El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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sábado, 18 de febrero de 2017

“CEO”: UNA SIGLA MUY DE MODA Y MUY MOLESTA

Por Sergio Daniel Aronas – 09 de febrero de 2017

El uso de la sigla “CEO” que los periódicos, suplementos y revistas de economía utilizan para designar al Director Ejecutivo, Director General, Presidente Ejecutivo de las empresas se ha convertido con una execrable moda que le gusta mucho a nuestra clase dueña de los medios e instrumentos de producción para quedar bien con sus socios empresarios de las grandes compañías multinacionales, ya que de esa forma se sienten o creen que están en el mismo nivel de status empresarial. La principal ventaja es que les ahorra tinta y palabras para nombrarlos. Además queda muy lindo decir “CEO” a esta o aquella gran empresa.

Nuestra idioma es tan amplio, tan rico y tan bello que no hay necesidad de recurrir a tan estúpida e insípida expresión que solo indica apariencia, como la de creerse que están en el “primer mundo”. Claro: queda muy bien, eleva el status y el prestigio de quien lo es tanto en su Curriculum Vitae como en su escritorio o en la puerta de la oficina. Una forma de “ser alguien”, “estar bien con uno mismo”; una forma de mirar a los demás desde arriba, como si se tratara de un ser superior otros y esa supuesta superioridad puede engendrar –en palabras de Friedrich Engels- el germen de su propia ruina.

Continúen llamándose “CEO”; para nosotros seguirán siendo lo que siempre fueron: empresarios capitalistas, fanáticos explotadores e insaciables hombres en busca de la ganancia fácil si es posible o por la ganancia máxima, aplastando a todo el mundo y violando las leyes de la naturaleza. Son evasores, lavadores de dinero, defraudadores del fisco y llorones hasta la eternidad como los terratenientes del campo.

El CEO está de moda y a ellos los medios de comunicación recurren incesantemente para que hablen de todos los temas de actualidad: de política, economía, ciencia, arte, deportes, espectáculos, música, hasta de matemática, química y física atómica. Pululan en los diarios, revistas, publicaciones, informes, papers y cuando van a la justicia a declarar por alguna causa, todos nos preguntamos: -“Mirá a quien llaman a declarar a los Tribunales”. Porque el CEO es hombre respetable, intachable, un caballero, un gentleman, un hombre público que se muestra preocupado por su trabajo, su empresa y su entorno. Ahora cuando de ahí vamos al ámbito privado, su figura se transforma en un ser abominable o también puede ser un estupendo padre de familia, buen marido y que siempre está en todo para solucionar todo.

Hoy el CEO parece que se ha convertido en un ejemplo a imitar los jóvenes imberbes que trabajan en grandes multinacionales, estudian en Universidades privadas y quieren formarse a su imagen y semejanza porque tras él viene el dinero, esa prostituta del género humano, según palabras de William Shakespeare.

Hoy los podemos ver muy bien en la actual composición del gabinete de ministros del actual gobierno argentino, como así también en las reuniones de altos ejecutivos de las diversas centrales empresarias que los agrupa cuando patalean a viva voz: “Tenemos que recudir los costos laborales”; “los impuestos nos están matando”.

Todos sabemos cuál es la esencia de este perimido discurso que hasta el viejo y querido camarada Adam Smith (por el que Karl Marx sentía respeto y admiración) los refutó hace 240 años. El problema de estos CEO””es que no lo han leído en forma completa y lo invocan sin saber lo que realmente escribió cuando describe a los fabricantes y mercaderes preocupados por las ganancias de los otros y no se preocupan de los efectos perniciosos de sus propios beneficios. Lean esa cita que es muy recomendable..