El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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sábado, 13 de junio de 2015


LA AGROINDUSTRIA ARGENTINA DE LOS ACEITES VEGETALES: ANÁLISIS DE SU ENTORNO Y SU FUTURO

Por Sergio Daniel Aronas - 13 de junio de 2015 - Download



Trabajo práctico de investigación realizado en abril de 2011 para la materia Seminario sobre casos de Marketing Estratégico para la carrera Licenciatura en Administración y Gestión Empresarial correspondiente a la Economía y Negocios perteneciente a la Universidad Nacional de San Martín. Este estudio consistió en analizar el entorno estratégico y su futuro de un sector productivo específico y tratar de presentar solo la situación actual sino su desarrollo ulterior apuntando esencialmente a los mercados de exportación, ya que este es uno de los más importantes en este rubro de la actividad económica argentina. A la cátedra de esta materia consideró este estudio como un trabajo de tesis. La segunda parte de esta elaboración fue aplicar todo este análisis a una empresa particular de existencia real o creada por nosotros con un enfoque integral tanto en los aspectos económicos y financieros como así también en los marketing orientado hacia un proyecto de inversión. 


1) Prólogo

En el transcurso de los últimos veinte años el sector de las agroindustrias de la Argentina han venido ocupando un destacado y relevante lugar en el debate económico en el país tanto a nivel académico como a nivel de los productores, fabricantes, de las cámaras empresarias que agrupan a los diferentes sistemas que integran esta actividad y también de los trabajadores a través de sus representaciones sindicales diversas.
 El ejemplo más palmario y contundente de lo expresado en el primer párrafo acerca de las agroindustrias en cuanto al lugar que ocupan y al papel que desempeñan en la economía argentina, fue la fuerte polémica que estalló en todo el país cuando el 11 de marzo de 2008 el Ministerio de Economía dictó la resolución 125 que establecía las retenciones móviles para las exportaciones de determinados tipos de cereales, sobre todo para la soja, el trigo y el maíz, que supuestamente afectaban la riqueza de las explotaciones agropecuarias. Como consecuencia de ello el país se dividió en dos bandos bien diferenciados: por un lado, estaban los que defendían la medida del Gobierno Nacional y en el otro bando, los que se oponían, entre los que se destacó la llamada Mesa de Enlace, integradas por tres organizaciones empresariales que representaban los intereses de los grandes productores agropecuarios como la Sociedad Rural Argentina, la Confederación Rural Argentina y la Coninagro, a las que se unió insólita e inusitadamente la Federación Agraria Argentina que por su origen e historia no tenían ninguna relación con las anteriores. Independientemente de la postura de cada uno haya tomado, lo destacado de este hecho es que puso en el orden del día la importancia que tienen las agro industrias en toda la cadena productiva del país.
El propósito de este trabajo es analizar las características del sector de las agroindustrias de la República Argentina y mostrar las perspectivas de negocios que se abren para uno de los sectores más dinámicos de la economía nacional. Se trata de una actividad tradicional en el país sobre la cual se fue configurando nuestra economía a lo largo de su historia, Y decimos tradicional por su participación en el Producto Interno, en la configuración de los mercados y por ser la que originó a las primeras empresas productoras con diferentes grados de elaboración y que con el paso del tiempo fueron las que dieron a la Argentina su típica estructura productiva.
            Dentro de la amplia variedad de actividades que existen en el sector de las agroindustrias,  nos vamos a concentrar en el complejo de aceites vegetales porque se ha convertido es uno de los sectores más dinámicos de la industria productiva de nuestro país gracias a las profundas transformaciones que se ha operado en él y que lo han colocado en el primer lugar como exportador mundial. La industria aceitera se divide principalmente en la producción de aceites de soja y girasol, siendo el primero el de mayor importancia relativa en la producción nacional con un 76% del total producido,  ubicándose el de girasol en un 23% de la producción y el resto en un 1% (lino, maní y cártamo).

            La Argentina siempre se ha caracterizado, gracias a la asombrosa fertilidad de sus suelos, a su variado clima, a su régimen de lluvias, por desarrollar una industria productora de alimentos diversificada, con variedad y rotación de cultivos que no sólo permitió tener a su población alimentada sino producir un excedente capaz de dar alimentos a más de 400 millones de personas, es decir, 10 veces más que la población que habita en el país.
Debido a la capacidad de producción que genera, al empleo que proporciona y al nivel y tipo de inversiones e innovaciones tecnológicas y productivas que se han venido dando en los últimos veinte años, evidencian los profundos cambios que se han ido manifestando de la actividad agraria-industrial en la Argentina, tanto en los sectores vinculados a ella tanto en la cadena productiva y en la de valor como así también en la conformación de los mercados.
En las condiciones de la actual situación internacional muy complicada por las efectos destructivos de la última crisis financiera de 2007/2008 cuyo final aún no se puede predecir y con una coyuntura favorable para el país, el desafío que la Argentina debe afrontar en las próximas décadas es el de lograr transformarse en un país industrializado para ser económica y socialmente sustentable. Esto lo puede conseguir promoviendo el desarrollo de la agroindustria. Para esto, es necesario considerar la gran diversidad de productos que se pueden colocar en los mercados exteriores y que esos productos tengan el mayor valor agregado posible. Es decir, dejar la idea del otrora granero del mundo y ofrecer al mundo productos elaborados de gran calidad agroindustrial y alimenticia. Para esto se requiere entrar en una nueva estrategia de producción cuya finalidad es la producción de productos industriales, ya sea semielaborados (granos de calidad diferenciada, aceites crudos, etc.) y elaborados (harinas, aceites refinados, pastas, biocombustibles, bioplásticos, etc.). Es relevante considerar a muchos de estos productos y subproductos dentro de la producción animal intensiva (carnes, leches, etc.), todos integrados en una sola cadena agroindustrial haciéndola más rentables y promoviendo su exportación a nuevos puntos de venta.
Un país productor de materia prima no es económicamente ni socialmente sustentable. Lo mismo ocurre con el productor agropecuario, para continuar en un agrosistema económicamente sustentable deberá afrontar tarde o temprano la industrialización de los productos primarios,  agregarle el mayor valor posible y transformarlos en productos industriales. Esto permitirá un crecimiento más equilibrado de las comunidades del interior del país, capitalizando localmente los excedentes, generando una mayor demanda de mano de obra y reduciendo los costos relativos del transporte y revalorizando a las economías regionales. Posiblemente uno de los beneficiarios más relevantes sean los municipios, ya que tendrán un incremento muy significativo de sus ingresos por el impuesto aportado por la agroindustria, mientras que el impuesto de las materias primas en gran proporción se lo llevan las provincias y la nación.
Esto que estamos presentando puede ser el nuevo paradigma de la producción agropecuaria Argentina para que se transforme en una producción agroindustrial, con la particularidad del desarrollo de PYMES en el interior del país, siendo cada una de ellas un potente engranaje de la gran agroindustria argentina. Esto no se contrapone con lo que han hecho las grandes empresas agroindustriales del país y que han contribuido significativamente al desarrollo del país y debemos estar orgullosos de ello. Además, se plantea la posibilidad que esas grandes industrias, que hoy colocan en el mercado mundial grandes cantidades de aceites crudo, deban ellas también afrontar el desafío de refinar ese aceite y colocarlo en el mercado internacional como producto terminado, aceite comestible ya embotellado y listo para el consumidor. Ese aceite crudo que hoy se coloca en el mundo no deja de ser para ese mercado un “commodity” más (bienes transables destinado a la exportación).
Se deben desarrollar verdaderas PYMES especializadas en productos agroindustriales, orientadas no solo a abastecer al mercado interno, sino convertirlas en empresas exportadoras que  generen cada vez más valor agregado a sus productos y cada vez con más calidad. El agregado de valor a un producto primario debe ser una constante, siempre se puede dar un paso más y permanentemente ir agregando valor mediante la industrialización. El país en su conjunto debería estar encausado en este desafío, Universidades, Entidades Oficiales, Gobierno Nacional, Gobiernos Provinciales y Municipales. Entidades y Asociaciones Privadas, el Sistema Cooperativo y todos los Productores deberían prepararse para este gran cambio que se propone.
La importancia y la relevancia del sistema de las cadenas agroindustriales argentinas lo demuestran estos datos:
• Participan en el 20 %  del  PBI
• Emplean el 36 %  de  la Mano de  Obra ocupada (otros estudios más dicen que aporta solo el 11%)
• Contribuyen al fisco pagando el 44 %  del  total  de Impuestos que la Nación recauda
• Constituyen el 55 % de  las Exportaciones del país.

            En cuanto a los puestos que ocupan en el comercio exterior, algunas agroindustrias argentinas se ubican en el primer puesto como exportadoras internacionales, a saber:

1° Exportador mundial de aceite de soja
1° Exportador mundial de harina de soja
1° Exportador mundial de aceite de girasol
1° Exportador mundial de harina de girasol
1° Exportador mundial de limones
1° Exportador mundial de miel
1° Exportador mundial de peras
1° Exportador mundial de jugo concentrado de limones

2° Exportador mundial de maíz
2° Exportador mundial de sorgo

3° Exportador  mundial de soja
3° Exportador  mundial de leche  en  polvo
3° Exportador  mundial de jugo concentrado de manzana

5° Exportador de trigo
8° Exportador de carne bovina
9° Exportador de quesos
10° Exportador de vinos
16° Exportador mundial de lácteos

Estas estadísticas muestras todas las potencialidades de esta actividad que viene a ser la base productiva de determinadas regiones de la Argentina que es lo que ha dado origen a las llamadas economías regionales. Así tenemos el circuito del algodón, arroz, azúcar, fruticultura, lana, pesca, poroto, tabaco, yerba y vitivinicultura que abarcan toda la geografía del país con sus propias características que las diferencia unas de otras.
Nuestra metodología consistirá en analizar al sector de las agroindustriales desde el punto de vista de su importancia en la economía argentina, cómo es su actual estructura, destacando el papel ubicación y distribución geográfica. Cada capítulo tendrá su consideración previa, su análisis y definición teórica global para luego ser aplicado en el contexto de las agroindustrias, es decir, que cada conceptualización general se ejemplificará particularmente en sector industrial seleccionado.
Damos mucha importancia a las PYMES para convertirlas en empresas dinámicas que puedan vincularse al comercio exterior. En resumidas cuentas apuntamos al desarrollo de PYMES agroalimentarias exportadoras para lo cual analizaremos en particular el sector de los aceites vegetales tanto en su modalidad convencional como en la modalidad orgánica en sus proyecciones futuras.

2) Introducción

Resulta conveniente especificar el significado de dos conceptos que muchas veces son utilizados como sinónimos, desconociendo las diferencias de significado: agroindustrial y agroalimentos. El concepto agroindustrial abarca todas las mercancías que componen dos grandes rubros, Productos Primarios y Manufacturas de Origen Agropecuario, dejando de lado las Manufacturas de Origen Industrial y también Combustibles y Energía. Por su parte, y siguiendo la definición empleada por la SAGPyA (Secretaría de Agricultura, Gandería, Pesca y Alimentación, el concepto de agroalimentario incluye determinados rubros extraídos de la clasificación de las exportaciones por rubro económico realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC):
Animales vivos
• Pescados y mariscos sin elaborar
• Miel
• Frutas frescas
• Hortalizas y legumbres sin elaborar
• Cereales
• Semillas y frutos oleaginosos
• Carnes • Pescados y mariscos elaborados
• Productos lácteos y huevos
• Otros productos de origen animal
• Frutas secas o procesadas
• Café, té yerba mate y especias
• Productos de molinería
• Grasas y aceites
• Azúcar y artículos de confitería
• Hortalizas, legumbres y frutas preparadas
• Bebidas, líquidos alcohólicos y vinagre
• Residuos y desperdicios de industria alimenticia
• Resto de MOA (limitado a chocolates, extractos y esencias, pastas alimenticias, productos de panadería y galletitería, preparaciones alimenticias diversas, productos a base de cereales, levaduras y helados).

Esta última definición excluye en consecuencia a rubros también considerados productos primarios y/o manufacturas de origen agropecuario. Estos son: tabaco sin elaborar, lanas sucias, fibras de algodón, mineral de cobre, resto de productos primarios, curtientes y tintóreos, pieles y cueros, lanas elaboradas y parte de los productos incluidos en el rubro Resto de MOA.
Teniendo en cuenta la metodología adoptada, nuestro análisis para detectar las oportunidades de marketing se hará de la siguiente manera:
En el Capítulo I nos vamos a introducir en la estructura del sector de las agroindustrias de la Argentina para conocer como es esta actividad, como se desarrolla, cuáles son sus principales protagonistas (empresas y cámaras que las agrupan), haciendo referencia a las nuevas tendencias productivas y de negocios que la vienen caracterizando.
En el Capítulo II se analizarán dos aspectos: en primer lugar, se determinará el nivel de incertidumbre del entorno general donde se desempeñan las agroindustrias argentinas considerando y describiendo si se trata de una situación de estabilidad, complejidad, diversidad u hostilidad. En segundo lugar se definirá y justificará el modelo del entorno, teniendo en cuenta si éste es estable, reactivo-adaptativo o inestable-turbulento.
En el Capítulo III se analizará el entorno general que consiste en desarrollar el perfil estratégico del entorno identificando las oportunidades y amenazas sobre el sector industrial bajo estudio considerando los factores socio-culturales, los económicos, los tecnológicos y los políticos-legales que influyen en forma decisiva en el marketing de las agroindustrias.
En el Capítulo IV se verá el análisis del entorno específico de la empresa mediante la aplicación del Modelo de Abell con el fin de precisar el negocio, teniendo en cuenta la relación producto-mercado a partir de tres dimensiones: el grupo de clientes, es decir, a quien se satisface; las funciones: qué es lo que se satisface y por último, la tecnología, como el factor que satisface dicha relación.
En el Capítulo V se abordará el análisis competitivo del sector industrial aplicando el modelo de las cinco fuerzas de Michael Porter, que comprende la rivalidad entre los competidores actuales, el poder negociación de los clientes, el poder de negociación de los proveedores, los competidores potenciales y la existencia de la amenaza proveniente de los productos sustitutos.
Dado nuestro enfoque hacia el comercio de exportación, las perspectivas que se abren paso en la agroindustrias en general y al complejo de aceites vegetales en particular, son muy buenas dada la creciente demanda mundial de los alimentos. El horizonte futuro para el complejo industria de aceites vegetales debe apuntar a la apertura de nuevos mercados que podemos y debemos conseguir ya que se vislumbran los siguientes nuevos factores: aumento de la población mundial, mejora en la calidad de la alimentación de poblaciones marginadas y el aumento de sofistificación de las ricas, exigencias de mejores controles en calidad y sostenibilidad, nuevas pautas de consumo poniendo énfasis en las formas orgánicas y no transgénicas.

Como conclusión final, estamos convencidos de que la productividad, la tecnología, la capacidad productiva de nuestro suelo y la experiencia acumulada por las empresas y dentro de un marco legal e institucional donde el Estado sea también activo protagonista de este proceso ayudando y promoviendo toda la línea de productos de los aceites vegetales comestibles, se está  ampliamente preparado para dar este salto de cantidad y calidad para posicionar a la Argentina como uno de los productores más eficiente y eficaz del mundo en materia de producción de alimentos.

3) ESTRUCTURA DE LAS AGROINDUSTRIAS ARGENTINAS

3.1) Las cadenas agroalimentarias
En la Argentina existen 31 cadenas agroalimentarias que generan un valor agregado mayor a $113.000 millones de pesos; exportaciones por casi $27.000 millones de dólares y más de un 1.800.000 puestos de trabajo. Estas cadenas son las siguientes:

1)      Soja
2)      Carne Bovina
3)      Leche
4)      Trigo
5)      Uva para mesa y vinos
6)      Cebada
7)      Pollo (carne y huevo)
8)      Forestal
9)      Maíz
10)  Porcinos
11)  Girasol
12)  Peras y Manzanas
13)  Limón
14)  Arroz
15)  Ovinos
16)  Tabaco
17)  Cítricos
18)  Caña de Azúcar
19)  Berries
20)  Maní
21)  Yerba Mate
22)  Tomate
23)  Oliva
24)  Algodón
25)  Sorgo
26)  Papa
27)  Miel
28)  Ajo
29)  Caprinos
30)  Te
31)  Colza

Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos del Ministerio de Agricultura y del Indec.

Las 31 cadenas de valor enumeradas representan el 20% del PBI, mientras que en términos de ventas al exterior implican el 55% de las exportaciones totales del país. Por el valor agregado se observa que las tres principales cadenas (Soja, Carne Bovina y Leche) aportan el 50% de lo generado por todas las cadenas de la lista ut supra. Las dos segundas, tomados en conjunto, apenas alcanzan el aporte de la primera. Por último, hay un segundo grupo con incidencias entre el 4% y el 5% del total, que es el caso del trigo, maíz, uva, cebada, pollo y forestal. Este subconjunto de cadenas acumula el 80% del valor producido por la agroindustria.

Cuando en lugar de considerar el valor agregado, el análisis se vuelca hacia el valor bruto de producción, es posible contar con un dato más cercano al volumen de negocio que está detrás de cada una de las cadenas (es decir, a la facturación) que, a los efectos de disminuir los problemas de duplicación que contiene, se puede desagregar en los principales eslabones (primario, manufacturero y servicios). Bajo este esquema, es posible apreciar que del total de los ingresos brutos generados en las  cadenas, el eslabón primario aporta el 37%, valor que es superado por 12 de las 31 cadenas de la agroindustrias nombradas. Tanto Carne Bovina como Soja se posicionan por encima de dicho promedio relativo mientras que en Leche el eslabón industrial es el que genera la mayor proporción de los ingresos.

3.2) Los principales eslabones

Las cadenas agroalimentarias están integradas por diversas actividades económicas con diferente grado de interrelación entre sí. Existen nueve actividades económicas. Tres de ellas podrían considerarse como “madres” de las agroindustrias: cultivos agrícolas (cereales, oleaginosos y forrajeros), cría de animales y producción forestal (producción primaria); una que constituye la elaboración de los productos primarios (industria alimenticia); y un grupo de ramas fabricantes de insumos y servicios como: producción de semillas, fabricación de agroquímicos y fertilizantes, servicios agrícolas, servicios comerciales (empaque) y servicio de transporte de carga.

En términos de valor agregado, las actividades primarias (es decir, las vinculadas con el campo ya sean agrícolas o ganaderas) son las que mayor volumen aportan con el 58,4% del total estimado para las 31 cadenas, lo cual implica más de 66.154 millones de pesos en el año 2007. En segundo lugar se posicionan las tareas industriales, que generan el 27,2% del valor agregado total.

El transporte de carga se posiciona como tercera actividad en importancia, a la hora de agregar valor en la cadena (4,3% del total); mientras que, por su parte, las tres etapas proveedoras de insumos y servicios a la producción primaria (servicios agrícolas, producción de semillas y agroquímicos) aportan, en conjunto, el 8,2%. Por último, el empaque de frutas y hortalizas genera casi el 2% del valor agregado total por las agroindustrias. A diferencia de lo evidenciado en la agregación de valor en la producción, en términos del total exportado se observa que casi dos terceras partes (64,2%) de los productos tienen algún grado de elaboración industrial. Por su parte, los servicios de empaque resaltan en importancia a la hora de los puestos de trabajo, ya que aportan en ese rubro más del doble (8,8%) de lo que participan en la facturación de las cadenas agroalimentarias.

3.3) Distribución geográfica

Las principales cadena productivas de las agroindustrias tiene esta ubicación en el país que detallamos a continuación. El complejo productivo de la soja tiene fuerte peso en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba y con notable participación en el resto de provincias pampeanas como Entre Ríos y La Pampa; tiene mucha relevancia en Catamarca, Chaco, Salta y Santiago del Estero donde es la CAA que mayor valor agregado genera y, sin ser la principal cadena, pero aportando más del 10% del valor agregado agroalimentario identificado en este trabajo, también está presente en Tucumán, San Luis y Formosa.

Por su parte, el complejo agroindustrial de la carne bovina también tiene alta presencia en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba y es la principal cadena en Corrientes, Formosa, La Pampa y San Luis; y es muy importante en Catamarca, Chaco y Santiago del Estero.

La tercera cadena agroalimentaria en peso cuantitativo (la leche) se ubica en el grupo de concentración media. La leche también posee a Buenos Aires como principal generadora de valor (43%), Santa Fe (30%) y Córdoba (21%) se ubican en segundo y tercer lugar. Sin embargo, en el análisis de cada provincia, esta cadena es la de mayor relevancia entre las existentes en Capital (producto del procesamiento industrial realizado allí, que representa un 3% del total nacional) y la segunda para Tierra del Fuego (luego de la referida a Ovinos). Obviamente que en el tercer grupo, las de mayor concentración, quedan incluidas aquéllas que tradicionalmente reciben la denominación de “regional”, como Te (Misiones), Maní (Córdoba), Yerba Mate (Corrientes), Limón (Tucumán), Ajo (Mendoza), Uva (Mendoza), Peras y Manzanas (Río Negro) y Azúcar (Tucumán). También se incluyen en este grupo otras como Cebada (Santa Fe) y Colza (Buenos Aires). En todas ellas, más del 60% del valor agregado de la CAA se genera en una sola provincia.

Cuando se considera la parte manufacturera de las cadenas, el grado de concentración es, en general, más alto. Los mayores cambios se observan en Tabaco pues, si bien su producción primaria se realiza en Jujuy, Misiones, Salta y Tucumán, la industrialización se lleva exclusivamente en Buenos Aires. También el eslabón industrial de Soja está más concentrado que el total, lo cual responde a casi la exclusiva injerencia de Santa Fe en la industrialización del cultivo de soja (90%). La única cadena donde el eslabón industrial está menos concentrado que en el primero es la del maní, ya que el cultivo se concentra en Córdoba, pero en la industrialización, además de la provincia mediterránea, participa San Luis.

3.4) Localización de los eslabones principales

El 29% del valor agregado de las agroindustrias de la lista se genera en la Provincia de Buenos Aires. Luego siguen en orden de importancia Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Tucumán. En conjunto, explican el 82% del valor agregado agroalimentario. Cuando se diferencia la localización geográfica entre los eslabones primario e industrial, Buenos Aires continúa como la principal provincia del país en ambas etapas. Sin embargo, en el caso del eslabón vinculado a las actividades primarias, Córdoba es la que se ubica en segundo orden, y Santa Fe queda en esa posición cuando se contempla el eslabón industrial.

AGROAINDUSTRIAS ARGENTINAS. APORTE DE CADA PROVINCIA AL VALOR AGREGADO

Fuente: Mapa de las cadenas agroalimentarias de Argentinas. Gráfico 9. Pág.64. Cepal, 2007

4) NIVEL DE INCERTIDUMBRE DEL ENTORNO GENERAL

4.1) Consideraciones Previas

A partir de los años 90, en la Argentina se adoptó un modelo económico que tuvo por objetivo incorporar al país a la economía internacional globalizada, siguiendo la estrategia que se conoció con el apodo de “Consenso de Washington”. Las líneas generales que caracterizaron la nueva orientación fueron: apertura comercial, desregulación y achicamiento del Estado mediante la privatización de todas las empresas públicas, estimulando el funcionamiento libre de los mercados.

El avance del capitalismo a nivel global se manifestó también en la agricultura. La producción y comercialización se complejizaron e implicó un nivel de coordinación del sistema agroalimentario cuantitativa y cualitativamente diferente del existente década atrás. Actualmente, los vínculos entre firmas de diferentes fases dentro del sistema deben adecuarse a estándares de calidad prefijados, a ritmo de entregas regulares, es decir, un esquema organizativo que articula ajustadamente el paso desde el producto agrario hasta su consumo final como producto alimenticio. Frente a esto, se vienen realizando distintos esfuerzos dedicados a lograr un esquema coordinador eficiente de los flujos interfases. Estos esfuerzos, aunque pueden estar enfocados de distintas maneras, promovieron el desarrollo de modalidades articuladoras que variaron según los tiempos, los países, los complejos agroindustriales de que se tratase y las situaciones de producción específicas. Las principales características de la industria de los agroalimentos son las siguientes:

- Se desenvuelve en un ambiente incierto y más cambiante que en otras actividades.

- Es afectada por los factores de la naturaleza de difícil predicción y medición como el clima.

- Es altamente vulnerable a factores políticos y sociales, por su relación con la alimentación que enseguida puede tomar situaciones serias de conflictos.

- Exige un constante monitoreo (seguimiento) del entorno tanto para fines de supervisión como para detectar oportunidades de negocios.

- Las labores de planificación, como por ejemplo la de prever la disponibilidad de materias primas, se dificultan por su aleatoridad, es decir, por factores que no pueden ser determinados de antemano.  

- Moviliza y trata con productos que la mayor parte de las veces son perecederos, es decir, que se echan a perder si no se les brindan ciertas condiciones de temperatura y humedad.

- Se desenvuelve en períodos de tiempos diversos: si son estrechos y cortos, como por ejemplo los pocos días que transcurren entre la cosecha del mango hasta llegar al mercado de destino; si son largos, como la producción de soja, deben tomarse medidas precisas para controlar la evolución de la planta, que no la afecten las plagas, que se logre un mantener el riego que mantener su humedad constante, etc.

- Exige una alta coordinación y seguimiento de los flujos de productos - servicios (las actividades relaciones con la logística son clave).

- La experiencia indica que de alguna forma el negocio agroindustrial es crítico en el tema del aprovisionamiento. Y de la misma forma, la agricultura sin concertación con alguna agroindustrias es muy riesgosa.

- En muchos casos, se trata de proyectos intensivos en capital de trabajo, más que en inversión fija ante la particular importancia de la inversión en estas empresas. Una de las razones de esta peculiaridad podría ser la estacionalidad de las cosechas, que obliga a acumular inventarios para ser usados en el transcurso de un largo periodo de tiempo.

- Por tratarse la mayor parte de los casos de alimentos, el consumidor es sumamente exigente. Si la salud está de por medio, la opinión del consumidor es especialmente crítica.

4.2) Los distintos niveles de incertidumbre

            Los cuatro niveles de incertidumbre que existen son: la estabilidad, la complejidad, la diversidad y la hostilidad. En el caso de las agroindustrias se han enfrentado a estas cuatro situaciones a lo largo del tiempo, por lo que cada época le marca un rasgo particular a esta actividad económica de la Argentina.
a)      Estabilidad: No cabe duda que la época en que las agroindustrias fueron la principal fuente de riqueza y del crecimiento de la Argentina, se pudo desenvolver en un entorno estable que llevaron al país en ser el llamado “granero del mundo” gracias a la combinación de tres factores propios y ajenos como la existencia de grandes recursos agrícolas en la Pampa Húmeda, las inversiones de las empresas extranjeras que dominaban el comercio de las carnes y el trigo y el último factor, la presencia de una masa de inmigrantes que arribaron al país entre el último tercio del siglo XIX y comienzos del XX. 
a)      Complejidad: Viene determinada por la cantidad de factores y componentes del entorno que afectan a la empresa. Si hay pocos y son bastantes similares, diremos que el entorno es simple; si son muchos los factores y componentes en el mismo y no son similares diremos que es complejo. Las empresas que se dedican a la producción orgánica requieren de una serie de elementos que hacen más compleja a la actividad agroindustrial porque requiere de cuidados mucho más intensivos que los se dedican a la forma convencional. Sus campos no pueden ser fumigados ni fertilizados (únicamente con productos de base natural como el macerajo de ajo), deben respetar normativas nacionales e internacionales que aseguren el carácter orgánico de esos campos. Como consecuencia de ello, deben ser verificados por la autoridad de control que emite certificado de producción orgánica y que tiene impacto en el importe de las retenciones. Y además es importante que la empresa tenga en su equipo profesional ingenieros agrónomos especializados en agricultura orgánica.
b)      Diversidad: Las empresas del sector se encuentran desde hace unas pocas décadas en una transición hacia un nuevo paradigma tecno-productivo. El mismo está centrado en nuevas prácticas de cultivo (como la siembra directa), el creciente uso de organismos genéticamente modificados (semillas transgénicas, micropropagación, animales clonados, etc.) y una agricultura de precisión (clave en función de la diversidad y especificidad de climas y suelos), fuertemente diversificada (según requerimiento de demandas segmentadas), tecnificada al límite rayano con lo científico, e inducida por demandas no sólo alimenticias, sino también energéticas e industriales (con impactos en la producción de alimentos, bioenergía y materiales biodegradables). El desplazamiento hacia un nuevo paradigma productivo se asocia a cambios institucionales lo que implica la presencia creciente de nuevos agentes económicos (por ejemplo, la fuerte visibilidad de los proveedores de paquetes tecnológicos, otrora dedicados a la química y/o a la industria farmacéutica), formas de relacionamiento (los contratos de aprovisionamiento que exceden largamente el tema precio y cantidad), e instrumentos (como los derechos de propiedad intelectual aplicados a seres vivos) y marcos regulatorios (convenios de biodiversidad, normas de bioética, legislaciones sobre prácticas desleales de comercio a escala global, etc.) distintos a los que existían años atrás.
a)      Hostilidad: El sector puede sentirse hostilizado por varios factores y que inciden de manera crucial en los negocios de las agroindustrias. Aquí podemos nombrar: la política de gobierno que impulsa el cobro de retenciones a las exportaciones, los cupos a las exportaciones de carne por la cuota Hilton, medidas de las Secretaría de Comercio que pone límites al comercio exterior, inspecciones de la AFIP, las acusaciones a las empresas del sector por tener trabajadores en negro y someterlos a trabajo esclavo en condiciones paupérrimas de vida y vivienda, granos y subproductos, la completa falta de medidas de fomento a los incrementos de productividad, la supuesta intervención legal y de facto en los mercados, la mala utilización de sistemas de subsidios y compensaciones que ni se entregan en los montos prometidos ni cumplen con los objetivos de aumento de producción anunciados, etc. Estas son algunas de la causas por las cuales las empresas agroindustriales pueden sentirse seriamente afectada y que se resume en la expresión de que el gobierno “odia al campo”.
Frente a estas características, podemos afirmar que en el sector agroindustrial el nivel de incertidumbre del entorno en general es bastante alto. Se desenvuelve en un ambiente incierto y más cambiante que en otras actividades por lo tanto se trata de un entorno que es muy dinámico ya que existen una gran cantidad de cambios imprevisibles que se pueden afectar en forma repentina y drásticamente el desempeño del negocio.

Otras variables fundamentales que deben tenerse en cuenta en este tipo de actividades son las siguientes:

* Meteorología: El clima es el principal factor que puede afectar a esta industria ya que su imprevisibilidad (aunque haya habido avances) es bastante alta: un fuerte viento, una plaga, una sequía, una inundación, una helada o el granizo, pueden arruinar una cosecha y por ende perjudicar a toda la cadena que sigue a continuación en el abastecimiento de los alimentos.

* Los factores políticos sociales son también difícil de prever y pueden afectar las agroindustrias

* Exige una alta coordinación y seguimiento de los flujos de productos - servicios (las actividades relaciones con la logística son clave).

* Un cambio en los precios internacionales de los alimentos puede afectar significativamente el sector: si los precios suben habrá un mayor ingreso en divisas. El problema es que los precios bajen lo que desaliente la exportación como muchas veces ha sucedido.

* Las políticas cambiarias de los gobiernos con un factor de primer orden sobre todo para aquellas empresas ligadas al comercio exterior.

Como podemos apreciar el entorno es muy diverso ya que lo componen una gran cantidad de variables y distintas entre si, la estabilidad del mismo también es bastante compleja ya que la comprensibilidad de los cambios requiere conocimientos bastante técnicos que están sujetos a continuos avances de la tecnología. En consecuencia podríamos decir que nos estamos refiriendo a un entorno bastante hostil ya que un cambio climático repentino o una caída de los precios internacionales impactarían velozmente en el sector no dando tiempo a reacción, la competencia también influye y se da con los otros productores y con los procesadores agroindustriales que adquieren en muchos casos los excedentes de las cosechas, reduciendo la oferta al mercado fresco. De enviarse estos volúmenes al referido mercado, los precios bajarían ostensiblemente, afectando al productor agrario y aumentando la hostilidad.

4.3) El modelo del entorno

El análisis de este modelo permite determinar la tipología del entorno competitivo de la empresa. Se trata de distinguir dos dimensiones el nivel de incertidumbre y la distribución de los recursos. ¿Qué quiere decir esto? Significa que tenemos que analizar el entorno sobre la base de la información disponible y la incertidumbre que genera, cuanto más dinámico y complejo sea el sector, es decir, la dificultad de prever la evolución de la actividad dada la complejidad de las relaciones existentes, entre las que podemos nombrar, el pronóstico del clima, el número de clientes, el manejo de los volúmenes de producción para cumplir con la demanda del exterior, etc.

Existen tres tipos básicos en función del nivel de incertidumbre para agrupar a los modelos de entorno.

a)      El entorno estable, que es simple, integrado y favorable, significa que no afecta a la empresa.
b)      El entorno reactivo-adaptativo, que es relativamente estable, alto complejo, diverso y prácticamente favorable, significa que los cambios son difíciles de predecir.
c)      Entorno inestable-turbulento, que es dinámico, complejo, diverso y hostil, quiere decir que la incertidumbre es mucho mayor y los cambios no pueden ser previstos.

De estas tres agrupaciones, las empresas agroindustriales se encuentran en el entorno inestable-turbulento por los siguientes motivos que justifican nuestro punto de vista. En primer lugar, por los nuevos cambios que se presentan y que no tienen vinculación con experiencias pasadas, lo que implica un alto grado de incertidumbre y bajo predictibilidad. Esto se demuestra con la grave sequía del año 2008 que sorprendió a muchos productores y que ni siquiera los grandes estudiosos de meteorología agronómica pudieron prever. En segundo lugar, viene dado por la velocidad de los cambios en el entorno (la dureza de la competencia, las nuevas tecnologías revelan la rápida evolución que va teniendo el sector y que las empresas deben estar atentas y preparadas para afrontar estos cambios si quieren seguir en el mercado). En tercer lugar, las nuevas complejidades que surgen en el mismo entorno. Esto se comprueba por las nuevas interconexiones entre organizaciones que se convierten en factores estratégicos de primer orden. Los nuevos actores que participan del sector agroindustrial son los “pooles de siembra”, que son grupos de inversores que no tienen ninguna historia con la actividad agropecuaria, pero se asocian con empresas nacionales parar invertir y mediante el marketing desarrollar los agronegocios. En cuarto lugar,  aparecen los costos y dificultades para mantener las relaciones con los elementos del entorno. Hay empresas del sector (especialmente las PYMES) y pequeños productores que no tienen o no pueden acceder al asesoramiento profesional. En otros casos, tienen dificultades para modernizar su parque tecnológico con nuevas maquinarias que reducen el costo productivo y aumentan los rindes por quintales.

Por todas estas razones, las empresas agroindustriales operar y competir en un entorno cada vez más turbulento porque los cambios que deben soportar las empresas no se comparar con experiencias de otros momentos; al haber cambios más veloces, las innovaciones están a la orden del día; todo se vuelve más complejo y la toma de decisiones se torna más difícil e impredecible (esto pasa cuando tienen que decidir tanto el momento de la siembra como el momento de la cosecha); no saber a qué precios podrán vender; qué costos tendrán los insumos. Prestar suma atención al entorno consume cada vez más la energía, el tiempo y el esfuerzo de los directivos de la empresa que deberían dedicarse más a la producción y la promoción de la fuerza de ventas. Por esta complejidad y mayor grado de incertidumbre del entorno, su evolución es más difícil de prever y de entender por parte de la empresa, y por tanto los cambios que se produzcan serán más costosos de afrontar. Pero por otra parte la velocidad y frecuencia de los cambios exige respuestas rápidas, y por lo tanto un tiempo de reflexión relativamente corto, por lo que se crea un desfase entre el tiempo de respuesta necesario y el tiempo de respuesta disponible. Por ello se hace necesaria una evolución en el sistema de management de la empresa. Si bien, como en todo sistema abierto, la capacidad de adaptación de la empresa a su entorno es una característica indispensable para su supervivencia, esta capacidad de adaptación rápida se hace aún más crucial y vital cuando el entorno es turbulento.

La agroindustria –en sentido amplio– utiliza insumos cuya producción está sujeta a tiempos biológicos, no totalmente controlados por el hombre. De esto deriva la longitud temporal del ciclo de las actividades primarias y, con ello, las relaciones capital físico fijo y circulante que las caracteriza. Esto hace que, al depender crucialmente de productos de la naturaleza, las agroindustrias presenten un riesgo de producción elevado, asociado a las variaciones climáticas. A su vez, la calidad del producto final depende de la calidad de la materia prima que responde a un sinnúmero de variables que, generalmente, escapan al control del productor. Por otro lado, específicamente en alimentos, el consumidor final “forma” su demanda en función de gustos que reflejan aspectos culturales y sociales, con costumbres específicas de cada segmento social y territorial, y los mismos no necesariamente responden a parámetros técnicos objetivos. De allí deviene la precondición inicial de “ajustar” el producto final de la cadena a demandas naturalmente segmentadas. La incertidumbre, necesariamente, conduce a la presencia de una multiplicidad de contratos como forma de cubrir y repartir riesgos. La alta subjetividad y variabilidad biológica habilita, además, la presencia de múltiples instancias de certificación de productos y procesos.

5) ANALISIS DEL ENTORNO GENERAL

5.1) Consideraciones Previas

Se va a desarrollar el perfil estratégico del entorno de las empresas del sector agroindustrial con el fin de identificar oportunidades y amenazas considerando los factores socio-culturales, los factores económicos, los factores tecnológicos y los factores políticos-legales. Teniendo en cuenta que el entorno es una fuente de oportunidades y problemas de la empresa, su supervivencia y capacidad de desarrollo está en función de poder adaptarse al medio ambiente obteniendo de él todos los recursos que necesita sin perder independencia. El entorno también puede dividirse en factores endógenos (fuerzas internas) y en exógenas (fuerzas externa). El análisis del entorno lo presentamos en este cuadro resumen:

                                                            NIVELES                       DIMENSIONES

                                              1) Mundial                     Socio-Cultural
                         Medio           2) País
                         General         3) Industria                    Económico
                                              4) Regional
Análisis del                                                                  Tecnológico                     
Entorno
                                                                                       Político – legal

                         Sector            5) Sector o Rama   
                         Específico     de actividad

5.2) El entorno general de la empresa

El entorno general se lo puede definir como aquellas condiciones o factores que pueden afectar en el funcionamiento de las empresas, desde una perspectiva del sistema económico y social. Estos factores son exógenos y quedan fuera del ámbito de su gestión pero influyen en la competitividad de las empresas. Los valores de dichas tendencias o factores son los proveedores de amenazas y oportunidad para las empresas de la agroindustria que podrán aprovechar o no según sea su visión del negocio para expandirse, ganar posiciones en el mercado y ser líder en su sector.
            Pasamos a analizar cada uno de esos factores del entorno general de la empresa y como repercuten en particular en las agroindustrias.

5.2.1) Factores Socio-culturales

            La cultura de un pueblo penetra en la empresa por medio de la expectativas de sus integrantes y de los consumidores Para la gerencia le resulta muy útil conocer la estructura y la dinámica social, los valores, costumbres, comportamiento y características de los diversos grupos de interés que giran alrededor de la empresa. También le interesa conocer su actitud hacia el tiempo y el espacio, el papel que juega en una determinada comunidad su condición religiosa, el idioma, el género, grupo étnico al que pertenece. Lo mismo que la moda ya que las tendencias en la salud, la  alimentación y la estética varía de una época y de una región a otra.
Para el caso de las agroindustrias este factor es muy importante ya que las nuevas tendencias al cuidado de la salud obligan a las empresas a producir productos bajos en grasa, evitando el aumento del colesterol en las personas. De ahí que se promocione el uso del aceite de oliva, especialmente virgen, pues es un producto completamente natural, sin aditivos, impulsada especialmente por la producción orgánica.

 El actual consumidor espera encontrar en los mercados productos sanos y beneficiosos para la salud de conveniencia y que contribuyan a mejorar el desempeño físico y mental. Exige seguridad en la calidad, mínimo tratamiento, y, en lo posible, falta de inclusión de ingredientes sintéticos. Por otro lado, el consumidor tiene mayor disposición a probar nuevos sabores y productos, lo que deriva en menor lealtad con productos, marcas y sitios de compra, existiendo una tendencia a la universalización de los gustos, perdiéndose los valores de consumo de los productos tradicionales


            Los principales indicadores de la economía que la empresa debe tener en cuenta tienen un fuerte impacto en su desenvolvimiento y requiere de una estructura preparada para la toma de decisiones a la hora determinar sus cursos de acción. Estos factores que inciden son el punto del ciclo económico, costos de producción (energía, mano de obra, insumos), la inflación, la tasas de interés, la presión impositiva (todos los impuestos que tributa la empresa), el tipo de cambio si son exportadoras. En la actividad agroindustrial destinada a la exportación tiene mucha importancia el tipo de cambio que recibe el exportador por sus operaciones con el exterior. Del mismo modo, los impuestos, sobre todo las retenciones, son cuestiones que la empresa afronta en cada operación exportadora y siempre reclama para que sea lo más bajo posible para no afectar su tasa de ganancia. Las empresas del sector deben contar con una gerencia emprendedora capaz de moverse con rapidez y energía, tener una logística de transporte y comunicación lo más ágil posible y tener una visión estratégica del negocio que no se vea afectada por las medidas macroeconómicas del gobierno.

5.2.3) Factores Tecnológicos

            La tecnología influye decisivamente en una empresa como elemento competitivo que las obliga a no quedarse atrás y debe prestar atención a todas las innovaciones que pueden brindarles beneficios en su negocio en cuanto a su desempeño como tal. Los factores tecnológicos no deben ser un fin en sí mismo, pero si estudiar seriamente que nuevos adelantos necesita la empresa para producir más, a menores costos y con qué medios financieros se cuenta para ello. Las agroindustrias han experimentados una serie de cambios tecnológicos muy importantes como la generalización de las semillas híbridas y transgénicas, la aplicación de la biotecnología, los nuevos sistemas productivos como la siembra directa, el uso de fertilizantes y agroquímicos, el silo de alta capacidad, el silo bolsa (un dispositivo que permite almacenar el grano en el campo para aquellas empresas que no pueden alquilar silos). Las maquinarias como cosechadoras, cortadoras, sembradoras, tolvas, molinos, etc., que cada año se incorporan al parque agroindustrial son claras muestras de los avances en el rubro. Disciplinas como la microelectrónica, la informática y la genética son de aplicación constante en los nuevos desarrollos que ofrece la agroindustria. Las empresas terminales en el puerto también han incorporado nuevos sistemas de carga de contenedores que hacen más seguro el viaje de los buques.

5.2.4) Factores Político-Legales

            Los factores políticos y legales son toda una serie de decisiones que toman los gobiernos tanto a nivel nacional, provincial y municipal para regular y controlar la actividad económica de las empresas y configurar un cuadro de situación que no impida a éstas a desarrollarse en sus actividades. Estas decisiones que pueden afectarlas las lleva a unirse en asociaciones para defender sus intereses y ejercer la influencia necesaria para que una medida positiva sea aplicada y una negativa no sea sancionada. Los factores legales se refieren a todo el cuerpo normativo vigente desde la Constitución Nacional pasando por leyes sancionadas por el Congreso hasta los decretos y resoluciones de los Ministerios y los organismos de aplicación que determinan la manera de desempeñarse de las empresas. En el factor político durante la llamada “crisis del campo” de 2008 con el gobierno de –Cristina Kirchner por el tema de las retenciones, se vio con suma claridad la presión y el lobby de la agrupación patronal conocida como Mesa de Enlace para impedir que el Congreso aprobara la ley de aumento de los derechos aduaneros a la soja, trigo y maíz, movilizando a sus organizaciones adheridas, a sus simpatizantes, productores y partidos políticos. Quizás como nunca antes se vio el accionar político para defender una posición de un sector productivo con mucho peso y muchos pesos. Los próximos años del desarrollo agroindustrial girarán en torno a la aplicación de los avances tecnológicos derivados de la electrónica, la computación y las telecomunicaciones. En la Argentina lo que incidirá será la apertura de nuevos mercados, la búsqueda de financiamiento para nuevos proyectos de inversión y la tendencia a la concentración de la inversión extranjera en toda la cadena agroalimentaria. Los factores actuales que imponen ventajas comparativas en los mercados son el conocimiento, la eficiencia en el sector, los servicios y la capacidad para penetrar y captar mercados internacionales.

5.2.5) Factores Institucionales

Agregamos este factor para destacar el papel del Estado. Las funciones del Estado deberían concentrar sus esfuerzos en áreas donde la iniciativa privada no tenga interés en actuar, y en las cuales la presencia gubernamental sea fundamental para garantizar el bienestar social de las personas y una modernización democrática sobre la base de un acuerdo social amplio. Esas son:
·         Definir políticas de desarrollo tanto económico como social
·         Invertir en educación, capacitación, salud y desarrollo de recursos humanos
·         Desarrollar la capacidad de investigación y avances tecnológicos
·         Desarrollar y mantener la infraestructura básica
·         Impulsar al sistema financiero probado para desarrollar capacidades regionales y locales

Para terminar con este capítulo podemos agregar uno muy importante que tradicionalmente los programas de desarrollo agroindustrial no consideran y es el factor agroecológico. El deterioro del medio ambiente y de los recursos naturales en general, no es una consecuencia del desarrollo en sí, sino es un resultado del modelo que se ha aplicado para buscar ese desarrollo. La solución no es frenarlo, sino modificar la estrategia de puesta en marcha. En este mismo sentido y considerando que es inevitable que una parte de los recursos se consuman como parte del proceso de desarrollo, uno de los aspectos importantes es disponer de información suficiente que permita tomar decisiones y orientar acciones acerca de qué y cómo conservar, y qué consumir. La Argentina viene sufriendo los perniciosos efectos de una agricultura de monocultivo basada en el cultivo masivo de la soja que ha aparejado un sinnúmero de problemas sociales, demográficos y culturales como se verifica en las provincias de Santa Fe, Chaco, Formosa, La Rioja, Entre Ríos, Provincia de Buenos Aires con la reducción de productores agropecuarios, la desaparición de cultivos tradicionales para suplantarlos por la soja, el uso indiscriminado del agrotóxico glifosato donde importantes estudios han determinado el surgimiento de enfermedades y otros graves problemas a la salud.

5.3) Perfil estratégico del entorno

            Se entiende por perfil estratégico del entorno al estudio de los factores que enfrenta una empresa y que pueden afectarla en su negocio. Permite identificar cuales son las oportunidades y cuales son las amenazas que pueden impactar significativamente en la actividad de la industria. Comprende un conjunto de factores agrupados en cuatro dimensiones, cada uno de los cuales tiene una serie de variables a las que se les asigna un valor cualitativo subjetivo: muy negativo, negativo, indiferente, positivo y muy positivo. 
 
CUADRO I: PERFIL ESTRATEGICO DEL ENTORNO
FACTORES CLAVES DEL ENTORNO
MN
N
E
P
MP
DIMENSION SOCIO CULTURAL

Valores y actitudes




x

Grupos Sociales


x



Conflictividad social
x





Mercado de trabajo


x



Sindicato

x




Defensa del consumidor



x








DIMENSION ECONOMICA

PBI




x

Inflación

x




Desempleo

x




Balanza de Pagos



x


Productividad



x


Mercado de capitales


x



Recursos Energéticos


x



Política industrial


x









DIMENSION TECNOLOGICA

Investigación y Desarrollo




x

Conocimientos científicos y tecnológicos



x


Infraestructura científica y tecnológica



x


Madurez tecnologías actuales




x

Disponibilidad de nuevas tecnologías


x









DIMENSION POLITICO LEGAL

Situación política

x




Política económica

x




Legislación económico y social

x




Política fiscal
x




           
De este cuadro pueden inferirse las siguientes conclusiones que dan el perfil estratégico del sector:

            En primer lugar, los valores y actitudes de las empresas, el crecimiento del PBI, la investigación y el desarrollo de nuevos productos y métodos de producción y la aplicación de nuevas tecnologías son los factores muy positivos y decisivos que contribuyen al sostenimiento de  la alta competividad y productividad de las agroindustrias tanto para el mercado interno y especialmente hacia el comercio exterior.

            En segundo lugar, acompañan a estos factores los consumidores con sus exigentes nuevas formas de alimentación que ponen de relieve el cuidado de la salud, una vida sana y por alimentos nutritivos. Asimismo tanto los conocimientos científicos y tecnológicos como su infraestructura han demostrado la elevado capacidad de la ciencia argentina en biotecnología, biodiversidad no solo ha nivel interno de las empresas sino también con la participación del Estado a través del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuario (INTA) que con sus centros experimentales in situ en las principales zonas productivas han ayudado a los productores en los nuevos sistemas de producción, la rotación de cultivos, la lucha contra las plagas y enfermedades.

            En tercer lugar, tanto la situación política, como la económica y la fiscal en muchos sectores de la agroindustria juegan negativamente en su desenvolvimiento por la cantidad de regulaciones, limitaciones y trabas al comercio exterior que bien podrían eliminarse por medio de una legislación más transparente y con un Estado que ayude a las empresas a exportar a través de sus Ministerios y organismos que en muchos casos cuentan con funcionarios competentes y también con un plan industrial exportador sobre la base de las potencionalidades que existen en la Argentina.

            En cuarto lugar, un factor que puede favorecer la expansión agroindustrial es facilitar el crédito a las empresas, con tasas adecuadas a los proyectos de inversión y que las instituciones bancarias vean el comercio exterior de las empresas agroindustriales como una forma de avanzar en negocios que les resulte beneficioso para ellas.
            Sobre esta podemos determinar e identificar las oportunidades y amenazas que tienen las agroindustrias de alimentos argentinos ya que nos brinda un panorama de la situación del sector en el mercado y a las características particulares del negocio y el marco en el cual tiene que competir.

a) Oportunidades: Estas vienen dadas por las características particulares de las agroindustrias, entre las cuales podemos mencionar:
  • La vocación innovadora de las empresas en producción, calidad y tecnología.
  • La alta productividad les permite reducir costos por tonelada.
  • La cercanía a los puertos de embarque de muchas empresas reduce notablemente los costos del transporte y de la logística general.
  • Diferenciación por parte de los consumidores europeos de productos transgénicos y no transgénicos. 
    Utilización de aceites vegetales en la producción de biocombustibles
  • Posibilidad de aumentar el consumo de aceites vegetales y harinas proteicas en países en desarrollo.
  • Desarrollo de los “cluster”, es decir, el trabajo conjunto entre empresas, proveedores y una serie de instituciones pública y privadas para realizar estudios de factibilidad, mejoramiento de los costos, el impacto de las nuevas tecnologías, el aumento de producción, etc.
b) Amenazas: Para las agroindustrias volcadas al comercio exterior enfrentan una serie de problemas que básicamente responden a la dimensión político legal entre las cuales se destacan:
  • La determinación de los derechos de exportación (retenciones) para la soja, girasol y maíz;
  • Las políticas cambiarias tanto del gobierno argentino como de los Estados a los que se exporta;
  • Las normativas que limitan la exportación a través de cupos, cuotas, aranceles, cantidades mínimas, etc.
  • Las políticas de subsidios y su continuidad de los Estados Unidos y la Unión Europea.
  • Costos financieros adicionales por demoras en la devolución del IVA.
  • Cambios en los hábitos de consumo con tendencia a la reducción de grasas y aceites en los países desarrollados.
  • Nuevas trabas no arancelarias en el comercio mundial en cuanto a calidad y medio ambiente.
  • Aumento de las áreas sembradas de oleaginosas en EEUU, Brasil, India y el este de Europa.
  • Dependencia de la UE en las exportaciones de harinas proteicas.
  • Pérdida coyuntural de competitividad con respecto a Brasil
  • Falta de unificación de políticas macroeconómicas en el MERCOSUR.

 6) ANALISIS DEL ENTORNO ESPECÍFICO

6.1) Consideraciones Previas

            En estos dos primeros puntos brindaremos el marco teórico conceptual del análisis del entorno según el criterio de Derek Abell para luego aplicarlo al caso particular de una industria de agroalimentos.

El análisis del entorno específico apunta a determinar el atractivo del sector industrial donde se desempeña la empresa para que se desarrolle y gane posiciones en el mercado sobre la base de su estrategia competitiva. El enfoque de Abell hace énfasis en la necesidad de una definición del negocio orientada al consumidor en vez de establecer una definición orientada al producto. Una definición de la actividad orientada al producto se concentra sólo en la venta de productos y en los mercados atendidos. Abell sostiene que este enfoque opaca la función de la compañía, que consiste en satisfacer las necesidades del consumidor. Es un enfoque del lado de la demanda, del lado de quien compra. A la industria considerada debe agregarse el mercado y el negocio como elementos componentes de una misma actividad en tres dimensiones:
a)      Los grupos de clientes atendidos, es decir, a quien le vendemos nuestros productos y/o servicios. Estos pueden ser local, regional, nacional o internacional.
b)      Las funciones, que se las define como los atributos con que el producto y/o servicio cubre a los clientes, es decir, todo lo relacionado a satisfacer sus necesidades. Una buena determinación de las funciones, nos permitirá realizar una segmentación de los clientes para optimizar el posicionamiento de la empresa.
c)      La tecnología, que implica la manera o la forma en que se satisface el producto y/o servicio, es decir la forma en que una función es cubierta o realizada. Aquí se describen como se llevan a cabo las modalidades de la satisfacción de las necesidades de los clientes.
En el caso de las agroindustrias los clientes pueden ser nacionales, regionales (aquellos que están ubicados dentro de un área particular como la Región Pampeana o Patagónica); para la determinación de las funciones, la empresa agroindustrial dedicará plena atención a ofrecer un producto de alta calidad, excelente precio, que cumpla con toda la normativa legal vigente y se entregue en tiempo y forma. La tecnología aplicada a la manera de satisfacer el producto, en caso de tratarse de una agroindustria dedicada a la forma orgánica, entregará todos los certificados de peso y calidad que demuestra su pureza, como así también que el producto está hecho con materias primas provenientes de campos orgánicos certificados por la entidad que los controla y a su vez se dará plena certeza con la documentación emanada de la autoridad estatal correspondiente (El Senasa).

6.2) Conceptos fundamentales

            Sobre la base de las tres dimensiones definidas en el punto 1, debemos definir una serie de conceptos fundamentales para precisar el desarrollo del negocio. En primer lugar, comenzaremos por establecer una distinción entre industria, negocios y mercado.
a      a)Industria: representan los clientes y las funciones desarrolladas por los productos elaborados con la misma tecnología. Aquí la industria engloba a los distintos negocios.
       
      b)  Negocio: Se refiere básicamente al campo de actividad de la empresa, es decir, a qué se dedica, qué produce y qué servicios puede ofrecer.
     c) Mercado: es el conjunto de oferta de funciones que son cubiertas por determinados productos a determinados grupos de clientes
    
    d)Producto-mercado: la noción de producto-mercado estriba en que las empresas no pueden satisfacer las necesidades de todas las personas en forma homogénea, porque se trata de ver es la diversidad, dadas las condiciones sociales, culturales, económicas y los problemas relacionados con los individuos. Por esa razón, se hace necesario, distinguir grupos de clientes que serán la base de la segmentación del mercado, que es una de las condiciones para el comienzo de una empresa. dad económica. Existen cuatro elementos claves para definir una estrategia de una empresa:
·         Determinar los compradores a satisfacer
·         Las ventajas buscada por los compradores
·         Los competidores a controlar
·         Las capacidades que es necesario adquirir y controlar

6.3) Aplicación del Modelo de Abell a las agroindustrias

            Uno de los negocios agroindustriales más atractivos, que más ha crecido y se ha expandido es el de la producción de aceites vegetables que desde hace varios años encabeza la lista del bien más exportado de la Argentina.




-El complejo de los aceites vegetales funciona de la siguiente manera: los productos agrícolas venden su producción a un conjuntos de agentes intermediarios (acopiadores y corredores) quienes tienen como función dentro de la cadena la de acondicionar, limpiar, quitar las impurezas, los insectos, la humedad y con este proceso los granos pueden concentrarse y acumularse a un volumen tal que les permita realizar negocios a una escala requerida para la exportación o la industrialización. Estos acopiadores guardan los granos en silos y es común que procesen granos propios como de los de otros productores por su cuenta y orden. Los corredores son otro grupo de intermediarios que no compran granos, sino que actúan para contactar a vendedores y compradores para realizar operaciones sin modificar la calidad o condición del cereal. Cuando el grano pasa al sector industrial, se lo somete a una serie de procesos para la obtención de aceites que puede tener varios destinos. Para el consumo humano se logra mediante el refinamiento que luego se lo envasa y se vende al mercado interno. En el comercio exterior se lo puede exportar en tanques, llamados flexitanks que deben respetar estrictas normas de calidad y control. Finalmente los residuos tanto en forma de harinas o en forma compactada (llamada expeller) se destina mayoritariamente a la  exportación como alimento balanceado.
           
            Diversas razones –mayores demandas de uso alimenticio, desplazamiento de la demanda hacia carnes (producidas con subproductos de la molienda), crecimiento económico de países populosos de desarrollo intermedio, inducciones para lograr una matriz energética distinta, y otras– confluyen durante las últimas décadas para provocar un desarrollo global acelerado de la cadena de las oleaginosas (en particular, la soja).
           
            Las perspectivas futuras parecen indicar que dicha tendencia se mantendrá por algunos años. Por su parte, existe una oferta dinámica (ubicada en distintos países), acotada en su respuesta, dada la limitada posibilidad de incorporar tierras y el menor ritmo tecnológico como herramienta para cerrar la brecha productiva. Esta dinámica global reciente dio como resultado que los países del Mercosur (especialmente la Argentina y el Brasil y, más recientemente y en menor medida, el Estado Plurinacional de Bolivia, Paraguay y Uruguay) se conviertan en el epicentro de la oferta mundial de estos granos y semielaborados.

            La cadena productiva de la soja tiene su inicio en una crecientemente especializada oferta de insumos de corte industrial (desde las semillas transgénicas hasta los biocidas, pasando por el equipamiento específico), a lo que le sigue una etapa productiva en cultivos de secano de progresiva complejidad, y una primera fase de transformación industrial (aceite y pellets). En la siguiente fase industrial, mientras que los aceites se destinan una parte a biodiesel (nueva demanda), y otra parte para ser reconfigurados para la producción de alimentos (lecitinas, refinados, margarinas, etc.), la harina y residuos de la molienda (pellets) se destinan a la alimentación animal sobre la base de sistemas intensivos (y masivos) de producción de carnes (bovinas, avícolas y porcinas). A medida que nos acercamos a la demanda final, aparecen los sistemas comerciales diferenciados (por marcas) e integrados entre la fase comercial y la última etapa de transformación productiva (generalmente vía contratos).

            En perspectiva, al interior de estas agroindustria existe una fuerte deslocalización entre las etapas iniciales (desarrolladas en algunos países “originadores de granos”), las transformaciones industriales y las fases finales asociadas a otras cadenas productivas (efectuadas en otras sociedades consumidoras). Como es de esperar, existen repartos asimétricos de las rentas generadas, generalmente a favor de las fases más cercanas al consumo (donde “lo primario” pierde peso y “lo industrial y los intangibles” ganan en relevancia). Además, estos países cuentan con reservas territoriales pasibles de ser incorporadas, en función de nuevas tecnologías, desarrollo de infraestructura y organización empresarial, con cierta rapidez y efectividad productiva. Con algunas diferencias –inexistencia de semillas OGM (organismos genéticamente modificados), distinto rendimiento de aceite y residuos, perfil de mayor consumo interno de aceite, calidad del aceite, etc. lo expresado en esta sección es aplicable al girasol y a la canola.

            Se trata de un amplio complejo de interrelaciones de muy diversas actividades llevadas a cabo en diferentes espacios territoriales sustentando, con ello, un profuso intercambio mundial. Esta suerte de “petróleo verde” fluye –a grandes rasgos– de los países latinoamericanos y de los Estados Unidos (como originadores de granos y semielaborados) hacia Europa y Oriente – particularmente China e India – (como espacios de la segunda etapa de transformación industrial y consumo).

            ¿Dónde se ubica la Argentina en esta agroindustria? La Argentina es un proveedor mundial de granos, aceites y pellets. Actualmente, la producción local explica alrededor del 12% del comercio mundial de granos de soja, el 41% de pellets y el 50% de aceites. En simultáneo con el desarrollo del modelo productivo en red en materia de granos de soja15, a partir de los ochenta comienza a consolidarse el complejo industrial en la primera etapa de transformación evidenciando, en la última década, un desarrollo explosivo. Considerando los años 2007-2008, a la molienda ingresan poco más del 80% de los granos producidos, de la cual derivan: el aceite de soja (destinado a posterior refinación y uso comestible e industrial) y los pellets de soja (insumo básico de la alimentación de ganado). El grueso de los pellets, el aceite y el biocombustible (derivado del anterior) se destina a los mercados externos. Sólo una muy baja proporción se convierte en proteína roja (carnes) u otros usos industriales (lecitinas, leche de soja, comidas preelaboradas), internamente. Se trata de un complejo de alta productividad, acotado localmente a las primeras etapas productivas, donde se “completa” la transformación industrial (carnes y otros alimentos) en el exterior.
           
            Desde inicios de los ochenta, las principales inversiones se fueron radicando en la primera etapa de transformación industrial. Existen en la Argentina unas 50 plantas de molienda de soja, con una capacidad total del orden de los 42/45 millones de toneladas. Se trata de plantas de procesamiento ubicadas entre las más eficientes del mundo, con escalas compatibles con los menores costos posibles, e integradas a complejos de granos- molienda-exportación. Se destaca la participación de un conjunto acotado de empresas multinacionales (Cargill, Bunge, Dreyfus, ADM) que, en algunos casos, controlan, además, las actividades de complemento en la cadena de valor en terceros países (producción intensiva de carnes bovina y aviar). En tal sentido, la Argentina es considerada un país de “originación” dentro del esquema global (CIARA, 2009). A la vez, aproximadamente un 40% de la actual capacidad instalada de molienda está en manos de un número acotado de grupos de empresas nacionales, las que, a su vez, desarrollan parcialmente emprendimientos locales (feed lots, biodiesel). La cadena de valor se completa, de manera muy resumida, con las segundas manufacturaciones industriales orientadas hacia la producción de biodiesel, los prealimentos y los balanceados para bovinos, porcinos y aves. A posteriori, continúan otras etapas, hasta llegar a la comercialización como preludio del consumidor. A excepción del biodiesel, el grueso de los desarrollos “aguas abajo” (alimentos para ganado y aves, manufacturación de harinas de sojas y otros) se destina casi exclusivamente al mercado local (sólo parcialmente la industria aviar registra alguna inserción externa sobre la base de estos insumos).

            El acceso de estos productos a los mercados internacionales no resulta sencillo, especialmente para las empresas de capital nacional, dado que sus pares globales lo hacen mayormente a través del comercio intra-firma. Por caso, China, uno de los mercados más relevantes, compra solamente grano y desarrolla su molienda localmente. Lo mismo ocurre con los países de la UE, donde los requerimientos se refieren a pellets que ingresan a la cadena de producción de carne vía feed lots. El caso del biodiesel, derivado del aceite, replica el perfil de la molienda: desarrollo muy rápido, fuerte presencia de capitales externos (varios de los cuales controlan la molienda), masiva incorporación de tecnologías externas de última generación y una casi exclusiva dependencia de los mercados externos. Existe una treintena de plantas con una capacidad del orden de un millón doscientas mil toneladas de producción (de las cuales las cinco mayores explican el 80% de la capacidad), a las que se suman otra decena (en construcción) que a la brevedad duplicarían la capacidad de producción. Con destino principal a la UE, los resultados de estos emprendimientos redundan en colocaciones superiores (sobre la base de 2008 y las proyecciones para 2009) a un millón de dólares por año. Este mercado se desarrolló rápidamente en los últimos años al calor de las regulaciones de la UE y Estados Unidos, que prevén cortes de combustibles de origen fósil con otros de origen vegetal. Recientemente, y frente a los efectos de la crisis financiera, comenzaron a instrumentarse restricciones ambientales a tales desarrollos. A su vez, la presencia de tarifas diferenciales a las exportaciones (a favor de biodiesel y en contra de los aceites) opera como un inductor decisivo al desarrollo del sector (más aún si se considera que los principales productores cuentan con facilidades previas en materia de molienda de soja, y que los nuevos emprendimientos se localizan como desprendimientos fabriles de aquellos).
           
            En suma, el desarrollo interno cubre sólo una parte de las etapas industriales (biodiesel), con mínimos ingresos a las cadenas de carnes (especialmente aves). Los desarrollos locales de la segunda etapa industrial de la soja (lecitinas, aceites refinados para consumo y alimentos sobre la base de soja) son más endebles y tienen menos desarrollada su vocación exportadora, así como sus relaciones –vía insumo– con otras cadenas productivas potenciales. Los compradores externos de granos de soja (especialmente China), aceites (UE) y pellets (UE) completan localmente los procesos (tanto de producción de aceites/pellets como de ganado bovino y refinación para uso humano).

            Resumiendo este análisis productivo al esquema Abell podemos

GRUPO DE CLIENTES:

Compradores Principales 

·         China
·         India
·         Unión Europea
·         NAFTA (Estados Unidos, Canadá y México)
·         MERCOSUR (Sobre todo Brasil)
·         América Latina

Compradores Potenciales:

·         Europa del Este
·         Federación Rusa
·         Australia
·         Nueva Zelandia
·         Indonesia
·         Malasia
·         Singapur


FUNCIONES: Actividad de la Empresa

Producción  

La clave del éxito para las agroindustrias se basa en;
Un fuerte compromiso con el cuidado del medio ambiente
Un manejo integral de la fertilidad del suelo
El control adecuado de las malezas, plagas e insectos
Un grupo de técnicos profesionales
Un eficiente y cuidadoso proceso de cosecha y acondicionamiento

Procesamiento

El procesamiento es crítico para mantener la integridad de la producción como así también para mantener en forma las características naturales del producto antes de que llegue al consumidor. Trabajamos con estrictos procedimientos de control y GMP.

Marketing Agroindustrial:

La actividad comercial permite a las empresas tener fuertes contacto con sus clientes y con vías de comunicación a través de Internet, participación en Ferias y Exposiciones, la publicación en diarios y revistas especializadas,

Logística

Un buen producto requiere un buen servicio. En Organic Suppliers supervisamos el recorrido de la mercadería desde el depósito a los principales puertos o incluso entregado puerta puerta. Ya sea a granel o envasada en bolsas, flexitanks, tambores, baldes, frascos, etc. Toda la operación es monitoreada por expertos en transporte de mercadería orgánica

Tecnología: Productos de Exportación

·         Aceite de Soja
·         Aceite de Girasol
·         Aceite de Cártamo
·         Aceite de Oliva

7) ANALISIS COMPETIITVO DEL SECTOR INDUSTRIAL

7.1) Consideraciones Previas

            En este capítulo se hará un desarrollo del modelo de las cinco fuerzas de conocido con el nombre de “La Cruz de Porter” que en el análisis competitivo del sector industrial, estudia las amenazas de entradas de nuevos competidores, la rivalidad entre los competidores, el poder de negociación de los proveedores, el poder de negociación de los clientes y las amenazas de los productos sustitutos.

            El sector industrial de los aceites vegetales es una agroindustria que actúa competitivamente, o sea, que es un sector que trabaja con márgenes competitivos. Este accionar se funda en que:
·        Si bien es un sector concentrado, esta concentración no es suficiente como para permitir comportamientos monopólicos. Sin embargo, existen períodos en donde los márgenes de las industrias son más altos que los normales, evidenciando en ese periodo un mayor poder de negociación por sobre los oferentes. 
·        Es un sector abierto. A pesar de requerir altos niveles de inversión inicial nada impide la entrada a competir en el sector; entradas que terminarían eliminando circunstanciales márgenes monopólicos.
·        Se comercializan productos homogéneos.
·        Existe una alta capacidad  de molienda.
·        Existen grandes inversiones en puertos y fábricas que necesitan ser amortizadas. Este punto resulta ser importante, ya que por ser un sector abierto la situación de cada firma resulta desafiable por otras firmas potenciales, y por ello de existir márgenes monopólicos, las firmas hoy existentes correrían riesgos de pérdida en el valor de sus  inversiones.  
·        Existe una demanda latente por semilla de parte de fábricas europeas


7.2) Amenaza de entrada de nuevos competidores potenciales

            La amenaza de entrada de nuevos competidores es relativa ya que los recursos naturales con los que cuenta Argentina no son fáciles de encontrar en muchos lugares del mundo pero algunos países como China se están  desarrollando  y pueden llegar a ocupar una porción del mercado en un tiempo no muy lejano. La Argentina en su mercado interno prácticamente no está amenazada por la presencia de otros competidores. Existe dos indicadores, uno que relaciona las importaciones respecto del consumo, llamado “Tasa de penetración de importaciones” cuando más se cerca a cero, menos se ve afectado el país por la existencia de competidores. El otro índice es el “Indicador de transabilidad” que muestra el grado de capacidad de cada producto de la cadena aceitera para generar excedentes neto exportables en relación al consumo interno, donde se verifica que la Argentina el consumo de soja es muy bajo ya que se exporta casi toda la producción[1]. Aquí la amenaza de que nuevos productores puedan ingresar es muy difícil.

7.3) La rivalidad entre los competidores actuales

            Como venimos planteando en el estudio de las agroindustrias donde trabajamos en el complejo aceitero vinculado a la exportación, nuestros principales competidores son las empresas de los países a les vendemos nuestros productos y que tienen legislación, organismos estatales, instituciones financieras que las ayuda a expandirse por el mundo y que por lo tanto son la principal amenaza a las firmas argentinas exportadoras.

            La industria aceitera local, según un informe de la consultora CLAVES Información Competitiva, es una de las más desarrolladas del mundo por una interesante particularidad: cuenta con una docena de jugadores fuertes que concentran el 90% de la producción. Un dato llamativo teniendo en cuenta que en Europa sólo hay dos y en Estados Unidos, cinco. El segmento de mayor relevancia es el de el aceite de soja, le sigue el de girasol y luego el de maní.           

            El rubro de los aceites vegetales constituye la mercancía (comnodities) de todos los bienes que exporta la Argentina, con gravitación en la balanza comercial que es la principal actividad generadora de divisas para el país. Debido al importante crecimiento de los precios internacionales de exportación de los productos primarios y de las Manufacturas de Origen Agropecuario que se registró en los últimos años a nivel internacional, este sector se ha desarrollado mucho en todas las etapas productivas.

            Se consideran competidores directos países los siguientes: Estados Unidos, Brasil, Paraguay, Canadá, Chile Nueva Zelandia y Australia, dentro de los países que cuentan con una estructura mas industrializada se encuentran Canadá, seguido por Chile, Brasil y Australia y en menor medida se encuentran Uruguay, Nueva Zelandia y Argentina.

            Las ventas externas argentinas están dominadas principalmente por soja y sus derivados y cereales (entre los cuales se destaca el maíz y el trigo). En esta área los principales competidores son los países del MERCOSUR.
            
Existe un interesante indicador sobre la competencia exterior llamado “tasa de exposición a  la competencia externa” (TEC). Lo que éste quiere mostrar es que si la producción se vende tanto en el mercado interno como en el externo, se estima el porcentaje de las exportaciones sobre la producción el que está sometido a la competencia externa y la parte destinada al consumo interno, está sometida a la penetración de las importaciones[2].

7.4) Poder de negociación de los proveedores

            El poder de negociación con los proveedores es bastante alto ya que generalmente se adquieren grandes cantidades de productos permitiendo que se puedan conseguir quitas en el precio, a su vez la competencia que existe entre los proveedores de este sector también contribuye a que se estos otorguen descuentos importantes. Los proveedores son pocos y trabajan en mercados oligopólicos con lo cual tienen un gran e influyente para determinar precios y hacer desaparecer el potencial de lucro de una actividad. La forma de contrarrestar la fuerza de los proveedores es a través de alianzas entre los productores de aceite y así estar en mejores condiciones de negocias volumen, cantidad y precio de los insumos básicos.
            En el complejo aceitero oleaginoso ha sido uno de los mejores clientes de la industria proveedora de bienes de capital en los últimos años ya que han invertido en mucha tecnología que le permitió el despegue del sector como gran exportador mundial. La mayoría de las empresas de tecnología (cosechadoras, fumigadoras, sembradoras, tolvas, tractores) son empresas extranjeras que han pasado a dominar el rubro como consecuencia de los cambios estructurales ocurridos en la economía argentina en los años noventa del siglo pasado y que han producido una gran transformación en toda la actividad agroindustrial en general y en de aceites vegetales en particular.
            El poder de negociación de los proveedores se manifiesta con mucha fuerza del lado de los fabricantes de semillas quienes han impuesto el modelo transgénico, es decir, las semillas genéticamente modificadas, lo cual hace imposible de las empresas del sector puedan cambiar esta tendencia o tratar de trabajar con semillas propias y no estén modificadas. Esta es una de las claves del nuevo paradigma productivo. Además se trata de semilleras multinacionales con un poder y una fuerza tan grande como la Argentina misma con suficiente capacidad para exigir el pago de patentes a los productores argentinos.
            Esta pelea aun no ha terminado y varios proveedores han recurrido a los tribunales del CIADI para exigirle al estado argentino que pague por las patentes de esas poderosas empresas. Nidera y Syngenta con poderosa empresas multinacionales cuyas ventas a los países de América del Sur los ha llevado a denominar como “República Unida de la Soja”[3]
7.5) Poder de negociación de los clientes
      
      El poder de negociación de los clientes es bajo por que para este sector industrial no existen demasiados insumos sustitutos, igualmente el crecimiento de muchos competidores ha hecho que esta tendencia este cambiando lentamente. Los precios de exportación de las commodities de los aceites comestibles y los pellets de girasol, están determinados por lo que ocurre con la oferta de la Argentina y la de los países europeos en el mercado internacional. A ello se le deducen los costos de procesamiento, comercialización y retenciones. A  diferencia de lo que sucede con la soja, que mira el precio del grano en Chicago (Estados Unidos), en el caso del girasol se  mira lo que ocurre con el precio CIF  de los aceites y pellets en Rotterdam (Holanda), lugar donde se comercializan los aceites  provenientes, principalmente,  de  Argentina, Europa, ex URSS, Francia y Alemania. Estos precios, salvo situaciones de corto plazo, determinarán  lo que ocurra internamente con el precio del grano de girasol, cuando se refleje en las variaciones de los precios FOB del compuesto aceite-harina. En el comercio de exportación, el cliente puede incidir en las decisiones de la empresa en cuento para acordar precios y condiciones de venta para que las partes resulten mutuamente beneficiosas. Se puede poner de acuerdo a qué precio vender, pero siempre se toma como referencia los mercados internacionales.

En cuanto a los clientes por países podemos mencionar lo siguiente:
  • Turquía es el principal mercado atractivo para los aceites de girasol.
  • Turquía, España y Bélgica resultan los mercados más atractivos para los aceites de girasol. Además de Colombia, no se destacan otros demandantes atractivos en la región de América Latina China e India son los mercados más atractivos para los aceites de soja.
  • De acuerdo a la metodología de cálculo del IDI8, China e India son los principales mercados atractivos para los aceites de soja.
  • Algunos demandantes regionales tales como: Perú, Ecuador, Cuba, Venezuela, Colombia y Guatemala son, también, importantes mercados para este tipo de aceites.
7.6) Amenaza de productos sustitutos

            Los aceites de soja y girasol se encuentran enfrentados a una mayor competencia en los mercados internacionales por lo que es necesario mejorar su competitividad tomar las medidas correspondientes a nivel de empresa y también de gobierno ya que la exportación por la entrada de divisas tiene que importarte mucho. El crecimiento de los productos sustitutos en los mercados mundiales puede cambiar el perfil de la demanda y pueden ser más competitivos en términos de precios. Lo que se observa es la posibilidad de sustituir productos entre sí pero todos pertenecientes a las agroindustria del complejo aceitero.

            Un ejemplo puede brindarlo el aceite de cártamo que para la mayoría es un producto desconocido pero que posee magníficas propiedades órgano-oleicas   como ser la de prevenir la arteriosclerosis y ayudar al control de dermatitis. La riqueza en ácido graso oleico lo hace conveniente para combatir el colesterol, la arteriosclerosis y también las enfermedades cardiovasculares, las artritis y el reumatismo. Contiene un alto nivel de proteínas y fibra, causando un suave efecto laxante.

            Otro sustituto importante que está teniendo alguna notoriedad en el mercado es el aceite de palma cuya aparición significa que se debe estar alertas y prevenidos para mantener y superar el alto grado de competitividad exportador alcanzado por las empresas argentinas. El aceite de hígado de bacalao, al igual que otras variedades de aceite de pescado, incluyendo salmón y caballa pueden ser sustitutos del aceite de origen vegetal por el origen animal.

            En líneas generales, la Argentina no tiene competencia que pueda sacarla del mercado a menos que decisiones políticas de los gobiernos y organismos estatales que importan los productos de nuestro país no quieran comprarnos. Estos países como método para que la Argentina no pueda vender puede imponer nuevas normas fitosanitarias, aumentar los controles sobre los contenedores, realizar análisis del producto cuando el contenedor llega a destino, independientemente de la documentación presentada por el importador esté completamente correcta y de acuerdo a las normas legales vigentes, sancionar al país por razones de política exterior, etc.

7.7) Barreras de entrada

            La amenaza de ingreso en un sector industrial depende de las barreras para su ingreso y de la 
reacción de los competidores actuales. Con ello se protege el segmento del mercado en forma más segura. Si las barreras son importantes o se puede esperar una fuerte represalia por parte de los competidores establecidos, la amenaza de ingreso será baja.
            La industria del aceite vegetal no es para cualquier empresa y en las condiciones actuales donde la Argentina posee empresas con una alta productividad y eficiencia exportadora, le resultará muy complicado ingresar al mercado. Aún así, el sector aceitero no deja estar a la altura de las circunstancias para seguir siendo un exportador de punta a nivel mundial y muy requerido. Analicemos algunas de estas características:

a) Economía de escala: Son las ventajas en costos que poseen las empresas que producen grandes volúmenes de producción. La industria aceitera tiene una escala de producción tan alta que le permite abastecer el mercado interno y vender a los mercados exteriores que la han llevado a ser la primera mundial en su actividad.

b) Diferenciación de productos: Las empresas establecidas generalmente tienen identificación de marca y gozan de lealtad entre los clientes, lo cual se deriva de la publicidad, el servicio al cliente, las diferencias en el producto o por haber sido los primeros en el sector. La diferenciación crea una barrera para el ingreso, obligando a los potenciales integrantes, a realizar grandes inversiones para superar la lealtad ya existente.
            En el caso de la agroindustria del aceite la diferenciación del producto viene dado por su calidad del producto, por las cualidades de la atención al cliente y por la capacidad de generar nuevos negocios satisfaciendo siempre una demanda creciente de productos alimenticios.

c) Acceso canales de distribución. Se puede crear una barrera para nuevos ingresos a partir de la necesidad de asegurar la distribución del producto. Toda nueva empresa debe persuadir a los canales de que acepten su producto mediante reducción de precios, compra de espacios o publicidad compartida. Hemos visto que el complejo aceitero está altamente tecnificado y organizado estructuralmente de modo tal que se le hace muy difícil entrar en este mercado a cualquier empresa por más fuerza y dinero que tenga. Intentar competir con Aceitera General Deheza que posee puertos propios de embarque, es una ventaja inalcanzable, aun para una multinacional poderosa.

d) Requerimiento de capital. La necesidad de destinar recursos financieros para competir, crea una de las mayores barreras de ingreso, si se requiere el capital para inversiones en publicidad o investigación  y desarrollo, muchas veces pueden resultar irrecuperables. La industria aceitera posee una virtud que es la de generar fondos mediante el manejo de las divisas que provienen de sus negocios de exportación. Adelantando o postergando el ingreso de divisas puede obtener una utilidad de tipo financiero que se le suma a la rentabilidad operativa resultante de su actividad principal.

            En la administración financiera las empresas como buenas exportadoras que son puede realizar maniobras especulativas que se da de esta forma: Cuando ve que hay expectativas de alza, el exportador no compra hoy con lo cual disminuye la oferta. Esto se da cuando vislumbra un clima de incertidumbre. Cuando ve que hay expectativas a la baja el exportador compra hoy con lo aumenta la oferta. Esto se da en períodos donde el tipo de cambio es estable y con una alta tasa de interés suele anticipar el ingreso de las divisas. Dadas las magnitudes de dinero que mueven estas empresas sus relaciones con el sector financiero siempre son buenas.
            No sucede lo mismo con el gobierno quien a través del Banco Central, presiona para que flexibilicen su política de manejo de divisas y las ingresen no solo para permitir más operaciones de comercio exterior sino para que el Estado la tome para pagar deuda o acumular reservas.

e) Diferencias en costos. Bajar los costos operativos le da a cualquier empresa una ventaja difícil de igualar por parte de los competidores. La industria de aceites comestibles estando estructuradas como de capital intensivo, tienen políticas adecuadas para bajar sus costos y estar en condiciones de competir no solo en el mercado interno sino también en el externo, donde se han destacado por su crecimiento y dinamismo.

7.8) Barreras de salida

            Es un conjunto de situaciones que impide la salida de la empresa de la industria donde está insertada. En el complejo de aceites vegetales, las barreras de salida también son bajas por que dada la actual estructura nos encontramos con una industria muy rentable que actúa como un poderoso factor como para que las empresas se retiren de la actividad. Analizaremos algunas dando término al estudio del perfil competitivo del sector industrial que en nuestro caso es el del complejo de aceites comestibles.

a) Restricciones Socio-políticas. La negativa del gobierno a decisiones de salida, debido a la pérdida de puestos de trabajo, a efectos económicos regionales y otras. El ejemplo clásico es el asunto de las famosas retenciones que tanta polémica y debate desata a lo largo y a lo ancho del país. Pese a todas las protestas del sector, no ha significado una disminución de las ganancias de las empresas del sector. Muchas reconocen que siguen exportando y ganando. Existen en este campo problemas mucho más complicados que las retenciones y que son las normas del comercio exterior, cuando le aplican cupos, aranceles, medidas para-arancelarias. O la Secretará de Comercio impide exportar porque quiere garantizar el abastecimiento del mercado interno.

b) Activos especializados. Plantas y equipos que no pueden ser vendidos fácilmente o que pierden valor con el paso del tiempo. Las aceiteras como empresas de capital intensivo se destacan por el dominio de la tecnología y por tener sus fábricas en condiciones de trabajar las 24 horas del día. Además si una empresa quisiera retirarse del mercado no le va a resultar fácil vender silos, cosechadoras, sembradoras, tractores, tolvas, etc. Al contrario, las aceiteras permanentemente buscan nuevos equipos para ser competitivos en mercados que cada día exigen más a las empresas.

c) Interrelaciones estratégicas. Las interrelaciones entre unidades de negocio y otras que la compañía en términos de imagen, capacidad comercial, acceso a mercados financieros; son la causa de que la empresa conceda una gran importancia estratégica a estar en una actividad concreta. La tendencia que se ha abierto paso en los últimos años es la constitución de los llamados “pooles de siembra” que son grupo de empresarios –muchos de ellos sin vinculación con las agroindustrias- que asume el control de la producción agropecuaria, mediante el arrendamiento de grandes extensiones de tierra y la contratación de equipos de siembra, fumigación, cosecha y transporte, con el fin de generar economías de escala y altos rendimientos y que cuando termina la cosecha y realizarse el producto, las ganancias son distribuidas.

CUADRO III: EL MODELO DE LAS CINCO FUERAZAS DE MICHAEL PORTER


Fuente: http://usuarios.multimania.es/fdevega/graficoporter1.

8) ANALISIS DEL FUTURO

8.1) Consideraciones previas

            El escenario internacional es cada vez más complejo y multipolar, sobre todo a partir de la crisis mundial desatada en la segunda mitad de 2008, que a la Argentina no la afectó internamente, pero sí en ciertos momentos en cuanto al comercio exterior debido a las decisiones de política económica adoptada tanto por los Estados Unidos como la Unión Europea, donde tuvo un fuerte impacto. Esto es particularmente importante para ubicar la inserción del sector agropecuario y la creciente interdependencia de la producción agropecuaria argentina con los mercados mundiales, y la generación y transferencia internacional de tecnología. Siendo el complejo de aceites vegetales el primer rubro de exportación del país es vital trazar un panorama del futuro de esta agroindustria.
           
            Para el complejo agroindustrial de los Aceites vegetales (integrado por los aceites de soja, girasol y olivicultura) se verá impulsado por el incremento de la demanda para el consumo humano y la producción de biocombustibles. Se calcula un incremento de la demanda del orden del 2,8% anual. Las importaciones de Soja por parte de China estaban proyectadas con una tasa de crecimiento del 6,6% anual llegando a más de 50 millones de toneladas para la próxima década incluyendo otros productos de la cadena aceitera como cártamo y colza.
           
            Según las proyecciones estimadas las tasas de producción y consumo de las oleaginosas seguirían creciendo en los próximos diez años. Las proyecciones indicaban que la tasa de crecimiento del consumo de soja sería mayor que la de producción, lo que indica que habría una demanda excedente y que el precio de la soja aumentará. Este escenario está basado en un fuerte crecimiento de los ingresos y de la población en los países en vías de desarrollo, lo que generaría un aumento en la demanda de los aceites vegetales como alimento, un aumento de consumo de harinas de soja como fuente de proteína en la alimentación animal y además se espera una demanda adicional generada por el uso del aceite de soja en la producción de biocombustible en algunos países. El mayor aumento de la capacidad de molienda de China tendría una gran influencia en el mercado mundial de oleaginosas, ya que se incrementaría más la demanda internacional del grano de soja que la de aceites y otros productos[1]. Los tres exportadores principales de soja seguirían siendo Estados Unidos, Brasil y Argentina, abarcando más de 90% del comercio mundial durante los próximos 10 años. La Unión Europea seguiría siendo el mayor destino mundial para la harina de  soja en el periodo de la proyección, a pesar de que la alimentación doméstica con otros granos siga creciendo.

            Argentina, el mayor exportador mundial, aumentaría su participación en el mercado de exportación al 45% en los primeros tiempos de la proyección, llegando al 50% en los últimos años de la misma. Las participaciones en las exportaciones por parte de Brasil, EE.UU. y otros países caerían. Argentina seguirá manteniendo alta su capacidad de molienda importando soja de Brasil y de otros países sudamericanos. La demanda mundial en las importaciones de aceite de soja subirían 3.6 millones de toneladas métricas (36%) en las proyecciones, alentadas por el creciente uso en la alimentación y en el biodiesel.

            China e India serían los mayores importadores mundiales de aceite de soja. En estos últimos años, sus importaciones combinadas han sido alrededor de 3.5 millones de toneladas, casi 40% del total mundial. La demanda en la importación del aceite de soja se incrementaría en casi todos los países y regiones. El aumento de los ingresos y el crecimiento de la población en África del norte, el Oriente Medio, y América Latina (particularmente América Central y los aumentos rápidos del Caribe) provocarán un incremento en las importaciones del aceite de soja.

8.2) Áreas de incertidumbre

         En los últimos años han aparecido una serie de elementos que podrían significar, especialmente para Argentina, cambios fundamentales en las tendencias históricas en el comercio internacional de los aceites vegetales. De acuerdo a esto, se pueden determinar cinco áreas de incertidumbre y que son las siguientes:

• China e India como mercados agroalimentarios y su demanda
• Brasil como mercado para los productos agroalimentarios procesados de Argentina
• La aceptación internacional de productos OGM (organismos genéticamente modificados)
• El mercado de la UE para la Argentina en el contexto de la incorporación de los países del Este Europeo
• El impacto de los biocombustibles en el mercado internacional agroalimentario.

            En función de estas cinco áreas se pueden determinar las tendencias y las proyecciones del mercado internacional y el posible impacto que éstas pueden ejercer en los escenarios más posibles del comercio argentino en los principales rubros de exportación, entre los que sobresale la industria del aceite. La Argentina debe prepararse ante un escenario en la cual China deje de comprarnos aceites por decisión unilateral del gigante asiático.

8.3) Otros factores de incertidumbre

a) Petróleo y gas En el Anexo I se analizan algunas previsiones sobre el comportamiento del precio del petróleo y del gas y su relación con el comercio internacional de alimentos. A la volatilidad natural de estos productos, que allí se analiza, se le une la originada en la actual crisis. Con todo, la proyección más segura indica que, salvo una debacle en la economía mundial, a partir del el precio del crudo seguirá aumentando, y un poco más rápido que la tasa de inflación general. Históricamente, el precio del petróleo afectó al del gas y a las condiciones de disponibilidad de los fertilizantes nitrogenados. Sin embargo, los vínculos que existían entre el mercado del petróleo y el del gas natural se han debilitado significativamente debido al espectacular crecimiento de la demanda en este último y a la desregulación de todo su sistema de oferta y demanda. En consecuencia, los precios del gas natural y los fertilizantes continúan siendo volátiles. Las importaciones norteamericanas de fertilizantes mitigarán el impacto del alza del precio del gas natural en la actividad agropecuaria de los EE.UU.

b) El cambio global. La evidencia empírica sugiere que el impacto del cambio climático sobre la agricultura será limitado durante los próximos 20 años, existiendo una cierta incertidumbre en un futuro más lejano. Por tanto, no es dable temer que en este período se produzca un shock climático que provocará un cambio en el equilibrio entre la oferta y la demanda de alimentos, y una relocalización sustantiva de la producción y por lo tanto de los flujos comerciales.

c) La posibilidad de conflictos bélicos. Un conflicto bélico ampliado en el Medio Oriente afectaría los suministros de petróleo y por lo tanto los costos de producción, los mercados de alimentos y la demanda por biocombustibles. Este evento entra dentro de lo posible, por lo que no debe ser dejado absolutamente de lado, pero dada su aleatoriedad y la imposibilidad de plantear escenarios al respecto, no fue tenido en cuenta en el análisis.

8.4) Crecimiento económico mundial

            El panorama más factible para el comercio de exportación de los aceites vegetales parece que, salvo algún viraje impredecible de la crisis, se mantendrá en los próximos años, la actual tendencia exportadora. Igualmente parece previsible los mayores ingresos y el aumento de la población harán que suba la demanda mundial de alimentos, lo que producirá incrementos en el comercio agrícola mundial. En efecto, tanto el consumo como las importaciones de alimentos y forrajes en los países en desarrollo son particularmente sensibles al aumento de los ingresos. A medida que aumenta el ingreso, los consumidores generalmente diversifican su dieta: dejan de consumir exclusivamente alimentos básicos e incluyen más carne, frutas, vegetales y alimentos procesados. Estos cambios en el consumo incrementan la demanda importadora de productos forrajeros y productos alimenticios de alto valor (productos frescos y semi-procesados). Históricamente, esta situación ha dado lugar a aumentos en las exportaciones, especialmente de arne y alimentos procesados.

            Nuestros aceites que tienen un alto valor proteico y nutritivo están preparados para este desafío ya que cuenta con empresas muy bien equipadas y con un cuerpo de profesionales comprometidos con la expansión sector tanto en su modalidad convencional como la orgánica.         

            Estas previsiones dependerán, naturalmente, del crecimiento económico mundial. Las previsiones para las economías desarrolladas es que crecerían 2,6%, para Latinoamérica un 4%, y un 6% para las economías en desarrollo del este y sudeste asiático, con un 7% para China, situándose estas dos últimas cifras a un nivel inferior a los de la década anterior. Finalmente, se estimaba que los países de la antigua Unión Soviética crecerían entre un 4% y un 5% anual en promedio.

            Es importante analizar las consecuencias de posibles cambios en el dólar y en la moneda china: Un dólar en proceso de fortificación podría reducir la competitividad agrícola de los países en el área del dólar como Argentina y limitar el crecimiento de las exportaciones. En cuanto al comportamiento de la moneda china, hasta ahora subvaluada, una apreciación de la misma en términos nominales haría que la apreciación real fuese mayor y, en consecuencia, las exportaciones de China tenderían a bajar y el volumen de sus importaciones a subir.

8.5) Factores geográficos

            Los principales mercados desde el punto de vista geográfico: Un análisis por producto sugiere la importancia comercial de ciertos países en algunos productos. Por ejemplo China e India dominan en aceite de soja, la UE y Malasia en maíz, Brasil y Egipto en trigo y Alemania, EEUU, Italia y España en la miel
            Esta variedad muestra que Argentina tiene socios comerciales principales pero que la realidad exportadora es compleja porque la situación para cada producto es diferente y, por lo tanto, se requiere de una política comercial con sintonía final

a) El mercado de los países Asiáticos ha sido hasta ahora el de mayor crecimiento. En estos mercados la política de relaciones internacionales y la política comercial es importante. El papel del Estado seguirá siendo relevante. La demanda estará concentrada en commodities y en productos con un bajo nivel de procesamiento.

b) Europa es y debería seguir siendo nuestro principal mercado para productos agroalimentarios de alta calidad. El escenario más posible es una profundización y especialización del comercio incluyendo nichos de mercado y productos especiales.

c) Los mercados de América Latina parecían, ya antes de la crisis, como inciertos en cuanto a su crecimiento futuro. Brasil será más autosuficiente en el sector agroalimentario y la creciente integración comercial de los países de América Latina con USA, a través de acuerdos bilaterales, dificultará la ampliación de las exportaciones argentinas.

4) Un número importante de países en desarrollo que no pertenecen a los principales bloques comerciales se deberían consolidar como clientes importantes para Argentina. En un escenario optimista para el desarrollo del África, algunos países como Nigeria y Sudáfrica que cuentan con recursos mineros y/o energéticos importantes, podrían ser mercados emergentes de importancia para el país. La creciente importancia de algunos países emergentes surge con mayor claridad al analizarse individualmente los productos.

5) El mayor crecimiento de la demanda de alimentos en los países en desarrollo, especialmente en aquellos que tienen una gran población y un rápido crecimiento económico, estará acompañado por una creciente concentración de las exportaciones en algunos países con capacidad de expansión de la producción, aún en un contexto más exigente con respecto a la conservación de los recursos naturales y el medio ambiente (MERCOSUR, Este Europeo y USA). Esto llevará a un incremento del comercio mundial y a una mayor polarización del mismo. Esta polarización podría significar una mayor competencia en el comercio internacional.
            .
8.6) Factores demográficos

            En cuanto al crecimiento demográfico mundial, variable siempre más segura de predecir que las económicas, se estima que de no suceder ninguna catástrofe climática, este nuevo cuadro:
  • Habrá alrededor de 1.000 millones de consumidores nuevos
  • China consumirá aproximadamente 63 millones de toneladas cereales y soja
  • China requerirá de 92 millones de toneladas de carne.
  • Para producir ese volumen se necesitarán 322 millones de toneladas de granos
  • El crecimiento de la población estará en los países más pobres (Asia, Africa)
  • El desplazamiento poblacional se producirá hacia las ciudades medianas y el trabajo aumentará en las industrias y en los servicios
  • La Argentina para el 2020 tendrá una población entre 42-44 millones de habitantes.

            Las proyecciones sobre el crecimiento de la población indican que para 2020 la población mundial habrá aumentado en 1.000 millones de personas, alcanzando una población total de más de 7.500 millones de personas. El impacto de este aumento poblacional sobre la demanda de alimentos debería analizarse en el contexto de dos fenómenos interrelacionados: a) la creciente urbanización y b) el aumento de la edad promedio de la población.

8.7) El papel de la Ciencia y la Tecnología

            La Argentina es un importante exportador de productos agropecuarios y agroalimentarios. Sin embargo, su principal fortaleza exportadora ha sido hasta ahora la exportación de commodities con bajo valor agregado. Este hecho queda ilustrado por el bajo valor de una tonelada de exportaciones agropecuarias argentinas que es del orden de los 400 dólares contra la que muestran otros países como Australia y Nueva Zelanda que están arriba de los 1000 dólares.

            El país debe tener una política explícita para generar valor agregado a su producción agroindustrial, donde el sector de aceites vegetales puede ser apuntar en esa dirección aumentando y diversificando sus exportaciones. Esto puede darse que en lugar exportar el aceite como materia prima, las empresas puedan exportarlo como producto terminado, envasado, etiquetado de acuerdo con las normas que fija para el comercio exterior los organismos de los Estados Unidos, de la Unión Europea ya también de China.

            Un elemento central de la política de Ciencia y Técnica en esta área debe ser promover la innovación tecnológica del sector agroalimentario para adaptarse y aprovechar las nuevas oportunidades y exigencias de este nuevo mercado internacional, representado principalmente por la Unión Europea. Sin perjuicio de ello es también innegable que la Argentina seguirá siendo por un tiempo mayoritariamente un exportador de productos primarios. Sin embargo, la producción y exportación de productos primarios puede incorporar elementos importantes que son pasos alternativos hacia un mayor valor agregado. Así podemos ver:

a) La diferenciación de productos primarios de tal manera que puedan adaptarse tanto a distintos usos y necesidades de la demanda para el consumo directo, como para usos industriales con requerimientos específicos, como el caso de las harinas.

b) La implementación de programas de trazabilidad[2] que den seguridad con especto al origen, la composición del producto y el cumplimiento de procesos productivos con ciertas cualidades especificadas

c) Productos con componentes biológicamente activos que pueden proporcionar un beneficio para la salud (ácidos grasos, omega3) o impartir efectos fisiológicos deseables; todos estos productos tendrán un mayor valor por sus propiedades particulares. Asimismo la Argentina debe prepararse para la exportación a mercados de productos procesados con un menor nivel de exigencias y especificidad como podría ser el mercado de Brasil

d) Habrá una mayor participación en las exportaciones argentinas de los aceites orgánicos para lo cual las empresas que se vuelquen a esta forma productiva deberán tomar las siguientes medidas:
  • Tener campos exclusivamente dedicados a la producción orgánica
  • Asociarse a una empresa que certifique el carácter orgánico de sus aceites
  • Comunicar a sus colegas productores que lindan con producción convencional, que su campo al ser orgánico no puede recibir ningún tipo de agroquímico, fertilizante o herbicida.
  • Conocer todas las normas que rigen la producción orgánica nacional e internacional.
  • Participar en organizaciones que ayudan a la producción orgánica como el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) o la Cámara Argentina de Productores Orgánicos Certificados (CAPOC).

e) El desarrollo tecnológico en la producción de alimentos está íntimamente asociado a la utilización de equipos de capital y de última generación. Estos equipos son fabricados por empresas privadas, principalmente en los países más desarrollados, y adquiridos en el mercado por parte de las empresas argentinas. Asimismo, la mayor parte de las tecnologías vinculadas a los procesos productivos están incorporadas a los manuales y recomendaciones de uso, que acompañan a los bienes de capital. Por lo tanto, una parte muy importante de la innovación tecnológica está asociada y determinada por la capacidad de las empresas nacionales para acceder a los bienes de capital de última generación y de adoptar eficazmente las recomendaciones del fabricante. Esta capacidad de adaptación de los procesos productivos está asociada a la existencia de ingenieros con un buen entrenamiento y una adecuada experiencia de trabajo. Estas dos observaciones tienen implicancias precisas con respecto a la política de Ciencia y Tecnología.
            Sin embargo, dentro de este marco general las empresas necesitan desarrollar y/o tener acceso a conocimientos y tecnologías vinculadas y necesarias a actividades que les permitan ser  innovadoras para ganar competitividad y mercados. Estas innovaciones deben apuntar principalmente a:
  • El desarrollo de nuevos productos
  • La diferenciación de productos
  • El mejoramiento de la calidad
  • El mejoramiento de los procesos por sobre las recomendaciones de los fabricantes
  • La adaptación de los procesos productivos a las calidades y atributos particulares de la materia prima
  • El Mejoramiento de la conservación y transporte de productos precederos
  • El desarrollo de ciertos atributos demandados por segmentos especiales de consumidores.

            En relación al desarrollo de tecnologías de posible aplicación de estos aspectos de la producción de alimentos, los participantes mencionaron las siguientes áreas del conocimiento como especialmente importantes y en las cuales es previsible la emergencia de avances trascendentes:

a) Interrelaciones fisiológicas y sus efectos entre diferentes productos, especialmente aditivos, y la salud humana (el consumidor).
b) Tecnologías de conservación derivadas de la aplicación de altas presiones hidrostáticas (APH).
c) Desarrollo de sensores y biosensores para la medición objetiva y el control automático de la calidad.
d) Aplicaciones de la nanotecnología en el desarrollo de envases con atributos particulares en relación al producto contenido (envases activos/inteligentes).
e) Relaciones entre la microestructura del producto primario y los atributos de, por ejemplo, calidad y nutrición del producto procesado.
f) Aplicación de las herramientas de la biotecnología para el desarrollo de alimentos y mejora de la inocuidad, la eficacia de los procesos industriales y los atributos de calidad del producto (biochip, dispositivo miniaturizado, resultado de la combinación de microelectrónica y materiales biológicos que permite obtener información a gran velocidad, tanto del ADN como de las proteínas de un organismo).
g) Aplicación de herramientas biotecnológicas a programas de trazabilidad y certificación (por ejemplo, la aplicación de estas técnicas posibilita evaluar los germoplasmas[3] de diversos alimentos por características asociadas, principalmente al valor nutricional y, consecuentemente, establecer productos diferenciados con la posibilidad de orientar la selección hacia productos diseñados). Estas herramientas permiten, asimismo, abordar la certificación de alimentos y ganar competitividad en los mercados más exigentes).
h) Tecnologías para el desarrollo de alimentos funcionales y nutraceúticos.

            Es importante señalar que estas áreas de investigación son coincidentes con las áreas de investigación señaladas como prioritarias en la Agenda Estratégica de Investigaciones propuesta para la Unión Europea. Adicionalmente, los participantes mencionaron la importancia potencial de desarrollos tecnológicos adicionales sobre tecnologías ya existentes y disponibles en el mercado:
  • El desarrollo de alimentos pre o probióticos.
  • Aplicación y diseño de microorganismos en la protección contra el deterioro de los productos.
  • Diversas aplicaciones microondas y ultrasonido.
  • Aplicaciones de rayos X.
  • Tecnologías de desarrollo de sensores y biosensores.
  • Tecnologías vinculadas al procesamiento de residuos
8.8) Variables educativas y de investigación

            Teniendo en cuenta los grandes avances que se han producido en la agroindustria en general y en las producción de aceites en particular, resulta de suma importancia resaltar el papel de la educación para los próximos años, pues el conocimiento y las tecnologías vinculadas al desarrollo de nuevos productos y proceso productivos determinarán la presencia de la Argentina en el mundo.
           
            Hoy en la educación superior se revela una clara supremacía de las universidades en los Estados Unidos y en segundo lugar algunos países de la Unión Europea como Inglaterra, Francia y Holanda. Otros países como Australia, China y Sudáfrica son también actores con los cuales es importante que la Argentina se relacione y busque áreas de cooperación. Consideraron también que la relación científica con dichos países es adecuada y no representa un problema serio y las posibilidades que cada uno de ellos tiene para relacionarse con sus pares en dichos países y de acceder a la información disponible, es buena. No obstante, se sugirieron las siguientes acciones específicas:

1) Un esfuerzo adicional y especial para interactuar más efectivamente con Australia, Sudáfrica y China.
2) Trabajar en consolidar actividades de cooperación regional con Brasil y Chile.
3) La conveniencia de tener recursos disponibles para:
  • Contratar por tiempo corto a científicos de alto nivel internacional que participen en la Argentina en el diseño de actividades, asesoramientos específicos redes de investigación internacionales.
  • Realizar viajes al exterior para visitar centros de excelencia, realizar consultas y conocer las investigaciones en cursos en dichas instituciones.

            Vislumbrando el año 2020 se pueden proponer un plan de cinco puntos centrales que implique un cambio conceptual en la organización de la educación rural y aerotécnica en las zonas donde existen los complejos agroindustriales:

a)      Integración socio educativa
b)      Mejoramiento del sistema escolar
c)      Jerarquización de la educación impartida vinculado a los aspectos tecnológicos, agrarios y vocacionales.
d)     Integración entre escuelas, universidades, empresas, la comunidad y sus instituciones.
e)      Buscar el financiamiento necesario y adecuado para el logro de esta estrategia

8.9) Variables económicas

            De acuerdo a las proyecciones realizadas por la OECD/FAO, se estima que para el 2020 habrá unas 1.000 millones más de personas que se deberán alimentar. Por lo tanto, el sistema enfrentará nuevos desafíos respecto a qué tipos de alimentos deberán ser proveídos y cómo y a quién serán entregados.

            Se espera, también, que para antes del 2020 aumente la población urbana y disminuya la rural en todo el mundo, pero con más énfasis en países en desarrollo, lo que provocará un aumento en las tareas no agrícolas. Si bien el proceso de urbanización es muy avanzado en gran parte de los países desarrollados, no ocurre lo mismo en países en desarrollo en donde la urbanización sigue aumentando. Se estima que para antes de 2020 la mitad de la población mundial vivirá en las ciudades. Los patrones de alimentación de los habitantes urbanos muestran una marcada diferencia en relación a la contraparte rural. Los factores más dominantes en la conformación de las dietas urbanas son los ingresos, el precio y la disponibilidad. Los altos ingresos y la oferta de alimentos más confiables, conducen a una mayor diversidad en las dietas. Por ejemplo, tener acceso a la electricidad promueve un mayor consumo de productos alimenticios perecederos y la infraestructura moderna permite transportar a estos productos a mayores distancias y en menor tiempo. Por otro lado las ocupaciones urbanas limitan el tiempo de los consumidores para preparar sus alimentos y consecuentemente los habitantes de la ciudad tienden a consumir más alimentos procesados. Las formas de vida urbanas, en promedio, son más sedentarias que las rurales, requiriendo menos calorías en su alimentación. A medida que aumenta la proporción de la población urbana, cambian los niveles de consumo de las grasas, la carne, los lácteos y los azúcares. Esto se manifiesta con un aumento en el consumo de calorías de origen animal, de los aceites y de las grasas, y en menor medida de los comestibles almidonados. Este nuevo contexto que se presenta, indicaría que la demanda de los alimentos seguirá aumentando y que los alimentos de mayor calidad, como los de base proteica, serán los más requeridos. Obviamente, esto es contingente a la dirección que tome el crecimiento económico, amenazado por la crisis actual. Si, como mencionábamos en el capítulo anterior y es la opinión de la mayoría de los expertos, la economía mundial vuelve a crecer después de uno o dos años de recesión, las previsiones hechas por los estudios mencionados cobrarán su valor, aunque posiblemente en forma atenuada que será necesario reevaluar a su debido tiempo.

            Se presentan a continuación las proyecciones que estimamos deberán tenerse en cuenta en el comercio exterior de los aceites vegetales. Estas sugieren que la demanda mundial de productos agropecuarios, especialmente de aquellos en los cuales Argentina tiene una buena competitividad, sería especialmente dinámica en los siguientes años. Haremos una mención al consumo, a los precios y al intercambio comercial.

8.9.1) Consumo

            El consumo de alimentos estará sin duda sujeto a los avatares del comercio mundial, a las crisis y las necesidades de la población. La tendencia que parece indudable es que el consumo de alimentos se va a parecer cada vez más en todo el mundo y se orientarán hacia alimentos de mejor calidad. El consumo de aceites no solo exigirá mayor cantidad, sino calidad y variedad como para cumplir con la creciente demanda.

8.9.2) Precios

            Los precios de los productos agropecuarios tendrán un comportamiento en función a los requerimientos de los países, muchos de los cuales ya han sufrido las consecuencias de la crisis y sin duda será la variable más importante. Las proyecciones y escenarios del proyecto fueron con todo anteriores a los picos de la burbuja de las commodities, que fueron debidos a la especulación de los mercados de futuro, tanto como al crecimiento actual y previsto de la demanda. Se calculan para el 2020, los precios de todos los productos del complejo de aceites vegetales aumentarán sus precios, dentro de un comportamiento en general dispar: se proyectaban aumentos de los mismos, pero que no hará caer el consumo estimado para la década próxima. En la hipótesis de que después de que los países hayan resueltos los efectos de la crisis financiera es probable que la economía mundial vuelva a crecer, con el reacomodamiento de los precios de los alimentos hacia arriba de modo de retomar la senda del crecimiento a partir de los niveles actuales.

8.9.3) Intercambio comercial

            Como se mencionaba en la introducción de este capítulo, las organizaciones internacionales que realizan periódicamente proyecciones sobre el comercio de los principales alimentos preveían para el mismo una tendencia de crecimiento para el próximo decenio. Los de mayor base proteica son los que mayor tasa de crecimiento muestran como es el caso las carnes, la soja y los lácteos.

8.10) La importancia de los biocombustibles

            Los pronósticos sobre el crecimiento de las distintas fuentes de energía que son los principales componentes de la matriz energética, indican un importante crecimiento de las fuentes de energía renovables previéndose su duplicación hacia el año 2020 y 2030.
            En este marco los biocombustibles están adquiriendo una creciente relevancia, impulsados por distintos factores: ambientales (reducción de emisiones de carbono, principalmente); económicos (nuevos usos de productos agropecuarios, generación de inversiones, valor agregado, etc.); sociales (generación de nuevos trabajos, desarrollo de regiones marginales, etc.) y estratégicos (fomentar energías renovables, etc.). El aumento del uso de biocombustibles en los cuatro principales mercados, EEUU, UE, Japón y China aumentaría para el año 2020 en casi 5 veces.

            Es importante resaltar que, a pesar de este rápido crecimiento las fuentes de energía renovable, son solamente un pequeño porcentaje del total de la energía utilizada y son incapaces de alterar de manera significativa la matriz energética actual. Sin embargo aún una sustitución relativamente pequeña como la prevista (y considerada en las normativas ya aprobadas) de biocombustibles por fuentes fósiles significa una demanda importante sobre las materias primas agrícolas como el maíz, la soja y otras oleaginosas y potencialmente sobre la biomasa de distintas fuentes incluyendo los bosques naturales. Por ejemplo la normativa de la UE significa la utilización del 17% del área cultivada actual para la producción de materias primas para biocombustibles. Por otra parte el USDA ha estimado que el impacto de la fabricación de biodiesel en EEUU impulsaría un aumento de los precios del aceite de soja del orden del 10% para el año 2015/2020.

            La competencia de los biocombustibles por el uso de los recursos naturales agrícolas aumentará en los próximos años rápidamente pero es probable que tienda a estabilizarse en 15 o 20 años cuando las proyecciones indican que el hidrógeno se convertirá en una fuente importante de energía. Esta sustitución requiere, para ser viable, la solución de problemas tecnológicos que impiden, por ahora, el uso económico de esta fuente de energía.

8.11) La utilización sustentable de los recursos naturales

            Hasta ahora la Argentina ha utilizado un patrón productivo relativamente poco contaminante. Sin embargo es razonable esperar que la contaminación ambiental y de los recursos naturales se acentúe con la modernización de la agricultura y más aún si la Argentina resulta exitosa en aumentar el nivel de agroindustrialización. Enfrentar este desafío es necesario para preservar los recursos naturales y también para acceder a los mercados internacionales. Dado el carácter público de las instituciones y la naturaleza de bien público de estas tecnologías, las mismas están disponibles y son accesibles para la Argentina. Esta disponibilidad se canaliza principalmente a través de las publicaciones académicas e Internet, y puede suponerse que su difusión está garantizada por el propio interés de los países desarrollados en que dichas tecnologías se conozcan y se apliquen en todo el mundo. Siguiendo la tendencia iniciada en los países desarrollados, se espera una creciente demanda de parte de la sociedad por tecnologías asociadas al cuidado de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. Los nuevos desarrollos de tecnologías que podrán ser aplicadas en el futuro para el mejor manejo, control y cuidado de los recursos naturales podemos nombrar:

a) La existencia de información satelital de mayor calidad y accesibilidad
b) Métodos de laboratorio que con la utilización de ADN simplifiquen y faciliten el trabajo taxonómico (clasificación y ordenamiento).
c) Mayor disponibilidad de equipamiento que permita monitorear variables abióticas y bióticas en ecosistemas, aún en los más remotos.
d) El desarrollo de modelos matemáticos que faciliten la interpretación de la información y la identificación de relaciones causales entre la utilización de los recursos y su conservación.
e) Desarrollo conceptual en la interfase entre las disciplinas ambientales y las económicas y sociales.
            Estas tecnologías, a medida que estén disponibles internacionalmente también lo estarán en la Argentina en la medida en que se hagan las inversiones necesarias para la expansión de la base científica y fortalezca la expansión de los aceites comestibles vegetales.

8.12) Las materias primas

            La industria aceitera – al igual que las demás agroindustrias – tiene tres materias primas fundamentales: las semillas, la maquinaria agrícola y los agroquímicos. La concentración del mercado internacional de semillas y agroquímicos se encuentra presente en las características de la industria nacional e implica el desarrollo de marcos institucionales que regulen el comportamiento de éstas en la dinámica local. La ausencia de empresas locales con importancia en el mercado internacional (al menos a escala regional) es la resultante, entre otros factores, de la falta de estímulos al desarrollo de investigaciones en fitomejoramiento y adopción de herramientas biotecnológicas en el ámbito nacional. Sin duda para revertir este escenario es necesario, además de recursos específicos destinados para tal fin, el desarrollo de un ambiente institucional seguro para las inversiones de riesgo. Más precisamente, la importancia del mercado ilegal de semillas en Argentina es un claro indicador de la necesidad de una política efectiva para el control de los derechos de propiedad intelectual. Además de la ilegalidad que este escenario en sí muestra, debería considerarse que su existencia afecta más sensiblemente a las pequeñas y medianas empresas locales, o a las grandes locales, que a las empresas transnacionales que obtienen beneficios en otros mercados, con mayor seguridad institucional que el local. Por otra parte, la existencia de un mercado ilegal de tal magnitud desincentiva el desarrollo de inversiones en investigación de variedades autógamas en el ámbito nacional, consolidando así la primacía local de las empresas transnacionales. El desarrollo del marco institucional adecuado para el desarrollo “saludable” de la industria de semillas local requiere de un profundo y urgente debate en torno a estas cuestiones pues su resolución, sin duda, tendrá fuertes impactos económicos y sociales. En efecto, los derechos de propiedad intelectual ponen en juego intereses contrapuestos, pero que deben ser resueltos para alcanzar beneficios sociales acordes con la dimensión de la industria.
           
            Respecto de la industria de semillas y el desarrollo de la biotecnología agropecuaria en Argentina, esta representa un interesante cuadro de contrastes entre la presencia de relativamente bien desarrolladas capacidades de investigación, un lugar prominente a nivel mundial en cuanto a aprovechamiento, a nivel de sectores productivos específicos, de las tecnologías OGM existentes y un escaso nivel de participación de los investigadores y empresas locales en la generación de innovaciones. El país es un muy efectivo “utilizador” de innovaciones –estimándose que el uso de las tecnologías OGM desde su introducción hasta la fecha, han generado beneficios sociales por cerca de 20 mil millones dólares- pero no ha logrado articular a nivel local el aprovechamiento de sus capacidades científico tecnológicas, para producir insumos y productos basados en procesos biotecnológicos. Puesto en otros términos, la fortaleza que exhibe en cuanto al gran avance logrado en cuanto a “aprovechamiento” por parte de los sectores productivos es totalmente dependiente de innovaciones provenientes del extranjero, las cuales, si bien hasta ahora han estado disponibles para su uso en el país, no necesariamente podría ocurrir lo mismo en el futuro, con lo cual se perderían muchos de los beneficios alcanzados hasta el momento.
           
            Un punto importante a resaltar mirando al futuro es la naturaleza excepcional del caso de la soja RR; en efecto, el conjunto de factores que convergieron en el mismo, difícilmente se vuelvan a repetir; por lo cual las políticas y estrategias que se sigan de aquí en adelante no pueden ser una simple “proyección del pasado”. Un análisis de lo que está en el pipeline sugiere que, en los próximos cinco a diez años, habrá un flujo de innovaciones incrementales más que de innovaciones radicales. El proceso va ir acompañado por un constante aumento del número de especies incorporadas y de una diversificación de las fuentes de oferta de las nuevas tecnologías, con países como China transformándose en un proveedor importante de nuevos eventos transgénicos. Esto hace que, aún sin el impacto radical que introdujo la soja, el flujo innovador futuro sea atractivo para la agricultura argentina. Sin embargo, el proceso innovador proveniente del exterior refleja las prioridades y sesgos propios de esas economías, las que, seguramente, son diferentes de las de la Argentina. Esto sugiere que el fortalecer la investigación biotecnológica en el país debe mantenerse como una prioridad, y es en este sentido que la situación en los años recientes debería ser analizada cuidadosamente, de manera de poder avanzar en la dirección de un proceso innovador que refleje lo más adecuadamente posible las características idiosincrásicas de la agricultura argentina y tratar de introducirlas en las negociaciones vinculadas a la transferencia de tecnología y las inversiones en el sector.
           
            Lograr estos objetivos plantea resolver dos aspectos que parecen estar en el centro de la actual situación de baja inversión y que hay que revertir. Por una parte, el deficiente funcionamiento del mercado de semillas, particularmente en lo referente a posibilitar que a través de las regalías por la venta de la nueva genética se puedan recuperar las inversiones en investigación y desarrollo, ha sido un factor de desincentivo para la actividad innovadora local, e incluso para el interés de las empresas multinacionales de hacer disponibles sus tecnologías en el mercado argentino, principalmente en lo que a las especies autógamas se refiere. Por otra parte, el tema de financiamiento también parecería haber constituido un factor negativo para el desarrollo del sector.       

            En efecto, los niveles de financiamiento están lejos de condecirse con la magnitud del sector en cuanto a aplicaciones a nivel productivo y aún cuando ciertas iniciativas pueden significar importantes avances en cuanto a innovaciones institucionales, su magnitud no se coincide con el potencial que tiene el mercado interno para este tipo de productos. Ambos aspectos están muy probablemente interrelacionados, pero su resolución pasa por diferentes ámbitos en cuanto a las políticas públicas requeridas.
           
            En cuanto al futuro de la provisión de semillas debe considerarse como tema prioritario  promover una mayor interacción entre las firmas semilleras nacionales y los centros públicos de investigación, dentro de las acciones a desarrollar para impulsar una mayor competitividad de este segmento del mercado frente las empresas multinacionales que actúan en el país.

            Por último, debemos formular una serie de predicciones acerca de la industria de maquinaria agrícola que en las empresas exportadoras de aceite tiene enorme gravitación para seguir como  siendo la número uno en le comercio exterior argentino.

            La dinámica de cambio constante en los métodos de producción agrícola genera en el sector una lógica de innovación basada en la copia y/o adaptación permanente de productos. Dadas las características de este escenario aparece frente a las firmas la oportunidad, pero a la vez la necesidad, de poner en práctica adaptaciones y mejoras sistemáticas en la oferta de sus equipos para
no quedar rezagadas frente a sus competidores y frente a los requerimientos de sus clientes

a) Las firmas locales deberán contar con un espacio para mantener esta trayectoria de adaptación constante, fortalecida por la intensidad de las relaciones que establecen con los usuarios de sus productos.

b) Nuestro país se ha especializado en la fabricación de sembradoras y pulverizadoras, debido probablemente a barreras naturales determinadas por la adaptación de los equipos a las particularidades en materia de clima y suelos, aunque también debido a que productos más costosos y sofisticados como cosechadoras y tractores han requerido mayores escalas de producción.

c) Los factores que las empresas coinciden en señalar como aquellos que más obstaculizan la innovación son: la escasez de personal técnico y capacitado en el desarrollo de oficios que se perdieron en la década pasada; el riesgo de innovar asociado a la facilidad de imitación por terceros y la consiguiente incertidumbre en el retorno de las inversiones efectuadas, o las dificultades no resueltas para acceder a fuentes de financiamiento que se adecuen a sus necesidades.

d) Unos actores muy importantes para el desarrollo del sector como factor generador de cambios de diseño, son los contratistas, ya que son los que tienen un contacto intenso con la problemática de las operaciones agrícolas. La segunda etapa de crecimiento agrícola que experimentó el siglo pasado, convirtió a estos actores especializados en los forjadores de los cambios tecnológicos y organizacionales que el campo fue incorporando y con ello contribuyeron a los altos niveles de eficiencia logrados.

            Resumiendo, siendo esta industria proveedora de bienes de capital del sector agropecuario, cumple un rol estratégico actualmente para un país que ocupa un destacado lugar dentro del ranking de productores y exportadores mundiales de commodities agrícolas. El grado de desarrollo alcanzado por el sector agropecuario permitiría, con las políticas sectoriales adecuadas, impulsar el crecimiento de la industria nacional de la maquinaria agrícola

            Hay consenso que no hay políticas activas dirigidas al sector. Tradicionalmente en el sector la mayor parte de las empresas no cuentan con un área formal de Investigación y Desarrollo (I+D) o de Diseño e Ingeniería Industrial, sino que éstas son acciones que se llevan a cabo a través de ciertos equipos conformados mayormente por técnicos e idóneos de mayor experiencia de la línea de producción liderados, en general, por el propio dueño-fundador de la empresa. En contraposición con lo expuesto precedentemente, un grupo muy reducido de firmas –la mayor parte de las empresas líderes-, cuenta con empleados que realizan actividades de innovación en departamentos “formales” de ingeniería, desarrollo, diseño y/o prototipo, específicamente dedicados a esas tareas.
      
      Los segmentos que localmente muestran un desempeño o conducta innovadora son los subsectores de sembradoras y pulverizadoras autopropulsadas. En estos se ha producido un cambio tecnológico importante en los últimos años, ya que algunas firmas han sido capaces de alcanzar la frontera tecnológica, conservando una porción importante del mercado en manos de la producción nacional.
Pero en general, el desarrollo de la actividad innovadora de las firmas del sector evidencian un escaso desarrollo de vínculos tanto con universidades, centros tecnológicos y laboratorios de pruebas y ensayos, como con consultores y/o servicios privados de I+D. Por tanto se requiere políticas específicas para:

  • Fomentar el asociativismo entre los distintos niveles de la red de aprovisionamiento

  • Considerar las diferencias tecnológicas involucradas y la diferente necesidad de desarrollo de los principales subsectores de equipamiento agrícola para sugerir líneas específicas de asistencia técnica al sector, evitando acciones genéricas que no atienden a las necesidades específicas.

  • Crear mecanismos de apoyo para el registro de patentes de diseño, ya que su falta constituye una clara barrera a la exportación, sobre todo, en los sectores de mayor evolución tecnológica.
  • Formar recursos humanos calificados, para lo cual se deberá contar con centros de formación especializada en las disciplinas que conforman la nueva tecnología del sector.
  • Fomentar la creación de una cultura de mejoramiento continuo, para anticiparse o adoptar rápidamente los cambios tecnológicos para implementarlos de acuerdo a la realidad nacional.
  • Propender a la satisfacción de las exigencias del mercado nacional e internacional en cuanto a las normativas y reglamentaciones vigentes, atendiendo a los requerimientos y necesidades de los usuarios.
  • Difundir y fomentar la aplicación de las modernas herramientas de diseño, normalizando y racionalizando productos y procesos.
  • Crear Laboratorios de Neumática, Hidráulica, Electrónica que permitirán el diseño y desarrollo de módulos para la automatización y donde el desarrollo de proveedores y la compra conjunta de los mismos será un factor fundamental de reducción de costos.
  • Fomentar la calidad y seguridad de los equipos, en particular por medio del desarrollo de Normas técnicas de la maquinaria comercializada por medio del organismo del Estado habilitado a tal efecto
  • Asignar recursos para financiar el desarrollo de nuevos productos o componentes, a través de modalidades individuales o asociativas de acuerdo al subsector.
  • Se debe propiciar el establecimiento de relaciones fluidas entre el sector de la Maquinaria Agrícola y los organismos de ciencia, tecnología y educación, como Facultades de Ingeniería con orientación en Maquinaria Agrícola, Facultades de Agronomía (Cátedra de Maquinaria Agrícola), INTA, INTI, AACREA, AAPRESID, SAGPyA y escuelas técnicas. Esta relación debe basarse en formar capacidades técnicas en esos rubros, hoy llamados Agroinformática, Agricultura de Precisión, Agricultura del tercer milenio, etc. que no es mas que la informática, la electrónica, la electrohidraúlica y la robótica aplicada al agro, mediante maquinarias con alto grado de automatización.
 9) CONCLUSIONES

            Al sector de la agroindustria de aceites vegetales se le abre un panorama alentador tanto a nivel interno pero especialmente en el comercio de exportación. Para la Argentina, que en esta actividad tiene importante ventajas comparativas naturales que no se dan en otras regiones del mundo, no significa en absoluto que las empresas deben conformarse con eso y que la evolución del negocio se desarrolle tranquilamente. A lo largo de esta exposición se han mostrado tanto las oportunidades como las amenazas que pueden incidir de manera decisiva en el manejo del negocio por lo que se debe estar atento frente a todo los problemas que puedan surgir. Estos podemos resumirlos de esta manera:

1) En los factores climáticos y meteorológicos se debe estudiar con ayuda de sistemas satelitales las corrientes del Niño y la Niña que la experiencia de 2008 debe servir como elemento indispensable para enfrentar los rigores del tiempo como ser: sequías, inundaciones, nevadas, granizo, plagas y heladas, puesto que estos problemas constituyen un poderoso elemento de la incertidumbre de la actividad de las industrias aceiteras.

2) Los factores políticos y legales exige a las empresas del conocer la situación político institucional no solo de la Argentina sino también la obligación conocer todas las normas y el marco legal que rige la exportación a los mercados de los Estados Unidos, la Unión Europea y los países asiáticos, que se presentan como los más promisorios puntos de colocación de los aceites y sus derivados.

3) La importancia de la tecnología en esta actividad hace a las empresas estar actualizada con la última novedad del mercado, promoviendo investigaciones propias y/o con la cooperación del INTA con sus centros de experimentación.  Hoy la tecnología se manifiesta con fuerza tanto en la cadena productiva como en la de comercialización. Se impone a las empresas estudiar y programar inversiones en el área de infraestructura para estar preparada para afrontar la demanda de los próximos diez años.

4) La evolución exponencial que ha tenido el comercio de exportación de aceites vegetales a base de las molienda de la semilla de la soja y de girasol ha creado un nuevo tipo de negocio que se llama “agronegocio” en la que participan productores, agricultores, distribuidores, comerciantes, contratistas, los consumidores y que en definitiva contribuyen mejorar la actividad y la tecnología de procesos.

5) El nivel de incertidumbre donde se desarrolla esta industria, si bien es de complejidad y hostilidad, tiene suficientes reservas y medios económicos, financieros y tecnológicos que le dan suficiente capacidad de maniobra para enfrentar bruscos cambios tanto en la situación política como en el clima de las operaciones comerciales.

6) El complejo de las industrias de aceite que se maneja en un entorno inestable y turbulento puede mantenerse en los mercados, manteniendo su nivel de competitividad, productividad, calidad, rapidez y aun en las situaciones más difíciles no reduce su plan de inversiones tanto maquinarias y equipos como en la infraestructura de sus puertos, hidrovías y logística en general.

7) La plena satisfacción de los deseos de los clientes se basa en una estrategia de innovación permanente, que es la clave para competir y construir sus ventajas competitivas por la creciente especialización, una mejora continua de la calidad apoya en la tecnología de producto. Los precios de exportación se forman y responden a estrategias de posicionamiento de cada empresa frente añ mercado.

8) La cadena de valor es un punto clave para desarrollar la competitividad de las empresas aceiteras. Diversas empresas están construyendo plantas con tecnología propia. Esta capacidad instalada es especialmente notable en la ingeniería como lo muestra el hecho de que diversas empresas están fabricando plantas para la exportación.

9) Las predicciones futuras evidencian que el sector puede y debe mantenerse en las posiciones alcanzadas en la medida que sepan adecuarse a las nuevas demandas del mercado, teniendo en cuenta la proyección del nuevo paradigma productivo y la presencia de países con fuertes estructuras de exportación agroindustrial. Una serie de medidas que pueden llevarse a la práctica, a saber:  
  • El uso responsable de agroquímicos.
  • La expansión de la frontera de producción (con medidas de ordenamiento territorial que contemplen a todas las clases sociales y que desde ya aseguren no atentar al medio ambiente natural).
  • Evitar conflictos de presión entre producción para alimentos versus producción.
  • Análisis de cada uno de los desmontes que se realizan para ampliar la frontera de producción agrícola argentina.
  • Fomento de la producción de todas las variedades posibles que pueden ser aprovechadas en nuestros suelos.
  • Calidad de la materia prima y del producto a obtener, seguridad en planta y transporte, almacenaje y cuidado del medio ambiente.
10) La actividad del sector de aceites vegetales desde el punto de vista comercial se va a caracterizar por la profundización de los agronegocios que va desplazando a la agricultura familiar. En el agronegocio se fortalecerán las grandes empresas tanto nacionales como multinacionales que está produciendo importante cambios en el paradigma productivo a través de la siembra directa, la agricultura de precisión, utilización de semillas genéticamente modificadas y una mayor eficiencia en el uso de los cultivos.
11) La agroindustria de los aceites vegetales seguramente se desarrollará por la unión de los diversos eslabones de la cadena (contratistas, dueños de las tierras, proveedores de insumos, tecnología, instituciones públicas y privadas) que consolidarán la actividad del sector.

10) ANEXO DOCUMENTAL

10.1) Con preocupación por eventuales cambios en el comercio exterior

            Desde la Ciara advirtieron que India podría buscar otros proveedores de aceite, si Argentina persiste con las restricciones para los productos que ingresan de ese país. Cabe recordar que India pasó a ser el principal comprador de aceite argentino en el 2010, luego de que China cerró su mercado a este producto en abril pasado. En cuanto a las previsiones para este año, el titular de la entidad estimó que se espera un menor volumen en la cosecha de soja, a raíz de las sequías. El complejo aceitero argentino cerró un 2010 con buenos volúmenes y precios. El Semanario se contactó con la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) para conocer las perspectivas que poseen para este año en materia de exportaciones. Según el balance del 2010, se registraron óptimos niveles de exportación, similares a los obtenidos en el 2008, que fue un año de altos precios para la industria, y un volumen muy importante. Cabe aclarar que el 2009 en cambio, fue un año de poco volumen y de precios que cayeron para el sector. Por lo tanto si se comparan los resultados del año anterior con el 2008, los datos arrojaron que el total de granos oleaginosos exportados en el 2010 fue de casi 14 millones de toneladas, contra aproximadamente 12 millones registrados en el 2008, según datos suministrados por la Ciara a El Semanario. Esto significó una facturación de 5.300 mil millones dólares, contra 4.835 mil millones de dólares en el 2008. Al hablar de productos con valor agregado, también los aceites vegetales mantuvieron un número similar, de 5.854 millones de toneladas exportadas el año pasado, comparadas a las ventas al exterior de 6 millones y medio de toneladas registradas en 2008. Las harinas por su parte, pasaron de 24.340 millones de toneladas en el 2008 a 25.664 toneladas en el 2010. La facturación en este rubro el año pasado fue de 8.324 mil millones de dólares. Si bien el balance exportador del 2010 fue positivo, y los números se mantuvieron estables, hay que destacar que hubo una modificación significativa en los destinos de la exportación de aceite.
            ¿Quién compra el aceite argentino? Es importante recordar que en el mes de abril del año pasado, el Gobierno chino determinó restringir las importaciones de aceite de soja argentino, por lo tanto ese país dejó de ser el principal comprador, para pasar al puesto quinto. Luego de esa determinación de China de frenar el aceite de soja, se produjo un importante reacomodamiento del flujo del producto en el mercado mundial, donde India fue el país que recibió más exportaciones de aceite argentino el año pasado, con un tonelaje de 1.409 millones, que representa un porcentual del 28 por ciento. Al respecto conversamos con el Lic. Alberto Rodríguez, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales.

El Semanario: ¿Qué expectativas tienen para este año, se esperan resultados parecidos a los obtenidos en el 2010?

AR: Sí, aunque depende de un elemento importante. Primero, el volumen de la cosecha en soja, que probablemente sea menor que la del año pasado. En el 2010 fue de alrededor de 55 millones y este año con suerte se está hablando de 47 hasta 49 millones de toneladas, según las estimaciones. Hay que recordar que se dio una sequía importante y eso va a afectar los rendimientos. En el mejor de los casos llegaremos a 50 millones, pero ya estamos hablando de 5 millones menos. El otro elemento que es difícil de prever a comienzos de año, es cuánto se va a exportar como grano. El año pasado nosotros a comienzos del año proyectábamos -porque no se sabía en ese momento el tema con China- 10 millones, pero terminó siendo de casi 14. Si este año vuelven a ser 14 millones, o sea se materializa la misma cantidad, entonces vamos a tener un problema serio, porque hay menos producción total y una exportación de porotos de soja muy grande. Esto va a provocar que la molienda probablemente vaya a ser inferior a la del año pasado, si bien es difícil determinar en cuánto.

El Semanario: ¿Aspiran a que la decisión de China de no comprar aceite argentino se pueda modificar? ¿Cuál es el objetivo en el plano internacional?

AR: Esa fue una decisión del Gobierno chino que se mantiene hasta la fecha. Por eso India pasó a ser el principal destino de las exportaciones en el 2010. Si bien hoy tenemos otra preocupación muy grande, que ya hemos hecho llegar al Gobierno, porque el Embajador de la India ha dicho que si le siguen aplicando las restricciones a las importaciones que ingresan desde la India, ellos van a buscar otros proveedores de aceite. Las políticas de China también tienen que ver con la política comercial externa de la Argentina. Es decir estos son elementos que son difíciles de prever, en este caso tiene que ver con ¿qué es lo que va a hacer India? De todas formas no es lo mismo que el caso de China, porque en ese país tienen un gobierno centralizado donde las compras se hacen a través de empresas estatales o mixtas, y siempre requieren un acuerdo del Gobierno; en cambio en India se trata de empresas privadas.  Pero de todos modos es un alerta.

El Semanario: ¿Pero si ese tipo de amenazas no corren, entonces India seguirá siendo su principal mercado? ¿Cuál es la estrategia de comercio exterior en el 2011?

A. R: Sí. Argentina llega con sus productos (aceites, harinas, etc.) a una cantidad muy importante de países. Hay que recordar que Argentina es el principal exportador a nivel mundial de harina y aceite de soja. Por lo tanto buscar otros mercados -siempre estamos abiertos- pero muchos no quedan, sobre todo teniendo en cuenta los volúmenes que se manejan. Además se trata de un aceite de consumo masivo, por lo tanto hay que apuntar a los países que tienen mucha gente. Si nos compra Luxemburgo, nos compra sólo tres litros más, es decir, no modifica la ecuación. Entonces el tema pasa por poder vender más a los países que tiene mayor densidad demográfica.  

El Semanario: ¿Qué porcentaje de lo que producen las aceiteras, se está exportando en la actualidad?

AR: Hace muchos años atrás, eso era más fácil de calcular. Podemos decir que hace tres años, casi el 90 por ciento se destinaba a la exportación. Hoy ese porcentaje es menor, porque hay aproximadamente casi dos millones de toneladas de aceite que se vende para las fábricas de biodiesel.  (Cabe recordar que el Gobierno argentino dispuso un porcentaje de corte de gasoil con biodiesel). Por eso en el 2007 nosotros exportábamos 7,200 millones toneladas, y este 2010 exportamos 5.800 millones. La mayor parte de esta rebaja tiene que ver con la venta al biodiesel.

El Semanario: ¿Cuántas plantas están exportando aceite en la actualidad, y dónde están ubicadas en su mayoría?

AR: Le diría que hoy hay entre 25 y 30 exportadores de aceite. Como la mayor parte de la producción se destina a la exportación, en general las empresas están en el gran polo oleaginoso argentino que es la zona de alrededor de Rosario (San Lorenzo, San Martín, etc, que es donde está concentrado el 70 por ciento de la capacidad de molienda)  y donde la mejor ubicación para las empresas es cerca de las zonas portuarias.

“Argentina esta cada vez perdiendo más eficiencia en sus puertos” El Semanario: ¿Qué opinión tiene respecto del problema del bloqueo a las plantas en la zona de producción, que se dio a principios de mes? ¿Cómo los afectó y cómo se  resolvió ese inconveniente?

AR: Sí. Ahí se mezclaron dos conflictos, si bien los participantes eran prácticamente los mismos. 
Uno de los conflictos fue liderado por la CGT -empujado también por SUPA- donde se reclamaba que todos aquellos trabajadores que realizaban su trabajo en una fábrica de aceite, aún cuando no fueran aceiteros, debían ganar como los aceiteros. Hay que aclarar que con los aceiteros se había firmado un convenio en diciembre pasado para todo este año, y lo que se pretendía es que todo el personal (que incluye seguridad, controladores, jardineros, gastronómicos) tenía que cobrar como los aceiteros. Finalmente luego de una obstrucción de siete días, se logró destrabar el conflicto cuando se acordó que las empresas contratistas tiene que pagar más, y nosotros reconocer más tarifas a las empresas contratistas.

El Semanario: ¿Pudieron cuantificar las pérdidas para el sector aceitero?

AR: Acá las perdidas más serias -que tiene que ver con éste y con otros conflictos que se viene dando-, es que Argentina está perdiendo cada vez más la eficiencia en sus puertos.  Este tema es muy relevante. Si uno se acuerda hace 15 años atrás se hablaba de los puertos sucios de Argentina, y eso no tenía que ver con que había suciedad flotando en el agua, sino que significaba que venía un barco y tenía que estar cinco o diez días para cargar por las demoras que habían, y por la ineficiencia de los puertos. Eso se había revertido con el tiempo, entonces los barcos venían y en 24 horas estaban saliendo de vuelta ya cargados. Lo que está pasando ahora, es que cuando se empiezan a acumular estos conflictos, y las compañías navieras ya saben que mandan un barco al Río de la Plata y es una incógnita si sale en 24 horas o demora una semana, entonces eso significa que las empresas aumentan las tarifas porque necesitan cubrirse de estas eventuales demoras por estos conflictos. Entonces las peores consecuencias, más allá del impacto económico per se, que significa tener plantas paradas, pagar sueldos adicionales, etc; es éste otro, que impacta luego sobre todo el sector. Porque si los barcos cobran más caro para venir a cargar a Argentina, eso se traslada al costo del producto y dejamos de ser competitivos. Desde el último año y medio que se están observando estos conflictos, por lo tanto las perspectivas de que este tipo de conflictividad siga en aumento, es nuestro mayor temor.

El Semanario: ¿Cuánto cobra cada buque parado por día aproximadamente?

AR: Cada buque parado por día cobra 50 mil dólares, y alguien tiene que pagar eso. Normalmente quien lo paga es quien fleta el barco. Nosotros vendemos la mayor parte de nuestra producción FOB, es decir nuestra tarea es llegar a poner sobre el buque la mercadería. El que contrató el flete es el comprador, pero si tuvo dos o tres días parado el barco, cuando originariamente había pactado que en un día se llevaba la carga, ha tenido un costo adicional de 100 mil dólares. El comprador tiene una compañía de seguros, que puede que absorba el costo la primera vez, pero la compañía de seguros seguro le va aumentar la cuota si la situación se va repitiendo.    

El Semanario: ¿Cómo ven la desaparición de la Oncca; y qué está pasando con los registros de operaciones de exportación (ROEs) en la actualidad, o con las compensaciones si es que poseen?

AR: Nosotros no cobramos compensaciones desde abril de 2007, cuando se suspendieron las compensaciones para la industria aceitera. Con respecto a los ROEs, por ahora es normal. Hubo dos o tres días de demoras al comienzo, porque no se sabía cómo se organizaba, pero ahora se está operando normalmente.

Fuente: Revista “El Semanario del Comercio Exterior”, 28-03-11. 

10.2) Nuevas medidas de China contra las exportaciones argentinas

            Desde el 1 de abril, China anunció (no oficialmente) a las empresas importadoras que comenzaría a aplicar el Estándar Nacional Chino para las importaciones argentinas de aceite de soja (GB1535-2003), dictado a mediados del año 2003 y puesto en vigencia en octubre de 2004, pero que nunca había sido aplicado hasta el momento. Dicho estándar establece un límite máximo de 100 partes por millón para el residuo de solvente (químico utilizado en la extracción de aceites de semillas oleaginosas) para la producción de aceite de soja crudo. De aplicarse únicamente para Argentina el accionar chino iría en contra de los principios rectores de la OMC de trato nacional y nación más favorecida. En su momento, Argentina manifestó su preocupación por la medida, especialmente en cuanto a que establece niveles particularmente exigentes de calidad en el aceite crudo y no resulta claro el método a partir del cual se efectuarían las mediciones correspondientes. En este contexto, en enero de 2005 China y Argentina lograron un acuerdo entre la autoridad sanitaria china (AQSIQ) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA), mediante el cual China se comprometía a aplicar la norma de tal manera de no restringir las importaciones de aceite crudo de soja provenientes desde Argentina. Asimismo, por el mencionado acuerdo se creó un mecanismo de consulta en caso de obstrucción del comercio entre las partes. No obstante, nunca se definió quienes lo conformarían y, por lo tanto, no ha sido aplicado hasta la actualidad. El Gobierno argentino inició rápidas acciones, al citar para el 5 de abril al embajador chino en Buenos Aires, Gang Zeng. En dicha ocasión, el canciller argentino entregó al representante chino el mensaje formal y este se comprometió a trasladar ese pedido a su país. Por su parte, la titular del Ministerio de la Producción, Débora Giorgi, señaló que el freno a las exportaciones de aceite parecía “una medida para-arancelaria” y agregó que se trataba de una acción desmesurada y que no se entendía bajo ningún parámetro, ya que Argentina vende bajo condiciones de calidad acordes con el estándar mundial. En paralelo a las gestiones del canciller Taiana, una delegación del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), encabezado por su vicepresidente, Carlos Paz, viajó a Beijing. Si bien los técnicos viajaron a China para negociar carnes y frutas, tras el conflicto con los aceites de soja, este tema se constituyó en el principal motor de la misión. Existen diversas “teorías” respecto al verdadero motivo de la imposición de la medida. En principio se vinculó directamente la restricción china con la política argentina restrictiva sobre manufacturas de origen chino como el factor desencadenante de estos hechos, sumado a la cancelación del viaje de la Presidenta argentina a China en enero pasado. Respecto a las medidas restrictivas impuestas por la Argentina a las importaciones chinas, se pueden citar los derechos antidumping, y salvaguardias, a los que habría que sumar las licencias no automáticas establecidas por el gobierno Argentino en los últimos años. Los primeros y las últimas serían las más importantes por la cantidad de productos abarcados. Respecto de las dos primeras, las medidas vigentes a la fecha listan 31 y se eleva el número, si se considera que la mayoría de ellas son aplicadas a más de un producto. Las mismas son muy variadas en lo que respecta a la cobertura de productos, aunque el sector de calzado es el que se destaca como el más importante, si se considera el valor de comercio involucrado procedente de la China. Aproximadamente, se estaría afectado con este tipo de medidas 267 millones de USD. Asimismo, durante el 2009 se abrieron 17 nuevas investigaciones por presunto dumping que afectan a productos chinos. Sin embargo, aún no cuentan con un dictamen final de la Comisión Nacional de Comercio Exterior, organismo encargado en la Argentina de llevar adelante este tipo de investigaciones y dictaminar si es necesario o no aplicar un derecho antidumping. Los principales sectores que han solicitado la apertura de estas investigaciones, de acuerdo al valor del comercio involucrado, son: maquinarias y artefactos mecánicos, maquinarias y artefactos eléctricos y manufacturas de caucho. El total del comercio involucrado en el total de estas nuevas investigaciones asciende a 169 millones de USD. Respecto a las licencias no automáticas, estas cubren un amplio abanico de productos importados desde china (581 posiciones arancelarias) y afectan al 20% del valor de las importaciones argentinas de origen chino. En 2008, dichas posiciones arancelarias sumaban un total de 1.446 millones de dólares. Los sectores más importantes, en términos de valor de comercio, son: motocicletas y sus partes; textiles; calzado; maquinarias y artefactos eléctricos; juegos y juguetes; y, maquinarias y artefactos mecánicos. Otra de las posibles razones que puede ayudar a explicar el accionar chino consiste en que la medida tenga como finalidad frenar las importaciones argentinas, a fin de absorber la sobreoferta de aceite de producción doméstica en el mercado interno de la nación asiática y favorecer el procesamiento local. Según trascendidos China ha acumulado enormes existencias de aceites de soja, palma y canola, esta medida aliviaría la presión existente sobre la industria procesadora de la nación asiática, que está operando a sólo la mitad de su capacidad anual de 94 millones de toneladas. Asimismo, ya desde hace varios años China ha señalado al complejo sojero como estratégico por razones de seguridad nacional y en varias ocasiones ha intentado frenar las importaciones de aceite de soja aplicando distintas medidas. Finalmente, medios especializados como Oil World han señalado que la presente disputa no podría extenderse demasiado, debido a la dependencia china del aceite comestible importado y la condición de Argentina como el principal proveedor mundial. Si bien las nuevas normas podrían ayudar a incrementar los embarques de poroto y aceite de soja provenientes de los Estados Unidos y de Brasil, en desmedro de Argentina; estos países no contarían con suficientes suministros para sustituir a las exportaciones argentinas y abastecer a las necesidades chinas.

Fuente: Fundación INAI (Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales), 19/04/2010. Boletín Nº 93/2010.





NOTAS

[1] Este es un dato muy importante ya que el 87% de las exportaciones argentinas de soja se destinan a China que la emplea como alimento balanceado para sus ganadería.-
[2] La trazabilidad se refiere al control, carga, registro, mantenimiento y limpieza de los granos en los silos.
[3]El banco de germoplasma es una colección de material vegetal vivo en forma de semillas y esporas. Constituye el catálogo donde se guardan todos los tipos de semillas que existen con el objeto de preservarlas para el futuro.





[1]Juárez de Perona Haga. La industria aceitera y el concepto de Competitividad. Un análisis comparativo. Instituto de economía y finanzas. Universidad Nacional de Córdoba, Agosto de 2002, Págs. 7-8-9.
[2] Juárez de Perona Haga. La industria aceitera y el concepto de Competitividad. Un análisis comparativo. Instituto de economía y finanzas. Universidad Nacional de Córdoba, Agosto de 2002, Págs. 7-8-9.

[3] Existe un cartel de publicidad de Syngenta con este calificativo donde con un color verde muestra las zonas de Sudamérica cubierta con la soja transgénica que vende a la Argentina, Brasil y Paraguay.