a la crisis. De la década perdida de los ochenta, hemos  vivido una en los noventa donde se han multiplicado los elementos de la crisis económica con sus componentes más lamentables como la droga, el juego, la prostitución y donde se percibe en el horizonte un fantasma de nuevas crisis. En la Argentina el momento y la gravedad de la situación actual  la determinarán las acciones y las luchas de los ajustados, de los sindicatos no comprometidos con este modelo y por los partidos políticos que en lugar de rendirle examen a los culpables de la crisis como el FMI, asuman sus responsabilidades ante sus electores que exigen la aplicación de medidas socioeconómicas tendientes a frenar el deterioro de su nivel de vida e impulsar el resurgimiento económico en interés del gran pueblo argentino, que ya no soporta más ajuste de ninguna especie.

IX) Por la unión verdadera de todos los  pueblos

Por  todas estas razones resulta urgente convocar a una gran reunión americana que por su magnitud y trascendencia, por su actualidad e importancia en los asuntos latinoamericanos debe ser la clave y la llave maestra que abra las puertas a un gran encuentro de mayores alcances que el de Porto Alegre, para todas las fuerzas revolucionarias y las organizaciones de trabajadores  de todo el mundo que se oponen a la globalización imperialista.
Sería grandiosa la convocatoria a una jornada mundial de lucha y protesta de los trabajadores de todos los países para decir y demostrar que las causas y motivos por las cuales pelearon y murieron aquellos intrépidos y valientes del siglo XIX: nuestros antepasados de las guerras de la independencia, los forjadores de las Internacionales, los fusilados de la Comuna de París, los mártires de Chicago y los que en el siglo XX soñaron con una sociedad de nuevas bases: los movimientos revolucionarios de liberación nacional, los movimientos anticolonialistas, los frentes populares, los movimientos antifascistas, los miles de combatientes del movimiento obrero, campesinos y estudiantes de todos los países y los que en la Argentina vienen luchando por la memoria eterna e imperecedera de los treinta mil desaparecidos, son las mismas que hoy nos tienen sometidos a un régimen socioeconómico depravado, criminal, monstruoso e injusto contra el cual todos ellos serían los primeros en levantarse.

MANIFIESTO A LAS NACIONES DEL MUNDO
POR LA SEGUNDA INDEPENDENCIA.

Declaración de principios y objetivos

Al cumplirse un nuevo aniversario de la heroica y grandiosa declaración de la independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y que hoy formamos la República Argentina, ha llegado la hora de  poner fin en forma total, concluyente y definitiva al poder tiránico, despótico, fascista, criminal, reaccionario e imperialista de esa banda de genocidas de pueblos llamados Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, quienes bajo la dirección de los Estados Unidos y de sus socios imperialistas de la OTAN,  desde hace casi cincuenta años, vienen explotando, saqueando, exprimiendo y exterminando a todo país donde pisan sus monstruosas políticas de ajuste estructural.

Sobre la base del siempre vigente Manifiesto del Partido Comunista de 1848, podemos  afirmar que  hoy hay un nuevo fantasma que recorre el mundo capitalista: el fantasma de la cesación de pagos de los intereses de la deuda externa de los países subdesarrollados que amenaza con una hecatombe financiera colosal nunca vista y conocida. En vista de ello vemos que todas las potencias imperialistas cuyas instituciones financieras son dueñas de los títulos y bonos que reclaman cobrar, se han unido en santa cruzada para acosar y destruir a ese fantasma: las organizaciones multilaterales de créditos, los bancos, los fondos mutuales de pensión, los acreedores externos e internos y las bolsas bursátiles del capitalismo.

¿En que país no se ha tenido que escuchar y soportar la presión demencial del terrorismo financiero internacional? ¿En qué lugar no se ha escuchado la voz del gobierno que, rendido a la voracidad  bestial de esa especie  de craneópatas del imperio de las altas finanzas,  intenta justificar lo injustificable como que pagar los intereses de la deuda es una buena conducta, es un buen negocio, pues de lo contrario, quedaríamos afuera del sistema económico mundial?. De este hecho consumado surge una doble enseñanza: 1º) Que el problema de la deuda externa ya está completamente instalado en la mente y en el corazón de todos los pueblos como un cáncer al que hay que combatir; 2º) Que ha llegado el momento para propalar a la faz de la tierra los conceptos, fines y aspiraciones de todos los países sometidos al chantaje del capital financiero y  elaborar un programa para garantizar los intereses del pueblo, su presente y su futuro y terminar con las agresiones de las organizaciones internacionales de la miseria que nos someten y agobian. Y como ya es hora de que la crisis la paguen aquellos que la causaron damos a conocer este manifiesto.
Teniendo en cuenta que el 12 de julio de 2001 se ha lanzado un brutal plan de ajuste, es decir, días después de conmemorarse un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia de 1816, y que ha sido convertido en ley por el voto del desprestigiado Senado el lunes 30 de julio a las 4:30 horas de la madrugada, tomamos este vibrante documento para transplantarlo al siglo XXI para reafirmar la lucha por la independencia del capitalismo y construir una sociedad sobre la base del programa político, económico y social de la Constitución Nacional:
"Nos, los ciudadanos de la República Argentina reunidos y unidos en asamblea general en expreso cumplimiento y defensa de la Constitución Nacional frente a los gravísimos momentos que estamos viviendo, invocando al pueblo, único y legitimo soberano que preside nuestros actos, en el nombre de todos los afectados por la política criminal del gobierno y por la autoridad que las circunstancias nos convocan, protestando con todas las fuerzas disponibles a las naciones del mundo para que nos escuchen, a nuestros hermanos de América Latina que sufren los mismos problemas que nosotros y a los hombres que nos quieren: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable del gran pueblo argentino romper los violentos vínculos y todo tipo de relaciones económicas y financieras que nos ligan, atan y someten al fascismo de mercado internacional representados por las bestias del Fondo Monetario Internacional, por los cavernícolas del Banco Mundial y por las demás caníbales de las organizaciones financieras multilaterales de crédito, recuperar los derechos de los que hemos sido despojados por un gobierno que se rinde ante el imperio e investirse del alto carácter de una nación auténticamente libre, realmente justa, poderosamente soberana y verdaderamente independiente de los malditos mercados y de quienes los financian, sostienen y apoyan. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para  darse las formas que exija la justicia para asegurar el porvenir de la patria y para garantizar los intereses, derechos y necesidades de la Nación Argentina."

Por estas razones:

Como Mariano Moreno, el 11 de octubre de 1810: Decimos:
"NO PUEDEN ATACARSE IMPUNEMENTE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS"

Como el Dr. Manuel Belgrano, el 2 de octubre de 1813. Decimos:
"HEMOS DE SER LIBRES E INDEPENDIENTES"

Como el Libertador Gral.  José de San Martín en 1820: Decimos:
"VIVOS O MUERTOS, JAMAS ESCLAVOS"

Como Esteban Echeverría, el 23 de junio de 1838: Decimos:
"GLORIA A LOS QUE NO SE DESALIENTAN EN LOS CONFLICTOS Y TIENEN CONFIANZAN EN SU FORTALEZA. DE ELLOS SERA LA VICTORIA"

Como Luis María Drago, el 29 de diciembre de 1902: Decimos:
"NO PUEDE HABER EXPANSIÓN TERRITORIAL EN AMÉRICA NI OPRESIÓN DE LOS PUEBLOS EN ESTE CONTINENTE"

Como José Ingenieros, el 1º de noviembre de 1906: Decimos: "ASPIREMOS TAMBIÉN A QUE NUESTRO PUEBLO SEA ALGUIEN EN LA HUMANIDAD"

Como Don Lisandro de la Torre, el fiscal de la República: Decimos:
"PAGAR LA DEUDA EXTERNA SERÁ UNA BUENA CONDUCTA,
PERO ES SUICIDA".

Como en el Cordobazo de Mayo de 1969: Decimos:
"EL PUEBLO UNIDO JAMAS SERA VENCIDO"

Y como las Madres de Plaza de Mayo: Decimos:
"RETROCEDER NUNCA, RENDIRSE JAMAS"





[1] Karl Marx, El Capital, Tomo III, Cap. XXX, pág. 486, Ed. Cartago, México, 1983
[2] Karl Marx, El Capital, Tomo III, Cap. XXXIII, pág. 545, Ed. Cartago, México, 1983.
[3] Karl Marx, El Capital, Tomo III, Cap. XXXIII, pág. 545, Ed. Cartago, México, 1983.
[4] John Maynard Keynes, Consecuencias del hundimiento de los valores monetarios en el sistema bancario, Agosto de 1931. Ensayos de persuasión, Tomo I, pág. 163/164, Ed. Folio, Barcelona, 1997.
[5] Ted Grant, Crash en la Bolsa: un análisis de la situación económica  global, Noviembre de 1997 (Ver www.elmilitante.org).
[6] Manuel Funes Robert, La lucha de clases en el siglo XXI, Ed.ESIC, Madrid, 1997
[7] Para conocer con más detalles los espléndidos resultados de la unión de EE.UU., Canadá y México pueden consultar "NAFTA at Seven, its impact on workers in all three nations" by Economic Policy Institute, Washintgon USA, donde Estados Unidos perdió 766.030 puestos de trabajo; para México los salarios de los trabajadores cayeron un 25% mientras que los ingresos de los trabajadores independientes cayeron 40%, pese a que el empleo de  México haya crecido de 33,9 millones a 39.1 millones  de personas entre 1994 y 1999.  Canadá registró en los años noventa el  peor resultado en todo el siglo, sólo superado por la crisis de 1930.
[8]ADAM SMITH (1723-1790). Investigación sobre el origen y las causas de la riqueza de las naciones, 1776, Libro II, Cap. III. Utilizo la versión de Karl Marx, Teoría sobre la plusvalía, Tomo I, pág.253, Ed.Cartago, Bs.As., 1974.

[9] Riordan Roett, "Democracy and Debt in Sout America: a Continent's Dilemma", en Foreign Affairs, Nº 62309, 1983, p. 696. Citado por Ana Julia Faya, "Las relaciones interamericanas: la crisis del sistema", Cuadernos de Nuestra América, Vol. IV, Nº 8, Julio y Diciembre de 1987, pág. 20 y 21.
[10] The rise of corporate global power, by Sarah Anderson and John Cavanagh, Institute for Policy Studies, December 4, 2000).
[11] Clarín, Suplemento económico  del 8 de septiembre de 1999.
[12] Cash, suplemento económico de Página 12, 20 de mayo de 2001, Nro. 579.
[13] Ver el trabajo "Empresarios de la educación. Un estudio de la educación con fines de lucro", por Carrie Lips, por el Cato Institute, noviembre de 2000 disponible en Internet en www.elcato.org.
[14] Juan Bautista Alberdi, Escritos Económicos, Tomo I, página 360, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1996.
[15] El señor Kissinger es el mismo que en su carácter de Consejero para la Seguridad y luego como Secretario de Estado del gobierno de Nixon apoyó los bombardeos con napalm al heroico y valiente pueblo vietnamita. Es el mismo que tuvo una participación decisiva en el golpe de Estado contra Salvador Allende en septiembre de 1973 y en la elaboración de la doctrina de la represión contra los movimientos revolucionarios en América Latina. Es el mismo que hoy se niega a declarar en los tribunales franceses para que aporte datos sobre el Plan Cóndor. Este siniestro personaje recibió el premio Nobel de la Paz. 
[16] Ver Ambito Financiero del 16 de diciembre de 1999, segunda sección, página 8.
[17] Paul Baran, La economía política del crecimiento, pág.279, FCE, Ed. 1962
[18] Citado por Víctor Testa, El capital imperialista, pag. 154, Ed. Fichas, Buenos Aires, 1975