El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

viernes, 22 de julio de 2016

ARGENTINA: EL SEGUNDO SEMESTRE ECONÓMICO DE 2016

Por Sergio Daniel Aronas – 21 de julio de 2016

Desde que asumió la presidencia el gobierno de Mauricio “Marioneta” Macri vino diciendo que las “mejoras” en la economía del país y de nosotros, los habitantes de la República Argentina, iban a dar sus frutos porque el ajuste brutal implantado habría de superar los sus efectos perniciosos y que por lo tanto, se abriría un período de crecimiento, prosperidad, confianza, inversiones, reducción de la inflación y del desempleo.

Semejante mentira queda evidenciada a la luz no sólo de la estadística sino por los terribles resultados ocasionado por el violento impacto de las medidas tomadas por este gobierno proimperialista que ya causa alarma en la propia burguesía dueña de las empresas.

Las autoridades del equipo económico como así también el presidente y su gabinete de ministros, están tan confiados y esperanzados en este dichoso segundo semestre que sólo puede concebirse en su propia cabeza y no porque tenga una estrategia elaborada con suficiente minuciosidad permitir el despegue de la economía sino que es sólo expresión y cuestión de deseo puesto que no hay ninguna evidencia tanto de corto como de largo plazo que haga realidad el sueño de este gobierno.

Lo lanzaron con bombos y platillos casi utilizando el lenguaje del gobierno iniciado el 8 de julio de 1989 cuyo nombre no queremos recordar por todos los males que causó al país. Y este planteo del futuro crecimiento es como si llegara mediante un golpe de barita mágica a nuestro país una reiteración de aquella gran mentira que fue el “salariazo” y la super revolución recontra hiper productiva”.

La Argentina es un país verdaderamente generoso. Y no es para menos si tenemos un Ministro de Hacienda y Finanzas (Ex Economía) que se baja los pantalones para pedirle perdón a los empresarios españoles de Repsol por la estatización realizada por el gobierno anterior, lo que evidencia el desconocimiento total de este muchachito del prontuario criminal de esta compañía petrolera que no tiene un solo pozo de petróleo propio. Y en una gran cantidad de países los desastres ecológicos han sido de una magnitud gigantesca que tardarán años en resolverse.  

Los resultados de la política económica

La Macri-nomics, como llamó el Financial Times a las medidas tomadas por el gobierno de Marioneta Macri, han tenido un resultado catastrófico para el conjunto del pueblo argentino debido a qué profundizó y agravó la tendencia recesiva que mostraba los últimos meses el gobierno de Cristina Kirchner, donde aparecía como principal problema a resolver la elevada inflación, la caída de ventas tanto en el mercado interno como en el externo, los altos índices de pobreza e indigencia que trataron de ocultar y un factor decisivo en la política de ventas de la empresas que es la reducción de la tasa de ganancia.

El nuevo gobierno que asume en diciembre de 2015, aplica toda violencia como nunca antes se vio en la historia un fuerte ajuste fiscal y monetario, bien dentro de la línea ortodoxa que promueven los economistas defensores del capitalismo salvaje y con el lógico amparo del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Estas medidas favorecieron directamente a la clase capitalista empresaria, dueña de los medios e instrumentos de producción con el supuesto intento de sacarlos de la crisis, promover la expansión de los negocios mediante incentivos impositivos y cambiar la matriz del crecimiento económico.

Estos seis meses de Macri en el gobierno han sido una guerra declarada a los trabajadores, a los salarios y al conjunto del pueblo de manera como jamás se dio en la Argentina, ni siquiera en los tiempos de la dictadura. Entre las medidas decretadas estuvo la devaluación, que es un típico reclamo de los sectores exportadores para lograr un dólar muy alto de modo que cuando ingresen divisas a las cuentas bancarias de estos llorones, se incremente de manera gigantesca por efecto del aumento del tipo de cambio. La segunda y que acompaña a la primera fue la eliminación de las retenciones a las exportaciones agropecuarias con lo cual el estado deja de percibir 16 mil millones de dólares siendo acaparada esta suma por la clase terrateniente y ganadera sin mover un solo dedo. La tercera medida del ajuste estructural fueron los pavorosos, desmedidos y salvajes aumentos de las tarifas de los servicios públicos que siempre se quejan del supuesto atraso de sus costos, pero nunca dicen nada de los subsidios que el da el Estado.

Es una política de ajuste para disciplinar a la clase trabajadora en su conjunto y hacer caer todo el peso de la crisis en el conjunto del pueblo cuando los responsables de esta situación son las mismas empresas que jamás invirtieron en la magnitud de los servicios que deben prestar. En este ajuste el disciplinamiento de los trabajadores se logra a través de la competencia  feroz entre ellos en la búsqueda de trabajo, situación que la clase capitalista aprovecha para bajar los salarios a niveles paupérrimos y obligar a que trabajen por lo que sea y por el tiempo que los patrones requieran. Ya se aplicó varias veces este método siniestro en la economía argentina y que a la burguesía le ha dado notable éxitos al lograr mano de obra barata, obligándola a trabajar por tiempo indeterminado.

El autor de esta no la vivió en carne propia entre 1995 y 2004 con jornadas de trabajo que empezaban a las 8 de la mañana y terminaban a las 11 de la noche, es decir, 15 horas de trabajo sin cobrar horas extras, ni viáticos, ni premios ni nada. Así paga el capitalismo salvaje.   

Los efectos de la devaluación

La devaluación del peso repercute inmediatamente en el nivel general de precios debido, primero, al aumento simultáneo de los precios en pesos de las exportaciones y, segundo, por el aumento de los costos de las industrias que utilizan insumos importados. El aumento de los precios internos de la producción agropecuaria y de las industrias que utilizan insumos importados provoca una caída de los salarios reales debido al incremento de los precios de los artículos de consumo (de origen agropecuario e industrial) adquiridos por los trabajadores. Tanto como en el pasado, el sector agropecuario exportador esta interesado en la devaluación de la moneda nacional por los beneficios que ella le proporciona en términos de absorción de ingreso de los otros sectores de la economía nacional.

Por un lado, una moneda de menor valor hace más costosas las importaciones (hace falta una mayor cantidad de la divisa nacional para comprar la divisa extranjera y por lo tanto importar bienes y servicios). Las brutal devaluación cercana al 70% en el marco de un esquema llamado de “flotación sucia” porque se basa en un sistema de banda mínimos y máxima y en función de cómo se opere en las transacciones, el Banco Central interviene o no. Para éste lo importante que se mantenga entre esos valores que para los economistas defensores del capitalismo es el nivel que garantiza el “equilibrio de los mercados· Esta violenta devaluación acompañada por la eliminación de las retenciones a las exportaciones (o derechos aduaneros) desató una estampida de precios provocada por las empresas que fabrican. Es decir que el mismo gobierno provocó lo que quería evitar y la situación se le fue de las manos porque en la Argentina, la producción de los principales productos están concentrados en pocos compañías que forman tanto mercados monopólicos como oligopólicos, repartiéndose entre ellos los mercados, las ventas y sus “ganancias”.

Por otro lado, la devaluación combinada con la eliminación de las retenciones, la liberación del cepo cambiario, no hizo más que desencadenar un aumento masivo de precios que repercutió en la feroz caída de los salarios, la pérdida de nuestro poder adquisitivo, la baja terrible del consumo y todo esto terminó con el cierre de pequeñas empresas. Pero de todas estas, la principal consecuencias perniciosa es la reducción de los salarios. La devaluación del peso repercute inmediatamente en el nivel general de precios debido, primero, al aumento simultáneo de los precios en pesos de las exportaciones y, segundo, por el aumento de los costos de las industrias que utilizan insumos importados. El aumento de los precios internos de la producción agropecuaria y de las industrias que utilizan insumos importados provoca una caída de los salarios reales debido al incremento de los precios de los artículos de consumo (de origen agropecuario e industrial) adquiridos por los trabajadores. Tanto como en el pasado, el sector agropecuario exportador esta interesado en la devaluación de la moneda nacional por los beneficios que ella le proporciona en términos

La eliminación de las retenciones

Las retenciones a las exportaciones agropecuarias, también llamados derechos aduaneros, es un tributo que se cobraba por cada una de las operaciones de ventas al exterior que realizan las empresas y se pagaban en el momento de embarcar los contenedores en los boques en las terminales de puerto. Este importe figura en cada permiso de embarque en cuenta llamada derechos aduaneros y que el estado le cobraba en un porcentaje sobre el importe declarado en dicho permiso.

Para los señores del campo, los dueños de las grandes extensiones de tierra en la Argentina cualquier clase de impuesto es para ellos “distorsivos” y siempre se quejan de que sus producciones y la tasa de ganancia que aspiran obtener nunca les alcanza, siempre tienen pérdidas y se lloran al estado cuando la situación económica y financiera se les complica. Lo verdaderamente distorsivo es que nunca quieran pagar impuestos, que se quejen cada que tienen que tributar. Lo distorsivo son sus pretensiones de clase privilegiada que quieren vivir al margen del sistema tributario y utilizar al estado en su propio beneficio para que les licue sus deudas con el exterior, le subsidien la producción y obtengan ganancias siderales. Lo auténticamente distorsivo es el eterno intento de los terratenientes que nada satisface sus apetitos hegemónicos y sus ambiciones por el dinero.

Nunca quieren pagar impuestos y hacer todo lo posible por evitar la imposición de tasas por más pequeña que estas puedan llegar a resultar, esgrimiendo recursos falaces de echarle la culpa al estado por la situación que atraviesan las empresas del sector.

En los años de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner nunca le fue tan bien al campo con en esos doce años donde alcanzaron una expansión inusitada de exportaciones con la soja como punta de lanza.

Se contradicen ellos mismos cuando dice que como las retenciones no tienen una gran incidencia en el total de los impuestos recaudados por el estado, no habría nngún problema en eliminación dichas retenciones. Esto es un planteo falso puesto que si no tienen tanto incidencia en el total de los impuestos, si no tienen mucho peso en la estructura tributaria argentina, está bien claro que pueden pagarlos sin problema y sin generar sus lamentos y lagrimeos por un tributo que pueden pagarlo y nada afecta a sus ganancias, a sus activos y a sus patrimonio.

Los exportadores agropecuarios venden y cobran en dólares de modo que ni la devaluación
puede afectar en alguna etapa productiva sus elevadísimas tasas de ganancias. Los explotadores le tienen horror a la palabra impuestos como los físicos temen al vacío. La diferencia es que los silos nunca están vacíos, sino lleno de cereales esperado la orden de vender al exterior y mover la rueda de sus beneficios astronómicos. Los capitalistas sean del campo o de la industria, nunca dicen lo que ganan, ocultan sus ganancias para menos impuestos y como tienen estudios de contadores y abogados muy profesionalizados y especializados en evasión y elusión impositiva, tienen todo a su favor para crear las condiciones de eludir sus responsabilidades tributarias-

Estas empresas agroexportadoras son compañías de tipo oligopólicos, es decir, muy pocas que manejan un mercado multimillonario y no son todos los productores los que lo pagan, sino los que exportan y éstos son una pequeña cantidad pero altamente concentrados y muy poderosos con vastos intereses y entrelazamientos naciones e internacionales, con poder de lobby y con funcionarios y dirigentes que estuvieron en el estado y al pasar a la actividad privada y viceversa aceitan todo ese sistema de relaciones para favorecerlas de todas las maneras posibles. Es mentira que las retenciones les afecten derechos de propiedad, que sea confiscatorio o que les perjudique sus tasas de ganancias.

No pueden esgrimir esos argumentos porque la historia los ponen contra la pared porque su origen de grandes propiedades viene del despojo, robo y reparticiones de los pueblos originarios tras la mal llamada Guerra del Desierto de 1879 que permitió a las grandes familias terratenientes agrupadas en la Sociedad Rural financiar dicha campaña para luego quedarse con las tierra regadas con la sangre de los pueblos pampas, tehuelches, onas, pehuenches, mapuches, araucanos, puelches y otros en la actual Patagonia y luego brindar por la Patria.


Transcribimos un pasaje del estudio realiazado por el Dr. Jorge Saverio Matimata, abogado especializado en derecho tributario “Retenciones y política tributaria integradas en un sistema económico y financiero”, donde afirma la validez de este impuesto con estos términos y la importancia que tiene en el sistema económico argentino:
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Si no existieran retenciones a las exportaciones, los productores nacionales optarían por exportar su producción o colocar sus mercaderías en el mercado interno a precios internacionales, pero en éste último caso con un poder adquisitivo devaluado, lo cual generaría una selectiva concentración del consumo por el valor internacional de los bienes y servicios ofrecidos, haciendo inaccesible el acceso a dichos productos a una gran mayoría de personas.

-Consecuentemente las retenciones a las exportaciones operan como reguladoras del mercado interno y como recursos tributarios, no solo desde que los ingresos generados sin retenciones generarían una importante concentración de la riqueza y valores inaccesibles, sino por que gravan ganancias extraordinarias tanto con fines fiscales como parafiscales desde que regulan los precios internos.

Por tal razón, la herramienta tributaria bajo análisis constituye por un lado, un elemento regulador de una economía que produce y exporta en el contexto de una política monetaria que subvenciona una divisa cara y subsidios a los combustibles con fines de exportación, y por otro lado cumple una función recaudatoria gravando ganancias diferencia de cambios.

El tarifazo de los servicios públicos

La tercera y una de las más violentas medidas tomadas por esta administración pro imperial fue el tarifazo bestial. El aumento del 400%  las tarifas de los servicios públicos derivo en incrementos demenciales de hasta el 5000% en facturas a las personas, es decir, a los ciudadanos comunes que viven de su sueldo y que ahora deben destinarlo a pagar de estas facturas, sobre todo del gas, donde resulta ser que ahora todo el pueblo debe pagar la ineficacia e ineficiencia de las empresas que tienen la concesión de estos servicios tras la privatización realizada entre 1990 y 1993.

No cabe duda que este tarifazo es la cara más violenta del ajuste salvaje y que en resumidas cuentas, constituye una violación flagrante a la Constitución Nacional por el carácter confiscatorio de las pretensiones de las empresas que son MONOPÓLICAS y somos cautivos de estas compañías ineficientes que no invirtieron nada en obras y solo se preocupan por sus ganancias. Mantener el 400% de incremento es tan impagable como monstruoso y lo más terrible es que con este robo legalizado de nuestros ingresos tenemos que pagar los desastres de quienes dirigen estas compañías. Esta plutocracia gobernante depredadora, evasora de impuestos, lavadora de dinero, que tiene cuentas en paraísos fiscales, hace negocios fraudulentos, desvía fondos de subsidios que le entrega el estado, que se endeudan en forma descontrolada para luego recurrir a ese estado que estafan para que se haga cargo de esas deudas, como muchas veces lo hicieron en el país, hoy se cree autorizada para hacer lo que quiere y tenemos la espantosa ley de blanqueo de capitales que es una amnistía encubierta a los delincuentes de altas finanzas. Que el gobierno no se olvide que la historia política, económica y social mundial está llena de ejemplos notables de rebeliones, insurrecciones y revoluciones motivadas por aumento demenciales de impuestos y tarifas. La Argentina también está incluida en esta trama.

El financiamiento de la crisis

El gobierno espera recaudar lo que dejó de cobrar con la espantosa ley de blanqueo para conseguir financiación a sus proyectos, pagar a los jubilados, reactivar la economía y especialmente hacer frente a los intereses de la deuda tras la emisión de los nuevos bonos que engrosarán nuevos ajustes a toda la población.

Este paquete impositivo aparece como una tabla de salvación para la clase gobernante, como ha sido la constante de los gobiernos capitalistas a lo largo de la historia. Lo brutal de este blanqueo es que aparece en el marco de las denuncias contra el presidente Macri por estar comprometido en el caso de los Panamá Papers y ser un conspicuo evasor de impuestos como fueron las causas que le imputaron y que recién al asumir la presidencia, la rapidez de sus jueces amigos, lo sobreseyeron en acusaciones terribles que en cualquier país seriamente constituido, jamás hubiera sido candidato a presidente con casi 250 causas de todo, incluyendo las penales por las escuchas ilegales.

 El blanqueo de capitales constituye un medio por el cual los gobiernos quieren disciplinar a los que fugaron millones de dólares del país para que regresen de donde salieron como si volvieran de un eterno exilio. Muchos estudios (E. Basualdo) demostraron la estrecha relación entre el endeudamiento externo y la fuga de capitales desde 1976 hasta hoy en día, en un proceso que nunca se ha detenido. En la propuesta de este desgobierno que apunta a tomar iniciativas, aspira a recaudar 20 mil millones de dólares con intereses del 10% para 2016 y del 15% para 2017. Quienes se llevaron sus dineros al exterior lo hicieron bajo el argumento de la “falta de seguridad jurídica” y uno de los campeones mundiales de este dislate es nada menos que Marioneta Macri a quien al descubrírsele sus cuentas en paraísos fiscales ya no puede sostener ese engendro de los teólogos del libre mercado ahora que es o presidente. Este blanqueo es en resumidas cuentas un nuevo intento de esta burguesía evasora y lavadora en general y del propio gobierno en particular, de ponerse al día con sus estados financieros bajo las condiciones que le fije la ley en caso de aprobarse. Y como la historia económica de la Argentina revela que todas estas medidas fracasaron por completo, no hay razón para pensar que ahora este proyecto le saldrá bien. Siguen creyendo en que lloverán los oscuros capitales golondrinas a nuestro país por voluntad divina, por gracia y obra del dios mercado.  

Cuando el dandy de Prat Gay era jefe de la bancada de la Coalición Cívica el 7 de junio de 2012 presentó un proyecto de reforma impositiva con el fin de modificar la ley del impuesto a las Ganancias gravando la renta financiera derivada de los intereses cobrados por títulos públicos y plazos fijos y por las ganancias de capital obtenidas por la compraventa de acciones o títulos que están exentas de este impuesto. Ahora siendo Ministro de Hacienda lanza la ley basura de blanqueo de capitales en la que las exenciones que antes proclamaba gravar, no solo las mantiene, sino que las amplía al eliminar el gravamen que se aplica a la distribución de dividendos- Como si esto fuera poco, se contempla disimuladamente la paulatina eliminación de Bienes Personales, que es el único impuesto verdaderamente que grava la riqueza de los que más tienen. Pero como ahora gobierna la plutocracia no se pueden permitir que ese tribito bolchevique y comunista siga vigente para los dueños de la Argentina. Este aspecto de la ley espantosa nadie dice nada. Se calla la boca haciéndose la mosquita muerta. En nuestro país, el problema tanto de la recaudación como de la evasión tributaria no es un problema de técnica impositiva, es un problema de carácter político de primer orden para domar a esta clase burguesa millonaria, evasora, que fuga capitales y que tiene mucho peso y muchos pesos.

Es evidente que las grandes empresas, los capitalistas, terratenientes, financistas, banqueros y magnates apoyados por sus estudios de abogados especializados en elusión, evasión impositiva y negocios sucios, robaron, saquearon y fugaron dineros de una manera tan aberrante, tan escandalosa, tan impune y tan asquerosa que tienen que prohibir como lo hicieron, con el terrible agravante que en caso de difundirlo te pueden caer con todo el peso de la ley y enviarte a la cárcel. Pero a los delincuentes y hampones que ahora promueven esta ley basura, se los premia agradeciéndoles su servicios patrióticos. Es inaudito. Así se gobierna en la Argentina atendida por sus propios dueños. Es hora de expropiar a los expropiadores.

La ley de blanqueo de capitales destinada a encontrar recursos para garantizar el funcionamiento del capitalismo argentino es una clara manifestación de cómo entre los miembros de las clases burguesas firman entre ellas ponerse de acuerdo para quedar libres de culpa y cargo por los delitos que cometieron en el proceso de fuga de capitales de nuestro país, llevándose millones de dólares a bancos estadounidenses, suizos, alemanes, ingleses o a paraísos fiscales, fuera de todo control de la autoridad fiscal de nuestro país.

Que el propio presidente tenga dineros en cuentas no declaradas es suficiente motivo, en países donde el sistema judicial funciona más o menos regularmente, para que sea juzgado mediante la institución del juicio político y ser destituido inmediatamente. Por desgracia, en nuestro país, nadie se atreverá a tomar una medida de esta naturaleza que verdaderamente corresponde-