El imponente Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, Jujuy (Argentina)

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domingo, 22 de septiembre de 2013

SOBRE LA ENTREVISTA DE GUAYAQUIL


UN NUEVO DOCUMENTO SOBRE LA ENTREVISTA DE GUAYAQUIL

Por Sergio Daniel Aronas – 21 de septiembre de 2013

El descubrimiento de un nuevo documento sobre la famosa entrevista de Guayaquil de julio de 1822 entre los Libertadores Generales Simón Bolívar y José de San Martín, nos ha interesado esta noticia y hemos decidido subir a nuestro blog en forma íntegra tres notas al respecto: 1) La nota editorial de la revista “Procesos”, publicación semestral de historia de la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador; 2) El artículos del historiador colombiano Armando Martínez, descubridor del documento en cuestión; y 3) El texto de la carta descubierta con fecha 29 de julio de 1822 y una nota completaría del día siguiente.

Este acontecimiento ha tenido una amplia cobertura en todos los medios latinoamericanos y es una prueba más de aun debe haber mucha más documentación oculta y por revelarse en la medida que las academias de historia de todos los países por donde estuvieron los dos grandes América del Sur, se pongan a investigar y trabajar codo a codo para encontrarlos. Y no solo las de nuestro continente sino de los países europeos por donde vivieron. En el caso del General San Martín no sólo vivió en Francia, sino también en Bélgica (los revolucionario belgas sabiendo de su presencia en el país y conociendo su historia libertadora le pidieron si estaría dispuesto a ayudarle a lucha por la independencia del reino de Holanda en 1830) y en Inglaterra (cuando salió de España).

Esta es la primera nota sobre este tema porque hay unas declaraciones del descubridor en un reportaje publicado en internet que subiremos al blog y que merecen algunas aclaraciones. Aunque no soy historiador profesional, si soy un gran admirador y profundo lector de toda la historia de las guerras de la independencia latinoamericana y cuento con una vasta y amplia biblioteca de toda esta época gloriosa que es la más importante de toda la historia de Nuestra América. Por esa razón, cada nueva noticia relacionada con la emancipación latinoamericana del siglo XIX llama nuestra atención porque aun no cesan los debates entre las academias y sus representantes sobre una cuestión crucial: ¿porqué terminó como terminó la lucha por la independencia con el retiro del General San Martín? ¿No hubo otra opción o si ambos hubiesen seguido la lucha juntos, habría terminado en un enfrentamiento entre los dos grandes libertadores? Estas cuestiones son de una palpitante e inquietante actualidad y ojalá que los investigadores se junten a debatir estos con espíritu de buenas intenciones de avanzar en el esclarecimiento de todos los hechos y dejar de lado las grandes disputas que a lo largo del tiempo sucedieron entre los especialistas.    


RELACIÓN DE LA ENTREVISTA ENTRE BOLÍVAR Y SAN MARTÍN

Revista Procesos 37, I semestre 2013 – 125 - Documento

Nota editorial

Sobre el contenido de la entrevista que sostuvieron en Guayaquil en julio de 1822, el Protector del Perú, José de San Martín, y el Libertador-Presidente de Colombia, Simón Bolívar, ha existido un antiguo, y de alguna manera, inconcluso debate. Por lo general, se asume que fue “secreta”, que lo que allí se dijo sus protagonistas se llevaron a la tumba. Pero hay muchas especulaciones y deducciones. Sobre todo, hay una cuestión de énfasis respecto de las actitudes concretas de los personajes, ya que los resultados del encuentro quedaron bastante claros y se conocieron desde el principio.
Hay una inmensa cantidad de fuentes citadas, referencias más o menos indirectas, documentos apócrifos preparados para el efecto, versiones de ficción literaria sobre el hecho. Pero existe una breve y sustancial relación de la entrevista. Se trata del informe que el secretario general de Bolívar, José Gabriel Pérez, redactó el 29 de julio de 1822 en Guayaquil, dando cuenta del contenido de las discusiones entre los libertadores. La relación de Pérez no podía ser exhaustiva y no recoge todas las conversaciones. Pero es un documento de “primera mano”, suscrito por un secretario, es decir por quien tenía precisamente la responsabilidad de redactarlo y dar fe de los hechos.
De la relación de Pérez se conocen dos versiones. Una, la comunicación de 29 de julio al secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, y otra, de igual fecha y contenido, al general Antonio José de Sucre, entonces intendente de Quito, seguida de una corta nota de advertencia de que se trataba de un asunto reservado. Esta versión, que Bolívar dispuso se envíe a Sucre, fue citada por Vicente Lecuna en medio de una polémica con historiadores argentinos sobre la actitud de San Martín. Pero ambas versiones han tenido escasa divulgación y atención.
Ahora, por suerte, ha aparecido un nuevo documento original: el asiento de la carta a Sucre y la corta nota subsiguiente, que constan en el libro “copiador” del secretario general de Bolívar. El libro original se halla en el Archivo Nacional del Ecuador en Quito. Los libros “copiadores”, como sabemos, son aquellos que se conservaban en la oficina de origen como respaldo de la correspondencia, en épocas en que no había papel carbón, fotocopias o microfilms.
El descubrimiento lo ha hecho el investigador colombiano Armando Martínez, en el marco de su trabajo en el programa de posdoctorado en Historia de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. De la importancia del documento no cabe duda. Se trata del registro auténtico, antes desconocido, del secretario que remitió las comunicaciones. Además de su valor propio, es un instrumento original para respaldar el contenido de las versiones conocidas sobre uno de los hechos fundamentales de la historia de América Latina.
Por ello, Procesos incluye en este número la versión facsimilar y el texto transcrito del documento, precedidos de una introducción preparada por Armando Martínez, a quien se debe el importante descubrimiento. Nos satisface que nuestro programa de posdoctorado haya sido el espacio en que este se produjo, y que sea la revista Procesos la publicación que lo registre por primera vez. Con su divulgación aportamos a que se aclare la historia, en medio de la conmemoración de los doscientos años de la Independencia latinoamericana.
Enrique Ayala Mora - Quito, junio de 2013

LA ENTREVISTA DE GUAYAQUIL: INTRODUCCIÓN Y TRANSCRIPCIÓN

Armando Martínez Garnica - Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador

Al comenzar el mes de marzo de 2013 salió a la venta en Bogotá, con el sello de la Editorial Planeta, una nueva novela sobre la famosa entrevista que los generales Simón Bolívar y José de San Martín sostuvieron el 26 de julio de 1822, en Guayaquil. Anunciada en la solapa como “una novela fas­cinante que recrea lo que solo Bolívar y San Martín supieron que ocurrió”, su autor –el periodista bogotano Mauricio Vargas– resolvió intitularla Ahí le dejo la gloria. Se trata de otro ejemplo más del modo como la supuesta naturaleza secreta de esa entrevista se ha prestado para que, por muchas décadas, escritores suramericanos afilen sus plumas para ofrecer a públicos ansiosos de novelerías algunos relatos imaginarios sobre los temas que allí se conversaron y para que los historiadores armen polémicas entre sí sobre los resultados políticos que se habrían derivado de aquella entrevista.
Incluso en 1844 fue publicada en París una carta apócrifa, incluida en los Vóyages autour du Monde et Naufrages Célébres, datada el 29 de agosto de 1822 y atribuida por el autor de ese libro, Gabriel Lafond de Lurcy, al general San Martín, en la cual se expresa un desprendimiento altruista de su parte ante la negativa de Bolívar de brindarle apoyo y ponerlo bajo sus órdenes. Hasta hoy no se ha podido probar la existencia de su original en parte alguna ni el Libertador de la llamada Gran Colombia la guardó en sus archivos. Pese a ello, en 1950 la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina dictaminó por unanimidad la autenticidad de esa carta y, por otro lado, se obstaculizó en ese país la circulación del libro en el que el venezolano Vicen­te Lecuna la sometió a la crítica histórica: La entrevista de Guayaquil. Restable­cimiento de la verdad histórica (1952).
En un breve cuento titulado “Guayaquil, incluido por Jorge Luis Borges en el pequeño volumen que se conoce como El informe de Brodie (1970), el afamado escritor bonaerense construyó una singular ficción: relata una ex­humación de ciertas cartas de Bolívar que habían permanecido en el archivo personal de un tal doctor Avellanos, cuya obra inédita Historia de cincuenta años de desgobierno había sido publicada por su nieto en 1939. En una de tales cartas, fechada en Cartagena el 13 de agosto de 1822, el propio Libertador de esa nueva nación habría referido los detalles de su entrevista con el general San Martín.
Se trata de un diálogo imaginario del doctor Zimmermann con el narra­dor, un experto conocedor de la letra de Bolívar, quien observó secamente que en el evento de Guayaquil el general San Martín había renunciado a su ambición y dejado el destino de Suramérica en manos del Libertador de Colombia. Ante tanta seguridad, el exilado historiador judío, de lentes ahu­mados y bigote de corte militar, replicó: “–Las explicaciones son tantas… Algunos conjeturan que San Martín cayó en una celada; otros, como Sar­miento, que era un militar europeo, extraviado en un continente que nunca comprendió; otros, por lo general argentinos, le atribuyeron un acto de ab­negación; otros, de fatiga. Hay quienes hablan de la orden secreta de no sé qué logia masónica”.1 En ese conjunto de hipótesis reunidas por Borges se juegan los debates de los historiadores, interesados en recuperar las palabras precisas dichas en la entrevista por cada uno de los actores, si bien los más pragmáticos suponen que las palabras intercambiadas acaso fueron más tri­viales de lo que se supone, pues no estaba en juego una dialéctica particular sino la supremacía de quién contaba con mayor voluntad política.
La ficción de Borges fue una respuesta alegórica a la ansiedad por resol­ver el enigma histórico del contenido de la entrevista de Guayaquil, que se­gún Mauricio Vargas se dio “en un ambiente cargado de intrigas y espiona­je”, donde dos hombres excepcionales con disímil visión política intentaron compartir “sus planes para el continente” en una “compleja relación”. Con ello, una lectura del cuento borgiano inspirada en la promesa de una repre­sentación histórica resulta defraudada, pues los datos falseados y las ironías del escritor no apuntan a una resolución de la necesidad del saber histórico.2 Pero hay que tener en cuenta que, cuando Borges centró el resultado prácti­co de la entrevista en “la mayor voluntad” de uno de los dos hombres, hizo que Zimmermannn recordase sus lecturas del filósofo Arthur Schopenhauer, con lo cual hemos de suponer que se refiere a su obra magna: El mundo como voluntad y como representación (1819).

El guiño de Borges se dirigía al historiador Bartolomé Mitre, cuya His­toria de San Martín y de la emancipación sud-americana (1890) estableció la in­terpretación hegemónica argentina sobre la entrevista de Guayaquil: frente a una actitud de San Martín “más correcta”, pero “imprudente y sin sentido político ni militar”, contrastaba la actitud “soberbia y provocativa” de Bo­lívar. En el choque de las políticas distintas de los dos hombres, Mitre sen­tenció que “debía triunfar la que estuviese animada de mayor impulsión”. Como de parte de Bolívar estaban “la razón y la fuerza, no era dudoso cual sería el resultado”. La “mayor voluntad” que se impuso en Guayaquil fue la del Libertador, dado que para él se trataba de una “cuestión de poder nacio­nal y de preponderancia americana encarada sin vacilaciones”. 3
Esta interpretación histórica de Mitre,4 intuida perfectamente por el per­sonaje ficticio de Borges, estaba fundada tanto en los recuerdos del edecán de San Martín, el general Rufino Guido, como los del coronel Manuel Rojas, secretario de la Legación Peruana. Es así como el desenlace final, en palabras de Mitre, habría sido el siguiente: embarcado hacia la medianoche en su go­leta Macedonia, el Protector del Perú “parecía preocupado, y permanecía silencioso (…) paseándose por la cubierta del buque exclamó: ¡El Libertador nos ha ganado de mano!”.5 En esta singular interpretación, el Libertador le habría “ganado de mano” el mando sobre Guayaquil al Protector en el es­cenario de la entrevista, animado por su mayor fuerza de voluntad.6 Pero, ¿acaso antes de ella ya Bolívar no había dado el “golpe de Estado” a la Junta Superior de Gobierno de Guayaquil?
José de Villamil, uno de los testigos presenciales del momento, relató que el 11 de julio de 1822 había llegado a Guayaquil el Libertador de Colombia acompañado por cinco mil soldados veteranos. En ese momento existían tres partidos de opinión en esa provincia: el “más popular y el más fuerte”, que era partidario de la independencia absoluta respecto de cualquier otro poder; el que por ese entonces “no dejaba de ser respetable”, favorable a la anexión al Perú; y el favorable a la anexión a Colombia, “que era el menos numeroso pero que se componía de hombres resueltos”. Como este último estaba apoyado por el ejército de cinco mil hombres que había traído consigo el Liber­tador, “debía necesariamente triunfar”, pero no sin que “muchas personas muy comprometidas en los otros dos partidos se resolvieran a dejar el país”.7
Las polémicas entre las academias nacionales de historia con los escritores de ficciones históricas son frecuentes. En Colombia se recuerda la que provocó en 1989 el escritor Gabriel García Márquez con su ficción sobre el último viaje del Libertador por el río Magdalena hacia su cita con la muerte en la quinta de San Pedro Alejandrino –El general en su laberinto–, pues parecía desafiar algunos datos ya establecidos como “realidad histórica”. Pero la novedad de la reciente novela de Mauricio Vargas es su paráfrasis, ocultada, de un docu­mento de la mayor pertinencia para el conocimiento de los temas tratados en la entrevista de Guayaquil. Es ocultada porque en la nota final, donde su autor identifica a todos los colaboradores y estudios que leyó como fuentes, no menciona explícitamente el documento más importante para su novela: un informe escrito el 29 de julio de 1822 por el general José Gabriel Pérez, secre­tario general del Libertador, para el general Antonio José de Sucre. Por lo de­más, los capítulos XI y XII de su novela, donde se encuentra el desenlace, son una paráfrasis del documento del general Pérez en las bocas tanto del general Bolívar, en su relato a Manuela Sáenz, como del general San Martín al edecán Rufino Guido. La doble paráfrasis de esta novela, un recurso legítimo para un escritor de esa clase de artefactos literarios, dispuso de uno de los mejores testimonios contemporáneos de la entrevista de Guayaquil, velado al lector.
La novedad de esta última novela, que apoya la ficción literaria en un testimonio histórico contemporáneo fiable, contrasta con la ficción de Bor­ges. Pero, más allá del estudio de los textos literarios sobre la entrevista de Guayaquil, lo que importa aquí es ocuparnos de las vicisitudes del informe del general Pérez al general Sucre, a la sazón primer intendente del Depar­tamento de Quito. Es preciso, entonces, recordar la polémica librada por las Academias de Historia de Argentina y Venezuela, entre 1942 y 1962, por la autenticidad de la carta insertada por Lafond de Lurcy en sus Voyages autor du Monde, supuestamente dirigida por San Martín a Bolívar. El mismo Bor­ges vertió su ironía sobre esa polémica en el cuento “Guayaquil, allí donde el narrador reconoce su membresía en la Academia Nacional de la Historia (de la Argentina), por oposición al supuesto doctor Ricardo Avellanos, quien se habría negado a entregar el epistolario de Bolívar a la Academia de la Historia (de Venezuela) por su tenaz oposición al oficialismo.
La polémica la abrió un juicioso recopilador de las cartas del Libertador, el caraqueño Vicente Lecuna Salboch (1870-1954), quien desde 1918 era miembro de la Academia de Historia de Venezuela y en 1930 había concluido la publica­ción de los diez tomos de las cartas del Libertador con ocasión del centenario de su fallecimiento en Santa Marta. Entre 1942 y 1945 publicó este historiador sus críticas a la versión de la entrevista de Guayaquil que había defendido Co­lombres Mármol, y “en defensa de Bolívar” compiló en dos tomos las “Cartas apócrifas sobre la conferencia de Guayaquil”. En contrapartida, reunió todas las relaciones que se habían escrito del famoso evento, hasta publicar en 1952 los dos volúmenes titulados La entrevista de Guayaquil: restablecimiento de la ver­dad histórica, los cuales parecían cerrar definitivamente la polémica. El hecho cierto es que su crítica documentada a la posición de la Academia argentina respecto de la carta apócrifa incluyó la publicación del informe del general José Gabriel Pérez al general Sucre que existe en Caracas, actualmente en el Archivo digital del Libertador, fuente privilegiada de la novela de Vargas.
Pero la Academia Nacional de la Historia de la Argentina dictaminó en 1950, “en forma terminante”, que la carta insertada por Lafond de Lurcy sí era auténtica. La polémica se había zanjado entonces contra la norma que en tales casos aconsejaba tanto la Academia Colombiana de Historia como el insigne investigador ecuatoriano Jacinto Jijón y Caamaño (1890-1950): veritas ante omnia. El historiador argentino Antonio J. Pérez Amuchástegui (1921-1983) se ocupó en 1962 de la crítica a la posición de la Academia argentina en el opúsculo que publicó en Buenos Aires bajo el título de La “carta de Lafond” y la preceptiva historiográfica: “ocurre que muchos (…) siguen hoy creyendo que desvirtuar las ‘tesis nacionales’ constituye, para la nacionalidad del opi­nante, un delito comparable a la traición a la Patria. Se confunde penosa­mente patriotismo e historiografía”.8
Se concluye, entonces, que el informe escrito por el general José Gabriel Pérez sobre el contenido temático de la entrevista de Guayaquil, el 29 de ju­lio de 1822, y remitido al general Antonio José de Sucre, fue publicado origi­nalmente en el segundo volumen de la compilación documental completada finalmente en 1952 por Vicente Lecuna para demoler unas cartas apócrifas utilizadas en la Academia argentina, con el propósito de elevar la estatura moral del general San Martín.
En el campo de la historiografía ecuatoriana sobre la entrevista de Guayaquil, hay que reconocer que Julio Estrada Ycaza9 leyó el informe del general Pérez al general Sucre en la compilación de Vicente Lecuna.
En cambio, Camilo Destruge y Roberto Andrade solo conocieron el infor­me que remitió el general Pérez al secretario de Relaciones Exteriores de Colombia desde Guayaquil, el 29 de julio de 1822, que contiene la misma versión de la carta que fue remitida a Sucre. Este informe fue encontrado en el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores en Bogotá, casi cien años después, por José Manuel Goenaga, e incluido por Lecuna en su co­lección documental.10
Como la fuente ocultada por Mauricio Vargas para las paráfrasis puestas en la boca de los generales Bolívar y San Martín –la base de los capítulos XI y XII de Ahí le dejo la gloria– es la carta del general Pérez al general Sucre que apareció publicada en la compilación de Vicente Lecuna (1952), podemos agregar ahora que en el Archivo Nacional de Historia en Quito se encuentra una copia manuscrita de esa carta, desconocida hasta ahora por la historio­grafía latinoamericana.
Su origen parece ser el siguiente: durante la década de 1970 se recibió en el mencionado archivo quiteño una donación de cinco volúmenes de docu­mentos de la primera mitad del siglo XIX, que fueron agregados al final del fondo especial, intitulado Presidencia de Quito y, posteriormente, incluidos en las cajas de archivo numeradas 594 a 596. En la caja 595 se incluyeron los dos tomos de los copiadores de las comunicaciones remitidas por el gene­ral José Gabriel Pérez, correspondientes al período 1822-1830, cuando ejer­cía el cargo de secretario general del Libertador presidente Simón Bolívar. Buena parte de ellas son órdenes e instrucciones dadas a los intendentes de los departamentos del Sur de Colombia, escenario de preparativos para las guerras contra la provincia de Pasto y contra el Perú, que permanecían bajo el dominio de la Monarquía española o se resistían al dominio de la nueva República.
En el primer tomo de copiadores de oficios enviados de la caja 595, en los folios 28 al 33, se encuentra el informe manuscrito del 29 de julio de 1822, que José Gabriel Pérez preparó para el general Antonio José de Sucre, primer intendente del Departamento de Quito, sobre los principales temas de la en­trevista que sostuvieron tres días antes los generales Bolívar y San Martin en Guayaquil. Una nota de puño y letra del general Pérez, escrita el día siguien­te, advirtió al general Sucre sobre la naturaleza reservada del informe.  Como este documento fue encontrado en el curso de una investigación para el programa de posdoctorado en Historia de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, se publica en esta entrega de Procesos: revista ecuatoriana de historia, pues se trata del manuscrito de una de las fuentes más pertinentes para la comprensión de la famosa entrevista de Guaya­quil, extraída del copiador de la correspondencia del mismo autor. Aunque su primera publicación, en 1952, se debe a Vicente Lecuna, las vicisitudes de la polémica con la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina, la novedad de la novela de Mauricio Vargas y el olvido de su existencia, tanto por la nueva generación de historiadores como por el pú­blico ilustrado de Latinoamérica, ameritan una nueva aproximación a un acontecimiento que marcó las opciones políticas de la antigua provincia de Guayaquil, así como su incorporación forzada al proyecto original y fallido de la nación colombiana, cuyo centro político fue, sin duda alguna, el Libertador Simón Bolívar.

Trascripción

REPÚBLICA DE COLOMBIA
SECRETARÍA GENERAL

Cuartel General en Guayaquil a 29 de julio de 1822 – [Año] 12.
Al señor Yntendente del Departamento de Quito [Antonio José de Sucre]
Señor General.
Tengo el honor de participar a V. S. que el 26 a las 9 de la mañana entró en esta ciudad S. E. el Protector del Perú.
El Protector luego que vio a S. E. el Libertador a bordo del Buque que lo conducía le manifestó del modo más cordial los sentimientos que le ani­maban de conocer al Libertador, abrazarle y protestarle una amistad íntima, sincera y constante. Felicitó a S. E. el Libertador por la constancia admirable en la causa que defiende en medio de las adversidades que ha experimenta­do y por el triunfo que ha coronado su heroica empresa, en fin el Protector manifestó a S. E. de todos modos su amistad colmándole de elogios y de exageraciones lisonjeras.
S. E. el Libertador contestó del modo urbano y noble que exigen en tales casos la Justicia y la gratitud.
El Protector se abrió a las conferencias más francas que se redujeron principalmente a las siguientes:
A las circunstancias en que se ha encontrado últimamente esta Provincia en razón de las opiniones políticas que la han agitado. Espontáneamente dijo el Protector a S. E. que no se había mezclado en los enredos de Guayaquil, en los que no tenía la menor parte, y que la culpa era de ellos, refiriéndose a los contrarios. S. E. le repuso que se habían llenado sus deseos de consultar este Pueblo; que el 28 se reunían los Electores y que contaba con la voluntad del Pueblo y la pluralidad de los votos en la Asamblea. Con esto varió de asunto el Protector y siguió tratando de negocios militares y de la expedición que va a marchar.
El Protector se quejó mucho del mando y sobre todo de sus compañeros de armas que últimamente lo habían abandonado en Lima. Aseguró que iba a retirarse a Mendoza; que había dejado un pliego anexo para que lo presen­tasen al Congreso renunciando el Protectorado y que también renunciaría la reelección que contaba se haría en él; que luego que ganara la primer victo­ria se retiraría del mando militar sin esperar a ver el término de la guerra; pero añadió que antes de retirarse pensaba dejar bien puestas las bases del Gobierno; que este no debía ser Democrático porque en el Perú no conviene, y últimamente dijo que debería venir de Europa un Príncipe solo y aislado a mandar el Perú. S. E. contestó que en América no convenía ni a Colombia tampoco la introducción de Príncipes Europeos porque eran partes heterogé­neas a nuestra masa, y que por su parte S. E. se opondría a ello si pudiese, mas sin oponerse a la forma de Gobierno que cada uno quiera darse. S. E. re­puso todo lo que él piensa sobre la naturaleza de los Gobiernos, refiriéndose en todo a su discurso al Congreso de Angostura. El Protector replicó que la venida del Príncipe sería para después.
Es de presumirse que el designio que se tiene en el Perú es el de erigir una Monarquía sobre el principio de darle la Corona a un Príncipe Europeo con el fin, sin duda, de ocupar después el trono el que tenga más populari­dad en el pays o más fuerza de que disponer. Si los discursos del Protector son sinceros ninguno está más lejos de ocupar tal Trono. Parece muy conven­cido de los inconvenientes del mando.
El Protector aplaudió altamente la Federación de los Estados America­nos como la base esencial de nuestra existencia política. Le parece que Gua­yaquil es muy conveniente para residencia de la Federación. Cree que Chile no tendrá inconveniente en entrar en ella; pero sí Buenos Aires por falta de unión y de sistema. Ha manifestado que nada desea tanto como el que la Federación de Colombia y el Perú subsista aunque no entren otros Estados.
El Protector piensa que el enemigo es menos fuerte que él y que aunque sus jefes son audaces y emprendedores no son muy temibles. Ynmediata­mente va a abrir la campaña por Yntermedios en una Expedición Marítima y por Lima, cubriendo la capital con su marcha de frente.
El Protector desde las primeras conversaciones dijo espontáneamente a S. E. que la materia de límites entre Colombia y el Perú se arreglaría satisfac­toriamente y no habría dificultad alguna; que él se encargaba de promover en el Congreso, donde no le faltarían amigos, este negocio.
El Protector ha manifestado a S. E. que pida todo lo que guste al Perú, que él no hará más que decir sí, sí, sí a todo y que él espera otro tanto de Colombia. La oferta de sus servicios y de su amistad es ilimitada, manifes­tando una satisfacción y una franqueza que parecen sinceras. La venida del Protector a Colombia no ha tenido un carácter oficial, es puramente una vi­sita la que ha hecho a S. E. el Libertador, pues no ha tenido ningún objeto ni político ni militar, no habiendo hablado siquiera de los auxilios que ahora van de Colombia al Perú.
Ayer al amanecer marchó el Protector, manifestándose a los últimos mo­mentos tan cordial, sincero y afectuoso por su Excelencia como desde el mo­mento en que lo vio.
El Batallón Vencedor de Boyacá y el Batallón Pichincha se han embarcado ayer para seguir al Perú. Antes se había embarcado Yaguachi para el mismo destino. Estos tres cuerpos ascenderán a mil ochocientos hombres que con cerca de ochocientos que tiene la antigua Numancia, llamado hoy Voltígeros de la Guardia, formarán la División de Colombia auciliar del Perú.
S. E. ha dispuesto que el Regimiento de Dragones del Sur, del mando del coronel Astari, venga a esta ciudad, cuya orden se le ha comunicado ya.
Dios guarde a V. S. muchos años.
José Gabriel Pérez
Adenda.
Mañana se reúne la Junta Electoral de esta Provincia para decidir formal y popularmente su incorporación a Colombia. Probablemente no habrá un voto en contra y aquí los negocios tomarán el curso regular en que deben quedar para siempre bajo nuestro sistema constitucional. Vale. Pérez.


REPÚBLICA DE COLOMBIA
SECRETARÍA GENERAL
Cuartel General en Guayaquil a 30 de julio de 1822 – [Año] 12.
Al señor Yntendente del Departamento de Quito [Antonio José de Sucre]
Señor General.

Ayer participé a V. M. la llegada a esta ciudad del Protector del Perú, y di a V. M. una relación sucinta de las principales questiones que se ofrecieron entre S. E. el Libertador y el Protector. Como algunas de estas especies son de una alta gravedad y consecuencia, no sé si el oficial encargado de escribir la comunicación le puso la palabra Reservada. Si así fuese digo a V. M. de orden de S. E. que mi comunicación de ayer relativa a las sesiones entre S. S. C.C. el Libertador y el Protector son de esta naturaleza, y que V. M. les debe dar toda la mayor reserva, de modo que no sea conocida de otro que de V. M.
Dios guarde a V. M. muchos años.
José Gabriel Pérez


Notas

1. Jorge Luis Borges, “Guayaquil”, en El informe de Brodie, Caracas, Biblioteca de Aya­cucho, 1986, p. 215.
2. Para un análisis del cuento de Borges puede leerse a la fallecida Alicia Chibán y a Martina Guzmán Pinedo en “Guayaquil de Jorge Luis Borges: un espacio para el enigma”, en Alicia Chibán y Elena Altuna, comps., En torno a Bolívar: imágenes, imágenes, Salta, Uni­versidad Nacional de Salta, 1999, pp. 105-113
3. Bartolomé Mitre, Historia de San Martín y de la emancipación sud-americana, Buenos Aires, Lajouane, 1980 [1890], tomo 3, p. 591.
4. Elba Olmos de Douthat, “La entrevista de Guayaquil en la historiografía de Mitre”, en Alicia Chibán y Elena Altuna, comps., En torno a Bolívar: imágenes, imágenes, pp. 320-330.
5. Bartolomé Mitre, Historia de San Martín y de la emancipación sud-americana, p. 623.
6. Esta versión del “golpe de mano” dado por Bolívar proviene del edecán Rufino Guido: “¿Qué le parece a usted cómo nos ha ganado de mano el Libertador Simón Bo­lívar? Pero confío que no se quedará en Guayaquil para agregarlo a Colombia, cuando el pueblo en masa quiere ser anexado al Perú: de grado o de fuerza lo será, luego que concluyamos con los chapetones que aún quedan en la Sierra. Usted ha visto la alegría y entusiasmo de ese pueblo y los vítores al Perú y a mi persona”.
7. José de Villamil, Reseña de los acontecimientos políticos y militares de la provincia de Guayaquil desde 1813 hasta 1824 inclusive [1863], en Pensar, habitar el bicentenario, compila­ción de Carlos Paladines, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2009, pp. 79-120.
8. Antonio J. Pérez Amuchástegui, La “carta de Lafond” y la preceptiva historiográfica, Buenos Aires, Siglo XX, 1962, p. 20.
9. Julio Estrada Ycaza, La lucha de Guayaquil por el Estado de Quito, Guayaquil, Banco Cen­tral del Ecuador/Archivo Histórico del Guayas, 1984, tomo 2, cap. 34. Procesos 37, I semestre 2013 132
10. Camilo Destruge, “La entrevista de Bolívar y San Martín en Guayaquil”, en Estudios básicos sobre la nacionalidad ecuatoriana, Quito, Centro de Estudios Históricos del Ejército, 1998, pp. 301-353. Roberto Andrade, “Entrevista de Bolívar y San Martín”, en Historia del Ecuador, Guayaquil, Reed and Reed, 1937. Roberto Andrade, “Entrevista de Bolívar y San Martín”, en Historia del Ecuador, segunda parte, Quito, Corporación Editora Nacional, 1983, pp. 43-68. El informe enviado al secretario de Relaciones Exteriores de Colombia puede ser leído en [http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/buscador/spip.php?article5915]



HOMENAJE A PABLO NERUDA


A LA MEMORIA DE PABLO NERUDA

Por Sergio Daniel Aronas – 22 de septiembre de 2013

Mañana se cumplirán 40 años del fallecimiento de uno de los más grandes y extraordinarios poetas de la literatura mundial de todos los tiempos cuyas obras continúan publicándose, siendo éste el mejor homenaje que se le puede brindar a un gigante de las letras como fue Pablo Neruda, que al igual los brillantes españoles Federico García Lorca y Miguel Hernández, aunque en distintas épocas, los tres fueron asesinados por el fascismo. Neruda no murió por su enfermedad sino por las mismas balas con que los golpistas del 11 de septiembre truncaron la vida de su gran amigo y compañero que fue el presidente de Chile, Salvador Allende. Vale la pena leer en sus memorias “Confieso que he vivido” el formidable capítulo dedicado a Allende por las esperanzas que abrió a su país a la realización de una revolución basada en la constitución y en la ley, en la defensa de la soberanía y en la democracia como auténtica expresión del nuevo poder popular en construcción. Fueron años de sueños de grandeza y a pesar de la profunda amargura de sentir y ver a su patria traicionada, quedarán imborrables en la memoria de los pueblos por sus aleccionadoras enseñanzas.

Aquí uno de los poemas más hermosos que musicalizó Víctor Heredia en su disco Canto a Neruda de 1974, “El pueblo victorioso” del libro Canto general publicado en 1950. Los versos de este poema fueron premonitorios de lo que vendría años más tarde para el pueblo chileno con el derrocamiento imperialista del gobierno de la Unidad Popular y el baño de sangre que corrió por toda la República de Chile


EL PUEBLO VICTORIOSO

Está mi corazón en esta lucha.
Mi pueblo vencerá. Todos los pueblos

Vencerán, uno a uno estos dolores
 se exprimirán como pañuelos hasta
 estrujar tantas lágrimas vertidas
 en socavones del desierto, en tumbas,
 en escalones del martirio humano.

Pero está cerca el tiempo victorioso.
Que sirva el odio para que no tiemblen
las manos del castigo que la hora
llegue a su horario en el instante puro,
y el pueblo llene las calles vacías
on sus frescas y firmes dimensiones.

Aquí está mi ternura para entonces.
La conocéis.
No tengo otra bandera


viernes, 13 de septiembre de 2013

SIRIA Y LOS BOMBARDEOS DE ESTADOS UNIDOS



SIRIA Y LA HISTORIA SINIESTRA DE LOS BOMBARDEOS DE LOS EE.UU.

Por Sergio Daniel Aronas – 13 de septiembre de 2013

La próxima aventura militar de los Estados Unidos contra la República Árabe Siria se enmarca en que para la política exterior del imperialismo la solución de conflictos mundiales únicamente se puede resolver sobre la fuerza bruta de los bombardeos indiscriminados, ya que no respetan si mueren mujeres, niños, ancianos o se destruye el patrimonio histórico cultural de esta nación milenaria.

La agresión que los Estados Unidos está intentando llevar a cabo buscando aliados que los acompañen en su nueva escalada bélica, nos lleva a redefinir qué es el imperialismo para que se entienda de qué estamos hablando. En las condiciones actuales de la situación internacional donde el unilateralismo del imperio marca desgraciadamente la tendencia de los destino del mundo porque hoy no existe un campo socialista que pueda enfrentarlo y las Naciones Unidas no se atreven a decirle que los métodos imperialistas para la resolución de los conflictos no sirven para nada, el imperialismo hoy no es otra cosa que una podrida maquinaria militarista y genocida de destrucción masiva que tiene un sangriento historial de bombardeos atroces que forma parte de sus obras macabras del terror. Pero no solo lo es en el campo estrictamente militar. Su diplomacia, su gobierno, sus agencias de inteligencia son otra una máquina de mentir masiva y escandalosamente porque no pueden argumentar absolutamente sobre las causas que motiva una nueva movilización de su flota y de sus aviones de combate para castigar al pueblo de Siria porque este gobierno supuestamente utilizó armas químicas en la guerra que libra con el llamado “Ejército Sirio Libre”. La guerra desatada desde el exterior se corresponde con la doctrina Bush de “cambio de régimen” cuando elaboró toda una plataforma para la destrucción de la Revolución Cubana y la reconquista de la isla. Toda la historia del imperialismo ha sido y sigue siendo una catarata de mentiras para justificar lo injustificable que es el inicio de un ataque combinados de misiles contra una nación que jamás ha realizado actos de hostilidad a los Estados Unidos ni han proferido amenazas de ninguna clase.

Desde que el imperialismo estadounidense “debutó” internacionalmente con su guerra de conquista contra México allá en 1846 en el siglo XIX por el conflicto en Texas y el descubrimiento del oro de California, también esgrimieron ridículos argumentos para cercenarle y amputarle casi dos millones de kilómetros cuadrados, entre los que se encuentran los estados de Utah, Nevada, California, Texas, Nuevo México, Arizona, parte de Colorado, Oklahoma y Kansas, es decir que México perdió un territorio equivalente al de la Argentina.  

Lo mismo sucedió con el hundimiento del acorazado Maine anclado en el puerto de La Habana y que el gobierno que sirvió de causa para intervenir en la guerra que el ejército libertador cubano estaba llevando a cabo contra el dominio español. Los cubanos no necesitaban de los Estados Unidos para terminar su obra de la independencia y sin embargo invadieron la isla y se autoproclamaron vencedores de una contienda que no de ellos pero les significó la conquista de Cuba, de Puerto Rico, las Filipinas y las islas Hawaii en una operación conjunta con lo que marco la nueva era imperial del nuevo siglo que se venía. A Cuba le impusieron la humillante enmienda Platt que asegura la intervención imperial en los asuntos cubanos.

La larga lista de bombardeos realizados por los Estados Unidos con el fin de derrocar gobiernos que no convenían sus intereses o contra países con los cuales estaban en situación de beligerancia atacan objetivos civiles, constituyen los motivos más importantes para esgrimir el acta de acusación al imperialismo por crímenes de lesa humanidad.

Haremos una breve mención de los que consideramos los más terribles ataques aéreos y marítimos a escala genocida realizada por los Estados Unidos. Esta historia terrorífica vienen desde la Segunda Guerra Mundial donde la aviación tiene un papel fundamental en la doctrina militar de los Estados Unidos, como la fuerza decisiva en el campo de batalla porque es la que despeja el camino para la avanzada de las fuerzas terrestres tanto blindada como las divisiones de infantería. Es la fuerza que ablanda y neutraliza la capacidad combativa del enemigo y hay muchos ejemplos de ello, sobre todos en las dos guerras del Golfo en 1991 y 2003.

1) Una de las primeras acciones punitivas de los imperios criminales de Occidente fue el inútil bombardeo a la ciudad alemana de Dresde en febrero de 1945 donde la aviación anglo-norteamericana redujo a cenizas toda la ciudad que no representaba ninguna amenaza para aliados. La devastación de museos, monumentos, iglesias, edificios históricos de la época del barroco fue total.

2) Un mes después, en marzo, tuvo lugar el que se conoce como el mayor bombardeo de la historia con la destrucción de Tokio como forma de exigirle la rendición al imperio japonés y en el que murieron alrededor de 135 mil personas, mucho más que el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki tonadas individualmente.

3) Precisamente los lanzamientos de la bombas atómicas a dichas ciudades japonesas fueron el mayor crimen de guerra cometido por los Estados Unidos que aun no solo no perdonaron ni se arrepintieron de este acto bestial sino que gente como el físico Edward Teller toda su vida reivindicó los bombardeos nucleares sobre dichas ciudades nipones.

4) Luego de la Segunda Guerra Mundial, un nuevo conflicto derivado de ella estalló en junio de 1950 en lo que fue la guerra de Corea hasta julio de 1953. Nuevamente la participación de los Estados Unidos encabezando una coalición de naciones capitalistas contra la comunista Corea del Norte, la llevó a ejecutar en forma brutal contra la población civil una serie de bombardeos indiscriminados que provocaron la destrucción de cientos de ciudades de Corea del Norte infligiéndole a este país la pérdida nunca antes vista de más del 30% de la población civil en una proporción jamás vista en la historia y los jefes militares como Curtis LeMay, el mismo diseñó el bombardeo nocturno de Tokio y que años más tarde durante la presidencia de Kennedy quería borrar del mapa a Cuba en medio de la crisis de los misiles de 1962, se vanagloriaba por los resultados de sus ataques (Pueden consultar a: http://www.globalresearch.ca/inventing-a-north-korean-threat-attacking-north-korea-or-iran-could-precipitate-a-global-war/5331207)

5I Luego le toca el turno a un país hermano de Latinoamérica cuando en 1954 Guatemala fue invadida y bombardea por la aviación norteamericana para sacar del poder a Jacobo Arbenz porque atreverse a nacionalizar a la inmaculada e intocable United Fruit, en cuyo directorio figuraban las más importantes figuras de la política exterior y de la diplomacia de los Estados Unidos. Este ataque sanguinario contra un país que no tenía fuerza aérea fue un desquicio del imperialismo y el presidente tuvo que renunciar pidiendo asilo en la embajada de México y de esa forma cesó la destrucción del país. Los conquistadores se deleitaron con esta “victoria” como un nuevo triunfo del “mundo libre”. ¡Qué maravilla! (Ya escribiremos una nota sobre Guatemala porque su historia grande lo merece).

6) El acta de acusación contra el imperialismo y sus criminales bombardeos continúa con su monstruosidad destructiva en la guerra de Vietnam desde 1962 hasta 1975, donde regaron de napalm y con millones de bombas todo su suelo impidiendo que pueda ser usado para la agricultura y la ganadería por las devastadoras contaminaciones que han quedado y que durarán miles de años. Frente a actos de tanta criminalidad, el pueblo vietnamita y sus fuerzas armadas resistieron de una manera indomable, saliendo victoriosos en una guerra que significó la más humillante y desastrosa derrota militar del arrogante imperio estadounidense. Ni siquiera la magnitud de una derrota tan demoledora ha hecho revertir las doctrinas del intervencionismo en el mundo. Al Presidente Jimmy Carter a quien el tocó superar el síndrome de Vietnam, dio la orden para la creación de la Fuerza de Despliegue Rápido, es decir, un cuerpo especializado en acciones subversivas y de terrorismo para estar en todo el mundo.

7) Ya bajo la presidencia de Ronald Reagan la maquinaria de guerra del imperio cobra nuevos impulsos cuando en marzo de 1983 anuncia la Iniciativa de Defensa Estratégica y estrena en octubre de ese año a las fuerzas de intervención rápida en la isla de Grenada derrocando por medio de otro feroz bombardeo al gobierno revolucionario del Movimiento Nueva Joya.

8) Reagan continuó su campaña militar con el bombardeo contra Libia por su participación en un atentado de una discoteca de Berlín donde había muchos soldados estadounidenses. Con pretexto movilizó a su flota del Mediterráneo que atacó varias ciudades libias, entre ellas Trípolí, donde murió una hija adoptiva de Muamar Ghaddafi y cientos de víctimas por los ataques aéreos.

9) La era George Bush (padre) estuvo marcada por dos hechos que marcaron a fuego su presidencia. En diciembre de 1989 ordenó la invasión a Panamá en la que los bombardeos aéreos de los puntos estratégicos del país fueron la antesala de la sangrienta intervención militar provocando miles de muertos, muchos de ellos civiles. En enero de 1991, en el marco de la operación de “liberación” de Kuwait invadida por decisión de Saddam Hussein, fue el descomunal bombardeo contra Irak donde los jefes militares estadounidenses que comandaban la coalición estaba desesperados en poner a prueba su nueva estrella en el arte del bombardeo estratégico como el caza invisible F-117. El ejército iraquí fue destrozado en todas sus líneas, el país bombardeo, la imposición de una zona de exclusión aérea en su propio territorio y las sanciones económicas y crediticias provocaron una crisis humanitaria colosal que Naciones Unidas negociaron una salida a la crisis mediante el plan petróleo por alimentos. Más de un millón de personas murieron como consecuencia de las nuevas condiciones impuestas al pueblo iraquí por su aventura militar en Kuwait, un precio extremadamente por las alto que tuvieron que pagar por las extravagancias de un gobierno aventurero.

10) Con el Bill Clinton en la presidencia, la ola de bombardeos llegó a sus niveles de mayor cinismo y crueldad. Este presidente se la pasó bombardeando país que se le venga en gana y su primer acto de política internacional al día siguiente de asumir su mandato, ordenó autorizó un ataque aéreo en la zona de exclusión en Iraq, país que bajo Clinton sufrió reiterados incursiones de los cazas estadounidenses. Sudán, Afganistán y Somalía, es decir tres “grandes potencias militares” que pueden poder en riesgo la seguridad nacional de los Estados Unidos, fueron sucesivamente atacadas por orden directa de Bill Clinton como tapadera a sus desastres como presidente en su famoso caso con la estudiante.
Pero el gran fracaso imperialista de los años de Clinton fue su invasión a Somalía de la que salieron derrotados pese a bombardear reiteradamente el país que se sublevó en masa contra los invasores estadounidenses.
Esta presidencia se caracterizó por estrenar una nueva doctrina militar que hizo gala de los desastres y muertes por doquier: se trata la de los “bombardeos humanitarios” cuando la OTAN en marzo de 1999 intervino en la guerra civil yugoslava porque esta nación luchaba por sostener su país en el socialismo y era el último reducto comunista que quedaba en Europa Oriental. Y había que destruirlo de la forma que sea. Así nació de las fábricas de idea del imperio ese eufemismo hipócrita y catastrófico. El gobierno de Slovoban Milosevic resistió todo lo que pudo a los ataques de la OTAN y sus fuerzas armadas tienen el mérito de haber derribado el único avión stealth detectado por los antiguos radares de origen soviético que tenían el mando aéreo serbio. Los graves errores de los bombardeos de la OTAN masacrando civiles fueron denominados por estos caballeros como “daños colaterales”. Hoy el territorio de Kosovo es una gigantesca base militar de los Estado Unidos. Ahí tienen el resultado de los bombardeos por la “liberación” de Kosovo donde la ex Yugoslavia terminó descuartizada en una matanza promovida por el imperialismo en su conjunto. (Para más datos ver:  http://www.globalresearch.ca/la-criminalizaci-n-del-estado-kosovo-independiente-un-territorio-bajo-el-control-militar-de-eeuu-la-otan/8076).

11) Al término del mando del bombardero Bill Clinton, llega a la Casa Blanca, el más analfabeto presidente de la historia de los Estados Unidos, George W Bush, de escasos conocimientos intelectuales. Su administración fue sacudida por los ataques a las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono en septiembre de 2001, en el primer año de su mandato, en una serie de acciones cuya verdad aun se desconoce porque la maquinaria de desinformación del imperio es tan poderosa que quizás nunca se conozcan los verdaderos motivos que impulsaron esos acontecimientos y porque. Ahora bien, la respuesta estadounidense no se hizo esperar ya que en octubre se lanzaron a la invasión de Afganistán bombardeándola día y noche con misiles lanzados desde buque, aviones y rampas terrestres para atrapar al supuesto autor intelectual de aquellos atentados. Con un país destruido por las bombas en más de 12  años de ocupación, batiendo el record de permanencia soviética (1979-1988), no solo no han logrado dominar por completo el territorio sino que la inestabilidad política y la crisis continúan agravándose día tras día.

12) Este mismo presidente cometió en marzo de 2003 el acto más ilegal y ilegítimo que se recuerde en los anales de la diplomacia y el derecho internacional, cuando ordenó la invasión militar a Iraq para derrocar a Sadam Hussein en el marco de su desfachatada “guerra global contra el terrorismo” bajo la falsa acusación de que Iraq poseía armas de destrucción masiva. Los bombardeos ejecutados con precisión diabólica por los misiles de los Estados Unidos y sus aliados provocaron el mayor desastre humanitario en vidas, sembrando la muerte en cada rincón del país. Recordemos que el nombre en clave para el inicio de la invasión con los ataques aéreos fue “shock y pavor” y los bombardeos devastaron a la nación árabe.
La invasión de Iraq puso en marcha por primera vez de la siniestra doctrina de Bush sobre el “cambio de régimen” que como todas las que gobiernan la política exterior de los Estados Unidos, que no sólo implicó el derrocamiento y posterior asesinato de Saddam Hussein (personaje que contó con gran apoyo del pacifista Jimmy Carter cuando lo alentó a lanzar la guerra contra Irán en septiembre de 1980), sino que provocó la muerte de más de un millón de personas, la huida al exilio de otros millones en calidad de refugiados, la destrucción del país y como consecuencia de todos estos desastres vino el irresponsable saqueo cultural y patrimonial del país
Hoy a diez años de la ocupación, el cuadro político y social en Iraq es dantesco. Otra magnífica demostración de lo grande que es la civilización occidental y cristiana.

13) El último punto que integra este acta de acusación al imperialismo por crímenes de guerra mediante los bombardeos de países que hacen pedazos a pueblos enteros, fue la demolición de la República Jamarihiya Árabe Libia Socialista, iniciada en marzo de 2011 y que terminó con la muerte de su Presidente Muamar Gaddhafi en octubre de ese año. Para aniquilar a todo el país y su pueblo, la OTAN volvió a la carga con furia premeditada con el fin de desalojar del poder a Gaddhafi, destruir todo lo construido en 40 años de gobierno y convertir otra vez a Libia en una colonia de los imperios europeos. Esta agresión militar fue ordenada por el presidente Barack Obama quien estrenó de la mejor manera posible su inmerecido Premio Nobel de la Paz en 2009 dejando un tendal de 50.000 muertos, 120.000 heridos, un rico país en ruinas para el deleite de los reconquistadores y reordenadores del mundo.    

Con este siniestro historial, con estos antecedentes, nuevamente el gobierno de los Estados Unidos, el único que tiene todas las armas de destrucción masiva capaces de destruir el planeta 100 veces, vuelve a sonar los tambores de guerra poniendo a su diplomacia y sus medios militares en máxima alerta y en estado de movilización para castigar y bombardear a Siria bajo acusaciones falaces que nadie puede creer.
El imperialismo necesita realizar el ajuste de cuentas contra uno de los países más potentes en lo militar que cuenta con experiencia de muchos años de guerra y que viene resistiendo desde hace dos años una agresión impuesta del exterior por la OTAN y los estados árabes del golfo Pérsico.

Las pretensiones imperialistas no pueden sostenerse ni en los discursos de Obama, ni en la intervención de su Secretario de Estado, John Kerry, y con su ultimátum lanzado dándole plazo de una semana para el gobierno sirio entregue sus armas. La amenaza de invasión está a la orden del día y por más que los Estados Unidos no cuenten con suficiente apoyo de algunos socios de la Organización Terrorista del Atlántico Norte (OTAN), ni lo autorice Naciones Unidas, poco puede importarle al gobierno estadounidense cuando ya tiene sus cohetes, misiles, proyectiles, tanques, aviones, buques y marines listos esperando la orden del presidente Obama.
Estados Unidos no tiene moral ni autoridad política para denunciar a otros países por el uso supuestos de armas químicas en un conflicto que ha sido provocado por los servicios especiales del imperio y sus socios petroleros del golfo Pérsico, es decir, auténticas dictaduras militares que solo se sostienen por el apoyo irrestricto de los millones de dólares que el gobierno estadounidense le roba a su pueblo.
Nadie como los Estados Unidos utilizó de manera bestial el arma química en un conflicto armado. Y sino ¿Qué fue el agente naranja con que los bombarderos imperialistas diseminaron por todo el territorio de Vietnam?

El peligro de una guerra total contra Siria como pasó con Libia está latente y las ganas que tienen tanto el gobierno de los Estados Unidos como algunos aliados de la OTAN para castigar al país árabe, se verifica por los discursos de los principales representantes del imperio. Castigar a Siria es un ajuste de cuentas histórico que tiene como principales protagonistas a Estados Unidos y a Israel para convertirse en los amos del Cercano Oriente, ya que se considera que en la actualidad las fuerzas armadas sirias son las más poderosas del mundo árabe y siempre fue un hueso duro de roer, especialmente desde que Israel en 1967 ocupó los Altos del Golán y hasta la fecha no han sido devueltos a los sirios porque se trata de zona estratégica para la seguridad de Israel y quizás nunca la devuelva ni por la vía diplomática ni por la propuesta de paz por territorios.

El presidente Barack Obama debe ser el primer Premio Nobel de la Paz que practica un culto a la guerra con un cinismo y un desconocimiento de la historia mundial y de su propio país como lo evidenció su discurso del 10 de septiembre pasado. En resumidas cuentas, habla de la paz a través de los bombardeos, lo que dicho de otra manera, no es otra cosa siniestra que “bombardearemos por la paz”, es decir, por la paz de los cementerios.

Pretender destruir a Siria, al margen del tipo de gobierno e instituciones que posea, sobre la cual cada uno podrá pensar lo que mejor le parezca, será destruir un país milenario dotado de un patrimonio arqueológico en toda su extensión. Siria es un país cuyo suelo se caracteriza por esa historia a la que contribuyeron los imperios de Grecia, Roma, Turquía y los pueblos árabes en siglos de evolución y no hay ciudad o pueblo que no tenga un sector o lugar que recuerde ese rico pasado histórico. Por esta razón, los llamados desesperados de la Unesco a detener la ofensiva militar de los Estados Unidos apuntan a preservar esas bellísimas antigüedades que serían arrasadas por los misiles de la OTAN. Por otro lado, no se puede confiar jamás en que los objetivos que tiene diseñado el alto mando imperialista solo sean militares. La experiencia de los bombardeos enumerados más arriba son una clara demostración que lo único que le interesa al imperio es probar la eficacia destructiva de sus bombas al margen de si sus ataques den o no en el blanco. ¿Y quién pagará las cuentas de la destrucción de Siria si llegara a producirse la agresión en ciernes? ¿Alguna vez será llevado un presidente de Estados Unidos al banquillo del Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra? ¿Quién le dio impunidad al imperio para bombardear los países que le plazcan? Creen que pueden hacer lo que quieren porque no firmaron el tratado que dio origen a dicho tribunal, pero se arrogan el derecho de acusar de dictadores a cualquier gobierno e incluso exigir que sean detenidos sus dirigentes para someterlos a los juicios internacional, hecho que con los Estados Unidos nadie se atreve a hacer.
Que la guerra no se desate no solo depende de la fuerza mundial de los países y pueblos  que se oponen a que Estados Unidos inicie las operaciones contra Siria, sino principalmente del pueblo estadounidense que se movilice para que una vez en su historia le diga no a las aventuras militaristas de sus gobiernos.

  
ANEXO DOCUMENTAL

DECLARACION DEL PARTIDO COMUNISTA SIRIO

El Partido Comunista Sirio llama a reforzar la resistencia nacional contra la ofensiva imperialista

El Partido Comunista Sirio se dirige a vosotros y vosotras, en estos días difíciles, para llamaros a cerrar filas y a hacer todos los esfuerzos necesarios para luchar contra esta agresión colonial brutal. El imperialismo mundial y su punta de lanza americana no han conseguido someter a Siria a través del embargo, del apoyo dado a operaciones criminales y subversivas de bandas terroristas que han cometido actos atroces, incluso terribles masacres, en base a la comunidad y la etnia. Estos grupos sabotean y destruyen la infraestructura económica del país, imponiendo leyes obscurantistas extranjeras al pueblo sirio, que se distingue por su apertura de espíritu y su tolerancia. Pensamos que el imperialismo americano está dispuesto a realizar una agresión militar, con sus aliados, bajo el pretexto de acciones realizadas por sus agentes y supervisadas por sus órganos de dirección.

Sí, parece claro que el imperialismo americano apoya su agresión bajo falsas acusaciones para justificar su acción. Esta potencia brutal nos acusa de crímenes que han sido cometidos por ella en todo el mundo bajo la bandera hipócrita de la «defensa del mundo libre y de la democracia». El recurso a las armas bacteriológicas y químicas por las fuerzas americanas en la guerra contra Corea, a mediados del siglo pasado, y el recurso de estas mismas armas en la guerra contra el movimiento de liberación del pueblo de Vietnam, por ejemplo el agente «Orange B» que hace que las mujeres en Vietnam todavía den a luz a niños con malformaciones cerca de cuarenta años después del fin de esta guerra en la que el imperialismo fue derrotado y humillado.

La máquina de guerra norteamericana ha utilizado el uranio enriquecido en la guerra contra nuestros hermanos de Irak, pero esto no les ha ayudado a mantener la ocupación y los invasores americanos han tenido que irse de la orgullosa Irak como las ratas que abandonan el barco. Todos los crímenes cometidos por el imperialismo americano, durante decenios, tendrían que hacer que se persiguiera a sus dirigentes, incluidos sus presidentes, ante un tribunal de guerra internacional, parecido al tribunal que juzgó a los responsables de la Alemania de Hitler. Los dirigentes imperialistas y sionistas, como los nazis, sufrirán la misma suerte, gracias a la lucha de liberación de los pueblos del mundo.

El valiente pueblo sirio, con su ejército, persevera en su resistencia patriótica heroica desde hace más de dos años, ante la guerra no declarada lanzada contra Siria. Va a oponerse, todavía con más fuerza, más resolución, a esta patente agresión militar. Se inspirará en los ejemplos heroicos, desde los constructores de Hattin[1] a los mártires de Maysolun[2], o en los héroes de la Gran revuelta siria de 1925.

La defensa del régimen nacional sirio, que no agacha la cabeza ante cualquier tipo de agresión, negándose a la humillación y la sumisión, es defender el país, su soberanía y su independencia.

En estas circunstancias difíciles para nuestro país así como para nuestro pueblo, deben realizarse todos los esfuerzos posibles para reforzar todos los frentes: político, militar y económico. El pueblo sirio no está solo en la lucha, tiene el apoyo de todos los pueblos libres del mundo.

¡Que la vergüenza y el descrédito caigan sobre el imperialismo y sus agentes!
¡Gloria a la noble resistencia patriótica!
¡Siria no se doblegará!

Traducción del francés, Boltxe Kolektiboa

Notas de la traducción francesa

[1] Victoria de Saladin en 1187 contra los cruzados, que sirvió para liberar a Jerusalem.
[2] Batalla perdida por los nacionalisstas sirios contra el colonizador francés en 1920.