El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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domingo, 30 de abril de 2017

LA HISTERIA DE LA HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS CONTRA COREA DEL NORTE

Por Sergio Daniel Aronas – 30 de abril de 2017

La histeria militarista con la que la bestia fascista de Donald Trump lanza sus amenazas de guerra contra la República Democrática Popular de Corea (RDPC o Corea del Norte) forma parte de la historia de mentira para engañar al mundo para determinar de dónde viene el peligro a la paz mundial y cómo se puede prevenir.

El gran culpable de la situación en la península coreana es la presencia de las fuerzas armadas de los Estados Unidos que nunca se retiraron de esa zona como debieron hacerlo en 1945 luego de terminar la Segunda Guerra Mundial. Corea del Sur es una base militar yanqui armada hasta los dientes con 30.000 soldados, bombas nucleares, la flota completa del Pacífico y los muy imperialistas quieren que el vecino del norte se quede quietito y se rinda a las pretensiones del gobierno de Trump. Los militares USA están terriblemente desesperados por llevar la guerra contra Corea del Norte como hicieron con Panamá, Yugoslavia, Afganistán, Irak y Libia. Quieren una reunificación sobre los escombros de una aniquilada Corea del Norte y parece que no recuerdan las lecciones de la historia cuando entre 1950 y 1950 el Ejército Popular Coreano con la ayuda de China derrotaron a los invasores estadounidenses y los hicieron retroceder al paralelo 38. Estados Unidos no quiere firmar un tratado de paz definitivo porque sería reconocer el fracaso de su política expansionista en la región; no permite la reunificación bajo la forma de estado confederado como lo había propuesto hace muchos años Kim Il Sung, el líder histórico de Corea del Norte; Corea del Sur es un país colonizado por Estados Unidos y ambos pegan el grito en el cielo porque el Norte prueba sus nuevos misiles ejerciendo su derecho natural a la autodefensa teniendo muy en cuenta el pasado reciente de invasiones y agresiones que sufrió durante todo el siglo XX. Además no constituye ninguna violación a normas ni a tratados internacionales como lo reconoció el New York Times en 2006, al afirmar que los misiles coreanos no representan ninguna amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Pero la propaganda de los medios de comunicación presenta a Corea del Norte como una “sanguinaria dictadura” y al Sur como una “hermosa democracia” y bombardean a diario demonizando al gobierno de Pyonyang. Corea del Norte desarrolló su país siguiendo su propio modelo, su propia vía, su propios métodos, sin copiar a nadie y es por eso que su sistema no se derrumbó (hecho con el que sueña Trunp y la Rand Corporation ha publicado un extenso ensayo sobre lo bueno que sería que colapse el Norte ya que facilitaría la reunificación, siguiendo el modelo alemán de 1990), sigue vigente y con una economía capaz de sostener un poderoso ejército que está capacitado para defender su patria si los hitlerianos yanquis se atreven a pisar su territorio.

Corea hoy está dividida por culpa de la política exterior de los Estados Unidos, una nación que por cinco mil años vivió en un mismo territorio, teniendo un alto aprecio por sus vínculos de sangre que los unían con sus antepasados  comunes. Esta división ha significado una gran tragedia para el pueblo coreano y es por eso que la solución que lleve a la reunificación debe ser únicamente pacífica para lo cual se requiere una solución impostergable que los imperialistas de los Estados Unidos solo lo ven por la vía militar y no en la mesa de negociaciones porque quieren vengarse de la derrota de 1953 que nunca han reconocido como tal.  

Para entender esta historia sobre los hechos en la península coreana reproduzco de mi archivo las siguientes notas publicadas 5 de enero de 2004 en Rebelión por Gary Leupp, profesor de Historia en Tufts University, y profesor adjunto de religión comparativa. Es autor de "Male Colors: The Construction of Homosexuality in Tokugawa, Japan and Interracial Intimacy in Japan: Western Men and Japanese Women, 1543-1900". Su correo es: gleupp@granite.tufts.edu
1. La península coreana, poblada por uno de los grupos étnicos más homogéneos del mundo, y unificada desde el siglo VII hasta 1945, está dividida ahora en dos naciones, debido sobre todo a las acciones de la administración Truman y de los militares de EE.UU. Es algo en lo que coinciden los coreanos del Norte y del Sur. El historiador Bruce Cumings hace una buena presentación de los hechos en los dos volúmenes de su magistral libro, "The Origins of the Korean War". Corea fue una colonia japonesa de 1910 a 1945. Cuando los japoneses se preparaban a rendirse a los aliados, hicieron lo mismo que en otros sitios en Asia: entregaron el poder a la gente local esperando que las potencias occidentales no colonizarían, o no continuarían colonizando, a las naciones asiáticas. (Fue uno de los principales resultados de la Guerra del Pacífico, que por cierto ayudó a producir el fin de las administraciones coloniales en las Filipinas, Indonesia, Vietnam, Laos, Camboya, Birmania, Malasia, etc.) Líderes de los comités de auto-gobierno opuestos a la ocupación japonesa formaron la "República Popular Coreana" en Seúl el 6 de septiembre de 1945. Tenía una dirección de amplia base que incluía de la derecha a la izquierda. Cuando el teniente general John R. Hodge, jefe de la ocupación de Corea por EE.UU., llegó poco después a Incheon, ordenó que las autoridades japoneses continuaran en sus puestos, se negó a reconocer la república recién formada y, por cierto, incluso prohibió toda referencia a esta última. EE.UU. se haría cargo de lo que era considerado como una nación enemiga derrotada. Esta actitud produjo amplio resentimiento y resistencia en Corea. (Compárese con el Irak ocupado de la actualidad.)

2. Al acercarse el fin de la guerra, los aliados soviéticos de EE.UU. propugnaron la independencia de una Corea unificada lo más rápido posible. Por su parte Truman sugirió un fideicomiso que duraría decenios, citando el caso de las Filipinas. Los soviéticos, por previo acuerdo en los últimos días de la guerra, declararon la guerra a Japón e introdujeron tropas en Manchuria, Corea, y en las islas al norte de Hokkaido. Podrían haberse apoderado fácilmente de toda la península coreana. En lugar de hacerlo, consultaron el Departamento de Estado de EE.UU., y aceptaron detenerse en el paralelo 38, donde esperaron la llegada de fuerzas de EE.UU. para aceptar la rendición japonesa en la mitad sur de la península. (Diría que fue una conducta bastante complaciente). El Ejército Rojo entregó el poder al Partido de los Trabajadores de Corea, dirigido por Kim Il-sung, un legendario líder guerrillero que había combatido a los japoneses en Manchuria (donde existe una gran población de etnia coreana.)

3. En el Sur, las autoridades de ocupación de EE.UU. instalaron como presidente al líder nacionalista coreano Syngman Rhee. Su régimen dictatorial provocó la resistencia de los comités populares, los que -aunque eran bastante independientes- simpatizaban con la dirección en el Norte. Esa dirección exigía la reunificación de la península y el retiro de las tropas extranjeras; pero las autoridades de EE.UU., al notar que el Norte se estaba convirtiendo en parte de un bloque comunista en expansión, se decidieron a establecer una república surcoreana separada. Ésta, como el Japón ocupado de aquel entonces y la República de China de Chiang Kai-shek, mantendría una alianza anticomunista con EE.UU. Después del colapso de las negociaciones entre EE.UU. y la URSS sobre la reunificación coreana, se formó la República de Corea en el Sur, y la República Democrática Popular de Corea en el Norte, en mayo de 1948. Los soviéticos retiraron sus tropas de la península; EE.UU. continúa hasta nuestros días con una gran fuerza militar en el Sur. (El hombre de Washington, Rhee, fue derrocado por un levantamiento dirigido por los estudiantes después de una elección fraudulenta en 1960.)

4. El 25 de junio de 1950, las fuerzas norcoreanas cruzaron el paralelo 38 en un esfuerzo por establecer el control de Pyongyang en toda la península. Tomaron Seúl tres días más tarde, fácilmente. Encontraron poca resistencia de sus compatriotas en el Sur y, por cierto, encontraron mucho apoyo. Pero EE.UU. no estaba dispuesto a que Corea se reunificara según los deseos de Pyongyang. Contraatacó con cierto apoyo de sus aliados, y con la hoja de parra de la autorización de la ONU, (El embajador soviético se encontraba ausente cuando se votó en el Consejo de Seguridad, y el régimen de Chiang Kai-shek en Taiwán ocupaba el puesto de China). Al acercarse las tropas de EE.UU. al río Yalú (la frontera natural entre Corea y China), las fuerzas de la nueva República Popular acudieron a ayudar a las fuerzas de la RDPC, provocando grandes daños a los estadounidenses sobre-extendidos. La guerra terminó en un punto muerto tres años más tarde, después de unos cuatro millones de muertos. La frontera anterior a la guerra ha sido mantenida bajo las condiciones del armisticio. Corea del Norte continúa insistiendo en que el Sur está ocupado por EE.UU., y que EE.UU. ha impedido la reunificación deseada por todos los coreanos. Históricamente, la posición oficial de EE.UU. ha sido que Corea del Sur es una democracia (aun bajo sucesivas brutales dictaduras, las de Rhee, Park Chung-hee, Chun Doo-hwan, etc.), mientras que el Norte es un malvado estado totalitario comunista. La posición del vicepresidente Cheney, como señaláramos, es que Corea del Norte debe ser derrotada, y sólo después de esa derrota, reconectada con el buen Sur, pro- estadounidense, capitalista, democrático.

5. El Sur es actualmente una potencia económica; su PIB es el doble del de los Países Bajos. Pero ocurren crisis, como la de 1997, y depende, por cierto, del capital internacional y no puede mantener una política externa realmente independiente. La economía surcoreana se globaliza y depende cada vez más del control extranjero. La economía norcoreana, por otro lado, está en una condición miserable. Aunque Pyongyang ha realizado, oficialmente, la política de juche (independencia), fue gravemente afectada por la implosión de la URSS y el colapso de su bloque. Desastres naturales, como las inundaciones de 1996 que destruyeron la mayor parte de la cosecha de arroz, han causado falta de viviendas y hambre. Pero si alguien insinuara que esa suerte es el resultado inevitable del propio sistema norcoreano, Cumings señala que en 1980, la mortalidad infantil en el Norte fue inferior que en el Sur. La expectativa de vida era más elevada. El uso de energía per capita era el doble de aquel del Sur. (Boston Globe, 21 de diciembre de2003).

6. De las dos Coreas, la primera que comenzó un esfuerzo sistemático para adquirir armas nucleares fue el Sur. El régimen de Park Chung-hee fue obligado a abandonar su programa nuclear bajo la silenciosa presión de la administración Carter en los años 70. Los coreanos podrían haber producido dos armas nucleares en 1992. En 1994, la administración Clinton negoció un acuerdo por el cual Pyongyang suspendió sus programas de armas nucleares a cambio de petróleo y la construcción auspiciada por el extranjero de dos reactores nucleares de agua ligera. Pero EE.UU. no se ajustó al acuerdo y Corea del Norte reinició su programa. Después de retirarse del Tratado de No-Proliferación Nuclear en enero del año pasado, desarrolla ahora ese programa legalmente, argumentando (razonablemente) que es necesario para su auto-defensa. Tal como solía argumentar EE.UU., seguido por la URSS. Gran Bretaña, Francia, China, Pakistán e India. Israel nuclear argumentaría lo mismo si hablara de su programa, pero su política es no hacerlo. (EE.UU. actualmente da la impresión de que todo recién llegado nuclear comete un acto fundamentalmente malvado al adquirir esa tecnología. Pero, colocando las cosas en perspectiva, hay que señalar que cada nuevo estado nuclear simplemente sigue los pasos de los que comenzaron por desarrollar armas nucleares y utilizarlas, con impenitente eficacia, contra Hiroshima y Nagasaki.)

7. Los últimos presidente de Corea del Sur han seguido una política de "diplomacia de rayo de sol" hacia el Norte. El presidente Kim Dae-jung visitó Pyongyang y se reunió con Kim Jong-il en 2000. Cuando George W. Bush llegó al poder y se reunió con Kim en 2001, indicó, muy a pesar de este último, que EE.UU. no tenía interés en su "diplomacia de rayo de sol" sino que deseaba confrontar agresivamente a Corea del Norte.

8. La mayoría del pueblo en Corea del Sur cree actualmente que Estados Unidos constituye una mayor amenaza para su país que Corea del Norte, y incluso existe considerable simpatía en el Sur para la estrategia nuclear del Norte. Muchos consideran que sus compatriotas al otro lado de la frontera están siendo intimidados por la potencia culpable de la división de la península; dicen que no temen al Norte o creen que sus armas sean desplegadas contra ellos. Son coreanos, después de todo, tratados injustamente históricamente por japoneses y estadounidenses, chinos y rusos, mucho más que los unos por los otros.

Como ya he señalado, no soy un admirador del Querido Líder Kim Jong-il (y tampoco del actual líder surcoreano Roh Moo-hyun). El líder norcoreano es generalmente definido como "estalinista", aunque no estoy seguro de que la definición sea justa con José Stalin. Es absurdo llamarlo "maoísta". (El maoísmo enfatiza la vulnerabilidad del proyecto socialista, y la posibilidad muy real de una restauración del capitalismo, que es desde luego lo que ha sucedido en la RPC. El marxismo oficial de Corea del Norte presenta al actual estado norcoreano como un paraíso invulnerable de los trabajadores, que no puede ser debilitado porque la Historia no permite que ocurran reveses semejantes). La ideología oficial norcoreana me parece como una peculiar mezcla de confucionismo, apasionado nacionalismo, y marxismo-leninismo no-digerido. La devoción filial a la casa de Kim Il-sung, Padre de la Nación, es el tema central de esa ideología. Por ello, tanto Washington como Pyongyang son sumidos en la ignorancia por enfoques simplistas, dogmáticos, de la realidad. Pero el deseo de guerra parece ser mucho mayor de un lado que del otro.

¿Frustrará la visita de expertos nucleares no-gubernamentales de EE.UU. a Corea del Norte, el esfuerzo de los neoconservadores de derrotar el "mal" norcoreano? ¿Producirá un acuerdo sin cambio de régimen, muy a su pesar? Bruce Cumings declaró al Boston Globe: "Si la guerra de Irak hubiera llegado rápida y exitosamente a una conclusión, hubiéramos tenido una importante crisis con Corea del Norte este otoño [2003]. Era bastante evidente que la administración Bush pensaba que Corea del Norte era la próxima en su lista si la guerra de Irak iba bien". Interpretando a Cumings: la obstinada resistencia a la invasión y a la ocupación de los iraquíes, que combaten en el campo de batalla que Bush calificó de "centro" de la "guerra contra el terror" ha sido importante para el pueblo coreano, al otro lado de Asia, que no quieren estar en esa lista y (como los sirios, los iranios, los cubanos, los libios, y la mayoría de la gente) no quiere que los estadounidenses los asesinen. Actualmente parece que el Departamento de Estado (con la excepción de Bolton) se inclina a echar marcha atrás ante nuevas matanzas, porque las diversas repercusiones lo ponen nervioso. Pero los neoconservadores que dirigen el Departamento de Defensa [sic] están tan ansiosos como siempre para imponer un Fin del Mal, y es probable que nada de lo dicho o mostrado en Yongbyon durante esta semana podrá frenar su desenfrenada voluntad de vencer”.